La fascinación por la moda como expresión de libertad

Resumen

El marco socioeconómico de este inicio de siglo XXI se está caracterizando por la persistencia de las desigualdades entre clases sociales y países (cuando no el aumento), así como por la acentuación de las incertezas y turbulencias institucionales. Dos poderosas tendencias que han provocado una reacción contrastada en la ciudadanía. Pues, lejos de poder experimentar sus habituales prácticas de consumo, ahora vaga ensimismada por centros comerciales y plazas a la espera de que el bienestar, real o percibido, no acabe por desaparecer en su totalidad. Efectivamente, si bien los avances tecnológicos aplicados a los procesos de producción, los nuevos tipos de gestión y distribución, así como los ambios económicos y de mercado, sirvieron en su momento para troquelar distintas pautas y formas de vivir con la excusa de merecer (a través del consumo) un mayor estatus de libertad, ahora, con la crisis del modelo postindustrial, dicho ideal se ha desvanecido. La lógica del cambio continuo se ha vuelto inalcanzable a pesar del low cost. Y la moda, fenómeno adalid que sirvió para transgredir códigos estandarizados pero que, a su vez, estandarizan, ya no funciona. Ni su glamour ni su diseño son suficientes. De ahí que sea pertinente aportar argumentos con los que debatir si las múltiples elecciones a las que obliga el consumo moderno son prácticas de libertad o no.