En pro de una red peninsular de parques lineales

Resumen

Un centenario, como el de la Revista de la Ciudad Lineal, se puede celebrar en recuerdo del pasado o como trampolín hacia algo nuevo. Ya que otros colaboradores se ocupan de la historia, aprovecharé la ocasión para hacer una propuesta de estirpe lineal: tender sobre la península una red de parques lineales. El mero enunciado de la propuesta suscita una cuestión previa y básica: ¿por qué han de ser lineales los parques y hay que construir redes con ellos? Para darle respuesta, he creído oportuno presentar la red de parques lineales como un caso particular de un fenómeno característico de los siglos XIX y XX: el paso del punto a la línea, primero, y de la línea a la red después, entendiendo por punto lo mismo una casa (1), que un parqueo un ordenador. Como veremos, tras ese doble salto a la línea y a la red, que se ha dado en los más variados campos, suele hallarse en buena medida el movimiento, sea de personas, cosas o información. Sentado lo anterior, me detendré a explicar el tipo de movimiento que está ya generando, sobre todo en los Estados Unidos, redes embrionarias de parques lineales. Y, por último, entraré en la propuesta propiamente dicha, exponiendo los pros de una red peninsular de parques lineales.