Cuando el abogado es culpable y el acusado inocente: por qué los argumentos habituales de defensa de la teoría de la elección racional no resultan convincentes para un realista científico

Abstract

A la teoría de la elección racional se debe en gran medida el importante desarrollo teóricoque ha experimentado la ciencia política (y otras ciencias sociales) en las dos últimasdécadas. Sólo por este hecho es lógico que cuente con numerosos defensores. Asimismo,no obstante, también existe un número importante de detractores. El argumento principalde éstos para criticar la teoría de la elección racional es la falta de verosimilitud de algunosde los supuestos en los que se basa la teoría y el uso que sus defensores hacen de modelosmuy simples con intenciones explicativas. En ellos se da una imagen muy simplificadade la realidad que resulta, por ello, en muchas ocasiones implausible. La reacción delos defensores ante estas críticas suele remitir hacia argumentos de carácter instrumentalista(y en gran parte de inspiración popperiana) que apelan a criterios como la parsimoniao la capacidad de falsación para resaltar la validez de la teoría y los productosque se derivan de ella. En realidad, es difícil que defensores y críticos se pongan deacuerdo en estas discusiones porque, sencillamente, tienen concepciones de la cienciay de lo que es una explicación científica correcta completamente distintas. Se podría decirque se enfrentan desde “esquinas” opuestas del “campo epistemológico”. Desde una de estas "esquinas", el realismo científico, la mayoría de los argumentos utilizados para defender el enfoque racional-económico no resultan convincentes