El puerto de Río de Janeiro: titubeos, realismos y formalismos

Resumen

Tardíamente, respecto a otras ciudades de América Latina, las autoridades municipales de Río
de Janeiro ha decidido afrontar las transformaciones arquitectónicas y urbanísticas que requieren las obsoletas
y abandonadas instalaciones portuarias de la ciudad. Situadas en pleno centro, en proximidad a la
city de los negocios (Avenida Río Branco), poseen la particularidad de la cercanía de barrios pobres densamente
poblados –Santo Cristo y los morros da Conceição e Saúde–, y de importantes nudos de transporte
como la terminal marítima internacional de pasajeros y la estación de ómnibus interestatal. De allí el surgimiento
de propuestas diversificadas que atiendan la necesidad de oficinas, centros comerciales y culturales
para la affluent society y al mismo tiempo afronten las carencias de servicios y espacos públicos de los
estratos más necesitados de la población vecina. Es un complejo desafío que está asumiendo el actual gobierno
municipal, al llamar a una serie de licitaciones para mejorar paulatinamente el ámbito urbano que envuelve
docks y almacenes. Por una parte está prevista la presencia de una nueva sede del museo Guggenheim,
cuyo proyecto fue encargado al arquitecto francés Jean Nouvel; por otra, profesionales jóvenes están llevando
a cabo la recuperación de los bordes viales y funcionales del área portuaria, contigua a la ciudad tradicional.
Se plantean opciones futuras originales, de contenidos diferentes al modelo de Puerto Madero en
Buenos Aires, sólo orientado en función de un reducido estrato social de alto poder adquisitivo.