Televisión de calidad y participación ciudadana

Autores/as

  • Borys Bustamante Bohórquez profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Bogotá-Colombia)
  • Fernando Aranguren Díaz profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Bogotá-Colombia)

DOI:

https://doi.org/10.3916/25799

Palabras clave:

Información, estructuras de poder, competencia televisiva, televisión de calidad

Resumen

Como en el pasado, las sociedades democráticas se enfrentan a retos decisivos para asegurar su permanencia. Uno de estos retos, en la actualidad, es el de asegurar un equilibrio justo y equitativo en el acceso de la población a la información en todos los aspectos que conlleva el manejo de este fenómeno, la producción, la distribución y la valoración de la misma en términos de su función social. Como es bien sabido, en un mundo dominado por las tecnologías de la información y la comunicación, la televisión ocupa un lugar preponderante en la conformación de los circuitos que constituyen el entramado cultural de las sociedades contemporáneas (Pérez Tornero, Postman, Martín-Barbero,etc.). Ese lugar privilegiado de la televisión en el mundo de hoy, la convierte igualmente en el principal dispositivo para producir y poner información en circulación a nivel masivo. En una operación que al mismo tiempo se convierte en representación de lo acontecido, la televisión construye un discurso por medio del cual, convierte o aspira a convertir sus contenidos en la realidad misma (Vilches, Ferrés). Ante la circunstancia descrita se impone en el mundo científico y académico la necesidad de desarrollar, a través de la investigación, un saber crítico y sistemático sobre este medio y sobre el dispositivo funcional que hace posible su omnipresencia en los diferentes planos de la vida social. Esta tarea se ha desplegado de modo eficiente en distintos espacios geográficos y con distintas perspectivas teóricas, a partir de las cuales se han entablados fecundos diálogos alrededor de la televisión y su impacto en la mentalidad de las gentes. Pero como ese hacer de la televisión va más allá de las fronteras institucionales y de la vida escolar, sus implicaciones a nivel ideológico y político en la cotidianidad de los distintos grupos sociales se torna relevante y decisiva a efecto de examinar por un lado, y fortalecer y ampliar por otro, los canales de la interacción y de la organización democrática de estas sociedades. A través de su discurso, la televisión promueve y ofrece un amplio caudal de representaciones sociales (Giroux, Bourdieu,) que se convierten en elementos vertebradores del conocimiento socialmente compartido por los grupos de población que haciendo uso del mismo, también actúan o se desempeñan como ciudadanos en ejercicio. Lo que resulta fundamental en este proceso es el carácter asimétrico que adquiere el contacto con la información, el modo de procesarla y hacerla circular, dado que los medios en general y la televisión en particular están adscritos a estructuras de poder y a intereses de tipo económico y político de índole particular; intereses cada vez más comprometidos con el mercado y la dinámica del capital global, y secundariamente con las necesidades y reivindicaciones de las diferentes comunidades ciudadanas. Ante esta situación se ha convertido la demanda en una televisión de calidad en una clara reivindicación ciudadana con amplias implicaciones a nivel ideológico, político y cultural. La televisión es un escenario privilegiado para construir o reconstruir el tejido social de las democracias contemporáneas, para fortalecer la dinámica de la sociedad civil en su conjunto y vigorizar con esto el despliegue de una ciudadanía activa, crítica y participativa alrededor de los problemas públicos de una nación. La competencia ciudadana se hace inseparable de la competencia televisiva (Pérez Tornero, Orozco, Aguaded) en cuanto son elementos que dan cuenta de una conciencia colectiva cualificada frente a los problemas concretos de la cotidianidad compartida, de ahí las ligas de usuarios de medios y de televisión y su importante papel en el desarrollo de posturas críticas a todo nivel, de la veeduría y la denuncia ciudadana, de la lucha anticorrupción y el fortalecimiento de las instituciones sociales. Este artículo se orienta, pues, a explorar la relación entre estas dos formas de competencias de carácter estratégico, de forma que con un análisis riguroso sea factible allegar un conocimiento validable sobre diversas experiencias ciudadanas que, en nuestro país, propugnan por hacer de la comunicación y la televisión espacios de encuentro, mediación y reconocimiento social, y también de promoción de las iniciativas y demandas que los distintos sectores sociales aspiran a inscribir como indicadores de la presencia ciudadana en el funcionamiento de la democracia colombiana. Una televisión de calidad conllevaría entonces el uso consciente de éstas y otras competencias a nivel individual y colectivo para negociar y concertar los esquemas predominantes tanto en el ejercicio del poder político (García Canclini, Sunkel) como en los esquemas de la participación social y el intercambio cultural.

Descargas

Publicado

2005-10-01

Número

Sección

Investigaciones