Debate / Controversy

DOI: 10.22325/fes/res.2022.94

Prostitución, etnografía e historias de vida


Prostitution, Ethnography and Life Histories


José López Riopedre ORCID

Centros Asociados de la UNED en Lugo y Ponferrada, España. jose.lopez@lugo.uned.es

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 1 (Enero - Marzo, 2022), a94. pp. 1-10. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 10/03/2021
Aceptado / Accepted: 10/05/2021




RESUMEN

El fenómeno de la prostitución se visibiliza en la esfera mediática y en el debate público, sin embargo, no cuenta con una suficiente fundamentación empírica que respalde nuestro conocimiento sobre la cuestión. Se arrojan cifras, se aventuran pronósticos, podría decirse algo así: “sobra ideología, falta etnografía”. Frente a estas distorsiones epistemológicas la etnografía se erige en herramienta metodológica fructífera e idónea para abordar la realidad social en contextos altamente estigmatizados y politizados como es el caso de la prostitución. Para mostrarlo me serviré de algunos estudios etnográficos, así como de mi experiencia de investigación y uso del método biográfico en este campo durante las últimas dos décadas.

Palabras clave: Prostitución, ideología, etnografía, método biográfico.


ABSTRACT

The phenomenon of prostitution is visible in the media sphere and in public debate, however it does not have a sufficient empirical foundation to support our knowledge of the matter. Figures are thrown, forecasts are ventured, something like this could be said: “ideology is left over, ethnography is lacking”. Faced with these epistemological distortions, ethnography stands as a fruitful and ideal methodological tool to address social reality in highly stigmatized and politicized contexts such as prostitution. To show this, I will use some ethnographic studies as well as my experience of research and use of the biographical method in this field during the last two decades.

Keywords: Prostitution, ideology, ethnography, biographical method.




EPISTEMOLOGÍA DE LA PROSTITUCIÓN


El interés que la prostitución despierta en el discurso público y mediático, en ocasiones no refleja exacta y proporcionalmente el bagaje científico en el que se sustenta. Las ciencias sociales deben de contribuir a fundamentar el conocimiento que tenemos sobre un campo muy complejo y dinámico, donde más allá de la mercantilización del sexo, confluyen dimensiones estructurales (desigualdad social, patriarcado, capitalismo global) junto a otras de carácter subjetivo (expe-riencia social, estrategias, trayectorias de movilidad social). Esto ha generado la convergencia con la geopolítica migratoria, así como una creciente atención de los Estados frente al tráfico y la trata de personas.

Efectivamente, como muchas otras actividades de la economía sumergida, la prostitución se ha ido nutriendo de los sucesivos flujos migratorios de modo que trabajo sexual y migración terminan siendo contextos interrelacionados. En este sentido, si bien la migración suele abordarse con éxito de manera poliédrica, las tradicionales aproximaciones a la realidad de la prostitución se han venido haciendo más bien desde una óptica unidimensional, muchas veces ligada a la marginación. Frente a esta situación, a finales de los noventa y sobre todo a principios de este siglo comenzaron a verse algunos estudios que ampliaron el marco de la complejidad hacia el estudio de la prostitución (Weitzer, 2000; Agustín, 2004; Agustín, 2009; Bernstein, 2007; Meneses, 2007; Da Silva, 2008; Hurtado, 2011; Piscitelli, 2013) mostrando una realidad mucho más dinámica y heterogénea donde las migrantes nunca exentas de agencia hacen frente a las adversidades y dan contenido a sus diferentes trayectorias.

El hecho de que la prostitución esté hoy en la agenda política debe de concienciarnos más si cabe a los científicos sociales a ser más exigentes y rigurosos a la hora de abordar estas realidades. La sensibilidad del fenómeno no debe derivar hacia el posicionamiento ideológico y político de quienes firman las investigaciones o de sus patrocinadores de modo que ello revierta sobre los resultados de las mismas. Como señala acertadamente Pozo Cuevas en su texto incluido en este debate: “el estudio de la prostitución corre el riesgo de aproximarse demasiado a la polémica ideológica”. Desde las ciencias sociales trazamos nuestro particular horizonte cognitivo. Los enfoques pueden ser diversos: cuantitativos, cualitativos, longitudinales, etc., pero en cualquier caso se trata de una aproximación a la realidad. En este caso a las distintas realidades de la prostitución.

La opinión pública tiene hoy un amplio acceso a información sobre prostitución: noticias en los medios de comunicación, anuncios de contactos, redes sociales, campañas políticas, etc. Sin embargo, este tipo de información suele ser a menudo superficial y sesgada, muy polarizada en aquellos sucesos más sensacionalistas que apuntan más hacia la trata de mujeres para su explotación sexual que al regular funcionamiento de los mercados del sexo. Afortunadamente, desde las ciencias sociales se ha producido un considerable incremento de estudios sobre la cuestión, así principalmente la sociología, la psicología, la educación social y la antropología. No obstante, no debemos dejar por ello de renovar nuestro nivel de exigencia, sobre todo teniendo en cuenta que existen informaciones contradictorias y en algunos casos se manejan datos obsoletos que en el peor de los casos obedece a limitaciones de carácter teórico-metodológico que deben en cualquier caso invitarnos a reflexionar, hacer auto-crítica, así como a relativizar el supuesto avance científico alcanzado en el estudio de la prostitución durante los últimos años. Paso a enumerar aquí algunos de estos problemas a los que nos enfrentamos:

a) Una deficiente conceptualización del objeto de estudio: Problema que ya advirtiera Durkheim a la hora de establecer su código metodológico para la sociología, esto es, partir de una clara definición de la cuestión que pretendemos abordar científicamente. En el caso de la prostitución no son raros los estudios que afirman hacer una aproximación de la prostitución cuando lo que en realidad están haciendo es abordar la trata de seres humanos, por ejemplo. Si bien existen evidentes conexiones entre prostitución, tráfico o trata de personas son fenómenos que habrá que delimitar.

b) La desigual selección de los actores: La práctica totalidad de los estudios sobre prostitución se dirige a las mujeres que trabajan en esa actividad. Son muy pocos los estudios acerca de prostitución masculina o transgénero, aun siendo estos colectivos muy significativos en la industria del sexo. En el caso de los clientes contamos con algunos estudios, aún muy pocos e invariablemente dirigidos a los hombres1. Nada sabemos de clientes femeninos y menos aún de un amplio elenco de actores cuya participación en la prostitución es obvia pero que no han despertado todavía el interés científico: intermediarios, reclutadores transnacionales, proxenetas, chulos, dueños de agencias, clubes y pisos de contactos, traductoras, prestamistas, encargados, etc.2

c) La desigual selección de los escenarios: La prostitución callejera más marginal está sobrerrepresentada en relación con otros escenarios hoy mucho más relevantes y que, por el contrario, se mantienen en la trastienda: pisos de contactos, call girls, clubes, saunas, agencias de alto standing, etc.

d) Utilización imprecisa de los datos o prácticas de abuso estadístico: Fenómeno que deriva de la aceptación de cifras a base de la repetición y que en algunos casos no es más que la descarada invención, tergiversación de cifras y porcentajes con fines políticos. Estamos ya más que curados de espanto en relación con esas cifras alarmantes absolutamente falsas de las 300.000 y hasta 400.000 mujeres que presuntamente se prostituyen en España o aquellas otras que afirman que el 90 o el 95 % de las mujeres son prostituidas o víctimas de trata de personas. Si bien en los medios de comunicación proliferan las noticias que identifican la prostitución con la trata, hoy no obstante, contamos con magníficos estudios que hacen un análisis riguroso de las fuentes, utilizan amplias muestras y estimaciones, rebatiendo esa tendencia hacia la espectacularización, como son los de Malgesini (2006); Sanchis y Serra (2011); o uno de los más recientes, el de Meneses y Urío (2021) donde se estima un intervalo de entre 80.000 y 100.000 mujeres que se dedican a la prostitución en España, colectivo del que alrededor de un 10 % integrarían las víctimas de trata para su explotación sexual.

e) Deficiencias en el diseño del proyecto de investigación: Esto ocurre cuando se seleccionan muestras poco representativas, se infieren generalizaciones gratuitas o también cuando se reparten cuestionarios o se entrevista a los informantes sin el necesario rapport a la hora de abordar cuestiones delicadas como son la sexualidad o la práctica de una actividad alegal y estigmatizada como es la prostitución. Ya advertía Oscar Lewis (1969) de la importancia de consolidar relaciones de confianza previamente a la realización de las entrevistas. En caso contrario, corremos el riesgo de obtener como resultado un compendio de discursos estereotipados a la carta. Otro error común son las visitas a los clubes y otros escenarios adoptando un rol asistencial o peor aún acompañando a la policía. En todos estos casos no existe una verdadera aproximación al fenómeno social, sino apenas un revoloteo por la superficie.

En suma, contamos hoy con numerosos datos, pero algunos sesgados y/o extraídos con muestras poco representativas, y manejamos todavía otros de dudosa procedencia. A la inherente complejidad del fenómeno, como explica perfectamente Pozo Cuevas en su texto, se añaden las dificultades a la hora de establecer una clara delimitación teórica entre la prostitución voluntaria y la trata de personas. Esta no es una tarea sencilla, pues las diferentes realidades evidencian muchas veces situaciones intermedias o de abuso y explotación en las condiciones de práctica de la prostitución. Asimismo, se echa de menos una mayor coordinación de proyectos de amplio espectro con una necesaria colaboración interdisciplinar, pues la mayoría de los estudios de que disponemos son de ámbito local. Por otra parte, algunos de estos problemas de carácter teórico-metodológico hunden sus raíces en un mal mucho más profundo como es la dinámica actual de producción industrial capitalista en el ámbito universitario. Así que un primer paso para avanzar en nuestro conocimiento sobre las realidades en la prostitución pasa sin duda también por reconocer abiertamente todas estas deficiencias y nuestro general desconcierto acerca de muchas cuestiones. No podemos suplantar esas deficiencias tan palmarias a base de indignación moral.


ETNOGRAFÍA E HISTORIAS DE VIDA: SU APORTE AL ESTUDIO DE LA PROSTITUCIÓN


Aunque desde las ciencias sociales en los manuales metodológicos se habla profusamente del método biográfico, en la práctica su uso no se halla muy extendido. La elaboración de historias de vida se compagina mal con las restricciones de tiempo y requiere de dedicación y compromiso a partes iguales por parte de autores y protagonistas. En general, la investigación cualitativa longitudinal cho-ca frontalmente con las posibilidades de financiación a lo que hay que añadir las limitaciones inherentes a la actual producción académica industrial a que nos referimos, donde en ocasiones la necesaria publicación se impone al conocimiento.

Uno de los primeros en etnografiar la prostitución fue el antropólogo estado-unidense Oscar Lewis. Aunque sus estudios se focalizan en las unidades familiares y se dirigen al análisis teórico de la cultura de la pobreza, la descripción rigurosa de algunas de sus biografías supone un punto de inflexión y un innegable avance metodológico. En particular, es ya una referencia clásica su obra La Vida (1969), donde la experiencia en la prostitución es compartida ampliamente por algunas de las protagonistas puertorriqueñas que aparecen en el libro.

Más allá de los clásicos como la estupenda y prolífica producción científica de la Escuela de Chicago a principios del siglo XX o los trabajos del antropólogo Oscar Lewis en los años sesenta, en España contamos también con algunos buenos precedentes en lo que se refiere al uso riguroso del método biográfico. Desde el trabajo pionero de Juan Marsal en Hacer la América (1972) hasta la publicación de A tumba abierta por Oriol Romaní (1983) o La historia de Julián de Juan Gamella (1990). En todos ellos el manejo de las subjetividades fue complejo y la implicación de autores y protagonistas trasciende el mero compromiso científico. Desde entonces se ha incrementado el interés por el enfoque biográfico y sobre todo en algunos departamentos de antropología de nuestro país se ha desarrollado un interesante trabajo en este sentido3.

En el panorama internacional existen etnografías muy interesantes sobre prostitución. Desde mi particular perspectiva, podríamos clasificarlas aquí en tres grupos principales: a) aquellas etnografías más clásicas que describen un ámbito local; b) etnografías multi-situadas que abordan la prostitución como una actividad característica de la movilidad trans-nacional; y c) aquellas otras más especializadas en la producción biográfica.

Entre las primeras, y sin ánimo de ser exhaustivo, podríamos mencionar: Buying and Selling Power (1998) de Hart; El negocio del deseo (1999) de Perlongher; Ethnography and Prostitution in Peru (2001) de Nencel; O mundo da prostituiçâo de rua (2008) de Da Silva; y Vila Mimosa (2010) de Silveira. En todas ellas encontramos amplios períodos de trabajo de campo, entre 2 a 3 años, así como descripciones detalladas de la interacción social en diferentes contextos de prostitución bien localizados. El trabajo de Perlongher es además significativo por cuanto aborda la prostitución masculina, algo poco convencional hasta la fecha.

Por lo que se refiere al segundo grupo, se trata de trabajos publicados en las últimas décadas que dan cuenta de las recientes corrientes migratorias en la industria del sexo y que tratan de adaptar su metodología a esta nueva realidad. Podemos destacar aquí: Temporarily Yours. Intimacy, Authenticity and the Commerce of Sex (2007) de Bernstein; Mujeres, negras e inmigrantes construyendo la ocupación de proveedoras de servicios afectivos (2011) de Hurtado; Geografía Travesti (2012) de Vartabedian; y Trânsitos: brasileiras nos mercados transnacionais do sexo (2013) de Piscitelli. Salvo la primera, el resto forman parte de una creciente y fructífera línea de trabajo de antropólogas latinoamericanas, que conscientes de la importancia de la movilidad de las trabajadoras del sexo en el contexto internacional deslocalizan el trabajo de campo en los países de origen y destino. En este sentido, es una referencia clásica el ya citado trabajo de la antropóloga Laura Agustín (2004) quien fue pionera en este enfoque y ofrece claves y herramientas teóricas para el análisis de la prostitución en la sociedad contemporánea.

Y por último, las etnografías especializadas en la producción biográfica son más bien escasas, dejando a un lado la obra de Oscar Lewis y algunas tesis doctorales. Sin embargo, y aun sin ser un trabajo sobre prostitución, quiero resaltar aquí la etnografía de Philippe Bourgois (2015), En busca de respeto. A mi modo de ver, esta obra, aún desde la distancia existente con el objeto de estudio que nos ocupa, ya que trata el fenómeno del tráfico de drogas en un barrio de Nueva York, ofrece, no obstante, un modelo para desentrañar las relaciones de poder y las estrategias de los individuos en contextos de economía sumergida, y además, el autor compagina de forma extraordinaria el análisis etnográfico con la construcción de relatos biográficos de los protagonistas. En este sentido, el posicionamiento teórico-metodológico de Bourgois, a mi juicio, es no solo perfectamente válido, sino idóneo para el abordaje científico de las redes de prostitución y trata de personas.

En cuanto a trabajos publicados en España sigue siendo una referencia el libro Hablan las Putas (2000) de De Paula, cuya etnografía se circunscribe al mítico barrio del Raval en Barcelona. Hoy contamos con un creciente número de tesis doctorales, entre las que destacaría la de Majuelos (2014), quien desarrolló su trabajo de campo con el colectivo nigeriano en Almería, así como la extensa línea de publicaciones de Carmen Meneses, de la que cabe mencionar aquí su artículo “Living in the Brothel” (2019).

Por lo que se refiere a las técnicas biográficas aplicadas al estudio de la prostitución en nuestro país, su uso no es frecuente. Encontramos el libro La prostitución popular. Relatos de vida (1988) de Pere Negre; la etnografía extrema en Transgenerismos de Mejía (2006); o mi particular producción biográfica en Trabajando en la prostitución. Doce relatos de vida (2012) junto a José L. Solana; Mujeres cruzando el Atlántico (2015); y más recientemente Una mujer de Prahova (2020) en colaboración con Daniela Radu; y Desafíos al discurso hegemónico de la victimización de las migrantes rumanas: el caso de Tiganca Nebuna (2021). Dejando a un lado el singular pero interesante trabajo de Mejía donde la autobiografía recoge de manera transversal sus experiencias personales en la prostitución, en la mayoría de estos estudios la construcción biográfica se encarna en formato de relatos biográficos, algunos bastante exhaustivos; solo en Una mujer de Prahova se reconstruye una historia de vida podemos decir completa. Y en todos ellos las entrevistas sucesivas se llevan a cabo a partir de contextos consolidados de convivencia e intimidad y en un marco de experiencia etnográfica. Esto es algo que considero fundamental y que articula la construcción biográfica de la realidad.

Para que el lector pueda hacerse una idea, el proceso de elaboración de la historia de vida de Dana en Una mujer de Prahova se forja a través de un total de cien entrevistas llevadas a cabo durante cinco años y en un contexto de convivencia de más de diez. En este caso el proceso narrativo fue complementado con observación participante multi-situada en España y Rumanía, lo que facilitó el seguimiento parcial del itinerario migratorio, así como conocer de primera mano el entorno socio-familiar de la protagonista. Además, la historia de vida también es rica en detalles acerca del funcionamiento de las redes para la prostitución de mujeres rumanas, escenario inédito hasta la fecha para el abordaje antropológico. De hecho, la investigación se diseña de la forma más abierta posible con el fin de dar cabida a otros actores como clientes, parejas, compañeras de trabajo, proxenetas, reclutadores y traficantes, cuya relevancia es innegable en los trayectos biográficos de las protagonistas, ampliando la red y abriendo así nuevas vías de investigación. Por otro lado, al transitar la protagonista en un mundo marginal y en ocasiones delictivo (su hermana y su cuñado lideran una brigada4 que combina las actividades del robo y la prostitución transnacional de mujeres) se consigue registrar la experiencia de un outsider desde su particular cosmovisión, lo que a su vez constituye también un desafío teórico.

Mismo método se utilizó para la reconstrucción de la trayectoria biográfica de Veronica (Tiganca Nebuna), así como en varias de las narraciones biográficas que componen Mujeres cruzando el Atlántico, en particular las narraciones de Sandra, Fernanda, Silvia o Bruna obedecen a este particular y dilatado proceso de reconstrucción biográfica. Por otro lado, las narraciones, aunque invariablemente dirigen su atención a la descripción de los detalles en las experiencias en la prostitución, no agotan aquí el análisis y los relatos se estructuran como auténticas historias de vida, esto es, recogiendo información desde los primeros recuerdos de la infancia, las circunstancias de vida en el país de origen, el proyecto migratorio, las expectativas de futuro, etc. Esto nos proporciona una rica visión de conjunto y más humana de las protagonistas a la vez que esquiva mejor la estigmatización inherente a la prostitución (y por extensión a la victimización) a la que con frecuencia contribuimos también los investigadores sociales con nuestros trabajos y obstinadas clasificaciones (mujeres prostituidas, víctimas, trabajadoras sexuales).

En cuanto a la representatividad de estos colectivos para la prostitución está fuera de toda duda, desde el momento en que sabemos que flujos migratorios como los de mujeres colombianas, brasileñas, dominicanas o rumanas son significativos durante las últimas décadas en la industria del sexo nacional5. Contamos en este sentido con suficientes estudios sociológicos que lo avalan y mi propia experiencia de investigación lo corrobora. Además, en el caso de la migración brasileña para la prostitución tenemos la suerte de contar con numerosos estudios y tesis docto-rales realizados por antropólogas brasileñas, que han venido ocupándose de esta cuestión durante las últimas tres décadas6. No sucede lo mismo en el caso de las migraciones de la Europa del Este, donde por diversas razones escasean este tipo de estudios. Así pues, a pesar del carácter lógicamente subjetivo que encierra toda historia de vida ello no le priva de cierta trascendencia en relación a su grupo social, lo que asimismo irá in crescendo a medida que se puedan acumular las diferentes narraciones biográficas de un colectivo en particular a modo de biograma de un fenómeno social. Algo similar a lo que Bertaux (2005) define como el enfoque etno-sociológico donde la investigación empírica se sustenta en la etnografía y a través de la elaboración de los relatos de vida se persigue captar la dimensión sociológica o estructural del objeto de estudio.

La experiencia etnográfica se constituye así en un marco de investigación fundamental por dos razones: 1º) Como enfoque metodológico principal desde el que se gestan las distintas técnicas biográficas; y 2º) Por la particular perspectiva de apreciación y empatía hacia los actores (sin distinción) que desempeñan los etnógrafos durante el trabajo de campo, destacando la necesaria apertura interior (Caratini, 2013) y la búsqueda del acercamiento y la comprensión de los otros. Aunque estas dos razones son perfectamente exportables al análisis sociológico de la prostitución, lo cierto es que ambas se incumplen en aquellos estudios donde prima la perspectiva ideológica de quienes los suscriben.

Finalmente, la selección de las protagonistas de cara a la producción biográfica no debe quedar tampoco al azar, pues detrás de una buena historia muchas veces encontramos un talento sociológico natural. A las razones de pragmatismo deben de sumarse otras más técnicas como la representatividad social, valor sociológico del relato, el compromiso con la investigación y ciertas características personales (acceso, memoria, expectativas, etc) que configuran una relación con el investigador que continuamente habrá que re-negociar.




CONCLUSIONES


Sin obviar los inconvenientes del método biográfico en el marco de la prosti-tución como son la movilidad, la dispersión de los actores, las dificultades de financiación y sobre todo la necesaria inversión de tiempo dedicado a la investigación, pesan mucho más las ventajas de este enfoque metodológico en términos de veracidad, riqueza de contenidos e inclusión de la perspectiva emic de los actores, lo que proporciona un alto valor sociológico.

No interprete el lector aquí una crítica a la investigación cuantitativa, igualmente necesaria, sino una defensa apasionada de un determinado enfoque epistemológico que para el caso del estudio de la industria del sexo considero particularmente idóneo y todavía poco explorado, sobre todo si ampliamos nuestro espectro de estudio más allá de quienes ejercen la prostitución, pues, al margen de las ventajas metodológicas referidas, supone un potencial cortafuegos frente a la posible imbricación con el marco ideológico y político.

A fin de llevar a cabo con éxito esta tarea es aconsejable la observación de estas dos premisas: a) proceder a la selección de los sujetos protagonistas a partir de una previa consolidación del marco etnográfico y solo a continuación comenzar la realización de entrevistas sucesivas; y b) construir contextos de convivencia e intimidad con los actores, lo que redundará en una saludable triangulación metodológica y por ende en mejores resultados. Debo hacer hincapié en que esto último no está exento de riesgos, y como pone de relieve Bourgois en su trabajo con los traficantes de crack, nos llevará más de una vez a cuestionar nuestro papel en la propia dinámica del objeto de estudio, cuando no a vernos sumidos en una auténtica crisis existencial.

Para paliar algunos de estos efectos colaterales puede ser muy útil la colaboración multi-disciplinar, pero sin duda los ingredientes necesarios no son otros que la pasión cognitiva, el compromiso y la honestidad profesional.




NOTAS


1 Refiero aquí mi trabajo sobre esta cuestión: López Riopedre (2012), donde no se incluye el discurso de los clientes sino a través de las trabajadoras del sexo.

2 Estos actores son ampliamente demonizados y sin embargo apenas hay estudios enfocados hacia ellos. Trato esta cuestión más específicamente en López Riopedre (2017, 2019a y 2019b).

3 Para un repaso general del uso del método biográfico en ciencias sociales sigue siendo una referencia clásica el trabajo de Pujadas (1992). En el ámbito de las migraciones es también recomendable el trabajo de Joan Prat (2007).

4 Expresión emic con la que se suelen autoidentificar los grupos delictivos rumanos.

5 Trato esta cuestión en López Riopedre (2012b).

6 Solo por enumerar algunos de estos estudios, véanse: Pelúcio (2007); Teixeira (2009) o Piscitelli (2013).


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