En las Canarias orientales (Lanzarote y Fuerteventura) abundan las formaciones dunares, tanto funcionales como relictas. Estas últimas, debido a su utilización como canteras de áridos, presentan secuencias de gran interés geomorfológico y paleoclimático. En ellas se reconocen estratos de color marrón claro y aspecto terroso que contienen conchas de gasterópodos terrestres y nidos de insectos. La bibliografía los identifica como paleosuelos derivados de la alteración de las arenas o con aportes arcillosos saharianos. Sin embargo, no se observan rasgos que indiquen la existencia en el pasado de procesos edafogenéticos que hayan dado lugar a estas formaciones. El estudio granulométrico, geoquímico y mineralógico de una secuencia localizada en Corralejo (Fuerteventura), en el que se diferencian dos estratos terrosos, apunta a un origen derivado de la mezcla de arenas bioclásticas con polvo sahariano (dust), predominando en éste la fracción limosa y siendo el cuarzo el mineral más destacable. Las dataciones de 14C, realizadas sobre conchas de gasterópodos terrestres, permiten establecer una secuencia temporal finipleistocena para los dos estratos de textura areno-franca, que se habrían formado en situaciones paleoclimáticas caracterizadas por deposiciones masivas de polvo sahariano, en forma de lluvia de sangre, bajo un clima más húmedo que el actual.