La zona objeto de estudio se encuentra situada al Este del Corredor de desgarre sinestral de las Béticas orientales (Montenat et al. 1987). Las principales estructuras tectónicas que afectan a los depósitos cuaternarios y que están ligadas con la actividad de dicho "corredor" durante esta época son las N 45-60 E, las E-W y las N 135-150 E. La cartografía geomorfológica de los depósitos cuaternarios que se desarrollan al pie de las sierras de Carrascoy, Villares, Columbares, Escalona y El Moncayo, revela la existencia de importantes secuencias de abanicos aluviales que ocupan prácticamente todo el litoral, a excepción de una pequeña franja adosada a la costa en la que afloran los depósitos marinos correspondientes al cielo Tirreniense (con Strombus bubonius) junto con sedimentos dunares y de lagoon. Cuatro sistemas de abanicos aluviales han sido distinguidas en este área. De más antigua a más moderna han sido denominadas: sistema de Rebate (Pleistoceno Inferior), sistema de Campoamor (Pleistoceno Medio), sistema de Murta (Pleistoceno Superior) y los sistemas holocenos. Cada uno de estos sistemas consta a su vez de varias generaciones de abanicos aluviales, siendo el más completo el sistema de Campoamor que contiene seis. La separación entre los diferentes sistemas se ha hecho en base a las relaciones de superposición/encajamiento, geometía morfológica, procesos edáficos que los afectan y su relación con los niveles marinos o de transición. La actividad neotectónica de este área durante el Cuaternario, ejerce un claro control en la distribución geográfico-espacial de los sistemas de abanicos (alineaciones de las salidad de ápices), distribución de facies y dispositivo geométrico (superposición, solapamiento, encajamiento). Por otra parte, la cartografía geomorfológica revela que la "Formación Sucina" de edad Pliocuaternaria, definida por Montenat (1973) como un conjunto de depósitos limosos rojos con costras calcáreas y con grandes espesores, aflorante en el litoral del SE español se corresponde en realidad, como ya habían demostrado otros autores (Goy y Zazo, 1987, 1989) con facies generalmente distales de abanicos aluviales cuya edad se extiende como mínimo desde el Pleistoceno Inferior hasta el Pleistoceno Medio.