El clima y sus consequencias sobre la actividad de los movimientos de ladera en España

Autores/as

  • J. Corominas Universitat Politècnica de Catalunya

Palabras clave:

clima, cambio climático, estabilidad de laderas, deslizamientos, España

Resumen

El clima es el factor más influyente en la estabilidad de las laderas y de los deslizamientos en España. Los deslizamientos se concentran en las principales cordilleras montañosas, especialmente en los Pirineos, la Cordillera Cantábrica y las Cordilleras Béticas. No obstante, en las márgenes de los ríos de las grandes cuencas terciarias también son inestables. El relieve junto al componente litológico explican la distribución geográfica de las roturas por deslizamiento. En las zonas costeras, las roturas se concentran en los acantilados rocosos expuestos a la erosión marina. La relación entre el clima y la inestabilidad de laderas es compleja debido a la gran variedad de mecanismos de rotura. Los temporales de gran intensidad y corta duración (superiores a 100 mm en la Cordillera Cantábrica y a 180 mm en el Pirineo) producen de manera generalizada deslizamientos superficiales, corrientes de derrubios y desprendimientos. Eventos lluviosos de intensidad baja o moderada prolongados durante algunos días o semanas reactivan deslizamientos y coladas de barro. Los grandes deslizamientos tienen un comportamiento muy dependiente del contexto geológico-geomorfológico en el que se encuentran pero, con frecuencia, sus reactivaciones están asociadas a períodos anormalmente húmedos estacionales. De todos modos, las modificaciones antrópicas (talas forestales, filtraciones, sobrecargas) son causa decisiva en la aparición de nuevas roturas, aparentemente espontáneas. En el siglo pasado se han detectado dos periodos húmedos de mayor actividad, los 1905-1930 y 1958-1987, y un periodo de relativa tranquilidad que abarca desde los años 30 hasta los 50. Esta aparente ciclicidad ha sido observada también en otras regiones europeas aunque no de manera simultánea. En lo que se refiere a las consecuencias del cambio climático, la incertidumbre sobre el aumento futuro de la frecuencia de las precipitaciones torrenciales y de los episodios anormalmente húmedos no permite realizar afirmaciones concluyentes. El aumento de la torrencialidad conllevará un mayor número de deslizamientos superficiales y corrientes de derrubios, cuyos efectos pueden verse exacerbados por los cambios de uso del suelo y un menor recubrimiento vegetal del entorno mediterráneo. El aumento de la precipitación invernal en la Cordillera Cantábrica y las Cuencas Neógenas del norte, haría reactivar los grandes deslizamientos con mayor frecuencia.

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Publicado

2012-05-09

Número

Sección

Artículos de Investigación