Reseñas de libros / Books Reviews

DOI: 10.22325/fes/res.2023.197

Nelson, Maggie (2022). Sobre la libertad. Cuatro cantos de restricción y cuidados. Ed. Anagrama.



Lucas Vaquero Álvarez ORCID

Universidad Complutense de Madrid . Email

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 32 Núm. 4 (Octubre - Diciembre, 2023), a197. pp. 1-3. ISSN: 1578-2824




Si se analizan de modo retrospectivo los procesos de desarrollo y configuración de las sociedades occidentales contemporáneas, resulta innegable la importancia capital que en ellos ha desempeñado el recurso al concepto de ‘libertad’, vertebrando al mismo tiempo una gran cantidad de debates sociales, como las conquistas de derechos para grupos políticamente minoritarios, y de discusiones académicas, como las disquisiciones sobre la relación entre individuo y sociedad que articularon gran parte del cuerpo teórico de la sociología clásica. Sin embargo, parece que en las últimas décadas el término ha conocido un desgaste paulatino, agudizado por los procesos de apropiación que del mismo han practicado las doctrinas económicas neoliberales y diversos movimientos políticos de cariz reaccionario. Quizás debido en parte a ello, la producción científica de las últimas décadas ha optado de forma mayoritaria por el empleo de nociones de relativa proximidad semántica y gran riqueza de significados y matices -tales como ‘emancipación’, ‘agencia’ o ‘liberación’, entre otras- para abordar todo tipo de cuestiones sociales y sociológicas sin vincularse en el proceso con algunas de las espinosas acepciones que a día de hoy parecen venir aparejadas con el empleo del concepto ‘libertad’, perpetuando con ello la ambigüedad simbólica que pesa sobre el término. Es esta confusión la que la polifacética artista, escritora y filósofa estadounidense Maggie Nelson se propone clarificar en su obra Sobre la libertad: cuatro cantos de restricción y cuidados, en la que ejecuta un introspectivo ejercicio de reflexión personal y social sobre los significados, las implicaciones y los límites actuales del uso del concepto, a partir de cuatro bloques temáticos de gran pertinencia en el momento actual: la creación artística, el consentimiento sexual, el consumo de drogas y el cambio climático.

Nelson combina un riguroso análisis sobre los fenómenos políticos y sociales de mayor calado en Estados Unidos en la actualidad -con la ideología trumpista de extrema derecha y los impactos de la pandemia de COVID-19 como puntas de lanza- con la exposición de sus aprendizajes biográficos y políticos heredados de contextos anteriores -como los movimientos por la disidencia y la liberación sexual de las décadas de 1980 y 1990, o la evolución de los movimientos feministas en el contexto estadounidense durante el último cuarto de siglo-. Esta variedad temática se traduce en una hibridación entre diversos registros de escritura -el ensayo sociológico, la prosa poética y el relato autobiográfico- que permiten a la autora tomar inspiración de fuentes teóricas tan diversas como los estudios queer y los feminismos de tercera y cuarta ola (Judith Butler, Eve Sedgwick, Wendy Brown), las escuelas budistas actuales (Chögyam Trungpa, Pema Chödrön) o el posestructuralismo francés (Michel Foucault, Jacques Derrida), entre muchas otras referencias que pueblan la obra y que contribuyen a dotarla de un enfoque ecléctico y holístico.

Así, el texto se estructura como un esfuerzo por abordar la ardua tarea de la clarificación conceptual del término ‘libertad’, aceptando las proposiciones de Wittgenstein sobre el uso y el significado de los conceptos y partiendo de la premisa de “que el significado de una palabra sea su uso no es motivo de parálisis ni de lamentaciones, [sino que] puede ser una incitación a averiguar qué juego del lenguaje se está utilizando” (p. 13; en cursiva en el original). La asunción de este marco de investigación permite a la autora desligarse de las clásicas dicotomías propias de lo que Isaiah Berlin denominó ‘libertad negativa’, según las cuales el grado de libertad de que goza un individuo o una sociedad dada ha de medirse, fundamentalmente, por la ausencia de elementos o circunstancias opresoras que actúan desde el exterior. En su lugar, Nelson sostiene que, en algunos de los ámbitos cruciales para el desarrollo y la comprensión de la vida humana -como los cuatro que ella ha elegido para estructurar su ensayo-, la libertad y las restricciones a la misma aparecen inextricablemente unidas, del mismo modo que se encuentran también ligadas la ‘libertad interior’ y la ‘libertad política’. Este último punto implica una refutación frontal de algunas de las tesis más ampliamente defendidas en los círculos académicos del último siglo por pensadores como Hannah Arendt o Jürgen Habermas, quienes han argumentado que la presencia de una esfera pública acorde a los principios de la democracia política liberal constituye el principal exponente de la salvaguarda de la libertad individual.

En su lugar, Nelson adopta un enfoque en el que confluyen sociología, filosofía y psicología y que concede una gran importancia al margen de agencia del sujeto en los diversos niveles de su conciencia y acción, considerando la libertad como una cuestión llena de grados y matices, en la que no hay lugar para afirmaciones categóricas sobre su presencia o ausencia total. Asimismo, esta concepción propone abrazar las contradicciones, la indeterminación, la vulnerabilidad y la interdependencia mutua como ejes rectores de nuestra vida en sociedad, una vida que se reconstruye y se reedita de forma cotidiana en toda su fragilidad y esplendor, sujeta constantemente a quiebres y rupturas -en este sentido, la elección presidencial de Trump o el advenimiento de la pandemia representan, a juicio de la autora, dos momentos clave que marcarán los ciclos vitales de varias generaciones de estadounidenses-.

Precisamente debido a este carácter delicado y arbitrario de la libertad personal y social, Nelson otorga una relevancia central a lo largo de toda la obra a aquellos movimientos de resistencia que, nacidos desde los colectivos marginalizados o estigmatizados, atesoran siglos de experiencia en la problematización y el desafío de las estructuras asimétricas de opresión y en la defensa de la ampliación de sus márgenes de libertad. En particular, Sobre la libertad se presenta como una obra profusa en referencias a las luchas de las comunidades afrodescendientes y LGBTI+ que, después de haber experimentado de forma continuada y en primera persona procesos de segregación, discriminación y exterminio durante los últimos tres siglos, podrían enseñar a los sectores más privilegiados de la sociedad a responder a peligros existenciales como el cambio climático. Después de todo, “el temor a un apocalipsis que venga a transformar o destruir nuestro modo de vida seguro, cómodo y con suerte heredable no puede sino ser indicativo de un determinado nivel social, racial o nacional, para el cual el colapso de la civilización no ha sido más que una amenaza novedosa o hipotética en lugar de algo que ya ha ocurrido” (p. 253).

Esta invitación al abandono de cualquier postura inmovilista o nihilista y a la inmersión en procesos de aprendizaje mutuo encaja, de forma sumamente convincente, con la superación de las formas arquetípicas y anquilosadas en las que las sociedades modernas han entendido tradicionalmente sus modos de ejercicio de la libertad, y se acerca a una visión más matizada y abierta, siguiendo la estela de las ‘prácticas de cuidado de sí mismo’ predicadas por Michel Foucault, a quien no pocos intelectuales han achacado que “su pensamiento acerca de las relaciones de poder omnipresentes y descentralizadas […] significa que somos menos libres de lo que podemos imaginar, y siempre lo seremos” (pp. 114-115). Para rebatir estas críticas, Nelson argumenta que la contraposición de ‘poder’ y ‘libertad’, como si de dos extremos necesariamente antagónicos y mutuamente excluyentes se tratase, representa un error conceptual, y propone seguir, en su lugar, la diferenciación que Foucault realizó “entre la liberación (concebida como un acto momentáneo) y las prácticas de la libertad (concebidas como algo continuo)” (p. 16). Lejos de las utopías revolucionarias y de las pasiones que el idealismo alimenta sobre un mundo nuevo o mejor, para Nelson “renunciar a nuestras esperanzas de que llegue esa gran noche [de la revolución] podría ser la mejor manera de salvar la idea de liberación […] La práctica de la libertad -es decir, la mañana después, y la mañana después de esa- es lo que, si tenemos suerte, ocupa la mayor parte de nuestra vida consciente” (pp. 16-17). Y estas prácticas de la libertad han de regir y controlar las relaciones de poder que habrán de aflorar en su seno bajo los principios de la restricción y el cuidado mutuo.

A su vez, el énfasis constante con que la autora aborda este último término, el de ‘cuidados’, se inscribe en giro epistémico de mayor hondura y calado que atraviesa gran parte de las reflexiones de la obra y que, a juicio de Nelson, constituye la transformación principal que las sociedades occidentales contemporáneas han de acometer para enfrentarse a un futuro que no se presenta halagüeño. Se trata del reemplazo del paradigma individualista de concepción de la vida social por una aproximación comunitaria, que priorice el plural por encima del singular en la construcción de la acción social: “este libro da por supuesto que toda nuestra existencia, incluyendo nuestras libertades y falta de libertades, se construye sobre un ‘nosotros’ en lugar de sobre un ‘yo’, que dependemos unos de otros, y también de fuerzas no humanas que superan nuestro entendimiento y control” (p. 22). Así, en esta ruptura con las tradiciones hegemónicas del pensamiento se incluye también una revalorización del entorno y del medio ambiente como una extensión connatural del medio humanamente habitado, y que debe tomarse seriamente en cuenta en los procesos de redefinición de una ‘libertad’ que siempre se ha pensado de forma antropocéntrica, aun cuando su despliegue -y, con él, la cotidianidad de nuestras vidas humanas- solamente haya sido posible gracias a la extracción masiva de recursos naturales en un período inusitadamente breve de tiempo: “deberíamos sentirnos sobrecogidos por la energía que hemos generado quemando el tiempo profundo en un abrir y cerrar de ojos. Nuestros propios cuerpos han sido moldeados por esta fuerza a través de la velocidad de los aviones, los trenes, los automóviles y las cibermonedas, todo lo cual se ha convertido en parte integral de nuestra concepción de la libertad” (p. 256). La autoconciencia del destino compartido resulta fundamental para las acciones colectivas que han de emprenderse para salvaguardar y cambiar el rumbo de dicho destino.

A tenor de la clarividencia y la densidad conceptual de las diferentes ideas que se exponen en Sobre la libertad, podría resultar tentador aventurar que Nelson concluiría su investigación con una serie de sentencias éticas de aplicación férrea y urgente. Sin embargo, y haciendo gala de su aprecio por la indeterminación, los matices y las variaciones contextuales, la autora opta por conectar con el pensamiento budista para aseverar que la mayoría de contradicciones y apuros en los que la vida cotidiana parece colocarnos representan, en realidad, una oportunidad para “dejar atrás los polos de preliberador frente a posliberador, negatividad frente a positividad, optimismo frente a pesimismo, utopía frente a distopía, y a tener en cuenta, en cambio, el hecho de que no todo va a ir bien, que nada ni nadie vendrá a salvarnos, y esto es algo tremendamente difícil y bueno a la vez” (p. 179). Es en ese cultivo de las prácticas de libertad, en ese ‘actuar como si uno ya fuera libre’, donde Nelson encuentra el terreno idóneo para recuperar el uso y el empleo de una noción cuya lógica ha quedado un tanto desfigurada en las últimas décadas.



Agradecimientos

A Amparo Serrano, por su ayuda y sus valiosos comentarios