DOI: 10.22325/fes/res.2023.179

Jóvenes no vacunados del COVID-19: entre el individualismo y la desconfianza


Youth without COVID-19 immunization: between individualism and mistrust


Carolina Regalía ORCID

Universidad Complutense de Madrid, España. mailto:cregalia@ucm.es. Email

Mario López Salas ORCID

Universidad Complutense de Madrid, España. mariol14@ucm.es. Email

Simone Belli ORCID

Departamento de Antropología Social y Psicología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Universidad Complutense de Madrid, España. sbelli@ucm.es. Email


Recibido / Received: 12/07/2022
Aceptado / Accepted: 22/01/2023



RESUMEN

En este artículo analizaremos los diferentes discursos de los jóvenes no vacunados del COVID-19 en la Comunidad de Madrid con el fin de entender las motivaciones y las coherencias internas que expresan para legitimar la no vacunación. Para ello, realizaremos una triangulación metodológica compuesta por entrevistas en profundidad, etnografía de espacios urbanos y análisis de redes sociales centrado en grupos de Telegram. Así, hemos analizado los materiales cualitativos a través de los procedimientos de la Grounded Theory y el análisis crítico del discurso. Finalmente, se exponen como resultado las tres dimensiones discursivas claves halladas: el derecho a la autonomía individual, la manipulación social y política y la desconfianza hacia las vacunas por motivos científicos.

Palabras clave: COVID-19, jóvenes, vacunas, teoría fundamentada, discursos.


ABSTRACT

The aim of the present work is to analyze the different discourses of the COVID-19 unvaccinated young people in the Community of Madrid, in order to understand the motivations and internal coherences that they express to legitimize non-vaccination. For this purpose, we will carry out a methodological triangulation composed of in-depth interviews, ethnography of urban spaces and social network analysis focused on Telegram groups. Thus, we have analyzed the qualitative materials through Grounded Theory procedures and critical discourse analysis. Finally, the three key discursive dimensions found are presented as a result: the right to individual autonomy, social and political manipulation and distrust towards vaccines on scientific grounds.

Keywords: COVID-19, young, vaccines, Grounded Theory, discourses.




INTRODUCCIÓN


La realidad social está configurada por una intersubjetividad compartida (Berger y Luckman, 1991) a través del proceso de significación que le dan los sujetos. La pandemia, como suceso epidemiológico, es también una construcción social que afecta a las prácticas, sentidos y la forma de adjetivar el mundo a través del lenguaje. Así, la irrupción del COVID-19 en diciembre del 2019 en China marcó un punto de inflexión en las cotidianeidades. La identificación del nuevo patógeno de la familia de los coronavirus dio lugar a un brote de inesperada gravedad a nivel mundial, expandiéndose primero por Europa en los primeros meses de 2020 y luego por América Latina pocas semanas después. La pandemia causada por el COVID-19 puso a prueba a todos los regímenes de salud pública en el mundo ya que los Gobiernos tuvieron que hacer frente a las distintas olas y variantes del virus a través de medidas como el confinamiento, el aislamiento social, la restricción de la movilidad de las personas y el control de aforo en sitios de aglomeración. Esto marca un antes y un después dentro de la poca estabilidad y previsibilidad de las sociedades modernas y a la producción de una intersubjetividad compartida sobre la realidad cotidiana. A través de una serie de patrones comunicativos, existe un contagio emocional, donde las personas interactúan e intercambian distintas emociones o patrones emocionales como indiferencia, desconfianza o miedo hacia el virus. Desde este quiebre donde todos los aspectos de la vida cotidiana se ven atravesados por la pandemia, comenzaron a aflorar distintos discursos sociales que ponen en debate la producción de conocimiento científico y concretamente, la eficacia de las vacunas (Mutuverria y Roldán, 2021).

En este artículo se analizan los diferentes discursos de los jóvenes no vacunados del COVID-19 con el fin de entender las motivaciones y las coherencias internas que expresan para legitimar la no vacunación. Los estudios realizados hasta el momento se centran en las consecuencias a nivel microsocial del COVID-19 como la sociabilidad, el contacto interpersonal o el impacto a nivel de la vida cotidiana (Montaña Blasco et al., 2020; Díez García et al., 2020; Oltra y Boso, 2020; Rodríguez Díaz, 2020; Moré Corral, 2020; García Calavia, 2020a; García Calavia, 2020b). El presente trabajo arroja luz sobre un aspecto poco estudiado hasta el momento como son los discursos sociales en torno al COVID-19 en los jóvenes no vacunados. Esto es de especial relevancia ya que parte de los estudios realizados se han centrado en discursos en redes sociales o plataformas virtuales (Larrondo-Ureta et al., 2021; García y Aguilar, 2018) o la capacidad de estos para promover la desinformación sobre las vacunas contra el COVID-19 (Bates et al., 2022). Así, se puede observar cómo en el mundo digital predominan discursos de tono más irracional y polarizado aprovechando el anonimato de las redes sociales. A diferencia de los estudios anteriores, nos preguntamos acerca de las motivaciones y lógicas internas que llevan a los jóvenes a no vacunarse y a legitimar el rechazo a la vacunación en sus discursos. De esta manera, podemos identificar a priori que la temática se relaciona con el individualismo entendido desde la concepción libertaria (Zatti y Riva, 2022) y la progresiva desconfianza hacia el paradigma biomédico que vienen manifestando distintos grupos sociales en los últimos años (García y Aguilar, 2018; Cruz Piqueras et al., 2019).

Nuestro estudio se fundamenta en entrevistas en profundidad a jóvenes no vacunados residentes en Madrid. Se ha efectuado una triangulación metodológica con el fin de abordar el objeto de estudio desde diferentes técnicas y buscar coincidencias en los resultados. De esta forma, también se ha llevado a cabo un análisis en grupos de Telegram y un trabajo etnográfico en los espacios urbanos, es decir, un registro visual de imágenes, grafitis y eslóganes en relación con el objeto a investigar. Así, se ha procurado describir las argumentaciones que aportan las personas jóvenes a la hora de justificar su no vacunación.

EFECTOS GENERALES DEL COVID-19 EN ESPAÑA

En España, desde el primer confinamiento en marzo de 2020 por el brote de COVID-19, hemos pasado distintas fases de la gestión de la pandemia: desescaladas, toques de queda y nuevos confinamientos. La actual pandemia ha situado a nuestra sociedad en una prueba de estrés inesperada (Oltra y Boso, 2020) y ha puesto mayor atención social sobre los riesgos imprevistos, sobre todo los naturales y biológicos. Esto se relaciona con la modernidad reflexiva de Beck, Giddens y Lash (1997) que se caracteriza por la incertidumbre e inseguridad. En contraposición con la primera modernidad, donde las instituciones tradicionales como la familia, la ciencia y las organizaciones sindicales cohesionaban a la sociedad y proveían de mayores garantías a largo plazo, las sociedades contemporáneas se han vuelto más complejas y amenazantes por sus múltiples riesgos. Estos riesgos, por su carácter impredecible en muchas ocasiones, no pueden ser controlados fácilmente por las instituciones políticas y esto genera un incremento de la desconfianza de la sociedad hacia estas y hacia la lógica científico-técnica imperante.

Dentro de los datos arrojados sobre las opiniones favorables o desfavorables a la vacunación en España, el barómetro sanitario de febrero del 2021 realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas [en adelante CIS] arroja que un 6,5% de las personas encuestadas no estaba dispuesta a vacunarse cuando les llegara el turno. La razón que esgrimen por la cual no vacunarse es que no se fían de estas vacunas (31%), por miedo a que tengan riesgos para la salud y/o efectos secundarios-colaterales (18,5%) o porque prefieren esperar para ver cómo funcionan (9%). Esto se contrapone con la opinión mayoritaria de que los peligros para la salud que trae el COVID-19 y la falta de recursos suficientes para hacer frente a la pandemia son el primer problema que existía en febrero de 2021 en España. Así, no se desestima la importancia del COVID-19 y sus consecuencias, pero existe un porcentaje no despreciable de personas que desconfían de la vacunación. A su vez, el tema más controvertido ha sido la obligatoriedad de la vacunación. Atendiendo a los datos, se puede observar cómo en España no existe unanimidad dentro de este debate puesto que el 50% de la población se manifiesta a favor de dicha obligatoriedad de la vacunación, mientras que el 45% se posiciona en contra como se puede observar en el Estudio 3347 de enero de 2022 del CIS (2022). Como señalan Lobera y Cabrera (2021) , aunque en España las tasas de vacunación alcanzaron niveles muy altos comparado con otros países del entorno, no fue un camino fácil. Se encontraron síntomas de “fatiga pandémica” (Michie et al., 2020) con un descenso en la disposición para recibir dosis adicionales después de haber recibido la pauta completa (Díaz Catalán y Lobera, 2022).

Asimismo, es relevante mencionar el papel que jugaron los medios de comunicación en la promoción de la vacunación ya que hubo un alineamiento casi total por parte de los medios a la retórica del gobierno en el momento de potenciar la vacunación de la población. Esta aceptación mediática sirvió para explicar, justificar y legitimar medidas polémicas como el Certificado COVID o la obligatoriedad de la vacunación.

En los estudios de Gewirtz-Meydan et al. (2022) y Schmelz y Bowles (2022) se cataloga la vacunación como una imposición política, y como consecuencia, un abuso de las instituciones ante la cual hay que oponerse. Se puede observar cómo esta dinámica ha tenido un desarrollo previo a la irrupción del COVID-19. Prueba de ello es la desconfianza que manifestaban los padres al expresar distintos grados de duda o reticencia hacia la vacunación de sus hijos menores de edad propio del movimiento antivacunas más tradicional anterior a la pandemia (García y Aguilar, 2018; Cruz Piqueras et al., 2019).

Según Díaz Catalán y Lobera (2022) , estas reticencias a las vacunas se deben a la desconfianza de las mismas vacunas, a una actitud individualista, la menor edad y a un balance riesgo-beneficio negativo. A su vez, existe una respuesta negativa de las personas no vacunadas hacia el término antivacunas (Rosenfeld y Tomiyama, 2022; Wong et al., 2022), ya que genera una estigmatización y etiquetamiento que impacta negativamente en sus posiciones discursivas muchas veces generando un reforzamiento de la no vacunación.

DISEÑO METODOLÓGICO

En esta investigación se ha realizado una triangulación metodológica (Serrano et al., 2009) compuesta por diferentes técnicas cualitativas. En primer lugar, se han llevado a cabo entrevistas en profundidad semiestructuradas a un total de 11 jóvenes no vacunados con el fin de recabar la máxima información sobre sus argumentaciones. Estas entrevistas se han realizado tanto de forma presencial como online. El muestreo implementado fue un muestreo por bola de nieve teniendo como punto de partida a personas inconexas entre sí con el fin de abarcar una mayor diversidad en los perfiles. Además, se contactó a través de Redes Sociales como Telegram con jóvenes no vacunados residentes en Madrid. En la Tabla 1 podemos observar los distintos perfiles que fueron entrevistados:

Tabla 1. Perfiles de entrevistados

N° entrevista Edad Género Estudios Procedencia Tipo de entrevista
1 26 Mujer Estudios universitarios Vallecas Presencial
2 24 Hombre Desconocido Desconocido Online
3 24 Mujer Estudios universitarios Carabanchel Online
4 18 Hombre Estudios secundarios Mallorca residente en Madrid Presencial
5 18 Mujer Estudios secundarios Vallecas Presencial
6 22 Hombre Estudios superiores Arganzuela Presencial
7 19 Hombre Estudios secundarios Desconocido Online
8 24 Hombre Estudios universitarios Valencia residente en Madrid Online
9 26 Hombre Desconocido Desconocido Online
10 21 Mujer Estudios secundarios Latina Online
11 18 Mujer Estudios superiores Vallecas Presencial

Fuente: elaboración propia.

En segundo lugar, se ha llevado a cabo un scrapeo de dos grupos de Telegram, red social cuya infraestructura se caracteriza por permitir la existencia de grupos abiertos donde la censura es muy escasa. Estos espacios dan la posibilidad de hacer circular información no validada ni moderada. Respecto al scrapeo, es una técnica aplicada para la obtención de los datos. Esta hace referencia a la navegación en una web con el objetivo de extraer información para analizarla posteriormente (Caliandro, 2021). Estos grupos compuestos por jóvenes buscan completar el conjunto de discursos surgidos, teniendo en cuenta la gran importancia que tienen las redes sociales (Larrondo-Ureta et al., 2021; García y Aguilar, 2018) en el desarrollo y afianzamiento de este tipo de discursos. Y, por último, se ha realizado un análisis etnográfico de espacios urbanos. Las fotografías resultantes de la etnografía son de utilidad dado que tienen una gran capacidad de condensar los diferentes discursos surgidos. Con la utilización de estas técnicas lo que se busca es llegar a cubrir gran parte de las posiciones discursivas existentes dentro de los jóvenes no vacunados, desde posiciones más extremistas hasta posiciones más racionales y neutras.

El trabajo de campo se realizó en Madrid entre octubre de 2021 y abril de 2022. Este dato es de vital importancia dado que en España se estaba dando una campaña intensa de vacunación, reflejado en algunas de las entrevistas realizadas. De esta forma, se han incluido en el muestreo casos de jóvenes que comentan haberse vacunado por “obligación” o presiones “externas” dado que el discurso surgido se mantiene sobre unos ejes similares.

Previo a la realización de las entrevistas, se confirmó que la persona entrevistada encajaba en los criterios definidos en la investigación. Asimismo, se solicitó su consentimiento para grabar y analizar la entrevista, además de informarles sobre los objetivos de la propia investigación, formando esto parte de la ética de la investigación. Las entrevistas realizadas presencialmente se llevaron a cabo en lugares elegidos por las personas entrevistadas con el fin de crear un espacio de seguridad y comodidad para ellas. También se aceptó llevar a cabo entrevistas de manera telemática. Respecto al guion de las entrevistas, estaba vertebrado por los siguientes temas: la no vacunación y los motivos personales para no vacunarse; la confianza en la vacuna; el papel de los medios de comunicación, instituciones y redes sociales; opinión sobre las medidas implementadas durante el confinamiento; percepción sobre las personas vacunadas y no vacunadas; el futuro de su vacunación; el entorno personal y el contexto social en el que se desarrolla su vida (presiones para la vacunación por parte de familiares, trabajo, etc.). En todo momento, en las entrevistas se buscó reafirmar los argumentarios y posiciones de las personas entrevistadas con el fin de evitar bloqueos o sesgos por su parte.

A la hora de hablar del tipo de análisis, atendiendo a los objetivos de investigación y a la pertinencia del análisis, se utiliza la Grounded Theory siguiendo la corriente constructivista (Charmaz, 2017), de esta forma se busca aplicar una codificación inicial o abierta. Y posteriormente se emplea una codificación reenfocada para llegar, a través del método comparativo constante (Carrero et al., 2012), al surgimiento de la teoría y ayudar a interpretar los fenómenos y discursos. Para ello, nos hemos ayudado del software Atlas.ti versión 9. También, se ha llevado a cabo un análisis crítico del discurso siguiendo a Wodak y Meyer (2003) y autores como Martín Rojo (2012) y Parker (1999) , de corte más psicológico.

CONSECUENCIAS DEL COVID-19 EN JÓVENES

Los jóvenes han visto modificadas sus pautas de relación interpersonal de forma generalizada como consecuencia de la pandemia del COVID-19 y las posteriores etapas que sucedieron el confinamiento a mediados de 2020 (Benedicto, 2021). El impacto en sus cotidianidades fue relevante ya que en esta etapa vital es en la que más relaciones socioafectivas se tiene.

Asimismo, en relación con los jóvenes en España, a lo largo de las diferentes oleadas de contagios de COVID-19, ha habido un proceso de culpabilización hacia los jóvenes, siendo estos el “chivo expiatorio” y en muchas ocasiones la clave del argumentario a la hora de explicar los brotes y el aumento de contagios del virus. Ha habido un proceso de infantilización y estigmatización de los jóvenes catalogándolos como irresponsables, peligrosos o problemáticos (Benedicto, 2021). Los jóvenes han sido la población más agredida y criminalizada por los medios de comunicación ya que algunos grupos han incumplido las reglas para quedar con sus pares. Como expone Benedicto (2021), durante la pandemia los jóvenes han protagonizado procesos de movilización informal y creación de redes de autoayuda. Dentro de estas movilizaciones, los jóvenes han tenido un papel relevante en las protestas contra las medidas restrictivas y de confinamiento en diversos países, nutriendo a su vez el movimiento negacionista y de desconfianza hacia la vacuna del COVID-19. Con esto, también se puede observar el auge de desconfianza hacia los gobiernos y las élites existente en la sociedad. Como se expone en Sánchez Galán (2018) , los jóvenes afrontan la realidad con cierto “realismo crítico” que, en el caso que nos ocupa, tiene vital importancia ya que se llega a justificar la no vacunación contra el COVID-19. A su vez, una de las principales consecuencias a medio plazo de la pandemia es la digitalización de la sociedad (Lamo de Espinosa, 2021). El uso de las tecnologías se ha vuelto de vital importancia para el desarrollo social de las personas, desde el teletrabajo, el teleconsumo o el ocio digital. Este proceso de digitalización ha sido mucho más acentuado en los jóvenes, ya que es un grupo social ya muy acostumbrado a las nuevas tecnologías. Los teléfonos móviles y demás aparatos tecnológicos han sido una herramienta muy utilizada como medio de comunicación durante la pandemia como forma de interacción social dentro de la cotidianeidad (Díez García et al., 2020).

DESCONFIANZA HACIA LA VACUNA EN PERSPECTIVA HISTÓRICA

La desconfianza hacia la vacunación no es un fenómeno nuevo y exclusivo del COVID-19. Ya en los últimos años, múltiples estudios (García y Aguilar, 2018; Cruz Piqueras et al., 2019) hacen referencia a “duda vacunal” o “reticencia vacunal” de los padres hacia la vacunación de sus hijos. Así, las principales líneas argumentales que utilizan los padres se sitúan desde motivos de seguridad, efectividad, naturaleza conspiranoica hasta valores y creencias diferentes al paradigma biomédico. Todos estos argumentos se justifican a través del derecho a la autonomía y a la libre decisión. Los estudios previos hacen énfasis en la existencia de distintos grados variables de dudas acerca de las vacunas que llaman “duda vacunal” conjuntamente a aquellos grupos que expresan un rechazo total de la misma. A su vez, “la reticencia vacunal” hace referencia a los grados de indecisión ante la vacunación de todas o determinadas vacunas. Así, la polaridad discursiva que mejor explica este fenómeno es el individualismo frente al colectivismo. Los padres y madres defienden un derecho de crianza sin interferencias del Estado, centrando su responsabilidad en el bienestar individual de sus hijos/as por encima de las consecuencias que sus acciones puedan llevar a la colectividad. A través de este enfoque individualista, centran sus preocupaciones en los riesgos poniendo el foco en el individuo -la preocupación sobre los efectos secundarios individuales- que sobre los colectivos como la inmunidad de rebaño. Estos estudios sobre padres y madres que deciden no vacunar a sus hijos nos demuestran que la desconfianza, la duda o el rechazo hacia la vacuna es un fenómeno que se ha ido consolidando en los últimos años. Un dato interesante es el relato de experiencias negativas sobre la culpabilización y estigmatización que reciben estos padres al momento de buscar información o al demostrar dudas o rechazar la vacunación ante los profesionales. Esto nos indica que el término “antivacunas” no hace más que segregar a estos grupos, siendo necesario tomar medidas para eliminar su utilización del lenguaje cotidiano ya que acentúa más este tipo de posturas.

Con la llegada del COVID-19 a principios del 2020, la desconfianza hacia las instituciones públicas y el paradigma biomédico se vio reforzado. De esta forma, en España se generó una demanda imperiosa de información clara sobre la epidemia que presionaron al conocimiento científico a dar respuestas urgentes. La comunidad científica se encontró con el desafío de generar información ante la alta demanda global y bajo el atento escrutinio público. Así, la comunicación de la ciencia en la pandemia debió enfrentarse con nuevos agentes de comunicación como los grupos de difusión de noticias falsas, divulgadores científicos y referentes de redes sociales que produjeron efectos ambivalentes en la desinformación de las medidas sanitarias. La confianza que depositamos en la comunicación de una crisis sanitaria que evoluciona diariamente es de vital importancia y se determina por múltiples factores. Uno de ellos es la confianza depositada en los medios de comunicación, determinada por nuestras preferencias ideológicas y de consumo habitual de ciertos portales. Otro es la ideología política y las declaraciones de los líderes políticos sobre la evolución de la pandemia (Lobera y Torres Albero, 2021). Las declaraciones de algunos líderes internacionales han abonado la sensación de incertidumbre, contradicción y desconfianza en las medidas sanitarias, afectando el cumplimiento de éstas. Sumado a la pérdida de confianza en las instituciones públicas que vienen experimentando los distintos contextos nacionales, la desconfianza en la vacunación ha tenido terreno fértil. A su vez, la propagación de teorías de la conspiración ha condicionado el procesamiento de la información de la comunicación científica. Tanto las personas que creen en el paradigma biomédico como aquellas que creen en otros paradigmas alternativos al biomédico son intentos de encontrar certezas para hacer frente a los altos niveles de ansiedad, incertidumbre y caos en un contexto de crisis sanitaria. Así, sin una intersubjetividad estable causada por la crisis sanitaria, se genera una incredulidad de la producción de conocimiento y de la ciencia.

GOBIERNO DE LA PANDEMIA

Se ha podido observar cómo en diferentes encuestas realizadas en relación con la pandemia (Díez García, 2020), las cuestiones relacionadas con la confianza y la incertidumbre son temas recurrentes en el marco de esta crisis epidemiológica. El grado de confianza que los ciudadanos depositan sobre determinadas instituciones en torno a las cuales se vertebran las sociedades en una crisis como la actual se ve reflejada en el estudio ESPACOV IESA-CSIC (Díez García, 2020). Se observa el alto grado de confianza y reconocimiento que el personal sanitario, así como los expertos y la ciencia han despertado entre una parte importante de la ciudadanía. En cambio, la pérdida de confianza en las instituciones gubernamentales y en las figuras que las representan y encarnan como referentes para la ciudadanía, hace tiempo que muestran signos de debilidad (Díez García, 2020). Según Díez García (2020), el comportamiento de la ciudadanía fue responsable, cívico y solidario, lo que dotó sentido a su acción como ciudadanos en su cotidianeidad y en su relación con las instituciones. Las acciones de solidaridad y de responsabilidad para seguir las normas en todo momento parecen estar avaladas por los datos presentados por diferentes fuentes.

Para Jasper (2011) , esta confianza institucional es un ejemplo de afectos básicos que tienen importantes implicaciones políticas. La falta de confianza institucional se manifiesta muchas veces en las elecciones (Kam, 2005) y la falta de confianza es una falta de información, en muchos casos, que produce una serie de emociones negativas como aversión, enfado, disgusto, desprecio y amargura (MacKuen et al., 2010). Entonces los ciudadanos intentan adquirir información y confianza, pero deben poseer los recursos necesarios para obtener esta información en un sistema democrático (Kymlicka, 1991).

Observamos cómo es posible también desafiar a la autoridad de las instituciones "tradicionales" (políticas y económicas), y dónde la desconfianza en estas instituciones puede evocar ira, ansiedad, resentimiento, desesperación, depresión y miedo. La falta de confianza en las instituciones a menudo ayuda a explicar los agravios y las disposiciones emocionales que llevan a las personas a participar en movimientos. Una persona puede “regular” la ira contra una institución, generando confianza, promoviendo acciones gratificantes, compartiendo conocimiento e información a través de otros canales.

La confianza institucional está asociada a determinadas prácticas u objetos en las instituciones, pero cuando estas prácticas no se siguen genera desconfianza institucional y emociones negativas. Las instituciones tradicionales colapsan porque no pueden seguir estas prácticas y ya no pueden entregar capital político positivo a sus ciudadanos, como seguridad humana, estado de derecho, derechos civiles y humanos, atención médica, educación, infraestructuras físicas y así sucesivamente (Srbljinović, y Božić, 2013). Estos efectos provocan una pérdida de confianza en las instituciones. Las instituciones fracasan porque pierden la capacidad de garantizar el contrato social. Cuando las instituciones tradicionales fallan, la gente busca estos rituales emocionalmente intensivos en diferentes niveles, en la familia o en sus redes sociales. Es cuando salen de este circuito de retroalimentación de falta de confianza que generan muchas emociones negativas y depositan su confianza en una institución “alternativa” que mantiene la comprensión entre los miembros de la comunidad. En la actual pandemia, hemos observado como por ejemplo los bulos o los movimientos no-vacunas han tenido importancia en algún sector de la población.

Podemos entender como la confianza institucional contribuye a domesticar y estrechar los horizontes de lo esperado para que nuestra vida social sea posible. La construcción y mantenimiento de la emoción y el vínculo de confianza parece ser crucial en nuestras relaciones diarias, y sugerimos que aparece como una cuestión crucial mucho más allá del sistema democrático.

La labor de las instituciones públicas durante la pandemia puede entenderse, pues, como el desarrollo de un programa de acción en continua confrontación con, y adaptación a, el resto de actores. El programa de acción ha sido entendido como una distinta forma de gobierno diferente que ha sido tratada de caracterizar por diferentes autores. Martuccelli (2021) lo ha caracterizado como una gestión tecno-experta antisociológica, por no tener en cuenta los vínculos sociales necesarios para la vida. Colombo (2021) ha criticado la preponderancia de la gubernamentalidad biomédica y económica de la pandemia, reivindicando una perspectiva de derechos humanos que reconozca la necesaria dimensión social de la vida humana. Agamben (2020) ha tomado la crisis de la COVID-19 como una demostración de su tesis del gobierno mediante la excepcionalidad, característico según su posición de nuestra sociedad actual. Estos diagnósticos no pueden dar cuenta del contexto de incertidumbre en el que se ha afrontado la situación de emergencia ni las modulaciones, revisiones y cambios de la gestión política de la pandemia, ni de las importantes diferencias según países. Janssen y van der Voort (2020) hablan de gobernanza adaptativa, refiriéndose a la capacidad de los gobiernos de manejar cuestiones sociales complejas, con muchos actores involucrados con distintos intereses y en situaciones de incertidumbre, tanto de la posible efectividad de las diferentes actuaciones como de la voluntad de la población para aceptarlas. Por ello, es complicado reducir toda la gestión de la pandemia a una sola forma de gobierno o a una lógica previamente diseñada e intencional (Revilla et al., en prensa).

RESULTADOS

Para analizar los discursos a partir de una muestra de jóvenes no vacunados en Madrid, partimos de entender el discurso como una práctica social donde se materializan los sistemas ideológicos e idearios y susceptibles de legitimar o reproducir ciertas formas de comportamiento de los distintos actores sociales. Así y siguiendo el procedimiento metodológico de la Grounded Theory hemos podido identificar tres dimensiones de análisis constituidas por tres familias de códigos que agrupan los discursos analizados.

En primer lugar, el derecho a la autonomía individual define la dimensión de la libertad en un sentido individualista. Esto se entiende como el cuidado individual, el derecho a no vacunarse, la falta de libertad y el sentimiento de presión e imposición de la vacunación. En segundo lugar, otra dimensión de análisis ha sido la manipulación social. Esta está compuesta por la desconfianza hacia el Gobierno y los medios de comunicación, el sentimiento de control, la argumentación de carácter conspirativa, la desafección política y las motivaciones antisistema. Por último, identificamos la dimensión que alude a los motivos clínico-científicos de la vacuna. Así, distinguimos las argumentaciones que rechazan o dudan sobre la seguridad de la vacuna, su efectividad y/o su importancia. En la Tabla 2se presentan las dimensiones o familias con sus argumentos.

Tabla 2. Sistematización de códigos-categorías

Categorías Códigos Verbatims Grafitis
Derecho a la autonomía individual Cuidado individual Es decir, si… hubiese una... si cada persona se cuidase a sí misma bien, no habría necesidad de ninguna vacuna.
Derecho a no vacunarse Es una decisión libre de cada persona. Y el… el hecho de vacunar…el hecho de contagiar a los demás, al final si las… las demás personas están ya vacunadas, ahí es donde está la gracia de la vacunación. que se para el… el contagio en este caso.
Falta de libertad individual En cuanto a lo del pasaporte COVID me parece mal porque no pueden imponerte de esa forma algo como es una vacuna, una vez más te están quitando la libertad de elegir. - ¿COVID esclavitud? -Si
Imposición por vacunarse Yo que soy una persona joven y sana, creo que me puedo permitir esperar, pero, pero no me dejan, porque de repente te piden vacuna para todo. Pasaporte COVID es control social
Manipulación social y política Desconfianza hacia el Gobierno Si en España se obligó, El estado plantó unas semillas y nosotros las seguimos. El virus es dictadura COVID= Dictadura
Desconfianza hacia los medios de comunicación Crearon un relato desde los medios de comunicación para aterrar a la gente con los efectos de la enfermedad. La TV miente La vacuna causa muertes y los medios lo niegan
Histeria colectiva como forma de control Los medios de manipulación se los han repartido entre los distintos partidos políticos para tener a la sociedad dormida, pasiva y calladita. COVID 1984
Argumentaciones conspirativas Las mal llamadas vacunas, resulta que están financiadas por aquellos que quieren reducir la población para controlarnos con más facilidad. COVID 3ª Guerra Mundial La vacuna es el virus
Desafección política Ellos, los políticos, en general no tienen respeto por eso. Yeso, es una cosa que tengo muy clara y muy interiorizada, entonces, no me creo las milongas que me están contando. Plandemia
Motivos de carácter antisistema Mala gestión, propaganda, dogma científico, efectos adversos. Conflictos de intereses entre la OMS y las farmacéuticas que lo financian
Motivos clínico-científicos Seguridad de la vacuna Entonces prefiero que todo se marque un poco algo establecido mundialmente y que se pruebe, antes de vacunarme y ver lo que surge. La vacuna mata Vacunas= Veneno
Efectividad de la vacuna La vacuna no protegía de la enfermedad, otra razón más para no recibir ese tratamiento. La salud se inyecta
Importancia de la vacuna Creo que no hace falta vacunarse… Yo creo que es un virus para el que no se estaba preparado, pero con el tiempo se habría estado Por lo que no hay que darle mayor importancia.

Fuente: elaboración propia

La libertad individual frente a la responsabilidad colectiva

Dentro de los materiales analizados, existe una primacía del individuo a la hora de elegir vacunarse o no. La campaña de vacunación es vivida como una elección y no como una responsabilidad u obligación para con la sociedad. La visión de responsabilidad colectiva queda diluida al resaltar el individuo y su propia libertad de elección ya que los no vacunados perciben estas imposiciones externas como una amenaza que produce una angustia al sentirse invadidos. Dentro de la lógica liberal en la que impera esta categoría, el individuo prima ante lo colectivo. Por lo tanto, conciben a la vacunación como una falta de libertad y a las medidas sanitarias como restricciones exteriores que coaccionan al propio sujeto y no le permiten actuar libremente. El derecho a no vacunarse es uno de los códigos más repetidos en nuestro análisis, resaltando esta dimensión individualista en los jóvenes entrevistados.

Tanto los confinamientos como el Pasaporte COVID son percibidos como una forma de control social a la agencia individual (ver Figura 1). Estas medidas son entendidas como coacciones sobre sus propias vidas y como una serie de imposiciones para obligar a vacunarse a las personas a través de distintos mecanismos. Así, la sensación de estrangulamiento o control de las medidas sanitarias son percibidas como una imposición frente a la voluntad individual. Esto lo podemos ver el siguiente verbatim:

“Yo creo que son estas medidas, justo las medidas de estrangulamiento que te van capando la posibilidad de hacer muchas cosas hasta que ya dices… mira, si es que no me queda otra que vacunarme.” (Entrevista a un varón de 22 años)

El énfasis en las medidas sanitarias como medidas de “estrangulamiento” hace referencia al agobio percibido por distintos frentes: a la movilidad (viajes urbanos, interurbanos e internacionales), oportunidades laborales y también frente a los espacios de socialización que más frecuentan los jóvenes. El entrevistado al explayarse sobre su postura frente a las vacunas, advierte que el primer confinamiento lo ha pasado en la sierra, lejos de la ciudad y con algunos privilegios que sus amigos no tuvieron como dar paseos en la naturaleza o poder salir al aire libre. De esta forma, el estrangulamiento percibido no tiene tanto que ver con su experiencia subjetiva vivida en primera persona sino por motivos ideológicos como advierte en toda la entrevista.

Figura 1. Imagen tomada el 5/10/2021 en la zona de Colonia Jardín, Madrid.

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Fuente: elaboración propia

En esta dimensión de análisis, priman las condiciones individuales como tener buena salud como motivos válidos para rechazar la vacunación masiva:

“Yo soy un hombre que hace deporte, no fumo, bebo poco la verdad, me cuido, tengo buen sistema inmunológico, entonces la enfermedad en teoría a mí no me tendría que afectar en gran cantidad” (Entrevista a un varón de 18 años)

En vez de primar el cuidado colectivo se encuentran argumentos de carácter individual en los que los grupos más vulnerables como los adultos mayores o aquellos con enfermedades previas pasan a un segundo plano. Este tipo de visiones están muy relacionadas a una concepción neoliberal del cuerpo y de la agencia de los sujetos. Dentro de esta lógica y en una escala de prioridades aparece en primer lugar la voluntad de libre acción frente a la salud de la comunidad. Esta autodeterminación se ve constreñida por las imposiciones de poderes como el Estado y las instituciones públicas que oprimen la voluntad individual. Así, estos argumentos oponen la acción dentro del ámbito privado frente a la injerencia estatal, respondiendo a cosmovisiones de mundo ligadas al paradigma neoliberal. Estas visiones se refuerzan por la percepción de las “consecuencias leves” que tiene contraer el virus en la población joven adjetivada como sana y fuerte, justificando la no vacunación. Dentro del razonamiento del coste-beneficio característico del neoliberalismo, el riesgo de contraer el COVID-19 es percibido como un riesgo menor. Así, los costes de la vacunación son altos y los beneficios son bajos. Esta dinámica puede invertirse al reorientar la acción hacia nuevos objetivos como puede ser emprender viajes o salir al extranjero.

“Supongo que me tendré que vacunar porque a finales de este año me voy a trabajar a Estados Unidos. No me queda más remedio” (Entrevista a una mujer de 18 años)

La probabilidad de realizar viajes aumenta significativamente la vacunación. El deseo de viajar tiene un efecto directo y positivo sobre los cambios en la intención de vacunación al mediar como factor motivacional. Pese a su incidencia en los porcentajes de población vacunada, esta imposición es percibida como una constricción a la libertad de la agencia y se acepta como “el mal menor” o como una falta de alternativas al expresar “no me queda más remedio”. Siguiendo con este razonamiento, la adopción de las vacunas es un medio para lograr un resultado determinado como viajar, a pesar de la reticencia vacunal. En ese sentido, el cálculo coste-beneficio se transforma: el beneficio es mayor que el coste y por eso, se procede a aceptar la vacunación. Por lo tanto, las personas que manifiestan fuertes deseos de viajar expresan una predisposición mayor a recibir la vacuna contra el COVID-19 para viajes internacionales. Por otro lado, la obligación de vacunarse es interiorizada como una discriminación y estigmatización a la hora de realizar distintas actividades como viajar, trabajar y acceder a comercios o al transporte público.

“Y eso es una cuestión que yo por ejemplo en el trabajo a mí me miraban raro cuando a mí me han preguntado: ¿te has apuntado ya a vacunarte? Y he dicho: no. Yo todavía no me he apuntado. Y ellos me han mirado raro.” (Entrevista a un varón de 22 años)

El sentimiento de discriminación ante el hecho de la no vacunación tiene distintos grados de intensidad, pero está siempre presente. Sea desde los padres, las familias en general, compañeros de trabajo o grupos de pares, los entrevistados sienten que en algún momento de sus trayectorias deben justificar o explicar su comportamiento ante otros.

La concepción de la manipulación política, social o mediática

La desconfianza en las instituciones, el gobierno y los medios de comunicación son relevantes a la hora de articular los discursos que fundamentan la no vacunación. Esto se relaciona con la crisis de confianza en las instituciones públicas como fenómeno histórico como pueden ser la desconfianza hacia el gobierno y las compañías farmacéuticas. Así, la desafección y la pérdida de identidad política expresada en los últimos años juega un papel fundamental a la hora de explicar la desconfianza. En este sentido, la imposición de carácter político aparece cuando se percibe una manipulación por parte de estos poderes. Ante esta manipulación, los entrevistados expresan una resistencia activa. De esta manera, encontramos el uso político que han dado los principales referentes de opinión en palabras de una entrevistada:

“Lo primero que me llamó la atención fueron los malabares que dieron los políticos y los medios de comunicación para no decir explícitamente que las vacunas no estaban aprobadas, sino autorizadas para uso de emergencia.” (Entrevista a una mujer de 21 años)

La campaña mediática de vacunación masiva es percibida como una operación de manipulación por parte de los medios de comunicación como principal apoyo a las instituciones. La vacunación no es entendida desde un punto de vista pragmático, sino que acaba siendo toda una exigencia de carácter político proveniente de los poderes o las élites personificadas principalmente en los Gobiernos y los medios de comunicación. Así, el uso político del miedo extendido hacia la población es percibido como una herramienta con dos objetivos. Por un lado, para potenciar la vacunación y por otro, para estigmatizar y culpabilizar a quienes no lo han hecho. En estas visiones encontramos ideas como:

“Los medios de comunicación han apoyado al Gobierno difundiendo un relato apocalíptico para infundir temor en la gente.” (Entrevista a una mujer de 26 años)

Entre las instituciones percibidas como poderes amenazantes, encontramos al Gobierno, los medios de comunicación, las farmacéuticas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros poderes internacionales. A medida que se alarga la lista de poderes percibidos como culpables de la manipulación, hallamos argumentaciones de carácter más conspirativo y más alejadas del paradigma biomédico-científico. Este tipo de argumentaciones tiene un gran peso en el corpus de materiales cualitativos analizados. También, estos discursos son más frecuentes en redes sociales debido a su polarización discursiva y al anonimato que brindan éstas. Otro catalizador de estos discursos conspirativos es la posibilidad de encontrar minorías conformadas en comunidades virtuales que apoyan y refuerzan dichas creencias. Esto se puede ver de forma clara en los grupos de Telegram analizados. El principal objetivo de estos grupos era la difusión de noticias de medios alternativos o independientes. Los principales temas tratados son los efectos adversos de las vacunas, la no existencia del COVID-19 o la manipulación del gobierno y los medios de comunicación a la población en general. Estos grupos también tienen como objetivo la creación de lazos entre las personas que lo componen. Esto lo podemos observar en el siguiente fragmento de conversación:

“L: Gracias por contarme tu situación. Me alegro que hayas despertado.

A: Cuantos más mejor, si conocéis a más jóvenes que estén en contra de estas mal llamadas vacunas de la gripe y de un supuesto Covid-19 que no lo tienen ni aislado pues podéis compartirle este grupo” (Grupo de Telegram compuesto por jóvenes no vacunados)

Pese a su carácter minoritario, hemos encontrado en comunidades virtuales cerradas varias explicaciones sobre la pandemia como un plan oculto para controlar y reducir a la población:

“Tampoco quiero inyectarme el veneno porque no quiero ser cómplice del NOM y por muchos motivos más como el no querer contribuir a financiar directa o indirectamente la reducción de la población.” (Entrevista a varón de 19 años)

En las argumentaciones conspirativas prima la concepción de una manipulación oculta a la mayoría de la población. Así, sumada a la falta de libertad individual, encontramos que estas visiones igualan el COVID-19 a una dictadura ideológica (ver Figura 2).

Figura 2. Imagen tomada el 6/10/2021 en la zona de La Latina, Madrid

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Fuente: elaboración propia

Esta concepción sobre la manipulación también está presente en los grupos de Telegram. Los jóvenes no vacunados hacen referencia a “estar despiertos” como una forma de resistencia hacia la manipulación y control del gobierno y medios de comunicación tradicionales. Esto lo podemos observar en el siguiente fragmento:

“L: Yo poca gente puedo meter. Porque a mi alrededor pocos despiertos hay. Hay que encontrar gente despierta

A: Falta compromiso

L: Verdad, así nos va. Hay que meter gente despierta y comprometida” (Grupo de Telegram compuesto por jóvenes no vacunados)

En este caso, el apoyo a la vacunación está mediada por la confianza y el sentido de reciprocidad percibida de las instituciones públicas. La falta de confianza hacia las instituciones actúa como un impedimento a la hora de potenciar la vacunación. Esta ausencia de legitimidad y confianza en las instituciones y los poderes dan lugar a percepciones radicales como las argumentaciones conspirativas.

En este sentido, la sociedad también juega un papel importante a la hora de presentar como obligación moral la vacunación y servir como instrumento coercitivo o condenatorio de la no vacunación. Esta dinámica la podemos observar en el siguiente verbatim:

“Mismamente el otro día quedé con una amiga mía que ella está estudiando medicina. Entonces en el momento que yo le digo que no yo no estoy vacunado, pues... esta chica me mira como si yo estuviese loco” (Entrevista a varón de 23 años)

Este tipo de actuaciones encuadran el límite entre lo sancionado como correcto e incorrecto dentro de la sociedad. El discurso predominante en la sociedad es la defensa de la vacunación contra el COVID-19 como la actuación moralmente adecuada para erradicar la pandemia, reducir las muertes y las internaciones hospitalarias graves. Es por esta razón que se percibe la no vacunación como una opción irracional e inmoral que puede poner en riesgo la salud pública. La respuesta por parte de los jóvenes no vacunados es, en algunos casos, la radicalización de sus posiciones ya que al recibir este tipo de acusaciones morales emprenden un proceso de moralización de sus posiciones, reafirmándolas y resistiéndose incluso más a vacunarse. Fuera de las discusiones sobre la obligación moral de la aceptación de las medidas sanitarias, la actitud negativa hacia las vacunas es un problema de salud pública que influye negativamente en la erradicación de la pandemia actual.

La gradualidad de las dudas acerca de las vacunas

En muchas ocasiones, los discursos relacionados del paradigma biomédico están ligados a la desinformación o falsas creencias. Algunas de estas argumentaciones tratan acerca de la ineficacia de las vacunas, la creencia de una inmunidad de tipo natural como la inmunidad de rebaño, la inseguridad o peligrosidad de éstas.

La calidad de las vacunas para legitimar la no vacunación se argumenta desde tres ejes principales. En primer lugar, la vacuna es vista como un fármaco no seguro, no suficientemente testado y capaz de crear más perjuicios que beneficios llegando a causar incluso la muerte (ver Figura 3).

Figura 3. Imagen tomada el 19/10/2021 en la zona de Moncloa, Madrid.

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Fuente: elaboración propia

Así, se alega que el método científico se basa en la prueba y el error donde la vacuna contra el COVID-19 se encuentra en una fase de prueba. De esta forma se justificaría su falta de seguridad por el período de prueba en el que se encuentran. Esta proyección de la seguridad puede ser a corto o largo plazo, dando lugar por un lado a jóvenes que en un futuro podrían vacunarse cuando existan más certezas y por otro, a jóvenes que rechazan por completo la vacunación en un futuro.

Otra dimensión es la perspectiva de género como forma de deslegitimar la seguridad de las vacunas argumentando que, por ejemplo, no han sido probadas en mujeres:

“Porque todas y todos sabemos que en tan poquísimo tiempo una vacuna no está suficientemente probada y de hecho sabemos también que está más probada en hombres que, por ejemplo, en mujeres y que hay ciertas patologías o dolencias que no se han visto.” (Entrevista a mujer de 21 años)

En segundo lugar, también se percibe como ineficaz al continuar habiendo contagios pese a los altos índices de vacunación. Las distintas vacunas son percibidas como una falacia al no ser efectivas contra la enfermedad que dicen prevenir. Así, la puesta en duda de la eficacidad de las vacunas contribuye a abonar la desconfianza en la lógica científica como puede verse en el siguiente extracto:

“Se está demostrando también que la vacuna no… no protege a los de tu alrededor, como muchísimo te protege a ti, pero no es… este rollo de que es una responsabilidad colectiva a mí me parece que es una falacia que te cagas”. (Entrevista a varón de 23 años)

Esto se puede observar también en los grupos de Telegram donde se suelen enviar con frecuencia noticias poniendo en duda el paradigma científico dominante, la efectividad de las vacunas o las pruebas PCR. Algunos ejemplos los podemos ver a continuación:

“La PCR es un engaño, su creador Kary Mullis dijo que no sirve”

“Noticiero de Portugal: La inmensa mayoría de los hospitalizados con coronavirus son personas que ya recibieron 2 o 3 dosis de la vacuna”

“Al igual que en la URSS o la Alemania nazi, la comunidad científica está vendiendo su sentido original” (Mensajes compartidos en un grupo de Telegram compuesto por personas no vacunadas)

En este caso, los discursos son relativamente complejos y elaborados dado que hace referencia a un argumentario de tipo racional, formal y sustentado en lógicas científicas. Se resaltan los puntos débiles de las vacunas y las campañas de vacunación como pueden ser la escasa experimentación de la vacuna contra el COVID-19 en mujeres y sus efectos adversos, la inmunidad de rebaño o la disminución del contagio colectivo tras vacunarse con fines instrumentales. Es decir, se utiliza la lógica científica tradicional que apela a la verdad del conocimiento contra “la falacia” para convencer de la exactitud de la información, a la vez que se plantean visiones alternativas al discurso científico hegemónico.

Por último, se le resta importancia a la vacuna al ser entendida como una de las opciones para combatir al COVID. Los jóvenes al ser, por lo general, personas sanas, tienen una autopercepción de menor riesgo ante el COVID, por lo que su reticencia y su argumentario coge fuerza en este tipo de códigos. También, está muy relacionado con otros códigos como el cuidado individual. De esta forma, se iguala la pandemia por el COVID-19 a la gripe o a otras enfermedades respiratorias más leves, quitándole la importancia que tiene a nivel global.

“Claro claro, es igual que con lo de la gripe. O sea, yo vacunarme, eh… teniendo cuidado no lo… no me vacunaría. Pero si me van a impedir entrar a un puesto de trabajo, me van a impedir, o sea, viajar y movilizarme y acceder a puestos. O sea, una vacuna, pues claro que me vacunare.” (Entrevista a mujer de 23 años)

Todos esos ejes discursivos ligados a la calidad de la vacuna como fármaco parten de la desconfianza hacia la ciencia y a la comunidad científica que se relaciona con el sistema sanitario-clínico de España y al paradigma biomédico en general.

DISCUSIÓN

El foco de nuestro análisis se ha centrado en los discursos a partir de una muestra de jóvenes no vacunados del COVID-19 en la Comunidad de Madrid para entender sus motivaciones y coherencias internas. Gracias a ese foco, nos ha sido posible poder entender como muchos de ellos se enfrentan a unas condiciones socio-sanitarias y toman decisiones basándose en fuentes alternativas de información y de comunicación entre pares. Esto nos ayuda a entender muchas dinámicas sobre toma de decisiones en situaciones críticas y así entender cómo funciona una parte de la sociedad española a la hora de enfrentarse a una pandemia y encontrar soluciones.

Nos hemos centrado principalmente en tres dimensiones de análisis. La dimensión del individualismo como concepción libertaria tiene estrecha conexión con los resultados de los estudios previos (Zatti y Riva, 2022) que resaltan la importancia de esta categoría. De esta forma, la lógica liberal se reproduce en los diferentes discursos de las personas no vacunadas. Un elemento novedoso de nuestra investigación es la relación de esta argumentación individualista con las dinámicas estructurales y visiones de mundo hegemónicas imperantes del paradigma neoliberal.

Asimismo, la segunda dimensión de análisis presente en nuestro estudio se relaciona con la desconfianza hacia la política y los medios de comunicación. Dicha desconfianza se percibe como una forma de manipulación política y social que actúa como catalizador de discursos de rechazo hacia la vacunación. A su vez, la desconfianza no radica en un rechazo total del paradigma científico, sino que justifican sus decisiones en paradigmas alternativos al biomédico. Esto pudo comprobarse en la presente investigación a través del papel que tienen la desconfianza política y hacia los medios de comunicación. Estas desconfianzas se relacionan también con las creencias previas de los entrevistados y tienen una trayectoria más amplia que la desconfianza únicamente por la vacuna.

En una tercera dimensión más ligada a la calidad de las vacunas, hay una defensa de la decisión individual frente a la colectiva y una puesta en duda de la seguridad y eficacia de los componentes de las vacunas. Estos elementos se han visto probados en nuestra investigación al catalogarse en tres tipos: efectividad, seguridad e importancia. A su vez, la desconfianza por motivos clínicos hacia la vacuna se relaciona con la percepción del riesgo que expresan nuestros entrevistados. La percepción de su salud como buena o muy buena los lleva a desestimar los posibles efectos de contraer el virus.

Una pregunta que nos hacemos como investigadores es si estamos hablando sobre la percepción negativa y critica que tienen los jóvenes sobre las instituciones públicas y desconfían de sus gobernantes e incluso de las empresas farmacéuticas" por "su desconfianza hacia los gobernantes e incluso hacia las empresas farmacéuticas o simplemente por el simple hecho de ser jóvenes, son rebeldes y críticos con cualquier aspecto que les repercute. Nos parece oportuno destacar que puede parecer que el paradigma neoliberal es el aspecto más llamativo en estas narrativas, pero es evidente que hay más factores que podrían explicar estas motivaciones por parte de los jóvenes a tomar estas posiciones, desde la percepción del riesgo a la confianza, o falta de confianza, en las instituciones, científicas y no, y en la sociedad. Hay factores que escapan de nuestro análisis presentado como lo son los estilos de vida, los procesos identitarios, las creencias previas, y sobre todo las emociones, que no se han tomado en cuenta en nuestro análisis, pero que tienen un papel relevante como variables antecedentes en las creencias sobre la vacunación y que pensamos puedan ser analizadas en sucesivas investigaciones. También hay que destacar que los discursos analizados, al tener como base entrevistas en profundidad, puede observarse una mayor racionalidad y coherencia interna en los discursos frente al carácter más irracional de los discursos provenientes de las redes sociales, en nuestro caso, los grupos de Telegram analizados. En estos últimos aparecen con más fuerza argumentaciones conspirativas.



CONCLUSIONES

Pensamos que estos tipos de estudios pueden servir al brindar algunas claves a la población civil en general, y a la comunidad científica y política en particular, para poder entender un fenómeno complejo y estructural como la toma de decisiones individuales que afectan a la sociedad y a los mismos individuos. Es por esta razón que pensamos que acercarse a los jóvenes de esta forma, recogiendo sus narrativas y acercándonos a sus espacios analógicos y digitales puede ser la clave para poder profundizar en fenómenos complejos como las prácticas anti-vacunas que se están observando en los últimos tiempos y que representan un riesgo para la salud pública comprometiendo la erradicación de la pandemia. Así, la injerencia de la no vacunación produce defunciones, hospitalizaciones y problemas derivados de no cumplir con las medidas sanitarias acordadas por los organismos públicos. Si bien es cierto que la implementación de estas medidas ha sido de forma imprevista en un contexto de emergencia como consecuencia de la irrupción del coronavirus, no han dejado de ser de carácter coercitivo y restrictivo de la agencia individual. De esta forma, no es de extrañar que medidas pensadas para un corto plazo, pero finalmente dilatadas en el tiempo, acaben siendo vistas como una forma de imposición y manipulación, como hemos visto en los discursos analizados en esta investigación.

Nuestro estudio tiene unas limitaciones de tipo metodológico porque hemos solo recogido discursos en un determinado periodo y a una determinada franja de la población. Quizás sería interesante poder recoger futuras entrevistas y narrativas en los próximos meses una vez que nos alejemos de la pandemia para observar cómo estas prácticas discursivas se han modificado. También no podemos generalizar estos resultados a la entera población juvenil española porque solo hemos delimitado el estudio a una zona geográfica de la Comunidad de Madrid. Otra limitación del estudio se centra en las categorías halladas en el análisis y su interpretación sobre los posibles antecedentes de las mismas. Esto es debido a que en algunos casos las categorías se han definido de manera inductiva a partir de los datos y en otros casos de manera deductiva a partir de los estudios previos. Sería importante en cambio encontrar criterios más objetivos para validar de manera externa estas categorías, pero como se trata de un nuevo contexto de investigación no ha sido posible definirlas según estas condiciones.

En resumen, en estos tiempos pandémicos y postpandémicos se han elaborado estrategias discursivas para justificar comportamientos individualistas por parte de los jóvenes a la hora de no vacunarse del COVID-19 y promover una actitud que puede comprometer sus relaciones con los demás ciudadanos. Estas estrategias discursivas son múltiples y diferentes. Las hemos clasificadas según tres categorías dependiendo de la base de creencias y justificaciones que estos hablantes presentan en sus relatos, desde un planteamiento más individualista y de autonomía a uno más social bajo el lema del complot mundial y de manipulación desde arriba, pasando por criterios pseudo científicos fomentados por redes sociales y medios de comunicación.

AGRADECIMIENTOS

Queremos agradecer especialmente la colaboración de Pablo León Valera, Carlos Porras Zarco, Víctor Bermejo Gil, Penélope de las Heras y a todas las personas entrevistadas por su tiempo prestado


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