Notas de investigación / Research notes

DOI: 10.22325/fes/res.2023.150

Reacciones discursivas frente al movimiento feminista en el Estado español. Un análisis de la literatura antifeminista1


Discursive Reactions Against Feminist Movement in the Spanish State. An Analysis of Anti-Feminist Literature


Maria Medina-Vicent ORCID

Universitat Jaume I, España. medinam@uji.es. Email

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 32 Núm. 1 (Enero - Marzo, 2023), a150. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 23/05/2022
Aceptado / Accepted: 12/07/2022



RESUMEN

Todo período de fortalecimiento en la consecución de hitos sociales comporta una reacción paralela del sector más conservador y estático de la sociedad, en este sentido, los recientes hitos feministas alcanzados alrededor del mundo y concretamente en el Estado español, también han sido acompañados de reacciones diversas que esgrimen discursos de oposición a dicho movimiento. Frente a las exigencias sociales de una mayor igualdad de género, estos discursos reactivos han acabado encontrando lugar en los medios de comunicación y en la esfera social, convirtiéndose en parte del imaginario social sobre el feminismo. En este artículo tratamos de aportar luz sobre cuáles son los ejes argumentales sobre los que se sostienen los discursos sociales de oposición al movimiento feminista vigentes en el Estado español en la actualidad. Para desarrollar dicha labor analizaremos el contenido de dos obras de reciente publicación, editadas en dicho territorio, donde se pueden rastrear los discursos sociales críticos con el feminismo.

Palabra clave: Discursos, feminismo, antifeminismo, manuales, reacción.


ABSTRACT

Any period of strengthening in the achievement of social goals involves a conservative social reaction. In this sense, the recent feminist goals achieved around the world, specifically in Spain, have been accompanied by diverse reactions that wield discourses of opposition to this movement. Faced with the social demands of greater gender equality, these reactive discourses have ended up finding a place in the media and in the social sphere, becoming part of the social imaginary about feminism. In this article we shed light on the plot axes of social discourses of opposition to the feminist movement in Spain. To carry out this task, we analyse the content of two recently books, where critical social discourses with feminism can be traced.

keywords: Discourses, feminism, antifeminism, textbooks, reaction.




INTRODUCCIÓN


El análisis previo de manuales de gestión dirigidos a mujeres líderes (Medina-Vicent, 2020) nos ha llevado a la identificación de un proceso que se abre: el auge de todo un conjunto de manuales y guías divulgativas de las principales ideas de la teoría feminista dirigidas al gran público. Emparejada a esta vertiente divulgativa del movimiento feminista, hemos podido detectar la emergencia de libros de morfología semejante, pero reactivos con dicho movimiento, en algunos casos, encontrándose en su seno discursos anti-feministas o en oposición a las bases de dichos movimientos. Y es que “la historia del feminismo es la historia de una sucesión de acciones-reacciones” (Ávila Bravo-Villasante, 2019, p. 181 ), y dentro de este período de mayor visibilización de las acciones y demandas por la igualdad, hay que prestar especial atención a las reacciones que éstas despiertan. Así, si bien nos encontramos en un momento de efervescencia feminista, este viene acompañado de una respuesta reactiva.

En este artículo trataremos de identificar las principales lógicas discursivas sobre las que se sustentan estas reacciones de corte antifeminista a través de un análisis del discurso de dos obras concretas escritas por autores españoles y escritas en castellano. Se trata de Prohibir la manzana y encontrar la serpiente: Una aproximación crítica al feminismo de cuarta generación (Un Tio Blanco Hetero 2 y Leyre Khyal, 2019), y Manual para defenderte de una feminazi: y otros asuntos de alta necesidad (Cristina Seguí, 2019 3 ). Cabe remarcar que el título de la primera obra nos remite directamente al libro de la actriz Leticia Dolera, Morder la manzana: la revolución será feminista o no será (2018), una obra en la que la actriz reflexiona en torno a las implicaciones del ser feminista. Es una obra que ha tenido gran repercusión en el Estado español, vendiendo más de 70.000 ejemplares desde su publicación. Así, el libro de Un Tio Blanco Hetero y Leyre Khyal puede entenderse como una especie de respuesta a las ideas que plantea Leticia Dolera en su obra. Siguiendo con esta cuestión, para contextualizar un poco más las obras a analizar, cabe remarcar que el primer autor es un youtuber español algo polémico, y que Leyre Khyal es antropóloga y sex coach. En cuanto a Manual para defenderte de una Feminazi (2019), es una obra escrita por Cristina Seguí, publicista española y militante del partido político VOX. En esta obra encontramos de forma general un tono explícito de intensa animadversión hacia el feminismo, así como las feministas, pero también hacia el “comunismo” o los “progres”, con quien se asocia a dicho movimiento. A continuación, trataremos de identificar los principales ejes argumentales y conceptos que se abordan en dichas obras.

Análisis

Ejes argumentales y conceptos destacados

Cuando nos adentramos en la lectura y el análisis de las obras indicadas, se puede identificar la presencia de un conjunto de ejes discursivos sobre los que se configura la reacción hacia el movimiento feminista en el Estado español. Cabe remarcar, sin embargo, que el tono de ambas obras difiere notablemente, apoyándose la O1 en una reflexión sobre autores/as y corrientes feministas; y adquiriendo un tono más polémico e incendiario la O2, obra llena de calificativos que desprecian y tratan de ridiculizar a dicho movimiento. Cabe señalar que encontramos muchos más ejes argumentales y conceptos en ambas obras de los que aquí se van a exponer, por tanto, este artículo pretende ser una aproximación a aquellos que merecen la pena ser destacados. Los ejes argumentales o focos de reflexión centrales son cuatro: la crítica al feminismo de cuarta generación, el replanteamiento de los conceptos sexo y género, la cuestión de las subvenciones públicas a la igualdad de género y, por último, la asociación del feminismo con el comunismo.

En primer lugar, y sobre todo en la O1, encontramos una crítica y confrontación clara respecto a lo que los autores denominan "feminismo de cuarta generación". La crítica central gira en torno a las propuestas que se hacen desde el feminismo postestructuralista, centrándose en atacar la figura de Judith Butler como “culpable” del énfasis actual que la lucha feminista hace sobre las políticas identitarias y de reconocimiento, teniendo como ejes fundamentales una concepción de sexo y género de corte fluido, como veremos más adelante. Existe, en términos generales, cierto aire de ataque hacia las intelectuales del feminismo, pero sobre todo contra aquellas que han protagonizado de alguna manera el desarrollo de la teoría queer, tanto fuera como dentro del Estado español, tal y como podemos observar a continuación:

El devenir de la teoría Queer 4 ha llevado a la confusión de creer que es posible echar abajo el sistema de género hombre/mujer, las feministas de cuarta generación lo entienden como ficción de dimensión somática que normativiza la vida de las personas impidiéndoles expresarse libremente. Anhelan una suerte de anarquía que, en la realidad, se traduce en una profunda disfuncionalidad social, llegado el caso en que fuese siquiera posible (UTBH y Khyal, 2019, Posición 394 de 3812) 5 .

Frente a Sommers, frente a Ovejero y Paglia, incluso frente a la Carmena de hace una década, encontramos una panoplia de “pensadoras”, empezando por esa actriz feminista que reconoce ufana que ni siquiera ha leído a Simone de Beauvoir y sin embargo publica y pontifica sobre feminismo. O las cientos, miles de asociaciones feministas que, con ocasión del debate en torno a la LIVG, comparaban a quien discuta sus tesis con los negacionistas del Holocausto. Como escribí por los desiertos de las redes sociales, el núcleo sustantivo del problema, respecto a la “ideología de género”, no es la lucha de las mujeres por la igualdad, el respeto y etc., que cualquier persona no infectada de reaccionarismo debería apoyar sin pestañear, sino el triunfo de un feminismo de corte puritano, nutrido por las aportaciones de gente como Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon, adalides en Estados Unidos de la cruzada antipornográfica en los setenta y aliadas con lo peor y más cavernario del fundamentalismo religioso estadounidense. Sin olvidar fraudes intelectuales del calibre y, ay, la influencia, de una caradura como Judith Butler (UTBH y Khyal, 2019, Posición 144 de 3812).

Tal y como se desprende de las citas anteriores, podemos observar una identificación de la teoría queer como artífice del “desorden” social, como un ataque hacia el orden y la función que para los autores de la O1 tienen los conceptos de sexo y género. Se nombra también a otras autoras como Dworkin y MacKinnon, advirtiéndose de la influencia del puritanismo estadounidense en el feminismo español. De hecho, se tilda a Butler de “caradura”, una autora que ha sido foco de reacciones antifeministas en todo el mundo, sufriendo en los últimos años el acoso de diferentes grupos sociales que la acusan de socavar los principios fundamentales de la familia tradicional -entre otras cuestiones- (Hybris, 2022). No resulta extraño este miedo a la pérdida de los valores tradicionales relacionados con la familia que caracteriza a los movimientos antifeministas, ya que, tal y como indica Melinda Cooper (2022) , la idea de que el neoliberalismo privilegia el individualismo atomizante sobre las solidaridades familiares no es del todo cierta. Realmente el espíritu liberal de la responsabilidad personal ha estado históricamente apoyado por un imperativo más amplio de responsabilidad familiar, y esta inversión en las obligaciones de parentesco ha facilitado recurrentemente la alianza entre los liberales y los conservadores sociales, posturas dentro de las cuales se enmarcarían estas reacciones antifeministas (Kaiser, 2022). Por ejemplo, en noviembre de 2017 Judith Butler, junto a Wendy Brown, fueron atacadas a la llegada al aeropuerto de Congonhas (Brasil), donde viajaban para participar en unas jornadas sobre democracia. Varios grupos religiosos las recibieron al grito de “asesina de la educación de los niños”, “destructora de familias”, y “apoyas el aborto”. Así pues, la concepción del género como una construcción fluida y la puesta en duda del carácter esencial y finalista del sexo propias de las corrientes queer, generan en la O1 una reacción clara de miedo hacia el riesgo que supondría para la sociedad renunciar al “orden de género”, tal y como se puede leer en la siguiente cita:

Jamás se ha encontrado sociedad ninguna sin estar ordenada por un dispositivo de género, y da igual cual sea la cultura etnografiada, en todas aparece ordenamiento de género. […]Las feministas no están equivocadas en la negativa de una esencia o verdad sobre el sexo, pero quien se asome debe asumir el vértigo responsablemente y aceptar que el orden de género es imprescindible; seamos consecuentes, si no podemos volar no saltemos al abismo (UTBH y Khyal, 2019, Posición 426 de 3812).

En las citas presentadas con anterioridad también se menciona a autoras como Camille Paglia y Christina H. Sommers 6 , a quienes los autores identifican con un feminismo de corte más “liberal, antidogmático y respetuoso con las aportaciones de la ciencia” (UTBH y Khyal, 2019, Posición 129 de 3812).Desde su perspectiva, este sería un feminismo más sensato y opuesto al “feminismo de género”, uno que sí atiende a la realidad en toda su complejidad y tiene en cuenta a los hombres, además de poner el foco en el discurso científico (que en este caso nos remite a una vertiente más biologicista o esencialista). Su reivindicación de los planteamientos de Paglia y Sommers se centra en el carácter polémico de sus afirmaciones, que encuentran detractoras dentro del propio movimiento feminista y que inauguraron una revisión del concepto de agencia y responsabilidad femenina en su crítica a las políticas y acciones contra la violencia sexual. En el caso de Paglia, su obra Sexual Personae, publicada en 1990, que ha sido reeditada hace poco tiempo por la editorial Deusto (la misma editorial que publica el libro de UTBH y Khyal), ofrece una relectura de la cultura occidental a través del arte y la literatura. Una obra más reciente titulada Feminismo pasado y presente (2018) nos transporta a una perspectiva más polémica respecto a la cuestión de la violencia sexual contra las mujeres. Aquí, Paglia, a través de diversos ensayos y de las experiencias de mujeres sureñas (EEUU) anima a las mujeres a no vivir como víctimas, sino a asumir que el mundo es peligroso y que deben adaptarse a él. Realiza pues una defensa de la libertad de las mujeres, con todas las consecuencias que esto puede tener para ellas, aportando una visión proto-liberal del feminismo. Este planteamiento encaja de forma mucho más clara con la visión que ofrecen también UTBH y Khyal en su obra, así existen argumentos y posiciones dentro del feminismo que permiten reforzar los discursos antifeministas.

En este mismo sentido, Sommers inició otra polémica con la publicación de su obra Who Stole Feminism (1994) , obra en la que señaló ya en la década de los noventa que una parte del feminismo se estaba reapropiando de la experiencia de las mujeres, promoviendo una nueva y peligrosa agenda que ponía a las mujeres contra los hombres en todas las esferas de la vida. Así, en esta obra Sommers pone en duda las cifras sobre las que se sostienen dichas posiciones, como pueden ser la cuestión de la violencia sexual o el techo de cristal, arguyendo que se trata de cifras manipuladas o malinterpretadas. También sostiene que este tipo de feminismo está en contradicción con las aspiraciones de la mayoría de las mujeres estadounidenses y socava la causa de la verdadera igualdad. Además, en el año 2006 Sommers publicó La guerra contra los chicos, donde la autora reclamaba políticas educativas específicas para los niños, a quienes, según su perspectiva, se había dejado olvidados en pro de políticas inclusivas centradas en la experiencia femenina de las niñas. Así pues, parte del pensamiento de esta autora está centrado en “denunciar” que en las escuelas estadounidenses gran parte de las profesoras se dedican a menospreciar las cualidades masculinas, y a presentar cierta hostilidad hacia los niños, en su lucha contra el sexismo.

Por otro lado, en segundo lugar, y estrechamente ligada al eje argumental anteriormente comentado, existe una crítica a las concepciones de “sexo” y “género” esgrimidas en primer lugar, por autoras como Simone de Beauvoir, y, en segundo lugar, y centralmente, por parte de la teoría queer. En este sentido, se afirma la falsedad de que el género sea únicamente una construcción social, y se habla de “constructivismo social radical” (UTBH y Khyal, 2019, Posición 540 de 3812) para afirmar que la consecución de la igualdad de oportunidades no garantiza la desaparición de los géneros: “Es decir, si los géneros son una imposición cultural y no hay diferencia alguna entre mujeres y hombres, tiene sentido que según las sociedades se fueran haciendo más y más igualitarias, nuestras decisiones deberían parecerse hasta hacerse indistinguibles entre los sexos” (UTBH y Khyal, 2019, Posición 532 de 3812). De hecho, se refuerza la idea referida a que el feminismo pasa por alto las “pruebas” existentes sobre el carácter esencial del sexo y, de nuevo, se ataca el intelectualismo feminista, en este caso, centrándose en el pensamiento posmoderno, tal y como podemos observar en la siguiente cita: “El “feminismo de género” está en guerra con la biología, la neurociencia, la psicología evolutiva, las aportaciones de la genética y, en general, con todo lo que no sea la cacharrería dialéctica homologada en los mejores supermercados posmodernos” (UTBH y Khyal, 2019, Posición 114 de 3812).

Podemos situar este planteamiento en el propio debate vigente dentro de la teoría feminista sobre la prevalencia de luchas, es decir, remarcar junto a Nancy Fraser el momento en que, según la autora, se produjo un paso del intento de transformación de las bases de la economía política, a un segundo acto en el que el énfasis se situó en la cultura (Fraser, 2015, p. 167). Y es que, aunque la primera intención del feminismo al abordar las problemáticas culturales fue la de ampliar el abanico de sus luchas, lo que acabó teniendo lugar fue una canibalización de las luchas por el reconocimiento identitario sobre la economía política, lo que a la autora le parece contraproducente para los fines mismos del movimiento por la igualdad. Desde el punto de vista de Fraser, estas corrientes del feminismo centradas en las políticas identitarias y las luchas por el reconocimiento, al evitar un análisis profundo de las estructuras institucionales, acaban convirtiendo el lenguaje y la subjetividad en los focos de lucha del feminismo, cuando la transformación reside centralmente en las estructuras materiales de la sociedad. Por esta razón, según su perspectiva, se hace indispensable reconocer que la subordinación de género se cruza con otros ejes que deben articularse conjuntamente para conseguir la justicia de género. La crítica fundamental de Fraser hacia las políticas identitarias, en las que se inscribiría la propuesta de Butler, es que este feminismo desarticula la lucha política y la crítica al Estado capitalista para la consecución de la igualdad, y focaliza en el terreno identitario, priorizando transformaciones simbólicas (Fraser, 2015, pp. 207-218). Hay que remarcar, pues, que Fraser defiende que el giro cultural debe complementarse con el feminismo socialista, combinando la política del reconocimiento con la redistribución (Fraser, 2015, p. 195). Así, sobre todo, la O1 focaliza en una crítica al feminismo “de cuarta generación”, como se denomina en la obra, un debate que podemos encontrar también dentro de la teoría feminista, pero no planteado en los mismos términos. De hecho, la propuesta de Fraser, que trata de superar algunas de las limitaciones del feminismo postestructuralista, nos lleva a una propuesta socialista que también se ataca en las obras que estamos analizando. Y es que, si bien la O1 focaliza en la oposición al dicho feminismo, la O2 focalizará en la oposición a los feminismos de corte socialista o anticapitalista, tal y como veremos a continuación. Desde nuestro punto de vista, lo que resulta difícil negar es que los movimientos antifeministas que vemos reflejados en las obras analizadas, se están nutriendo de las luchas y tensiones internas del movimiento feminista español en lo que se refiere a la cuestión de quién debería ser el “sujeto del feminismo”, un debate que está llevando a ciertas roturas hoy en las filas feministas estatales (Trujillo, 2022, pp. 91-95 ).

En tercer lugar, encontramos un claro planteamiento crítico respecto a las subvenciones públicas destinadas a las temáticas de género. En este sentido, y de forma predominante en la O2, se produce una asociación del movimiento feminista español con partidos políticos como PSOE o Unidas Podemos, y se declara que las subvenciones o ayudas destinadas a las investigaciones de cariz feminista en las universidades, o incluso aquellas recibidas por centros de mujeres maltratadas, responden a intereses políticos partidistas y que deben ser eliminadas. De hecho, este discurso lo hemos podido observar también en los últimos años en partidos políticos como VOX (Bernardez-Rodal et al., 2020), mostrando grandes oposiciones a cuestiones como la ley contra la violencia de género, la enseñanza de temas relativos a la teoría feminista en las escuelas o incluso su rechazo hacia las huelgas del 8M. En relación, suele utilizarse la idea del chiringuito feminazi (sobre todo en la O2), mediante el cual se remarca que existe un clientelismo y tráfico de influencias entre los partidos de la izquierda política española y la financiación de másteres, cursos, centros, etc., feministas. Cabe destacar, pues, que la reacción contra los temas relativos a sexualidad, sexo y género por parte de la derecha política a nivel global es una constante que supera las fronteras territoriales que aquí estamos analizando (Spierings, 2020). Podemos observar estas cuestiones en algunos ejemplos de citas a continuación:

Máster de género: Producto elaborado en el chiringuito feminazi que consume los recursos públicos a la velocidad del fuego para inflar la masa del pastel clientelar de ciertas universidades (Seguí, 2019, p. 15 ).

Trabajan con axiomas que no son tal, se aferran a ellos y se llevarían a toda la sociedad por delante antes de soltarlos. No son ideas racionales, son doctrinas ideológicas. Toca preguntarse si esta ceguera es accidental o deliberada, y daría la sensación de que es deliberada porque sólo así se garantizan poder seguir con este juego hasta la eternidad, siempre en busca de la perfecta utopía igualitaria y, especialmente, de jugosas subvenciones públicas (UTBH y Khyal, 2019, Posición 547-551 de 3812).

En cuarto lugar, aquí vemos cómo la crítica dirigida hacia el movimiento feminista inscrita en las dos obras que estamos analizando intersecciona con otras variables como la asociación de dicho movimiento con la izquierda política y el movimiento anticapitalista. Seguí lo liga con el concepto “feministas de botellón”, entre otros, mediante el cual la autora perfila la imagen de la verdadera “amenaza” para las mujeres españolas y la sociedad en general: realmente la amenaza no recae en el feminismo en sí mismo, si no en todos los discursos que intervienen para configurar a “la feminista”. Desde la educación pública hasta el movimiento en defensa de los derechos de los animales, pasando por el veganismo y el anticapitalismo, dimensiones que, para dicha autora, suponen otra cara de la misma moneda. Así pues, la amenaza procede más del socialismo (o comunismo, como se remarca en la O2), que del feminismo: “Las feministas de botellón son adolescentes bienintencionadas recién salidas de fábrica, no de la del vientre materno, sino de la manufacturera estatal socialista que es la educación pública animalista, vegana, feminista, anticapitalista y antiespecista” (Seguí, 2019, p. 23). De hecho, se suele remarcar el concepto “progres” como una especie de insulto (centralmente en la O2), y también existe una crítica clara hacia el movimiento 8M, posiblemente por su carácter interseccional declaradamente anticlasista, anticapitlaista, etc. (Arruzza et al., 2019; Gago et al., 2018). En los siguientes fragmentos se pueden observar las cuestiones que acabamos de plantear:

La cuestión es que, a diferencia del comunismo tradicional, que renunció al paraíso cuando la Unión Soviética naufragó entre la indiferencia de quienes padecían aquel sistema, el feminismo sí ofrece un paraíso que aún no se ha ensayado. Auguran que, una vez extirpado el “heteropatriarcado”, nacerá un mundo sin violencia, ni guerras, ni venganzas, ni ira, ni envidia, ni egoísmo, ni avaricia. Tampoco habrá lujuria, ese vicio tan masculino al que debe ponerse coto cuanto antes. En ello están. El puritanismo, tara que creíamos erradicada desde hace décadas, ha renacido con fuerza, tal y como hemos tenido ocasión de comprobar desde la irrupción del movimiento #MeToo (UTBH y Khyal, 2019, Posición 3200 de 3812).

El movimiento del 8M es el innato e histórico brazo integrista que ejecuta las órdenes de intimidación estipuladas por los partidos políticos comunistas del arco parlamentario, puesto que estos no pueden permitirse el lujo de ejercer la violencia y la coacción explícita contra el disidente ideológico, ya sea hombre o mujer. Esta violencia es posible por el apoyo del clientelismo académico, mediático y sindical que, según ellos, está ahí para “defender” a la mujer, los derechos humanos, la igualdad y el ecologismo. Todo aquello que ayude a encubrir las responsabilidades criminales del comunismo para dotarle de presentabilidad social, aunque precisamente sea todo aquello que el comunismo ha arrasado en todo el mundo (Seguí, 2019, p. 129 ).

En resumen, a lo largo de este análisis hemos abordado cuatro ejes argumentales presentes en las dos obras analizadas que articulan los contornos de los discursos antifeministas en el Estado español: la crítica al feminismo de “cuarta generación” o postestructuralista, el replanteamiento o crítica hacia los conceptos de sexo y género, la crítica a las subvenciones públicas que reciben las iniciativas pro-igualdad de género, y, por último, la asociación del feminismo con el comunismo. En conjunto, la intersección de estos ejes argumentales da lugar a una posición reactiva y de oposición hacia el feminismo, a pesar de que en ambas obras (sobre todo en la O1) se reconozca la importancia del concepto de igualdad (sin entrar a analizar de qué tipo de igualdad se habla). Se deriva de estas afirmaciones una crítica concreta hacia cierta visión del feminismo, aquel que enfatiza en la vertiente cultural de reconocimiento identitario, así como el feminismo de base interseccional, anticapitalista, anticlasista, ambientalista, etc. Pero antes de terminar esta pequeña aproximación a las reacciones de oposición hacia el movimiento feminista en el Estado español, cabe destacar que mediante la lectura de ambas obras también hemos detectado un conjunto de conceptos importantes de entre los que destacamos dos: “feminazi” (sólo presente en el O2) e “ideología de género” (presente en ambas obras):

Feminazi: Referencia usada por primera vez por un periodista conservador norteamericano en 1992. Rush Limbaugh, quien aseguró que la palabra la tomó de un colega suyo que vinculaba de forma inconsciente al feminismo radical con el Holocausto, pues si los nazis pretendían la exterminación de judíos para lograr la hegemonía mundial, las feministas fanáticas modernas tienen como objetivo hacer lo propio con los hombres. Teoría perfectamente avalada por ellas mismas cuando salen a la calle como un grupo de sicarias con camisetitas moradas. Luchan con furia contra el macho opresor y el capitalismo, pero cuando pegan o acosan a una mujer de derechas, corren a esconderse detrás de todos los partidos de izquierda liderados sin excepción por el “machirulo” de turno que maneja todo el presupuesto público (Seguí, 2019, pp. 13-14 ).

Sucede, de forma rapaz, con la llamada “ideología de género”, aquel mejunje elaborado por “humanistas con poco o ningún conocimiento en endocrinología, genética, antropología y psicología social” y “empeorado por el sesgo anticientífico del postestructuralismo” (Camille Paglia dixit) que floreció divinamente en unos campus universitarios estadounidenses embelesados desde los años setenta con la cháchara de Lacan y cía. (UTBH y Khyal, 2019, Posición 113-114 de 3812).

Se desprende de esta visión y uso del concepto feminazi una clara identificación de las feministas como mujeres de izquierdas, extremistas y enemistadas con las mujeres de derechas, una referencia que Seguí sigue efectuando a lo largo de toda la obra con conceptos como “conejas bolcheviques” (2019, p. 13) . Mujeres que odian a los hombres y tienen una lucha declarada contra todo lo masculino, además de estar siempre enfadadas, una imagen que se corresponde con la idea de la Angry Feminist (Aadnesgaard, 2020) tan extendida alrededor del globo. Además, estos discursos reflejan también una cierta victimización del hombre blanco heterosexual, que, frente a la emergencia y el empoderamiento de las mujeres, se siente despreciado y amenazado por miedo a perder su posición en el marco social (Bridges, 2021; Sanfélix Albelda, 2018). Y de nuevo encontramos esa asociación de la “ideología de género” con las bases del feminismo postestructuralista y del intelectualismo que tanto se ha criticado en la O1. Al ligar al movimiento feminista con la "ideología de género" se trata de darle un tono totalitario a las reclamaciones por la igualdad, desacreditando sus metas y valores.




CONCLUSIONES


En este artículo se ha tratado de aportar luz a la pregunta sobre cuáles son los discursos sociales de oposición al movimiento feminista vigentes en el Estado español en la actualidad. Para desarrollar dicha labor hemos analizado el contenido de dos obras de reciente publicación, editadas en dicho territorio, donde se pueden rastrear los discursos sociales críticos con el feminismo. En conjunto, destacamos los siguientes ejes argumentales sobre los que se sostienen dichos discursos: una crítica al feminismo de cuarta generación, una crítica a los conceptos de sexo y género, el discurso sobre las subvenciones públicas, y, por último, la asociación del feminismo con el comunismo. Algunos de los otros discursos que aparecen en estas obras son la cuestión sobre la ley contra la violencia de género en España, las violaciones y ataques sexuales, la brecha salarial y las condiciones laborales, la maternidad, las “falsas denuncias” por violencia de género, el debate sobre la ley trans, etc.

En gran parte, se reproducen en estas obras los discursos antifeministas que encontramos en la manosphera (Ging, 2019; Gotell y Dutton, 2016) y que enlazan de forma directa con la reacción de miedo protagonizada por los hombres blancos heterosexuales frente a la posibilidad de perder sus privilegios, y en parte, también encontramos la idea de que las feministas son víctimas privadas de agencia por su propio discurso, lo que resulta negativo para que un amplio espectro de mujeres se sienta identificado con los logros y luchas de dicho movimiento. En dicho contexto, y dentro de este período de mayor visibilización de las reclamaciones por la igualdad de género, es necesario prestar atención a las reacciones que éstas tienen. Dichas reacciones también se nutren de parte de las reclamaciones y argumentaciones que existen dentro de ciertas posturas feministas, o del pensamiento de algunas autoras, como pueden ser Paglia o Sommers. De este modo, comprendemos que las retóricas antifeministas o reactivas con el feminismo pueden llegar a nutrirse de los debates feministas y algunas de sus propuestas para reconducirlas a la propia destrucción del movimiento. Así, si bien nos encontramos en un momento de efervescencia feminista, cabe recordar también que estamos dentro de un intervalo en el que las posiciones reactivas se están rearticulando, tal y como ha sucedido históricamente (Faludi, 2006). En este sentido, consideramos necesario seguir analizando los discursos sociales de oposición al feminismo que cada vez están más inscritos en el imaginario social.




NOTAS


1 Este trabajo ha sido financiado en el contexto del proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación con referencia PGC2018-097200-B-I00, así como del proyecto con referencia PID2020-113054GB-I00. Además, quiero agradecer la financiación recibida por parte de la Universitat Jaume I a través de sus Becas para Estancias de Investigación (E-2022-11). Cabe señalar que la denominación “antifeminista” hace referencia al carácter reactivo de dichas publicaciones con respecto a las premisas de la teoría feminista. Es decir, se trata de una categorización sujeta al análisis de las obras que se desarrolla en este artículo.

2 Se mantiene el nombre tal y como aparece en el canal de Youtube: Un Tio Blanco Hetero.

3 A partir de ahora O2.

4 Se destacan en negrita los conceptos e ideas a destacar de cada cita extraída de las dos obras analizadas.

5 Se marca la posición en la que se encuentra la cita, puesto que se trata de la versión electrónica (ebook) de la obra.

6 Resulta de especial interés el programa que tiene Sommers en el canal de Youtube de American Enterprise Institute, titulado Factual Feminist. En dicho programa la autora aborda debates actuales para el feminismo y ofrece su polémica visión sobre los mismos en formato de píldoras informativas.


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