DOI: 10.22325/fes/res.2023.164

Evolución de la confianza en la responsabilidad colectiva para afrontar la pandemia: resultados de una encuesta online en dos momentos


Evolution of the trust in collective responsibility to deal with the pandemic: some findings of an online survey in two moments


Jorge Ruiz Ruiz ORCID

Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA, CSIC), España. . Email


Recibido / Received: 06/05/2022
Aceptado / Accepted: 23/10/2022



RESUMEN

La confianza social se perfila en diversos estudios como un factor fundamental para lograr un mayor cumplimiento de las normas y medidas orientadas a evitar los contagios por COVID-19. Sin embargo, otros estudios concluyen que esta misma confianza se ha visto afectada negativamente por la pandemia y las situaciones experimentadas por la población en los dos años siguientes a su aparición. Este artículo pretende contribuir al conocimiento y debate sobre esta importante cuestión ofreciendo datos de una encuesta online realizada a la población española en dos momentos cruciales de la pandemia: en la primera y en la tercera ola de contagios.

Palabras clave: COVID-19, confianza social, encuesta online, medidas coercitivas, autoritarismo.


ABSTRACT

Social trust is highlighted in various studies as a very important factor in achieving greater compliance with regulations and measures aimed at preventing COVID-19 infections. However, other studies also conclude that this same trust has been negatively affected by the pandemic and the situations experienced by the population in the two years after begining. This article aims to contribute to the knowledge and debate on this important issue by offering some findings from an online survey carried out on the Spanish population at two crucial moments in the pandemic: the first and the third wave of infections.

Keywords: COVID-19, social trust, online survey, coercive measures, authoritarianism.




INTRODUCCIÓN


La confianza es un componente central del capital social, que facilita la interacción y la colaboración con desconocidos, al generalizar las expectativas positivas de comportamiento. En este sentido, es un concepto que entronca con conceptos clásicos de la sociología y la ciencia política tales como la sociabilidad de Simmel, la reciprocidad de Tönnies, la integración y solidaridad de Durkheim, la cohesión social y el civismo de Tocqueville, la acción social de Weber, los intercambios de Mauss, los contratos diádicos de Foster o la cultura cívica de Almond y Verba (Güemes, 2016).

La confianza social implica arriesgar los propios intereses en manos de los demás (Montero et al., 2008), por lo que se trataría de un “interés encapsulado” en las relaciones interpersonales: uno confía en otro porque asume que el interés de éste es actuar de acuerdo con los intereses de aquel (Hardin, 1998). Podemos distinguir entre esta confianza social (trust) o confianza en las relaciones interpersonales, y la confianza política (confidence) o confianza en las instituciones, ya sean gobiernos, medios de comunicación o en empresas. Por otro lado, también se distingue entre la confianza social particularizada, la que se deposita en personas que se conocen, y la confianza social generalizada, que es la que se tiene en las personas en general independientemente de que se conozcan o no.

Hay una cierta controversia respecto del origen y el fundamento de la confianza social. Para algunos autores se trata de una cuestión cultural, una creencia arraigada en que el comportamiento de la mayoría será correcto, en la bondad de los demás (Uslaner, 2007). Desde otro punto de vista, la confianza se considera fundamentada en el cálculo racional basado en la experiencia acumulada en el trato con los demás (Criado y Herreros, 2001). Sin duda, tanto un factor como el otro intervienen en la confianza que se tiene en que el comportamiento de los demás se ajustará a las normas y al interés común: la confianza está basada en creencias arraigadas, pero estas a su vez se ven afectadas por las experiencias que se tengan en el trato con los demás en el marco de las instituciones sociales.

La importancia de la confianza para afrontar la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 es indudable. En efecto, la eficacia de las medidas que se adoptan para solucionarla depende en buena medida del grado de colaboración y seguimiento de las mismas por la ciudadanía, y éste de la confianza que se tenga en las propias medidas y en las autoridades que las plantean (confianza política), o, más en general, en el comportamiento de los demás en relación con los comportamientos requeridos (confianza social generalizada). En particular, la confianza social se configura, en este sentido, como un factor fundamental respecto del grado de cumplimiento de las medidas restrictivas para evitar contagios, tanto en un sentido positivo como negativo.

Diversos estudios han puesto de manifiesto esta relación entre la confianza social y la eficacia de las medidas para evitar los contagios por COVID. Por ejemplo, para el contexto estadounidense se ha mostrado cómo la movilidad se redujo en los primeros momentos en mayor medida en aquellos condados de tendencia demócrata que en los condados de tendencia republicana, con excepción de aquellos en los que los líderes republicanos dieron directivas favorables al respecto (Goldstein y Wiedemann, 2020). La mayor tibieza o escepticismo de los republicanos respecto de las medidas restrictivas de la movilidad, se perfila así como un factor que disminuye la confianza social en estas medidas y, en consecuencia, su grado de cumplimiento.

En otros estudios se muestra cómo los incumplimientos por parte de políticos y responsables públicos de las medidas restrictivas para paliar la pandemia influyeron de manera negativa en la confianza en el gobierno y, de manera indirecta, en la disposición a seguirlas por la ciudadanía. Así, se habla de un “efecto Cummings”, en referencia a la incidencia sobre la confianza en el gobierno del incumplimiento de las restricciones a la movilidad por Dominic Cummings, asesor principal del primer ministro británico, y su familia. La incidencia sobre la confianza en el gobierno de este incumplimiento, que trascendió a la opinión pública el 22 de mayo de 2020, se pone de manifiesto con datos de encuesta (Fancourt et al., 2020).

La incidencia de la confianza social, tanto interpersonal como en las instituciones, en el seguimiento de las medidas preventivas se ha puesto de manifiesto también en estudios de carácter médico comparativos de las tasas de infección y mortalidad en distintos países (Bollyky et al., 2022). La confianza social es el factor que en mayor medida explica las diferencias entre los distintos países en estos dos indicadores de incidencia de la enfermedad, más que las camas hospitalarias, los laboratorios, la densidad de población o la inversión per cápita en salud.

También se ha señalado el efecto contradictorio de la confianza en el cumplimiento de las medidas de autoprotección y para evitar la propagación del virus en función del tipo de confianza que se trate. Así, en un estudio basado en encuesta a la población suiza en los primeros meses de la pandemia, se constata que la alta confianza social tiene efectos negativos sobre la adopción de medidas de prevención, en la medida en que suponen una menor percepción del riesgo y la adopción de una actitud relajada en el contacto con los demás; por el contrario la alta confianza política, esto es, la alta credibilidad de las instituciones (autoridades, medios de comunicación, industria farmacéutica…) tendría un efecto positivo en el cumplimiento de las normas que se establecen y las medidas que se adoptan (Siegrist et al., 2021).

Este efecto contradictorio también se ha señalado en un estudio comparativo entre diversos países basado en datos de la Encuesta Mundial de Valores (World Value Survey). En países con un alto grado de confianza interpersonal, el pico de nuevas infecciones se alcanzó más rápido que en países con bajo grado de confianza. La cooperación entre las personas y el cumplimiento de las normas propiciada por la confianza interpersonal, permite una neutralización de los contagios más rápida. Sin embargo, esta misma confianza puede llevar a relaciones más cohesivas y una menor percepción del riesgo, lo que produciría una transmisión más rápida antes de alcanzar el pico de contagios (Min, 2020).

En definitiva, es abundante la evidencia empírica de la importante incidencia de la confianza interpersonal en la adopción de comportamientos que eviten los contagios y en el cumplimiento de las normas y medidas orientadas en este sentido. Ahora bien, también encontramos estudios y datos que alertan del deterioro de la confianza social a lo largo de la pandemia. En este sentido, la confianza se perfila como una cuestión problemática, ya que siendo muy importante o incluso necesaria para propiciar la prevención de los contagios se ve afectada negativamente por la propia pandemia. En efecto, la pandemia no sólo ha tenido y tiene graves consecuencias humanas y económicas. También ha tenido y tiene consecuencias sociales, menos perceptibles, pero igualmente graves y negativas, tales como el distanciamiento social, el deterioro de los vínculos sociales, la percepción del otro como una amenaza para la propia salud, la ruptura de los acuerdos intergeneracionales o el aumento de la desigualdad, entre otras (Rodríguez, 2021; Rodríguez-Bailón, 2020). Sin duda, el deterioro o disminución de la confianza interpersonal es una de las consecuencias más graves, más si tenemos en cuenta su incidencia en la proliferación de comportamientos irresponsables respecto de la propia pandemia.

Desde abril de 2020 y con la única excepción de julio de 2020, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) incluyó en sus barómetros una pregunta sobre si se consideraba que la mayoría de los/as españoles/as estábamos dando un ejemplo de civismo y solidaridad en la forma de afrontar las medidas contra el COVID-19 o por el contrario que la mayoría estaba siendo poco cívica e indisciplinada. En el barómetro de abril de 2020, un 93,5% de los encuestados consideraba que la mayoría de los/as españoles/as estábamos dando un ejemplo de civismo y solidaridad y sólo un 5,5% se pronunciaba en sentido contrario. En el siguiente barómetro que se volvió a formular esta pregunta, en octubre de 2020, el porcentaje de quienes consideraban que los/as españoles/as estábamos dando un ejemplo de civismo y solidaridad, descendió hasta el 48,9%, mientras que quienes opinaban lo contrario eran un 40,4%. Este pronunciado descenso en la confianza en el comportamiento cívico de los demás no tiene continuidad no obstante en los meses siguientes, en los que el porcentaje de quienes muestran confianza se mantiene constante con ligeras fluctuaciones e incluso mejoras a partir de febrero de 2021: 50,6% en diciembre de 2020; 47% en enero de 2021; 56% en febrero de 2021; 59,1% en marzo; 59,6% en abril y 59,7% en mayo 1 .

Por otro lado, en una encuesta a la población española en los primeros momentos de la pandemia, los meses de abril y mayo de 2020, en la que se replicaban ítems de la Encuesta Europea de Valores, se constató que la confianza generalizada se redujo respecto de la registrada en la última oleada de esta encuesta realizada en 2017: en concreto, el porcentaje de quienes consideran que se puede confiar en los demás pasó del 41 al 36%. Esta disminución de la confianza generalizada se produjo además en contra de lo esperado, ya que en situaciones de crisis es esperable que la confianza generalizada se vea reforzada. También disminuyó la preocupación o el interés por las condiciones de vida de las personas mayores como medida de la solidaridad, pasando de una media de 4,21 a 4,09, si bien aumentó la preocupación o interés por las condiciones de vida de los desempleados (Bartolomé et al., 2021).

Así mismo, en una encuesta a población holandesa realizada en julio de 2020 mediante un panel a través de Internet (Longitudinal Internet studies for the Social Sciences - LISS), se preguntaba sobre la confianza social pidiendo que se posicionaran en una escala de 0 a 10 respecto a si se considera que se puede confiar en la mayoría de las personas. Al ser datos de panel, se pudo comparar las respuestas registradas en aquel momento con las dadas por las mismas personas a la misma pregunta en mayo de 2019, encontrando una disminución de este indicador de confianza social, leve pero significativa: aunque es sólo de 0,13 puntos, los autores destacan que la confianza social es un rasgo estable y su tendencia en los Países Bajos ha sido constante en los últimos 20 años y que es uno de los niveles más bajos de confianza social registrados en este país hasta ese momento. Además, se constata que esta disminución fue mayor entre las personas que perciben mayor riesgo de contagiarse y entre quienes mostraron un mayor acuerdo con las normas de aislamiento y una mayor percepción del incumplimiento de estas normas por los demás (Iacono et al, 2021).

Son, por tanto, diversos los estudios que coinciden en señalar este efecto negativo de la pandemia sobre la confianza social. En este artículo nos planteamos analizar la evolución de la confianza social generalizada en relación con el cumplimiento de las medidas preventivas durante los primeros 10 meses de la pandemia, así como la posible incidencia de esta confianza en el seguimiento de las medidas para evitar los contagios. Para ello se presentan algunos resultados de la encuesta ESPACOV (Estudio Social sobre la Pandemia COVID-19), una iniciativa del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) para conocer las opiniones y actitudes de la población española ante esta crisis sanitaria, las valoraciones sobre su gestión y la percepción de las consecuencias sanitarias, económicas y sociales en el futuro. Nos centramos en concreto en la percepción del grado de seguimiento o cumplimiento por la ciudadanía en general de las medidas para evitar contagios, y cómo esta percepción ha podido afectar a la confianza en la responsabilidad colectiva para afrontar la crisis sanitaria. Con ello queremos contribuir al conocimiento y el debate sobre esta importante cuestión.

METODOLOGÍA

El estudio ESPACOV está basado en la administración on-line de un cuestionario en dos momentos clave de la crisis sanitaria, permitiendo así estudiar la incidencia de los cambios sociales vividos en el trascurso de la pandemia y su desigual impacto en los distintos sectores de la población. La primera edición se realizó durante el mes de abril de 2020, coincidiendo la recogida de datos con la cuarta semana de confinamiento domiciliario, mientras que la segunda recogida de datos se realiza del 18 al 25 de enero de 2021, durante la llamada tercera ola y cuando la administración de vacunas a los sectores más vulnerables de la población era un hecho. En ambas ediciones el ámbito de estudio ha sido nacional a población residente en España mayor de 18 años.

Para maximizar la representatividad de los datos se combinaron dos estrategias de muestreo complementarias, atendiendo al enfoque metodológico “responsive design” (Groves y Heeringa, 2006), lo cual constituye una de las principales novedades de este estudio: la selección de la primera muestra es probabilística mediante invitaciones enviadas por SMS a números de teléfono móvil generados aleatoriamente, mientras que la segunda es una submuestra diseñada para mejorar el ajuste global a la población mediante la publicación de anuncios en redes sociales (Facebook) y Google, dirigidos a perfiles específicos que acusaban más la falta de respuesta en la primera muestra. Se puede consultar más detalles sobre la metodología del estudio en Rinken et al (2020) , así como en un informe metodológico completo en Serrano et al (2020) y Serrano et al (2021), respectivamente.

El tamaño de la muestra de la primera edición de ESPACOV es de 2.391 entrevistas (de las de las cuales 1.397 proceden de la muestra de SMS y 994 de los anuncios en Facebook/Instagram), y en la segunda edición la muestra se compone de 1.644 entrevistas (1.012 procedentes de la muestra de SMS, 414 de anuncios de Facebook/Instagram y 218 Google Ads). Por el tamaño muestral, si se tratara de un muestreo aleatorio simple, el nivel de error máximo sería del +/-2% en la primera edición y de +/- 2,4% en la segunda, para un nivel de confianza del 95%.

RESULTADOS

En los diez meses que separan las dos ediciones de ESPACOV, la población tuvo que limitar de forma severa sus relaciones sociales y acatar diversas normas y restricciones para tratar de evitar la propagación del virus, paliar el colapso del sistema sanitario y reducir el número de fallecimientos. Muchas de estas normas y restricciones continuaban vigentes en enero de 2021, a la vez que se abría la esperanza a una próxima solución basada en la administración de vacunas. Además, en este periodo aumentó extraordinariamente el nivel de información y conocimiento de la sociedad sobre la pandemia.

En los cuestionarios de las dos ediciones se plantearon diversas preguntas que permiten abordar la cuestión de la confianza en el cumplimiento por parte de la ciudadanía de las medidas para paliar la crisis sanitaria, así como analizar su evolución entre uno y otro momento: Indique las tres cuestiones que considera más importantes para salir de la crisis sanitaria actual (abril 2020), ¿Qué grado de confianza tiene Ud. en la ciudadanía general para facilitar la salida de la crisis sanitaria? (enero 2021); ¿Qué porcentaje de población cree que ha cumplido con todas las medidas y recomendaciones para evitar contagios?; ¿Y en qué porcentaje diría que usted ha cumplido con todas las medidas y recomendaciones para evitar contagios? (abril 2020 y enero 2021).

En la primera edición de ESPACOV la responsabilidad de los ciudadanos era considerada mayoritariamente como la cuestión más importante para salir de la crisis sanitaria (un 45,5% de los encuestados lo consideraba así), por encima de los descubrimientos científicos (30,2%) o la gestión del gobierno (15,6%). En contraste, en enero de 2021 sólo 9,6% de los encuestados declaraba tener mucha o bastante confianza en los ciudadanos en general para la salida de la crisis, mientras que un 60,5% tenía poca o ninguna confianza. Aunque las preguntas sean diferentes y por ello no se puedan comparar directamente, parece claro que estos datos indican un grave deterioro de la confianza en la ciudadanía como motor, factor o mecanismo para salir de la crisis. Otras instituciones como los gobiernos, tanto central como autonómicos, sufren también una disminución de la confianza, pero lo hace en menor medida. Por ejemplo, la confianza media en el gobierno central (escala 0 a 10) desciende del 5,28 a 4,13 entre ambas ediciones. La experiencia acumulada de persistencia de la crisis y las recaídas continuas en sucesivas olas de contagios tras lentos avances afectaron especialmente a la confianza en responsabilidad de los ciudadanos en el cumplimiento de las medidas y las restricciones para afrontar la crisis.

Podemos preguntarnos entonces en qué medida esta pérdida de confianza en el comportamiento responsable de la ciudadanía ha afectado a la disposición a cumplir uno mismo con las normas y prescripciones para evitar los contagios. Si atendemos a las respuestas sobre el grado de acuerdo con la afirmación “es importante actuar con responsabilidad con independencia de lo que hagan los demás”, podríamos pensar que apenas habría afectado. Un 95,7% de los encuestados dice estar de acuerdo con esta afirmación en enero de 2021. Sin embargo, en la misma batería de preguntas encontramos otra cuyas respuestas nos hace ser más cautos. Así un 51,8% dice estar de acuerdo con que “no sirve de nada que yo actúe con responsabilidad si los demás no hacen lo mismo”. Por tanto, prácticamente un 50% de la ciudadanía pese a mostrar un alto grado de responsabilidad individual considera que su comportamiento no será eficaz en un contexto de incumplimiento ajeno generalizado (Tabla 1). Es difícil suponer que se mantendrán estos comportamientos más o menos costosos cuando se duda de su efectividad por los incumplimientos ajenos. Además, habría que tener en cuenta la carga de deseabilidad social que tiene la respuesta a preguntas de este tipo 2 .

Tabla 1. ¿Hasta qué punto está de acuerdo con las siguientes afirmaciones para evitar un aumento de los contagios de la COVID‐19?

“Es importante actuar con responsabilidad con independencia de lo que hagan los demás”
En desacuerdo Ni de acuerdo ni en desacuerdo De acuerdo Total
“No sirve de nada que yo actúe con responsabilidad si los demás no hacen lo mismo” En desacuerdo 0,5% 0,4% 37,0% 37,9%
Ni de acuerdo ni en desacuerdo 0,1% 1,0% 8,6% 9,6%
De acuerdo 0,9% 1,1% 49,8% 51,8%
Total 1,6% 2,4% 95,7% 100,0%

Fuente: IESA-CSIC. ESPACOV II

Nota: No se expresan los valores de NC < 0,7% en ambos ítems

De hecho, uno de los principales cambios en la opinión de los encuestados en los diez meses transcurridos entre ambas ediciones entronca con esta cuestión. En ambas ediciones se instó a los encuestados a que estimasen el porcentaje de ciudadanos que estaban cumpliendo con todas las medidas y recomendaciones establecidas para evitar contagios. Para facilitar el análisis hemos agrupado los porcentajes señalados en las respuestas en cuatro categorías que hemos etiquetado como ‘Poco’, (0% a 25%), “Algo” (26% a 50%), “Bastante” (51% a 75%) y “Mucho” (más del 75%). En abril de 2020, dos tercios de los encuestados (61,8%) percibían que la mayoría de la población estaba cumpliendo con las normas y restricciones establecidas, mientras que en enero de 2021 sólo un 9,2% mantenía la misma opinión (Figura 1). No obstante, también hay que tener en cuenta que se trata de contexto distintos, ya que en abril de 2020 la población española estaba sometida a un confinamiento estricto lo que le dejaba un escaso margen para saltarse las normas y en enero de 2021 acaban de celebrarse las fiestas navideñas marcadas por distintas restricciones de movilidad y reunión.

En otra pregunta se pedía a los encuestados que estimaran en tanto por ciento su propio grado de cumplimiento de las normas y restricciones. También este indicador muestra un descenso entre las dos ediciones de ESPACOV del grado en el que los encuestados declaran cumplir con todas las normas, y ello pese a que los resultados puedan estar algo suavizados también en este caso por la deseabilidad social. Si en abril de 2020 un 96,3% declaraba seguir las normas “mucho”, en enero de 2021 este porcentaje había descendido a un 65,4%. Del mismo modo, si en abril de 2020 menos de un 1% de los encuestados decían seguir las normas “poco” o “algo” (porcentajes de menos de un 50% de cumplimiento), en enero de 2021 son ya un 16,8% (Figura 2).

La relación entre los dos indicadores presentados en las figuras 1 y 2 confirman la hipótesis planteada en este texto: según aumenta la percepción de que el resto de ciudadanos cumplen con todas las medidas, también aumenta el cumplimiento individual: de una media del 71,9% de quienes piensan que el cumplimiento colectivo es “bajo” al 89,7% de quienes consideran que la mayoría de los ciudadanos actúan con responsabilidad ante la pandemia (Figura 3).

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Figura 1. ¿Qué porcentaje de población cree que ha cumplido con todas las medidas y recomendaciones para evitar contagios?

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Fuente: IESA-CSIC. ESPACOV II Nota: el porcentaje citado por los encuestados se ha recodificado del siguiente modo: 0%-25% ‘Poco’, 26%-50% algo, 51% al 75% ‘bastante’, más del 75% ‘Mucho’

Figura 2. ¿En qué porcentaje diría que usted ha cumplido con todas las medidas y recomendaciones para evitar contagios?

v32n2a8

Fuente: IESA-CSIC. ESPACOV II Nota: el porcentaje citado por los encuestados se ha recodificado del siguiente modo: 0%-25% ‘Poco’, 26%-50% algo, 51% al 75% ‘bastante’, más del 75% ‘Mucho’

Figura 3. Porcentaje de cumplimiento personal las medidas y recomendaciones para evitar contagios en función de la percepción del cumplimiento por la ciudadanía en general

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Fuente: IESA-CSIC. ESPACOV II Nota: No se expresan los valores de NC < 0,7% en ambos ítems



CONCLUSIONES

Se han señalado distintos factores que pueden producir un aumento de los incumplimientos de las medidas preventivas en relación con la COVID19 por parte de la ciudadanía: la percepción del riesgo, el comportamiento percibido en el entorno inmediato, la confianza en las instituciones sanitarias, la mentalidad conspirativa o el coste asociado la adopción de estas medidas (Lobera y Torres Albero, 2021). En este artículo hemos centrado la atención en otro factor que puede no ser tan evidente pero que consideramos muy importante: la confianza en la responsabilidad colectiva para cumplir con las medidas preventivas. Los datos aportados indican que la confianza en el cumplimiento por la ciudadanía en general de las normas de prevención contra la COVID19 se deterioró en el plazo de menos de un año que hay entre el primer y el segundo ESPACOV. Este deterioro de la confianza interpersonal ha sido señalado, como veíamos antes, en otros estudios sobre la incidencia de la pandemia en la confianza de la ciudadanía tanto en España como en Holanda (Bartolomé et al, 2021; Iacono et al, 2021).

Esta desconfianza social respecto del cumplimiento generalizado de las normas es preocupante, ya que la confianza en los demás puede ser un factor fundamental para el cumplimiento por uno mismo de dichas normas, en la medida en que afecta a la percepción de su eficacia. En una situación de un alto coste personal del cumplimiento de las normas, además de acumulativo, el deterioro o disminución de la confianza en los demás puede ser un factor que motive una creciente desmotivación y un aumento de los incumplimientos o al menos de relajación en el seguimiento de las normas.

Se podría pensar que esta desconfianza en la responsabilidad colectiva está causada por los propios incumplimientos percibidos, más que a la inversa. Sin embargo, consideramos que esta desconfianza puede tener también otras causas, si bien en este punto sólo se pueden formular algunas hipótesis. Por un lado, puede ser que las medidas estrictas y coercitivas adoptadas hayan proyectado un cierto clima de desconfianza, al presuponer de manera implícita la necesidad de la coerción para la asegurar el cumplimiento de las normas. Desde ciertos planteamientos, la escasa confianza social de partida habría aconsejado la adopción de medidas coercitivas, ya que en un contexto de baja confianza social serían más adecuadas que las soluciones cooperativas y basadas en la responsabilidad personal (Bruna et al., 2020). Pero si tenemos en cuenta que uno de los resultados de estas medidas coercitivas ha sido el deterioro aun mayor de la confianza social, esto nos sugiere un cierto círculo vicioso: las medidas coercitivas generan desconfianza, que aumentan los incumplimientos haciéndolas más “necesarias”.

Por otro lado, puede que se haya producido un efecto contrario al de las normas descriptivas, es decir, aquellas normas sustentadas en la percepción de su cumplimiento mayoritario (Chinkousky et al., 2021). Al ponerse el foco en los incumplimientos por algunas personas, se puede haber generado un efecto contrario al perseguido, proyectando la idea de que eso era “lo normal”. También puede ser que las autoridades, los expertos y los gobiernos hayan contribuido a esta culpabilización de los incumplimientos, como una estrategia más o menos deliberada para eludir responsabilidades en caso de repuntes de los contagios.

Además, la adopción en los primeros meses de medidas coercitivas para asegurar el cumplimiento de las restricciones y prescripciones para evitar los contagios, puede haber tenido un efecto de irresponsabilidad aprendida. Si la razón principal para cumplir con las medidas preventivas fue en un primer momento evitar las sanciones asociadas a los incumplimientos, es lógico que cuando estas medidas coercitivas desaparecieron o se relajaron, se relajaran o desparecieran también en buena medida las razones para seguir con las prescripciones. Dicho de otro modo, si la responsabilidad social no se practicó al principio como principal razón para seguir los comportamientos prescritos, es lógico que cuando se apeló a ella en un segundo momento no estuviera suficientemente entrenada.

La confianza en la ciencia, en el sistema sanitario o en los gobiernos son aludidos con frecuencia como factores que influyen en el cumplimiento de las medidas y prescripciones para evitar contagios por COVID. La confianza interpersonal es un factor menos evidente o más sutil pero no por ello menos importante. De hecho, una característica diferencial de la crisis sanitaria de la COVID19 es que en lugar de fortalecer la confianza y los vínculos sociales, parece haberlos debilitado cuando son más necesarios. Las medidas coercitivas no son capaces de garantizar el cumplimiento de las normas para evitar los contagios más allá del corto plazo y, por el contrario, puede que a medio y largo plazo afecten de manera muy negativa a la necesaria confianza interpersonal.

AGRADECIMIENTOS

Un especial reconocimiento al excelente trabajo y profesionalidad de los/as compañeros/as de la Unidad Técnica de Estudios Aplicados (UTEA) del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), en la realización de la encuesta ESPACOV: Rafaela Sotomayor, Regina Lafuente, Juan Antonio Domínguez, Julia Ranchal, Manuel Trujillo y Vicente Manzano, así como de Rafael Serrano del Rosal, director del IESA



NOTA

ESPACOV se ha financiado en el marco de un Proyecto Intramural Especial del CSIC (PIE 201710E018) y ha sido diseñado y ejecutado al completo por la Unidad Técnica de Estudios Aplicados (UTEA) del IESA-CSIC bajo la coordinación y dirección científica del director del centro Rafael Serrano del Rosal.

Los materiales generados en este estudio, incluidos los microdatos, están disponibles en abierto en DIGITAL.CSIC: http://dx.doi.org/10.20350/digitalCSIC/12517 para ESPACOV-I y http://dx.doi.org/10.20350/digitalCSIC/13785 para ESPACOV-II.




NOTAS


1 Los datos de los barómetros del CIS han sido consultados en la web https://www.cis.es/cis/opencm/ES/11_barometros/depositados.jsp. Fecha de última consulta: 3 de marzo de 2022.

2Así, las medidas de asociación entre estas dos variables dan valores significativos positivos, cuando lo “lógico” sería que la asociación fuera una asociación negativa dado el carácter hasta cierto punto contrario de lo que se plantea en uno y otro ítem (V de Cramer ,117 Sig. < ,001).

3 Ruiz Ruiz, J. (2023). Evolución de la confianza en la responsabilidad colectiva para afrontar la pandemia: resultados de una encuesta online en dos momentos. Revista Española de Sociología, 32(2), a164. https://doi.org/10.22325/fes/res.2023.164


REFERENCIAS


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