Reseñas de libros e informes / Books and Reports Reviews

DOI: 10.22325/fes/res.2022.142

Joaquim Rius-Ulldemolins y Juan Pecourt Gracia (2021). Sociología de la cultura en la era digital. Herramientas para el análisis de las dinámicas culturales del siglo XXI. Universitat de Valencia


Fernán del Val

Departamento de Sociología I. UNED, España. fadelval@poli.uned.es. Email

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 4 (Octubre - Diciembre, 2022), a142. pp. 1-2 ISSN: 1578-2824




La sociología de la cultura y de las artes es una rama en pleno desarrollo en la sociología española, así como en la opinión pública nacional, en la que los debates culturales tienen cada vez más protagonismo. Desde esa óptica, el libro que nos ocupa, “Sociología de la cultura en la era digital. Herramientas para el análisis de las dinámicas culturales del siglo XX” puede suponer un espaldarazo para consolidar esos campos del saber sociológico. Son pocos los textos1 que, en castellano, hayan intentado explicar el pasado y el presente de la sociología cultural; de ahí el interés por esta obra, que ayuda a afianzar autores, teorías y conceptos básicos para esta disciplina.

A su vez, el libro viene avalado por los trabajos y proyectos desarrollados por sus autores, Joaquim Rius-Ulldemolins y Juan Pecourt, profesores de Sociología de la Cultura en la Universidad de Valencia, con un recorrido amplio como investigadores en cuestiones como las políticas culturales, el campo de los intelectuales, la relación entre creatividad y espacios urbanos o el papel de la cultura en el mundo digital, siendo los capítulos dedicados a estos temas algunos de los más notables de la obra.

En su abordaje, los autores defienden una postura teórica novedosa: combinar la sociología de la cultura francesa, ligada al pensamiento de Pierre Bourdieu, con los estudios culturales británicos, herederos del pensamiento de Raymond Williams y Richard Hoggart, entre otros. Esta opción permite al lector entender mejor las conexiones entre estas ramas, así como sus diferencias de base. A su vez, este planteamiento nos debe hacer reflexionar y poner en valor las aportaciones que, desde los Estudios Culturales latinoamericanos, han realizado autores como Néstor García Canclini, Jesús Martín-Barbero o Renato Ortiz, tan relevantes tanto para la sociología como para los Estudios Culturales.

El libro está estructurado en cinco apartados. El primero entra de lleno en aspectos complejos, como la definición de cultura dentro del pensamiento occidental, la relación entre ideología y cultura, el desarrollo de los Estudios Culturales o el papel de la cultura en la teoría sociológica, situando el pensamiento de Pierre Bourdieu como un momento de transformación en las formas y maneras de entender lo cultural desde la sociología. El segundo apartado profundiza en mayor medida en los campos artísticos, sus conformaciones y estructuras, partiendo del pensamiento bourdesiano, completándolo con otros sociólogos de referencia como Howard Becker, Paul Dimaggio, Alain Quemin o Richard Peterson. A partir de estos autores el texto se adentra en conceptos como el de bohemia y el de artista, el papel de los intermediarios o gatekeepers, o el análisis sociológico de la creatividad artística.

En el tercer apartado, el libro aporta una panorámica del concepto de industrias culturales, y los debates surgidos en torno al mismo, abordando otro de los debates centrales de la sociología de la cultura contemporánea, como es el del consumo cultural, y la oposición entre la teoría de la distinción y la de los omnívoros culturales. En este apartado se esbozan también algunas teorías en torno a las relaciones entre estado y cultura, a través de las políticas culturales. El cuarto apartado propone una panorámica de gran interés, y muy bien resuelta, sobre el análisis de la cultura en la postmodernidad, y los desafíos que este cambio de paradigma ha planteado a la sociología de la cultura. Los autores aciertan en mostrar cómo en la postmodernidad emergen unas nuevas “reglas del arte” (p. 287), que obligan a actualizar y repensar los postulados de Pierre Bourdieu en su obra de referencia. También se reflexiona sobre debates recientes en la rama, como la emergencia de la cultura hípster, o la aparición de nuevas formas de intervención artística, como el artivismo. Quizás en estos epígrafes los autores podrían haber incluido algunas aportaciones relevantes, que han discutido la sociología de la cultura surgida en los años setenta (Bourdieu, Becker, Peterson…), y que han criticado el reduccionismo de esos planteamientos al dejar de lado la dimensión estética de los objetos culturales. Así, autores como Antoine Hennion (2002) y su teoría de las mediaciones, Tia DeNora (2000) y sus trabajos sobre música, identidad y vida cotidiana, o Georgina Born (1995) y su idea del arte como ensamblaje, han ayudado a dinamizar la sociología de la cultura y de las artes, desde posiciones postmodernas, mostrando cómo la distinción entre cultura y sociedad es una distinción forzosa en la que no se toma en cuenta cómo lo cultural es fuente de socialidad.

La parte del final del libro está dedicada a la digitalización de las sociedades actuales, aspecto de gran relevancia para la sociología cultural contemporánea. Esta parte funciona como estado de la cuestión, explicando las diferentes perspectivas que han abordado el papel de lo digital. Los autores muestran una percepción crítica hacia los argumentos defendidos por posiciones “ciberutópicas”, tratando de ejemplificar cómo el desarrollo de nuevas formas de consumo cultural a través de plataformas digitales ha generado un empeoramiento en las formas de trabajo y remuneración para los trabajadores de los sectores culturales. En este apartado se dedica poco espacio al análisis, no tanto de las discusiones, como de los procesos generados por el desarrollo de lo digital. Los desarrollos tecnológicos han modificado las formas de producción, distribución y consumo, y una aproximación con mayor detenimiento sobre estas cuestiones habría sido de interés para los lectores.

Además del importante contenido teórico, los autores han acertado al incluir pequeños excursos en los que la teoría es llevada a contrastación, a través de múltiples ejemplos. Véase, entre otros, el excurso dedicado a Rihanna y la Escuela de Frankfurt, en el que las teorías de Adorno sobre la estandarización de la música popular se encuentran con el pop comercial de mediados de la década de los dosmiles, de forma ilustradora.

En conclusión, este libro supone una importante aportación para la consolidación de la sociología de la cultura en España, y puede servir de ayuda a profesores con docencia en dichas áreas, alumnos, e investigadores.




NOTAS

1 De gran interés también es la reciente obra compilada por Arturo Rodríguez Morató y Álvaro Santana (2017), “La nueva sociología de las artes. Una perspectiva hispanohablante y global”.


REFERENCIAS


Born, G. (1995). Rationalizing Culture IRCAM, Boulez, and the Institutionalization of the Musical Avant-Garde. University of California Press.

DeNora, T. (2000). Music in everyday life. Cambridge: New York.

Hennion, A. (2002). La pasión musical. Barcelona: Paidós.

Rodríguez Morató, A., y Santana, Á. (2017). La nueva sociología de las artes. Barcelona: Gedisa.