Artículos / Articles

DOI: 10.22325/fes/res.2022.100

Marcos discursivos de un movimiento ecologista emergente y su impacto virtual


Discourse frames of an emergent environmental movement and its impact of social media


Simone Belli ORCID

Departamento de Antropología Social y Psicología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, España. sbelli@ucm.es

Juan Carlos Revilla ORCID

Departamento de Antropología Social y Psicología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, España. jcrevilla@cps.ucm.es

Sara Sánchez Díez ORCID

Departamento de Antropología Social y Psicología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, España. sara.sanchez.diez@ucm.es

Alejandro Gonzalo Puyod ORCID

Departamento de Antropología Social y Psicología Social, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, España. agonza13@ucm.es

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 2 (Abril - Junio, 2022), a100. pp. 1-22. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 24/03/21
Aceptado / Accepted: 09/10/21




RESUMEN

El surgimiento de Fridays for Future (FfF) ha supuesto cambios en los discursos tradicionales en torno al cambio climático. Esto viene acompañado de nuevas estrategias comunicativas a través de las redes virtuales que han tenido bastante repercusión social, con un importante componente emocional basado en el concepto de emergencia climática. El objetivo de este artículo es el análisis de esta dimensión comunicativa a través de sus marcos discursivos y su uso en las redes, utilizando una metodología mixta basada en el trabajo etnográfico y un análisis de redes del movimiento (Twitter). Los resultados reflejan tres aspectos de su discurso que destacan respecto a lo que había recogido la literatura sobre marcos ecológicos anteriores: el énfasis en la emergencia climática frente a la sostenibilidad, el paso de las conductas individuales a la necesidad de transformación sistémica y, por último, su igualitarismo radical. Twitter se utiliza sobre todo para la información de movilizaciones recurriendo a los marcos del cambio de sistema y la emergencia climática, lo que consigue una repercusión menor que los mensajes sobre denuncia o divulgación de información ecológica. Estos últimos remiten con más frecuencia a marcos de justicia ecosocial, cambio climático y futuro en riesgo.

Palabras clave: Marcos discursivos, movimientos sociales, movimiento ecologista, emergencia climática, cambio climático, Twitter


ABSTRACT

The emergence of Fridays for Future (FfF) has meant several changes in the traditional discourses on climate change. These changes come together with new communication strategies on social media that have had quite an impact on society and traditional media. These strategies appeal to emotional mobilization by means of the concept of climate emergency. The aim of this paper is the analysis of the communicative dimension of FfF: its discursive frames and its use of social media. A mixed methodology (ethnographic fieldwork and social media analysis –Twitter-) was used. The results reflect three aspects of its discourses that stand out from what is collected in the literature on previous ecological frameworks: the emphasis on climate emergency vs. sustainability, the move from individual ecological behaviours to social system transformation, and, finally, radical egalitarianism. Twitter is used mainly for information of mobilization resorting to frames of systemic change and climate emergency. However, the impact of these messages is lower to the one that ecological denunciation or dissemination messages get. These last kinds of tweets resort more frequently to frames of ecosocial justice, climate change and future at risk.

Keywords: Discourse frames, social movements, environmental movement, climate emergency, climate change, Twitter.




INTRODUCCIÓN


El movimiento ecologista vive una transformación debido a la incorporación de una nueva generación de jóvenes que, recogiendo el legado de un activismo de más de cien años de antigüedad, incorpora las preocupaciones derivadas de su situación vital precaria y su futuro incierto en un mundo donde el impacto negativo de la actividad humana sobre el planeta es cada vez mayor y más evidente. En este sentido, puede ser interesante indagar cómo esta nueva generación de jóvenes activistas por el clima construye sus marcos discursivos ambientalistas, así como sus estrategias comunicativas expresadas en su uso de las redes sociales como reflejo de su visión de la situación y de sus preocupaciones principales. El objetivo principal de este artículo es el análisis de la dimensión comunicativa de uno de los movimientos ecologistas juveniles más relevantes en los últimos tiempos como es FfF. Analizaremos sus marcos discursivos, así como el uso comunicativo que realizan de las redes sociales virtuales. De esta forma, se pretende estudiar los discursos del movimiento FfF como producto de la interacción social de sus participantes y su interrelación con la sociedad a través de las redes virtuales.

Goffman (1974) acuñó el término "marco" como una metáfora para resaltar la complejidad de la realidad social y enfatizar que las percepciones de la realidad dependen de resaltar ciertos aspectos mientras se atenúan otros. Los marcos se pueden describir como "paquetes interpretativos listos para usar" (Conrad y Oleart, 2020, p.531) que llaman la atención sobre los aspectos que un observador encuentra más relevantes para describir y explicar un fenómeno específico. Como argumentan Harré, Brockmeier y Mühlhäusler (1999), los discursos no solo reflejan y registran, sino que también dan forma y crean realidades. De esta manera, los marcos discursivos son construidos socialmente por actores que pueden usarlos estratégicamente para formular problemas. Baumgartner y Mahoney (2008) describieron que, a nivel individual, los actores enmarcan los problemas para legitimar sus reclamos, fomentando interpretaciones y entendimientos particulares de la realidad. Igualmente, es importante considerar la resonancia del marco en la esfera oficial (Conrad y Oleart, 2020), es decir, la consideración por parte del público en general y/o los responsables políticos. Por tanto, el acto comunicativo se transforma en poder comunicativo cuando se incorpora a los procesos institucionalizados de toma de decisiones (Bohman, 2010).

Snow y Benford (1988), entre otros, han señalado que los actores del movimiento social se implican activamente en la creación y mantenimiento de significados para sus miembros, pero también para sus rivales o el público en general. Los marcos colectivos señalan la seriedad e injusticia de un problema social al tiempo que atribuyen diagnósticos, pronósticos y modos posibles de acción (Benford, 2005). Cammaerts (2018) trata los marcos discursivos de los movimientos sociales como 'circuitos de protesta', en un proceso en el que los marcos son (1) creados por movimientos sociales, (2) comunicados tanto interna como externamente, (3) migran a los principales medios de comunicación, y actualmente a las redes sociales virtuales, y finalmente (4) resuenan en el público en general. Este proceso ha sido analizado por Benford (2005) respecto al marco de la justicia ambiental. Los marcos discursivos o marcos de acción colectiva (Díaz-Pérez et al., 2021), concepto este último que pone énfasis en su producción de ideas y significados orientados hacia la movilización y el cambio social se construyen de forma dinámica a medida que los participantes negocian una comprensión compartida de una problemática que desean solucionar. Además, tienen un papel fundamental a la hora de hacer converger identidades individuales y colectivas del grupo (Melucci,1989; Benford y Snow, 1994, 2000; Laraña, 1999; Snow, 2016).

El movimiento ecologista, a lo largo de su historia, ha transformado sus marcos discursivos, evolucionando su comprensión del mundo y su relación comunicativa con la sociedad. A principios del siglo pasado, se conformaron tres discursos hegemónicos dentro del ecologismo: conservación/manejo de la vida silvestre, preservación y reforma del ambientalismo (Carmichael, Jenkins y Brulle, 2012). Estos discursos se basan en la idea de que la humanidad es parte de los ecosistemas terrestres y, por lo tanto, la salud humana está vinculada a la condición del medio ambiente natural (Brulle, 2000). La reforma del ambientalismo incide en la necesidad de que el gobierno actúe para proteger la naturaleza del uso empresarial y privado (Oelschlaeger, 1991). Esto dio lugar a una nueva comunidad discursiva orientada en torno a una preocupación que vincula la salud y la supervivencia humanas con las condiciones ambientales (Carmichael, Jenkins y Brulle, 2012). Sin embargo, el movimiento ecologista de los 60 enfatizó el fracaso de estas corrientes y la necesidad de hablar de los problemas ambientales de una manera más directa y práctica, reclamando autenticidad contra muchos de estos discursos vacíos y fallidos a la hora de actuar (Carmichael, Jenkins y Brulle, 2012). Esta orientación dio lugar a la aparición de discursos alternativos, que suponen una concreción, y evolución, respecto de los anteriores: justicia ambiental, ecoespiritualismo, ecofeminismo, antiglobalización/anticapitalismo/anarquismo, ecología profunda y derechos de los animales (Hays, 1987; Brulle, 2000; Mertig et al., 2002). Pellow y Brehm (2015) analizan cómo el periodo posterior a los años 60 vio la emergencia de un nuevo paradigma ecológico, el de la liberación total, que combina una perspectiva de interdependencia entre especies y un paradigma de justicia ambiental, que pone en primer plano la relación entre la desigualdad social y el medio ambiente. Estos dos paradigmas instan a las personas a ser administradores responsables de la tierra (Taylor, 2000) e incluye una ética de la justicia y la no opresión para personas, animales y ecosistemas. Por último, Sijnesael (2019) recoge dos marcos ecologistas actuales en su análisis de Greenpeace, el de la justicia climática y el del apocalipsis inminente que amenaza a la sociedad. El marco más persuasivo es el del apocalipsis porque enfatiza las consecuencias de la emergencia climática y gira en torno al miedo y el peligro.

Pero sería difícil entender estos movimientos ecologistas sin mencionar los marcos discursivos institucionales y gubernamentales que se han generado de manera paralela en las diferentes cumbres y conferencias sobre el clima de las últimas décadas. Estos diferentes discursos se conjugan bajo el contexto del denominado gobierno verde (Bäckstrand y Lovbrand, 2006; 2007), ligado al auge del ambientalismo global en la década de los setenta y que trata sobre los límites ecológicos y capacidad de carga de nuestro planeta (Dryzek, 2013). La racionalidad política de la gubernamentalidad verde se inscribió en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992 y otorgó a redes de expertos roles de administración y gestión en la gobernanza del cambio climático (Bäckstrand y Lovbrand, 2006; 2007). Hajer (1995) ofreció las primeras contribuciones a esta última línea de análisis de los marcos discursivos en su pionero estudio de la modernización ecológica en el discurso de la política medioambiental europea. Este discurso de la gobernanza climática se basa en una larga tradición de pensamiento radical verde (Bäckstrand y Lovbrand, 2006; 2007). Así, desde Kioto y después Copenhague han aparecido diferentes discursos que demandan un mundo más ecocéntrico y sostenible (Hadden, 2015) y así los discursos institucionales se centran en el concepto general de sostenibilidad (Raco et al., 2012; Redclift y Woodgate, 2013; Tahvilzadeh et al., 2017; Jacobsson, 2019, 2020). Bäckstrand y Lovbrand (2016) identificaron los principales marcos discursivos institucionales: el crecimiento verde y la gubernamentalidad verde. El primero se centra en la conciliación del crecimiento económico con el progreso social, integrando los tres pilares del desarrollo sostenible: lo ambiental, lo económico y lo social. El segundo se refiere a un “orden de negociación multilateral centralizado y basado en la ciencia, asociado con técnicas de mitigación y monitoreo del clima de arriba hacia abajo implementadas a escala global” (Bäckstrand and Lovbrand, 2007, p. 124). Así, mientras las instituciones y organismos internacionales hacen uso de los marcos discursivos de la gubernamentalidad verde y del crecimiento verde (Maier, 2019), el discurso de los movimientos sociales ecologistas invoca el radicalismo y el antagonismo presentes en mayor medida en los marcos de justicia climática descritos por Della Porta y Parks (2014).

En este contexto, la aparición del movimiento Fridays for Future (FfF) ha supuesto un cambio en los discursos públicos relacionados con el cambio climático (Maier, 2019). Según Jacobsson (2020), el movimiento “Juventud por el Clima” lucha por un futuro sostenible al criticar también la forma en que la sociedad está organizada en términos de poder y responsabilidad política. Los activistas de FfF comparten la idea de que es necesaria una acción radical para disminuir las emisiones de carbono en todo el mundo y prevenir un mayor calentamiento global y, con ello, el cambio climático (fridaysforfuture.org, 2019; Hagedorn et al., 2019; Maier, 2019). FfF ha logrado que millones de jóvenes luchen por exigir políticas climáticas más agresivas escuchando las recomendaciones de la ciencia (Han y Ahn, 2020; Zulianello y Ceccobelli, 2020). Los marcos discursivos de FfF se han teñido de compromiso social, lo que ha llevado a un cierto acercamiento a colectivos comprometidos con la igualdad social.

El discurso del movimiento FfF tiene sus bases en movimientos medioambientales anteriores, desde las organizaciones estudiantiles ecologistas de los años 60 y 70 en los campus universitarios californianos (Belli y Díez, 2015). La racionalidad política articulada por estos movimientos está incrustada en un ambientalismo cívico radical que es profundamente escéptico sobre las estructuras de poder desiguales (capitalismo, patriarcado, soberanía) que definen los arreglos de gobernanza climática contemporánea (Bäckstrand y Lovbrand, 2016). Según Gravante y Poma (2020), dentro del movimiento se pueden observar diferentes marcos discursivos relacionados que consideran que las demandas de justicia social están estrechamente vinculadas con las de justicia climática, identificando a los actores del sistema capitalista como causa principal de la actual emergencia climática y abogando por una soberanía popular. El término “justicia climática” ganó popularidad después de la conferencia de Copenhague y ha sido utilizado con frecuencia, tanto por actores estatales como no estatales (Hadden, 2015). Este marco discursivo ha traído nuevas preocupaciones de equidad a la mesa de negociación y ha reconfigurado gradualmente el paisaje discursivo en el que se negocia el nuevo régimen climático (Bäckstrand y Lovbrand, 2016).

También hay que señalar que FfF se caracteriza por considerar la esfera política, y sus dicotomías tradicionales como derecha/izquierda, como subordinada a los dictados técnicos de la ciencia, que es quien señala las tareas y objetivos a acometer (de Moor, Catney y Doherty, 2019). Esta cierta despolitización de la política o tecnocracia no es contradictoria con la “repolitización” del ecologismo, en el sentido de la denuncia del sistema económico y de la apuesta por la justicia climática. A su vez, el movimiento FfF intenta crear un nuevo espacio político de confrontación y legitimación de su misma existencia. Con la elección del nombre alternativo “School strike for climate” indican que los activistas se perciben a sí mismos como parte de un movimiento de corte juvenil (Wright, 2015; Maier, 2019) que busca la participación de los estudiantes, impulsando a los demás jóvenes a participar en las protestas (Somma y Medel, 2019; de Moor et al., 2020). A través de su participación, estos jóvenes persiguen que sus prácticas y discursos políticos sean aceptados como forma de lucha válida y legítima (Ballesté Isern y Sánchez García, 2020).

En esta dirección, estos jóvenes aportan a los discursos ecologistas nuevas estrategias comunicativas con gran fuerza discursiva en las redes. Sus mensajes buscan sensibilizar a la sociedad sobre la emergencia climática y los efectos negativos de la actividad humana sobre el planeta. Una de las estrategias de este movimiento es la búsqueda de un lenguaje clarificador ante las complejidades sociales para facilitar a los jóvenes su simpatía y adscripción al mismo. Un mensaje clave de FfF es que el futuro de los jóvenes está en peligro, lo que puede explicar por qué los participantes se sienten más frustrados, ansiosos y temerosos que nunca en el marco de la emergencia climática (de Moor et al., 2020). Estas emociones permiten redefinir la realidad social en términos cognitivo-emocionales para enfrentarse al miedo y a la incertidumbre. Además, juegan un papel central en la percepción y respuesta al cambio climático; por ejemplo, el apego emocional a nivel local facilita el activismo en defensa del territorio y el surgimiento de experiencias que pueden mejorar la vida cotidiana de la ciudadanía. A nivel global, este apego se ha relacionado con comportamientos proambientales y el compromiso con el cambio climático (Gravante y Poma, 2020). Esto muestra que el activismo socioambiental ha conseguido generar un discurso emocional que ha llegado a miles de personas.

En los últimos años, un lazo fundamental entre los participantes del movimiento lo ha creado la joven activista Greta Thunberg a través de sus redes sociales (Twitter e Instagram) con su impacto en los medios de comunicación mundiales (Brünker, Deitelhoff y Mirbabaie, 2019; Jacobsson, 2020). La joven activista desencadenó la movilización de millones de personas, llegando a cuadruplicar el número de referencias en la prensa con respecto a FfF, a pesar de que la joven insistió en que el protagonismo se derivara hacia otros jóvenes o agrupaciones (Teso Alonso y Fernández-Reyes, 2020). El éxito de la joven activista en su comunicación se debe principalmente al uso de recursos retóricos combinados con argumentos de propósito moral, así como la coherencia de sus acciones, que alienta a la ciudadanía a seguirla (Teso Alonso y Fernández-Reyes, 2020). Díaz-Pérez et al. (2021) han investigado la operacionalización de los marcos discursivos en los relatos digitales de Greta Thunberg, identificando cinco elementos diferentes del marco: nosotros (los jóvenes activistas), problema (cambio climático), agravio (el futuro), los otros (actores políticos, empresas, instituciones, etc.) y estrategia (huelgas y protestas).

De este modo, estas nuevas formas de comunicación digital ejercen un papel fundamental, no solo como aspecto de innovación, sino también de pertenencia, que canalizan sus energías creando una narración sobre las amenazas y las expectativas sobre su actuación. La investigación sobre movimientos sociales ha puesto de manifiesto que las redes sociales virtuales contribuyen a difundir marcos discursivos propios y alternativos a los ofrecidos por los medios de comunicación tradicionales (Robles et al., 2015; Candon 2016), tanto en la propagación del marco del movimiento como en la difusión de sus acciones (Lee y Man-Chan, 2016). Bennett y Segerberg (2012) han desarrollado el concepto de acción conectiva, entendido como las redes sociales fluidas y a gran escala que permiten las redes virtuales, que no necesitan un control organizacional fuerte y, por lo tanto, facilitan la difusión de marcos que pueden personalizarse y adaptarse a diversas situaciones (Díaz-Pérez et al., 2021). El movimiento FfF cumple con estas características, expandiéndose principalmente gracias a las redes virtuales. En este sentido, Mattoni (2012) ha señalado el interés de atender a las prácticas mediáticas de los activistas, en cuanto productores y consumidores de mensajes. Mattoni (2019) entiende que el uso de las tecnologías digitales de los activistas está relacionado con la cultura del movimiento (Polletta, 1997) a través de los imaginarios que desarrollan en relación a su actividad movilizadora. De esta manera, los jóvenes sacan ventaja de estas herramientas, aumentando su participación y visibilizando unos discursos que difícilmente son incluidos en los medios analógicos (Maltos-Tamez, Martínez-Garza y Miranda-Villanueva, 2021), favoreciendo así la aparición de nuevas formas expresivas y convirtiendo a los movimientos sociales, en cierta manera, en medios de comunicación (Valderrama, 2010) y en experiencias de «comunicación total» (Treré, 2016). Rodríguez-Suárez et al. (2021) muestran la existencia de una nueva narrativa en la movilización social online que utiliza un lenguaje más cercano, referencial y abierto, y en la que la hipertextualidad y el componente visual cobran especial relevancia. Las imágenes, por ejemplo, de muchas pancartas de protesta son frecuentes en las redes sociales de FfF (Maier, 2019; Brünker et al., 2019). Se ha reconocido el importante papel de las imágenes para fundamentar los discursos que movilizan a la acción frente al cambio climático y la destrucción de la naturaleza (Ardevol, Martorell y San Cornelio, 2021) y que hacen referencia a la justicia climática y a la globalización (Maier, 2019).

A través de los mensajes el movimiento genera impacto en sus redes, especialmente en Twitter, la plataforma donde se han centrado muchas de las investigaciones en los últimos dos años. Boulianne et al. (2020) verificaron que en los tweets primaba un discurso informativo y de opiniones, mientras que Reyes Carrasco (2020) identificaron marcos discursivos relacionados con iniciativas locales de carácter informativo y de apoyo a otros colectivos. Soler-i-Martí y colaboradores (2020) han mostrado la interrelación entre el nivel de actividad e interacciones en Twitter y las movilizaciones en la calle. Por último, Trimonytė (2020) reveló que los marcos discursivos de FfF en redes hacen referencia a la emergencia climática, además de visibilizar a los líderes políticos como responsables de la situación. La (parcial) novedad de estas prácticas mediáticas nos podría poner sobre la pista de la emergencia de una nueva (al menos parcialmente) cultura del movimiento.

A continuación, presentaremos la metodología utilizada para después exponer los análisis de los marcos discursivos del movimiento en España, así como su presencia en las redes sociales virtuales.


METODOLOGÍA


En esta investigación utilizamos una metodología mixta: un trabajo etnográfico acompañado de un análisis de redes sociales. Los materiales fueron recogidos durante los primeros meses de vida del movimiento, entre marzo de 2019 y octubre de 2020, ya que constituyen los momentos clave de su desarrollo, afectado por la pandemia de la COVID-19.

Metodología etnográfica

El trabajo etnográfico se desarrolló en las asambleas territoriales de FfF de Madrid y Zaragoza. Con la selección de estas dos localidades se buscaba acceder a un entorno metropolitano con mayor fuerza organizativa (Madrid), así como a una ciudad de tamaño intermedio, con menor masa de activistas, pero donde al menos existieran asambleas estables en el tiempo que permitieran un trabajo continuado, y no acciones puntuales, como puede suceder en ciudades de menor tamaño. La selección de las asambleas de estas ciudades se realizó tras una evaluación cualitativa de la actividad de las cuentas virtuales (locales, regionales, nacionales) de FfF en Twitter e Instagram.

Además de la observación participante, se realizaron en 2020 14 entrevistas en profundidad, así como 2 grupos triangulares virtuales. Las transcripciones de este material han sido el objeto central del análisis de marcos, utilizando de manera secundaria la observación participante. En su mayoría, las entrevistas se realizaron a los activistas madrileños, donde más se ha profundizado la investigación y existía una mayor diversidad de perfiles sociodemográficos, pero se hicieron entrevistas puntuales en otros territorios, con el objetivo de analizar la eventual existencia de discursos internos diferenciados, así como conocer la realidad de la coordinación estatal del movimiento.

FfF está compuesto de estudiantes universitarios, bachilleres y algún estudiante de secundaria, con una abrumadora mayoría de perfiles provenientes de las clases medias. A la hora de construir el casillero tipológico se tuvieron especialmente en cuenta las diferencias por edad y género, como puede verse en la tabla 1. Se entrevistaron a 6 chicos y 8 chicas, 6 entre 15 y 20 años, 7 entre 20 y 25 años y 1 entre 25 y 30 años.

No se han encontrado diferencias discursivas reseñables. De hecho, hay un alto nivel de homogeneidad, que puede explicarse por la novedad del movimiento, que agrupa a sus activistas alrededor de un discurso muy determinado y por la homogeneidad de sus perfiles.

En el análisis de este material se identificaron primero los repertorios interpretativos (Potter y Wetherell, 1987) que articulan el discurso ecologista del movimiento, y que constituyen la primera parte de los resultados obtenidos (fase de análisis de discurso). En segundo lugar, estos discursos se estructuraron para dar lugar a un sistema de categorías y subcategorías (ver tabla 2; fase de análisis de contenido). El análisis de contenido se ajustaba al objetivo de identificar y condensar la presencia de los diferentes marcos discursivos en el análisis de redes virtuales.


Tabla 1. Características de la muestra de activistas participantes.

Género

Intervalo de edad

Localidad

Estudios

Herramienta

Masculino

15-20

Madrid

Estudia ESO

Entrevista

Femenino

20-25

Málaga

Estudia universidad.

Ambientales

Entrevista

Femenino

15-20

Madrid

Estudia universidad.

Bioquímica

Entrevista

Masculino

20-25

Madrid

Estudia universidad.

Ingeniería ambiental

Entrevista

Femenino

15-20

Madrid

Estudia bachillerato

Entrevista

Masculino

20-25

Asturias

Estudia universidad.

Física.

Entrevista

Masculino

20-25

Madrid

Estudia Bachillerato.

Entrevista

Femenino

15-20

Madrid

Estudia Bachillerato

Entrevista

Masculino

20-25

Madrid

Estudió Antropología (universidad)

Entrevista

Femenino

15-20

Madrid

Estudia Bachillerato

Entrevista

Masculino

25-20

Madrid

Estudió Sociología (universidad)

Entrevista

Femenino

15-20

Madrid

Estudia Bachillerato

Entrevista

Femenino

20-25

Zaragoza

Estudia universidad.

Educación Infantil.

Entrevista

Femenino

20-25

Bilbao

Estudia universidad.

Entrevista

Masculino

20-25

Zaragoza

Estudia universidad.

Ingeniería de diseño industrial

G. triangular 1

Masculino

15-20

Zaragoza

Estudia bachillerato

G. triangular 1

Femenino

15-20

Zaragoza

Estudia bachillerato

G. triangular 1

Masculino

20-25

Madrid

Estudia universidad

G. triangular 2

Femenino

20-25

Madrid

Estudia universidad.

Sociología

G. triangular 2

Femenino

15-20

Madrid

Estudia bachillerato

G. triangular 2



Tabla 2. Categorías y subcategorías de los repertorios interpretativos.

Repertorio interpretativo

Subcategorías

Cambio climático

Aumento temperatura, desertificación,

Sobreexplotación de recursos

Contaminación por actividad humana, CO2

Deshielo, inundaciones

Emergencia climática

Emergencia, actuar ya

Futuro en riesgo

Crisis climática

Responsabilidad generaciones anteriores

Actuaciones ecológicas

Conductas ecológicas individuales

Reducción efectos actividad humana

Actividades e industrias ecológicas, sin impacto

Energías renovables

Cambio del sistema

Crítica al sistema, capitalismo culpable,

Presionar al Estado, cambio política

Alternativas sistémicas

Justicia ecosocial

Ecodependencia, antiespecismo

Justicia social, igualdad

Derechos civiles, feminismo, antirracismo



Análisis de redes sociales virtuales


Para el análisis de la actividad e impacto del movimiento en Twitter analizamos la totalidad de los tweets entre marzo y diciembre de 2019 de la cuenta estatal de FfF. Se escogió esta cuenta debido a que se centraba más puramente en los discursos y las acciones de protesta, frente a un mayor porcentaje de tweets organizativos existente en las cuentas locales o regionales –como, por ejemplo, la de Madrid-, referidos meramente a la realización de los lugares y horas de las asambleas locales.

Aunque la presencia de FfF es igual o mayor en Instagram, la elección para estos análisis de la cuenta de Twitter se debe a que encaja mejor con el análisis textual-discursivo que llevamos a cabo. En efecto, el uso de Instagram recurre en mucha mayor medida a imágenes en muchos casos desprovistas de texto, lo que dificulta el análisis discursivo de su contenido, al tiempo que requeriría de una metodología de análisis distinta, de corte iconográfico o semiótico.

Se han considerado los tweets emitidos directamente, y no los retweets ni las respuestas realizadas desde esta cuenta o las menciones que ha recibido. Los tweets compuestos por varias unidades, llamados hilos, se han considerado como una unidad. En total se ha realizado un análisis de contenido sobre 331 tweets. La codificación de cada tweet se basó en dos variables principales: a) tipo de tweet; b) marcos discursivos representados. En los tipos de tweets se distinguió entre: a) informativos de movilizaciones; b) de denuncia; c) informativos de actividades de no movilización; d) argumentativos; e) divulgativos de información; y f) organizativos. Las categorías y subcategorías iniciales para el análisis de contenido de los marcos discursivos representados aparecen en la tabla 2, si bien la escasa frecuencia de aparición de muchas de ellas aconsejó subsumir algunas subcategorías en la categoría de la que formaban parte.

Este análisis de contenido fue realizado por dos investigadores del equipo. A cada uno de los codificadores se le asignó aleatoriamente alrededor del 75% de los 331 tweets para la codificación y la fiabilidad se calculó con los tweets asignados a ambos codificadores: 167 o el 50,5% del total. El porcentaje de coincidencia de cada código se calculó como el cociente entre el número total de acuerdos interjueces y el número total de casos donde aparecía el código. Con este procedimiento las coincidencias se situaron entre el 75% de la variable “justicia ecosocial” y el 88% de la variable “tipos de tweets”, con una alta fiabilidad conjunta del 89,0%. Este sistema nos parece más exigente que algunos estadísticos existentes, y de hecho la fiabilidad de nuestra codificación arroja resultados superiores al 90% en el Alfa de Krippendorff en todas las variables y un acuerdo global del 92,6% con el coeficiente kappa de Cohen. Los casos discrepantes se discutieron en el equipo hasta alcanzar un consenso.

Se ha analizado en cada variable la frecuencia, porcentaje de uso y media de impacto con el objetivo de poder determinar qué tipo de tweets y qué marcos tienen mayor repercusión en las redes virtuales. Para ello, se han utilizado dos medidas de impacto, impresiones (número de veces que ha sido leído el tweet) e interacciones (número de veces que el receptor/a ha tenido alguna conducta activa hacia el contenido, como retweets, “me gusta”, respuestas, clics en el contenido, etc.). Entendemos que las impresiones son una indicación de la audiencia del tweet, mientras que las interacciones apuntan al grado de implicación que produce su contenido, al suponer algún tipo de actividad por parte del receptor.

Por último, se ha buscado relacionar las dos variables consideradas, tipos de tweet y marcos discursivos, mediante un análisis de redes. Se han escogido todas las categorías de tipos de tweets, pero solo las categorías de marcos discursivos con una frecuencia superior a los 30 tweets. Con esta selección se ha obtenido una matriz de incidencias donde cada categoría puede estar o no en cada uno de los tweets. Utilizando la librería netCoin del programa R, se ha transformado esta matriz de incidencias en una de coincidencias entre las diferentes categorías. Con ello se genera una red de relaciones donde cada nodo es una de las categorías y las aristas aquellas relaciones con un valor de residuo corregido de Haberman superior a 1,96. Se recogen tan solo las relaciones positivas. Este análisis reticular de coincidencias (Escobar y Tejero, 2017) permite observar las relaciones entre las diferentes categorías, buscando estructuras entre ellas. Nos permite conocer si, por ejemplo, un tipo de tweet u otro se asocia a determinada categoría del marco, o si las categorías del marco discursivo se relacionan entre sí. No solo ofrece relaciones individuales, sino un esquema visual del conjunto de estas relaciones. De esta manera, podemos observar si existen agrupaciones que tengan un sentido teórico.


RESULTADOS


Marcos discursivos de FfF

Los marcos discursivos que analizamos son claramente coincidentes, debido al trabajo previo de elaboración colectiva, a través de asambleas y movilizaciones, y a la previa exposición a similares referentes. Identificamos 5 marcos discursivos: cambio climático, emergencia climática, actuaciones ecológicas, cambio del sistema económico y justicia ecosocial.

1. El cambio climático

El elemento central de los marcos de FfF es la existencia de una crisis climática en el planeta debido al inexorable aumento de la temperatura global por efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2), tal como señala la investigación científica (ver IPCC, 2018). La ciencia se erige con ello en una fuente de autoridad y discurso seguro, más allá del debate político, lo que facilita ingresar al activismo:

“sí está subiendo la temperatura, y con eso muchísimas personas, o muchísimos sistemas que tienen una temperatura óptima de funcionamiento, muchísimas cosas que dependen de la temperatura, eso se está rompiendo…” (E2, M)

Esta preocupación incluye también la sobreexplotación de los recursos del planeta y la contaminación, tanto atmosférica como derivada de la producción de residuos, especialmente de plástico. Todo ello se entiende como bastante tangible, innegable, incluyendo casos conocidos de contaminación y degradación (Mar Menor), extinción masiva de especies, datos récord de temperaturas, desertificación, huracanes, tormentas e inundaciones cada vez más fuertes o reducción del hielo terrestre. Y todo esto anticipa un futuro de todavía mucha mayor degradación general del planeta si no se actúa con prontitud:

“El 74% de España va a estar desierto para final de siglo, para mitad de siglo que lo voy a vivir yo, pues será un 30%.” (E8, H)

“Si no se hace nada, se van a fundir los Polos. O sea, lo primero de todo, subirá el nivel del mar metros. O sea, Barcelona, Valencia, por poner un ejemplo, las Maldivas, se van a inundar al máximo.” (E1, H)

2. Emergencia climática

Esta necesidad de actuar con rapidez conduce a emplear conceptos que reflejan mejor la urgencia, como crisis climática o emergencia climática, lo que supone una transformación del marco de comprensión:

“...esto no es un cambio climático. [...] Es una crisis. Estamos en crisis. Y segundo, no hay ninguna razón, ahora mismo, para tener esperanza.” (E4, M)

“la emergencia climática es una realidad.” (E6, H)

Ambos conceptos remiten a una actuación inmediata para revertir la situación de forma acuciante, en los próximos años, en los que habría que reducir la tendencia al aumento de la temperatura global: “tenemos 18 meses para revertirla, que en 2050 nos vamos a ir al garete.” (E5, H)

La urgencia se justifica en la percepción de que la vida futura de la generación juvenil actual estaría comprometida en caso contrario. Esto implica, por un lado, que la cuestión se sitúa en términos generacionales: el comportamiento irresponsable de las generaciones mayores comprometería el futuro de las siguientes. Por otro lado, esto se expresa en términos fatales, de eventual muerte temprana, lo que nos sitúa en el contexto de cualquier situación de emergencia. Con ello, el discurso de los jóvenes activistas se carga de emociones negativas, de angustia o miedo:

“Yo pienso: ¿por qué hay gente que puede vivir hasta los ochenta años y morir por viejo, y yo tengo que morir a los treinta o a los cuarenta por cambio climático...” (E1, H)

“Realmente queda mucho, y tendría que asustarse mucho la gente, para que todo el mundo esté igual de asustado, como estamos nosotros.” (E4, M)

En el tránsito hacia este marco de la emergencia climática ha sido determinante la figura de Greta Thunberg. De hecho, sus discursos más conocidos inciden directamente en el marco de la emergencia climática, con un claro componente generacional y mensaje de alto tono emocional (Thunberg, 2019). Para las activistas entrevistadas, los discursos de Greta Thunberg han sido una referencia. En algunos casos, aparece como un elemento que despierta la conciencia de la gravedad de la situación:

“el pum que me hizo el ecologismo fue en Instagram un día por la tarde que me aburría, […] me crucé con un vídeo de Greta. Era el vídeo este que se hizo tan viral […] Me llamó la atención porque tenía mi edad, quince años y pensé: ¡guau, qué joven y está cambiando el mundo!” (E7, M)

Para otros se sitúa como un auténtico referente por sus planteamientos movilizadores que llaman a la urgencia de actuar, consigue que los datos producidos en el campo científico adquieran un peso emocional y se sientan cercanos. Es necesario para la movilización este acercamiento emocional de la información:

“Eso es muy Greta ¿no? Es que Greta siempre lo dice: me parece absurdo. O sea, que lo que ahora la gente necesita es desesperación. A mí lo que me lleva a la calle no es la esperanza. Si es que ir a la calle sirva de algo. Es la desesperación. La desesperación de que estamos fatal, y vamos a peor. Y esto es un desastre.” (E4, M)

3. Actuaciones ecológicas

Con esto se aprecia un conflicto entre el argumento científico –el mundo está en crisis climática- y la práctica social, las conductas humanas y su impacto ecológico. Este conflicto genera tanto emociones de ira o enfado como es un detonante para la activación militante.

En la actuación requerida, los entrevistados establecen una clara diferencia entre las conductas ecológicas individuales y las transformaciones de la actividad productiva en todos los sectores. Esto corresponde con la diferencia entre “la transición [ecológica] interior y la transición exterior” (E9, H).

a. Conductas ecológicas individuales

La transición interior implica la incorporación de prácticas para reducir el impacto ecológico de la actividad personal. Estas prácticas toman una función de difusión ideológica, pues son fáciles de transmitir a nuevos simpatizantes. Permiten mostrar coherencia y un cierto prestigio y compromiso con la lucha contra la crisis climática.

El reciclaje y la reducción del consumo de objetos y de embalajes resultan las actuaciones más mencionadas y asumidas. Además, se han vivido en el propio hogar familiar desde la infancia e implican una primera socialización ecológica:

“Pues yo me he interesado por el ecologismo toda mi vida, ¿vale?, por mi madre, porque ella recicla mucho... […] Tenemos una bolsa llena de bolsas para usarlas para todo lo que necesitemos. Apenas gastamos dinero en comida. O sea, compramos justo lo que necesitamos y ya, no mucho más.” (E1, H)

Se está extendiendo también bastante la reducción del consumo de productos cárnicos (vegetarianismo o veganismo) por los efectos negativos de la industria cárnica sobre el planeta. Otros comportamientos presentes en los debates públicos, como la movilidad sostenible, apenas aparecen explícitamente, seguramente porque suelen moverse en transporte público y no privado.

b. Transformaciones ecológicas globales

Sin embargo, estas conductas ecologistas individuales no se ven en absoluto suficientes para revertir esta situación con la rapidez que se necesita, de forma que son en cierto modo dadas por hecho, minusvaloradas (“ecologismo light”, E6, H). Incluso se aprecia que esta concienciación individual puede ser contraproducente, ya que tranquiliza la conciencia de la población y frena la participación en una movilización climática más ambiciosa, al tiempo que responsabiliza a la población y no a los gobiernos u otros actores con mayor incidencia sobre el clima:

“[hay que] dejar de culpar al consumidor, lo primero… […] Saber que podemos hacer algo obviamente –yo, por ejemplo, soy vegetariana, voy en bici, cosas así– pero la cosa es ir más allá, ¿sabes? E ir más allá quiere decir dejar de fustigarte a ti misma, decir: ‘Dios, no estoy consiguiendo nada’, e ir a por los de arriba.” (E10, M)

“Tú ya paras de utilizar pajitas, y utilizas tuppers, en vez de plásticos. Entonces ya te sientes como que ya, tu labor en el cambio climático, ya está hecha. Y eso es un problemón. Porque ya no vas a ninguna manifestación, y ya no te mueves...” (E4, M)

Los cambios más drásticos que podrían acometer “los de arriba” serían, en primer lugar, la intervención legislativa de los gobiernos para cambiar los hábitos de consumo de la población: uso desmedido de plástico, combustibles fósiles u otros contaminantes. Se entiende ya como muy factible una rápida transición hacia el uso de energías renovables (“como la solar, la eólica que son más baratas que las fósiles, ya desde hace tiempo”; E1, H), como también sería importante la regulación de la actividad de la industria, especialmente, de la industria cárnica, que se percibe como uno de los grandes contaminantes del planeta, lo que se relaciona con la posición vegetariana o vegana de muchos activistas en el plano individual, con la salud personal y con el reconocimiento de derechos de los animales (antiespecismo):

“el sistema de la industria cárnica que es insostenible, que produce mucho daño al medio ambiente. Y no sé, también por la salud, ¿no?, porque creo que lo que comemos a veces no es lo más sano, aparte del plástico que nos estamos metiendo en el cuerpo, pues que los animales están hormonados, etc., etc. Y sobre todo el antiespecismo, la ética de los propios animales.” (E10, M)

En segundo lugar, aparece a este respecto una cuestión de mayor calado, que sería la reducción de la actividad humana, en la medida en que supone desde hace tiempo una sobreexplotación de los recursos del planeta: “los recursos se agotan, hay que cambiar la forma de producir.” (E3, H)

4. Cambio del sistema económico

Lo anterior remite a la necesidad de cambiar de algún modo el sistema económico, ya que el problema del clima está plenamente relacionado con un sistema capitalista al que culpabilizan de la destrucción del planeta. El sistema toma cuerpo en las grandes empresas, las multinacionales, quienes, guiadas por sus intereses económicos, explotan los recursos naturales de forma desmedida. Pero también se percibe como un poder omnímodo, pero lejano, que tendría una importante capacidad de influencia sobre los políticos.

“el sistema capitalista es incompatible con los límites ambientales, tanto que el capitalismo se basa en el crecimiento económico, el beneficio a corto plazo.” (E9, H)

“hay un poder que va muchísimo más allá de este político de cada país” (E2, M)

Esta crítica al sistema capitalista da lugar a una frecuente autoidentificación como anticapitalistas, aunque no se haga explícito en las posiciones como colectivo ni haya coincidencia clara de lo que esto implica: “es muy fácil decir que sería anticapitalista, pero no proponer un modelo alternativo” (E2, M). En algunos casos, se realizan planteamientos de corte reformista, aunque tuvieran que ser de cierta profundidad. En otros, se plantea una superación del capitalismo hacia posiciones decrecentistas (ver Taibo, 2009) o hacia formas económicas alternativas, ya existentes de forma embrionaria: “esta transición hacia el pos-capitalismo yo la entiendo desde esa diversidad y ese mosaico de iniciativas que están en marcha.” (E9, H)

Los políticos y los gobiernos democráticos ocupan una posición ambivalente. Mientras que aparecen como condicionados a la inacción por estos poderes oscuros, por otro lado, son los únicos que podrían tomar esas medidas radicales necesarias. Por ello, los activistas entienden que han de dirigir su actuación a presionar a los gobiernos, colocándose en una posición casi de lobby y acercándose al capitalismo verde o Green New Deal. Esto parece contradictorio con sus posiciones decrecentistas y su fuerte crítica al sistema productivo, pero puede entenderse como pragmatismo posibilista: “Lo que hay que hacer es presionar al Estado, obviamente. Que el Estado se sienta como que esto es lo que quiere el pueblo.” (E4, M)

5. Justicia ecosocial

El último marco discursivo, la justicia ecosocial, incorpora los repertorios habituales de la justicia social, así como el componente ecológico, que incluiría a las especies animales y, más en general, a los ecosistemas naturales.

Desde luego, lo más específico del movimiento ecologista es sin duda esta segunda parte de defensa de la naturaleza, que cobra en los discursos de los activistas un matiz claramente de justicia en la reivindicación de los derechos de las especies integradas en ecosistemas: “me parece súper injusto que una especie que es el ser humano tenga que... esté matando... o sea, de hecho, extinguiendo a muchísimas otras.” (E2, M)

Sin embargo, la justicia incorpora una perspectiva de justicia social, que aboga por una transformación de la sociedad en la línea de la igualdad socioeconómica de todas las poblaciones:

“la justicia climática tiene que ver con eso, con una transformación ecosocial en la que las posiciones ecologistas son una parte más de la transformación de un sistema para avanzar hacia un modelo de sociedad más justo y más sostenible en los dos sentidos.” (E9, H)

Y esta línea de justicia social toma un carácter internacional y anticolonial con la preocupación por el sufrimiento de las comunidades más pobres del sur global, a las que sitúan como las más vulnerables ante el cambio climático:

“para el 2050 hay estimadas 200 millones de refugiados climáticos. [...] Teniendo en cuenta que toda esta crisis ha sido producida por el expolio de recursos que le hemos hecho durante la colonización...” (E8, H)

Por último, el discurso también incorpora una perspectiva de justicia en términos identitarios, vinculados con los movimientos por la defensa de los derechos civiles y de las minorías: “me encanta que el movimiento ecologista se haya ligado a un montón de cosas como eco-feminismo, en plan anti-racismo.” (E3, H)

La difusión de los marcos a través de las redes virtuales (FfF en Twitter)

El análisis del uso de la red virtual Twitter nos permite apreciar los énfasis que el movimiento FfF realiza en su presentación pública, así como la recepción que obtiene.

Se observa que más de la mitad de los tweets informa de las movilizaciones del movimiento (55,8%; tabla 3). Los tweets de denuncia representan un 15,1%, quedando el resto de tipos por debajo del 10%. Eso sí, es interesante incidir en que el mayor impacto lo reciben los tweets de divulgación de información en cuanto a impresiones (mayor audiencia), mientras que son los de denuncia, los que generan más interacciones (mayor implicación). Los tweets de información de movilizaciones reciben una audiencia comparativamente baja, del mismo modo que generan relativamente pocas interacciones. La denuncia y la argumentación consiguen un mayor impacto y mayor interés por parte de la comunidad virtual que los que se refieren meramente a la difusión de acciones, debido a que esta difusión afecta solo a un perfil más marcadamente activista.

En cuanto a los marcos discursivos, la mayor parte de los tweets remiten al cambio de sistema (39,7%; tabla 4). Los tweets sobre emergencia climática (18,4%) o futuro en riesgo (11,2%) son los siguientes más frecuentes. Sin embargo, en cuanto a impacto, los tweets de futuro en riesgo y los de justicia social presentan mayor media de impresiones (mayor audiencia). Estos son los que generan mayor media de interacciones (mayor implicación), junto con los que apuntan a la responsabilidad del ser humano.


Tabla 3. Frecuencias, porcentajes y medidas de impacto de tipos de tweet.

Tipos de tweet

N

%

Impresiones

Interacciones

Informativos movilización

196

55,8%

115269,6

3672,5

Denuncia

53

15,1%

215118,4

8348,8

Informativos de actividades de no movilización

33

9,4%

65817,5

2020,0

Divulgativos información

25

7,1%

256080,0

6750,0

Argumentativos

22

6,3%

110526,7

4209,6

Organizativos

22

6,3%

139600,9

4787,2

Total

351

100,0%



Tabla 4. Frecuencias, porcentajes y medidas de impacto de los marcos discursivos.

Categorías

N

%

Impresiones

Interacciones

Relación con el Estado/cambio de sistema

166

39,7%

132323,5

4279,8

Emergencia climática

77

18,4%

104271,6

3530,0

Futuro en riesgo

47

11,2%

221780,0

6750,0

Justicia social

36

8,6%

164991,6

5312,5

Cambio climático

31

7,4%

96020,3

2986,1

Actuaciones ecológicas

21

5,0%

91514,7

2648,1

Responsabilidad ser humano

18

4,3%

114493,8

5688,3

Identidad generacional

12

2,9%

84324,1

2441,6

Conductas ecológicas individuales

10

2,4%

115868,0

3053,0

Total

418

100,0%


Un análisis de redes (Figura 1) con ambas variables, tipos de tweet (círculos azules) y marcos discursivos (círculos rojos), muestra la aparición de dos agrupaciones. El primero (izquierda) está conformado por los tweets informativos de movilización, que se relacionan con el marco de la emergencia climática y el del cambio de sistema, también relacionadas entre sí. El segundo (derecha) relaciona diferentes tipos de tweets (denuncia, argumentativos, divulgativos información) con temas relacionados a la justicia ecosocial, el cambio climático y el futuro en riesgo. Existen también conexiones intermedias donde podemos observar que el cambio de sistema es la categoría que se relaciona con todo el resto de categorías del marco discursivo, a excepción de justicia ecosocial. Parece que la emergencia, el futuro en riesgo o el cambio climático son problemáticas que conllevan siempre la necesidad del cambio de sistema.

Relacionando estos dos grupos con las impresiones e interacciones, se aprecia que cuando FfF informa sobre movilizaciones, su actividad principal, apela a la emergencia y al cambio de sistema, lo que obtiene un impacto relativamente modesto en la red. Sin embargo, cuando FfF denuncia o divulga información ecológica, lo que hace con menos frecuencia, apela a la justicia ecosocial, al cambio climático y al futuro en riesgo, esto obtiene un impacto mayor en la red.


Figura 1. Análisis de redes de categorías de tipos de tweet y marcos discursivos.





DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES


En la Tabla 5 realizamos una comparación entre los marcos que hemos identificado en nuestra investigación y los comparamos con los observados en investigaciones previas en relación con movimientos ecologistas previos, el paradigma de la gobernanza climática y con la más reciente literatura sobre FfF. Para establecer tal comparación, diferenciamos 5 elementos clave, que no tienen carácter exhaustivo, pero que pueden servir para trazar unas líneas comunes para observar la evolución y transformación de los diferentes marcos discursivos según los diferentes actores que los han producido: definición del problema, horizonte temporal, actuaciones correctoras, orientación hacia el sistema económico y orientación hacia el sistema social.


Tabla 5. Marcos Discursivos.

Elemento

Movimientos Ecologistas previos

Gobernanza Climática

Friday for Future en la literatura

Nuestra investigación

Definición del problema

Deterioro de los ecosistemas

Cambio climático

Cambio climático

Cambio climático

Horizonte temporal

Indefinido

Sostenibilidad

Emergencia climática

Emergencia climática

Actuaciones correctoras

Conservacionismo

Preservación

Ecologismo

Crecimiento verde

Economía verde

Ambientalismo cívico radical

Ecoconductas individuales

Ecotransformaciones globales

Orientación hacia el sistema económico

Antiglobalización

Anarquismo

Anticapitalismo

Gubernamentalidad verde

Anticapitalismo

Cambio de sistema

Decrecentismo

Economías alternativas

Orientación hacia el sistema social

Justicia ambiental

Derechos de los animales

Ecología profunda

Ecoespiritualismo

Ecofeminismo

Conciliación crecimiento y progreso social

Justicia climática

Igualdad

Compromiso social

Justicia Ecosocial

Igualitarismo radical


A partir del análisis de los marcos discursivos de FfF, podemos mostrar las continuidades del movimiento respecto de movimientos ecologistas anteriores de los que con claridad se nutre. Pero consideramos necesario destacar tres movimientos importantes respecto del discurso ecologista de los últimos tiempos:

1. Énfasis en la emergencia climática frente a la sostenibilidad: Si bien la referencia sigue estando en el repertorio de base científica del cambio climático, el énfasis en la emergencia climática consigue añadir un fuerte componente emocional que incide sobre la insuficiencia del paradigma de la sostenibilidad.

2. Paso de las conductas ecológicas individuales a la necesidad de transformación sistémica: La acción individual pasa a ser secundaria. Lo importante es que los poderes públicos controlen los procesos productivos que se consideran nocivos para el medio ambiente. Incluso se considera que hay una contradicción entre la naturaleza y un sistema capitalista que necesita sostener un crecimiento económico más allá de los límites ecológicos del planeta, lo que les acerca a posiciones muy críticas con el sistema capitalista.

3. Igualitarismo radical: Se incorpora al movimiento un radical componente igualitario, que incorpora la tradición de la igualdad social (socioeconómica) e identitaria (feminismo, antirracismo, etc.) a una igualdad con actores no humanos, personificada en los animales (antiespecismo) y, más en general, en los ecosistemas naturales, que incorporan toda la diversidad de la vida en el planeta.

Estos resultados nos remiten a un trabajo de transformación de algunos imaginarios sociales bien establecidos. Así, la nueva mirada del ecologismo termina de enterrar el mito de la naturaleza poderosa frente a un ser humano que estaría a su merced, pues la actividad humana tiene más que nunca una gran capacidad de modificar los procesos naturales. Pero, al tiempo, la naturaleza recupera su poder con la amenaza a unos seres humanos que, cual aprendiz de brujo, no son capaces de evitar las consecuencias negativas de su presencia en la tierra. Incorporan, por tanto, los planteamientos de la nueva ecología o de la ecología profunda, que veían la necesidad de poner a la Tierra y a los organismos biológicos en el centro (ver Pellow y Brehm, 2015).

De esta forma, los seres humanos se erigen al tiempo en agresores a la naturaleza, así como víctimas de ella. Es agresor como propio productor de esta situación, que toma cuerpo en las grandes empresas, las multinacionales, “los de arriba”, los empresarios, que, guiados por sus intereses económicos, explotan los recursos naturales de forma desmedida. Es víctima como sufridor de las consecuencias, si bien esta condición se expresa en términos de grupos sociales vulnerables: los pobres, los pueblos colonizados y/o racializados, las mujeres. Son estos los que sufren directamente la explotación del sistema, al tiempo que sufrirán en mayor medida los desastres de la crisis climática. Con ello, los discursos de FfF muestran la incorporación de los marcos de la justicia ambiental y del ecofeminismo en las nuevas generaciones activistas del clima, incluso del paradigma de la liberación total del que hablaran Pellow y Brehm (2015), si bien menos anarquistas que institucionalistas, en la medida en que consideran que la presión sobre el poder y las instituciones políticas nos ha de llevar a la evitación del desastre climático.

Con ello, es interesante señalar la posición imaginaria e identitaria en la que se colocan los jóvenes activistas con estos planteamientos. En tiempos en los que los jóvenes se encuentran en situación de vulnerabilidad e incertidumbre, los activistas de FfF se reivindican sobre todo como ciudadanos que participan en la vida pública: ciudadanos responsables (preocupados por la situación del planeta y su contribución a ella), exigentes (con el poder establecido), idealistas (activistas en la búsqueda de un futuro mejor) y radicalmente demócratas (igualitarismo radical).

Por otro lado, los activistas de FfF no se sitúan ya en un marco de incertidumbre sobre el futuro del planeta, o de las pérdidas que está produciendo la actividad humana, sino que, con el marco de la emergencia climática y el énfasis en que el futuro del planeta está en riesgo, estarían más cerca del marco apocalíptico (Stoknes, 2014), lo que les da ese cariz emocional a las intervenciones de los activistas.

Por último, el análisis de la presencia de FfF en Twitter nos ha permitido apreciar que el grupo se construye como un movimiento social activo que busca la transformación del sistema presionando a los diferentes gobiernos sobre la emergencia de la situación del planeta. Entendemos que esto le otorga al movimiento FfF un cierto carácter autorreferencial en términos generacionales que busca sobre todo la movilización de sus iguales a través de los mensajes sobre movilizaciones, y que busca el impacto sobre los actores institucionales en esa movilización en la calle. En esta línea, Maier (2019) recientemente señaló la importancia de las imágenes de movilizaciones en las publicaciones de FfF en Instagram. Sin embargo, la comunidad mediática reacciona en mayor medida a denuncias de agresiones climáticas, así como a mensajes sobre justicia ecosocial y a otros mensajes emocionales que inciden sobre la idea de que el futuro está en riesgo, como también han mostrado investigaciones recientes (Reyes Carrasco, 2020; Trimonytė, 2020). Esto significa que hay un desajuste entre FfF y su audiencia potencial en las redes como muestra del carácter de referente que está tomando el movimiento más allá de ese espacio generacional en el que se sitúan, lo que puede dar idea del lugar privilegiado en el que le había situado la opinión pública, a pesar del reducido tamaño de su militancia, al menos antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19.




FINANCIACIÓN


Esta investigación se ha realizado en el marco del proyecto de investigación JUCLIDES, financiado por el Centro Reina Sofía para la Adolescencia y Juventud.




AGRADECIMIENTOS


Agradecemos la colaboración de los activistas de FfF, que ha sido fundamental para el desarrollo de la investigación.


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