En las dos últimas décadas, los estudios sobre movimientos sociales han reforzado su papel y relevancia en España, con cierto retraso respecto a otros países europeos (Romanos y Aguilar, 2016; Fillieule y Accornero, 2016). Este proceso ha ido en paralelo a otros tres desarrollos. Primero, a la introducción del tema por parte de algunos investigadores españoles previamente internacionalizados. En segundo lugar, la llegada tardía de los Nuevos Movimientos Sociales a la escena política y social española derivada de la existencia de un régimen político dictatorial que no daba lugar a protestas y organizaciones de demandas de cambio social. En tercer lugar, al importante incremento de esta materia desde el cambio de siglo. Progresivamente, y sobre todo en las dos últimas décadas, los estudios sobre movimientos sociales han generado un campo de estudios específico en España que empieza a consolidarse a tenor de las aportaciones en congresos académicos, tesis doctorales y trabajos publicados (Romanos, 2011).
La justificación de este trabajo lo basamos en la necesidad de establecer un estado del arte de un campo de conocimientos que, como se verá, ha crecido de forma muy rápida y se ha diversificado en líneas interdisciplinares de investigación en las dos últimas décadas. Desde el punto de vista académico, las teorías se han ido perfeccionando mediante la yuxtaposición e integración de diferentes paradigmas teóricos. Desde el punto de vista geográfico, las culturas académicas nacionales se han internacionalizado y han dado a conocer a otros lugares ricos enfoques teóricos y estudios de casos. Desde el punto de vista sociológico, la creciente complejidad de las políticas, las sociedades y las culturas ha proporcionado la base para el desarrollo de una sólida comprensión teórica.
Con esta contribución, buscamos reflexionar sobre la evolución de los estudios sobre movimientos sociales en España. Buscamos avanzar en la comprensión de este nuevo campo académico y explorar en su genealogía, ya que no existen todavía artículos exhaustivos y actualizados sobre este nuevo campo y sus especificidades con respecto a otros países, salvo textos que introducen el tema (Romanos, 2011; Romanos y Aguilar, 2016) o artículos que hacen revisiones y análisis sobre aspectos concretos de este campo de conocimientos (Morán y Rodríguez, 2022).
Mediante este trabajo nos aproximamos así a la configuración de esta disciplina en España, sirviéndonos de fuentes secundarias (revisiones bibliográficas exhaustivas, bases de datos bibliográficas en español y en inglés, análisis documental) y fuentes primarias (entrevistas semi-estructuradas a pioneros y pioneras de este campo de conocimiento en España). Lo haremos en el marco del debate de qué posición ocupa España en el eje centro-periferia, dentro de la literatura de los denominados “social movement studies” (Romanos, 2011).
Los estudios sobre movimientos sociales en España. Contexto de análisis de un país en la semi-periferia académica
Aunque los estudios sobre movimientos sociales en Europa no pueden considerarse un campo distintivo de estudios hasta la década de los noventa (Diani y Císař, 2014), los estudiosos de los movimientos sociales europeos se centraron en factores estructurales diferentes a los de sus homólogos estadounidenses. El ciclo global de protestas iniciado en mayo de 1968 trajo consigo un interés por cómo las transformaciones culturales producidas por el rápido desarrollo económico de las sociedades capitalistas tardías fomentaron nuevos valores e identidades que trajeron cambios a los actores y reivindicaciones que dominaban el campo de los movimientos sociales (Inglehart, 1977). De particular importancia es el trabajo de Alain Touraine (1981) quien, junto con uno de sus discípulos (Melucci, 1989), son algunos de los precursores del llamado "paradigma de la identidad europea" (Accornero y Fillieule 2016). Este enfoque vio la luz a través de los esfuerzos por comprender la creciente importancia de los movimientos sociales, como los movimientos por la paz y el medio ambiente. Los estudiosos de los Nuevos Movimientos Sociales argumentaron que el desarrollo económico de las sociedades occidentales trajo consigo nuevas actitudes culturales que encendieron nuevas reivindicaciones y movilizaciones. A medida que una parte creciente de las sociedades veía cubiertas sus necesidades materiales, empezó a prestar atención a otras luchas, fomentando nuevas identidades colectivas y nuevos tipos de movimientos sociales en los que las clases trabajadoras tenían menos protagonismo.
La polinización internacional a partir de mediados de los ochenta y los noventa y el establecimiento de los estudios sobre movimientos sociales como un subcampo propio hicieron que la disciplina creciera exponencialmente (Rucht, 2016), lo que hace imposible dar cuenta de su desarrollo en el limitado espacio de esta sección. Durante la década de 2000, dos líneas de investigación son especialmente productivas en el Norte Global. En primer lugar, un grupo de académicos abre un debate sobre el "sesgo estructural de la teoría del proceso político" (Goodwin y Jasper, 1999) y la investigación de los movimientos sociales en general, al tiempo que avanza en el estudio de los microfundamentos de la movilización. Estos académicos desarrollan teorías exhaustivas sobre la importancia de las emociones que experimentan los individuos en relación con sus quejas, así como durante el proceso de movilización (Goodwin et al., 2009).
Como explicamos a continuación, la academia española no ha estado ausente de estos debates. Dada la riqueza de las redes internacionales y los intereses teóricos presentes en la academia española, los académicos y académicas del país han logrado desarrollar un corpus teórico y metodológico diverso en las últimas décadas, aunque con cierto retraso a sus homólogos europeos. Así, durante las últimas décadas, los estudios sobre los movimientos sociales en España (y sobre España), han crecido en profundidad y complejidad.
Paralelamente, la integración de los académicos españoles en las redes académicas internacionales y el perfeccionamiento de las teorías ha llevado a la disciplina a evolucionar desde un tema menor a un campo de estudio importante en el país. Además, la importancia de las movilizaciones españolas en dos de los principales ciclos de contención de las últimas décadas ha proporcionado un rico material de estudio (Tejerina y Perrugorría, 2018). El protagonismo del movimiento altermundista, donde fueron claves las manifestaciones contra la guerra de Irak en 2003, y el ciclo de protestas 15M/Indignados, iniciado en 2011, dieron legitimidad al estudio de la acción de los movimientos sociales en España (Jiménez y Calle, 2007; Romanos y Aguilar, 2016). Estos acontecimientos provocaron un interés por los estudios de los movimientos sociales en numerosas disciplinas como la Sociología, las Ciencias Políticas, la Antropología y la Historia Contemporánea.
Métodos utilizados y diseño de la investigación
Para ofrecer una radiografía clara de la evolución de los estudios sobre movimientos sociales en España, combinamos datos cuantitativos y cualitativos. Cuantitativamente, presentamos estadísticas descriptivas sobre el número y el tipo de publicaciones de académicos y académicas interesadas en los estudios de los movimientos sociales en España (sean españoles o del extranjero).
Los datos sobre las publicaciones se obtienen de las bases de datos Dialnet y Web of Science. El criterio de elección se basa en que son las bases bibliográficas accesibles que más información ofrecen sobre publicaciones académicas referidas a la realidad española. Mientras que Dialnet es la principal fuente de bibliografía de Ciencias Sociales en español, Web of Science es su equivalente para las publicaciones en inglés. Así, para el caso de Dialnet analizamos libros, capítulos de libros, tesis doctorales y artículos en revistas académicas, ya que son el tipo de publicación más usual en este campo. Para el análisis de Web of Science, solamente hemos seleccionado las publicaciones en revistas científicas indizadas en esta base de datos, ya que un análisis preliminar arrojó que hay todavía muy pocos libros sobre el caso español 1 .
Además, utilizamos datos de la FES (Federación Española de Sociología) y de la Asociación Española de Ciencias Políticas y de la Administración (AECPA) como complemento, para dar cuenta de las comunicaciones referentes a movimientos sociales, así como de las aportaciones de los autores y autoras a esos encuentros. Ya que a menudo son los encuentros científicos periódicos, eventos estratégicos de investigación, donde se exponen los diferentes trabajos y avances en la disciplina (Fernández-Zubieta, 2022). También analizamos las contribuciones al Anuario de Movimientos Sociales de Betiko, que recoge las aportaciones de académicos y activistas sobre los principales desarrollos de los movimientos sociales españoles durante cada año entre 1999 y 2019 (más referente a lo que denominamos aquí “investigación militante”). Este corpus de datos nos permite seguir la evolución del campo de los estudios sobre los movimientos sociales en España desde los años ochenta hasta la última década.
Por otro lado, la parte cualitativa se refiere a entrevistas semi-estructuradas a expertos. Concretamente, a investigadores y profesores pioneros en este campo de estudios en España, desde diferentes disciplinas. Ese ha sido el criterio central en el diseño de las entrevistas: que sea investigador o investigadora pioneros en su disciplina. Otro criterio complementario ha sido la diferenciación de las etapas, con el objetivo de hubiese una mínima representación de expertos y expertas por cada etapa que analizamos (de los ochenta hasta la década de 2010 en adelante). Así podemos diversificar informantes que, por su posición central en las diferentes disciplinas, tienen un conocimiento acumulado que nos permita acercarnos a la realidad socio-histórica de este campo de conocimientos mediante la oralidad de estos conocimientos (Tabla 1).
Asimismo, ha habido también un trabajo importante de documentación de reflexiones, entrevistas y notas biográficas sobre estos pioneros y pioneras, como se verá a lo largo del texto. Acceder a estos testimonios escritos de reflexión sobre cómo se ha configurado el campo ha sido esencial para el diseño de las entrevistas y la identificación de los distintos patrones que han moldeado el campo a lo largo de estas décadas. El diseño completo de fuentes y datos se puede ver en la Tabla 2.
Tabla 1. Muestra de entrevistas cualitativas realizadas a pioneros en estos estudios
Tabla 2. Diseño del tipo de fuentes y datos cuantitativos analizados
Resultados
El surgimiento y la consolidación de los estudios sobre movimientos sociales en España
Al igual que en otros países, los estudios sobre movimientos sociales en España están muy influenciados por la evolución de la política española. La tardía democratización de España, en comparación con otros países europeos y americanos, retrasó la investigación de aspectos claves que vertebran las sociedades plurales, como son la sociedad civil y los movimientos sociales (Laraña, 1999). Además, la situación de clandestinidad de los movimientos progresistas durante el franquismo y la importante presencia del Partido Comunista español, los grupos anarquistas y los sindicatos en estas redes provocaron un desarrollo tardío de los Nuevos Movimientos Sociales, que estallaron en Europa a partir de la última parte de los años sesenta (Romanos, 2011). No es hasta la década de 1990, gracias a los esfuerzos de algunos académicos y académicas, cuando la disciplina comienza a recibir atención en los círculos académicos. Posteriormente, la fuerza del Movimiento por la Justicia Global durante los años del cambio de siglo proporciona un terreno fértil para el crecimiento de los movimientos sociales y la protesta como campo de investigación. El movimiento 15M/Indignados en 2011 y el estallido de protestas y una variedad de movimientos sociales que se desplegaron también trae un impresionante aumento de la investigación académica sobre los movimientos sociales, que va más allá de la sociología y permea otras disciplinas, incluso fuera de las ciencias sociales.
Procedemos a presentar una cronología de la evolución de los estudios sobre movimientos sociales en España. En los siguientes apartados se desgrana la influencia de los acontecimientos políticos en la evolución de los estudios sobre movimientos sociales en España y las figuras clave en el crecimiento e internacionalización de la disciplina. Para ello nos servimos de datos sobre publicaciones académicas y relatos de las personas entrevistadas.
Los inicios: los primeros estudios en la Transición a la Democracia y los Ochenta
¿Cómo se empiezan los estudios sobre movimientos sociales a la academia española? Realmente la Historiografía siempre había estudiado los movimientos sociales, pero eran estudios historiográficos y sobre movimientos y protestas de un perfil muy definido: movimientos clásicos, generalmente el movimiento obrero. También movimientos rurales o movimientos nacionalistas, enmarcados en períodos determinados de la historia contemporánea de España (Pérez Ledesma y Cruz, 1997; Ortiz de Orruño y Castillo, 1997; Cruz, 2009).
El estudio de los patrones y estrategias de movilización, así como el perfil de estos movimientos, comienza a recibir interés en la década de los ochenta. Es el momento en el que los denominados Nuevos Movimientos Sociales comienzan a tomar impulso y las disciplinas de las ciencias sociales que tradicionalmente estudian los movimientos sociales desarrollan la capacidad y el interés por estudiar los conflictos y movimientos sociales (Durán, 2001; Romanos y Aguilar, 2016). Hay que tener en cuenta que el desarrollo de los Nuevos Movimientos Sociales en España se produce en circunstancias afectadas por su historia. La agitación de los acontecimientos políticos durante la transición a la democracia impide el desarrollo independiente de los Nuevos Movimientos Sociales, que evolucionaron de la mano de los sindicatos y otros movimientos que formaban parte del mismo impulso extrainstitucional de la democracia (Alonso e Ibáñez, 2011).
La progresiva consolidación del estudio sociológico de los movimientos sociales va parejo a la evolución de los Nuevos Movimientos Sociales. Y si la evolución de los Nuevos Movimientos Sociales es más tardía; esto también ocurre con los estudios sobre dicha cuestión, como se puede apreciar en evidencias empíricas en forma de contribuciones a congresos (como se ve más adelante), artículos en revistas científicas o libros publicados sobre la cuestión (Romanos y Aguilar, 2016; Betancor et al., 2019).
Uno de los movimientos más destacados y estudiado fue el movimiento ciudadano y vecinal en las principales ciudades de España en el Tardofranquismo y la Transición. Este movimiento fue estudiado y teorizado por Manuel Castells, en el primer éxito de internacionalización de los estudios sobre movimientos sociales en España (Castells, 1972). Este autor, a partir de sus trabajos sobre luchas vecinales en Madrid, y haciéndolo después de forma comparada con otros países, teorizó los movimientos sociales urbanos como agentes proactivos en el ámbito del consumo colectivo, y como problematizadores de nuevos problemas en la vida cotidiana (nuevas contradicciones y conflictos sociales, demanda de vivienda y transporte, acceso a los servicios colectivos). Los concebía, desde un enfoque entonces neomarxista, como expresiones históricas particulares de ese momento: la lucha política y los problemas urbanos se ligan en forma estrecha, desarrollando nuevas contradicciones sociales que se encuentran en el centro de nuestra vida cotidiana (Castells, 1983). Sentó una línea de investigación sobre movimientos urbanos como “productores de ciudad”, que fue complementada en los ochenta y noventa por la línea de las metodologías participativas, para fomentar la participación de la ciudadanía y de los movimientos vecinales en los planes urbanísticos (Villasante, 1994).
En Ciencia Política no se empezó a contemplar a los movimientos sociales como línea de investigación hasta los años noventa, salvo algunos estudios esporádicos, sobre todo gracias a la labor de Pedro Ibarra (Universidad del País Vasco) como precursor de estos estudios. Las razones de ello estriban en que la conceptualización del comportamiento político de la Ciencia Política mainstream en España estaba focalizada en lo institucional, sin prestar especial atención a la sociedad civil y los movimientos sociales (E 8) 2 . Y a ello contribuye también la “conformación conservadora de la jerarquía académica” en la Ciencia Política de ese momento (E 4).
De forma que en España se mantenía el aislamiento en estos estudios con respecto a Estados Unidos, pero también con respecto a Europa. No obstante, la herencia del pensamiento marxista se mantuvo en España por la incorporación de enfoques neomarxistas europeos, siendo muchas veces estudios más vinculados a las posiciones a favor de los movimientos y, en ese sentido, menos “institucionalizados” (Rucht, 2016). Esto nos habla de un rasgo concreto de los estudios sobre movimientos sociales cuando se empiezan a desarrollar en España en gran parte de sus estudiosos: su estrecha conexión con el activismo, pues los intereses de teorizar los movimientos y analizarlos vienen por la militancia política, y no tanto por intereses académicos, según varios entrevistados (E3; E5; E 8; E 9). Como señala una informante:
también eso hacía como que la gente que había, estudiaba movimientos sociales en esa época, era como muy el patrón de izquierdas más tradicional (…). Y a mí me parece que eso también sesgó. Estaba, por ejemplo, una línea que era de intervención social, entonces era como la línea más militante. Esa línea vivía de espaldas del desarrollo norteamericano (…). Soy bastante crítica con ese inicio porque creo que eran discursos y escritos muy militantes. Entonces, yo creo que ese sesgo impidió que fuera un movimiento académico más poderoso, con algunas salvedades” (E 3).
Tras la democratización y la estabilidad institucional en España, algunos investigadores pudieron realizar intercambios en el extranjero durante este periodo, importando nuevos paradigmas teóricos que serán clave más adelante. Estas estancias de investigación en el extranjero son el inicio del desarrollo de redes internacionales entre académicos españoles y sus colegas estadounidenses, europeos y latinoamericanos 3 . Eran estas estancias las que permitían insertarse de forma lenta pero creciente a investigadores-as en el debate de los enfoques más analíticos y sofisticados de EE.UU. y combinarlos con los enfoques de la acción y la identidad, predominantes en Europa (E 5). Asimismo, investigadores e investigadoras combinaron las estancias en el extranjero con la investigación en el extinto Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales (CEACS), que era en sí mismo un entorno internacional (profesores internacionales, estancias y acceso a muchos recursos especializados...) con sede en España (E 9). En este centro se realizaron investigaciones pioneras que se publicarían más tarde y que serían clave para abrir líneas de investigación en estos estudios, como las de Sampedro (1997) , Jiménez (2005), Calvo (2009) y Trujillo (2009) .
El primer impulso: la década de los noventa
El primer punto de consolidación de estos movimientos en España es su reconocimiento oficial la Sociología académica. Es en el Congreso Español de Sociología de 1992 cuando se crea por primera vez el Comité de Investigación en Movimientos Sociales de la Federación Española de Sociología (Fernández-Zubieta, 2022), impulsado por Enrique Laraña. La importancia de este Comité para ese primer paso en la institucionalización académica es fundamental: supone el primer grupo académico que reúne en España a académicos con esta línea de investigación o similares (E 1). Destacamos este hito porque en otras disciplinas como la Ciencia Política o la Antropología tardaría muchos más años en producirse el reconocimiento en la academia española.
Vinculado a rápidos cambios acontecidos en la calle, a partir de esta década empieza a haber un diálogo y debate teórico real sobre esta disciplina académica, con multitud de reflexiones teóricas, estudios de caso y estudios comparados. Se empiezan a traducir algunos libros importantes para asentar la literatura sobre movimientos sociales (Laraña y Gusfield, 1994; McAdam et al., 1999), se impulsa el primer reader desde la academia española (Ibarra y Tejerina, 1998) y empiezan a normalizarse estudios de caso y líneas de investigación, todavía desde la estrecha cercanía a la sociología política (Funes, 2007) (E3; E9).
Es un período en el que empieza a darse el debate teórico importado de Europa y Estados Unidos (EE.UU.) (Rucht, 2016) entre enfoques estructuralistas, de movilización de recursos y del proceso político, en ese momento dominantes (Ibarra y Tejerina, 1998: Tejerina et al., 1995), y enfoques orientados a las identidades y de orientación constructivista. En ese sentido, Enrique Laraña es una figura central en la importación de enfoques constructivistas que vienen de Estados Unidos y ponerlos en diálogo con enfoques de la identidad de procedencia europea, haciendo mucho trabajo empírico con Nuevos Movimientos Sociales y organizaciones reflexivas en España (Laraña y Gusfield, 1994).
Asimismo, la investigación desde el País Vasco y sobre la sociedad vasca también abre una línea importante porque en cierta manera también es un laboratorio social donde se daban especificidades para la acción de los movimientos sociales por algunas circunstancias diferentes: el clivaje nacionalista, la violencia terrorista de ETA, un mayor tejido asociativo y la entrada más temprana en la sociedad de valores postmaterialistas (que permiten un nuevo tipo de reivindicaciones sociales). Una de las consecuencias de la investigación militante en una sociedad hipermovilizada como ha sido Euskadi, señala un informante, era la dificultad de estudiar cuestiones contrarias a las posturas de movimientos cercanos a la izquierda abertzale (E 5).
Figura 1. Número de artículos sobre MMSS publicados en español (1980-2019)
Fuente: elaboración propia a partir de base de datos de Dialnet
En lo que se refiere a publicaciones y producciones teóricas y empíricas, es a finales de los ochenta y en la década de los noventa cuando realmente empiezan a haber debates teóricos, cuando llega la literatura sobre los Nuevos Movimientos Sociales y cuando hay diferentes estudios de caso. Como indica un informante, es cuando en España se empieza el diálogo entre diferentes enfoques:
se intuye que va a haber una fusión de las distintas aproximaciones. Por ejemplo, hay ya esfuerzos por vincular a todas las aproximaciones basadas en el proceso político, en la estructura de oportunidades políticas, con toda la literatura sobre el frame analysis” (E 9).
Vemos también, como se aprecia en la Figura 1, que hay un aumento cuantitativo de artículos en relación a la década anterior. Y también que ese salto se produce de forma similar en los libros publicados sobre movimientos sociales (Figura 2).
Figura 2. Número de libros sobre MMSS publicados en español (1980-2019)
Fuente: elaboración propia a partir de base de datos de Dialnet
Es importante también la importación teórica de diferentes autorías por dos vías, que además pueden ser complementarias: las estancias de investigación en el extranjero y legados de sus directores de tesis. Además, es la primera generación académica que se socializa académicamente estudiando movimientos sociales, cuando la anterior los estudiaba más como parte de la conflictividad o cambio social de los momentos de la Transición Política, que como un objeto en sí mismo (E 7; E 8).
El aumento de la producción académica sobre movimientos sociales se produce gracias a este inicio de la institucionalización de la disciplina y a las estancias internacionales de algunos investigadores e investigadoras procedentes de la academia española:
es a partir de los años 90, que es un poco cuando se abre el sistema del investigador español, en el ámbito de las ciencias sociales, pues consigue de alguna manera ganar presencia en el extranjero. Y empieza a haber mucha formación de doctores fuera a realizar estancias. Empiezan a establecerse redes de contacto con otros investigadores fuera en Europa (E 9).
Así, los estudios de los movimientos sociales en España comienzan a recibir un reconocimiento institucional en la década de 1990. Enrique Laraña puso en marcha la primera red de investigación para el estudio de los movimientos sociales, que es reconocida oficialmente por la Federación Española de Sociología (FES) durante su congreso nacional en 1992. La Red de Investigación en Movimientos Sociales de la Federación Española de Sociología se convierte en el primer grupo oficial que reúne a los académicos interesados en el tema y representa el primer paso en el reconocimiento institucional de la disciplina. Laraña aportó importantes desarrollos teóricos al campo. No obstante, y similar a lo que señala Rucht (2016) sobre la ligazón entre el desarrollo teórico de estos estudios en Europa con la propia actividad con (y en) los Nuevos Movimientos Sociales, todavía en esos momentos había cierto estigma de los estudios sobre movimientos sociales en la academia española por su vínculo con los propios movimientos, como se puede ilustrar con respecto al Comité de Movimientos Sociales de la FES: “el Comité de Movimientos Sociales era una cosa que tenía un punto de estigma, era como menos académico y, a su vez, eran los reivindicativos” (E 3).
Paralelamente al constructivismo de Laraña en Madrid, la realidad presente en el País Vasco anima a los investigadores a desarrollar sus propias líneas de investigación. El clivaje en torno a la nacionalidad y una sociedad muy movilizada en torno a ella, así como la violencia terrorista de ETA, influyen en los estudiosos de los movimientos sociales, que escriben ampliamente sobre estos temas (Tejerina et al., 1995; Casquete, 1996; Ibarra et al., 1998; Funes, 1998) desde la perspectiva de las teorías de la movilización de recursos y del proceso político. La realidad del País Vasco influye en las movilizaciones sociales del resto de España, siendo algunas de las mayores manifestaciones de esta década las que se oponen al terrorismo de ETA (Laraña, 1999; Adell, 2000).
Asimismo, la normalización de las protestas en España durante la década de los noventa despierta la atención más allá del ámbito académico (Jiménez, 2011). Es en este periodo cuando las instituciones públicas comienzan a publicar estadísticas sobre las manifestaciones y la participación en las mismas. Como señala Adell, "el interés institucional por el estudio sistemático de la movilización se inicia cuando se constata que entrado ya el proceso democrático no sólo disminuye la presión movilizadora, sino que ésta aumenta” (Adell, 2000, p. 2).
La institucionalización del campo en los primeros dosmiles. ¿Una europeización de la agenda de investigación?
Edward Shils ha planteado tres indicadores básicos para determinar si una disciplina está en proceso de institucionalización: la disponibilidad de estudiantes; la disponibilidad de institutos de investigación; la disponibilidad de revistas en las que difundir hallazgos y debatir enfoques teóricos (Shils, 1971, p. 39 y ss.). Siguiendo este criterio, los estudios de movimientos sociales empiezan a institucionalizarse en España a finales de esta década, al haber centros y e institutos de investigación, aportaciones a revistas y cada vez más estudiantes (de máster y doctorado) interesados en estas líneas de investigación.
En esta primera década del siglo XXI es cuando realmente se diversifican las líneas y se sale del debate proceso político Vs. identidad colectiva que había dominado el campo hasta ese momento, para ampliar otros focos de investigación con la llegada de los cambios traídos por el Movimiento por una Justicia Global (MJG) y una progresiva europeización de los movimientos sociales españoles. Así, supone una convergencia con las movilizaciones y focos de protesta en Europa. Empiezan a haber importantes trabajos de calidad y a presentarse en ámbitos internacionales. Como señala Benjamín Tejerina:
la distancia que sí había en la década de los ‘80 y de los ‘90 en nuestros trabajos, en relación con otros trabajos en este campo en otros países europeos, se ha ido acortando. No sólo porque ya manejamos prácticamente unas bibliografías muy similares, sino porque la movilidad hace que haya elementos de hibridación, que son muy interesantes (en Betancor et al., 2019, p. 205 ).
A mediados de esta década ya se plantea que se está ante una corriente en proceso de maduración en la sociología española. “Se mantienen contactos irregulares, poco institucionalizados y sobre todo de tipo personal, con investigadores de organizaciones internacionales afines” (Adell et al., 2007, p. 488). En la temática, señalan un estallido en el estudio de los NMS y también que “la labor principal se ha centrado en muchos casos en intentar una definición consensuada de movimiento social, su tipología, sus características o en estudiar su repertorio” (Adell et al., 2007, p. 491).
Focalizándonos en este cambio de paradigma de movimientos sociales en España a partir de la participación española en el MJG, Manuel Jiménez y Ángel Calle (2007) plantean que la evolución de los movimientos sociales en España está marcada por una la configuración progresiva de las identidades de cohesión y transversales y el aumento de una capacidad de coordinación interorganizativa. Este es el gran cambio hacia un nuevo modelo de movimiento social que progresivamente se va europeizando (estructuración en red, agendas de movilización colaborativas, etc.) (Romanos, 2011). También cristaliza en editoriales de prestigio obras que analizan la desobediencia civil como táctica de uno de los movimientos más relevantes de los noventa, como es el movimiento anti-militarista (Ajangiz, 2003).
Estos intereses traen consigo una europeización no sólo de la agenda de investigación, sino también de las redes de investigadores. Los autores y autoras se comprometen progresivamente con los debates y estudios de caso internacionales y hay un creciente interés de los académicos internacionales en las dinámicas que tienen lugar en España. También hay un número creciente de estudios comparativos que incluyen casos españoles (Rootes, 2004), así como estudios de casos individuales que sitúan los movimientos españoles en el contexto europeo más amplio (Jiménez y Calle, 2007; Calvo, 2009).
Al igual que en otros países (Accornero y Fillieule 2016; Rucht 2016), la movilidad internacional de los investigadores españoles es clave para la internacionalización de los estudios sobre movimientos sociales en España. Estos contactos eran en su mayoría informales, basados en las redes personales de los investigadores, más que en las afiliaciones institucionales (Adell et al., 2007, p. 488 ). Las dinámicas políticas que tienen lugar en la izquierda latinoamericana llevan a muchos activistas e investigadores españoles a desarrollar sus redes al otro lado del charco, aumentando la internacionalización de los estudios sobre los movimientos sociales españoles fuera de las redes anglófonas dominantes. Compartir una lengua común facilita que estas relaciones se fortalezcan en ambas direcciones. Por un lado, un número importante de académicos latinoamericanos que realizan sus estudios e inician su carrera en España. Por otro, los esfuerzos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) por construir sólidas redes de investigación en la región han llegado también a muchos académicos y académicas españoles, fomentando la transmisión de intereses de investigación y conocimientos académicos a través del Atlántico (E 6).
Asimismo, la investigación militante y las conexiones academia-activismo empiezan a tener mucha importancia gracias a la labor de Pedro Ibarra como emprendedor del Anuario de Movimientos Sociales de la Fundación Betiko, una publicación anual en la que se recogen crónicas, análisis y reflexiones sobre diferentes movimientos y protestas, dentro de la amplia diversidad temática de movimientos en España:
hay una cuestión importante que tiene que ver con el desarrollo del campo y es la presencia de emprendedores. Y de entre esos emprendedores está un caso muy importante, es Pedro Ibarra. Su contribución va más allá de su propia obra, porque lo que hace es esto, promover la formación, promover escuela, crear grupos de investigación, relacionarlos con otros grupos de investigación (E 9).
Adquiere relevancia sobre todo en la primera parte de la década, al ser referente indiscutible de lo que queda registrado sobre los movimientos sociales. Su importancia (y su limitación) estriba en que realiza una radiografía de todos los movimientos sociales “progresistas”, de todos los tipos (clásicos, NMS, etc.), y los pone en la agenda de estudios de movimientos sociales. Lo que es más importante, sienta las bases del diálogo entre la academia y los movimientos sociales con las publicaciones e iniciativas financiadas por la Fundación Betiko, dedicada a promover y difundir el conocimiento y los estudios sobre los movimientos sociales. Así, el Anuario de Movimientos Sociales fue la publicación de referencia para entender la evolución de los conflictos sociales y la acción colectiva en España durante la década de 2000, cuando las redes sociales e Internet aún no tenían un papel tan destacado en la transmisión de información sobre estos acontecimientos. Como espacio abierto a las reflexiones académicas y activistas, esta publicación es fundamental para el continuo crecimiento de la investigación militante, algo que diferencia cada vez más los estudios de los movimientos sociales españoles de sus vecinos europeos. Implica también una estrecha y duradera colaboración entre investigadores, profesores, teóricos y activistas de los movimientos sociales (Figura 3) 4 .
Figura 3. Número de artículos y textos publicados en el Anuario de Movimientos Sociales (1999-2018)
Fuente: Fundación Betiko
De forma similar a Betiko, desde esta década y hasta la actualidad, la Librería y Editorial Traficantes de Sueños ha jugado un rol central de difusor de cultura activista, y de traducción de libros teóricos y de experiencias prácticas de disidencia política, nuevos ejes de opresión social y movimientos sociales. Su rol de infraestructura para los movimientos sociales ha sido fundamental para la capacidad agregadora y de introducción de nuevos debates en los movimientos, coetáneamente a los cambios en cada contexto político y social, desde el Movimiento de Justicia Global a la actualidad (Betancor, 2021). Y la creación por parte de este colectivo de la Fundación de los Comunes en 2011 ha servido adicionalmente de centro de formación teórico y práctico para personas activistas, con diversidad de cursos anuales con temáticas directamente vinculadas a los movimientos sociales. Lo cual es fundamental para entender en la actualidad la intersección entre investigación académica y militante.
En lo que se refiere a los congresos, vemos que las presentaciones sobre movimientos sociales a los congresos de Sociología y de Ciencia Política aumentan de forma sostenida en esta década (Figura 4). Se observa el gran revulsivo que supone en 2011 el 15M y el aumento de contribuciones académicas ligadas a este, que comienza en 2011, y que implica un gran aumento de las contribuciones a congresos.
La última década. El ciclo 15M y la eclosión de estudios sobre movimientos sociales
En la última década se produce una verdadera explosión de estudios al albur del ciclo de protesta del 15M y las movilizaciones a su alrededor, que ponen a España en el centro de la atención internacional. Lo que implica que es también objeto de investigación mediante estudios de caso y estudios comparados en diferentes dimensiones de la protesta (E 7). En la Figura 5 podemos ver el brutal aumento de tesis doctorales en la década 2010-2019 que tenían “movimientos sociales” como palabra clave, convirtiéndose en un auténtico tema mainstream, incluso en disciplinas diferentes a la Sociología. Así, otro dato significativo de este período es que hay muchas tesis doctorales en disciplinas que tradicionalmente habían ignorado este fenómeno en España. En particular, como podemos ver que destacan los estudios antropológicos o politológicos vinculados a los movimientos sociales.
Figura 5. Número de tesis doctorales sobre MMSS en España, según diferentes disciplinas (1990-2019)
Fuente: elaboración propia a partir de base de datos de Dialnet
Volviendo a los datos referentes a las comunicaciones a congresos, se observa un estallido de investigaciones sobre movimientos sociales a partir del Ciclo 15M. Así, de 40 comunicaciones sobre esta cuestión en el Congreso de la FES de 2010, pasan a 72 en el homólogo Congreso de 2013, un aumento del 80% en solo tres años que ilustra muy bien la centralidad que iban teniendo estos estudios, al igual que la importancia sociológica que adquiría el fenómeno 15M. De forma que la fuerza del 15M y de otros movimientos durante su ciclo de protestas sitúa a España en el centro de la investigación internacional sobre movimientos sociales. Numerosos investigadores con sede en España y en el extranjero basan sus agendas de investigación en estos casos. Un informante señala el efecto de atracción de estos estudios:
ahora, toda la participación extra institucional, es mainstream, está presente en todos los sitios. Entonces, pues incluso en la ciencia política, personas que desarrollaran su trayectoria estudiando otros fenómenos pues se interesan por los movimientos sociales. Eso, por ejemplo, pues precisamente cuando se empieza a normalizar la protesta, se puede empezar a utilizar las encuestas para analizarla. Y esto atrae a un montón de investigadores (…). El 15M, del 8M, los pensionistas, son movimientos que atraen el interés de investigadores de otros países” (E 9).
Otro rasgo destacado de esta década es la consolidación de este campo de conocimientos como uno de los que más atención recibe en los congresos de la FES. En lo que se refiere a las autorías de los trabajos, destaca en un campo de estudios muy masculinizado tradicionalmente como es éste que gradualmente se van incorporando las mujeres a estos estudios, como podemos ver en el índice de presencia femenina en estas comunicaciones. En una década pasa del 0,28 al 0,38 en las comunicaciones al Grupo de Trabajo de Movimientos Sociales en los congresos de la FES. Consolidándose como el comité en el cuarto lugar del ranking de comités que más comunicaciones reciben (ver Tabla 3).
Tabla 3. Evolución de comunicaciones, ranking y presencia femenina en el GT de Movimientos Sociales de la FES (1995-2016)
Año de Congreso | n comunicaciones | Rank | I. Pres. Fem. |
---|---|---|---|
1995 | 41 | 9 | 0,28 |
2007 | 45 | 7 | 0,28 |
2016 | 69 | 4 | 0,38 |
Fuente: Fernández-Zubieta (2022)
En este sentido, algunos estudios se centraron en el 15M y en las organizaciones implicadas en la movilización (Flesher 2015; 2020; Portos y Carvalho, 2019; Portos, 2021). Otros en organizaciones que existían antes del 15M pero que crecieron durante este periodo y continúan sus luchas después de él, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (García-Lamarca, 2017; Martínez 2019; Romanos 2013; Santos 2020). Y otras del movimiento feminista y las movilizaciones del 8 de marzo, como las nuevas movilizaciones transversales que están liderando el ciclo post-15M y en las que el caso español ha sido un referente internacional (Campillo, 2018; Galdón, 2018; García y Cueli, 2021).
Examinando datos de Web of Science (WOS), se puede observar cómo se multiplica de forma exponencial las publicaciones referentes a “movimientos sociales en España” a partir de la segunda mitad de la década de 2000-2010. Así, más del 90% de estas publicaciones se concentran entre 2007 y 2020, siendo 2014 cuando se multiplican estas publicaciones, como podemos ver a continuación (Figura 6).
Figura 6. Artículos sobre movimientos sociales en España en WOS, 1980-2020
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de WOS
Otro ejemplo de la internacionalización de la investigación española sobre movimientos sociales son las contribuciones de muchos investigadores a asociaciones y revistas internacionales. Destacan, entre otros, algunos académicos y académicas como Cristina Flesher en la revista Social Movement Studies; Montserrat Emperador en la Red de Investigación sobre Movimientos Sociales del Consejo de Estudios Europeos (CES); Benjamín Tejerina en el Comité de Investigación Movimientos Sociales, Acción Colectiva y Cambio Social de la Asociación Internacional de Sociología (ISA); o Eduardo Romanos en la Red de Investigación sobre Movimientos Sociales de la Asociación Europea de Sociología (ESA) y en la revista Social Movement Studies. Sus posiciones en estas redes académicas contribuyen a un mayor perfil internacional de la academia española, a través de colaboraciones con otros investigadores internacionales, y a una mayor atención internacional a los movimientos sociales españoles a través de sus presentaciones en esos foros.
La gran novedad es que se multiplican exponencialmente las publicaciones en inglés, tanto desde perspectivas cuantitativas como cualitativas, y desde diversos enfoques. En cuanto a las primeras, tienen un particular impacto los ‘protest event analysis’, tanto centrados únicamente en España (ej. Anduiza, et al., 2014; Portos 2021), como en estudios comparados (Portos y Carvalho, 2019). Estos estudios contribuyen al asentamiento de esta metodología entre las personas interesadas en los movimientos sociales en España que resulta en nuevos proyectos de investigación tanto comparados y financiados internacionalmente (Disobedient Democracy 5 , dirigido por Danijela Dolenec) como centrados y financiados en España (ECOPOL 6 , dirigido por Eduardo Romanos). También se enraízan los estudios de redes, tanto centrados en el 15M (González-Bailón et al. 2011) como en otros tipos de movilización (Ciordia, 2021) y se avanza en metodologías experimentales (Muñoz y Anduiza, 2019).
El 15M y otras movilizaciones aledañas también inspiran numerosas publicaciones internacionales desde perspectivas cualitativas. En el caso del 15M, algunas han explorado sus orígenes e impactos (Flesher, 2020), así como otras características de las movilizaciones (De Guzmán, et al., 2016; Romanos, 2016; Díez, 2017). Más allá del 15M, organizaciones sociales también han suscitado atención en revistas internacionales, teniendo particular relevancia la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH) (Romanos, 2014; García-Lamarca, 2017; Martínez, 2019; Santos, 2020).
Asimismo, como se observa en la Figura 7, a nivel internacional las publicaciones sobre movimientos sociales en España que se reflejan en WES se hacen desde diferentes disciplinas, destacando Ciencias Políticas, Historia o Sociología, pero también Geografía, Comunicación o estudios interdisciplinares.
Figura 7. Disciplinas de artículos sobre movimientos sociales en España en WOS, 1980-2020
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de WOS
En este sentido, es en esta década donde verdaderamente se produce una europeización de la agenda de investigación: importando teorías y enfoques; presentando estudios realizados en España en ámbitos y foros internacionales, mediante estancias, tesis en centros prestigiosos e investigadores residentes en el extranjero. Otro rasgo importante que se ha detectado en la investigación es que acontecemos a la primera generación de investigadores que está enteramente internacionalizada: lee todo en inglés, la mayoría están en centros importantes de investigación, entran en los debates más actuales, ocupan puestos importantes y ayudan a producir diferentes textos en inglés y en español que son tenidos en cuenta a nivel internacional.