Artículos/ Articles

DOI: 10.22325/fes/res.2022.85

Incremento en la duración del permiso exclusivo para padres y sus consecuencias en el cuidado infantil desde la perspectiva de las madres


Increase in the length of paternity leave and its consequences on childcare from the perspective of mothers


Pedro Romero-Balsas ORCID

Universidad Autónoma de Madrid, España. pedro.romero@uam.es

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 1 (Enero - Marzo, 2022), a85. pp. 1-18. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 29/03/2021
Aceptado / Accepted: 03/06/2021




RESUMEN

Las paternidades van cambiando a lo largo del tiempo junto con, entre otros factores, innovaciones en políticas familiares. Este artículo testa la influencia en la implicación paterna en el cuidado de niños y niñas a través del incremento de la duración del permiso de paternidad de dos a cinco semanas llevado a cabo desde 2007 a 2018. Se utilizan los datos de la encuesta de fecundidad de 2018. La base de datos utilizada es la muestra de madres y el tamaño muestral es de 3.388 entrevistas. Se realizan modelos de regresión logística para diez tareas de cuidado de niños y niñas. Los resultados apuntan a que el permiso de paternidad de dos semanas conlleva una mayor implicación paterna en actividades de cuidado que incluyen la interacción y juego. Mientras que la utilización del permiso de paternidad de cuatro y cinco semanas favorece la implicación en tareas de cuidado físico. No obstante, no se observan cambios en las tareas de cuidado más feminizadas.

Palabras clave: Cuidado de niños y niñas, paternidades, permiso de paternidad, permisos parentales, políticas públicas.


ABSTRACT

Fatherhood changes over time along with, among other factors, innovations in family policies. This article evaluates the influence on fathers’ involvement in childcare through the increase in the duration of paternity leave from two to five weeks carried out from 2007 to 2018. Data from the 2018 Spanish fertility survey are used. Sample size consists of 3,388 interviews. Logistic regression models are performed for ten childcare tasks. The results suggest that the two-week paternity leave entails greater father involvement in care activities more commonly performed by fathers, which include interaction and play. While the use of paternity leave of four and five weeks favours a more equal distribution in care tasks that include greater physical care and closeness to children. However, no changes were observed in the care tasks most commonly performed by women, such as shopping for clothes or dressing children.

Keywords: Childcare, fatherhood, fathers’ quota, paternity leave, public policy.




INTRODUCCIÓN


En este artículo se analiza la influencia de la utilización del permiso de paternidad en la implicación paterna en diferentes actividades de cuidado. La estructura de este trabajo consta en primer lugar, de una revisión bibliográfica sobre nuevas paternidades, el reparto de tareas domésticas, evolución e influencia de los permisos parentales exclusivos de los padres en el cuidado. En segundo lugar, se exponen las hipótesis del trabajo junto a la teoría que lo sustenta. En tercer lugar, se presentan la base de datos utilizada (muestra de madres de la encuesta de Fecundidad de 2018 del INE), el rango temporal de muestra (de 2007 a 2018), y los aspectos metodológicos, así como una descripción de las variables. En cuarto lugar, se presentan y se discuten los resultados. Y por último, se exponen las conclusiones.

Cuidado e implicación del padre

Los significados de ser padre y del cuidado infantil han cambiado gradualmente debido a movimientos en varias esferas sociales. Según Doucet (2013), estos flujos se deben a la conjunción de las prácticas socioculturales, la ideología y la subjetividad personal (debido a cambios en el lugar de trabajo, políticas sociales y medios de comunicación), pero también al incremento del empleo femenino y al aumento de la utilización de permisos parentales por parte de los hombres, así como a la aceptación social de estos permisos.

El cuidado de niños y niñas ha sido a veces considerado por la literatura como parte de las tareas del hogar, pero en la mayoría de los casos ha sido excluido como tarea del hogar (Lachance-Grzela y Bouchard, 2010). A pesar de competir con otras actividades laborales o de ocio, las tareas de cuidado infantil son más deseables que las tareas domésticas (Domínguez-Folgueras, 2015; Sullivan, 2013). Sullivan (2013) propone que debido a la diferente naturaleza social y los distintos efectos que las tendencias laborales, educativas, de políticas públicas y de género tienen en las tareas domésticas y tareas de cuidado de niños/niñas, estás deben de ser estudiadas de forma separada, y también propone estudiar las tareas de cuidado infantil de forma diferenciada a otro tipo de tareas de cuidado.

En los últimos años han aumentado tanto los padres que dedican tiempo al cuidado de niños y niñas, como el tiempo medio dedicado en total (Altintas y Sullivan, 2017). Para el caso español, Borràs et al. (2018) analizan la evolución del tiempo dedicado al cuidado infantil por padres y madres españoles en la primera década del siglo XXI, utilizando datos de la encuesta de usos del tiempo y hallan que ambos padres aumentan el tiempo al cuidado de niños/niñas y la brecha de género disminuye pero no desaparece. Además, el discurso sobre los padres como solamente proveedores económicos entre padres españoles ha quedado relegado por extemporáneo (Barbeta-Viñas y Cano, 2020). Y, a pesar de este incremento de participación de los varones en el cuidado infantil y del aumento de las mujeres en el mercado laboral (Fernández Cordón y Tobío, 2019) son las madres las que siguen llevando la mayor parte del tiempo de dedicación (González y Jurado-Guerrero, 2015; Schulz, 2021; Bianchi et al., 2012). Junto con el cuidado, las medidas de conciliación siguen siendo utilizadas en menor medida por los padres que por las madres (Fernández-Cornejo et al., 2020).

Las actividades de cuidado que llevan a cabo padres y madres no son solo diferentes en el tiempo dedicado sino también a la naturaleza de estas. En este sentido, Johansson y Klinth (2008) señalan que los padres se encargan de los aspectos más divertidos del cuidado de niños y niñas. Flaquer et al. (2019) constatan que los hombres dedican más parte del tiempo del cuidado a las actividades de cuidado interactivo, como jugar o leer y menos parte del tiempo al cuidado físico, como las actividades dedicadas a las actividades rutinarias o de higiene. Además de estas tareas, Doucet (2013) señala que las actividades que implican el cuidado del cuerpo y consumo, como la compra de ropa o maquillaje, se realizan de manera más frecuente por las madres y los padres muestran disconfort, resignación o humor frente a estas actividades. Por su parte, Barbeta-Viñas y Cano (2020) apuntan a que los padres que quieren poner de manifiesto su papel en el cuidado destacan de forma más habitual las tareas de acompañamiento, asistencia a actividades extraescolares, tareas relacionadas con las comidas, vestimenta, higiene y vigilancia, siendo las tareas más asociadas a las madres las que requieren una mayor implicación, como los cuidados por enfermedad, y la gestión de la ropa de los hijos. Kulik y Sadeh (2015) señalan que los padres se encuentran más implicados en las actividades de cuidado que impliquen juego, las muestras de cariño y el cuidado físico, mientras que están menos implicados en las tareas educativas, tareas que requieran el castigo y las situaciones que conllevan malestar. Roeters et al. (2009) encuentran que el impacto de la situación laboral afecta en mayor medida a las actividades de cuidado rutinarias que a las actividades interactivas, siendo estas últimas las actividades más inalterables en el caso de los padres.

Las actitudes igualitarias de los padres hacia el cuidado influyen en un comportamiento más igualitario (Hofferth y Goldscheider, 2015). No obstante, Romero-Balsas (2015) no encuentra significativa la relación entre tener actitudes más igualitarias en cuestión de género y un mayor número de horas dedicadas al cuidado. En cuanto al impacto de la situación laboral en la implicación de los padres en el cuidado no hay consenso en la literatura. Mientras que algunos autores muestran que el mayor reparto se produce cuando ambos trabajan (Bianchi et al., 2012), Brines (1994) argumenta que cuando el padre trabaja menos tiende a compensar su masculinidad dedicando menos tiempo a las tareas domésticas. No obstante, sí existe cierto consenso sobre que los trabajadores precarios tienen mayores dificultades para utilizar permisos para el cuidado (Fernández-Lozano, 2019; Barbeta y Cano, 2017; González y Jurado, 2015; Escot et al., 2014; Romero-Balsas, 2012).

Evolución del tiempo de permiso reservado a los padres en el siglo XXI

A pesar de la invisibilidad de las políticas familiares, existe un incremento del interés en los partidos políticos de tratar cuestiones de aplicación de medidas en el ámbito familiar en los últimos años (Ayuso Sánchez y Bascón Jimenez, 2021). De las políticas familiares, las relativas a la conciliación de la vida laboral y familiar, particularmente el permiso dedicado exclusivamente a los padres son las que mayores cambios han experimentado en las primeras dos décadas del siglo XXI. Y especialmente en los últimos años, cuando ha aumentado la intensidad del debate sobre la utilización de los permisos parentales por parte de los hombres en partidos políticos y asociaciones (Meil, Romero-Balsas y Rogero-García, 2019).

Anteriormente a 2007, el permiso de paternidad constaba de solo dos días, los cuales sufraga la empresa. A partir de este año el permiso se extendió con 13 días adicionales sufragados por la seguridad social. Aunque estaba prevista la extensión a un mes del permiso de paternidad para el año 2011, esta fue pospuesta hasta su ampliación efectiva el año 2017. Un año más tarde, en 2018, se ampliaría el permiso de paternidad hasta las 5 semanas. Este rango temporal, de 2007 a 2018 es sobre el que trata este artículo. No obstante, a partir de aquí la expansión del tiempo de permiso reservado al padre se amplió hasta las 8 semanas en 2019, 12 semanas en 2020 y hasta llegar a la equiparación del tiempo de permiso reservado a la madre (16 semanas), en 2021. Los ingresos de reemplazo son del 100% y el techo límite es generoso y supera ampliamente la media de ingresos del país (Meil, Escobedo y Lapuerta, 2019).


Tabla 1. Evolución del tiempo de permiso parental reservado exclusivamente a los padres en España.

Duración

Nomenclatura

Año de implementación

Marco regulatorio

2 días

Permiso por nacimiento de hijo

1980

Ley 8/1980, de 10 de marzo,

del Estatuto de los Trabajadores

13+2 días

Permiso de paternidad

2007

Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres

4 semanas

Permiso de paternidad

2017

Ley 9/2009, de 6 de octubre

Ley 48/2015, de 29 de octubre

5 semanas

Permiso de paternidad

2018

Ley 6/2018, de 3 de julio

8 semanas

Permiso por nacimiento del otro progenitor

2019

Real Decreto-ley 6/2019,

de 1 de marzo

12 semanas

Permiso por nacimiento del otro progenitor

2020

Real Decreto-ley 6/2019,

de 1 de marzo

16 semanas

Permiso por nacimiento del otro progenitor

2021

Real Decreto-ley 6/2019,

de 1 de marzo

Fuente: Elaboración propia


Los cambios y tendencias recientes de política pública pueden conllevar una aceleración en el ritmo de cambio hacia la involucración de los padres en el cuidado, tanto en la dimensión de posibilidad material de interrumpir el empleo para el cuidado, así como para la señalización cultural del papel de los hombres en el cuidado de niños y niñas (Miller, 2010) Hay evidencias de que el uso de permisos parentales conlleva un aumento de la calidad de vida de los hijos (O’Brien, 2009). Bacheron (2021) halla que los permisos de paternidad tienen un efecto positivo en el incremento del empleo de las madres. En el caso de España, el incremento del permiso de paternidad se correlaciona con una mayor tasa de empleo de las madres, pero un menor número de horas laborales, quizás por su impacto en el empleo a tiempo parcial (Bacheron, 2021), así como una mayor reempleabilidad de las madres después del nacimiento (Farré y González, 2017).

El diseño de los permisos parentales y su impacto en la igualdad de género depende de varios factores, entre ellos la duración, la generosidad del reemplazo de ingresos, la intransferibilidad (Castro-García y Pazos-Morán, 2016) pero también de la interrelación de la agenda permisos. Así, Wall y Escobedo, destacan que el impacto en la igualdad de género que tendrán los permisos reservados a los padres serán más eficaces cuando el padre utilice el permiso en solitario que cuando lo utilice de forma conjunta con la madre (Wall y Escobedo, 2013).

El tiempo de permiso reservado a los padres ha sido utilizado por la mayoría de los padres trabajadores y la ampliación del permiso ha supuesto un aumento de su utilización de alrededor del 75% (Romero-Balsas, 2012; Escot et al., 2014) cuando el permiso consistía en 2 semanas al 80% cuando el permiso tuvo una duración de 4 semanas (Jurado-Guerrero y Muñoz-Comet, 2020). A pesar de su elevado porcentaje de uso, los discursos de los padres presentan un rango ideológico heterogéneo con interiorización, pero también resistencias a su utilización (Barbeta-Viñas y Muntanyola-Saura, 2020; Romero-Balsas et al., 2013). Asimismo, se ha observado como en profesiones altamente masculinizadas se introducen en los discursos elementos tradicionales para legitimar la utilización de permisos parentales para el cuidado (Romero Balsas, Meil y Rogero García, 2021; Fusulier, Sanchez, y Ballatore 2013), lo cual es indicativo de las interacciones plurales entre prácticas y masculinidades.

El aumento de permisos generosos reservado a los padres en un relativamente corto espacio de tiempo abre una ventana para el análisis de hasta qué punto producen cambios específicos que los padres pasen más tiempo con sus hijos a través de un permiso parental. Jurado-Guerrero y Muñoz-Comet (2020) analizan el efecto que este aumento del permiso a un mes tiene en su utilización, especialmente en las brechas sociales de su uso. Sin embargo, hasta el momento no tenemos información sobre los efectos que produce la ampliación a un mes del permiso reservado a los padres sobre la implicación de estos en las tareas de cuidado de niños/niñas. Este artículo aborda este tema testando los efectos que utilizar o no el permiso y utilizar más o menos tiempo ha tenido en la implicación de los padres en diferentes tareas de cuidado de niños y niñas.


OBJETIVOS E HIPÓTESIS DE TRABAJO


El género se construye a través de la rutinización diaria y social de la acción (West y Zimmerman, 1987), que refleja de forma inevitable la concepción que la sociedad tiene de las diferencias entre hombres y mujeres. Según West y Zimmerman (1987) los cambios legislativos pueden relajar los juicios sobre la conducta expresada hacia una categoría sexual. La creciente, aunque lenta, involucración de los hombres en las actividades de cuidado infantil podría estar indicando unos indicios hacia la deconstrucción o remodelación del género (undoing gender) (Deutsch, 2007; Risman, 2009) a través de asunción de nuevas tareas de cuidado por parte de los hombres.

La paternidad (fatherhood) es una construcción social que en el contexto actual es más fluida que en contextos previos pero que también es heredera de unas particulares formas de masculinidades (Miller, 2010). En este sentido, la autora (Miller, 2010) apunta a que puede que la participación en algunas actividades asociadas tradicionalmente a la madre puede ser considerada novedosas o extraordinarias si las lleva a cabo el padre, otras actividades pueden encontrar mayores obstáculos para involucrarse en ellas. Dermott y Miller (2015) señalan que las diversas políticas públicas en Europa están reflejando cambios culturales en la paternidad, facilitan el cambio en las prácticas de cuidado y señalan cambios en las actitudes sobre el cuidado infantil. En cuanto al estudio de las nuevas paternidades en España, se apunta hacia un cambio desde una paternidad tradicional a una paternidad más plural y heterogénea dependiendo de los contextos sociales y culturales en los cuáles se sitúen los padres (Barbeta-Viñas y Cano, 2020). Sin embargo, desde el discurso de los hijos, todavía se encuentran limitaciones hacía una transformación más profunda de las nuevas paternidades, y sigue estando presente y legitimándose el padre ayudante y la madre como representante del afecto, cercanía y empatía (Barbeta-Viñas, 2020).

En este artículo se relacionan las prácticas de cuidado de los padres con el desarrollo de políticas públicas para padres en España. En concreto, se persigue conocer el impacto que puede tener en la implicación del padre en diferentes actividades de cuidado de niños y niñas. De esta manera se analiza actividades son más permeables al tiempo de utilización del permiso y qué actividades presentan más dificultades de ser asumidas por los padres. Se tiene en cuenta que la involucración en actividades no solo depende de condiciones de tiempo o materiales para poder realizarlas sino de un contexto social mucho más amplio. No obstante, lo que se persigue aquí es una aproximación a los posibles efectos de los permisos exclusivos para los padres en diferentes actividades de cuidado.

La hipótesis general es que un aumento del tiempo de permiso de paternidad da lugar a una implicación en tareas menos habitualmente realizadas por los padres. Esta hipótesis se concreta en dos hipótesis: En primer lugar (H1) el permiso de paternidad de dos semanas vendría a reforzar la implicación de los padres en las tareas de cuidado de niños/niñas asociadas en mayor medida a los padres como el juego y el acompañamiento; y en segundo lugar (H2) la utilización del permiso de paternidad de 4 y 5 semanas vendrían a dar un paso más al repartir de forma más igualitaria tareas más habitualmente realizadas por las madres, como cuidar a niños y niñas enfermos/as o comprar ropa.

Aunque la literatura ha evidenciado que las políticas públicas tienen relevancia en la involucración de los hombres en las tareas de cuidado infantil y más en concreto la utilización de permisos dirigidos exclusivamente a los padres en el ámbito internacional (Tamm, 2019; Meil, 2013) y también en España (Fernández-Cornejo et al., 2016; Romero-Balsas, 2015), este artículo introduce novedades referentes a la eficiencia del tiempo de permiso en una variedad de tareas. En este sentido, se proporciona evidencia sobre cómo dos reformas legislativas de ampliación del permiso de paternidad (ampliación a 2 semanas y ampliación a 4/5 semanas) afectan a la implicación del hombre en las tareas de cuidado infantil. Y no solamente a las tareas de cuidado en general, sino que ponemos el foco en diferentes tareas de cuidado para poder comprobar en qué tipo de tareas de cuidado la ampliación del permiso es más eficaz.


DATOS Y METODOLOGÍA


La base de datos que se utiliza en este trabajo es la Encuesta de Fecundidad, 20181 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística español. Esta encuesta está diseñada para conocer los determinantes de la fecundidad, pero en el cuestionario se incluyeron también otras preguntas sobre el uso de los permisos parentales por parte de ambos progenitores, así como sobre el reparto de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos/hijas entre los miembros de la pareja. Esta encuesta se realizó en la primavera de 2018 a una muestra representativa de 14.556 mujeres y 2.619 hombres de 18 a 55 años de edad residentes en España. Debido al limitado tamaño de la muestra de hombres y habida cuenta de que el permiso de paternidad se introdujo en julio de 2007, se ha optado por analizar la muestra a mujeres. Considerando solamente aquellas mujeres que han tenido hijos después de 2007 y que viven en pareja heterosexual, el tamaño muestral se reduce a 3.388 entrevistas. Tal y como muestran estudios previos, existen diferencias de género relevantes en la percepción del reparto de las tareas domésticas y de cuidado, siendo la implicación paterna percibida en mayor medida en los hombres que en las mujeres (Shafer et al., 2020) y el reparto desigual de tareas domésticas es percibido más injusto por mujeres que por hombres (Koster et al., 2021). Por tanto, debemos tener en cuenta estos efectos en la elección de una muestra de mujeres.

Como estrategia de análisis utilizaremos la regresión logística. Esta técnica nos permite predecir cómo una variable dependiente se comporta según la influencia de una o más variables independientes y estima la capacidad explicativa del modelo (Escobar Mercado, Fernández Macías y Bernardi, 2009). Hemos llevado a cabo un modelo multivariante por cada tarea de cuidado infantil analizada, y por tanto, tal y como se exponen en el apartado de resultados, hemos expuesto 10 modelos estadísticos multivariantes. El análisis se ha llevado a cabo utilizando el paquete informático SPSS 25 en su versión para Microsoft Windows.

Variables dependientes

Las variables dependientes del análisis son variables sobre la implicación en diferentes tareas de cuidado infantil. Las tareas consideradas son vestir, bañar y acostar a los niños, decidir qué comen, quedarse con ellos cuando está enfermos, jugar, ayudarles con los deberes, llevarles al colegio, comprarles ropa y decidir sobre las actividades extraescolares. El indicador incluye por tanto, tareas instrumentales, lúdicas e indicativas de responsabilidad. Las opciones de respuesta disponibles son: que la tarea la realiza principalmente la mujer entrevistada; la pareja; ambos por igual; y otras opciones (abuelos, personal doméstico, lo hacen los niños mismos, etc.). Para el análisis se han recodificado las repuestas sobre el cuidador principal de la siguiente manera: (0) la entrevistada (madre) y (1) la pareja (padre) o ambos por igual. Los otros tipos de cuidadores principales han sido recodificados como valores perdidos. La escala de medición del grado de implicación utilizada por el INE resulta excesivamente restrictiva al forzar a las entrevistadas a sobre o subvalorar la colaboración en aquellos casos en los que no se hace ni sólo por parte de la mujer, pero tampoco a partes iguales.

Variable independiente

La primera variable cuyo efecto se quiere analizar es la utilización y duración del permiso de paternidad. La variable se circunscribe al primer hijo y el rango de edad del hijo va desde el primer año de vida hasta los once años. El rango temporal va desde el comienzo del permiso paternidad de dos semanas (2007) al momento de realización de la encuesta (2018). La variable tiene tres categorías, las cuales son: la (0) no utilización del permiso, (1) la utilización del permiso hasta dos semanas y (2) la utilización del permiso de 3 a 5 semanas. De esta manera nos aproximamos a los cambios legislativos producidos desde 2007 (cuando el permiso de paternidad se amplía a 2 semanas) hasta el año 2018 (en 2017 se amplía a 4 semanas y a 5 en 2018).

Variables de control

Hemos introducido como variable de control la disponibilidad del tiempo a través de la situación laboral de ambos progenitores. Cuando se está empleado a tiempo completo se realizan menos tareas del hogar, en mayor medida en el caso de las mujeres, pero también en los hombres (Aassve et al., 2014; Raley et al., 2012). No obstante, para el caso de España, Moreno Mínguez (2013) halla que el empleo a tiempo completo por parte de los padres no tiene influencia en el cuidado de niños/niñas. En este caso se testa si la madre (entrevistada) trabaja a tiempo completo (horario continuo o partido) o tiempo parcial, y si el padre (pareja) trabaja a tiempo completo o parcial. La tesis de Bianchi et al. (2012) estima que el tiempo de empleo remunerado disminuye el tiempo en trabajo no remunerado. No obstante, otros autores han encontrado los efectos contrarios y han teorizado que se produce un efecto de compensación (compensatory gender-display perspective) para una configuración de roles atípica, siendo en las situaciones donde el hombre trabaja menos que la mujer (o no tiene empleo), donde es la mujer quien compensa esta situación dedicando más tiempo en las tareas domésticas y de cuidado (Gough y Killewald 2011; Solaz, 2005).

Para controlar la influencia del capital cultural incluimos como variables proxi el nivel de estudios de ambos progenitores. El mayor nivel educativo de los padres incrementa el tiempo dedicado al cuidado de niños/niñas, promoviendo procesos de formación de capital humano y cultural (Sullivan, 2013; Altintas y Sullivan, 2017). Según un estudio llevado a cabo por Borràs et al. (2018) el nivel de estudios explica de forma más efectiva la dedicación del padre al cuidado de niños/niñas que la dedicación de las madres. Sin embargo, el estudio de Kulik y Sedh (2015) apunta a que lo que determina la implicación de los padres en el cuidado infantil es el nivel educativo de la madre, pero no el del padre. En nuestro análisis, el nivel educativo se mide como (0) sin estudios o estudios primarios, (1) estudios secundarios y (2) estudios universitarios.

Para aproximarnos a la dimensión ideológica se han considerado tres variables sobre si se está (0) de acuerdo, (1) ni de acuerdo ni en desacuerdo, o (2) en desacuerdo con las afirmaciones a) “El padre o la madre debe ser el principal cuidador en el periodo de 0 a 3 años”, b) “Para un hombre, la prioridad debe ser su familia más que la carrera profesional”, y c) “Para una mujer, la prioridad debe ser su familia más que la carrera profesional”. Debido a que la que la muestra es de mujeres la aproximación ideológica solo es contemplada para las madres y no para los padres, lo cual supone una limitación a esta dimensión.

A menor edad de los hijos y con un mayor número de hijos la dedicación de tiempo al cuidado infantil aumenta, tanto para madres como para padres (Borràs et al., 2018). Por tanto, se procede a controlar el grado de carga de trabajo en el hogar, utilizando la variable de número de hijos tanto de la entrevistada, como de su pareja y por la edad del primer hijo (en donde se centra el análisis). Utilizar solamente la edad del primer hijo también nos permite conocer bajo que marco regulatorio se encontraban los padres en el momento de tener hijos. Asimismo, añadimos en el análisis la participación o no de una persona empleada en tareas del hogar. La contratación de una persona es una opción para reducir el tiempo empleado en actividades esenciales de cuidado como las actividades físicas (alimentar, bañar, vestir y supervisar) y de acompañamiento (Gutiérrez-Domènech, 2010). Otra de las variables de control es el lugar de residencia de los padres y según Kulik y Sadeh (2015) en el entorno urbano son más participativos los padres en el cuidado de niños/niñas que en el entorno rural, pero solo cuando es percibida una menor aceptación del cuidado paterno por parte de la madre. La variable grado de urbanidad se configura con las categorías de respuesta (1) urbano, (2) intermedio y (3) rural.

Modelos multivariantes

En la tabla 2 se presentan diez modelos de regresión logística multivariante, donde en cada modelo tiene como variable independiente el reparto de una actividad de cuidado, que es realizada principalmente por (0) la entrevistada (madre); o por (1) su pareja (padre) o ambos por igual. La variable dependiente en el modelo 1 (M1) es “elegir las actividades extraescolares de los niños”. El modelo 2 (M2) recoge la actividad de “comprar ropa nueva para los niños. El modelo 3 (M3) analiza la actividad “traer o llevar a los niños al colegio o a la guardería”. El modelo 4 (M4) testa la actividad “ayudar a los niños a hacer los deberes escolares”. El modelo 5 (M5) recoge la actividad “jugar con los niños y/o participar en actividades de ocio con ellos”. El modelo 6 (M6) testa la actividad “Llevar a los niños al médico y/o quedarse en casa con los niños cuando están enfermos”. El modelo 7 (M7) analiza la tarea “Decidir las comidas de los niños”. El modelo 8 (M8) contiene la actividad “Acostar a los niños”. El modelo 9 (M9) testa la tarea de “bañar a los niños”. El modelo 10 (M10) analiza la actividad de “vestir a los niños”.

Las muestras de los modelos son similares y oscilan de los 1081 casos a los 1303. La bondad de ajuste de los modelos es medida a través del indicador R2 de Nagelkerke y es baja. No obstante, debe ser examinada con precaución debido a las características de la regresión logística. La R2 de Nagelkerke oscila desde 0,05 a 0,083. El nivel de significación de las variables independientes expuestas en la tabla 2 se representa a través del símbolo del asterisco (*). Un p-value inferior a 0,01 se representa a través de tres asteriscos (***), un p-value inferior a 0,05 se representa a través de dos asteriscos (**) y un p-value inferior a 0,1 se representa por un asterisco (*).


RESULTADOS Y DISCUSIÓN


En este apartado se presentan y discuten los resultados de los modelos multivariantes expuestos en la tabla 2. En primer lugar, se da cuenta de los resultados y discusión que testan las hipótesis de investigación; para, en segundo lugar, presentar y discutir los resultados referentes a las variables de control.

Crece la implicación entre los padres que utilizan el permiso de paternidad y durante más tiempo en casi todas las actividades cuidado, pero no en todas. Las actividades donde utilizar el permiso de paternidad de 2 semanas (frente a no utilizar permiso) incrementan la implicación de los padres son: acostar a los niños y niñas, elegir las actividades extraescolares, llevarlos al colegio, realizar deberes y jugar con ellos/ellas. Estas actividades son rutinarias, de ocio y de logística. Estos resultados apuntan a que el permiso de dos semanas aumentaba la participación de los padres en aquellas tareas mayormente realizadas por los padres, como son el cuidado interactivo y los cuidados más divertidos (Johansson y Klinth, 2008; Flaquer et al., 2019). Y también en las tareas de cuidado destacadas de forma más habitual en el discurso como son el acompañamiento y la participación en actividades extraescolares (Barbeta-Viñas y Cano, 2020). No obstante, también aumenta la actividad de cuidar de los niños/niñas cuando están enfermos/as y esta actividad es en menor medida realizada por los padres (Barbeta-Viñas y Cano, 2020; Kilik y Sadeh, 2015). Por tanto, se cumple parcialmente nuestra primera hipótesis (H1), donde el permiso de paternidad de dos semanas reforzaría las actividades de cuidado de niños y niñas más habitualmente realizadas por los padres.

Las actividades donde se incrementa la participación del padre solo cuando se utiliza un permiso de paternidad más largo (de 4 o 5 semanas) son: bañar a los niños y cuidar a los niños enfermos. Estas actividades demandan un mayor cuidado físico y de cercanía con los niños y niñas. Estos resultados estarían apuntando a que una duración más larga del permiso de paternidad está teniendo impacto en aquellas tareas de cuidado físico o que pueden generar disconfort y que son llevadas a cabo en mayor medida por las madres (Kilik y Sadeh, 2015). Y, por tanto, es un indicativo de que el incremento de duración del permiso de paternidad puede ser una herramienta adecuada para involucrar a los padres en actividades tradicionalmente asociadas a las madres. Mientras que para estas conductas el permiso de paternidad de dos semanas tendría efectos más limitados y vendría a incrementar la participación en actividades de cuidado infantil más asociados a los hombres como el juego o el acompañamiento.

Sin embargo, los resultados también muestran que existen actividades de cuidado que no se reparten de forma más igualitaria cuando se usa el permiso de paternidad (de 5, 4 o 2 semanas) que cuando no se usa. Estas actividades sobre las cuales el permiso de paternidad no tiene influencia son: vestir a los niños, comprar la ropa y elegir la comida de los niños. Las dos primeras actividades tienen que ver con la vestimenta y son actividades de cuidado más feminizadas, que tal y como expone Doucet (2013) son actividades más habitualmente realizadas por madres y sobre las cuales los padres muestran disconfort, resignación o humor. La elección de la comida tiene un componente organizativo y de supervisión, en el cual tampoco se consiguen cambios en la participación del padre. Por tanto, se cumple solo parcialmente y con más limitaciones nuestra segunda hipótesis (H2) que afirmaba que el permiso de cuatro y cinco semanas supondría un reparto más igualitario en actividades de cuidado más feminizadas. Las limitaciones en estas actividades pueden estar señalando que son actividades más asociadas al género y son necesarias otras herramientas para el aumento de la implicación de los padres. Asimismo, debemos tener en cuenta dos precauciones: por un lado, la ya comentada, de que estamos midiendo la implicación paterna a través de las respuestas de la madre; y por otro lado y más relevante, es que los comportamientos más igualitarios pueden estar detrás de la utilización de permisos de paternidad más largos. A este respecto, en posteriores estudios con datos panel, se podría solucionar este problema y determinar la influencia del sesgo igualitario en el uso de permisos de paternidad. Asimismo, sería esclarecedor testar la influencia del incremento del permiso de paternidad a 16 semanas en las actividades más feminizadas.

Si se atiende a las variables de control, en primer lugar, tenemos la edad del hijo menor y se puede comprobar cómo siguiendo lo hallado por Borràs et al. (2018), a menor edad del niño, es la madre quién se ocupa en mayor medida de los niños y las niñas. No obstante, en nuestro análisis esta tendencia solo es significativa en las actividades de comprar ropa, bañar y vestir a los niños. En segundo lugar, para el número de hijos esta relación no está tan clara y solo una actividad (acompañar a hacer los deberes) es menos igualitaria (a niveles de significación menores a 0,05) cuando existen un mayor número de hijos. En tercer lugar, se controla por la variable de contratación de un(a) asistente(a), que reduce el tiempo en actividades esenciales de cuidado y de acompañamiento (Gutiérrez-Domènech, 2010). No obstante, en nuestro análisis los padres que tienen empleado a alguien tienen una mayor implicación de la madre en la compra de ropa y realización de comidas. Por tanto, este resultado podría indicar que la ayuda externa en las tareas revierte en una menor implicación del padre y no de la madre en estas actividades.

Las variables en cuanto al horario laboral de la pareja no sustentan la teoría de la compensación de género (Brines, 1994; Gough y Killewald, 2011; Solaz, 2005) para este caso. Y sí iría en la línea de los resultados hallados por Aassve et al. (2014), y Raley, et al. (2012), los cuales apuntan que una menor participación en el trabajo remunerado por parte del padre favorece el aumento de su implicación en las tareas de cuidado infantil. Al menos es así en las tareas de traer y llevar a los niños/niñas al colegio, acostar a los niños/niñas, cuidarlos/as cuando están enfermos/as, preparar la comida y vestirlos/as. En estas actividades el reparto es menos igualitario cuando la madre trabaja a tiempo parcial y el padre a tiempo completo, en comparación a las parejas en las cuales ambos progenitores trabajan a tiempo completo. Como reverso, cuando es la mujer la que trabaja más tiempo que su pareja, las mismas actividades de cuidado (menos acostar a los niños) se reparten en mayor proporción de manera igualitaria que cuando ambos progenitores trabajan a tiempo completo.

En cuanto a las variables ideológicas respecto a los agentes de cuidado medidas desde la perspectiva de la madre, en las parejas donde las madres están en desacuerdo con la afirmación “El padre o la madre debe ser el principal cuidador en el periodo de 0 a 3 años” el reparto de tareas es más igualitario en la elección de tareas extraescolares, preparación de comidas y sobre todo en jugar con los niños/as. El que la madre tenga opiniones contrarias a que el cuidado sea principalmente parental aumenta la igualdad en tareas no rutinarias. Sobre las variables ideológicas respecto al género medidas desde la opinión de las madres tenemos dos variables. En primer lugar, las madres que están en desacuerdo con la afirmación “para un hombre, la prioridad debe ser su familia más que la carrera profesional” tienen un reparto más igualitario solo en la tarea comprar ropa. Aunque solo es una tarea de cuidado, es de las más feminizadas y donde el permiso de paternidad no influye en su reparto. Sucede del mismo modo en la segunda variable ideológica respecto al género, siendo solo en la compra de ropa donde el reparto es más igualitario cuando se están en desacuerdo con la afirmación “Para una mujer, la prioridad debe ser su familia, más que su carrera profesional”. El hecho de que las variables ideológicas tenga un impacto limitado en el reparto de tareas domésticas puede ser debido a que no se está midiendo las opiniones de los hombres, que son los que utilizan o no el permiso de paternidad.

De manera inesperada, el nivel educativo de la madre solo tiene impacto en la tarea de comprar ropa a los niños, siendo no significativa en el resto de las actividades de cuidado. El sentido de la variable tampoco es el esperado y a un mayor nivel educativo de la madre se reduce el reparto igualitario en la compra de ropa. Por tanto, no se cumplen lo hallado por Kilik y Sedh (2015) de que el cuidado de la madre determina la implicación en el cuidado de los padres. Si nos fijamos en el nivel educativo de los padres, el impacto se produce en un número mayor de tareas domésticas y en la dirección esperada. Tal y como podemos ver en la tabla y acorde con la literatura (Sullivan, 2013; Altintas y Sullivan, 2017; Borràs et al., 2018), un mayor nivel educativo del padre supone un reparto más igualitario en la elección de tareas domésticas, en llevar y traer a los niños del colegio, en ayudar a hacer los deberes, acostar a los niños y bañarlos. El cuidado no es igual en entornos urbanos que rurales (Kulik y Sadeh, 2015) y esto se refleja en el reparto igualitario de algunas actividades de cuidado. Las parejas que habitan en un entorno rural realizan en mayor porcentaje de forma igualitaria las tareas de acostar a los niños, bañarlos y vestirlos.




CONCLUSIONES


Los cambios legislativos pueden producir cambios en las rutinizaciones del comportamiento que construyen el género a través de las acciones diarias (West y Zimmerman, 1987). Las políticas públicas sobre el cuidado como los permisos parentales exclusivos para el uso de los padres son reflejo de un cambio cultural, facilitan el cambio en las prácticas de cuidado y señalan un cambio de actitudes sobre el cuidado (Dermott y Miller, 2015). El incremento en la duración del permiso de paternidad en España en el siglo XXI es una oportunidad para evaluar el impacto de esta política pública en la construcción de la paternidad y las relaciones de género. En cuanto a las actividades de cuidado infantil, no todas tienen el mismo nivel de dificultad para su inserción en nuevas paternidades (Miller, 2010), y el incremento en la duración del permiso de paternidad puede suponer una oportunidad para debilitar los obstáculos para su adquisición en los roles paternos. Y así, la ampliación del permiso de paternidad (al menos hasta las cinco semanas evaluadas en este artículo) puede estar empujando hacia ese nuevo nivel de implicación paterna en las actividades asociadas a la mayor participación materna (Dermott y Miller, 2015), aunque no son suficientes para producir un cambio en todas las actividades de cuidado de niños/niñas.


Tabla 2. Modelos multivariantes sobre el reparto de actividades de cuidado infantil

M1. EXTRA

M2. ROPA

M3. COLE

M4. DEBERES

M5. JUGAR

M6. ENFER

M7. COMIDA

M8 ACOSTAR

M9. BAÑAR

M10. VESTIR

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

Exp (B)

No utiliza el permiso de paternidad (Ref.)

Permiso de paternidad hasta 2 semanas

1.506 **

0.913

1.483 **

1.552 ***

1.923 ***

1.305 *

1.226

1.606 ***

1.288

1.304

Permiso de paternidad de 3 a 5 semanas

1.746 **

0.795

1.958 ***

1.995 ***

2.840 ***

1.541 **

1.409 *

1.430 *

1.542 **

1.143

Edad en años cumplidos

0.996

0.952 **

1.027

0.964

1.034

1.000

1.036 *

1.029

0.931 ***

0.918 ***

Número de hijos suyos o de su pareja

0.965

0.932

0.982

0.697 ***

0.820

0.833 *

0.825 *

1.188

1.025

1.224 *

Tienen asistenta (Ref. No tiene asistenta)

0.891

0.527 ***

1.015

1.196

0.985

1.093

0.651 **

0.948

0.976

0.810

Ambos a tiempo completo (Ref.)

Madre a tiempo completo/Padre parcial

1.471

0.654

4.469 ***

1.559

2.501

2.109 **

2.083 **

0.916

0.619

2.420 **

Madre a tiempo parcial/Padre completo

0.882

0.916

0.567 ***

0.927

0.937

0.727 **

0.676 ***

0.740 **

0.924

0.792

Ambos a tiempo parcial

0.859

0.707

1.071

1.885

0.522

1.635

0.544

2.715 *

1.419

0.914

El padre o la madre debe ser el principal cuidador en el periodo de 0 a 3 años (Ref. De acuerdo)

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

1.063

1.119

1.009

1.291

1.440

1.290

1.348 *

1.146

1.802 ***

1.714 ***

En desacuerdo

1.794 *

1.526

1.546

1.243

5.806 **

1.178

1.580 *

0.682

1.104

1.104

Para un hombre, la prioridad debe ser su familia más que la carrera profesional (Ref. De acuerdo)

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

0.874

1.528 **

1.364 *

0.985

1.032

1.011

1.038

1.042

0.969

1.113

En desacuerdo

1.134

1.442 *

1.280

1.145

0.983

1.382

1.023

0.971

0.893

0.961

Para una mujer, la prioridad debe ser su familia más que la carrera profesional (Ref. De acuerdo)

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

1.359

0.706 *

0.830

0.884

0.909

1.055

1.056

1.115

1.160

1.001

En desacuerdo

1.017

0.645 **

0.875

0.791

1.265

0.824

1.010

1.151

0.986

1.047

Estudios primarios o sin estudios (Ref.)

Estudios secundarios

0.832

0.558 *

0.726

0.918

1.414

0.442 **

1.266

0.963

1.163

0.990

Estudios universitarios

0.536

0.432 ***

0.724

0.709

1.782

0.468 **

1.408

1.107

1.327

1.036

Pareja: Estudios primarios o sin estudios (Ref.)

Pareja: Estudios secundarios

2.162 ***

1.079

1.601 **

2.400 ***

1.380

1.762 ***

1.299

1.549 **

1.635 **

1.274

Pareja: Estudios universitarios

3.404 ***

0.872

1.737 **

3.099 ***

1.283

1.768 **

1.112

2.192 ***

1.581 *

1.379

Urbano (Ref.)

Intermedio

1.081

0.954

0.903

1.225

1.207

1.008

1.293 *

1.250

1.373 **

1.363 **

Rural

1.006

0.755

0.891

1.055

1.145

1.005

0.910

1.801 ***

1.642 **

1.500 **

Constante

1.541

2.107

0.907

1.301

1.632

1.230

0.380 **

0.430 **

0.874

0.618

N

1259

1312

1179

1279

1303

1224

1265

1230

1145

1081

R2 Nagelkerke

0.053

0.06

0.069

0.083

0.068

0.049

0.05

0.063

0.058

0.055

Fuente: Elaboración propia. Datos “Encuesta de fecundidad. 2018”


En este artículo hemos llevado a cabo un análisis sobre los efectos del aumento del permiso de paternidad en la implicación paternidad en el cuidado infantil. Concretamente, se ha testado la influencia que el incremento del permiso de paternidad producido en los años 2007, 2017 y 2018, años en los cuales se incrementa el permiso a 2, 4 y 5 semanas respectivamente, tienen sobre la implicación del padre en diversas tareas de cuidado de niños/niñas. La contribución a la literatura de este artículo radica en dos elementos: por un lado, se conoce la importancia que ha tenido en términos de implicación en el cuidado de los varones las ampliaciones del permiso de paternidad; por otro lado, se establecen cuáles han sido las tareas de cuidado más permeables a los cambios en la participación y en qué tareas no se ha producido un cambio.

El permiso de paternidad de dos semanas ha permitido un reparto más igualitario en varias actividades de cuidado, particularmente las actividades de cuidado más habitualmente realizadas por los padres y que incluyen la interacción y el juego. En cuanto al efecto de la utilización del permiso de paternidad de cuatro y cinco semanas las actividades que se reparten de forma más igualitaria incluyen actividades, que requieren un mayor cuidado físico y cercanía con los niños y las niñas, como son bañar y cuidarlos/as cuando están enfermos/as. No obstante, no se producen cambios en las actividades más habitualmente realizadas por la madre como son la compra de ropa de niños/as o vestirlos/as. Por tanto, el aumento del permiso de paternidad permite el acceso a un reparto más igualitario de algunas tareas realizadas habitualmente por las madres, frente al permiso de paternidad más corto, que reforzaría la implicación de los padres en aquellas tareas de cuidado más asociadas a los hombres.

El estudio tiene limitaciones derivadas de la utilización solamente de la base de datos de madres de la Encuesta de Fecundidad de 2018. En primer lugar, se está midiendo la distribución de las tareas domésticas exclusivamente a través de la percepción de la madre, que pueden ser diferentes a las del padre. En segundo lugar, aunque tenemos la posibilidad de utilizar la muestra de padres de la encuesta, el tamaño es mucho menor y los resultados de los análisis no son consistentes. En tercer lugar, puede estar produciéndose un sesgo igualitario en la utilización de los permisos, siendo los padres más igualitarios los que utilicen permisos parentales de mayor duración. A pesar de estas limitaciones, este trabajo supone la primera aproximación a los efectos en el reparto de tareas derivados de la ampliación del permiso de paternidad en España y es un precedente necesario para futuras investigaciones sobre las consecuencias en las ampliaciones recientes del permiso de paternidad.

En los últimos años se ha producido una ampliación sin precedentes en el permiso de paternidad, incrementando la duración del permiso de paternidad en el año 2020 a 12 semanas, debiendo utilizarse las cuatro primeras de forma ininterrumpida tras el nacimiento. Y, desde 2021 el permiso de paternidad se ha equiparado en duración al permiso de maternidad, ampliándolo a 16 semanas (las seis primeras de forma ininterrumpida tras el nacimiento). Este incremento ha sido implementado a través del Real Decreto-Ley 6/2019, en aras de incentivar la corresponsabilidad familiar. En los próximos años se tendrán que llevar a cabo varios estudios analizando las diversas implicaciones que este aumento del permiso de paternidad tiene en la utilización y sus consecuencias. Así, se podrá comprobar si los efectos de un permiso de paternidad más largo tienen una influencia a largo plazo y si esta influencia se extiende a un mayor número de tareas de cuidado infantil, especialmente las más feminizadas. En última instancia podremos comprobar la relevancia de estos instrumentos en la construcción de las paternidades.




AGRADECIMIENTOS Y FINANCIACIÓN


Este artículo forma parte de la actividad desarrollada en el proyecto “El cuidado de niños/as menores de 7 años en España: agentes, prácticas y satisfacción con el proyecto familiar” financiado por Ministerio de Economía y Competitividad (CSO2017-84634-R).




NOTAS


1 Los microdatos de la encuesta están disponibles en el siguiente enlace de INE, así como información metodológica adicional: https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736177006&menu=resultados&idp=1254735573002#!tabs-1254736195425


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