Artículos / Articles

DOI: 10.22325/fes/res.2022.104

El giro a la izquierda y las fuerzas armadas: convergencia y polarización ideológica en América Latina


The left turn and the armed forces: ideological convergence and polarization in Latin America


Cristian Márquez Romo ORCID

Instituto de Iberoamérica. Universidad de Salamanca, España. cmarquez@usal.es

Xavier Romero-Vidal ORCID

University of Cambdrige, UK. xr221@cam.ac.uk

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 2 (Abril - Junio, 2022), a104. pp. 1-24. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 15/03/2021
Aceptado / Accepted: 29/09/2021




RESUMEN

Este trabajo analiza en qué medida la ideología ha influido en la confianza de las élites políticas hacia las fuerzas armadas latinoamericanas entre 1994 y 2018. Durante este periodo, que la literatura ha asociado con tres ciclos políticos, las fuerzas armadas han sido una de las instituciones mejor valoradas tanto por la élite representativa como por la ciudadanía. Estudiamos la relación entre las valoraciones de las élites políticas hacia los militares de 16 parlamentos de la región, profundizando en las dinámicas de convergencia y polarización ideológica a lo largo de este periodo y particularmente durante el giro a la izquierda. Nuestro análisis de una serie de encuestas a más de 7,500 parlamentarios muestra diferencias ideológicas significativas en la confianza de la élite en las fuerzas armadas en la mayoría de los países, pero también dinámicas temporales divergentes entre países. Mientras que, en países como Brasil, Chile o Uruguay, la llegada de una izquierda moderada propició un proceso de convergencia ideológica hacia mayores niveles de confianza en los militares, en Venezuela, Nicaragua o Bolivia la llegada de una izquierda radical produjo un aumento de polarización ideológica en torno a los militares entre la élite parlamentaria.

Palabras clave: Fuerzas armadas, élites políticas; confianza, democracia, América Latina.


ABSTRACT

This paper analyzes the extent to which ideology has influenced political elite’s trust in the armed forces in Latin America between 1994 and 2018. During this period, which scholars have associated with three political cycles, the armed forces have been one of the most trusted institutions by both the representative elite and the public. We analyze the relationship between political elites’ trust towards the military in 16 parliaments in the region, delving into the dynamics of ideological convergence and polarization throughout this period and particularly during the governments of the new left. Our results, based on survey responses from over 7,500 members of Latin American parliaments, show ideological differences in elites’ trust towards the military in most countries, as well as opposite temporal dynamics between groups of countries. In countries such as Brazil, Chile or Uruguay, in which the shift to the left led to the arrival of a moderate left, we observe a process of ideological convergence towards higher levels of trust in the armed forces, while the arrival of a radical left in countries such as Venezuela, Nicaragua or Bolivia, triggered an increase in ideological polarization over the armed forces among the parliamentary elite.

Keywords: Armed forces, political elites, trust, democracy, Latin America.




INTRODUCCIÓN


A cuatro décadas de las transiciones a la democracia en América Latina, muchos autores se han interesado por las consecuencias que puede tener sobre la consolidación democrática tanto la creciente presencia de los militares en puestos clave de decisión, como la aprobación de medidas que propician la militarización de la seguridad pública en algunos países de la región. Kruijt y Koonings (2002) subrayan el rol preponderante de soldados políticos y políticos militares en diversos países latinoamericanos. A lo largo del siglo XX, estos actuaron con inmunidad e impunidad en asuntos políticos, evidenciando la vigencia del militarismo durante el tercer ciclo de democratización (Diamond, 1999). Además de su rol político, las fuerzas armadas han asumido tareas de orden público. Pion-Berlin y Carreras (2017) exponen que la ciudadanía sigue apoyando la intervención militar en tareas de seguridad pública, como consecuencia de la falta de confianza en la policía como una institución capaz de enfrentar la violencia criminal.

Históricamente, la izquierda latinoamericana se ha visto afectada en mayor medida por la represión durante los regímenes militares. Por un lado, algunos países ilustran como durante la dictadura militar las fuerzas armadas se unieron a élites que provenían de partidos de derecha y al empresariado para derrotar a los sectores de izquierda (Agüero, 2003). Por otro, la literatura muestra como los individuos conservadores o ubicados a la derecha del espectro ideológico tienden a mostrar una mayor confianza y mejor valoración de las fuerzas armadas (Izurieta, 2015; Solar, 2020). No obstante, la coexistencia pacífica entre los gobiernos de izquierda y los militares a principios del siglo XXI surgió luego de que estas administraciones se percataran de que estos podían ser un aliado importante para la implementación de sus programas de gobierno, generando un espacio de convergencia de intereses (Battaglino, 2015). Así, la intervención de las fuerzas armadas no necesariamente responde a causas estrictamente militares: la participación activa de los militares y su amplio respaldo social puede comprenderse a partir del estudio de las relaciones entre la organización militar y las organizaciones civiles (Huntington, 1968). Pese a la historia de violencia, represión e intervenciones para derrocar a gobiernos civiles en algunos países, las fuerzas armadas siguen siendo una de las instituciones mejor valoradas (Solar, 2020). Los niveles de influencia militar siguen siendo elevados (Pion-Berlin y Trinkunas, 2010), y la intromisión de las fuerzas armadas en procesos políticos recientes sugiere que una de las principales amenazas que enfrentan los gobiernos democráticos en América Latina es que actores no elegidos, tales como los militares, arrebaten el poder a gobernantes electos (Zechmeister y Lupu, 2019). A la luz de estos riesgos, cobra particular relevancia comprender en qué medida las élites políticas latinoamericanas confían en sus fuerzas armadas, y cómo ha evolucionado esta confianza a lo largo del tiempo.

La literatura ha identificado tres ciclos de cambio político asociados a determinadas perspectivas ideológicas en las últimas décadas (Levitsky y Roberts, 2011; Weyland et al., 2010; Sánchez y García Montero, 2019; Alcántara, 2016). En primer lugar, partimos de las transiciones a la democracia, acompañadas de la implementación de políticas económicas surgidas tras el Consenso de Washington durante la década de 1990-2000. En segundo lugar, se produce el giro a la izquierda, en el que gobiernos de izquierda moderada e izquierda radical (Weyland, 2010; Weyland, Madrid y Hunter, 2010) accedieron al poder en una importante cantidad de países de la región, en el marco del boom de las commodities (1998 y 2013). Finalmente, un ciclo abierto derivado del regreso de algunos gobiernos de derecha como respuesta a las políticas sociales de los gobiernos anteriores, tras el fin de ciclo económico de aumento en los precios de las materias primas (2013-2018).

Aunque la oleada de gobiernos de la nueva izquierda es uno de los rasgos más característicos del panorama político latinoamericano reciente, una dimensión escasamente estudiada ha sido la relación entre la nueva izquierda y los militares. Para profundizar en el análisis de la confianza la élite política deposita en las fuerzas armadas, así como en la influencia de la ideología sobre la confianza hacia esta institución, este estudio aborda la evolución de las actitudes hacia los militares desde la perspectiva de la élite parlamentaria de dieciséis1 países de la región entre 1994 y 2018, con particular énfasis en el giro a la izquierda (1998-2013). La información se obtiene a partir de más de 7,500 encuestas a diputados, agregadas en la Base de Datos del proyecto Élites Latinoamericanas de la Universidad de Salamanca (PELA-USAL) (Alcántara, 2021)2, en los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Uruguay, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. Al centrar el análisis en la élite política, se pretende suplir el vacío en literatura que se ha enfocado en los determinantes de la confianza en las fuerzas armadas entre la opinión pública3, así como en las diferencias entre la nueva izquierda en el ámbito económico, político y social, profundizando en el militar4.

Los resultados revelan que hay una asociación entre conservadurismo y mayor confianza en los militares entre la élite política en algunos países, pero la confianza en los militares ha aumentado también entre las élites de izquierda. Tanto durante el giro a la izquierda (1998-2013), como durante el periodo de desaceleración económica y fin del boom de las commodities (2013-2018), este proceso de convergencia hacia mayores niveles de confianza en las fuerzas armadas se profundizó en ambos extremos del espectro ideológico. Nuestro estudio también aborda la asociación entre ideología y confianza en las Fuerzas Armadas a lo largo del tiempo. Los resultados muestran que el giro a la izquierda provocó distintas reacciones entre las élites parlamentarias en lo que respecta a su confianza en los militares.

Por un lado, a nivel regional la brecha ideológica en términos de confianza llegó a su mínimo, provocando que dejase de haber diferencias significativas entre las élites de izquierda y de derecha. Sin embargo, mientras que en países como Brasil, Chile o Uruguay, la llegada de una izquierda moderada produjo un proceso de convergencia ideológica hacia mayores niveles de confianza en los militares; en Venezuela, Nicaragua, Bolivia o Ecuador, la llegada de una izquierda radical –a través de liderazgos de izquierda con antecedentes en las fuerzas armadas o que incorporaron exitosamente a la corporación como parte de su proyecto político–, produjo un aumento de polarización ideológica respecto a las fuerzas armadas entre la élite parlamentaria.

El artículo está estructurado de la siguiente manera. Primero, se presenta la revisión de la literatura, seguida por un análisis sobre la evolución de la confianza en las fuerzas armadas durante las últimas décadas desde la perspectiva de la opinión pública y la élite parlamentaria. Posteriormente, presentamos la metodología y los resultados. Por último, incluimos un apartado de discusión y conclusiones.


Confianza en las Fuerzas Armadas y el giro a la izquierda en América Latina


Confianza institucional y consolidación democrática

Una de las condiciones fundamentales para la consolidación democrática reside en la legitimidad y el apoyo de la ciudadanía a las instituciones básicas para su funcionamiento (Linz y Stepan, 1996). La confianza institucional se relaciona en buena medida con el buen desempeño que se percibe de las instituciones (Baker, 2008; Hiskey y Seligson, 2003), por lo que la legitimidad implica el apoyo de los gobernados tanto en términos de sus principios fundacionales, como del desempeño del régimen político (Dalton, 2006; Booth y Seligson, 2009).

La pérdida de confianza es un síntoma del deterioro de la calidad de la democracia (Payne et al., 2003). Esta puede evaluarse a partir de un respaldo difuso, expresado en actitudes generales hacia la democracia, o específico, en términos del desempeño puntual de las autoridades públicas (Easton, 1975). Los niveles de confianza pueden interpretarse como un juicio sobre las autoridades políticas y como una predisposición a interactuar con las mismas (Levi y Stoker, 2000; Salazar y Temkin, 2007), y mayor confianza institucional implica la posibilidad de delegar decisiones en las instituciones sin necesidad de ejercer un control permanente, dado que esta se relaciona con la utilidad esperada de que se están desempeñando de forma satisfactoria incluso en condiciones de baja vigilancia (Buendía y Somuano, 2003; Segovia, 2006).

Si en las sociedades contemporáneas resulta indispensable que el Estado y las instituciones políticas tengan un grado adecuado de legitimidad, esto resulta particularmente relevante en el caso de las fuerzas armadas. Además de recibir una parte importante del presupuesto en seguridad –que en algunos países se extiende a otro tipo de atribuciones–, se trata de la institución encargada de regular la violencia (Garb y Malesic, 2016). Así, pese a que todo Estado-nación requiere de fuerzas armadas, sin distinción de su naturaleza teocrática, autoritaria, monárquica o democrática (Benítez, 2005), la identidad de las fuerzas armadas como corporación encargada de regular la violencia explica por qué su legitimidad tiene mayor relevancia en una sociedad democrática (Van der Meulen, citado en Garb y Malesic, 2016).

Confianza en las Fuerzas Armadas en América Latina

En Latinoamérica, las fuerzas armadas han sido crecientemente utilizadas para tareas de seguridad pública en las últimas décadas, pese a que la posibilidad de excesos y violaciones a derechos humanos ha estado siempre latente (Pion-Berlin y Carreras, 2017). La participación de los militares en tareas de seguridad pública no es una novedad, desde las dictaduras militares en el Cono Sur, las guerras civiles en América Central o los procesos de crisis institucional –como Ecuador o Perú– (Dammert y Bailey, 2007).

La estrategia militarizada de combate al crimen organizado ha tenido graves consecuencias, tales como la tortura, las desapariciones forzadas o el aumento de la tasa de homicidios (Open Society Foundations, 2016), pero distintos países han optado por implicar directamente a las fuerzas armadas frente al desbordamiento de la violencia, la debilidad del Estado o la ausencia de cuerpos policíacos confiables. Ningún país enfrenta un conflicto bélico abierto, pero en México, Centroamérica y la región andina –con excepción de Perú–, las fuerzas armadas, en conjunto con la policía, participan en la lucha contra el crimen organizado, a diferencia del Cono Sur, donde la seguridad interior corre a cargo de fuerzas policiales –si bien en Brasil se ha utilizado a las fuerzas armadas de manera provisional para realizar misiones de seguridad interior– (Alda Mejías, 2012).

Las consecuencias negativas de la creciente intervención del ejército y la militarización de la seguridad pública no han disminuido la confianza que los ciudadanos depositan en los militares. En sociedades postautoritarias, las instituciones de orden, como las Fuerzas Armadas o la Iglesia, tienden a tener niveles de confianza más elevados que las instituciones democráticas (Morales, 2008). Por el contario, las instituciones políticas, tales como el congreso o los partidos políticos, tienden a tener bajos niveles de apoyo (Solar, 2020). En América Latina, entre 2004 y 2019 la confianza en los militares arrojó un promedio de 66,5%, frente a 38,6% del parlamento o 23,4% de los partidos políticos (LAPOP, 2019).

Para responder a la pregunta sobre qué factores individuales explican la confianza de la ciudadanía en las fuerzas armadas, la literatura ha explorado factores como el sexo, la edad, la ideología o el nivel educativo. Por un lado, Montalvo (2009) sugiere que el sexo es la variable sociodemográfica de mayor impacto –las mujeres tienden a confiar menos que los hombres en las fuerzas armadas–. En términos generales, los hombres, las personas mayores y quienes se adhieren a ideologías conservadoras, tienden a mostrar mayor confianza en las fuerzas armadas (Izurieta, 2015; Solar, 2020; Montalvo, 2009).

Históricamente, la izquierda latinoamericana se ha visto afectada en mayor medida por la represión durante los regímenes militares, y los países del cono Sur ilustran como durante la dictadura militar las fuerzas armadas se unieron a élites que provenían de partidos de derecha y al empresariado para derrotar a los sectores de izquierda (Agüero, 2003)5. Tras las transiciones a la democracia, la presencia de partidos de derecha asociados con el régimen militar constituyó otra fuente de poder político militar, obstruyendo o dilatando la aprobación de leyes que afectan los intereses corporativos de las fuerzas armadas (Battaglino, 2015). Entre las élites políticas, la ideología es una de las variables más abordadas6 dada la importancia de estas categorías para la vida pública (Barragán, Rivas y Bohigues, 2020). Tal como ocurre entre la ciudadanía, esperamos que las élites de derecha tiendan a confiar en las fuerzas armadas y las de izquierda tiendan a desconfiar de esta institución.

El giro a la izquierda y las Fuerzas Armadas

El 4 de febrero de 1992 irrumpió en Venezuela una rebelión cívico-militar, con el objetivo de derrocar al gobierno de Carlos Andrés Pérez. ‘‘Por ahora’’ no logramos el objetivo, dijo en cadena nacional Hugo Chávez Frías, comandante en ese entonces desconocido, quien dirigió el intento de golpe de ESTADO. Años después, el presidente Chávez reconoció que, pese a que el levantamiento no tenía ninguna probabilidad de éxito, generó las condiciones que le permitieron llegar al poder por la vía electoral en 1998. Ese año representa el inicio de lo que se conoce como el giro a la izquierda, en el que una importante cantidad de países de América Latina comenzaron a abandonar las políticas del Consenso de Washington, abriendo paso a distintas fuerzas políticas de izquierda que comenzaron a llegar al poder por la vía institucional-electoral (Alcántara, 2016).

El giro a la izquierda representa el surgimiento de una alternativa de izquierda como consecuencia del agotamiento de las medidas implementadas durante el Consenso de Washington, caracterizado por la búsqueda de la reducción de las desigualdades sociales y económicas provocadas por la apertura y competencia de mercado (Arnson y Perales, 2007; Cameron y Hershberg, 2010). Mientras que algunos países mantuvieron gobiernos de centro y centro derecha desde las transiciones a la democracia (Levitsky y Roberts, 2011; Weyland et al., 2010), a partir del triunfo de Hugo Chávez en 1998 distintos gobiernos de izquierda comenzaron a ganar las elecciones presidenciales en por lo menos once países de la región: Lula da Silva en Brasil (2002); Néstor y Cristina Kirchner en Argentina (2003 y 2007); Tabaré Vázquez en Uruguay (2004); Manuel Zelaya en Honduras (2005); Evo Morales en Bolivia (2005); Rafael Correa en Ecuador (2006); Daniel Ortega en Nicaragua (2006); Fernando Lugo en Paraguay (2008); Mauricio Funes en El Salvador (2009) y Luis Guillermo Solís en Costa Rica (2014).

El giro a la izquierda suscitó el debate tanto sobre el surgimiento de una nueva izquierda, como las diferencias al interior de esta. Tras el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos dejó de considerar a la izquierda latinoamericana como injerencia de la Unión Soviética, y la izquierda latinoamericana comenzó a aceptar la democracia liberal tras su resurgimiento en la década de 1990 (Castañeda, 2006). La nueva izquierda dejó de ser revolucionaria para convertirse en defensora de la regulación (Lomnitz, 2006), si bien la búsqueda de la igualdad y el imaginario socialista siguieron siendo importantes, sin que ello implicase abolir el capitalismo, el comercio internacional o la ciudadanía liberal (Arditi, 2008).

Entre la nueva izquierda, el tipo de clasificación predominante en la literatura es la que divide a la izquierda en dos: moderada y radical (Weyland, 2010), moderada y contestataria (Weyland, Madrid y Hunter, 2010) o socialdemócrata y populista (Panizza, 2005). La diferencia más importante entre las izquierdas se ubica en el ámbito político (las relaciones con las instituciones) (Weyland, 2010), y la izquierda radical o contestataria se caracteriza por liderazgos personalistas y políticas estatistas, mientras que la moderada tiende a estar institucionalizada en partidos y orientada al mercado (Levitsky y Roberts, 2011). De acuerdo con Levitsky y Roberts (2011), en la izquierda moderada se ubican Lula da Silva en Brasil, Michelle Bachelet en Chile o Tabaré Vázquez en Uruguay, mientras que, en la izquierda radical o contestataria, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador.

Pese a que la noción de ciclo ha sido ampliamente utilizada, y existe cierto consenso con respecto a estos ciclos, la heterogeneidad de la región obliga un análisis más detallado. De acuerdo con Cameron (2009), la derrota de Ollanta Humala en 2006 frustró el giro a la izquierda, algo similar a lo sucedido ese mismo año con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una de las elecciones con mayor polarización ideológica en la historia de México (Beltrán, 2009). El caso chileno resulta paradigmático, dado el “continuismo interrumpido” (Alcántara, 2016) de este país en el que la derecha llegó a la presidencia en 2010 luego de 20 años de gobiernos de centro-izquierda, que volvieron al poder tras la victoria de Michelle Bachelet en 2014. En el caso colombiano, uno de los países sociológicamente más inclinados a la derecha (Nasi, 2007), durante el giro a la izquierda gobernó Álvaro Uribe (2002-2010), un presidente contrario a la tendencia regional.

La victoria de Mauricio Macri frente al kirchnerista Daniel Scioli en las elecciones presidenciales de 2015 señala el agotamiento de las experiencias progresistas y el retorno de la derecha a distintos países, abriendo la discusión sobre un posible giro conservador en la región (Alcántara, 2016; Barragán, Rivas y Bohigues, 2020). Sin embargo, en las siguientes elecciones presidenciales de 2019, Macri perdió frente a la fórmula peronista Alberto Férnandez-Cristina Férnandez de Kirchner, haciendo necesario matizar el giro conservador. Otros fenómenos cuestionan esta tendencia: el crecimiento de la izquierda colombiana y el surgimiento de movilizaciones en Colombia, Chile o Bolivia, así como el triunfo de AMLO en 2018, de Pedro Castillo en 2021 o los resultados históricos de la Convención Constituyente en Chile. En Bolivia, los militares jugaron un papel clave en el conflicto postelectoral provocado por la controvertida victoria en primera vuelta de Evo Morales en las elecciones presidenciales de 2019, tras sugerir al Ejecutivo que renunciase a su mandato. La interrupción del gobierno de Morales, su exilio y sustitución por la presidenta interina, Jeanine Áñez, tuvo como desenlace el triunfo en las elecciones presidenciales de 2020 del exministro de Morales y candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce.

Si bien los ciclos políticos en la región han evidenciado que los cambios en la composición política responden a su vez a dinámicas exógenas asociadas a procesos económicos y sociales (Levitsky y Roberts, 2011; Roberts, 2017), el efecto de los cambios ideológicos durante estos ciclos ha sido analizados casi exclusivamente a nivel del sistema de partidos, dejando fuera su influencia sobre otras dimensiones relevantes del sistema político, tales como las relaciones cívico-militares.

Sin embargo, la coexistencia pacífica entre los gobiernos de la llamada nueva izquierda y los militares surgió luego de que estas administraciones se percataran de que los militares pueden ser un aliado importante para la implementación de sus programas de gobierno, generando un espacio de convergencia de intereses (Battaglino, 2015). Al tratar de implementar proyectos políticos de transformación, los gobiernos de la nueva izquierda han tendido a otorgar a las fuerzas armadas un espacio y rol que no habían tenido en la etapa anterior, recurriendo a estrategias de gobierno que incluyen a la defensa y las fuerzas armadas, particularmente aquellas que lo hicieron a partir de la implementación de distintas variantes de programas neodesarrollistas (D’Araujo, 2010).

Como señala Battaglino (2015), el escaso interés en el estudio de la nueva izquierda y las fuerzas armadas resulta llamativo, considerando que en el pasado gobiernos de este signo ideológico tuvieron relaciones muy conflictivas con los militares, que en la mayoría de los casos terminaron en golpes de estado7. Aunque la falta de interés en el estudio de la nueva izquierda y las fuerzas armadas se podría atribuir a que la izquierda dejó de ser una amenaza para los sectores dominantes o para la estabilidad del régimen democrático, los niveles de influencia militar siguen siendo elevados en prácticamente toda la región (Pion-Berlin y Trinkunas, 2010) y la intromisión de las fuerzas armadas en procesos políticos recientes puede verificarse en países como Venezuela (2002), Honduras (2009), Ecuador (2010) o Bolivia (2019).

Por otro lado, las causas de la confianza institucional han sido abordadas a nivel poblacional (Bargsted y Torcal, 2015; De Riz, 2015; Paramio, 2015), pero muchos aspectos de las élites políticas siguen siendo desconocidos y el estudio de la élite parlamentaria sigue siendo una agenda de investigación abierta (Albala, 2016). Al ocupar puestos clave como tomadores de decisiones que impactan en el resto de la población (Hoffmann-Langue, 2007), el estudio del perfil y preferencias de la élite resulta relevante, en tanto sus actitudes y opiniones tienen mayor impacto en la evolución del sistema político, así como en las opiniones y preferencias de la ciudadanía (Dahl, 1961). Importa conocer qué piensan los miembros de la élite política (Coller et al., 2014), no solo por el papel clave que ocuparon durante las transiciones (Higley y Gunther, 1992; Berman, 1998; Mainwaring y Pérez Liñán, 2013), sino por el que ocupan en democracia (Bohigues, 2019), como actores que deciden políticas, aprueban leyes, dirigen la administración y, entre otras cuestiones, regulan a las fuerzas armadas (Anduiza, 1999).


Metodología


Con el fin de estudiar la evolución y los determinantes de la confianza en las fuerzas armadas, este estudio utiliza dos fuentes de datos. Para el estudio de la élite parlamentaria, utilizamos datos del Proyecto Élites Latinoamericanas (PELA-USAL) (Alcántara, 2021), que encuesta regularmente a parlamentarios de dieciocho países de América Latina desde 1994 (el Anexo 1 resume la distribución de las más de 7,500 entrevistas realizadas por país y legislatura incluidos en el análisis). Para medir la confianza en las fuerzas armadas utilizamos la pregunta: “¿Qué grado de confianza le merece la actuación de las fuerzas armadas en la vida pública de su país?”. Las respuestas incluyen las categorías “ninguna”, “poca”, “alguna” o “mucha’’, que hemos agrupado en dos: “ninguna” - “poca” (= 0); “alguna” - “mucha” (= 1). Dada la naturaleza binaria de la variable dependiente, usamos regresiones logísticas para medir el efecto de la ideología política sobre la confianza en los militares, controlando por variables sociodemográficas y políticas (Tabla 1). Para controlar los sesgos asociados a heterogeneidad inobservable entre países, nuestros modelos incluyen variables dicotómicas por país y periodo.

Aunque este estudio se centra en las élites parlamentarias, también abordamos el estudio de la opinión pública, usando las encuestas del Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP)8 entre 2004 y 2019. La muestra incluye encuestados en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Brasil. Para medir la confianza en las fuerzas armadas entre los ciudadanos de estos países, usamos la pregunta: “¿Hasta qué punto tiene usted confianza en las Fuerzas Armadas [o Ejército]?”, con una escala del 1 (ninguna confianza) al 7 (mucha confianza).


Tabla 1. Descripción de variables.

Variable

Descripción

Valores

Confianza: Fuerzas Armadas

¿Qué grado de confianza le merece la actuación de las Fuerzas Armadas?

0-1

Sexo

Hombre/mujer

0-1

Edad

Edad

19-86

Estudios

¿Cuáles son los estudios de más alto nivel oficial que ha cursado?

1-3

Ideología

¿En qué casilla se colocaría teniendo en cuenta sus ideas políticas?

1-10

Gobierno/oposición

¿Forma parte del gobierno o de la oposición?

0-1



Los ciclos políticos y la confianza en las fuerzas armadas


La perspectiva de la opinión pública

El primer paso de nuestro análisis empírico es observar la evolución temporal de los niveles de confianza de la opinión pública en las fuerzas armadas entre 2004, en pleno giro a la izquierda, y 2019, tras el fin del boom de las commodities. Las fuerzas armadas han sido una de las instituciones mejor valoradas, con un promedio de 66,5% de personas que aseguran tener “alguna” o “mucha” confianza en esta institución. La Figura 1 muestra como durante los años del giro a la izquierda para los que disponemos datos, la confianza aumentó del 56,2% a 72,9%, manteniéndose por encima del promedio en los siguientes años. Sin embargo, luego de este periodo la confianza en las fuerzas armadas se mantiene estable e incluso retrocede ligeramente.

Si la evolución temporal de la confianza en las fuerzas armadas estuviera en efecto condicionada por los distintos ciclos políticos experimentados por los países de América Latina, podemos esperar que la ideología política afecte la confianza en las fuerzas armadas. La Figura 2 presenta la confianza media de los ciudadanos en función de su autoubicación ideológica en el eje izquierda-derecha en cada país.

En línea con nuestras expectativas, los ciudadanos ubicados a la derecha del espectro ideológico confían más en las fuerzas armadas en la mayoría de países. Sin embargo, en Venezuela y Nicaragua los ciudadanos de izquierda muestran una mayor confianza en las fuerzas armadas. Cabe destacar que en estos dos países el giro a la izquierda fue liderado por dos políticos con pasado militar. Daniel Ortega (2007-2022), líder histórico del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), comandante de la Revolución de 1979 y coordinador de la Junta de Gobierno, ganó las elecciones en 2006 luego de tres derrotas sucesivas frente a dirigentes de centro-derecha. Hugo Chávez (1999-2013) ganó las elecciones presidenciales en 1998, luego de haber desarrollado una larga carrera militar que inició en 1971, cuando comenzó estudios superiores en la Academia Militar de Venezuela. Entre estos dos patrones (países en que la confianza en las fuerzas armadas se concentra en la izquierda y aquellos en los que se concentra en la derecha), Ecuador se encuentra en un punto intermedio, con una confianza en las fuerzas armadas distribuida de forma más homogénea a través del espectro ideológico. En este país, Rafael Correa (2007-2017) protagonizó en gran medida el giro a la izquierda tras ganar las elecciones en 2006, pero no desarrolló una carrera militar, sino como economista y docente detractor del modelo neoliberal, con una breve trayectoria política como ministro de Economía y Finanzas en el gobierno de Alfredo Palacio (2005-2007).


Fuente: Elaboración propia con base en LAPOP. La pregunta es la siguiente: “¿Hasta qué punto tiene usted confianza en las (Fuerzas Armadas [o Ejército])?”. Para presentar los porcentajes en la Figura se recodificó esta pregunta, incluyendo los valores 1, 2 y 3 como “ninguna” o “poca” confianza, y 5, 6 y 7 como “alguna” o “mucha”.

Nota: La línea continua es el % de personas con alguna o mucha. La línea discontinua es poca o ninguna confianza.

Figura 1. Evolución de la confianza en las fuerzas armadas. Opinión pública (2004-2019) (%).



Fuente: Elaboración propia con base en LAPOP. Los valores han sido ajustados en una regresión bivariada con autoubicación ideológica como variable independiente.

Figura 2. Ideología y confianza en las fuerzas armadas. Opinión Pública. (2004-2019).


La perspectiva de la élite parlamentaria

¿En qué medida las élites parlamentarias latinoamericanas confían en sus fuerzas armadas? A lo largo de todo el periodo estudiado (1994-2018), un promedio de 66,5% de legisladores aseguraron tener “alguna” o “mucha” confianza en esta institución, arrojando una confianza en promedio muy similar entre la élite representativa y la población. Entre 1998, cuando el Movimiento V República ganó las elecciones en Venezuela, y 2009, cuando dos tercios de la población latinoamericana vivía bajo gobiernos inclinados a la izquierda (Martínez-Hernández y Bohigues, 2019), los legisladores que aseguraron tener “alguna” o “mucha” confianza aumentó de un 47,5% a 63,6%. Esta tendencia creciente siguió hasta 2014, cuando en el contexto del fin del boom de las commodities (2013-2018), alcanzó un máximo de 77,3% (Figura 3).

Los niveles de confianza de las élites en las fuerzas armadas a lo largo del periodo arrojan diferencias importantes entre países (Anexo 2). Por un lado, Colombia, México, Brasil o Nicaragua son los países en los que las élites tienen una mayor confianza en sus militares. Aunque en menor medida, en El Salvador, Uruguay, República Dominicana y Chile arrojan mayor confianza que desconfianza en sus fuerzas armadas. Por el contrario, Perú, Guatemala o Venezuela muestran altos niveles de desconfianza. Comparar esta distribución con la valoración que tienen los élites sobre los militares permite hacer una aproximación matizada del mismo fenómeno9 (Anexo 3). Por un lado, las élites de países como México, Colombia, Nicaragua, El Salvador o Brasil, tienden a tener una buena valoración de sus fuerzas armadas, así como, en menor medida, República Dominicana, Ecuador, Paraguay o Chile. Los países que no muestran una clara valoración positiva son Argentina, Honduras, Uruguay, Perú o Guatemala. El caso de Venezuela resulta llamativo, con altos niveles de polarización en los niveles de confianza y valoración de las élites hacia los militares.

La Figura 4 muestra la confianza de los parlamentarios en función de su ideología. Como esperábamos, en la mayoría de los países las élites de derecha tienden a confiar más en fuerzas armadas que las de izquierda. Sin embargo, en Bolivia, Venezuela y Nicaragua, tres países que protagonizaron el giro a la izquierda, la relación es inversa: los parlamentarios de izquierda confían significativamente más en sus fuerzas armadas que los de derecha. Nuevamente, la relación entre ambas variables sitúa a Ecuador entre los dos bloques.

Para profundizar en cómo el giro a la izquierda podría haber afectado la relación entre ideología y confianza en las fuerzas armadas, presentamos los resultados de cuatro modelos de regresión logística –tres para cado uno de los ciclos y uno para todo el periodo en la última columna–. Como se muestra en la Tabla 2, las características demográficas de los representantes no son la principal fuente de variación. En línea con Montalvo (2009), entre la élite la variable sociodemográfica de mayor impacto es el sexo –tanto las ciudadanas como las parlamentarias tienden a confiar menos en las fuerzas armadas–. De forma similar, aquellos con estudios superiores tendían a mostrar una mayor confianza hacia esta institución tras el fin del boom de las commodities, pero las diferencias no son significativas en otros periodos. La edad tampoco parece ser determinante.


Fuente: Elaboración propia con base en PELA-USAL. La pregunta es la siguiente: ¿Qué grado de confianza le merece la actuación de las fuerzas armadas en la vida pública de su país?”. Para presentar los porcentajes en el Figura se recodificó esta pregunta, incluyendo los valores 1 y 2 como “ninguna” o “poca” confianza, y 3 y 4 como “alguna” o “mucha”.

Figura 3. Confianza en las fuerzas armadas. Élites parlamentarias (1998-2018) (%).



Fuente: Elaboración propia con base en PELA-USAL. Los valores han sido ajustados en una regresión bivariada con autoubicación ideológica como variable independiente.

Figura 4. Ideología y confianza en las fuerzas armadas. Élites parlamentarias. (1998-2018)


Sin embargo, las orientaciones políticas sí parecen ser claves. Por un lado, los representantes de derecha tienden a confiar más en las fuerzas armadas que los de izquierda. En línea con nuestras expectativas, entre 1994 y 2018 la probabilidad de que las élites de derecha confiasen en las fuerzas armadas fue de 76%, mientras que para las de izquierda era del 53%. En términos generales, si bien ambos periodos arrojan un coeficiente positivo y estadísticamente significativo, la confianza en las fuerzas armadas fue menor durante el giro a la izquierda que tras el fin del boom de las commodities.

No obstante, la relación entre ideología y confianza en las fuerzas armadas es dinámica y la brecha entre ideologías ha disminuido a lo largo del tiempo. Durante el primer ciclo de nuestro estudio, el Consenso de Washington, la probabilidad de que la élite de derecha confiase en los militares fue de 73%, mientras que de 31% para la izquierda. Durante el giro a la izquierda esta aumentó a 48% para esta última, pero se redujo ligeramente para la derecha (71%). Tras el fin de ciclo económico, la probabilidad de confiar en los militares aumentó para las élites de ambas familias ideológicas: 82% para la derecha y 70% para la izquierda. Estos cambios ilustran un proceso de convergencia entre la élite a lo largo de los distintos ciclos políticos, aunque como veremos más adelante, hay diferencias importantes entre países.

Por otro lado, el rol que ocupan los legisladores en el parlamento como gobierno u oposición tiene relevancia para explicar la confianza que depositan en los militares. Esta variable arroja un coeficiente negativo y estadísticamente significativo en todos los modelos. Los legisladores que pertenecen al partido en el poder o a la coalición gobernante confían sistemáticamente más en las fuerzas armadas y, por el contrario, los legisladores de oposición tienden a desconfiar de los militares.


Tabla 2. Determinantes de la confianza en las fuerzas armadas desde la perspectiva de la élite parlamentaria.

1994-1999

2000-2012

2013-2018

1994-2018

Mujer

-0.31 (0.20)

-0.23* (0.13)

-0.38*** (0.14)

-0.29*** (0.09)

Edad

0.00 (0.01)

0.00 (0.01)

-0.01 (0.01)

0.00 (0.00)

Estudios

Universitarios

-0.30* (0.18)

0.06 (0.14)

0.41** (0.18)

0.16 (0.11)

Posgrado

-0.31 (0.21)

0.06 (0.15)

0.36* (0.19)

0.16 (0.12)

Ideología

0.23*** (0.04)

0.23*** (0.03)

0.10*** (0.03)

0.18*** (0.02)

Oposición

-1.00*** (0.11)

-1.03*** (0.15)

-1.01*** (0.09)

Country effects

Bolivia

-0.08 (0.29)

0.49** (0.24)

-0.20 (0.36)

0.26 (0.20)

Chile

0.50* (0.28)

0.92*** (0.25)

0.42 (0.46)

0.80*** (0.22)

Colombia

0.60* (0.31)

0.92*** (0.26)

0.34 (0.38)

0.74*** (0.21)

Ecuador

1.03*** (0.28)

0.32 (0.31)

0.82** (0.36)

0.88*** (0.22)

El Salvador

0.35 (0.34)

1.22*** (0.23)

0.75** (0.37)

1.04*** (0.20)

Guatemala

-0.41 (0.33)

-0.63*** (0.24)

-0.58 (0.40)

-0.58*** (0.20)

Honduras

-1.19*** (0.35)

0.18 (0.24)

-0.67** (0.32)

-0.12 (0.18)

México

0.94*** (0.27)

1.78*** (0.26)

1.64*** (0.36)

1.78*** (0.21)

Nicaragua

0.37 (0.37)

1.09*** (0.29)

0.75* (0.46)

0.99*** (0.24)

Paraguay

-0.24 (0.33)

0.60* (0.36)

0.84 (0.51)

0.75*** (0.29)

Perú

-0.22 (0.23)

0.25 (0.39)

-0.10 (0.20)

R. Dominicana

0.42* (0.25)

-0.31 (0.41)

0.24 (0.21)

Uruguay

1.25*** (0.34)

-0.31 (0.40)

0.62** (0.24)

Venezuela

0.53** (0.25)

-1.05*** (0.37)

-0.67** (0.29)

Brasil

2.31*** (0.41)

0.99** (0.43)

1.73*** (0.28)

Giro a la izquierda (2000-2012)

0.78*** (0.08)

Fin del boom de las commodities (2013-2018)

1.29*** (0.09)

Constante

-1.23** (0.51)

-0.55 (0.37)

1.08** (0.48)

-1.43*** (0.21)

Pseudo R2

0.14

0.20

0.22

0.19

N

937

2,144

1,523

3,667

Fuente: Elaboración propia. Errores estándar robustos entre paréntesis. Argentina es la categoría de referencia para las variables dummy por país. p≤0,1,* p≤0,05,** p≤0,01***.


Los resultados sugieren que, tanto la orientación ideológica, como el contexto nacional e histórico, influyen en la confianza que los representantes políticos otorgan a las fuerzas armadas. Estos modelos ofrecen una perspectiva amplia de las tendencias existentes en América Latina, pero muestran como la intensidad y naturaleza del giro a la izquierda fue plural. En Bolivia, Nicaragua y Venezuela la habitual asociación entre conservadurismo y confianza en las fuerzas armadas parece estar invertida, por lo que resulta plausible que estas diferencias sean fruto de las dinámicas generadas durante el giro a la izquierda en estos países. Como señalan Ramalho, Diamint y Sánchez (2020, p. 8), hay similitudes entre la manera en que gobiernos de izquierda y derecha se relacionan con los militares, pero en el primer caso los militares son parte integrante del proyecto político, inclusive asumiendo responsabilidades alejadas de sus misiones tradicionales constitucionales, lo cual se puede ver de manera clara en el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero también, de modo más discreto, en Bolivia con Evo Morales y Ecuador con Rafael Correa. En algunos países del giro a la izquierda la relevancia de las fuerzas armadas creció dada la incorporación de estos últimos como actores clave para el desarrollo nacional, y en Venezuela la politización de los militares ha sido una herramienta de control que ha consistido en la socialización de los militares en las ideas, valores e ideología del gobierno (Diamint y Tedesco, 2021). En los países en los que el giro a la izquierda produjo la llegada de una izquierda con antecedentes en las fuerzas armadas o que se apoyó en esta corporación para implementar su proyecto político, el liderazgo personalista y las políticas estatistas de la izquierda radical parecen encajar con una orientación positiva hacia la autoridad del Estado y, en consecuencia, con las fuerzas armadas (Welzel, 2006).

Para ajustar nuestros modelos a las distintas asociaciones entre ideología y confianza en las fuerzas armadas, repetimos los modelos de la Tabla 2, introduciendo primero a todos los países y posteriormente dividiendo nuestra muestra de países en dos grupos: a) países en los que las fuerzas armadas cuentan con mayor confianza entre las élites de derecha y el giro a la izquierda produjo la llegada de élites de izquierda moderada; b) países en los que las fuerzas armadas cuentan con mayor confianza de los sectores de izquierda y el giro a la izquierda produjo la llegada de élites de izquierda radical o contestataria. En la Figura 5 vemos los niveles de confianza ajustados de nuestros modelos para ambas muestras.


Figura 5. Evolución ideológica de la confianza en las fuerzas armadas entre las élites parlamentarias en la muestra completa de países.


Fuente: Elaboración propia con base en PELA-USAL. Probabilidad estimada de confiar en las Fuerzas Armadas por periodo y ubicación ideológica. Predicciones ajustadas a un intervalo de confianza del 95%. Notas: La primer Figura incluye a Argentina, Chile, El Salvador, Honduras, Paraguay, Uruguay y Brasil. El segundo, a Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.

Figura 6. Evolución ideológica de la confianza en las fuerzas armadas entre las élites parlamentarias en países que experimentaron el giro a la izquierda.


Por un lado, la Figura 5 muestra como a nivel regional la brecha ideológica en términos de la confianza hacia los militares se redujo de manera clara en el tiempo, provocando que dejasen de existir diferencias significativas por ideología en el último lustro. Por otro, sugiere que en aquellos países en los que el giro a la izquierda produjo la llegada de élites de izquierda moderada el aumento de la confianza hacia los militares por parte de estas últimas, sumado a la confianza hacia los militares entre las élites de derecha, propició que las diferencias ideológicas en términos de confianza hacia los militares se redujeran significativamente y llegasen a su mínimo en el último periodo. Sin embargo, mientras que en la mayoría de países vemos un proceso de convergencia hacia mayores niveles de confianza en las fuerzas armadas a lo largo del tiempo, en los países donde el giro a la izquierda estuvo acompañado por la llegada de una izquierda radical o contestataria que, con el apoyo de las fuerzas armadas, produjo transformaciones importantes en la esfera política, las élites más conservadoras redujeron drásticamente su confianza en esta institución. Por consiguiente, los resultados indican que los ciclos políticos incluidos en nuestro análisis produjeron simultáneamente procesos tanto de convergencia como de polarización ideológica en las fuerzas armadas entre la élite parlamentaria. Por un lado, en países como Brasil, Chile o Uruguay, donde el giro a la izquierda propició la llegada de una izquierda moderada, esto produjo un proceso de convergencia ideológica alrededor de las fuerzas armadas; en países como Venezuela, Nicaragua o Bolivia, en los que el giro a la izquierda propició la llegada de una izquierda radical, se produjo un aumento de polarización ideológica en torno a las fuerzas armadas entre la élite parlamentaria.




A MODO DE CONCLUSIÓN


La insatisfacción con procesos políticos mina la confianza en las fuerzas armadas (Garb, 2015). Las élites parlamentarias no están exentas de estos efectos: el contexto político puede determinar la confianza que los parlamentarios otorgan a los militares. Por consiguiente, las fuerzas armadas siguen siendo una de las instituciones mejor valoradas pese a la historia de violencia, represión e intervenciones para derrocar a gobiernos civiles en algunos países (Solar, 2020), en un momento en que una de las principales amenazas que enfrentan los gobiernos democráticos latinoamericanos es que actores no elegidos, tales como los militares, arrebaten el poder a gobernantes electos (Zechmeister y Lupu, 2019).

El objetivo de este artículo ha sido analizar la evolución de la confianza en los militares desde la perspectiva de la élite parlamentaria de dieciséis países de la región entre 1994 y 2018, contrastando los determinantes de la confianza hacia esta institución en el marco de los ciclos políticos recientes y examinando como esta está influenciada simultáneamente por ideología de las élites y por los ciclos políticos. Para ello, utilizamos encuestas a diputados agregadas en la base PELA-USAL, con más de 7,500 entrevistas en dieciséis países de la región.

Nuestro análisis revela que, en términos generales, prevalece la asociación entre conservadurismo y confianza en las fuerzas armadas, pero se invierte en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, donde los parlamentarios de izquierda confían más en las fuerzas armadas que los de derecha. Replicando el análisis a nivel de la ciudadanía, confirmamos la asociación entre conservadurismo y confianza en las fuerzas armadas, lo cual refleja un importante grado de congruencia élite-ciudadanía con respecto a la influencia de la ideología sobre la confianza en los militares, así como la excepcionalidad de Venezuela y Nicaragua, donde este patrón se invierte –cuanto más a la derecha, menor confianza en las fuerzas armadas–. Estos resultados muestran que las orientaciones políticas, en combinación con el contexto histórico y político, son clave para explicar la confianza que las élites parlamentarias depositan en los militares.

Nuestro análisis temporal revela que, en un proceso de convergencia ideológica en la confianza hacia las fuerzas armadas en la mayoría de los países, la confianza de la élite de ambos extremos del espectro ideológico se ha incrementado durante las últimas décadas, incluso durante el giro a la izquierda. En Venezuela, Bolivia y Nicaragua, la llegada de liderazgos de izquierda radical con antecedentes en las fuerzas armadas, o que incorporaron exitosamente a la corporación como parte de su proyecto político, propició un aumento de la polarización ideológica hacia la confianza en los militares y, por el contrario, en países como Brasil, Chile o Uruguay, en los que el giro a la izquierda produjo la llegada de una izquierda moderada, esto produjo un proceso de convergencia respecto a las fuerzas armadas.

En el caso venezolano y nicaragüense, dos países que protagonizaron el giro a la izquierda de la mano de liderazgos de izquierda radical y con antecedentes en las fuerzas armadas, el vínculo ideología-confianza en las fuerzas armadas se invierte tanto entre las élites como entre la opinión pública. Futuras investigaciones podrían profundizar en la excepcionalidad de estos países, analizando los mecanismos que explican el aumento de la polarización ideológica tanto entre la élite como entre la ciudadanía, así como en las diferencias entre aquellos países que, como Bolivia o Ecuador, formaron parte del giro a la izquierda radical, pero el giro a la izquierda no estuvo protagonizado por liderazgos con antecedentes en las fuerzas armadas. En Bolivia, encontramos una correlación conservadurismo-confianza en las fuerzas armadas en la ciudadanía, mientras que se invierte entre las élites –cuya confianza aumenta entre la izquierda–. Por su parte, en Ecuador, la confianza en las fuerzas armadas se distribuye de forma homogénea a través del espectro ideológico, sin que la izquierda o la derecha se diferencien sustancialmente. A pesar del giro a la izquierda radical, Ecuador se encuentra entre los dos bloques de países: aquellos en los que la confianza en las fuerzas armadas se concentra en la izquierda y aquellos en los que se concentra en la derecha. Estos patrones, así como sus excepciones, merecen más atención y constituyen vías de investigación futura.

Estos hallazgos contribuyen a nuestra comprensión del rol de las fuerzas armadas en América Latina y su relación con las élites parlamentarias. Las fuerzas armadas presidieron la política latinoamericana durante gran parte de su vida republicana y, pese a la heterogeneidad de la región, siguen ocupando un lugar relevante en la esfera política durante el tercer ciclo de democratización. Este estudio constituye un primer paso para llenar el vacío en literatura que se ha enfocado en los determinantes de la confianza en esta institución entre la opinión pública, dejando de lado la confianza que en ella depositan las élites políticas. Nuestros resultados muestran que, tanto el contexto histórico, como las orientaciones políticas individuales, condicionan la confianza en la corporación militar. La llegada al poder de distintas izquierdas generó dinámicas nacionales opuestas en cuanto a la confianza en las fuerzas armadas, tanto de convergencia como de polarización. Ambos escenarios pueden ser decisivos para comprender el futuro de las fuerzas armadas en la región.




FINANCIACIÓN


Esta investigación cuenta con financiación del proyecto “El rol representativo de mujeres y hombres en los Parlamentos latinoamericanos (PELAmujeres)”, con referencia RTI2018-094972-B-100, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España.




NOTAS


1 Excluimos de nuestra muestra a Costa Rica y Panamá, en tanto que en Costa Rica el Ejército está proscrito como institución permanente desde 1949 (véase artículo 12 de la Constitución Política) y en Panamá la Constitución prohíbe la creación de un Ejército permanente desde 1994 (véase artículo 310 de la Constitución Política).

2 Agradecemos al proyecto Élites Latinoamericanas de la Universidad de Salamanca (PELA-USAL) y a sus principales donantes por poner a disposición los datos.

3 Entendemos por élite política aquellos individuos que, al ocupar puestos clave como tomadores de decisiones que impactan en el resto de la población (Hoffmann-Langue, 2007), cuentan con mayor capacidad de influir en el juego político de manera regular y sustantiva (Higley y Gunther, 1992), al tiempo que la ciudadanía toma a sus discursos como base para formar su opinión (Jacobs y Shapiro, 2000).

4 La relación entre la nueva izquierda latinoamericana y las fuerzas armadas ha sido abordada fundamentalmente a partir de estudios de caso. Véase: Alda Mejías (2010), Battaglino (2011), Tellería Escobar (2010), Campero (2012).

5 En Brasil, el régimen militar abolió en 1965 todos los partidos existentes pero implementó un bipartidismo en el que los partidos conservadores, construidos en gran medida a partir de los partidos previos a la dictadura, colaboraron con los militares en la implementación de políticas y programas (Power y Silveira, 2019).

6 La evidencia muestra que más del 90% de la élite parlamentaria utiliza las categorías izquierda y derecha (Barragán, Rivas y Bohigues, 2020).

7 En América Latina han sido frecuentes los golpes de Estado que desplazaron del poder a gobiernos tanto de izquierda como de orientación reformista, entre los que se encuentran casos como el de Joao Goulart en 1964, Salvador Allende en 1973, Rómulo Gallegos en 1948, José Velazco Ibarra en 1972, Juan José Torre Torre en 1971 o Juan Domingo Perón en 1955 y 1976.

8 Agradecemos al Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) y a sus principales donantes (la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Interamericano del Desarrollo y Vanderbilt University) por poner a disposición los datos.

9 Las dos mediciones con sus respectivas escalas presentan un coeficiente de correlación de 0.57 (p 0,001).




ANEXO


Anexo 1. Países y legislaturas.

País

Consenso de Washington (1994-1998)

Giro a la izquierda (2000-2012)

Fin del boom de las commodities (2013-2018)

Total entrevistas

Argentina

1995-1997/ 1997-2001

(196)

2003-2007/ 2007-2011 / 2009-2013

(285)

2011-2015

(67)

548

Bolivia

1993-1997/ 1997-2002

(172)

2010-2014/ 2002-2006/ 2006-2010

(275)

2014-2018

(93)

540

Chile

1993-1997/ 1997-2001

(182)

2010-2014/ 2002-2006/ 2006-2010

(264)

2014-2018

(68)

514

Colombia

1998-2002

(88)

2002-2006/ 2006-2010

(202)

2010-2014 / 2014-2018/ 2018-2022 (243)

533

Ecuador

1996-1998/ 1998-2002

(184)

2002-2006/ 2009-2012

(193)

2013-2017 / 2017-2021

(182)

559

El Salvador

1994-1997 / 1997-2000

(104)

2000-2003/ 2003-2006 / 2006-2009 / 2009-2011

(284)

2012-2015/ 2015-2017/ 2018-2021

(197)

585

Guatemala

1995-1999

(63)

2000-2004/ 2004-2008/ 2008-2012 (297)

012-2016/ 2016-2020

(165)

525

Honduras

1994-1997/ 1997-2001

(138)

2010-2014/ 2002-2006/ 2006-2010 (284)

2014-2018/ 2018-2022

(174)

596

México

1994-1997/ 1997-2000

(249)

2000-2003 / 2003-2006 / 2006-2009 / 2009-2011

(474)

2012-2015/ 2015-2018/ 2018-2021

(293)

1,016

Nicaragua

1996-2001

(70)

2002-2006 / 2007-2011

(129)

2012-2017 / 2017-2022

(111)

310

Paraguay

1993-1998/ 1998-2003

(112)

2003-2008/ 2008-2013

(128)

2013-2018

(55)

295

Perú

1995-2000

(87)

2001-2006/ 2006-2011

(179)

2011-2016 / 2016-2021

(166)

432

R. Dominicana

1994-1998

(62)

1998-2002/ 2002-2006/ 2006-2010

(315)

2010-2016 / 2016-2021

(139)

516

Uruguay

1995-2000

(73)

2000-2005/ 2005-2010/ 2010-2015 (233)

2015-2020

(69)

375

Venezuela

1993-1998

(69)

2000-2005

(100)

2016-2021

(67)

236

Brasil

2007-2010/2003-2007

(263)

2010-2014

(123)

386

Nota: Legislaturas por país dentro de cada ciclo y número de parlamentarios entrevistados (entre paréntesis).



Anexo 2. Confianza en las fuerzas armadas entre las élites parlamentarias (1994-2018).

Fuente: Elaboración propia con base en PELA-USAL.



Anexo 3. Valoración de las fuerzas armadas entre las élites parlamentarias (1994-2018).

Fuente: Elaboración propia con base en PELA-USAL. La pregunta relativa a la valoración de las fuerzas armadas es la siguiente: ‘‘En esta tarjeta hay una serie de casillas que van desde la ‘1’ muy negativo a ‘10’ muy positivo. ¿En qué valor de esta escala situaría Ud. el papel de las Fuerzas Armadas de [país] en la actualidad?’’.



Anexo 4. Datos básicos de las variables incluidas en los análisis de regresión logística.

Variables y preguntas

Recodificación

Porcentaje de respuesta y medias

Variable dependiente (INST105)

0 Ninguna - poca; 1 Alguna - mucha

36.14%; 63.86

Variables independientes

Variables sociodemográficas

Género (SOCD4)

0 Hombre; 1 mujer

80.98; 19.02

Edad (SOCD5)

19-86

Media = 47.64

Estudios (SOCD7)

1 preuniversitarios; 2 universitarios; 3 posgrado

23.83%; 44.57; 31.61

Variables políticas

Ubicación ideológica (ID1)

1 Izquierda - 10 Derecha

Media = 4.90

Gobierno/oposición (POL1)

0 Gobierno; 1 Oposición

50.17; 49.83


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