Reseñas de libros e informes/Books and Reports Reviews

DOI: 10.22325/fes/res.2021.80

Juan A. Roche Cárcel (Edit.). Las sociedades difusas. La construcción/deconstrucción sociocultural de fronteras y márgenes. Barcelona: Anthropos, 2020


Susana Rodríguez Díaz

Universidad Nacional de Educación a Distancia, España. srodriguez@madrid.uned.es

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 30 Núm. 4 (Enero - Abril, 2021), a80. ISSN: 1578-2824




Las sociedades difusas. La construcción/deconstrucción sociocultural de fronteras y márgenes es una publicación colectiva editada por Juan A. Roche Cárcel en la que se aborda la indeterminación de márgenes y fronteras que se vive en tiempos actuales en las más diversas áreas de la vida social desde un amplio abanico de perspectivas y discursos generados por un conjunto de excelentes investigadores en el ámbito de las ciencias sociales.

El texto está estructurado en tres bloques. La parte inicial, titulada “Teorías sociológicas sobre la indeterminación de fronteras y márgenes”, está constituida por seis artículos en los que se aborda el concepto de frontera y su actual desvanecimiento. El primero de ellos, escrito por Andrés Dávila Legerén y Vicente Huici Urmeneta, presenta un análisis socio-genético de los términos frente (como espacio incoativo de territorio), fronda (donde la frontera se desterritorializa) y frunce (en tanto que ambivalencia de pliegues, bordes y vórtices) como metafiguras de la frontera. En el segundo, Maya Aguiluz y Josetxo Beriain abordan la génesis de esquemas clasificatorios basados en la hegemonía y el poder, dialogando con autores como Durkheim, Mauss, Robertson Smith, Gramsci, Canguilhem, Goffman, Luhmann, Ricoeur, y Bauman, entre otros, y explicando categorizaciones como la construcción social de la raza blanca, la identidad sexual heterosexual y la idea de “occidente”. A continuación, Celso Sánchez Capdequí se ocupa de lo que denomina las rutas de trascendencia en mapas de secularidad, exponiendo cómo existe hibridación, interacción y confusión entre lo secular y lo trascendente al producirse una redefinición y reorganización de sedimentos culturales heredados. Esta reflexión va seguida del planteamiento de José A. Bergua Amores, que propone una Sociología de lo real que pueda asumir lo instituyente en tanto que imposible; al tener en cuenta las fallas, inconsistencias, resistencias e insistencias -provocadas por la heterogeneidad en cada nivel y en su conjunto- podría elaborar un mapa tridimensional de grietas, agujeros y rendijas, impidiendo que el ser sea, que la observación observe y que el hacer haga. A continuación, Ángel Enrique Carretero Pasín se pregunta por el paradero de la normatividad en un mundo descentrado, examinando las principales consecuencias sociológicas de deconstrucción de la posibilidad de existencia de una centralidad simbólico-normativa, así como de su difuminado en virtud de los márgenes divisorios de la comunicación entre lo sagrado y lo profano en el contexto de la Modernidad avanzada, a saber: relocalización funcional periférica de la moral, pluralidad de códigos morales y efervescencia de una singularidad moral. Por último, Fernando Aguiar se pregunta cómo se puede hablar sobre los fenómenos migratorios en relación a los ideales de justicia y a la presión sobre las fronteras nacionales, exponiendo cómo la tensión entre justicia y democracia no parece tener una solución rápida y sencilla, si bien se debería al menos blindar la ayuda a los países pobres y en vías de desarrollo.

El segundo bloque está formado por ocho artículos, aglutinados bajo la temática de “Los actores sociales en la construcción/deconstrucción sociocultural de fronteras y márgenes”. Contiene, en primer lugar, la reflexión de Inma Pastor Gosálbez y Marta Calvo Merino sobre las fronteras neobiológicas entre los sexos, tomando como referencia el discurso neurocientífico más actual, que permite plantear un derrumbe de fronteras entre los sexos; sin embargo, dado que la división por género sigue siendo relevante socialmente, parece conveniente crear marcos de análisis capaces de integrar simultáneamente la potencia analítica de la biología junto con la de la sociología. A continuación, Javier Moreno Sánchez plantea el deslinde del ser humano cartesiano a raíz del surgimiento de la teoría queer, realizando un recorrido en el que se muestra cómo, desde el dualismo cartesiano y el individuo inconsútil de la Ilustración, hombres y mujeres han intentado construir su identidad sobre las ruinas del esencialismo y del sistema de sexo/género binarista y heteropatriarcal, y cómo modernizarse (o, más bien, posmodernizarse) implica desprenderse de atributos caducados en una liquidez de género que enlaza con el concepto de modernidad líquida propuesto por Zigmunt Bauman.

En tercer lugar, Antonio Martín-Cabello realiza un interesante abordaje de las subculturas de mochileros y expatriados corporativos, que viven en un espacio y tiempo globales, indagando primero en el concepto de globalización y sus causas, y presentando después una investigación acerca de estos dos colectivos favorecidos que pueden vivir la globalización como una oportunidad y un desafío -y no como una limitación- en dos esferas diferentes (ocio y mercado de trabajo) pero con muchas similitudes, mostrando así cómo la globalización no elimina fronteras, sino que las reconfigura. Por su parte, Ignacio Mendiola reflexiona sobre el sentido y el sentir de la frontera a partir del hostigamiento securitario hacia la subjetividad migrante, en oposición a tres ideas básicas (homogeneidad uniformizadora, geometría demarcacionista y normatividad vigente) que componen la visión simplificada y despolitizada de la frontera, profundizando en la relación con el migrante a partir de otros ejes (heterogeneidad, topología y excepcionalidad); surge así una trama de espacialidades (habitadas y sentidas) y subjetividades (reconocidas y negadas) que se ven afectadas por el despliegue de una frontera securitizada.

Más adelante, Adrian Scribano indaga en la Marcha/Caravana de los Hondureños dirigiéndose a EE.UU. como oportunidad para repensar la idea de borde y del Otro, proponiendo la redefinición de la noción de próximo -quien camina al lado, el que espera la remesa, el que ayuda con comida, el que alienta en el camino- como un objeto sociológico urgente. Desde esta perspectiva, creer, ayudar y apoyar a todas las formas de otro son acciones dirigidas hacia el futuro y, por ello, constituyen un acto de esperanza. A este estudio le sigue el de José A. Roche Cárcel, que ha realizado un análisis sociológico de las obras del fotoperiodista Kemal Vural Tarlan en torno al tránsito de los refugiados sirios a través de Turquía para convertirlo en auténtico documento social, mostrando cómo los refugiados -y muy especialmente las mujeresestán perdidos y se han metamorfoseado -como los espacios que los acogen- en seres “líquidos”, en personas fronterizas cuyas vidas no acaban de tomar delimitarse entre su origen y su destino.

A continuación, Francisco Sempere Ruiz expone el caso de los “cirujas” o “raneros” (dedicados a la recolección informal de residuos urbanos) en Argentina, actores sociales que ya poblaban las grandes ciudades del país desde las migraciones de mediados y finales del siglo XIX, pero que han adquirido más protagonismo a raíz de la crisis de 2001 y la devaluación del peso argentino. Este “ejército de sombras que desfilan cada noche desde los márgenes hacia el centro de las ciudades”, a pesar de haber conseguido el reconocimiento del derecho a la recuperación junto con algunas mejoras en sus condiciones laborales, además de suscitar un importante interés mediático e, incluso, habiéndose convertido en objeto de estudio de producciones académicas, siguen estando en una situación de gran precariedad y vulnerabilidad. Para terminar este apartado, Juan M. Agulles Martos analiza la construcción social de la figura de los «sin techo» o personas sin hogar, que ha basculado entre las apelaciones a la caridad y los esfuerzos por reinsertar a esta parte de la población en la “normalidad” urbana, y las medidas represivas en torno a los usos del espacio público en las ciudades (dentro de una persistencia de representaciones sociales estigmatizadoras); el “sinhogarismo” ejerce, además, una función de límite inferior para los procesos de exclusión, al ser el último peldaño en la movilidad social descendente.

Los últimos cinco artículos del libro conforman una tercera parte, dedicada a “Los contextos socioculturales en la construcción/deconstrucción de fronteras y márgenes”. Aquí, Ángel Belzunegui-Eraso trata en primer lugar, la temática de las nuevas comunidades surgidas en los entornos urbanos y la necesidad de novedosas propuestas analíticas, considerando que las neocomunidades pueden entenderse como plataformas de oportunidades para intercambiar recursos, tanto materiales como simbólicos, permitiendo que los individuos mejoren sus condiciones materiales y emocionales de existencia al entretejer relaciones entre ellos que tienen continuidad en oposición a la fragmentación del espacio urbano. A este estudio le sigue el de Laura Tarabella y Javier Gómez, que analizan los espacios transfronterizos en el contexto latinoamericano, con la pretensión de abrir caminos para comprender la relación entre territorio y territorialidad, así como la construcción de la frontera en tanto que dispositivo simbólico, realidad jurídica, y dinámica poblacional y urbana; por otra parte, en tanto que producto social, la frontera es una entidad de larga duración en la que coexisten espacialidades y temporalidades diferentes, lo cual le otorga un carácter híbrido.

En tercer lugar, Carina Giletta plantea la importancia del racialismo en tanto que constructor -histórico y actual- de fronteras internas en las sociedades latinoamericanas, ahondando en su génesis y perduración, y mostrando cómo se ha transformado en prácticas naturalizadas y cotidianizadas; ello ha favorecido la invisibilización y la negación del racismo, y, por tanto, ha contribuido -paradójicamente- al mantenimiento y la perpetuación de esta forma de discriminación. A continuación, Miguel A.V. Ferreira analiza el limbo territorial en el que se gestiona la discapacidad, ya que la frontera social y cultural entre la discapacidad y la no discapacidad evidencia, en términos espacio-temporales, una gran brecha entre la normativa formal y la experiencia real; por ello, se pregunta si sería posible un movimiento emancipatorio que, en vez de reclamar un derecho ficticio por una independencia formal anclada en presupuestos de dominación propios de la modernidad occidental, reclame un reconocimiento del cuerpo “sustantivo”, anclado en sus capacidades y eficiencias, al margen de la rentabilidad y la estética, poniendo en suspenso los criterios médicos. Para finalizar, Juan R. Coca y Juan Antonio Rodríguez Sánchez se centran en las transformaciones que surgen en las fronteras biomédicas a raíz del surgimiento de las llamadas “Enfermedades Raras”, ya que el conocimiento experto se ha desplazado desde el poder médico a las asociaciones de pacientes; por otro lado, estas patologías plantean retos en la comprensión de la identidad social de los enfermos; además, esta realidad biomédica abre la puerta a una comprensión más amplia de lo humano donde lo biológico convive con lo social en un contexto complejo, disolviendo así las fronteras entre lo biológico, lo médico, lo social y lo psicológico.

Todas estas perspectivas que nos trasladan a distintas realidades sociales en los más diferentes entornos del planeta hacen de este libro un texto imprescindible para ampliar nuestra perspectiva sobre muchas de las caras -no siempre amables- del complejo mundo del Siglo XXI.