Artículos / Articles

DOI: 10.22325/fes/res.2022.90

Generaciones estratégicas y cambio político: la generación de jóvenes activistas contra la dictadura franquista y su posible impacto sobre el Movimiento 15M en Cantabria


Strategic generations and political change: the generation of young anti-Franco dictatorship and its impact on the 15M movement in Cantabria


Rosa María Barreda Rey ORCID

Universidad Nacional de Educación a Distancia, España. rbarreda2000@gmail.com

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 31 Núm. 1 (Enero - Marzo, 2022), a90. pp. 1-21. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 04/12/2020
Aceptado / Accepted: 13/09/2021




RESUMEN

Este artículo pretende dilucidar si la generación política de jóvenes activistas antifranquistas -que se convirtió en generación estratégica por su incidencia en el cambio político durante la Transición – fue también una generación estratégica en el 15M. Para ello, se ha realizado una investigación cualitativa en Cantabria, utilizando las técnicas de la historia de vida temática y el análisis documental. Los datos obtenidos de la muestra seleccionada han evidenciado su participación en el movimiento 15M, aunque no con la relevancia de una generación estratégica. La explicación que se propone es que las características de sus procesos de socialización política juvenil y las experiencias vividas en un contexto de dictadura parecen haber influido sobre su forma de experimentar el activismo adulto, actuando posiblemente como un obstáculo para identificarse y adquirir un compromiso más intenso con el 15M, movimiento protagonizado por una joven generación que parece vivir el activismo de forma muy diferente.

Palabras clave: generación estratégica, activismo juvenil, socialización política, cultura política, movimiento 15M.


ABSTRACT

This article seeks to elucidate whether the political generation of young anti-Franco activists -which would become strategic due to its influence on the political change that took place during the Spanish Transition to Democracy period- was also strategic in the 15-M movement. To this end, qualitative research has been carried out in Cantabria, using the methods of thematic life history and documentary analysis. The data obtained from the sample selected has demonstrated their participation in the 15M movement, although not with the relevance of a strategic generation. The proposed explanation is that the effects of their experiences of youth political socialization in a context of dictatorship on their experience of adult activism may have acted as obstacle to identifying with and acquiring a more intense commitment to 15M, a movement led by a young generation that seems to experience activism in a very different way.

Keywords: strategic generation, youth activism, political socialization, political culture, 15M movement.




INTRODUCCIÓN


En el trabajo que aquí se presenta se estudian los procesos de socialización política de la generación de jóvenes activistas que lucharon contra la dictadura durante el tardofranquismo y la primera etapa de la Transición (1968-1977)1 en Cantabria; una generación que, dadas sus contribuciones a la democratización de nuestro país y su protagonismo en eventos significativos para el cambio de sistema político, se ha considerado “generación estratégica”, siguiendo la definición de Turner (2002)2. En la investigación se comprobó que sus miembros continuaron comprometidos como actores protagonistas en diversos proyectos de transformación y mejora político-social durante toda su vida, lo que llevó a dedicar un estudio específico, que se plasma en este artículo, para estudiar si jugaron este mismo rol en el evento contestatario que podemos considerar como el más relevante desde la Transición, es decir, en el 15M3. Para abordar esta cuestión se empleó la metodología cualitativa sobre el material empírico procedente de un estudio doctoral en curso, que profundiza en la evolución de los procesos de socialización política y en la influencia de sus experiencias de militancia juvenil antifranquista sobre las trayectorias políticas y vitales. Las técnicas de investigación utilizadas han sido la historia de vida temática y el análisis documental, aplicadas a una muestra de 27 activistas que en su juventud combatieron la dictadura en Cantabria. El marco teórico en el que se sustenta la investigación es la teoría de las generaciones aplicada a los campos de estudio de la socialización política y de la acción colectiva política (McAdam, 1989; Sigel, 1989; Manheim, 1993; Turner, 2002; Rotolo y Wilson, 2004).

El artículo se estructura en dos partes: en la primera se expone el diseño de la investigación y el marco teórico, que concluye mostrando por qué se considera generación estratégica a la generación examinada; en la segunda los resultados y las conclusiones que contestan a la pregunta de investigación sobre si mantuvo su carácter de generación estratégica en el 15M.


METODOLOGÍA Y DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN


El cumplimiento del objetivo fundamental de este trabajo ha requerido explorar la evolución de las creencias, actitudes y comportamientos políticos de los sujetos de estudio y el recorrido de sus trayectorias políticas. Para este tipo de análisis se ha considerado pertinente el uso de la metodología cualitativa, porque permite ahondar en las vivencias, significaciones e interpretaciones de la realidad de los propios agentes que intervienen en la arena social (Hammersley y Atkinson, 2004). La técnica de investigación utilizada como medio fundamental para extraer los datos ha sido la historia de vida temática, complementada con el análisis documental. La historia de vida resulta de gran utilidad para examinar cómo impactan y se integran las transformaciones del contexto socio-político y cultural en la experiencia cotidiana de los sujetos (Bertaux, 2005), y qué efectos tienen en el desempeño de su rol como activistas. En nuestro caso, a partir de entrevistas en profundidad, biográficas y temáticas, se ha tenido acceso a las trayectorias políticas y vitales de los informantes desde los inicios de su militancia juvenil hasta las movilizaciones del 15M.

La muestra seleccionada comprende sujetos de distintos perfiles socio-demográficos militantes, que durante su juventud pertenecieron a los movimientos de oposición a la dictadura en Cantabria desempeñando un papel relevante y/o protagonista en los mismos. Se escogió una muestra de 27 personas dentro de estos parámetros, buscando que fuera lo más heterogénea posible, a través de un muestreo estructural. Para ello se aplicaron variables de selección relativas a la posición social (edad, sexo, clase social, nivel de estudios, ocupación y hábitat), todas ellas referidas al momento del inicio de su militancia antifranquista, y otras específicamente relacionadas con el activismo juvenil (movimiento contestatario en el que participaron en su lucha contra la dictadura) y con la evolución de su compromiso político (continuidad o discontinuidad de la trayectoria política a lo largo de su biografía). El acceso al campo y el contacto con los sujetos de estudio tuvo lugar gracias a la mediación de informantes clave, principalmente miembros del colectivo Desmemoriados, Asociación para la Recuperación de la Memoria Colectiva de Cantabria. Siguiendo la información obtenida por estos informantes clave, se optó por focalizar la selección en aquellas zonas geográficas en que la lucha contra la dictadura había sido más intensa: Santander, Torrelavega, Astillero y Los Corrales de Buelna. Tras una primera ronda de contactos telefónicos, accedieron a participar en la investigación 15 personas en Santander, 5 en Torrelavega, 5 en Astillero-Maliaño y 2 en Los Corrales de Buelna. Se realizó a cada sujeto una entrevista en profundidad con el fin de obtener una narración del recorrido vital, en la que el compromiso político fuera el hilo conductor. Las entrevistas fueron realizadas entre julio de 2019 y marzo de 2020, siendo los entrevistados 18 hombres y 9 mujeres4. Las entrevistas tuvieron una duración entre una y dos horas, y se realizaron en los lugares propuestos por los informantes (su domicilio o la sede de sindicatos u organizaciones a las que pertenecen), así como en un local cedido por el Ayuntamiento de Santander. Se puso especial cuidado en la interacción con los sujetos de estudio, intentando crear un clima de confianza y cordialidad que facilitara la emisión del relato de sus vidas. Una vez transcritas, las entrevistas fueron sometidas a análisis del discurso según las estrategias de categorización, codificación y comparación de la Teoría Fundamentada de Glasser y Strauss (Hammersley y Atkinson, 2004), utilizando el programa informático Atlas.ti 8.


MARCO TEÓRICO


Enfoque Generacional y Socialización Política

El enfoque generacional utilizado en la investigación aporta una perspectiva amplia del tiempo, en una triple dimensión: tiempo individual o biográfico, tiempo social y tiempo histórico (Mills, 2014), a partir de la cual es posible relacionar las condiciones estructurales de cambio con las vivencias particulares de los individuos y comprender el modo en que la experiencia se ubica en el tiempo socio-histórico en que se vive. Así, los miembros de cada generación, al circular por el tiempo, evolucionan simultáneamente a lo largo de su ciclo vital y a través de la historia (Strauss y Howe, 1991).

¿Qué es una generación? La respuesta a este interrogante requiere establecer de forma clara cuáles son sus elementos característicos y diferenciadores. Para Mannheim (1993), las generaciones son grupos humanos con unas características peculiares derivadas del hecho de compartir un contexto socio-histórico en un mismo período vital y reaccionar ante él de forma unitaria. Lo que caracteriza a una generación, dando lugar a una “unidad generacional” (Manheim, 1993, p. 225), es su particular forma de experimentar y otorgar sentido a los acontecimientos de su tiempo. Ortega y Gasset puso el acento en lo que singulariza a las generaciones que conviven en el mismo tiempo histórico y enunció que tener la misma edad y compartir el mismo “mundo vigente” da lugar a una “sensibilidad vital” común (Ortega y Gasset, 2010, p. 65). Las generaciones, por tanto, poseen unos atributos específicos que les dotan de una personalidad propia (“peer personality” en el original) (Strauss y Howe, 1991, p. 64): compartir la experiencia de acontecimientos y contextos históricos (efecto periodo), y hacerlo en la misma etapa de la vida (efecto curso vital).

Los estudios de socialización política han contribuido a profundizar en el análisis de los procesos de formación de creencias, significados y representaciones políticas en contextos socio-históricos y en etapas de la vida determinados, y sus efectos sobre las actitudes y comportamientos políticos de los sujetos de estudio como miembros de una generación. En este trabajo se concibe la socialización política como un proceso que tiene lugar a lo largo de toda la vida, en que a medida que el sujeto va madurando adquiere nuevos roles y valores al tiempo que modifica y abandona otros (Sigel, 1989); no obstante lo anterior, hay etapas formativas cruciales-la adolescencia y la juventud-, en las que la interiorización de los esquemas cognitivos y la permeabilidad ante estímulos externos es mucho más intensa (Sigel y Hoskin, 1981).

Tomando en consideración todos los elementos anteriores, una definición operativa de generación podría ser la siguiente: las generaciones son grupos de personas que comparten unas condiciones y experiencias de socialización juvenil y que, como consecuencia de ello, comparten igualmente una particular cosmovisión y una forma de enfrentarse a las estructuras de oportunidad del macro contexto que las diferencian de otras generaciones (Benedicto, 2017).

Generaciones Políticas y Generaciones Estratégicas

Partiendo de la definición de generación del apartado anterior, se puede avanzar hacia el concepto de generación política contestataria aludiendo a dos rasgos que la singularizan: compartir unas experiencias de socialización y participar en un ciclo de protesta.

El primero de estos dos rasgos es la experiencia compartida de contextos de socialización juvenil politizados en los que se construyen unos marcos culturales (Schofer y Fourcade-Gourinchas, 2001; Fourcade y Schofer, 2016). Los marcos culturales proporcionan una perspectiva a través de la cual los actores individuales aprehenden el mundo e interaccionan con él definiendo los repertorios de acción, por ello no deben considerarse simplemente sistemas de valores interiorizados que individuos racionales utilizan para formar sus preferencias; se trata más bien “de guiones cognitivos, incrustados en largas tradiciones institucionales” (Schofer y Fourcade-Gourinchas, 2001, p. 810, traducción propia). En esta misma línea Gamson (1992) habla de paquetes culturales y distingue dos tipos: los que aceptan e incorporan los marcos culturales hegemónicos y los que los cuestionan y tratan de cambiarlos. La generación examinada desarrolló unos marcos o paquetes culturales subversivos respecto a la cultura dominante, sustentados en una tradición política republicana y democrática que sobrevivió a la dictadura a través de la transmisión intergeneracional, dejando su impronta sobre la generación de activistas antifranquistas (Morán y Benedicto, 1995). Al compartir entornos de socialización política, especialmente los “contextos de micro movilización” (McAdam et al., 1988),5 han construido una identidad colectiva alrededor de unas actitudes, ideologías e interpretaciones de la realidad y de una memoria compartida; han modelado sus identidades individuales con referencia a la identidad del grupo, sintiéndose identificados y parte del mismo (Pizzorno, 1989; Melucci, 1994). Se conformaron como una unidad generacional (Manheim, 1993) que, a pesar de su diversidad interna, converge en una perspectiva común, en una conciencia generacional que les moviliza hacia el cambio (Turner, 2002; Rotolo y Wilson, 2004).

Respecto al segundo elemento constitutivo de las generaciones políticas, la implicación en un acto o en un ciclo de protesta puede actuar como un episodio de conversión que transforme la conciencia de los participantes e influya de forma duradera y permanente en sus actitudes y comportamientos políticos subsecuentes (McAdam, 1989). La participación en acontecimientos contestatarios extraordinarios, como fueron los movimientos clandestinos contra la dictadura, fue un elemento clave del proceso de socialización política juvenil de la muestra estudiada, pues las experiencias que vivieron con motivo de la lucha antifranquista es posible que hayan marcado su trayectoria posterior, ya que se ha comprobado que mayoritariamente han continuado políticamente activos en su etapa adulta y afirman que sus creencias y actitudes políticas actuales no difieren sustancialmente de las de su juventud.

A continuación, se describirá el concepto de generación estratégica, aplicando las reflexiones aquí realizadas sobre las generaciones y las generaciones políticas, que nos servirán como punto de partida. Existen dos elementos que definen lo que es una generación estratégica: surgir en un contexto excepcional y ser capaces de generar o provocar una transformación sustancial política y social (Turner, 2002) aprovechando la estructura de oportunidades políticas que el macro contexto les ofrece (Oberschall, 1999; Tarrow, 2018).

Primero, las generaciones estratégicas no emergen en cualquier clase de contexto socio-histórico, solamente en entornos extraordinarios, con una particular intensidad político-social, como puede ser una crisis económica o política o una guerra; por ello su aparición es poco frecuente. Algunas han emergido por haber vivido un tipo específico de eventos, denominados “acontecimientos transformadores de estructuras” (Sewell, 1996, p. 842), en el sentido de provocar una ruptura en la continuidad histórica, un antes y un después, produciendo un cambio sustancial en el devenir político. Estos acontecimientos ocasionan la rearticulación de los esquemas culturales, las prácticas sociales, la distribución de los recursos o los nodos de poder. En el caso de la generación que nos ocupa, se puede afirmar que vivió unas experiencias cruciales durante sus procesos de socialización política juvenil, en un contexto de dictadura y represión único y excepcional, en el que se fraguó un tipo de activismo caracterizado por el desarrollo de un compromiso y lealtad políticos intensos y duraderos, al menos en lo que se refiere a la muestra estudiada.

Segundo, una generación estratégica ha de ser necesariamente una generación activa en el sentido postulado por Turner (2002) de ser una generación creativa e innovadora que no se limita a asimilar pasivamente la cultura imperante, sino que posee la fuerza necesaria para cuestionar el mundo vigente e impulsar y protagonizar la transformación del contexto político-social e impactar sobre las generaciones políticas siguientes. La generación objeto de este trabajo se enfrentó a la dictadura franquista y luchó por su eliminación; sus miembros se involucraron como protagonistas en movimientos que impulsaron el cambio y la democratización en nuestro país durante los estertores de la dictadura y los primeros años de la Transición. La falta de legitimidad nacional e internacional de la dictadura y el agravamiento de los conflictos ya existentes entre las élites en el poder ante una posible apertura del régimen para adaptarse a las transformaciones de la estructura económica y social, debilitaron un gobierno que, a pesar de poseer el control absoluto de las instituciones oficiales, no tuvo la suficiente capacidad represora para contener el surgimiento de nuevas relaciones e instituciones no oficiales. Los movimientos antagonistas, en cambio, aumentaron sus posibilidades de éxito al aprovechar las ventanas de oportunidad que abrieron los cambios en la estructura de oportunidad política (Maravall, 1978).

La concurrencia de las condiciones descritas en los dos párrafos anteriores apunta a que la generación a examen pueda ser considerada como una generación estratégica en el cambio de régimen, por lo que dedicamos este texto a estudiar si lo ha sido también en el segundo acontecimiento transformador analizado en este texto: el 15M.


RESULTADOS Y DISCUSIÓN


Selección de Variables Explicativas

Para el análisis de los datos empíricos se seleccionaron dos conjuntos de variables explicativas: el primero referido a las trayectorias políticas y el segundo a la participación de los sujetos de la muestra en el 15M (grado de participación, motivaciones para participar o no participar, opiniones y sentimientos). A través de ellas se ha pretendido establecer una posible relación entre las características de sus procesos de socialización política y las trayectorias militantes desde la Transición hasta el 15M, explorando las posibles diferencias en su forma de estar implicado en estos dos acontecimientos contestatarios. Con los resultados obtenidos se ha valorado la posible persistencia, en la generación examinada y para el 15M, de los dos elementos que caracterizan a las generaciones como estratégicas: la experiencia directa de un entorno excepcionalmente politizado y la intervención como actor protagonista en el cambio político-social que estaba aconteciendo en ese momento, dado que son estos dos elementos los que, siguiendo a Turner (2002), nos llevaron a calificar a esta generación como estratégica en el cambio político de la dictadura a la democracia.

A continuación se procede al análisis de los datos de cada una de las variables de estudio, partiendo de los supuestos teóricos y del enfoque metodológico presentado.

Características de las Trayectorias Militantes

El estudio longitudinal de las trayectorias militantes ha permitido explorar su evolución y características, que aparecen resumidas en la Tabla 1.


Tabla 1. Trayectorias políticas

Sujetos

Militancia juvenil

Militancia adulta

Tipo trayectoria

E1

JGR

MOC, mov. vecinal, Podemos

Discontinua

E2

ORT, CCOO, mov. vecinal

SU, mov. vecinal, ecologista, cargo político

Continua

E3

JGR, mov. vecinal

Desconexión

E4

ADM

Proyectos socio culturales

Discontinua

E5

MC, PCE

Mov. Feminista, CCOO

Continua

E6

JJSS

Mov. solidaridad, recuperación memoria histórica, sindical, LGTBI, LCR

Continua

E7

ADM, PTE

Proyectos socio culturales y educativos

Discontinua

E8

JGR, PTE, ADM

Mov. feminista, ecologista, IU, proyectos socio políticos

Continua

E9

MC

Movimiento sindical, ecologista

Continua

E10

PCE, CCOO

CCOO, IU

Discontinua

E11

PORT, CNT

MCEP

Continua

E12

PCE

PCE, proyectos socio culturales

Discontinua

E 13

PTE

Mov. sindical, educativo, cargo político

Continua

E14

PCE, mov. vecinal, feminista

PCE, mov. feminista, IU

Continua

E15

PTE, mov. vecinal

AFEVIC, mov. vecinal, sindical, pensionistas y proyectos sociales

Continua

E 16

JGR, PTE

Mov. estudiantil, pacifista, CCOO, cargo político, Podemos

Continua

E17

PCE, CCOO

PCE, CCOO, Cantabria por el Sahara

Discontinua

E 18

PCE, CCOO

PCE, CCOO, mov. vecinal, feminista, proyectos socio culturales

Continua

E19

PCE, CCOO

PCE, CCOO

Continua

E20

FELIPE, PTE

AFEVIC, cargo político, mov. penenes, solidaridad, por las libertades y derechos.

Discontinua

E21

CCOO

CCOO

Continua

E22

CCOO

PCE, CCOO

Continua

E 23

ADJ, PTE, ORT

IU, mov. vecinal, proyectos socio culturales, Podemos

Continua

E24

PCE, CCOO

PCE, CCOO, PSOE

Continua

E25

PCE, CCOO

PCE, CCOO, IU

Continua

E 26

PCE, CCOO

PCE, CCOO, proyectos sociales

Continua

E27

PCE

PCE, IU, mov. vecinal, de solidaridad

Continua

Índice de siglas por orden de aparición.: JGR: Joven Guardia Roja; MOC: Movimiento de Objeción de Conciencia; ORT: Organización Revolucionaria de Trabajadores; CCOO: Comisiones Obreras; SU: Sindicato Unitario; IU: Izquierda Unida; ADM: Asociación Democrática de la Mujer; MC: Movimiento Comunista; PCE: Partido Comunista de España; JJSS: Juventudes Socialistas; LGTBI: Lesbianas, Gays, Transgénero, Bisexuales e Intersexuales; LCR: Liga Comunista Revolucionaria; PTE; Partido del Trabajo de España: PORT: Partido Obrero Revolucionario Trotskista; CNT: Confederación Nacional de Trabajadores; MCEP: Movimiento Cooperativo de Escuela Popular; AFEVIC: Asociación de Afectados por la Vivienda en Cantabria; FELIPE: Frente de Liberación Popular; ADJ: Asociación Democrática de la Juventud; D: discontinua; C: continua; DX: desconexión; A: alta; NP: no participó; AU: audiencia; B: baja: M: media.

 

Como se puede observar, se han dividido las trayectorias en dos etapas: el activismo juvenil en movimientos antifranquistas y la militancia adulta en diferentes grupos, actividades y proyectos políticos y sociales. La tabla 1 resume los datos sobre el recorrido político de los entrevistados a lo largo de estas dos etapas, así como la continuidad o discontinuidad del mismo a lo largo de su biografía.

Los entrevistados comenzaron a interesarse por la política y contactaron por primera vez con grupos antifranquistas durante la primera juventud. En ese momento, y a pesar de las condiciones desfavorables del contexto socio-político, se iniciaron en un tipo de militancia comprometida, exigente y arriesgada, producto de la represión impuesta por la dictadura. La mayoría llegaron a ocupar posiciones relevantes y desplegaron una actividad muy intensa, motivo por el que sufrieron persecución y algunos (once de los veintisiete informantes) violencia, cárcel y exilio. Al llegar la democracia y con ella el reconocimiento de derechos y libertades, prácticamente todos siguieron un patrón de continuidad en sus recorridos militantes (diecinueve siguieron una trayectoria continua, siete discontinua y solo uno se desconectó de la política). Como puede verse en la tabla 1, permanecieron vinculados a los mismos partidos y sindicatos posteriormente legalizados (PCE, PTE y CC.OO fundamentalmente), se adhirieron a diversos movimientos sociales emergentes a partir de los 80 (ecologismo, feminismo, pacifismo, solidaridad) y ampliaron su militancia a proyectos e iniciativas propias de carácter social y cultural; siendo frecuente que ocupasen posiciones de liderazgo en los mismos.

Estos datos parecen confirmar la conclusión a la que llegó McAdam (1989) en su estudio sobre las consecuencias biográficas del activismo, según la cual la exposición a determinados eventos, acontecimientos y contextos socio-políticos durante la juventud y la participación en los mismos tiene efectos sobre las preferencias y comportamientos adultos, efectos que pueden permanecer durante toda la vida.

Se ha considerado conveniente incluir en el análisis la variable género para explicar algunas diferencias en la muestra. El número de mujeres activistas es significativamente inferior al de hombres (nueve mujeres y dieciocho hombres). Es muy probable que las dificultades para el acceso y el mantenimiento de un compromiso político intenso sean mayores para las mujeres, que tienen que soportar un coste muy alto para compatibilizar la militancia con las obligaciones personales y familiares. Sin embargo, las mujeres entrevistadas lograron sortear estos obstáculos con éxito, ya que no se han apreciado diferencias respecto a los hombres en cuanto a la continuidad de las trayectorias políticas ni a la intensidad y relevancia de su activismo.

La muestra seleccionada ha tratado de reflejar la diversidad interna del movimiento antifranquista, en cuanto a género, edad, clase social, movimiento o partido de militancia, tipo de trayectoria o localización geográfica de las protestas6. No obstante, estas diferencias estructurales no se han reflejado en la motivación para militar, ya que todos ellos comparten una determinación por impulsar el cambio allí donde se encuentren: desde su trabajo o desde cualquier movimiento u organización, proponiendo ideas y creando asociaciones y colectivos, porque el activismo forma parte de sus vidas. Así lo expresa este informante, para el que no existe una frontera que delimite su comportamiento como sujeto político y su vida privada, porque los dos ámbitos se funden y son coherentes entre sí: “yo tengo que seguir luchando por la justicia social, pero tendré que hacerlo desde un sitio, tendré, pues desde un instituto, desde la facultad, desde la obra de al lao de casa, pero desde algún sitio” (E13, hombre, PTE, continua, audiencia). El activismo es percibido como una obligación ineludible, no hay opción para la pasividad:

A mí me parece que no hay más camino que ese, o sea, para mí, mi vida tiene que ser ese camino no puede ser otro ¿no? O sea, es que no hay elección. Para otras personas si hubo, o sea, otras personas eligieron otro camino, pero para mí no tenía elección, había que luchar. (E5, mujer, PCE, continua, baja)

En conclusión, los datos recabados en la investigación permiten sostener que de, los veintisiete entrevistados, veinticuatro se mantuvieron después de la Transición como generación estratégica a lo largo de sus trayectorias vitales en los movimientos, organizaciones y proyectos en los que han participado.

Participación en el 15M

En este apartado se analizará la participación y el tipo de vínculo de los sujetos objeto de investigación respecto al movimiento 15M. Los datos recogidos en las entrevistas han revelado la concurrencia de formas diversas de implicarse en el 15M, que se han clasificado en cinco niveles, teniendo en cuenta la intensidad del compromiso en términos de interés y de inversión de tiempo y esfuerzo. Nivel alto: desempeño de roles de liderazgo, con responsabilidades y un compromiso intenso en algún grupo de trabajo o comisión durante las acampadas o en las actividades, proyectos, círculos o grupos posteriores a las protestas. Nivel medio: acudir con asiduidad a las plazas ocupadas, a las concentraciones, manifestaciones y actos convocados, estar presente en alguna asamblea o colaborar en las actividades, proyectos, círculos o agrupaciones posteriores a las protestas. Nivel bajo: acudir a las plazas de forma ocasional y/o estar esporádicamente en alguna manifestación o concentración. La cuarta categoría, denominada “audiencia”: acudir alguna vez a las plazas ocupadas por curiosidad y/o interesarse por el movimiento e informarse sobre él, y la quinta, denominada “indiferencia”: no mostrar ningún interés por el 15M, no son propiamente formas de implicación sino más bien posiciones ante las protestas.

Los datos relativos al grado de participación en el 15M, dan como resultado que la generación a examen estuvo presente y participó activamente en el 15M, dado que la mayoría de los sujetos de la muestra lo hicieron. Pero la cuestión medular es que justo la mitad de los que participaron lo hicieron con un nivel de compromiso medio, siendo bastante poco frecuentes las conductas de participación alta (solo cinco de veintisiete), lo que sugiere que su intervención en el 15M no tuvo la relevancia y el impacto esperado en una generación estratégica, como se planteaba inicialmente.

Si se relacionan los datos de la variable “trayectoria política” con los datos de la variable “grado de participación en el 15M” es posible establecer en la muestra un perfil mayoritario de militante con una trayectoria política continuada a lo largo de su vida y una participación en el movimiento de los indignados de intensidad media. El hecho de que el rasgo más frecuente sea la continuidad de la trayectoria política parece secundar la relevancia, ya señalada anteriormente, de los contextos de micro movilización en los procesos de socialización política de los activistas, por cuanto los individuos que en su adultez continuaron inmersos en entornos politizados y se mantuvieron integrados en redes de activismo, han tenido más probabilidades de establecer contacto y participar en diversos movimientos (McAdam et al., 1988; McAdam, 1989). Efectivamente, se ha podido constatar que los sujetos de la muestra crearon, durante su etapa de militancia juvenil, unos vínculos muy estrechos con sus compañeros de activismo, que mantuvieron a lo largo de su biografía, lo que posiblemente ha redundado en la consolidación y refuerzo de una conciencia política y unos valores éticos y militantes que se han mantenido y reflejado en sus comportamientos políticos adultos.

Motivaciones para Participar o no Participar en el 15M

En este apartado se va a analizar la dimensión subjetiva de la participación, esto es, las razones y motivos que pudieron llevar a los sujetos de estudio a implicarse o no implicarse en el 15M.

En primer lugar, los entrevistados consideraban que el 15M había sido un movimiento necesario: “algo que emergió porque ya la sociedad estaba como una caldera” (E3, hombre, JGR, desconexión, indiferencia). El uso del adjetivo “necesario” denota la existencia de un vínculo con el 15M desde el inicio del ciclo, por cuanto lo consideraron una vía imprescindible para expresar el descontento social y plantear alternativas a la excepcional situación que la ciudadanía estaba viviendo en ese momento. En este sentido, la generación de la Transición compartió con la generación del 15M los objetivos y demandas de las protestas. Para ellos participar en el movimiento contestatario constituía una especie de imperativo ético, producto de una gran capacidad para asumir obligaciones y un sentido del deber y la responsabilidad que se gestó en su juventud y les permitió entonces soportar los riesgos inherentes a la militancia política: “yo no soy consciente de haber tenido miedo, era como que hacía lo que tenía que hacer” (E7, mujer, PTE, discontinua, audiencia). Esta característica, adquirida como consecuencia de su activismo juvenil, se ha consolidado como un rasgo de su personalidad adulta, que les ha mantenido siempre activos e implicados; lo que concuerda con los hallazgos de McAdam (1989) en su investigación sobre los efectos del activismo en las biografías de los militantes.

En segundo lugar, se produjo, especialmente en la fase de emergencia de las protestas, un alineamiento (Hunt et al., 2001) entre los marcos cognitivos del 15M y los del movimiento antifranquista, de tal forma que los marcos de injusticia (Gamson, 1992) de ambas generaciones confluyeron, lo que facilitó el acercamiento de los activistas de la generación estudiada al 15M: “como movimiento me convenció” (E2, hombre, ORT, continua, alta); “El 15M para nosotros supuso un revulsivo” (E23, hombre, PTE, continua, alta). Derivado de esta confluencia inicial de marcos culturales, los sujetos de estudio percibieron el movimiento de los indignados como una vía para dar continuidad a las demandas del antifranquismo, al reclamar una democracia más profunda que la Transición consensuada no llegó a materializar (Alberich, 2016; Romanos y Sádaba, 2015; Romanos y Sádaba, 2016). Los sacrificios realizados y los riesgos asumidos por los informantes durante la clandestinidad fortalecieron su sentido de la justicia y la equidad, lo que les impidió ser indiferentes a lo que el 15M reivindicaba:

Porque mi generación, tanto mi marido como otros muchos, sufrieron cárceles, torturas… Sufrieron, sufrimos desprecios, sufrimos insultos por, por intentar, pues, conseguir una sociedad más democrática, más justa, más solidaria desde esos principios humanistas. (E5, mujer, PCE, continua, baja)

En cuanto a los motivos aducidos por los entrevistados para no participar en el 15M o no hacerlo más intensamente, el que aparece con mayor reiteración es encontrarse en el momento de la eclosión del 15M implicados en otras causas o afiliados a partidos que no se incorporaron o que estaban fuera del espectro de este movimiento. Estos resultados concuerdan con el patrón de continuidad en las trayectorias políticas adultas de los sujetos de estudio, ya que gran parte de ellos estuvieron vinculados en una o varias causas, proyectos y movimientos a lo largo de su vida. El encontrarse comprometidos en estas actividades en el momento de la emergencia del 15M pudo suponer un impedimento para involucrase más en este movimiento, optando por una participación menos activa y costosa:

Sí me interesaba, tal, pero siempre era de la opinión de que si quiero ser efectivo tengo que atender una tarea, más de una tarea no puedo, yo si me meto una tarea, pum. Y lo que sí que hago, llevo banderas, acompañando a no sé quién y tal, pero yo meterme en más de una actividad en plan organizativa, yo no puedo, sé que no voy a ser efectivo. (E9, hombre, MC, continua, baja)

Esta cita refleja una ética del deber, que se corresponde con un activismo muy comprometido, riguroso y exigente, reflejado con frecuencia en las narraciones de los informantes.

Los entrevistados alegaron también otras causas, pero con una frecuencia mucho menor: falta de identificación y desconfianza hacia el 15M, apatía producida por el desencanto con el mundo de la política, el cansancio atribuido a la edad y a una larga trayectoria de compromiso político o motivos de carácter personal relacionados con la salud y problemas familiares.

Opiniones sobre el 15M

Al expresar su opinión sobre el 15M los entrevistados en general muestran un discurso complejo y reflexivo, en el que las valoraciones positivas conviven con las críticas, y en el que se diferencian dos fases del movimiento: por un lado, su emergencia e inicios, y, por otro, su evolución posterior, a la que llamaremos en adelante “la deriva del 15M”. Las opiniones favorables se refieren fundamentalmente al estallido de las protestas y los primeros momentos, y en ellas coinciden todos los sujetos estudiados, porque absolutamente todos, con independencia de su participación, emitieron juicios muy positivos, acordes con el apoyo “transversal” que tuvo este movimiento entre diferentes sectores de la sociedad española (Sampedro y Lobera, 2014; Lobera y Rogero-García, 2017). Las características mejor valoradas por los entrevistados fueron haber sido un movimiento ilusionante, importante, potente, novedoso, fresco y que logró interesar y movilizar a la juventud por su alta capacidad de seducción. Efectivamente el 15M irrumpió en un contexto de descontento y crisis e impactó sobre una ciudadanía al mismo tiempo indignada y desmovilizada, que sentía la política como algo ajeno a su propia vida (Funes et al., 2020), logrando que buena parte de la sociedad recuperara la confianza: “me pareció que podía ser el germen de algo que valiera la pena” (E4, mujer, ADM, discontinua, audiencia). También resultó ser una oportunidad para movilizar a un sector de la población que nunca lo había estado antes y para dar a la juventud la ocasión de politizarse y tomar la iniciativa para el cambio: “por fin sale la gente joven a la calle ¿no?, hay que apoyarles, hay que apoyarles” (E5, mujer PCE, continua, baja). Fue un movimiento novedoso: “aire fresco, me pareció que se abrían las ventanas” (E6, hombre, JJSS, continua, alta).

Las opiniones negativas recaen tanto sobre los primeros momentos del ciclo como sobre la deriva del 15M. Respecto a los inicios, censuran el movimiento por sus carencias respecto a fundamentos teóricos e ideológicos, atribuibles a la falta de experiencia de los protagonistas:

Porque lo que sí faltaba era experiencia de teoría, porque la espontaneidad está muy bien en un momento determinado, pero hay que basar, hay que ver lo que ha ocurrido, que ha escrito la gente que se dedica… Esto no es cosa de tirar unos dados a que salgan. (E11, hombre, CNT, continua, media)

La expresión: “esto no es cosa de tirar unos dados a que salgan”, refleja una percepción del movimiento de los indignados como poco reflexionado, lo que pudo generar cierto recelo y frenar una implicación más activa. Algunos entrevistados manifestaron también que era un movimiento poco definido y excesivamente heterogéneo: “era como el arca de Noé, un animalillo de cada especie (…) en el ‘no nos representan’ estaba metido cualquier cosa sin definir, es decir, la falta de definición la veía como un problema tremendo, peligrosísimo” (E24 hombre, PCE-CCOO, continua, media). Reprochan al 15M una falta de concreción ideológica, al no estar adscrito a una ideología concreta ni reconocer la división clásica de las posiciones políticas en el eje derecha e izquierda, siendo ésta una de sus características peculiares, como han señalado diversos estudios (Alberich 2016).

En el 15M confluyeron varias generaciones de activistas, entre ellas una generación integrada por veteranos bregados en una militancia de alto riesgo y una generación de jóvenes con menos experiencia contestataria. Cada una representa una particular forma de entender el activismo, resultado de pertenecer a generaciones cuyos contextos de socialización política juvenil y cuyos marcos culturales de referencia son divergentes, debido a las significativas diferencias en la coyuntura socio-política: la generación de la Transición socializada en dictadura y la generación precursora del 15M, socializada en democracia. Los integrantes de la generación de la Transición, al llegar la democracia, continuaron militando en partidos políticos y sindicatos tradicionales o bien se integraron en nuevos movimientos sociales que comienzan a surgir en España a partir de los 80 (pacifismo, ecologismo, feminismo o movimientos de solidaridad); en cambio el movimiento 15M tiene sus precedentes en los movimientos altermundistas y otros movimientos no convencionales de las últimas décadas, que dan lugar a un nuevo tipo de activista:

Alejándose del modelo de la “militancia”, en los años 90 se ha popularizado la categoría más laxa e indeterminada del “activista”. Este suele participar de varios grupos a un tiempo, formando asociaciones a menudo inestables y cambiantes en cuanto al número de miembros, la identidad compartida o incluso el nombre en común. (Ramírez-Blanco, 2021)

Los activistas examinados se consideran a sí mismos idealistas, disciplinados y estructurados.

Es verdad que en aquellos tiempos, como te diría yo, nosotros éramos idealistas a más no poder, o sea, los principios los teníamos, los principios predominaban sobre el pragmatismo. O sea, nosotros éramos ideología pura, vamos, ideología, solo ideología. Lo del pragmatismo, eso era otra cosa ¿sabes? Nosotros los principios. (E13, hombre, PTE, continua, audiencia)

Por el contrario, perciben el 15M como un movimiento más centrado en la acción lo que da lugar, a su entender, a un activismo más pragmático, discontinuo y fragmentario. Los activistas antifranquistas, probablemente como consecuencia de su militancia clandestina, desarrollaron una ética de la disciplina, la coherencia ideológica, el deber, el trabajo y el sacrificio, y unos marcos culturales de motivación (Hunt et al., 2001) y de agencia (Gamson, 1992), que les ha acompañado a lo largo de toda su vida. Su sistema de valores y su forma de militar han evolucionado con el paso del tiempo, adaptándose a los nuevos contextos, pero no han sufrido una transformación sustancial.

En cuanto a la deriva del 15M, los entrevistados expresan su desencanto afirmando que fue un movimiento ilusionante, que finalmente no cuajó por la premura con la que se transformó en partido político y acabó absorbido por las estructuras del poder. La experiencia acumulada de decepciones con partidos de izquierdas que pudieron haber sido el motor de cambios que consideraban imprescindibles generó desconfianza hacia la política institucional, y les llevó a inclinarse por los movimientos sociales como instrumentos más adecuados de transformación social, como podemos observar en sus trayectorias.

El 15M en sus inicios cuestionó el marco cultural del consenso de la Transición, durante décadas hegemónico e inamovible, provocando la explosión generalizada de una nueva cultura política de la “disidencia generalizada” (Sampedro y Lobera, 2014). Pero el paso del tiempo mostró la existencia de un desequilibrio entre el impacto cultural y el impacto político del movimiento, por cuanto sus demandas no se plasmaron en transformaciones concretas y efectivas. En ese momento, el 15M tuvo que enfrentarse al dilema del acceso a la política convencional y conciliar dos posiciones antagónicas: mantener el funcionamiento horizontal y asambleario propio de un modelo de democracia directa o transformarse en un partido político con capacidad para llevar las demandas y reivindicaciones del 15M al interior mismo de las instituciones (Lobera y Rogero-García, 2017; Romanos y Sádaba, 2015). Para un importante sector del 15M, el partido político Podemos fue la solución a este dilema (Calvo y Álvarez, 2015; Alberich, 2016; Alberich, 2017).

Sentimientos Provocados por el 15M

Las emociones son un potente motor de los comportamientos politizados, especialmente los contestatarios. La vergüenza, el miedo, la ira, el orgullo, la esperanza o el empoderamiento intervienen en la formación de los marcos de injusticia y sirven de estímulo para implicarse en acciones de protesta. El 15M movilizó un conjunto de sentimientos, especialmente la indignación y la esperanza, con los que la ciudadanía se identificó; y lo hizo a través de un discurso directo, variado y creativo en el que se reconocieron y con el que conectaron amplios sectores de la población española, de ahí su amplia legitimidad (Castells, 2015; Romanos y Sádaba, 2016; Funes et al., 2020).

En lo que respecta a nuestro caso de estudio, el 15M desencadenó en los entrevistados tanto emociones positivas como negativas, con una clara diferenciación entre las provocadas por la fase inicial del ciclo de protesta y por su deriva.

La eclosión del 15M suscitó ilusión y esperanza en los sujetos de estudio, que pudieron observar cómo resurgía el compromiso político en una sociedad desmovilizada y apática: “fue ilusionante (…) me gustó por eso, porque realmente fuimos miles de personas que salimos a la calle, miles de personas, en aquella época…“ (E9, hombre, MC, continua, baja). Esta frase condensa el relato de una experiencia común y de las emociones que afloran al compartir con una multitud de individuos el espacio público y un objetivo común (Castells, 2015). Este sentimiento de comunión entre los participantes posee una inmensa potencia para reforzar la identidad y multiplicar la fuerza del grupo.

La ilusión va muy ligada a la esperanza, a la anticipación de un futuro mejor, que nos permite imaginar lo imposible. El 15M facilitó el tránsito desde el desaliento a la expectativa de una renovación política: “me sugirió que podía haber esperanza de renovación de este bipartidismo caduco y obsceno” (E4, mujer, ADM, discontinua, audiencia). Esta cita expresa un discurso muy crítico y una enorme decepción con la política de nuestro país una vez instaurada la democracia, como se desprende del uso de los adjetivos “caduco” y “obsceno”, referidos a la clase política actual que ha contribuido a perpetuar las prácticas de una cultura política pre democrática poco crítica y desmovilizada.

El sentimiento de esperanza puede incidir en el “marco de agencia” (Gamson, 1992) de los participantes, haciéndoles más conscientes de la propia capacidad para incidir en los acontecimientos y provocar cambios; en este sentido el 15M devolvió el optimismo a una generación desencantada, conectándole de nuevo con la ilusión que en su juventud mantuvo viva la llama de la lucha contra la dictadura.

Al evolucionar el ciclo de protesta, las emociones sufren una transformación, ya que la ilusión y la esperanza, que convirtieron el descontento en movilizador (Funes et al., 2020), mudaron en desencanto al institucionalizarse una parte del movimiento en partido político: Podemos. La decepción respecto a la deriva del 15M, conecta con un proceso más amplio de desencanto que tiene su origen en la segunda fase de la Transición (1977-1979), momento en que los movimientos antifranquistas pierden protagonismo y los partidos políticos tomaron el relevo del proceso de democratización (Maravall, 1985). La mayoría de los sujetos de estudio discrepan con el marco cultural de la Transición consensuada y su resultado normativo: Ley de Reforma Política, la Ley de Amnistía, los Pactos de la Moncloa y la propia Constitución Española: “…después de la Transición hubo (…) yo considero que hubo una rendición” (E7, mujer, PTE, discontinua, audiencia); “…no hemos lograo los objetivos (…) de la memoria histórica, de que la Transición no lo arregló” (E19, hombre, PCE-CCOO, continuada, media).

Tras un primer desencanto con la Transición a la democracia, hubo un rebrote de decepción en la muestra examinada. El primer gobierno del PSOE (1982-1986), que había traído la promesa del cambio logrando revitalizar la ilusión, frustró por segunda vez las esperanzas de los que habían creído en unas instituciones políticas progresistas y de izquierdas. Los activistas objeto de estudio sintieron que se perdía una valiosa oportunidad para que nuestro país experimentase una verdadera transformación:

La pena en este país ha sido que, que el Partido Socialista Obrero Español se ha cargado la izquierda, la auténtica izquierda en el país y las posibilidades de que España no jugase otro papel, tuviese otro modelo económico, otro modelo productivo, que la democracia fuese más radical, fuese más profunda, que la formación de nuestros jóvenes fuese distinta. (E16, mujer, PTE, continuada, alta)

El sentimiento de desencanto respecto a Podemos tiene cierto paralelismo con el experimentado en los años 80 con el PSOE, ya que ambas formaciones políticas lograron esperanzar a un amplio sector de ciudadanos. La siguiente cita expresa con rotundidad la frustración de un informante que estuvo vinculado a Podemos:

A lo que te iba, ¿qué es lo que crea el PSOE del 82?: desilusión. Estos hijos de puta son todos iguales, venga, fuera, ya ni voto ¿Qué ha conseguido Podemos? Estos son iguales, joder (…) Pero cuando empezamos en Podemos, yo lo decía: yo lo único que espero es que estos hijos de puta no nos repitan la del 82. Oye, joder, no tardaron ni dos años. Estos han conseguido en cinco años hacer lo que el PSOE en cien: nacer, crecer, pudrirse y morir. (E1, hombre, JGR, discontinua, alta)

Tras repasar los sentimientos que evoca el 15M, se ha observado que las emociones negativas son más frecuentes que las positivas. La decepción y el desencanto, muy presentes, pueden conducir a la apatía, a no comprometerse por no encontrar ninguna vía por la que canalizar el descontento: “desde luego, que si hubiera algo que me llamara yo salía a la calle, pero si hubiera un movimiento de verdad que estuviera pidiendo o protestando por…, yo salgo a la calle” (E4, mujer, ADM, discontinua, audiencia). Esta afirmación refleja con una enorme carga emocional el sentir de una parte de los entrevistados que no se implicaron activamente en el 15M, y evidencia la dimensión ética que atribuyen al compromiso político. Al manifestar que un movimiento es “de verdad”, está hablando de un movimiento auténtico, coherente, que inspira confianza, que no defraudará; y desde esta perspectiva ha enjuiciado el 15M como un movimiento en el que no concurren las características señaladas para los movimientos “de verdad”.

Quisiera cerrar el apartado con las reflexiones de dos activistas que, en la última etapa de sus vidas, se plantean si continúa teniendo sentido el activismo después de toda una trayectoria en la que se han ido encadenando esperanzas y desilusiones. Estas citas son una alegoría del espíritu de la generación estratégica examinada: una generación combativa y luchadora que no cede fácilmente al desencanto: “Pero hay una desilusión muy grande, porque es que, es, es que costó mucho llegar a dónde llegamos, muchas vidas, muchos matrimonios rotos, claro, reuniones, miedos (…) la esperanza no hay que perderla, de cambiar el sistema, no” (E26, mujer, PCE, continua, baja).

Por supuesto, dejé hace mucho de creer en la posibilidad de evolución de un cambio radical. Creo que esto no se va a dar, pero, de la misma manera que vivo sabiendo que voy a morir, lucho por unas ideas sabiendo que no se van a materializar. (E16, mujer, PTE, continua, alta)

Opinión sobre el Impacto de su Generación sobre el 15M

La última variable analizada es la opinión de los informantes acerca del impacto que tuvo su generación sobre el 15M. El discurso dominante es que su generación no ejerció una influencia destacable sobre este movimiento. Según su perspectiva, si bien es cierto que los activistas de la Transición estuvieron presentes y participaron en el 15M en Cantabria, apenas tuvieron peso en la organización y toma de decisiones. Lo consideran más bien como un movimiento juvenil y novedoso que surgió al margen de su generación, un movimiento fresco e ilusionante, aunque también con deficiencias organizativas, teóricas e ideológicas. Esta interpretación, ofrecida por una generación distinta a la que lo protagonizó, plasma una falta de identificación con el movimiento, imprescindible para un compromiso intenso con el mismo.

En cuanto a la percepción del rol desempeñado por su generación en los movimientos contestatarios juveniles actuales, los sujetos de estudio creen que es necesario que los activistas con más trayectoria apoyen y se impliquen en los movimientos e iniciativas juveniles aportando su experiencia, pero sin arrebatar a los jóvenes el protagonismo que les corresponde, sin acaparar sus espacios de poder y liderazgo: “llega el momento de otros, y llega el momento además de estar de otra manera” (E16, mujer, PTE, continua, alta). Reconocen el carácter innovador del 15M y lo ven un como movimiento juvenil del que se sienten alejados, pero al mismo tiempo son conscientes de las contribuciones que su generación ha realizado, como generación estratégica, a la cultura política contestataria y creen necesario y justo que se les reconozca su legado:

Ellos no querían saber, porque como que eran un movimiento nuevo, como con las…, pues lo que simbólicamente: los brotes verdes, ¿vale? Pero los brotes verdes tienen debajo, salen porque hay algo que les permite salir al brote. Porque si no ¿de dónde sale?, si está en cemento no sale el brote verde, salvo que tenga debajo un abono, tenga algo ¿no? O sea, un sustrato permite salir al brote. (E5, mujer, PCE, continua, baja)




CONCLUSIONES


La presente investigación ha tenido como objetivo principal comprobar si la generación examinada, que tuvo un impacto como generación estratégica en el ciclo de protesta de la Transición y un papel protagonista en los movimientos en los que se implicó durante toda su biografía, continuó teniendo relevancia como generación estratégica en el 15M en Cantabria. Los resultados han revelado que participaron en el 15M con un nivel de implicación medio, por lo que no se ha podido ratificar que desempeñaran un rol destacado en dicho movimiento ni que, en consecuencia, intervinieran en el mismo como generación estratégica.

Al relacionar el principal motivo alegado por los informantes para explicar su modalidad de participación en el 15M (encontrarse intensamente comprometido en otras causas, movimientos o partidos ajenos al mismo) con las características de sus procesos de socialización política y el tipo de movimientos por los que mostraron preferencia (sindicatos, partidos políticos, movimientos ecologistas, feministas, pacifistas y en defensa de los derechos humanos, así como diversos proyectos de contenido social y cultural), ha sido posible extraer la siguiente conclusión: los sujetos de estudio, durante su etapa de militancia juvenil clandestina, forjaron un tipo de activismo dotado de unos rasgos peculiares –un posicionamiento ideológico muy intenso y definido, una dimensión ética muy marcada, disciplinado y un gran sentido del deber y la responsabilidad- muy distintos y en ocasiones divergentes en comparación con los que ellos perciben y valoran como característicos del activismo juvenil del 15M - espontáneo, poco ideologizado, fluido e intermitente-. Los atributos que los informantes adquirieron en su periodo de socialización juvenil se han mantenido en su etapa adulta y han determinado su comportamiento militante subsiguiente, como predicen los estudios sobre socialización política (Sigel, 1989; McAdam, 1989). A lo largo de su ciclo vital permanecieron activos y participaron como generación estratégica en diversos movimientos y proyectos de carácter político-social con los que se identificaron y en los que sí desempeñaron un rol protagonista. Sin embargo, desde el punto de vista de los entrevistados, el 15M fue un movimiento fundamentalmente juvenil vinculado a una generación política muy distinta a la suya, un movimiento innovador perteneciente a una nueva categoría de movimientos contestatarios (Castells, 2015) con el que, a pesar de compartir los marcos de injusticia (Gamson, 1992), no se sintieron totalmente identificados y con el que en ocasiones discreparon.

Las opiniones de los sujetos de estudio hacia el 15M, lo mismo que los sentimientos que les provocó, han ido evolucionando con la progresión del ciclo de protesta. La favorable impresión que les causó el movimiento en el momento de su eclosión y las emociones de ilusión y esperanza que suscitó en ellos, lo mismo que en el resto de la población española (Funes et al., 2020), difiere de lo que les pareció su evolución posterior - la deriva del 15M-, con la que se mostraron más críticos y desencantados. Con el 15M compartieron unos marcos culturales transgresores, que cuestionaban los logros de la Transición consensuada y apremiaban la renovación de la democracia española, dirigida hacia una mayor profundización de la misma (Romanos y Sádaba, 2016). Sin embargo, a pesar de compartir los marcos de injusticia, los entrevistados no llegaron a identificarse totalmente con el movimiento 15M desde sus inicios y se limitaron a participar en el mismo con un nivel medio de implicación.

Por todo ello, la conclusión final, resumida en la figura 1, y lo que consideramos el principal hallazgo de la investigación, es que la percepción por los informantes de un distanciamiento entre dos formas de activismo dispares (el activismo juvenil antifranquista y el activismo juvenil del 15M), que ellos ven representadas en dos generaciones de activistas socializados políticamente en condiciones y entornos muy distintos (en dictadura y en democracia), pudo actuar como un obstáculo para su identificación con el 15M. Y siendo el marco de identidad, junto con el de injusticia y agencia, uno de los elementos fundamentales para activar la acción colectiva política (Gamson, 1992), la no concurrencia del mismo en la generación estudiada puede explicar que no participara en el movimiento de los indignados en Cantabria como tal generación estratégica. Los sentimientos de decepción y desencanto con la deriva del 15M y con Podemos, sumados al desengaño acumulado a lo largo de sus trayectorias políticas y vitales desde la Transición, no hicieron sino reforzar la ausencia de confluencia en el marco de identidad entre ambos movimientos contestatarios.

Asumiendo las limitaciones del trabajo que aquí se presenta, considero que tiene relevancia porque las conclusiones a las que se ha llegado pueden dar lugar al planteamiento de interrogantes y a la apertura de nuevas líneas de investigación en el campo de la cultura política, la socialización política y la acción colectiva, en lo relativo a qué elementos o factores son determinantes en el cambio de rol político de las generaciones. No cabe duda de que un estudio acerca de la incidencia de los cambios en la estructura de oportunidad política, que a su vez generan marcos culturales distintos, es una de las líneas que hay que desarrollar para futuros estudios, pero en este trabajo se ha optado por priorizar la dimensión individual y subjetiva de los sujetos de la muestra. Asimismo, los datos recabados en un contexto territorial delimitado y referidos a una unidad de análisis con unas características muy concretas, pueden resultar de utilidad para futuros estudios comparativos que se puedan emprender sobre esta misma temática en otras Comunidades Autónomas.


Figura 1. Efectos de las percepciones acerca del 15M sobre la participación en el mismo




NOTAS


1 En la Transición pueden distinguirse dos etapas: la primera, protagonizada por los movimientos contestatarios que lucharon por impedir la continuidad del régimen franquista una vez muerto el dictador; y la segunda, que se inicia con las elecciones de 1977, en la que la capacidad de presión de los movimientos contestatarios disminuyó notablemente y los partidos políticos tomaron el testigo en el proceso constituyente que consolidaría la democracia (Maravall, 1985).

2 Las generaciones políticas estratégicas se caracterizan por surgir en contextos excepcionales y por su capacidad para generar cambios en las estructuras socio-políticas e impactar en las generaciones siguientes (Turner, 2002).

3 El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en una encuesta de noviembre del 2011 (ES2920), revelaba que cerca de 4 millones de personas (alrededor del 10% de la población) afirmaban haber participado en alguna de las actividades organizadas por el 15M. En agosto del 2011 una encuesta de Ipsos Public Affairs decía que entre 6 y 8 millones de ciudadanos habían participado de una u otra manera en eventos del 15M. Para más información ver: Sampedro y Lobera, 2014; Funes et al., 2020.

4 A pesar de buscar paridad de género en la muestra, ha sido más complicado encontrar mujeres que cumpliesen los criterios de selección.

5 El contexto de micro movilización (McAdam et al., 1988), es un entorno relacional altamente politizado en el que vive una persona, compuesto por elementos diversos entre los que se puede citar a modo de ejemplo: partidos políticos, sindicatos, asociaciones, parroquias, y también redes vecinales o redes de amistad. Este tipo de enclaves, en los que se produce una interacción continuada y se comparten objetivos, intereses y valores, intensifican la dimensión socializadora de sus componentes, pudiendo ser decisiva en la emergencia de los comportamientos politizados individuales y colectivos.

6 En la reproducción literal de fragmentos de las entrevistas se especifican ciertas características del sujeto citado: género, partido en el que militó en su juventud, tipo de trayectoria política a lo largo de su biografía y tipo de participación o posición ante las protestas del 15M. Todo ello con el objeto de contextualizar las afirmaciones de los informantes y que el lector pueda conocer la posición social del que emite el discurso.


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