Artículos / Articles

DOI: 10.22325/fes/res.2021.63

Motivaciones posmaterialistas de las acciones económicas de las personas. Estudio de caso de seis monedas sociales en España


Postmaterialist motivations of people's economic actions. Case study of six social currencies in Spain


Manuel Ávila Sánchez ORCID

Universidad Nacional de Educación a Distancia, España manusociologo0@gmail.com


Sergio Tezanos Vázquez ORCID

Universidad de Cantabria, España sergio.tezanos@unican.es

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 30 Núm. 3 (Mayo - Junio, 2021), a63. pp. 1-20. ISSN: 1578-2824


Recibido / Received: 16/01/2020
Aceptado / Accepted: 10/11/2020





RESUMEN

Este artículo analiza los factores que motivan la participación en seis monedas sociales en España. En primer lugar, identificamos las motivaciones de los usuarios mediante el método Delphi, en el que participan los representantes de las monedas. En segundo lugar, ponderamos la importancia de dichas motivaciones mediante una encuesta al conjunto de sus usuarios. Y, finalmente, evaluamos estas motivaciones como satisfactores de necesidades según el esquema de Max-Neef. Los principales hallazgos de esta investigación son cuatro: i) los principales aspectos que motivan la participación en las monedas sociales son de carácter posmaterialista; ii) dichos aspectos influyen en la mayoría de las necesidades vitales de las personas; iii) los factores motivacionales recuperan dimensiones que el sistema económico monetario no considera adecuadamente, como son las cuestiones ambientales, políticas, sociales y filosóficas; y iv) dichas dimensiones se intentan recuperar por medio de alternativas económicas como las monedas sociales.

Palabras clave: monedas sociales; motivaciones posmaterialistas; acciones económicas; necesidades vitales; dimensiones económicas.



ABSTRACT

This paper analyses the postmaterialist factors that motivate people to take part in six social currencies in Spain. Firstly, we identify the motivations of the users by means of a Delphi method, in which the representatives of the currencies take part. Secondly, we weight the importance of these motivations by surveying to the users. And thirdly, we evaluate these motivations as satisfying needs according to Max-Neef’s reference table. The main findings of this piece of research are four: i) the main aspects that motivate the participation in social currencies have a post-materialist nature; ii) these aspects influence most of the people’s vital needs; iii) these motivations try to recover those dimensions that are not sufficiently considered by the monetary economic system, such as the environmental, political, social and philosophical dimensions; and iv) economic alternatives such as social currencies are an attempt to recover these dimensions.

Keywords: social currencies; postmaterialist motivations; economic actions; vital needs; economic dimensions.




INTRODUCCIÓN


Uno de los procesos más patentes de la sociedad actual es el de su paulatina “deshumanización” como consecuencia del abandono de una serie de capacidades y potencialidades que son necesarias para el desarrollo humano (Lazcano, 1993). El sistema económico actual no satisface dichas necesidades como consecuencia de que la “racionalización económica” no considera una serie de factores posmaterialistas que son relevantes para las personas en sus acciones económicas. Dichos factores posmaterialistas no provienen de la búsqueda de satisfacer las necesidades materiales, sino que incluyen otros aspectos no materiales como la autonomía, el ecologismo, la igualdad y la autoexpresión, entre otros (Inglehart, 1977).

La situación actual de inestabilidad y desigualdades crecientes motiva la emergencia de propuestas económicas alternativas, como las “monedas sociales”, que son herramientas de resistencia ante un sistema hegemónico que no satisface todas las necesidades de las personas. Cada una de estas experiencias tiene sus particularidades asociadas a las condiciones concretas donde se desarrolla. Sin embargo, hay una serie de factores comunes en su génesis y puesta en práctica que apuntan a elementos posmaterialistas que se han visto deteriorados con la globalización económica y que estas monedas sociales buscan recuperar. Pero ¿cuáles son estos factores?, ¿qué relevancia tienen? y ¿se puede inferir que el sistema económico monetario no cubre estos factores?

El presente artículo analiza los factores posmaterialistas que motivan la participación en monedas sociales. Para ello estudiamos los casos de seis experiencias en España: el Chavico de Granada, el Zoquito de Jerez de la Frontera, La Bellota de Guadalajara, La Turuta de Villanova, La Mora de la Sierra Norte de Madrid y la Mola del Barrio de Hortaleza, también en Madrid. Nuestro estudio adopta la perspectiva de la Sociología Económica para incorporar en el análisis los aspectos sociales que motivan las acciones económicas diarias de las personas (Pérez, 2009).

El artículo se estructura de la siguiente manera. Tras esta breve introducción, primero explicamos las funciones económicas y sociales del dinero. En segundo lugar revisamos la literatura que analiza y jerarquiza las necesidades vitales, lo que servirá posteriormente como marco comparativo para evaluar los resultados de nuestra investigación. En tercer lugar describimos las monedas sociales como herramientas alternativas al sistema económico monetario. En cuarto lugar explicamos la metodología utilizada en nuestro análisis de seis monedas sociales (método Delphi y encuestas). En quinto lugar exponemos los resultados obtenidos sobre los factores motivantes de los usuarios que participan en monedas sociales, y evaluamos si estos mismos factores satisfacen sus necesidades vitales. Se concluye resumiendo los principales hallazgos de la investigación y reflexionando sobre la relevancia de las monedas sociales en el funcionamiento del sistema económico hegemónico.


FUNCIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL DINERO


La economía es un sistema que sirve para gestionar las actividades relacionadas con la producción, la distribución, el comercio y el consumo (Krugman, Wells y Graddy, 2017). Estas actividades se realizan entre personas por lo que son acciones sociales en sí mismas (Granovetter, 1992), al tiempo que provocan consecuencias sociales.

El dinero es la principal herramienta que facilita las acciones económicas. Sus funciones prácticas, sociales y simbólicas han variado a lo largo del tiempo, a tiempo que evolucionaban las sociedades. La relación de los individuos con el Estado, el comercio, la financiación de las guerras, la industrialización y el desarrollo tecnológico son inseparables al uso del dinero. Por eso, para comprender el estado actual del sistema económico monetario es relevante conocer los procedimientos funcionales y simbólicos del dinero.

Los expertos en monedas sociales Bernard Lietaer, Margrit Kennedy y John Rogers (2015, p. 121) definen el dinero como una herramienta que “nos facilita el intercambio de productos y servicios, nos proporciona un estándar con el que estimar su valor y, cuando funciona bien, nos permite ahorrar para el futuro”. Esta definición hace referencia a las tres funciones clásicas del dinero:

– Medio de pago: el dinero es un activo que no se puede consumir y que las personas utilizan para intercambiarlo por recursos (Krugman et al., 2017).

– Unidad de cuenta: el dinero sirve para fijar los precios y hacer cálculos económicos (McLeay, Radia y Thomas, 2015).

– Reserva de valor: el dinero almacena su poder adquisitivo a través del tiempo y, por lo tanto, sirve para ahorrar (Muñoz, 2003).

Aparte de estas tres funciones “clásicas” del dinero, existen otras dos funciones “modernas”:

– Estándar de valor diferido: el dinero se utiliza como deuda para adquirir bienes y servicios que serán pagados en el futuro (Olivo y Mendoza, 2004).

– Dinero mundial: el dinero funciona como mercancía en sí misma, que se intercambia entre los distintos países en forma de divisas (Molina, 2020).

Además, el dinero cumple unas funciones “simbólicas”. Geoffrey Ingham (2004) explica que la simbología del dinero surge cuando éste se convierte en un vínculo entre el individuo y la sociedad. Este enlace se materializa mediante la deuda que los ciudadanos adquieren con el Estado a través de los impuestos. La capacidad de aportar al conjunto de la sociedad mediante impuestos sirve como medidor del rango de la familia dentro del grupo. A lo largo de la historia los gobernantes han “sacralizado” estas deudas, convirtiéndolas en un instrumento para expresar gratitud hacia sus ancestros y deidades. De hecho, en todos los lenguajes indoeuropeos la palabra “deuda” connota culpa y pecado, vinculando religión y dinero. El sentimiento trágico de un futuro incierto, como consecuencia de las acciones realizadas en el presente o la incertidumbre ante el porvenir, se alivian mediante el pago de tributos que aminoran el sentimiento de culpa. El pecado, de igual forma, tiene su castigo implícito en forma de dinero, apaciguándolo o solventándolo con el correspondiente pago.

Asimismo, Capdequí (2004, p. 177) señala que las personas persiguen acumular dinero para posicionarse dentro de la sociedad, abriendo las puertas a la “perdurabilidad”. Y, en esa misma línea, Veblen (2010, p. 32) sostiene que las personas se mueven por “emulaciones pecuniarias”, basadas en el reconocimiento, el honor y la estima que produce la tenencia de dinero (riqueza) en la sociedad.

En resumen, las acciones económicas son una forma más de interacción social. Su principal herramienta es el dinero, que ha evolucionado hasta convertirse en una institución social (Herranz, 2008). Sus funciones no son ya sólo las meramente clásicas, sino que asume importantes funciones simbólicas que implican su transformación desde una herramienta al servicio de las personas, hacia un símbolo —característico del sistema capitalista— que guía nuestras aspiraciones económicas y sociales.


INCLUSIÓN DE LA VISIÓN SOCIAL EN EL ANÁLISIS DE NECESIDADES


Una vez revisadas las funciones del dinero —involucrando tanto aspectos materialistas como posmaterialistas—, es relevante cuestionarnos si el sistema económico y monetario es adecuado para satisfacer las necesidades vitales de las personas.

El concepto de “necesidad” se ha asociado históricamente a las transformaciones de la sociedad (Llobet, Mateu y Ávila, 2012). De acuerdo con Kehl (1991, p. 204), las necesidades son “las carencias, fines y funciones objetivamente vitales para la supervivencia y el desarrollo físicos y psíquicos de los seres humanos, o subjetivamente sentidos como tales”.

El psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1943) jerarquizó las necesidades mediante su representación en una pirámide. En la base se sitúan las necesidades básicas, relacionadas con las necesidades fisiológicas necesarias para la supervivencia. En la cúspide se ubican la estima y la autorrealización. Y en los estratos intermedios se encuentran la seguridad, la afiliación y el reconocimiento. Según Maslow, conforme los seres humanos satisfacen sus necesidades básicas, desarrollan otros deseos y necesidades que ocupan posiciones más elevadas en la pirámide.

Asimismo, el sociólogo Talcon Parsons (1974) identificó un grupo de variables que explican el funcionamiento de los procesos societales fundamentales. Para ello analizó un grupo de necesidades asociadas a las personas (como la integración, la adaptación y el control de pasiones), adoptando así una perspectiva más individualizada de las necesidades.

Por su parte, el economista Dembinski (2004) identifica dos esferas de necesidades inseparables para toda persona: las necesidades materiales y las necesidades relacionales. Las materiales se sustentan en el sistema económico, mientras que las necesidades relacionales están subyugadas a las materiales. No obstante, la esfera de lo económico afecta no sólo a las relaciones con los demás actores sociales, sino también al estado psicológico. Las circunstancias que rodean las decisiones económicas vienen impuestas y afectan de forma determinante a las acciones económicas. Estos factores son relevantes para tomar decisiones racionales y pueden funcionar, también, como elementos que van en contra de las necesidades sociales y los valores primarios de las personas.

Por su parte el economista chileno Max Neef categorizó las necesidades de acuerdo con el esquema mostrado en el Tabla 1 (Max-Neef y Smith, 2014). Este esquema combina dos criterios de desagregación: primero, las categorías axiológicas, entendidas como las necesidades humanas fundamentales. Y segundo, las categorías existenciales y los modos de experiencia, que define como “satisfactores” y los considera una adaptación vital ante las situaciones sucedidas dentro del sistema donde se desarrollan los individuos.

Un aspecto característico de este enfoque teórico es que retira el foco de análisis de los objetos para ponerlo en las personas. Otro aspecto relevante es la diferenciación entre necesidades y satisfactores. Por una parte, para Max Neef las necesidades se mantienen constantes en el tiempo, aunque para otros autores las necesidades son mutables (Garfinkel, 1967; Habermas, 1981; Parsons, 1951; Malinowski, 1944); y, por otra parte, los satisfactores varían a lo largo del tiempo.


Tabla 1. Matriz de necesidades y satisfactores de Max Neef

Necesidades según categorías existenciales

Necesidades según categorías axiológicas

Ser

Tener

Hacer

Estar

1. Subsistencia

Salud física, salúd mental, equilibrio, solidaridad, humor, adaptibilidad

Alimentación, abrigo, trabajo

Alimentar, procrear, descansar, trabajar

Entorno vital, entorno social

2. Protección

Cuidado, adaptabilidad, autonomía, equilibrio, solidaridad

Sistemas de seguros, ahorra, seguridad social, sistemas de salud, legistaciones, derechos, familia, trabajo

Cooperar, prevenir, planificar cuidar, curar, defender

Contorno vital, contorno social, morada

3. Afecto

Autoestima, solidaridad, respeto, tolerancia, generosidad, receptividad, pasión, volundad, sensualidad, humor

Amistades, parejas, familia, animales domésticos, plantas, jardines

Hacer el amor, acariciar, expresar, emociones, compartir, cuidar, cultivar, apreciar

Privacidad, intimidad, hogar, espacios de encuentro

4. Entendimiento

Conciencia crítica, receptividad, curiosidad, asombro, disciplina, intuición, racionalidad

Literatura, maestros, método, políticas educacionales, políticas comunicacionales

Investigar, estudiar, experimentar, educar, analizar, meditar, interpretar

Ámbitos de interacción formativa, escuelas, universidades, academias, agrupaciones, comunidades, familia

5. Participación

Adaptibilidad, receptividad, solidaridad, disposición, convicción, entrega, respeto, pasión, humor

Derechos, responsabilidades, obligaciones, trabajo

Afiliarse, cooperar, proponer, compartir, discrepar, acatar, dialogar, acordar, opinar

Ámbitos de interacción participativa, partidos, asociaciones, iglesias, comunidades, vecindarios, paisajes

6. Ocio

Curiosidad, receptividad, imaginación, despreocupación, humor, tranquilidad, sensualidad

Juegos, espectáculos, fiestas, calma

Divagar, abstraerse, soñar, añorar, fantasear, evocar, relajarse, divertirse, jugar

Privacidad, intimidad, espacios de encuentro, tiempo libre, ambientes, paisajes

7. Creación

Pasión, voluntad, intuición, imaginación, audacio, racionalidad, autonomía, inventiva, curiosidad

Habilidades, destrezas, método, trabajo

Trabajar, inventar, construir, idear, componer, diseñar, interpretar

Ámbitos de producción y retroalimentación, talleres, ateneos, agrupaciones, audiencias, espacios de expresión, libertad temporal

8. Identidad

Pertenencia, coherencia, diferenciación, autoestima, asertividad

Símbolos, lenguajes, hábitos, costumbres, grupos de referencia, sexualidad, valores, normas, roles, memoria histófica, trabajo

Comprometerse, integrarse, confrontarse, definirse, conocerse, reconocerse, actualizarse y crecer

Socio-ritmos, entornos de la cotidianidad, ámbitos de pertenencia, etapas madurativas

9. Libertad

Autonomía, autoestima, voluntad, pasión, asertividad, apertura, determinación, audacia, rebeldía, tolerancia

Igualdad de derechos

Discrepar, optar, diferenciarse, arriesgar, conocerse, asumirse, desobedecer, meditar

Plasticidad, espacio-temporal

Fuente: basado en Max Neef y Smith (2014, p. 42).


Como se observa en esta breve revisión sobre el análisis de las necesidades, los estudios no incluyen elementos meramente materiales. De ahí la doble importancia que adquiere el dinero para la satisfacción de esas necesidades. En primer lugar, por ser la principal herramienta económica de nuestra sociedad para satisfacer las necesidades materiales. Y, en segundo lugar, por las connotaciones sociales implícitas en el dinero, que nos permite satisfacer otras necesidades no materiales.


MONEDAS SOCIALES: DEFINICIÓN, FUNCIONES Y OBJETIVOS


Las monedas sociales surgen como respuesta a los desajustes sociales producidos por el sistema económico monetario. Según Orzi (2012) han llegado a existir más de 5.000 monedas sociales en todo el mundo. Sus características dependen de las condiciones particulares de los lugares donde operan. Estos rasgos propios han originado varias definiciones, categorizaciones y nomenclaturas, si bien el término “moneda social” es el más extendido (aunque también se las denomina monedas complementarias, locales, paralelas y alternativas).

Paulo Peixoto (2004, p. 319) define con precisión las monedas sociales en los siguientes términos:

La moneda social, en sentido lato, se entiende como un instrumento fiduciario (de confianza), utilizado por una o más personas y/o grupo(s) que ejerce(n) las funciones de unidad valorativa, que puede circular libremente en una comunidad y es aceptada como forma de pago; su valor nominal no es igual al valor intrínseco, sino que depende de la confianza de los que la reciben o la utilizan, por ello no puede ser usada como un instrumento de acumulación de las riquezas producidas por los individuos o la comunidad.

En comparación con el dinero, las monedas sociales también sirven como medio de cambio y unidad de cuenta (Lietaer y Hallsmith, 2006). No obstante, las monedas sociales no son depósitos de valor, puesto que se evita que sean utilizadas para la acumulación. Para este propósito se utilizan sistemas como la oxidación (pérdida de valor) de la moneda, o se establecen límites a los saldos positivos y negativos de las cuentas de los usuarios para evitar desajustes y favorecer la circulación de la moneda dentro de la comunidad (Von Prittwitz, 2019).

Respecto a la función de “estándar de pago en diferido”, las monedas sociales no permiten generar deuda para adquirir recursos. No obstante, algunas redes de intercambio financian proyectos colectivos y particulares en moneda social (Barroso y Romero, 2019), lo que supone una variante a este tipo de función.

En cuanto a la función de dinero mundial, las monedas sociales están diseñadas para ser utilizadas sólo dentro de las comunidades donde se han generado y, por lo tanto, sólo tienen valor dentro de ellas. Sin embargo, en algunas regiones se permiten realizar intercambios entre distintas comunidades, como el ejemplo de las Ecoxarxas en Cataluña (Moya y Valle, 2012).

Las primeras experiencias de economía alternativa perseguían revertir los efectos negativos que originaba la dinámica del sistema capitalista para ciertos grupos sociales. Por ejemplo, con la ola neoliberal de finales de la década de 1970 diversos colectivos impulsaron monedas sociales para tratar de aliviar sus carencias socio-económicas personales. Los factores que motivaron estas experiencias no eran exclusivamente materialistas, sino que incluían otros incentivos relacionados con la mejora del medio ambiente y la creación de sociedades más justas, rescatando valores “abandonados” por el sistema económico imperante (como la reciprocidad, la comunidad y la solidaridad).

Del análisis de la literatura especializada en monedas sociales podemos identificar cinco tipos de objetivos generales asociados a estas monedas: i) experimentar nuevas formas de acción colectiva (Anisi, 2005; Alaminos, Penalva y Domenech, 2014); ii) fomentar la economía local (Lietaer et al., 2015); iii) propiciar una distribución más equitativa de los recursos (Peixoto, 2004); iv) reducir la vulnerabilidad ante los ciclos económicos (Stodder, 2009); y v) considerar otros factores sociales relacionados con las interacciones económicas (Gómez y Sanz, 2018).


METODOLOGÍA APLICADA PARA EL ANÁLISIS DE LAS MONEDAS SOCIALES


Para identificar qué factores motivan a las personas para participar en las monedas sociales realizamos un trabajo de campo que implica una investigación cualitativa y una investigación cuantitativa. El análisis se centra en seis monedas sociales en España: el Chavico de Granada, el Zoquito de Jerez de la Frontera, La Bellota de Guadalajara, La Turuta de Villanova, La Mora de la Sierra Norte de Madrid y la Mola del Barrio de Hortaleza de Madrid.

El trabajo de campo consta de dos fases (tabla 2):

La primera fase (método Delphi) supuso entrevistar a los representantes de cada una de las monedas participantes y, posteriormente, identificar mediante un proceso de consenso los factores motivantes de sus usuarios. Las entrevistas se realizaron de manera individual y se redactó un informe común con una síntesis de todas las aportaciones. Las preguntas se centraron en analizar los factores que motivan la participación de los usuarios. No obstante, también prestamos atención a otros aspectos como el origen de la experiencia, su estado actual, el tipo de participantes y la interpretación de estos factores motivantes dentro del sistema económico. De este modo pretendimos favorecer la discursividad de la entrevista, contextualizar el análisis y evaluar posibles sesgos en las respuestas. A continuación se realizó un proceso iterativo en el que los participantes reflexionaron sobre sus propias respuestas y sobre las respuestas del resto de participantes con el ánimo de generar un cierto consenso en torno a los factores motivacionales. El método Delphi destaca por su flexibilidad para adaptarse a las condiciones particulares de la investigación. Por el contrario, sus principales limitaciones son la coordinación de los participantes y la dificultad de alcanzar un informe final mediante acuerdo unánime.

La segunda fase pretende valorar y ponderar los factores motivacionales. Para ello evaluamos los datos obtenidos en la anterior fase mediante la realización de encuestas a los usuarios de las monedas sociales. En la encuesta formulamos preguntas cerradas a los encuestados y les ofrecimos escalas de actitud sobre los factores motivacionales, su propia experiencia en las monedas sociales y las posibilidades de estos mecanismos económicos. Con el análisis de estos dos últimos aspectos pretendimos recoger información adicional para justificar y contextualizar los factores motivacionales evaluados. Asimismo, incluimos espacios para realizar comentarios y reflexiones abiertas en cada una de las preguntas. La principal limitación de estas encuestas es que la muestra analizada se obtiene “de facto”; en nuestro caso, el 33% de las personas contactadas accedieron a cumplimentar la encuesta.


Tabla 2. Datos técnicos relacionados con el trabajo de campo

Fase 1: Método Delphi

Número de entrevistas

6

Tipo de entrevista

Entrevista abierta

Desarrollo de las entrevistas

Presencialmente y videoconferencia

Proceso de consenso

Análisis de informe intermedio y final por los entrevistados y propuestas de modificaciones

Fecha de realización

Del 21/09/19 al 15/12/19

Fase 2: Encuesta

Nº de personas usuarias totales

1.160

Nº de usuarios activos

270

Tasa de respuesta

33%

Nº de respuestas recibidas

88

Error muestral (e)

8%

Nivel de confianza (K)

92%

Aplicación utilizada

Google Forms

Fecha de realización

Del 18/12/19 al 25/01/20

Fuente: Elaboración propia.



FACTORES MOTIVACIONALES DE LAS MONEDAS SOCIALES Y SU RELACIÓN CON LAS NECESIDADES VITALES


La realización del método Delphi nos permite identificar 11 motivaciones relevantes. Los representantes de las monedas sociales resaltaron que las motivaciones no son homogéneas entre los usuarios y que la importancia de los diversos factores identificados depende de la visión de cada usuario, existiendo dos tipos de usuarios distintos. De una parte, los usuarios que conciben las monedas sociales como proyectos transformadores de la sociedad. Y, de otra parte, los participantes que entienden estas experiencias como herramientas complementarias para obtener recursos bajo otras premisas como la responsabilidad social y el consumo responsable.

Asimismo, para poder valorar de manera cabal las motivaciones de los usuarios de las monedas sociales no sólo incluimos en nuestro análisis estos 11 factores posmaterialistas sino que añadimos la motivación materialista directa de obtener recursos. El listado completo de factores motivacionales (11 posmaterialistas y uno materialista) es el siguiente: Ecologismo, Activismo, Ideología, Confianza, Reciprocidad, Inclusión en una comunidad, Autorrealización / autoestima, Pluralidad /diversidad, Solidaridad, Libertad, Poder, Obtención de recursos.

La encuesta realizada a los usuarios de las monedas sociales nos permite cuantificar la importancia de estos factores motivacionales (figura 1). Los datos muestran que el aspecto más relevante es el de consumir de manera responsable (ecologismo), seguido del activismo, la ideología y la confianza. Por el contrario, el de menor importancia —entre los aspectos considerados— es la obtención de recursos, seguido de la adquisición de poder y la ganancia de autonomía.


Figura 1. Aspectos motivacionales de las monedas sociales. Evaluación de su importancia por parte de los usuarios (4=muy alta; 0=muy baja)

Fuente: Elaboración propia a partir de INE, Encuesta de Condiciones de Vida.


Conviene valorar, más en detalle, la relevancia y el significado de estos factores motivacionales:

– El ecologismo es una ideología que propone formas de desarrollo equilibradas con la naturaleza (Simonnet, 1980). Las encuestas realizadas revelan que esta es una motivación notable para casi todos los usuarios de monedas, los cuales subrayan la necesidad de dar una segunda vida a los objetos, de consumir de manera responsable, y de consumir productos locales y ecológicos.

– El activismo es “el atributo esencial del sujeto que determina sus capacidades, inclinación, predisposición a la conducta libre, voluntaria, no impuesta e interesada en desarrollar sus propias fuerzas internas” (Jvoschev, 2010, p. 131). Concretamente, algunos usuarios de las monedas sociales consideran que éstas son herramientas transgresoras y subversivas y, por lo tanto, la participación en estas experiencias se considera una forma de activismo.

– La ideología es el “conjunto de creencias colectivas destinada a dirigir el comportamiento práctico” (Villoro, 1999, p. 183). Se trata de un término amplio que puede adherirse a diferentes situaciones relacionadas con una tendencia política o un grupo social. No está relacionada directamente con una justificación racional, sino más bien con la función directiva del comportamiento. Entre los usuarios de las monedas sociales detectamos un amplio espectro de ideologías y valores no siempre compartidos. En cambio, entre los gestores de las monedas sociales sí existen elementos ideológicos compartidos (especialmente el ecologismo y el feminismo). Sin embargo, la diversidad y variedad de experiencias hacen que no se pueda asociar una construcción ideológica determinada a las monedas sociales. Según los responsables entrevistados esta cuestión tiene mucho peso en algunos socios, tal y como corroboraron las entrevistas.

– La confianza es, de acuerdo con el sociólogo Diego Gambetta (2000, p. 217), la valoración subjetiva de una persona sobre la probabilidad de que otra persona realice una acción beneficiosa, o al menos no perjudicial, para los propios intereses y, por lo tanto, se pueda iniciar alguna forma de cooperación. Aunque la confianza es un elemento indispensable para la economía (Montero, Zmerli y Newton, 2008), el sistema económico monetario ha asentado sus bases asegurando los intercambios legal y jurídicamente, sin necesidad de recurrir —exclusivamente— a la confianza entre los usuarios. Asimismo, como señalan (Aglietta y Orléan, 1990), el sistema económico muestra una confianza absoluta en su legitimidad. En cambio, para los representantes de las monedas sociales la confianza adquiere una doble vertiente, una más transcendental y otra más práctica. La primera implica que las monedas sociales sean “espacios de confianza” (son herramientas que surgen para recuperar la confianza devaluada por el progreso de la modernidad). La segunda alude a la confianza que aportan los gestores, ya que son personas conocidas por el conjunto de usuarios.

– Respecto a la reciprocidad, una red recíproca la constituyen una serie de relaciones multidireccionales entre los integrantes de una comunidad, donde se da, pero también se recibe. Dentro de las monedas sociales adquiere una doble vertiente. Por una parte se produce cuando dos personas buscan sus respectivos beneficios propios en un intercambio determinado. Por otra parte, la conciencia de que el intercambio realizado favorece a toda la red es un aspecto que condiciona el desarrollo de las monedas sociales. La reciprocidad implica considerar no sólo el beneficio económico individual, sino también el beneficio colectivo para la red. Para las personas entrevistadas la reciprocidad es un factor fundamental, ya que significa generar un espacio colaborativo entre un grupo de personas.

– El concepto de inclusión puede emplearse como sinónimo de “aceptación” y está relacionado con la oportunidad y la capacidad de participar en una comunidad sin discriminación (Mascareño y Carvajal, 2015). Concretamente, la motivación de participar en una moneda social está relacionada con la identificación con un grupo y con unos valores compartidos (Orzi, 2017). Los propios representantes de las monedas consideran que, por definición, las monedas sociales son herramientas para crear comunidad, contrarrestando la deriva actual de la modernidad hacia el individualismo (que genera desamparo práctico y emocional).

– La autoestima es, según Branden (1993, p. 33), “la experiencia de ser aptos para la vida y para sus requerimientos”. La sociedad actual asocia el éxito a la imagen de una persona con dinero, y el sentido de la vida se liga y condiciona a la acumulación de riqueza (Capdequí, 2005). Como consecuencia, el itinerario social y vital está marcado por una moralidad mercantil, de la cual es difícil escapar, y que genera frustración cuando no se cumplen estos deseos, lo que disminuye la valoración propia e implica la auto-imposición de castigos morales y sociales. Los promotores de las monedas sociales son conscientes de esta problemática y pretenden establecer nuevas vías para dar salida a las habilidades y conocimientos de las personas, no siempre aprovechadas por el mercado laboral. En otros usuarios el concepto de autoestima se asocia más al de autorrealización: los usuarios de monedas sociales se sienten autorrealizados al involucrarse en proyectos que mejoran la sociedad.

– La pluralidad dentro de las monedas sociales persigue aumentar las vías para el progreso material y personal de las personas. Elimina los condicionantes previos para participar y abre la posibilidad de incluir en la comunidad cualquier recurso intercambiable. Se entiende que la diversidad de los participantes enriquece la moneda social en su conjunto, aumenta la variedad de recursos disponibles dentro de la comunidad, y disminuye la identificación con una ideología determinada que pueda desanimar la inclusión de otros participantes (Collom, 2007). Los representantes de las monedas sociales aclararon que, aunque las experiencias están abiertas a todas las personas, debe haber cierta cercanía ideológica. También, el hecho de ser monedas —aunque sean sociales— puede reproducir carencias asociadas al sistema económico monetario, como la falta de espacios para el fomento de la participación de los usuarios, y la falta de habilidades, conocimientos u otros recursos demandados dentro de la comunidad.

– La solidaridad se define “como la posibilidad que tienen los seres humanos de colaborar con los otros y además crear sentimientos de pertenencia” (Páez, 2013, p. 43). Sin embargo, el sistema económico monetario no se rige por los lazos de la solidaridad (Razeto, 1999). En cambio, dentro de las monedas sociales la solidaridad trabaja en dos vertientes: entre los propios usuarios y hacia el exterior de la comunidad. Se comporta de manera parecida a la reciprocidad, pero se diferencia de ésta en que la reciprocidad implica un beneficio propio y de los demás con la acción emprendida. En cambio, con la solidaridad el beneficio de la acción recae en otras personas. El otro ámbito de la solidaridad en las monedas sociales se produce hacia fuera, con la participación en proyectos para la mejora de determinados grupos de personas que están fuera de la comunidad de intercambio. Los entrevistados señalaron que la solidaridad es importante y eso se refleja en las acciones que se realizan de manera desinteresada para el adecuado funcionamiento de la moneda.

– La libertad se asocia a no tener ningún condicionante para desarrollar las acciones individuales, sin considerar posibles consecuencias sobre otros sujetos. De esta forma se puede definir como libertad negativa ya que es la “libertad de todas las restricciones impuestas por la limitación coercitiva de la elección individual” (Bauman, 2016, p. 81).

Debido al uso habitual de la libertad como estandarte del sistema económico monetario, existen numerosos análisis sobre la importancia de este factor en las monedas sociales (Alaminos et al., 2014; Cahn, 2001; Collom, 2007; Peixoto, 2004). Al igual que el poder, la libertad se encuentra de manera latente en muchos aspectos del funcionamiento de las monedas sociales. Las monedas sociales ofrecen a sus usuarios la posibilidad de hacerse menos dependientes del sistema económico (Orzi, 2012). También permiten recuperar el control sobre cómo se desarrolla la economía personal teniendo más margen de maniobra ante posibles situaciones desfavorables. Para los gestores de las monedas sociales la libertad tiene valor simbólico, aunque no condiciona explícitamente el diseño y el funcionamiento de estas experiencias.

– El poder, de acuerdo con Max Weber (1964), es “la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad” (p. 43). El poder dentro de una comunidad se concibe como un deseo conjunto, donde los deseos particulares no prevalecen sobre el conjunto (Villoro, 1999). En este caso el poder ejercido puede ser considerado como contrapoder, donde el grupo se hace fuerte ante la coacción externa aplicada por el sistema económico monetario sobre el devenir particular y grupal. Así, la búsqueda de poder (empoderamiento) en las monedas sociales pretende reducir la vulnerabilidad de los integrantes ante las condiciones externas. También el poder está asociado a la posibilidad de las personas de participar en los grupos responsables del devenir socio-económico de sus comunidades. Por ello, el concepto de poder adquiere importancia dentro de las monedas sociales, ya que intentan introducir nuevas formas de participación para dar protagonismo a las personas y mejorar el sentimiento de relevancia de los actos y las decisiones propias (Orzi, 2017). Los participantes en el método Delphi rebajan la importancia de este aspecto motivacional, aunque indican que estuvo presente en el diseño de la moneda social, así como en la definición de sus objetivos.

– La obtención de recursos, como es lógico, es un objetivo materialista relevante para las personas. Por eso las monedas sociales se construyen como herramientas económicas para satisfacer las necesidades de recursos de sus usuarios (Martellini, 2014). Las dificultades para obtener los bienes y servicios necesarios son, teóricamente, los elementos motivacionales más importantes de estas experiencias. No obstante, como comentan los representantes de las monedas analizadas, esta identificación no se corresponde con su realidad. Aunque varios usuarios emplean las monedas sociales para satisfacer necesidades importantes, la mayoría busca otros objetivos posmaterialistas. Tal es así que las encuestas realizadas a los usuarios revelan que la obtención de recursos es la motivación menos relevante en comparación con los otros factores considerados.

En síntesis, los 12 factores identificados son relevantes, si bien algunos son más relevantes que otros. Si consideramos las monedas sociales como sistemas económicos podemos identificar una serie de factores, materialistas y no materialistas, involucrados con la esfera económica de las personas. El factor materialista de obtención de recursos es el que adquiere menos importancia para los usuarios de las monedas sociales. En cambio, las principales motivaciones están relacionadas con dimensiones ambientales y políticas de la esfera económica, como son el ecologismo, la ideología y el activismo. Es decir, la visión personal como activo de un proceso de transformación es lo más importante para los participantes en estas experiencias.

Asimismo, la reciprocidad, la pluralidad, la confianza, la solidaridad y la inclusión adquieren una importancia relativa menor, si bien son valores perseguidos dentro de una comunidad de intercambio por estar relacionados con la dimensión interrelacional de la economía de las personas.

Por su parte, la libertad, el poder y la autoestima, aunque son relevantes para la justificación teórica de las monedas sociales, no resultan tan relevantes para sus usuarios y se asocian a la dimensión subjetiva de las acciones económicas.

A modo de resumen, la figura 2 compara la intensidad de los factores motivacionales de las monedas sociales, ofreciendo un esquema interpretativo de estos factores dentro de la esfera económica de las personas:

Asimismo, la matriz de necesidades y satisfactores de Max Neef nos aporta un marco analítico adecuado para valorar tanto los factores motivacionales de las monedas sociales como las necesidades vitales que se pretenden cubrir. En nuestro análisis no realizamos una categorización previa de aspectos sociales, sino que extraemos los factores motivacionales a partir del trabajo de campo. Este carácter exploratorio de nuestra investigación nos permite emparejar los factores motivacionales con determinados satisfactores y, consecuentemente, con las correspondientes categorías de necesidades de Max Neef.

Los resultados de esta comparativa muestran que cada uno de los factores motivacionales considerados están integrados en una o varias categorías axiológicas de Max Neef (tabla 3). En concreto, las categorías más representadas son la protección, la participación y la identidad. Lo más remarcable de este ejercicio es que las motivaciones que los propios usuarios identificaron como relevantes están presentes dentro de todas las necesidades asociadas a las personas. De este modo, se puede concluir, considerando las monedas sociales como herramientas económicas, que los aspectos relacionados con las acciones económicas de las personas están presentes en todas las categorías de las necesidades vitales.


Figura 2. Importancia relativa de los factores motivacionales de las monedas sociales

Fuente: Elaboración propia. Los números entre paréntesis muestran la media aritmética de las valoraciones hechas por los encuestados de cada uno de los factores motivacionales. El área de los círculos es proporcional a dichas medias.



Tabla 3. Aspectos motivacionales de las monedas sociales y necesidades de Max Neef

Necesidades según categorías axiológicas de Max Neef

Aspectos considerados en la investigación como motivacionales de monedas sociales

1. Subsistencia

Obtención de recursos, solidaridad

2. Protección

Autonomía (libertad), solidaridad, cooperación, confianza

3. Afecto

Autoestima, solidaridad, confianza

4. Entendimiento

Ideología

5. Participación

Solidaridad, inclusión en una comunidad, poder, cooperación

6. Ocio

Inclusión en una comunidad

7. Creación

Autonomía (libertad), autorrealización

8. Identidad

Inclusión en una comunidad, autoestima, activismo, ideología, reciprocidad, pluralidad/diversidad

9. Libertad

Libertad, autoestima, pluralidad/diversidad

Fuente: Elaboración propia.


MONEDAS SOCIALES COMO RESPUESTA A LAS CARENCIAS S OCIALES DEL SISTEMA ECONÓMICO MONETARIO


Según el experto en monedas sociales August Corrons (2017), para analizar el sistema económico se debe utilizar un enfoque complejo: el sistema debe considerarse como una red de interrelaciones y flujos de energía inseparables, lo que dificulta su descomposición en partes. Equivalentemente, para analizar las monedas sociales como sistemas alternativos al económico deben adoptarse varios focos de estudio. Y, por consiguiente, para resolver el tercer interrogante planteado en este artículo realizamos un trabajo deductivo con dos premisas y una conclusión:

– Premisa mayor: las monedas sociales surgen para revertir los aspectos negativos del sistema económico formal.

– Premisa menor: los factores posmaterialistas son incentivos primarios a la hora de iniciar una moneda social.

– Conclusión: los factores motivacionales posmaterialistas que persiguen los usuarios de las monedas sociales se identifican como soluciones a los fallos del sistema económico monetario.

La premisa mayor se constata mediante el método Delphi y las encuestas. Según los representantes de las monedas sociales, las monedas sociales pretenden revertir las deficiencias producidas por el sistema monetario formal. Los encuestados también confirman esta relación: el 89,3% está de acuerdo con esta afirmación.

Respecto a la premisa menor, varios estudios sobre monedas sociales revisados en esta investigación subrayan la importancia de las motivaciones posmaterialistas (Caldwell, 2000; Orzi, 2012; Smith y Lewis, 2016; Bove, 2017; Corrons, 2018). En esa misma línea, los entrevistados y los encuestados en nuestra investigación coincidieron en subrayar que los factores posmaterialistas son más importantes que el factor materialista de la obtención de recursos.

También hemos analizado los factores motivacionales de las monedas sociales dentro del sistema económico formal. Para ello, preguntamos directamente en la encuesta a los usuarios por la importancia que aplica el sistema económico monetario —según su opinión— a estos factores en su diseño y funcionamiento, lo que permite apoyar la conclusión del silogismo planteado (el sistema económico monetario no considera en su diseño y funcionamiento los factores no materialistas con la intensidad que demandan las personas). Como se observa en la figura 3, los usuarios de las diferentes monedas sociales consideran que en el sistema económico formal no se tienen en cuenta factores como el consumo responsable, el empoderamiento, la reciprocidad y la solidaridad. El único elemento que tiene una elevada importancia es la obtención de recursos.

Si se comparan estos resultados con los factores motivacionales de las monedas sociales se observa que existe una relación antagónica (figura 4). Mientras que la obtención de recursos no se considera una motivación importante para las monedas sociales, sí se valora como relevante para el sistema económico formal. Por el contrario, al resto de aspectos motivacionales que son relevantes en las monedas sociales se les concede una importancia menor en el sistema monetario.

En todo caso debe tenerse en cuenta que el razonamiento deductivo tiene una serie de limitaciones que dificultan la proclamación de conclusiones robustas. Para llegar a conclusiones válidas tendríamos que partir de premisas totalmente verificables. En definitiva, el razonamiento deductivo puede “organizar lo que ya se conoce y señalar nuevas relaciones conforme pasa de lo general a lo específico, pero sin que llegue a constituir una fuente de verdades nuevas” (Dávila, 2006, p. 185). Teniendo en cuenta estas limitaciones, la conclusión aquí propuesta (el sistema económico monetario no considera los factores posmaterialistas con la intensidad demandada en su diseño y funcionamiento) no es verificable, si bien sí constituye una hipótesis relevante para contrastar en futuras investigaciones.


Figura 3. Importancia que aplica el sistema económico a factores sociales para su diseño y desarrollo (4= muy alta; 0= muy baja)

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta realizada.


Figura 4. Comparativa entre factores motivacionales de monedas sociales y su presencia en el diseño y funcionamiento del sistema económico (4=muy alta; 0=muy baja)

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta realizada.




CONCLUSIONES


El sistema económico monetario se utiliza de forma global para gestionar la actividad comercial y financiera. Su herramienta principal es el dinero, que desempeña una serie de funciones “clásicas”, como son constituir un medio para realizar los intercambios, ser un patrón para valorar los recursos y ser un medio para almacenar el poder adquisitivo. A estas funciones se le añaden otras de carácter “técnico”, como son la de adquirir recursos mediante promesas de pago y la de constituir una mercancía en sí misma que intercambiar entre países. A su vez, el dinero ha adquirido funciones simbólicas y sociales, como su uso para satisfacer la obligación de pagar tributos, la búsqueda de su acumulación para alcanzar el reconocimiento social, y su condicionamiento social directo al utilizarse entre personas cuyos intereses no son meramente materialistas. El problema radica en que el sistema económico moderno influye en la satisfacción de varias necesidades de las personas, pero sin garantizar su cobertura.

Ante este desajuste entre el sistema económico monetario y las necesidades de las personas surgen herramientas económicas alternativas como las “monedas sociales”. Estas monedas se desarrollan dentro de una comunidad, favoreciendo los intercambios que no tienen cabida dentro del sistema económico formal y facilitando la satisfacción de necesidades vitales. Además, persiguen experimentar nuevas formas de acción colectivas, fomentar el desarrollo local, propiciar una distribución más equitativa de los recursos, reducir la vulnerabilidad ante los ciclos económicos adversos y considerar otros factores en las interacciones económicas como la confianza, la solidaridad y la reciprocidad.

El objetivo principal de este artículo es identificar los factores motivacionales —tanto materialistas como posmaterialistas— que animan a las personas a participar en las monedas sociales. Para ello realizamos un trabajo de campo con seis monedas sociales en España: el Chavico de Granada, el Zoquito de Jerez de la Frontera, La Bellota de Guadalajara, La Turuta de Villanova, La Mora de la Sierra Norte de Madrid y la Mola del Barrio de Hortaleza de Madrid.

Este trabajo ha consistido tanto en una investigación cualitativa como en una investigación cuantitativa: en primer lugar, entrevistamos a los representantes de cada una de las monedas usando el método Delphi, lo que nos permite identificar las principales motivaciones de los participantes en este tipo de experiencias. Y, en segundo lugar, valoramos dichas motivaciones mediante una encuesta cumplimentada por una muestra representativa de los usuarios de las seis monedas sociales. Una vez elaborada esta información, evaluamos los factores motivacionales como satisfactores de necesidades según el cuadro de referencia establecido por Max-Neef, y analizamos su presencia en el diseño y en el funcionamiento del sistema económico monetario mediante el método deductivo.

Cuatro son los principales hallazgos de esta investigación:

1. Los principales aspectos que motivan la participación en monedas sociales tienen carácter posmaterialista, como son (por orden de importancia): el ecologismo, el activismo, la ideología, la confianza, la reciprocidad, la inclusión en una comunidad, la autoestima, la pluralidad, la solidaridad, la libertad y el poder. En cambio, el aspecto materialista de obtener recursos es precisamente el menos valorado por los usuarios de las monedas sociales.

2. La representación de cada uno de estos factores motivacionales dentro de las categorías de Max Neef muestra que las necesidades de las personas están condicionadas, en mayor o menor medida, por las acciones económicas emprendidas. Es decir, las acciones económicas están motivadas por aspectos materialistas y posmaterialistas que influyen en la satisfacción de las necesidades vitales.

3. El sistema económico no tiene suficientemente en cuenta una serie de factores posmaterialistas relacionados con las dimensiones ambiental, política, social y filosófica de la economía.

4. Dado que dichos factores posmaterialistas influyen en la satisfacción de las necesidades de las personas, las monedas sociales tratan de recuperarlos por medio de experiencias económicas alternativas.

El presente artículo estudia los fenómenos económicos considerando el comportamiento económico de las personas y enmarcándolo dentro de las relaciones sociales, como corresponde a la Sociología Económica. Este enfoque de investigación aporta una crítica constructiva al sistema económico monetario por su falta de atención a los factores posmaterialistas que están involucrados en las acciones económicas de las personas. Y, además, pone en valor la contribución de las monedas sociales como herramientas que contribuyen a satisfacer las necesidades vitales.

Debe tenerse en cuenta que la metodología utilizada en esta investigación no está exenta de limitaciones. Tres importantes son: i) la dificultad de generalizar los resultados debido a la diversidad de monedas sociales existentes y a las especificidades de las sociedades en las que surgen estas experiencias; ii) el sesgo ideológico asociado a la elección del tema de investigación; y iii) el proceso deductivo utilizado para alcanzar algunas de las conclusiones.

En última instancia, el diseño (y la reforma) del sistema económico debe contemplar la satisfacción de las necesidades vitales de las personas. Las monedas sociales españolas analizadas en la presente investigación —así como muchas otras experiencias económicas alternativas que operan en muchos otros países— se encuentran lejos de convertirse a corto plazo en alternativas reales al sistema económico monetario. No obstante, estas monedas son capaces de satisfacer —aunque sea parcialmente— algunos de los factores posmaterialistas que preocupan a sus usuarios. Y, además, a nivel científico estas experiencias económicas alternativas constituyen un campo de estudio relevante —y poco analizado hasta la fecha— sobre los factores que motivan las acciones económicas de las personas y sobre las necesidades socio-económicas insatisfechas.


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