Reseñas de libros e informes / Books and Reports Reviews

DOI: 10.22325/fes/res.2025.274

Josep Picó: Roma. Imatges de la memòria. Editorial Afers Memòria de Cambridge. Editorial Afers París. Memòria i cultura. Editorial Afers


Miguel Ángel García Calavia ORCID

Universitat de València, España miguel.A.Garcia@uv.es. Email

Juan Pecourt Gracia ORCID

Universitat de València, España juan.Pecourt@uv.es. Email

Revista Española de Sociología (RES), Vol. 34 Núm. 3 (Julio - Septiembre, 2025), a274. pp. 1-6. ISSN: 1578-2824






En septiembre de 2024, aparecía Paris. Memòria i cultura. Con su publicación, Josep Picó completaba una trilogía de libros en los que relata sus vivencias en ciudades que han sido epicentro de la actividad cultural europea: Roma, Cambridge y París. También, en su formación y trayectoria intelectual. Así pues, se trata de unas memorias, pero unas memorias singulares porque no pretenden (re)construir una autobiografía intelectual sino momentos de vida en ciudades que habita y en instituciones académicas en las que participa observando lo que pasa y quiere centrar la atención. A este respecto, tienen un enorme interés para el mundo académico, pero también para todo aquel que esté atraído por la cultura y la historia que ha tenido lugar en esas ciudades y en los países a los que pertenecen.

Josep Picó ha sido catedrático de Sociología de la Universitat de València, Life Member del Clare Hall de Cambridge e investigador en la École des Hautes Études en Sciences Socials (EHESS). Fue director de la Institució Valenciana d’Estudis i Investigació (IVEI) entre 1980 y 1995, un centro que llevó a cabo numerosas iniciativas relacionadas con la investigación en distintos ámbitos del conocimiento y el mundo editorial, acercando al País Valenciano (y España) obras de referencia de otros países europeos. Forma parte de las primeras generaciones de sociólogos que se formaron en el extranjero, trayendo consigo una nueva forma de leer la sociedad (la sociología) basada en la aplicación del método científico y el cuestionamiento de los argumentos de autoridad.

Roma es una de las ciudades europeas más dinámicas a finales de los sesenta, cuando Josep Picó se traslada a estudiar sociología a la Universidad Gregoriana, una de las pocas universidades que impartía estos estudios. Dos décadas después de la derrota del fascismo, Roma bullía social, política y culturalmente. Una muestra de esa ebullición social será la huelga en la FATME, prototipo de la extraordinaria actividad huelguística en Italia durante 1967, sobre la que Josep Picó redactará su tesina de licenciatura y que evidenciaba nuevas formas de organización obrera. Una oportunidad que aprovecha para poner de manifiesto el desarrollo de la sociología italiana.

Otras muestras de esa ebullición, en este caso política, serán la actividad parlamentaria descubierta y, especialmente, la actividad de los sindicatos con una presencia pública permanente. Las experiencias universitarias en Roma encuentran correspondencia en su primera etapa investigadora que se centrará, por un lado, en el empresariado, y por otro, en el sindicalismo. De la primera línea dejara constancia en Empresario e industrialización; de la segunda en Los sindicatos en el País Valenciano (1975-1981), escrito junto a Pere Beneyto.

Cambridge es una ciudad cuya vida se articula en torno a su universidad, una de las principales referencias de la cultura académica británica. En este sentido, su actividad irradia un magnetismo que ha atraído a científicos y profesores de todas las áreas de conocimiento. Entre otros a Josep Pico, quien en 1984 quiso profundizar sobre el Estado del Bienestar, una temática todavía poco tratada en una España apenas salida de la dictadura, pero con un largo recorrido en Gran Bretaña. Una vez instalado en la ciudad, el autor descubre una vida académica singular, donde tienen un gran protagonismo los colleges y sus rituales específicos (cenas, recepciones, inauguraciones, etc.). También, la realidad universitaria de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas (SPS) y las conversaciones distendidas del profesorado en el pub histórico The Eagle.

Un testimonio que se extiende a otras universidades y a las ciudades que las acogen (Londres y Oxford). Con ello, describe un panorama de la vida académica británica desde el momento que llegó el thatcherismo al poder hasta la Gran Bretaña pre-Brexit. Un largo período del que relata también la rivalidad existente en la ocupación de los puestos de trabajo, especialmente, en los relativos a las cátedras; entre otros casos, la pugna en Cambridge entre, primero, Anthony Giddens y Geoff Hawthorn y, luego, entre Ulrich Beck, Richard Sennett y Peter Wagner. Las experiencias en este ambiente académico contribuirán a la redacción de Teorías sobre el Estado del Bienestar o Cultura y modernidad: seducciones y desengaños de la cultura moderna.

París es considerada una de las ciudades neurálgicas de la modernidad europea. Durante los dos últimos siglos, ha registrado intensos debates ideológicos que encuentran traducción en todos los ámbitos de la realidad social: desde el urbanístico (Haussmann) al académico (las controversias en la Escuela de Altos Estudios sociales) pasando por el político (la singularidad del liberalismo francés). Nada extraño teniendo en cuenta que ha experimentado algunos de los conflictos sociales más significativos de ese periodo. Las vivencias de Josep Picó en Paris están vinculadas al desarrollo y promoción de diversos proyectos de investigación, uno de los más relevantes fue sobre el origen y papel social de los intelectuales. Uno de sus resultados se encuentra recogido en Los intelectuales nunca mueren.

A diferencia del contenido del libro dedicado a Cambridge, donde sus vivencias académicas acaparan la atención del autor, en el caso del libro dedicado a Paris, destacan las vivencias extra-académicas. Aun así, relata anécdotas académicas significativas, como la que describe con respecto a una de sus visitas al EHESS acompañado por Maurice Aymard. En un momento dado, el profesor francés le comenta: “aquí hay que estar vigilantes, porque a veces hay fuego cruzado”. Resulta que a un lado estaba el despacho de Raymond Boudon, representante del individualismo metodológico, y al otro, el de Pierre Bourdieu, representante de la corriente estructuralista. Una muestra de la controversia, a veces encarnizada, que acompaña la construcción del saber científico.

Unas ciudades que recorre desde la periferia al centro, especialmente Roma, para conocer (y dar a conocer); su realidad urbana es uno de los ejes transversales de sus memorias. La experiencia académica e intelectual en las universidades sitas en esas ciudades constituye otro de los ejes, sobre todo en el libro dedicado a Cambridge. El mundo cultural sería el último eje que articula sus tres libros de memorias. Y no solo las ideas y valores que se respiran, las costumbres; también las bibliotecas universitarias, las editoriales, las librerías, y en definitiva, los libros. Todo ello como momentos de vida de un académico en esas tres ciudades.


La fascinación por los centros culturales europeos

La modernidad ha producido dos tipos opuestos de exploradores de la realidad ambiental. Por un lado, el caminante que se introduce en bosques oscuros y montañas alejadas (Goethe, Thoreau, D.H Lawrence) y que se extasía con el paisaje y la belleza natural: el prototipo de la tradición romántica. Por otro lado, el flâneur urbano (Baudelaire, Benjamin, Walser) que se pierde en las calles y avenidas de las grandes ciudades, mientras observa la fragmentación y el carácter efímero de la vida moderna. Una de las características que recorren los tres libros de memorias de Josep Picó es la centralidad que tiene el paseo urbano en tanto que actividad que permite observar la realidad social y política. En este sentido, el autor pasea por tres de las grandes ciudades de la modernidad europea y describe tanto la estructuración de su vida cotidiana (a través de equipamientos diversos, entre otros, urbanos o culturales) como algunos procesos de cambio acontecidos (derivados de protestas sociales y políticas) y su impacto social.

En el caso de Roma, la Roma contemporánea convive con la Roma enterrada (la modernidad y la antigüedad), la Roma burocrática con la Roma eclesiástica, y el caminante desentraña las distintas capas que configuran una ciudad poliédrica que parece suspendida en el tiempo, pero aún así en constante transformación. Descubre Roma durante la conflictividad social de los años sesenta (1968-1971), con la ciudad invadida por huelgas estudiantiles y obreras, y se sumerge en ellas, entendiéndolas como síntomas del capitalismo y la propia lógica de la modernidad.

Años después, llega a Cambridge en un momento de gran conflictividad social en el Reino Unido (1984), cuando Margaret Thatcher se encuentra en plena guerra con los sindicatos cuyo poder quiere socavar cuando no destruir. Detrás del lema conservador “Who governs Britain?” se esconde el proyecto de un nuevo modelo social basado en la minimización del Estado y la primacía del mercado como organizador y gestor de las relaciones sociales. Picó observa estos acontecimientos desde la tranquilidad que proporciona la ciudad de Cambridge, alejado esta vez de la conflictividad urbana.

Frente a los paseos romanos en los que observaba las desigualdades urbanas y los conflictos de clase, los paseos de Cambridge son paseos lúdicos, después de pasar horas en la biblioteca. Pasa una y otra vez por los barrios y colleges por los que también pasaron Newton, Erasmo, Russell, Wittgenstein, Woolf o Maynard Keynes. Su relato se completa con el de su vida en el Clare Hall College, un ejemplo de nuevo college creado bajo los ideales del town planning de los años 1970s, ideales de democratización arquitectónica que luego serán arrasados por las políticas neoliberales de Thatcher. A pesar del ambiente descrito, el autor no vive en una burbuja aislada: los programas televisivos y las conversaciones en los comedores de los colleges recuerdan constantemente la conflictividad de los tiempos.

Los paseos por París merecen párrafos aparte. Picó se inscribe conscientemente en la tradición de los paseantes urbanos, los flâneurs parisinos que observan la vida urbana, desde una posición que no es pura ociosidad ni pleno ajetreo cotidiano. La ciudad y sus habitantes son una realidad que el paseante trata de comprender. Desde el centro de operaciones del Colegio de España, observa los distintos distritos de la ciudad, centrándose sobre todo en los grandes centros culturales (el barrio de Saint-Germain-des-Prés, el Collège de France, la École Normale Supérieure, la École de Hautes Études en Sciences Sociales). El París que le interesa a Josep Picó es el París irradiador de la gran cultura europea, desde el París prerrevolucionario que paseaba Rousseau, al París de 1848 y Napoleón III que mapean con precisión Baudelaire, Balzac, Flaubert, y tantos otros.

De todas formas, Picó aparece en estas memorias como un flâneur consciente de las contradicciones de esta práctica en la modernidad avanzada. En una ciudad invadida por el turismo de masas, es difícil vagar por los barrios bohemios y los pasajes comerciales como en la época del Tercer Imperio. La hiper-comercialización y la masificación turística expulsan al flâneur de su ámbito natural e imponen una profunda transformación. En la lógica hiperreal de la modernidad avanzada, las distinciones entre el turista y el flaneur son frágiles. Josep Picó se mantiene fiel a la tradición de las vanguardias europeas -aunque sea utilizando el RER y el sistema de metro- y se vale de la visión haussmanniana para entender el poso histórico de la ciudad y su influencia cultural.


Los referentes intelectuales

La sociología es el resultado de un proceso de especialización en el ámbito de la filosofía y el pensamiento social. Desde hace más de medio siglo, el desarrollo de la sociología ha traído consigo la aparición de perfiles investigadores especializados en ámbitos de la realidad social que trabajan de espaldas a las aportaciones que se están produciendo en otras áreas de conocimiento. Josep Picó no entiende el trabajo sociológico de esta forma: para él, la sociología es inseparable de un contexto intelectual más amplio que enriquece su objeto. A este respecto, las memorias recrean esta actitud en su práctica sociológica. En este contexto, el pensamiento de Comte le reclama una cierta atención. Comte representa el momento de la autonomización de la sociología, de la construcción de una mirada y un método de análisis de los fenómenos sociales con la pretensión de que sirviera para fundamentar un orden social. El proyecto de Comte trata de entender la sociología como una síntesis y culminación de las diferentes ciencias.

Si las memorias muestran los espacios urbanos que han sido importantes en la educación sentimental del autor y en su trayectoria académica, también permiten identificar los pensadores e intelectuales que han actuado como referentes. En el caso de Josep Picó, existen sociólogos, pero también moralistas, filósofos, escritores y artistas que muestran una especial relevancia a lo largo de su obra. La educación sentimental de Picó aparece como un intento de superar los límites reaccionarios de la España franquista, e incorporarse a la gran tradición intelectual europea. Las tres ciudades (Roma, Cambridge, París) acogen alguna de las corrientes intelectuales más significativas de las que Josep Picó se ha nutrido para ejercer su labor intelectual y académica.

Uno de los primeros contactos con la tradición de pensamiento europea es el pensamiento italiano. Josep Picó da importancia a dos de los intelectuales más influyentes en el siglo XX: Benedetto Croce y Antonio Gramsci. Ambos están delineados con precisión en sus memorias y son responsables de la definición de dos grandes espacios ideológicos (liberalismo y marxismo) centrales en el posterior desarrollo de la acción política italiana. Alrededor de estas dos grandes figuras orbitan buena parte de los intelectuales del tercer cuarto del siglo XX en el que se dan también los primeros pasos de la institucionalización de la sociología moderna de Italia, con impulsores como Franco Ferraroti. Además, resalta la incidencia de escritores y artistas. Se dedican páginas a los cuentos de Moravia, las novelas de Pavese, Sciascia o Pasolini. También, al cine de Fellini, Antonioni, Visconti, Rosellini, y muchos más. Tanto la producción literaria como la cinematográfica constituía una crítica de la realidad social (el neo- realismo) que deslumbraba la mirada de quien había vivido en un ambiente cultural asfixiante y coercitivo como el de España. En general, muestra un especial interés por los intelectuales heterodoxos de la izquierda como Pasolini y Bobbio.

En los años 1980s, las estancias en Cambridge le permiten tomar contacto con el mundo intelectual británico, muy diferente del italiano. En el caso británico, asentada la etapa formativa, se centra en el utilitarismo británico que nace con Jeremy Bentham y continua después de forma más matizada con John Stuart Mill y Henry Sidwick, un autor por el que muestra especial interés. A diferencia de Italia, aquí sí destaca la importancia del pensamiento sociológico. La London School of Economics (LSE) es el centro de referencia de las ciencias sociales y núcleo ideológico de la socialdemocracia y la tradición fabiana británica, por la que el autor muestra un gran interés.

Tradicionalmente, las ciencias sociales habían ocupado un lugar secundario en Cambridge respecto al LSE. Esta situación se revertirá, en cierta medida, con la ocupación de la cátedra de sociología de la universidad de Cambridge por Anthony Giddens y su consolidación como referencia de la sociología británica. En esos años, tiene lugar la llegada de Josep Picó a Cambridge. Los diálogos que establece con algunos de sus sociólogos (Giddens, Thompson, Held) son fundamentales para entender sus trabajos sobre el Estado del Bienestar, la postmodernidad o la sociología de la cultura. El autor dedica un capítulo a la sociología teórica de Giddens y otro a la sociología de la cultura de Raymond Williams. Son los dos únicos sociólogos contemporáneos que se abordan de forma detallada en los tres volúmenes.

Resulta imposible escapar a la influencia de París en el desarrollo de las ciencias sociales en la segunda mitad del siglo XX. Allí se produjo una explosión de creatividad intelectual (Sartre, De Beauvoir, Lévi-Strauss, Foucault, Bourdieu) que atrajo a investigadores e investigadoras de todo el mundo. Josep Picó también fue seducido por el pensamiento crítico que se estaba desarrollando en la ciudad. Sus memorias muestran una asimilación personalizada y original de la cultura parisina. Un capítulo del volumen de París se titula significativamente “La primera sociología: la novela”. Por sus páginas desfilan los nombres de Víctor Hugo, Balzac, Baudelaire o Proust, cuyas narraciones se convierten en referencias básicas para entender el París de sus respectivas épocas. Más allá de su valor estético, la literatura se convierte en instrumento de gran utilidad para entender la realidad social. En el ámbito sociológico, y a diferencia de lo que sucede en Cambridge, obvia a los referentes contemporáneos y centra su interés en dos sociólogos fundacionales: Comte y Durkheim, que realizaron una gran labor de síntesis en el ámbito de las ciencias sociales y lanzaron la sociología como forma autónoma de conocimiento. También dedica un espacio importante al análisis del origen del liberalismo francés, que contrasta en gran medida con el liberalismo anglosajón estudiado en Cambridge.


La defensa de los libros

Los tres volúmenes de las memorias pueden leerse también como una defensa y una reivindicación del libro. Más allá de los monumentos y las universidades, en las ciudades rememoradas ocupan un lugar central las bibliotecas y las librerías. Desde las incursiones estudiantiles en las librerías romanas, donde se establecen los pilares de su biblioteca personal, hasta las compras más especializadas realizadas posteriormente en Cambridge (Heffer’s) o París (Gallimard). Las librerías son espacios de descubrimiento inesperado (serendipity) y de renovación intelectual. Ya en el siglo XXI, Amazon asumirá un cierto protagonismo, pero sin desbancar la importancia de los espacios físicos dedicados a la exposición organizada de libros. Asimismo, las bibliotecas se constituyen en un ámbito fundamental de su formación intelectual y, más tarde, de su tarea investigadora. La Cambridge Library, la Bibliothèque Nationale de France o la Biblioteca Gramsci, entre otras, aparecen como espacios simbólicos que contiene la sabiduría de la civilización europea, y que proporcionan las condiciones idóneas para desarrollar proyectos de investigación ambiciosos. El carácter ritual del trabajo en la biblioteca se muestra en diferentes partes de las memorias, y cualquier cambio administrativo o tecnológico tiene consecuencias en la propia organización del trabajo científico (en este sentido, son interesantes los pasajes sobre la informatización de la Cambridge Library). Aunque se realizan incursiones en otras formas de producción cultural e intelectual, como el cine, la pintura o la música, el libro (y todo el universo de editoriales, editores, colecciones y publicaciones que lo rodea) se muestra como el espacio privilegiado del intelecto. Esta reivindicación, aparentemente banal, es muy relevante en un mundo científico donde el libro ha sido desplazado por el paper como instrumento básico de conocimiento.