RESUMEN

Este artículo analiza a través de datos de encuesta cuáles son los posibles factores, variables y contextos que explicarían los distintos sentimientos hacia la política que ha habido en el País Vasco en los últimos veinticinco años, desde 1995 hasta 2019. Se hace, para ello, una reflexión teórico-práctica sobre las distintas estrategias investigadoras que han sido utilizadas para abordar la cuestión afectiva en el mundo político, comparando aquellos estudios centrados en analizar emociones mediante constructos como la polarización afectiva, frente a otros estudios centrados en analizar sentimientos mediante preguntas específicas. En primer lugar, este trabajo estudia emociones políticas como la polarización afectiva en Euskadi y, a continuación, analiza hasta qué punto esta polarización afectiva sirve para explicar, junto con otras variables, los distintos sentimientos hacia la política. Utilizando tres modelos de regresión logística, se analizan tres tipos de sentimientos y se observa cómo el efecto de la polarización afectiva en el País Vasco tiende a explicar mejor los sentimientos positivos que los negativos. Asimismo, se observa cómo los diferentes tipos de sentimientos han evolucionado desde posturas más bien positivas de entusiasmo, compromiso e interés hacia una posición actual en la que han crecido significativamente los sentimientos negativos de desconfianza e irritación.

Palabras clave: emociones, sentimientos, polarización afectiva, País Vasco, orientaciones políticas.

ABSTRACT

This article analyzes, with survey data, which are the possible factors, variables and contexts that explain the different feelings about politics that can be found in Basque Country during the last 25 years (1995-‍2019). To this aim, a theoretical and practical reflection is offered on the different research strategies used to study the affective aspects in the political world, by comparing studies focused on the analysis of emotions through constructs such as affective polarization with other studies that analyze emotions based on specific questions. First of all, this article examines political emotions such as affective polarization in the Basque Country and, subsequently, it studies the extent to which affective polarization, together with other explanatory variables, affects different sentiments towards politics. Three logistic regression models are used to analyze three types of sentiments; the results show how the effect of affective polarization tends to explain better positive sentiments than negative ones in the Basque Country. Moreover, it is found that sentiments have evolved from mainly positive position of commitment, interest and enthusiasm to the current one dominated by negative feelings of distrust and irritation.

Keywords: emotions, feelings, affective polarization, Basque Country, political orientations.

Cómo citar este artículo / Citation: Moreno, C. y Bartolomé, E. (2022). Sentimientos hacia la política en el País Vasco (1995-‍2019). Variables explicativas, el efecto de la polarización afectiva y la importancia del contexto. Revista Española de Ciencia Política, 58, 141-‍173. Doi: https://doi.org/10.21308/recp.58.05

SUMARIO
  1. RESUMEN
  2. ABSTRACT
  3. EL CARÁCTER ESCURRIDIZO DE LO AFECTIVO
  4. SENTIMIENTOS/EMOCIONES EN EL PAÍS VASCO
  5. LA PARADOJA DE LA POLARIZACIÓN. HIPÓTESIS
  6. DATOS Y OPERACIONALIZACIÓN
  7. RESULTADOS
  8. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
  9. Referencias
  10. ANEXO 1
  11. ANEXO 2
  12. ANEXO 3

EL CARÁCTER ESCURRIDIZO DE LO AFECTIVO[Subir]

En los últimos años se han producido numerosos trabajos teóricos y empíricos que reivindican la importancia de la dimensión afectiva a la hora de estudiar fenómenos políticos; de hecho, este aluvión de publicaciones ha provocado la aparición de una etiqueta, el llamado giro afectivo, que da testimonio de su relevancia (‍Clough y Halley, 2007; ‍Gregg y Seigworth, 2010; ‍Gioscia y Wences, 2017). Las causas de este giro afectivo son básicamente dos. Por un lado, está el reconocimiento de que la racionalidad como forma de aproximarse a la comprensión del mundo tiene limitaciones y no pocos sesgos, entre otras cosas su olvido consciente a la hora de valorar el peso de las emociones en el ámbito de las decisiones y preferencias políticas (‍Nussbaum, 2013). Por otro lado, está la afirmación cada vez más extendida que señala cómo las sociedades modernas están sufriendo un proceso creciente de polarización, en términos materiales y simbólicos, dado que los intercambios económicos de redistribución y las interrelaciones deliberativas de los individuos se están debilitando, dando lugar a la creación de nichos tribales (‍Greene, 2013) donde los vínculos de los miembros de cada subgrupo se establecen en términos de fuerte emocionalidad. Si el primer argumento apela a un cambio epistemológico, el segundo alude a una situación fáctica. La duda está en saber hasta qué punto ambos fenómenos se retroalimentan (‍Hübscher et al., 2020).

En el campo de la teoría política, las posiciones en torno a este giro afectivo son muy variadas. Encontramos autores que valoran la importancia de analizar los «regímenes emocionales» (‍Reddy, 2001) de cada contexto histórico para entender mejor las prácticas sociales y los comportamientos políticos, al estilo propuesto —por cierto, con hipótesis similares y conclusiones opuestas— por Sloterdijk (‍2006) y Mishra (‍2011) cuando analizan el fenómeno de la «ira política» en las sociedades modernas. Por contra, otros trabajos destacan los problemas normativos que produce una excesiva lectura sentimental de la acción política en la que se olvida que las emociones «no ofrecen por sí mismas ninguna respuesta moral sobre lo que es correcto ni indicaciones claras sobre el modo en que han de resolverse los conflictos de valor» (‍Arias, 2017: 316). Finalmente, otros autores señalan la importancia de reequilibrar, en lugar de contraponer de forma dicotómica, los aspectos cognitivos y afectivos de las acciones políticas dada la relación «simbiótica» (‍Maiz, 2010: 16) y complementaria (‍Cossarini y García Alonso, 2015: 310) entre ambas dimensiones, la razón y los sentimientos; aunque dicha relación no está exenta de problemas y de encuentros contradictorios (‍Moreno, 2019).

El trabajo que sigue a continuación, centrado en el estudio de los sentimientos hacia la política en la opinión pública del País Vasco desde 1995 hasta 2019, apuesta por esta tercera solución. Previamente, no obstante, es importante señalar dos precauciones. Primero, es necesaria cierta clarificación conceptual entre los distintos términos que se emplean para hablar del mundo afectivo. Pasiones, sentimientos, emociones… son términos que se emplean como equivalentes, pero remiten a fenómenos distintos. Aunque se han empezado a hacer algunas precisiones al respecto (‍Dixon, 2003), todavía existe cierta borrosidad a la hora de establecer una frontera clara entre las emociones y los sentimientos. Segundo, cuando se comparan emociones y sentimientos, existe la tendencia a minusvalorar a los primeros con el argumento de que los sentimientos, en la medida que son el resultado de la evaluación de emociones instintivas que sentimos ante ciertos fenómenos, ajustan mejor nuestro juicio político (‍Carlson y Hatfield, 1992; ‍Damasio, 2000). Con esta afirmación se corre el riesgo de arrinconar el mundo emocional en los procesos de reconstrucción cognitiva que hacemos a través de la razón, incluso llegando a invalidar como negativas o inexistentes las manifestaciones afectivas que no pasan por el filtro de la cognición (‍Jaggar, 1989; ‍Ahmed, 2004: 26). Creemos que este riesgo hay que evitarlo y, por tanto, este trabajo va a distinguir entre aquellas respuestas afectivas que los individuos filtran a través de la cognición (por ejemplo, las respuestas en las que los individuos expresan cuál es el sentimiento que les inspira la política) y las respuestas afectivas en las que los individuos expresan la intensidad emocional que tiene hacia ciertos estímulos políticos. Es más, como señalan algunos trabajos (‍Abramowitz y Stone, 2006; ‍Wagner, 2021), estas variables que miden emociones pueden servir para explicar determinados sentimientos. Limitar el estudio de los afectos al análisis de los sentimientos dejaría fuera un aspecto crucial como las emociones, que suelen ser poco consideradas desde las perspectivas cognitivas dominantes.

En el campo de los estudios políticos empíricos, el análisis de los sentimientos y las emociones se ha abierto a un abanico amplio de posibilidades. Básicamente, existen dos grandes grupos de investigaciones. Por un lado, estudios que se centran en analizar determinados sentimientos como el miedo, la ira, el entusiasmo, el cinismo, la apatía, la indiferencia o la desafección (‍Ekman y Friesen, 1971; ‍Montero et al., 1998; ‍Ekman, 1999; ‍Marcus y MacKuen, 1993; ‍Marcus et al., 2006, ‍2017; ‍Stroud et al., 2011; ‍Galais, 2012; ‍Brader y Marcus, 2013; ‍Leonisio y Lopez, 2017; ‍Stewart, 2013; ‍Gervasi, 2018; ‍Jaráiz et al., 2020; ‍Megías, 2020). Por otro lado, estudios que analizan la dimensión afectiva a través de constructos o indicadores, el más conocido de los cuales es el índice de polarización afectiva (‍Iyergar et.al., 2012; ‍Lelkes, 2016; ‍Ward y Travis, 2019; ‍Reiljan, 2020; ‍Hernández et al., 2020; ‍Wagner, 2021; ‍Torcal y Comellas, 2022). En el primer grupo de estudios, las respuestas de los individuos se analizan en función de cuáles son sus opiniones hacia determinados sentimientos referidos explícitamente en los cuestionarios: el objetivo es medir la reconstrucción cognitiva mediante preferencias, presencias o ausencias de ciertos sentimientos entre los individuos. Estos trabajos afinan mucho a la hora de mostrar la existencia o no de ciertos sentimientos concretos, pero tienen el inconveniente de reducir el estudio de los afectos únicamente a aquellos sentimientos previamente elegidos, que son un abanico siempre limitado del total de los sentimientos posibles. Aquí, por tanto, la clave está en la elección de los sentimientos disponibles y la posibilidad de su comparabilidad a lo largo del tiempo.

En el segundo grupo de estudios, por el contrario, las respuestas se analizan en función de la mayor o menor distancia emocional que los individuos muestran hacia distintos elementos comparados de la vida política, como los partidos, las ideologías o los líderes políticos. Aquí, los trabajos se orientan a conocer la existencia de intensidades emocionales mediante constructos, como el índice de polarización afectiva hacia ciertos objetos políticos (partidos políticos, ideologías o líderes): sirve, por tanto, para medir de forma comparada la distancia hacia tales objetos por parte de los individuos. Estos estudios tienen el inconveniente de que las distancias emocionales pueden ser difusas y abstractas. Un ejemplo: si una persona A valora muy bien a todos los partidos políticos y otra persona B valora muy mal a todos los partidos políticos, ambas personas tendrían un índice de polarización afectiva similar, pero es razonable pensar que los sentimientos de A y B hacia los partidos políticos no serán los mismos.

El objetivo de este trabajo es medir la presencia y la prevalencia de una serie de sentimientos relacionados con la política (positivos/negativos, activos/pasivos) en el contexto de las tres últimas décadas del País Vasco. Para evitar el carácter escurridizo de la cuestión afectiva en la conformación de las opiniones políticas, vamos a diferenciar por un lado la dimensión emocional de la política, medida a través de variables como el índice de polarización afectiva, y por otro lado la dimensión relativa a opiniones sobre sentimientos concretos. Para ello, responderemos a la pregunta de cuáles son los sentimientos prevalentes de la ciudadanía del País Vasco durante las distintas fases históricas del largo periodo político que va desde 1995 hasta 2019, analizando qué variables podrían explicar la preferencia por un sentimiento u otro en las distintas épocas. Pero, al mismo tiempo, analizaremos también la emocionalidad afectiva de esos mismos ciudadanos a través de algunos índices de polarización afectiva. Aquí, se tratará de mostrar hasta qué punto ambas perspectivas están asociadas y cuál es el peso, en su caso, que lo emocional puede tener también en la dimensión cognitiva de los sentimientos hacia la política.

Con este propósito, el resto del texto está estructurado en varias partes. En el siguiente apartado se explican cuáles los rasgos afectivos básicos del sistema político vasco durante los veinticinco años que abarca el estudio, tanto a la hora de mostrar preferencias hacia sentimientos como a la hora de mostrar emociones medidas en términos de polarización afectiva. A continuación, se señalan las variables principales con las que se pretende elaborar el análisis a partir del debate teórico e investigaciones ya existentes sobre mundo afectivo. A partir de ahí, se establecen las hipótesis, la metodología, y se define el objetivo principal, que consiste en explicar la presencia y prevalencia de los diversos sentimientos relacionadas con lo político en el País Vasco, así como las variables que pueden explicar estas diferencias, entre las cuales estará la polarización afectiva. Tras ello, se presentan los modelos estadísticos empleados y los resultados de la investigación. Finalmente, en la última parte se señalan cuáles podrían ser las claves para la discusión de los resultados y las conclusiones.

SENTIMIENTOS/EMOCIONES EN EL PAÍS VASCO[Subir]

El sistema de afectos hacia la política en el País Vasco de las últimas décadas ofrece un estudio de caso particularmente importante, si tenemos en cuenta los dos factores más relevantes que lo han caracterizado: la presencia activa del terrorismo de ETA —que se prolongó desde los años setenta del siglo xx hasta la primera década del siglo xxi— y la fragmentación partidista plural y muy polarizada (‍Llera, 2016; ‍Leonisio y López, 2017). En el periodo histórico que vamos a analizar aquí, desde 1995 hasta 2019, elementos como la composición de los gobiernos, el peso de la ideología, las estrategias partidistas, la lucha contra el terrorismo o el cambio en las prioridades de la agenda política han sido estudiadas con cierto detalle (‍Llera, 2006; ‍Leonisio, 2012; ‍Leonisio y Strijbis, 2014; ‍Leonisio y Scantamburlo, 2019). Menos visible, sin embargo, ha sido el estudio de los aspectos emocionales de la política vasca, salvo para analizar aquellos relativos al tema del miedo y la espiral del silencio generada por el terrorismo (‍De la Calle y Sánchez-Cuenca, 2012; ‍Llera y Leonisio, 2017).

Uno de esos indicadores generales poco estudiados para conocer la dimensión afectiva de la comunidad política vasca es la pregunta sobre el sentimiento que los individuos tienen hacia la política. En el gráfico 1 podemos observar la evolución de esta cuestión en el País Vasco desde 1995 hasta 2019.

Gráfico 1.

Sentimiento que inspira la política en el País Vasco, 1995-‍2018

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Fuente: elaboración propia a partir de datos del Euskobarómetro.

La pregunta a la que hacen referencia los datos del gráfico 1 es la siguiente: «Principalmente, ¿qué sentimiento le inspira a Ud. la política?» Las opciones cerradas son: compromiso, entusiasmo, interés, indiferencia, aburrimiento, desconfianza e irritación. De cara a una mayor facilidad para el análisis, aquí hemos agrupado estas siete opciones en tres subgrupos, a los que denominaremos sentimientos positivos activos (compromiso, entusiasmo e interés), sentimientos negativos pasivos (indiferencia e aburrimiento) y sentimientos negativos activos (desconfianza e irritación). Como puede verse en la evolución de los datos en estos veinticinco años, lo más relevante es el incremento de los sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación, especialmente a partir de 2008-2009, donde las respuestas son un 40 % del total: son los años que arrancan con la crisis económica general y la crisis específica de la política vasca como consecuencia de la ilegalización de la izquierda abertzale, que no pudo concurrir a las elecciones autonómicas del año 2009 hasta 2012. En la actualidad, los sentimientos de desconfianza e irritación son más de la mitad (56,6 %) de las respuestas. La tendencia en el caso de los sentimientos positivos activos es, a lo largo del tiempo, exactamente la contraria: se nota un progresivo descenso a lo largo del tiempo, desde el momento álgido a principios del siglo xx, con un 40 % del total de repuestas (años en los que coincide la tregua de ETA en 1998 con la victoria de Ibarretxe en las elecciones autonómicas de 1998 y 2001), hasta llegar a los valores mínimos de la actualidad, por debajo del 20 % del total. Por su parte, los sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento mantienen unos datos constantes a lo largo del tiempo, entre el 30 % y el 40 % del total de las respuestas, con una interesante tendencia a la baja en los últimos años, debido al alza de los sentimientos negativos más activos como la desconfianza y la irritación. El objetivo de este trabajo será tratar de analizar cuáles son las variables independientes que explican estos tres distintos sentimientos hacia la política en el País Vasco.

Precisamente, las dos primeras variables independientes que vamos a emplear son aquellas que miden la polarización afectiva de los ciudadanos vascos hacia a) las valoraciones de los líderes de los partidos políticos y hacia b) la posición ideológica de los partidos. Siguiendo el modelo planteado por Markus Wagner, la polarización afectiva se puede medir viendo cómo cada individuo valora de forma distinta a los líderes políticos o coloca de forma distinta las posiciones ideológicas de los distintos partidos dentro de una escala (‍Wagner, 2021). En nuestro caso, la primera variable ofrece más información que la segunda porque el número de veces que se ha preguntado sobre la valoración de líderes ha sido mucho mayor; con esta primera variable se tratará de ver luego si hay o no cierta relación entre emociones y sentimientos.

La operacionalización de la escala de polarización supone un indicador adecuado para el contexto del País Vasco a lo largo de los últimos años por varias razones. Al igual que en otros estudios de ámbito comparativo (‍Knutsen, 2018; ‍Gidron et al., 2020; ‍Torcal y Comellas, 2022), este indicador es altamente adecuado para estudiar contextos multipartidistas y sirve para explicar actitudes y comportamientos en los contextos en los que se estudia. Si bien este indicador fue inicialmente desarrollado en entornos bipartidistas como Estados Unidos, hoy ha sido adaptado para estudiar sistemas multipartidistas (‍Wagner, 2021), como el contexto político vasco, y entornos políticos, como ocurre en el sur de Europa, donde existen altos niveles de polarización afectiva (‍Gidron et al., 2020; ‍Torcal y Comellas, 2022: 4). Otro elemento que tener en cuenta es que este indicador mide a nivel individual las valoraciones de los líderes políticos de otros partidos (‍Rogowski y Sutherland, 2016; ‍Drukman y Levendusky, 2019). Como luego veremos, las valoraciones de los votantes de todos los partidos, más allá de sus opiniones sobre los dos principales partidos en el País Vasco, ofrecen una gama de opciones muy variada que ha incidido sobre la estructura de la polarización afectiva y, en última instancia, explica también la evolución y los cambios en los distintos sentimientos hacia la política en estas tres décadas.

A continuación, se ofrecen los gráficos 2 y 3, que muestran los datos respecto a estas cuestiones.

Gráfico 2.

Polarización afectiva hacia los líderes políticos en el País Vasco, 1995-‍2019

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Fuente: elaboración propia a partir de datos del Euskobarómetro. Las líneas PAP-G (excluidos) y PAP-D (excluidos) solamente recogen los datos de los encuestados que conocen y valoran a todos los políticos. En las otras dos líneas, están incluidos también aquellos encuestados que conocen a todos los políticos, pero no valoran a ninguno.

En el gráfico 2 se muestran los datos de polarización afectiva hacia los líderes políticos del País Vasco desde 1995 hasta 2019. Para ello hemos hecho dos tipos de índices. Por un lado, el que hemos llamado (i) «Índice de Polarización Afectiva Ponderada General» (PAP-G), mide la diferente valoración general de los principales líderes de cada partido, ponderando estas valoraciones según el peso electoral que cada partido tenía en cada momento en el Parlamento Vasco. El rango de esta polarización va de 0 a 5. Por otro lado, el (ii) «Índice de Polarización Afectiva Ponderada Basada en la Distancia» (PAP-D), mide la diferente valoración general de los principales líderes de cada partido respecto del líder preferido de cada encuestado, ponderando también estas valoraciones según el peso electoral que cada partido tenía en ese momento en el Parlamento Vasco. El rango de esta segunda polarización va de 0 a 10. Como vemos en el gráfico 2, hemos calculado asimismo dos líneas para cada uno de los dos índices: una línea refleja a los encuestados que han valorado a todos los políticos, incluidos quienes conocen a todos los políticos, pero no valoran a ninguno (y que, por tanto, tienen una polarización afectiva baja), mientras que la otra línea excluye a estos últimos encuestados.

El cálculo del primer índice (PAP-G) se realiza a través de esta fórmula:

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donde Vp es el peso cada partido en porcentaje de votos, medido como una proporción con un rango de 0 a 1; likeip es la valoración de cada líder; y likei es la valoración media del total de líderes en la escala, que se calcula de la siguiente manera:

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Por su parte, el cálculo del segundo índice (PAP-D) se realiza así:

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donde Vp es el peso del líder de cada partido, medido como una proporción con un rango de 0 a 1; Likeip es la valoración de cada líder; y Likemax,i es la valoración del líder preferido de cada individuo.

Lo primero que llama la atención es que el índice PAP-G y el índice PAP-D ofrecen una información bastante similar, lo que demuestra que la distancia del líder preferido de cada encuestado no ha sido un criterio muy diferencial a la hora de mostrar una mayor o menor polarización afectiva respecto del resto de líderes. Por otro lado, es ilustrativo detectar algunos momentos históricos concretos en los que el número de individuos que no valoraba a ningún político ha sido particularmente elevado. Esto ocurrió sobre todo durante los años 1998-‍2003, en un momento de alta polarización afectiva entre los votantes de los partidos y, por otro lado, de alta distancia emocional entre los votantes de esos partidos y el resto de los ciudadanos. En esos años fueron numerosos los individuos que no valoraban a ningún líder político (por esta razón, las líneas del mismo índice se separan) y fueron también numerosos los ciudadanos que, no siendo votantes de ninguna de las dos principales fuerzas políticas (PNV y PP), valoraban a los líderes de estos dos partidos de forma muy polarizada: fueron años en los que, por ejemplo, los votantes de la izquierda abertzale valoraban muy positivamente al líder del PNV, el lehendakari Juan José Ibarretxe, a veces incluso mejor que a los líderes de su propia formación, mientras las valoraciones al líder del PP, Jaime Mayor Oreja, cayeron en gran parte de la sociedad vasca. Ese «régimen emocional» de polarización tan excepcional no se ha vuelto a dar con esa intensidad en la política vasca.

En comparación con los datos que ofrece Wagner (‍2021) sobre numerosos países, incluido España, los datos en el País Vasco muestran que la polarización afectiva hacia los líderes políticos, tanto el índice PAP-G como el índice PAP-D, no ofrecen a lo largo del tiempo una gran polarización salvo en momentos específicos: por un lado, en los años previos a las elecciones, algo que ya se han señalado en otros estudios para el caso español (‍Hernández et al., 2020); y, por otro lado, en momentos de alta tensión política como fueron los últimos años del mandato de José Antonio Ardanza, la tregua de ETA en 1998-‍1999, los primeros años del mandato de Juan José Ibarretxe (1995-‍2002). También, aunque más levemente, los años del mandato de Patxi López (2010-‍2011) tras la ilegalización de la izquierda abertzale. El caso extremo es el año 2000, tras el final de la tregua de ETA y el triunfo del PP en las elecciones generales en España, donde la polarización llegó a un nivel de 4,83 en una escala de 0 a 10.

Gráfico 3.

Polarización afectiva sobre la ubicación ideológica de los partidos políticos en el País Vasco, 1999-‍2019

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Fuente: elaboración propia a partir de datos del Euskobarómetro.

El gráfico 3, por su parte, muestra los datos de polarización afectiva hacia los partidos políticos del País Vasco en función de la ubicación ideológica de los partidos en las dos escalas (izquierda-derecha; nacionalismo-españolismo) desde 1995 hasta 2019. Para ello, hemos utilizado el índice PAP-G, que mide la diferente ubicación ideológica de los ciudadanos hacia cada partido, ponderando estas ubicaciones según el peso que cada partido tenía en ese momento en el Parlamento Vasco. Como decíamos antes, el rango de esta polarización va de 0 a 5.

El cálculo de este índice se realiza a través de esta fórmula:

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donde Vp es el peso de cada partido, medido como una proporción con un rango de 0 a 1; Ideologíaip es la posición de cada partido en la escala ideológica (por un lado, izquierda-derecha; por otro lado, la escala nacionalista); y Ideologíai es la media del total de los partidos en cada una de las escalas, que se calcula de la siguiente manera:

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Los resultados del gráfico 3 muestran el distinto grado de polarización afectiva hacia los partidos políticos en función de las dos escalas de ubicación ideológica: escala izquierda-derecha y la escala nacionalista. A pesar de disponer solamente de datos desde 2009, se observa claramente un mismo patrón afectivo: la polarización emocional es siempre mucho mayor a la hora de ubicar a los partidos en la escala nacionalista que en la escala izquierda-derecha, lo que viene a confirmar la importancia de las variables centradas en medir la ideología nacionalista como factor de diferenciación política (‍Leonisio y Strijbis, 2011, ‍2014). Los índices de polarización más altos de la escala nacionalista se dieron a principios del siglo xxi, con un nivel de 3,25 en una escala de 0 a 5 en el año 2000 o un nivel 3,22 en el año 2004, y también fueron altas en 2012, durante el mandato de Patxi López con la izquierda abertzale fuera del Parlamento Vasco. Por el contrario, la escala izquierda-derecha polariza mucho menos, salvo cuando el PP ha tenido más fuerza política (2000, 2004 y 2012). En los últimos años, sin embargo, la diferencia en los índices de polarización se ha reducido, especialmente por el descenso de la polarización afectiva sobre la cuestión nacional. Este último dato se explica en buena medida porque los dos partidos más votados en el Parlamento Vasco son partidos nacionalistas y, además, los Gobiernos dirigidos por Íñigo Urkullu desde 2012 son Gobiernos de coalición de carácter plurinacional (‍Moreno, 2020).

LA PARADOJA DE LA POLARIZACIÓN. HIPÓTESIS[Subir]

A la vista de los datos agregados en el apartado anterior, resulta paradójico observar que los momentos políticos en los que los sentimientos hacia la política en el País Vasco han sido mayormente positivos (entusiasmo, compromiso e interés) coinciden con los momentos de mayor polarización afectiva, sobre todo a finales del siglo xx y principios del siglo xxi, mientras que los periodos de mayores sentimientos negativos activos (desconfianza e irritación) coinciden con los de menor polarización afectiva, especialmente a partir de 2010. Leídos los datos así, podríamos llegar a la conclusión un poco sorprendente de que la polarización afectiva parece estar conectada con sentimientos positivos hacia la política, mientras que la ausencia de polarización estaría conectada con sentimientos negativos. Como señala Wagner, esta misma compleja relación se produce también entre las emociones políticas y los sentimientos de satisfacción con la democracia: curiosamente, altos niveles de emocionalidad polarizadora están conectados con altos niveles de participación política, pero también están conectados con baja satisfacción hacia la democracia (‍Wagner, 2021: 11). Todo esto nos lleva a pensar que las variables de polarización afectiva podrían explicar la preferencia por un tipo u otro de sentimientos, pero su relación es más compleja de lo que puede parecer en un principio.

Si bien es cierta la existencia de diferencias afectivas a la hora de considerar a los partidos, a los líderes y a las ideologías, sería interesante testar un modelo estadístico que nos permita saber hasta qué punto una alta polarización afectiva individual en unos periodos concretos explicaría la mayor prevalencia de sentimientos positivos hacia la política y, sin embargo, una menor polarización afectiva explicaría una mayor prevalencia de sentimientos negativos activos. A este respecto, Wagner plantea que la polarización afectiva tiene poder explicativo que va más allá de la militancia política y la polarización ideológica porque «afecta a percepciones de determinadas opciones políticas» y probablemente «aumenta la atención y la vinculación con el proceso político» (ibid.: 8); del mismo modo que Abramowitz y Stone (‍2006) señalan que la polarización es un importante factor que activa de modo enérgico la participación y el activismo de los votantes. Creemos con estos autores que la polarización afectiva es una variable significativa que explica cierta predisposición sentimental hacia la política (con bastante probabilidad, explica más los sentimientos activos que los sentimientos pasivos), pero tal vez sea interesante utilizar otras variables relativas a los partidos políticos, tales como el recuerdo de voto, la ideología de los individuos en las escalas izquierda-derecha y de identidad nacional, así como la valoración de la situación económica y del funcionamiento de la democracia.

Además de la polarización afectiva, es claro que otros factores influyen en la emergencia y prevalencia de unos sentimientos sobre otros. Desde la literatura se han estudiado qué variables influyen en los sentimientos hacia la política durante décadas. Una contribución relevante es la de Montero et al. (‍1998), en la que abordan de forma comparativa la clasificación de los sentimientos en positivos, negativos y desafectos, incluyendo en su tipología sentimientos de compromiso, apasionamiento, entusiasmo, interés, irritación, disgusto, indiferencia, aburrimiento y desconfianza. Este estudio vincula estos sentimientos con algunas variables actitudinales que incluimos en este análisis, como la valoración de la situación personal, la valoración de la situación política y la satisfacción con el funcionamiento de la democracia. Otros autores como Megías (‍2020), en su estudio de la desafección en el contexto de la crisis económica de 2008, reflexiona sobre el papel de factores individuales a la hora de predecir e identificar perfiles de personas desafectas. Así, en dicho trabajo se ha encontrado una relación entre la desafección y variables como el estatus socioeconómico o el nivel de estudios. Además, Megías (íd.) ha estudiado el efecto de variables como valoración de la democracia y la situación económica para explicar la presencia de estos sentimientos, tal y como aparecían en el trabajo de Montero et al. (‍1998). En cuanto al perfil nacionalista y españolista, Megías también ve relación con el nivel de desafección. A su vez, en un estudio cualitativo de Vázquez (‍2011) vincula la ideología nacionalista o las actitudes hacia el federalismo con determinadas emociones. También, Megías introduce elementos como el voto en sus análisis discriminantes, mostrando que el voto por una opción política afín, particularmente si se encuentra en el Gobierno, y que relaciona a los individuos con los suyos, hace que los individuos tiendan a mostrarse menos desafectos. Finalmente, decir que el trabajo de Montero et al. aportaba también variables de voto para explicar la desafección y el desinterés.

El efecto de los diversos grupos de edad también ha sido relevante a la hora de estudiar las emociones. Así, contribuciones como la de Galais (‍2012) analizan la apatía y el desinterés desde el estudio de los jóvenes, observan contextos políticos diferentes y también cohortes de edad y muestran cómo el elemento situacional, generacional y contextual afecta a las emociones. De acuerdo con Galais (ibid.: 110), citando el clásico estudio de Justel (‍1992), la edad es una característica individual fundamental para el estudio de las actitudes políticas y el hecho de situarse en un tramo vital u otro puede predisponer a la manifestación de un tipo u otro de sentimiento más o menos negativo y de alienación hacia la política. El estudio de Galais centrado en los jóvenes hace referencia a la existencia de grupos de edad que tienden a ser más apáticos que otros debido a factores derivados del ciclo vital como son la asunción de responsabilidades familiares, el cambio en condiciones materiales y económicas y el nivel de afectación de diversas políticas públicas, económicas y fiscales (ibid.: 108). También Montero et al. (‍1998) observaban en su estudio sobre la desafección los efectos y variaciones entre diferentes cohortes de edad, apreciando diferencias relevantes en los distintos momentos vitales. En el caso de variables como el nivel educativo, estudios como el de Megías (‍2020) aportan evidencias de relación entre el nivel de estudios y la desafección. Finalmente, en el caso de variables como el sexo hay también estudios que constatan la existencia de diferentes sentimientos de interés hacia la política entre hombres y mujeres, en función de cuáles son los elementos de la agenda política y de cómo se configura la imagen de la vida política según valores, roles y actitudes de género (‍Ferrín et.al., 2020).

En las próximas líneas vamos a describir con detalle cuáles son las variables independientes que hemos empleado en nuestro análisis para explicar qué influye en la elección de un sentimiento u otro hacia la política. Tras observar los datos preliminares, comentados líneas más arriba, las hipótesis de las que vamos a partir aquí son las siguientes:

  • H1. El cambio en el grado de polarización afectiva afecta a la prevalencia de unos sentimientos hacia la política sobre otros. A este respecto, se espera que una mayor polarización tenga más efecto hacia los sentimientos activos sobre los pasivos.

  • H2. Los votantes de los grandes partidos vascos tienen un tipo de sentimientos hacia la política distinto del resto de los ciudadanos. Se espera que el voto hacia los partidos que ocupan puestos en el Gobierno tenga efectos en los sentimientos positivos, mientras que el voto hacia el resto de partidos tendrá efectos en los sentimientos negativos.

  • H3. El ciclo histórico que se inicia con la crisis económica de 2008 ha tenido un efecto en el cambio del tipo de sentimientos hacia la política. Contextos de mayor bonanza en lo económico y en lo político, al igual que valoraciones más positivas de la situación económica y personal, favorecerán unos sentimientos más positivos.

  • H4. La dimensión ideológica, medida a través de la escala izquierda-derecha, y la dimensión identitaria, medida a través de la identidad nacional subjetiva, afectan de forma diferente a los tipos de sentimientos hacia la política. De la misma forma que con el voto partidista, la orientación ideológica tendería a reforzar sentimientos más positivos si las opciones ideológicas de los ciudadanos se ven reflejadas en el Gobierno.

  • H5. El grado de satisfacción con la democracia afecta de forma diferente al tipo de sentimientos que se tiene hacia la política. La satisfacción con la democracia opera como una valoración positiva de las reglas del juego en la sociedad, y dependiendo del nivel de satisfacción en este proceso democrático, se explicará en mayor o menor medida unos sentimientos más positivos o negativos.

DATOS Y OPERACIONALIZACIÓN[Subir]

Para confirmar estas hipótesis, contamos con datos procedentes de la encuesta Euskobarómetro. Se han seleccionado datos de encuestas realizadas desde 1995 hasta 2019, con el objetivo de abarcar los distintos contextos políticos que ha vivido el País Vasco. El modelo de análisis que hemos elaborado aquí toma el sentimiento hacia la política como variable dependiente. Esta variable nominal, originalmente compuesta de siete opciones, la hemos estructurado en tres subgrupos a los que hemos denominado sentimientos positivos activos (compromiso, entusiasmo e interés), sentimientos negativos pasivos (indiferencia y aburrimiento) y sentimientos negativos activos (desconfianza e irritación). Para hacer más operativo el análisis, hemos realizado tres regresiones nominales, cada una de las cuales va a comparar cada uno de estos tres subgrupos respecto a los otros dos.

En el caso de las variables independientes, hemos introducido la variable de polarización afectiva hacia los líderes políticos, concretamente la PAP-D, porque refleja mejor la posición de cada individuo respecto de sus preferencias personales. El cálculo de esta variable, explicada anteriormente, parte del trabajo realizado por Wagner (‍2021), que ha sido también utilizada por Mariano Torcal et.al. (‍2020). Hemos dejado fuera las variables de polarización afectiva de la ubicación ideológica de los partidos que aparecen en el gráfico 3 porque dicha pregunta no está presente en muchas encuestas. En su lugar, hemos introducido las variables de autoubicación ideológica de los individuos en la escala izquierda-derecha (1 = izquierda; 10 = derecha) y la variable de identidad nacional subjetiva, con cinco opciones (1 = solo español; 2 = más español que vasco; 3 = tan español como vasco; 4 = más vasco que español; 5 = solo vasco), variables que han mostrado su relevancia en otros estudios (‍Martínez-Herrera, 2002; ‍Llera, 2010; ‍Dinas, 2012; ‍Molina y Quiroga, 2019; ‍Leonisio y Scantamburlo, 2019).

Asimismo, hemos incluido el recuerdo de voto a los distintos partidos a través de variables dummy (1 = partido x; 0 = resto), teniendo en cuenta a los cuatro grandes partidos vascos (el PNV, el PSE, la Izquierda Abertzale y el Partido Popular), dejando al resto de partidos, incluidos los abstencionistas, como categoría de referencia. También se ha incluido una variable ordinal que miden la valoración de la situación económica en el País Vasco (1 = muy mal; 5 = muy bien). La variable que mide la satisfacción con el funcionamiento de la democracia (1 = nada satisfecho; 4 = muy satisfecho) también ha sido considerada como relevante y ha sido incluida en los modelos (‍Huddy et al., 2015; ‍Ward y Travis, 2019). Entre las variables sociodemográficas se han incluido la variable edad, medida a través de dummies (25-‍34, 35-‍49, 50-‍64, 65 y más), quedando la cohorte de 18-‍24 años como categoría de referencia; la variable sexo (1 = hombre; 0 = mujer), el nivel educativo, también mediante dummies (estudios secundarios y FP, estudios superiores), quedando las personas sin estudios o con estudios primarios como grupo de referencia; asimismo, hemos incluido la clase social subjetiva mediante una variable ordinal (1 = clase baja; 5 = clase alta).

Finalmente, dada la amplitud del periodo de tiempo que abarca este estudio, un total de cuatro diferentes jefes del Ejecutivo autonómico, tres del PNV y uno del Partido Socialista de Euskadi, hemos utilizado una variable contextual que compare distintas épocas. En este caso, hemos considerado hasta siete épocas, correspondientes a las diferentes legislaturas de todo el periodo: la última legislatura de José Antonio Ardanza (1995-‍1998), los tres periodos de los Gobiernos de Juan José Ibarretxe (1998-‍2001, 2001-‍2005 y 2005-‍2009), el Gobierno de Patxi López (2009-‍2012) y los dos primeros mandatos de Íñigo Urkullu (2012-‍2015 y 2015-‍2019). En lugar de tomar como referencia a los jefes de Gobierno, hemos considerado que cada legislatura tiene entidad propia porque no solo hubo cambios en el peso electoral de los partidos, sino también en la agenda (‍Leonisio y Strijbis, 2011; ‍Llera, 2010).

RESULTADOS[Subir]

La tabla 1 muestra los resultados de los análisis de regresión para los tres modelos correspondientes a los tres grupos de nuestra variable dependiente; a saber, los sentimientos positivos activos, los sentimientos negativos pasivos y los sentimientos negativos activos.

En los tres modelos se observa que la variable de polarización afectiva hacia los líderes tiene un efecto significativo sobre los sentimientos hacia la política, con lo que confirmaríamos la primera de las hipótesis, que coincide a su vez con los planteamientos de Wagner. Así, vemos que una mayor polarización afectiva aumenta la probabilidad de tener sentimientos positivos de entusiasmo, compromiso e interés hacia la política: esto es debido no tanto a la valoración de la política en general, sino más bien al contraste afectivo que existe entre aquellos líderes con los que los ciudadanos se identifican frente al resto de líderes, a quienes los ciudadanos tienen menos afecto. Igualmente, se observa que una menor polarización afectiva aumenta la posibilidad de tener sentimientos negativos, tanto pasivos como activos. Esto es debido, con bastante probabilidad, a que la menor polarización afectiva se produce cuando los ciudadanos valoran de forma negativa por igual a todos los líderes políticos.

Tabla 1.

Análisis de regresión logística sobre los distintos tipos de sentimientos que inspira la política en el País Vasco, 1995-‍2019

Modelo 1: sentimientos positivos activos Modelo 2: sentimientos negativos pasivos Modelo 3: sentimientos negativos activos
Polarización afectiva (líderes) 0,127[***] (0,013) -0,093[***] (0,012) -0,032[***] (0,012)
Rec. voto elecc. autonómicas
PNV 0,527[***] (0,067) -0,230[***] (0,062) -0,201[***] (0,062)
PSE-EE 0,458[***] (0,088) -0,147[*] (0,079) -0,186[**] (0,080)
Izquierda abertzale 0,905[***] (0,084) -0,388[***] (0,089) -0,517[***] (0,081)
Partido Popular 0,781[***] (0,131) -0,537[***] (0,126) -0,081 (0,126)
(Ref: otros+abstención)
Contexto político
Contexto 1995-‍1998 0,128 (0,107) -0,279[***] (0,105) 0,167 (0,106)
Contexto 1998-‍2001 0,325[***] (0,092) -0,300[***] (0,093) -0,050 (0,099)
Contexto 2001-‍2005 0,004 (0,073) -0,137[*] (0,072) 0,149[*] (0,077)
Contexto 2009-‍2012 0,220[**] (0,101) -0,331[***] (0,105) 0,154 (0,104)
Contexto 2012-‍2016 -0,798[***] (0,087) -0,180[**] (0,080) 0,852[***] (0,079)
Contexto 2016-‍2019 -1,128[***] (0,089) -0,340[***] (0,079) 1,212[***] (0,078)
(Ref: contexto 2005-‍2009)
Satisf. func. democracia 0,057 (0,035) 0,210[***] (0,033) -0,229[***] (0,033)
Valoración situación personal 0,222[***] (0,032) 0,040 (0,029) -0,206[***] (0,028)
Valorar economía País Vasco 0,155[***] (0,030) -0,033 (0,029) -0,161[***] (0,028)
Clase social 0,196[***] (0,044) -0,207[***] (0,041) 0,067[*] (0,039)
Esc. izquierda-derecha -0,102[***] (0,020) 0,125[***] (0,019) -0,036[*] (0,019)
Identidad nacional subjetiva 0,190[***] (0,029) -0,010 (0,026) -0,136[***] (0,026)
Nivel de estudios
Estudios Secundarios y FP -0,068 (0,042) -0,091 (0,066) 0,018 (0,039)
Estudios superiores 0,262[***] (0,045) -0,450[***] (0,077) 0,029 (0,042)
(Ref: sin estudios y est. primarios)
Sexo (Ref: mujer) 0,325[***] (0,049) -0,199[***] (0,046) -0,085[*] (0,046)
Edad
25-34 años -0,224[**] (0,097) -0,272[***] (0,092) 0,452[***] (0,094)
35-49 años -0,034 (0,089) -0,288[***] (0,085) 0,293[***] (0,088)
50-64 años 0,206[**] (0,097) -0,379[***] (0,091) 0,144 (0,093)
65 o más años -0,049 (0,100) -0,138 (0,098) 0,085 (0,097)
(Ref: 18-‍24 años)
(Constante) -3,964[***] (0,269) -0,164 (0,242) 1,298[***] (0,240)
R2 Nagelkerke 0,200 0,079 0,136
% Correcto 72,6 69,4 67,9
N 2.916 2.937 3.430
Nota: errores típicos entre paréntesis. [*] p < 0,1 [**] p < 0,05 [***] p < 0,01.

Fuente: Euskobarómetro, 1995-2019.

Respecto a la variable de recuerdo de voto, se confirma también la segunda de las hipótesis: en todos los modelos se extrae que el recuerdo a los cuatro partidos relevantes de la escena política vasca tiene un efecto significativo sobre los sentimientos hacia la política, aunque con algunas diferencias de interés entre ellos. En general, el recuerdo de voto al PNV, PSE, la izquierda abertzale y el Partido Popular aumenta la probabilidad de tener sentimientos positivos si los comparamos con la categoría de referencia, que en este caso es el voto al resto de los partidos y los abstencionistas. Además, en el caso de la izquierda abertzale y el Partido Popular, que son los dos partidos ideológicamente más contrapuestos del arco parlamentario vasco, el recuerdo de voto a estos dos partidos reduce la posibilidad de tener sentimientos negativos de indiferencia y aburrimiento respecto de los abstencionistas y resto de votantes, cosa que no sucede en los votantes del PNV y PSE, donde la probabilidad de sentir indiferencia o aburrimiento es similar al grupo de referencia. Respecto a los sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación, nuevamente los votantes de la izquierda abertzale parecen ofrecer resultados significativos: el recuerdo de voto a esta formación reduce las posibilidades de tener estos sentimientos frente a los abstencionistas y al resto de votantes de otros partidos. Estas posibilidades son un poco menores en el caso de los votantes del PNV y PSE, mientras que entre los votantes del PP encontramos la situación opuesta: en este caso no existen posibilidades de sentir ni más ni menos desconfianza e irritación que entre los abstencionistas y el resto de votantes.

El contexto político aparece también como relevante en Euskadi a la hora de observar un tipo de sentimiento predominante u otro, tal y como se preveía tras observar los datos del gráfico 1. Tomando como contexto de referencia el periodo histórico 2005-‍2009, que coincide con el último mandato del lehendakari Juan José Ibarretxe, se observa que la probabilidad de encontrar sentimientos positivos activos de entusiasmo, compromiso e interés hacia la política están presentes solamente en dos periodos concretos. Por un lado, el primer mandato de Ibarretxe (1998-‍2001), momento en el que coinciden en Euskadi una mezcla curiosa de sentimientos positivos cruzados: en la izquierda abertzale por la tregua de ETA; en el Partido Popular por su triunfo electoral en España y sus altas expectativas de ascenso electoral en Euskadi, y también en el PNV por la iniciativa nacionalista impulsada por el lehendakari para la reforma unilateral y sin consenso del Estatuto de autonomía —el llamado Plan Ibarretxe—, elementos todos ellos que provocaron en esos años un aumento de la temperatura política y una alta polarización política, que rápidamente empezó a descender en los años sucesivos con el final de la tregua de ETA, el progresivo aislamiento político del Partido Popular y el fracaso del Plan Ibarretxe. El segundo periodo histórico donde aumentó la probabilidad de encontrar sentimientos positivos respecto desde periodo 2005-‍2009 se dio durante la legislatura del lehendakari socialista Patxi López (2009-‍2012), donde se hizo efectiva por primera vez la alternancia en el Gobierno vasco tras la ilegalización de la izquierda abertzale.

Es interesante ver que en este mismo periodo de 2009-‍2012 aumentaron también las posibilidades de tener sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento frente al periodo 2005-‍2009, en cierta medida explicables por el efecto de la crisis económica y las especiales circunstancias legales que permitieron la alternancia en el Gobierno vasco, aceptadas con cierta resignación, incluso entre la izquierda abertzale ilegalizada. A partir de 2012, sin embargo, con la vuelta a la legalidad de todas las fuerzas políticas aumentó de forma significativa la posibilidad de encontrar sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación hacia la política, que coinciden con el impacto de la crisis económica, la vuelta del PNV al poder y, tal vez, cierto cansancio y desencanto respecto de los sentimientos predominantes en los periodos anteriores. Los efectos de la crisis económica, tal como planteábamos en la tercera hipótesis, están detrás del importante giro hacia los sentimientos negativos activos.

El factor ideológico y nacional aparece como significativo en relación con los tres tipos de sentimientos, tal como planteábamos en la cuarta hipótesis. Una posición más hacia la izquierda en la escala ideológica se relaciona con una mayor probabilidad de sentimientos positivos de entusiasmo, compromiso e interés, mientras que una posición más hacia la derecha incrementa la probabilidad de sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento. Por su parte, la identidad nacional subjetiva también muestra una relación significativa, pero solo en relación con los sentimientos activos: mayor identificación con la etiqueta «solo vasco» aumenta significativamente la probabilidad de mostrar sentimientos positivos activos, y una mayor identificación con la etiqueta «solo español» o «más español que vasco» aumenta la probabilidad de mostrar sentimientos activos pero negativos. Estos datos complementan la información del gráfico 3, en donde se observaba la diferente polarización afectiva que genera la autoubicación ideológica de los partidos: la dimensión izquierda-derecha, que genera menos polarización afectiva, sirve para explicar diferencias en los sentimientos negativos pasivos, siendo los ciudadanos de izquierdas los menos indiferentes y aburridos; sin embargo, la dimensión nacionalista, que genera mucha más polarización afectiva, sirve para explicar mejor los sentimientos negativos activos, siendo los ciudadanos no nacionalistas los más desconfiados e irritados. Este último dato explica, entre otras cosas, la fulgurante emergencia de Podemos en el País Vasco, partido que ganó por sorpresa las elecciones generales de 2015 y 2016, y que se explica en parte porque atrajo un importante caudal de personas desconfianzas e irritadas con la situación económico-política.

Se observa también un peso importante de las variables actitudinales de valoración del funcionamiento de la democracia, tal como planteamos en la quinta hipótesis, así como la valoración de la situación económica en el País Vasco y la variable de valoración de la situación personal. La valoración del funcionamiento de la democracia es positiva y significativa para los sentimientos positivos, ya que una mejor valoración eleva la probabilidad de mostrar sentimientos positivos. Sin embargo, y esto es interesante, tiene también ese mismo efecto para los sentimientos negativos pasivos, ya que eleva la probabilidad de sentimientos como el aburrimiento e indiferencia. Es decir, una valoración positiva hacia el funcionamiento de la democracia ha podido estar relacionada en el País Vasco tanto con sentimientos positivos o negativos como con ciertas actitudes políticas acríticas o, simplemente, despolitizadas. Sin embargo, una mala valoración del funcionamiento de la democracia sí aumenta la probabilidad de mostrar sentimientos de desconfianza e irritación hacia la política. Esta misma pauta la vemos con las valoraciones de la situación económica, así como la valoración de la situación personal: una buena valoración en estas variables eleva la probabilidad de sentimientos positivos activos y reduce también la probabilidad de sentimientos negativos activos; en este caso, sin embargo, no es significativo el efecto sobre los sentimientos negativos pasivos.

En cuanto a los efectos de las variables sociodemográficas, se observa cómo los datos de los niveles educativos van en ambas direcciones. Las personas con nivel de estudios superiores muestran más probabilidad de identificarse con sentimientos positivos activos que las personas sin estudios y con educación primaria, y también muestran menor probabilidad de mostrar sentimientos negativos pasivos de aburrimiento e indiferencia. Esta relación, sin embargo, no se da en relación con los sentimientos negativos activos: la desconfianza y la irritación no discrimina en función del nivel de estudios de los encuestados. Es el grupo de estudios superiores el que muestra valores significativos a la hora de explicar sentimientos positivos activos y sentimientos negativos pasivos: muestran una mayor probabilidad de mostrar sentimientos positivos activos que los demás grupos y, sin embargo, muestran una probabilidad significativamente menor de mostrar sentimientos negativos pasivos. Dados estos resultados, se observa cómo la desconfianza y la irritación serían sentimientos que no se pueden explican a través de los datos de una variable como el nivel de estudios.

El efecto de la clase social subjetiva es altamente significativo con relación a los tres tipos de sentimientos (positivos activos, negativos pasivos y negativos activos) y muestran en relación con los sentimientos negativos activos un nivel de significación más débil, del 90 %. Esto es, una percepción subjetiva de estar en una clase más alta elevaría la probabilidad de mostrar sentimientos positivos, mientras que la percepción subjetiva de estar en una clase social más baja aumentaría la probabilidad de identificarse con el hastío o el aburrimiento.

La variable edad muestra efectos sistemáticos en cuanto a los sentimientos negativos pasivos. Frente a la categoría de referencia, que en este caso es la cohorte más joven de 18-24 años, todos los grupos de edad mayores muestran una probabilidad menor de mostrar sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento hacia la política, a excepción del grupo de edad más mayor, cuyos efectos no son significativos. En cuanto a los sentimientos positivos, los efectos no son tan sistemáticos: el grupo de 25 a 34 años muestra una menor probabilidad de identificarse con sentimientos positivos activos que los más jóvenes y, como único dato significativo restante, la cohorte de 50 a 64 denota una mayor propensión a mostrar sentimientos positivos activos de compromiso, entusiasmo e interés —posiblemente, esto es debido a que son la generación que se socializó en los años donde las tasas de politización en el País Vasco fueron las más altas, en las primeras décadas del periodo democrático—. En cuanto a los sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación, son las cohortes inmediatamente por encima en edad de la categoría de referencia, las personas entre 25-‍34 y 35-‍49 años, las que muestran significativamente una mayor propensión a identificarse con estos sentimientos (posiblemente, son los grupos socializados en plena democracia y que sufren ahora en su edad adulta las consecuencias político-económicas de la situación actual). Finalmente, entre las personas de más de 65 años no se observan muchas diferencias respecto a los más jóvenes, si acaso una menor probabilidad de mostrar sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento, siendo estos efectos no significativos.

Finalmente, la variable de género muestra un efecto significativo en dos de los tres modelos: los hombres tienden a mostrar más sentimientos positivos de interés que las mujeres, mientras que las mujeres tienden a mostrar más sentimientos negativos pasivos, especialmente indiferencia y aburrimiento. Cabe plantearse hasta qué punto la dinámica política vasca en estos veinticinco años ha estado orientada por criterios, agendas y valores políticos que resultaban más atractivos a los hombres y han hecho más invisibles las preocupaciones emocionales y materiales de las mujeres.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES[Subir]

El ecosistema de sentimientos hacia la política ha experimentado importantes cambios en el País Vasco en los últimos veinticinco años. Hemos tratado de explicar estos cambios a través de tres grandes grupos de factores: por un lado a) a través del peso de la emocionalidad medida en términos de polarización afectiva; por otro lado b) definiendo contextos políticos diferenciados a través de los ciclos electorales autonómicos, y finalmente c) mediante variables de opinión y actitudes políticas. Los resultados indican que los sentimientos que aquí hemos denominado activos, tanto los sentimientos positivos (compromiso, entusiasmo e interés) como los negativos (desconfianza e irritación), se pueden explicar en buena medida a través de los indicadores propuestos, con una R2 de 0,200 y 0,136 respectivamente, mientras que los sentimientos que hemos denominado pasivos (indiferencia y aburrimiento) tienen una explicación un poco menos concluyente, con una R2 de 0,079.

Los resultados más robustos de los modelos indican que el primero de los factores, la polarización afectiva, ha influido sobre todo a la hora de reafirmar sentimientos positivos activos: este resultado apoya la tesis de Wagner de que la polarización afectiva explica niveles más altos de sentimientos como participación y compromiso. En cierto modo, en el caso del País Vasco, esta relación aparece y se puede entender como lógica: los ciudadanos, cuanto más polarizan su valoración de los líderes, es porque son mayores sus sentimientos de vinculación —en este caso, partidista— con la política. Los y las votantes de todos los grandes partidos expresan en general estos sentimientos frente a quienes se abstienen y votan a partidos más pequeños. El entusiasmo, el interés y el compromiso hacia la política, por tanto, se vinculan sobre todo con la lucha partidista. Históricamente, votar a los partidos como la izquierda abertzale o el Partido Popular, los más opuestos entre sí, reducía la posibilidad de sentir aburrimiento o indiferencia hacia la política. Por el contrario, la polarización afectiva desciende cuando los sentimientos hacia la política son negativos porque, en estos casos, la negatividad se extiende sobre todos los partidos y son otros los factores explicativos.

El segundo factor, que mide los distintos contextos político-electorales, es probablemente el más relevante y novedoso que este estudio aporta y el que ofrece los resultados más robustos. Los sentimientos positivos han sido predominantes en contextos específicos marcados por el cambio político, como fue la primera legislatura de Juan José Ibarretxe (1998-‍2001), quien realizó un giro estratégico en sus alianzas de coalición, o la legislatura en que gobernó Patxi López (2009-‍2012), mientras que han caído significativamente estos sentimientos positivos en la última década durante los mandatos de Iñigo Urkullu (2012-‍2019), que recuperó los Gobiernos de coalición con el PSE, y que puede considerarse como una época que podríamos llamar de mayor frialdad emocional en la lucha partidista y está marcada, por el contrario, por los efectos de la crisis económica desde 2008. En estos últimos años, los sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación se han incrementado tanto que se podría hablar de un «régimen emocional» (‍Reddy, 2001) específico en el País Vasco, el cual explicaría en parte el auge de Podemos en las elecciones generales de 2015 y 2016 en Euskadi, convertido en buena medida en el refugio de numerosas personas con sentimientos negativos activos que difícilmente podían canalizar su malestar a través de las formaciones políticas tradicionales.

El tercer factor explicativo, esto es, las distintas variables actitudinales y de opinión que hemos utilizado en los modelos, ayudan a entender también los perfiles de los distintos sentimientos hacia la política. Como afirma la literatura, vemos que en el País Vasco una menor satisfacción con el funcionamiento de la democracia favorece sentimientos negativos activos, mientras que una buena valoración de la situación personal y de la situación económica, el mejor estatus social de clase social subjetiva y la posesión de estudios superiores influyen en la presencia de sentimientos positivos. En este sentido, nuestros resultados son consistentes con lo que aportan otros estudios como el de Megías (‍2020), Galais (‍2012) o estudios anteriores como los de Montero et al. (‍1998).

Desde el punto de vista ideológico, también hemos constatado que los votantes de izquierdas y las personas con fuerte identificación subjetiva nacionalista también tienen mayor prevalencia hacia los sentimientos positivos. En el caso del voto nacionalista esta relación es clara debido a que los votantes a partidos nacionalistas y las personas con planteamientos identitarios cercanos al nacionalismo ven reflejadas sus opciones en el Gobierno, en este caso, el Gobierno vasco, identificando así al principal partido en el poder como de los suyos, tal y como reflejaba Megías en su estudio (‍2020). En cuanto a la variable sexo, los hombres parecen tener mayores sentimientos positivos hacia la política que las mujeres, siendo este hallazgo consistente con otros estudios semejantes, como el de Ferrín et.al. (‍2020) en sus análisis relativos al interés en la política. Incluso, analizando los grupos de edad, hemos visto que las personas de 50-‍64 años, socializadas políticamente en los primeros años de la democracia, son quienes profesan más sentimientos positivos, frente a las personas más jóvenes. Por el contrario, las personas entre 25 y 49 años, especialmente castigadas por la crisis económica y la reducción de sus expectativas de mejora en su bienestar material, son quienes han profesado en mayor medida sentimientos negativos activos, frente a las personas más jóvenes. Esto explicaría, como se indicaba antes, el auge de Podemos en 2015 y 2016, que triunfó especialmente en las cohortes de edad intermedia.

En el caso de los sentimientos pasivos de indiferencia y aburrimiento, los resultados del modelo ofrecen una fotografía menos robusta estadísticamente que en los dos grupos anteriores, pero el hecho de haber separado sentimientos negativos y comparado a los pasivos (indiferentes/aburridos) frente a los activos (desconfiados/irritados) nos ha permitido encontrar algunas pistas significativas. Curiosamente, la mayor satisfacción con el funcionamiento de la democracia aumenta los sentimientos de indiferencia y aburrimiento, algo que puede entenderse sobre todo por la existencia de numerosos ciudadanos moderados que no muestran fuertes sentimientos afectivos hacia la política. Lo mismo ocurre en el caso de la clase social subjetiva y el nivel de estudios: las personas de extracción social baja y las personas son estudios o estudios primarios son quienes manifiestan mayores sentimientos de hastío. Estos resultados son consistentes con la teoría del ganador-perdedor en estudios como el de Zmerli y Newton (‍2011) cuando estudia los efectos de la educación y la posición social sobre la confianza política. A este respecto, las personas que se consideran perdedoras en la sociedad tienden a mostrar más desconfianza y menos apego a las instituciones y al sistema político. Sin embargo, las personas desconfianzas e irritadas hacia la política en el País Vasco no pueden ser explicadas ni por la clase social subjetiva ni por el nivel de estudios, sino más bien por una cuestión más específica (la valoración de su situación personal y la situación económica) y también por una cuestión de salto generacional: las personas de 18 a 24 años, educadas políticamente sin la presencia del terrorismo y con la democracia vasca consolidada, manifiestan más este tipo de sentimientos de indiferencia y aburrimiento frente a las personas de edades intermedias.

En este sentido, se observa cómo las hipótesis de este estudio quedan bastante reforzadas. Se ha observado cómo en el caso del País Vasco la polarización afectiva influye en las emociones (H1), pero en mayor medida hacia los sentimientos positivos de entusiasmo, compromiso e interés, que son los que activan más la participación y el activismo (‍Abramowitz y Stone, 2006). Asimismo, se observa que el voto a los grandes partidos aumenta los sentimientos positivos y reduce los sentimientos negativos (H2), del mismo modo que los individuos cuya ideología está más alejada de los partidos del poder (identidad nacionalista española o posiciones de derecha en la escala ideológica) tienen menos sentimientos positivos y más prevalencia hacia sentimientos de indiferencia o aburrimiento (H4). Asimismo, como hemos dicho antes, el contexto ha explicado de forma diferente los sentimientos (H3), más positivos durante el periodo 1998-‍2001 y más negativos activos a partir de 2012. Finalmente, la satisfacción con la democracia afecta a los sentimientos de forma muy parcial (H5), y explica tan solo de forma significativa los sentimientos negativos activos. También explica los sentimientos negativos pasivos, pero en la dirección opuesta a lo esperado (mayor satisfacción explicaría mayor indiferencia y aburrimiento).

Si comparamos los tres grupos de sentimientos, podemos decir que los sentimientos negativos pasivos de indiferencia y aburrimiento son posiblemente los que ofrecen un perfil más difuso, frente a los dos grupos anteriores, que tienen unas características más concretas. Las personas indiferentes y aburridas con la política son más difíciles de detectar, al menos con las variables seleccionados en nuestro estudio, y posiblemente eso se debe a que tienen un perfil menos claro y que ha sido más cambiante a lo largo del tiempo: son personas más bien moderadas, ideológicamente más bien de derechas, pero poco activadas políticamente, ni siquiera por el Partido Popular, con un bajo perfil cognitivo y poco propensas a la polarización afectiva de los líderes políticos, y en donde destaca el grupo de edad de las personas menores de veinticuatro años, quienes, comparativamente, estarían menos activadas sentimentalmente con la política que las personas de más edad. Como se aprecia en el gráfico 1, el colectivo de los indiferentes hacia la política en el País Vasco ha permanecido más o menos constante a lo largo de los veinticinco años, con una ligera bajada en los últimos años, y no puede decirse que haya habido periodos históricos donde haya predominado este sentimiento de indiferencia y aburrimiento entre la ciudadanía vasca. En todo este tiempo, los únicos cambios visibles han sido el descenso en los sentimientos positivos y el aumento de los sentimientos negativos activos de desconfianza e irritación. Esta tendencia ha evolucionado en consonancia con los cambios en la dinámica política del País Vasco, donde las variables identitarias, que generaron en su día sentimientos de entusiasmo, compromiso e interés hacia la política, alimentando una fuerte confrontación partidista, han ido cediendo importancia a las dimensiones económicas, especialmente en los actuales tiempos de crisis, generadoras en mayor medida de desconfianza e irritación a la hora de sentir la política. En este sentido, creemos que para conocer un poco mejor a los ciudadanos que sienten indiferencia y aburrimiento hacia la política tal vez deberíamos trabajar con más variables de las aquí seleccionadas, lo que deja abierta la discusión sobre cómo mejorar en el futuro el estudio de tales sentimientos.

Referencias[Subir]

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ANEXO 1[Subir]

Observación de las correlaciones de las variables métricas incluidas en el modelo. La escala nacionalismo-españolismo fue dejada fuera por su alta correlación con la variable identidad nacional subjetiva. El resto quedan incluidas porque las correlaciones son relativamente bajas.

Correlaciones
A B C D E F G H I
VALORACIÓN DE LÍDERES - POLARIZACIÓN AFECTIVA (distancia ponderada) (A) Correlación de Pearson 1 -,078[**] ,005 -,033[**] ,018 ,038[**] -,093[**] -,229[**] ,204[**]
Sig. (bilateral) ,000 ,594 ,001 ,054 ,000 ,000 ,000 ,000
N 12008 11677 11980 10766 10975 11779 10970 11393 11417
SATISFACCION FUNCIONAM.
DEMOCRACIA (B)
Correlación de Pearson -,078[**] 1 ,080[**] ,299[**] ,205[**] ,062[**] ,241[**] ,254[**] -,274[**]
Sig. (bilateral) ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
N 11677 16694 16655 14879 15195 16335 15121 15901 15940
VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL (C) Correlación de Pearson ,005 ,080[**] 1 ,212[**] ,224[**] ,190[**] -,001 -,037[**] ,051[**]
Sig. (bilateral) ,594 ,000 ,000 ,000 ,000 ,932 ,000 ,000
N 11980 16655 17230 15316 15657 16841 15471 16355 16409
VALORACIÓN SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑA (D) Correlación de Pearson -,033[**] ,299[**] ,212[**] 1 ,733[**] ,130[**] ,143[**] ,087[**] -,076[**]
Sig. (bilateral) ,001 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
N 10766 14879 15316 15350 15307 15013 13854 14622 14647
VALORACIÓN SITUACIÓN ECONÓMICA PAÍS VASCO (E) Correlación de Pearson ,018 ,205[**] ,224[**] ,733[**] 1 ,126[**] ,078[**] -,018[*] ,029[**]
Sig. (bilateral) ,054 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,026 ,000
N 10975 15195 15657 15307 15691 15342 14137 14958 14973
CLASE SOCIAL (F) Correlación de Pearson ,038[**] ,062[**] ,190[**] ,130[**] ,126[**] 1 ,055[**] -,058[**] ,076[**]
Sig. (bilateral) ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
N 11779 16335 16841 15013 15342 16882 15188 16061 16117
ESCALA IZQUIERDA / DERECHA (G) Correlación de Pearson -,093[**] ,241[**] -,001 ,143[**] ,078[**] ,055[**] 1 ,315[**] -,265[**]
Sig. (bilateral) ,000 ,000 ,932 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
N 10970 15121 15471 13854 14137 15188 15501 15075 14902
ESCALA NACION./ESPAÑOLISMO (H) Correlación de Pearson -,229[**] ,254[**] -,037[**] ,087[**] -,018[*] -,058[**] ,315[**] 1 -,714[**]
Sig. (bilateral) ,000 ,000 ,000 ,000 ,026 ,000 ,000 ,000
N 11393 15901 16355 14622 14958 16061 15075 16388 15812
IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA (I) Correlación de Pearson ,204[**] -,274[**] ,051[**] -,076[**] ,029[**] ,076[**] -,265[**] -,714[**] 1
Sig. (bilateral) ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
N 11417 15940 16409 14647 14973 16117 14902 15812 16443
[*]

La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral).

[**]

La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).

ANEXO 2[Subir]

Observación de las posibles colinealidades entre las variables del modelo final (usando la variable de polarización afectiva como variable dependiente). Los estadísticos de colinealidad son > .10, de modo que podemos aceptar el uso de todas las variables.

Coeficientes[a]
Modelo Coeficientes no estandarizados Coeficientes estandarizados t Sig. Estadísticas de colinealidad
B Desv. Error Beta Tolerancia VIF
1 (Constante) 3,160 ,159 19,858 ,000
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV) 1,293 ,051 ,269 25,356 ,000 ,706 1,416
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE) ,693 ,068 ,102 10,147 ,000 ,794 1,259
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: Izquierda Abertzale) 1,491 ,067 ,242 22,289 ,000 ,679 1,474
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP) 1,617 ,105 ,152 15,335 ,000 ,807 1,239
CONTEXTO 1 (1995-‍1998) ,155 ,069 ,025 2,245 ,025 ,643 1,556
CONTEXTO 2 (1998-‍2001) -,640 ,078 -,084 -8,165 ,000 ,748 1,336
CONTEXTO 4 (2005-‍2009) -,094 ,064 -,017 -1,468 ,142 ,623 1,605
CONTEXTO 5 (2009-‍2012) -,459 ,088 -,052 -5,211 ,000 ,790 1,266
CONTEXTO 6 (2012-‍2016) -,520 ,065 -,091 -8,007 ,000 ,619 1,614
CONTEXTO 7 (2016-‍2020) -,714 ,067 -,120 -10,702 ,000 ,635 1,575
SEXO ,005 ,039 ,001 ,118 ,906 ,990 1,011
ESCALA IZQUIERDA / DERECHA -,128 ,015 -,089 -8,280 ,000 ,695 1,440
IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA ,241 ,021 ,123 11,242 ,000 ,665 1,504
VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL -,041 ,023 -,017 -1,755 ,079 ,899 1,113
EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años) -,212 ,076 -,037 -2,789 ,005 ,449 2,225
EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años) -,022 ,071 -,005 -,311 ,756 ,362 2,762
EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años) ,108 ,075 ,021 1,454 ,146 ,383 2,613
EDAD (Dummy 4: 65 o más años) ,436 ,077 ,082 5,652 ,000 ,379 2,638
[a]

Variable dependiente: VALORACIÓN DE LÍDERES - POLARIZACIÓN AFECTIVA (Distancia Ponderada)

ANEXO 3[Subir]

Observación de las odd-ratio de los modelos finales. En la medida que los valores de las odd-ratios [Exp(B)] se alejan del valor cero, aumentan las probabilidades de asociación de la variable independiente con la variable dependiente. Hemos tratado de ser prudentes a la hora de valorar cuándo estas asociaciones son robustas, dado que las R2 finales de los modelos son moderadas.

1. Modelo regresión logística para sentimientos positivos activos (p802)

Variables en la ecuación
B Error estándar Wald gl Sig. Exp(B)
Paso  1[a] VALORACIÓN DE LÍDERES - POLARIZACIÓN AFECTIVA (Distancia Ponderada) ,127 ,013 101,975 1 ,000 1,136
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV) ,527 ,067 61,508 1 ,000 1,693
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE) ,458 ,088 27,307 1 ,000 1,580
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: Izquierda Abertzale) ,905 ,084 115,080 1 ,000 2,472
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP) ,781 ,131 35,821 1 ,000 2,184
CONTEXTO 1 (1995-‍1998) ,128 ,107 1,417 1 ,234 1,136
CONTEXTO 2 (1998-‍2001) ,325 ,092 12,598 1 ,000 1,384
CONTEXTO 3 (2001-‍2005) ,004 ,073 ,003 1 ,956 1,004
CONTEXTO 5 (2009-‍2012) ,220 ,101 4,752 1 ,029 1,246
CONTEXTO 6 (2012-‍2016) -,798 ,087 83,772 1 ,000 ,450
CONTEXTO 7 (2016-‍2020) -1,128 ,089 160,408 1 ,000 ,324
SATISFACCION FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA ,057 ,035 2,664 1 ,103 1,059
VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL ,222 ,032 46,711 1 ,000 1,248
VALORACIÓN SITUACION ECONÓMICA PAÍS VASCO ,155 ,030 26,202 1 ,000 1,167
CLASE SOCIAL ,196 ,044 20,096 1 ,000 1,217
ESCALA IZQUIERDA / DERECHA -,102 ,020 26,472 1 ,000 ,903
IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA ,190 ,029 42,621 1 ,000 1,209
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP) -,068 ,042 2,611 1 ,106 ,934
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores) ,262 ,045 33,808 1 ,000 1,299
SEXO ,325 ,049 43,550 1 ,000 1,384
EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años) -,224 ,097 5,345 1 ,021 ,799
EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años) -,034 ,089 ,144 1 ,704 ,967
EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años) ,206 ,094 4,839 1 ,028 1,229
EDAD (Dummy 4: 65 o más años) -,049 ,100 ,242 1 ,623 ,952
Constante -3,964 ,269 216,401 1 ,000 ,019
[a]

Variables especificadas en el paso 1: VALORACIÓN DE LÍDERES-POLARIZACIÓN AFECTIVA (distancia ponderada), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: izquierda abertzale), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP), CONTEXTO 1 (1995-‍1998), CONTEXTO 2 (1998-‍2001), CONTEXTO 3 (2001-‍2005), CONTEXTO 5 (2009-‍2012), CONTEXTO 6 (2012-‍2016), CONTEXTO 7 (2016-‍2020), SATISFACCIÓN FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA, VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL, VALORACIÓN SITUACION ECONÓMICA PAÍS VASCO, CLASE SOCIAL, ESCALA IZQUIERDA/DERECHA, IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA, NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP), NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores), SEXO, EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años), EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años), EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años), EDAD (Dummy 4: 65 o más años).

2. Modelo regresión logística para sentimientos positivos activos (p803)

Variables en la ecuación
B Error estándar Wald gl Sig. Exp(B)
Paso 1[a] VALORACIÓN DE LÍDERES - POLARIZACIÓN AFECTIVA (Distancia Ponderada) -,093 ,012 59,220 1 ,000 ,911
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV) -,230 ,062 13,578 1 ,000 ,795
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE) -,147 ,079 3,446 1 ,063 ,863
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: Izquierda Abertzale) -,388 ,089 19,154 1 ,000 ,678
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP) -,537 ,126 18,196 1 ,000 ,584
CONTEXTO 1 (1995-‍1998) -,279 ,105 7,028 1 ,008 ,756
CONTEXTO 2 (1998-‍2001) -,300 ,093 10,519 1 ,001 ,741
CONTEXTO 3 (2001-‍2005) -,137 ,072 3,586 1 ,058 ,872
CONTEXTO 5 (2009-‍2012) -,331 ,105 9,879 1 ,002 ,718
CONTEXTO 6 (2012-‍2016) -,180 ,080 5,011 1 ,025 ,836
CONTEXTO 7 (2016-‍2020) -,340 ,079 18,360 1 ,000 ,711
SATISFACCION FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA ,210 ,033 40,348 1 ,000 1,234
VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL ,040 ,029 1,801 1 ,180 1,040
VALORACIÓN SITUACION ECONÓMICA PAIS VASCO ,033 ,029 1,303 1 ,254 1,033
CLASE SOCIAL -,207 ,041 26,169 1 ,000 ,813
ESCALA IZQUIERDA / DERECHA ,125 ,019 44,397 1 ,000 1,133
IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA -,010 ,026 ,157 1 ,692 ,990
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP) -,091 ,066 1,923 1 ,166 ,913
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores) -,450 ,077 34,137 1 ,000 ,637
SEXO -,199 ,046 18,300 1 ,000 ,820
EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años) -,272 ,092 8,707 1 ,003 ,762
EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años) -,288 ,085 11,556 1 ,001 ,749
EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años) -,379 ,091 17,281 1 ,000 ,685
EDAD (Dummy 4: 65 o más años) -,138 ,098 1,994 1 ,158 ,871
Constante -,164 ,242 ,457 1 ,499 ,849
[a]

Variables especificadas en el paso 1: VALORACIÓN DE LÍDERES-POLARIZACIÓN AFECTIVA (distancia ponderada), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: izquierda abertzale), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP), CONTEXTO 1 (1995-‍1998), CONTEXTO 2 (1998-‍2001), CONTEXTO 3 (2001-‍2005), CONTEXTO 5 (2009-‍2012), CONTEXTO 6 (2012-‍2016), CONTEXTO 7 (2016-‍2020), SATISFACCION FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA, VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL, VALORACIÓN SITUACION ECONÓMICA PAÍS VASCO, CLASE SOCIAL, ESCALA IZQUIERDA/DERECHA, IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA, NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP), NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores), SEXO, EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años), EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años), EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años), EDAD (Dummy 4: 65 o más años).

3. Modelo regresión logística para sentimientos positivos activos (p804)

Variables en la ecuación
B Error estándar Wald gl Sig. Exp(B)
Paso 1[a] VALORACIÓN DE LÍDERES - POLARIZACIÓN AFECTIVA (Distancia Ponderada) -,032 ,012 7,528 1 ,006 ,968
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV) -,201 ,062 10,492 1 ,001 ,818
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE) -,186 ,080 5,351 1 ,021 ,831
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: Izquierda Abertzale) -,517 ,081 40,663 1 ,000 ,596
RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP) -,081 ,126 ,413 1 ,521 ,922
CONTEXTO 1 (1995-‍1998) ,167 ,106 2,505 1 ,114 1,182
CONTEXTO 2 (1998-‍2001) -,050 ,099 ,255 1 ,613 ,951
CONTEXTO 3 (2001-‍2005) ,149 ,077 3,739 1 ,053 1,160
CONTEXTO 5 (2009-‍2012) ,154 ,104 2,181 1 ,140 1,167
CONTEXTO 6 (2012-‍2016) ,852 ,079 115,037 1 ,000 2,345
CONTEXTO 7 (2016-‍2020) 1,212 ,078 241,985 1 ,000 3,360
SATISFACCIÓN FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA -,229 ,033 48,092 1 ,000 ,795
VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL -,206 ,028 52,995 1 ,000 ,814
VALORACIÓN SITUACION ECONÓMICA PAIS VASCO -,161 ,028 31,843 1 ,000 ,852
CLASE SOCIAL ,067 ,039 2,923 1 ,087 1,070
ESCALA IZQUIERDA / DERECHA -,036 ,019 3,750 1 ,053 ,965
IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA -,136 ,026 27,796 1 ,000 ,872
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP) ,018 ,039 ,209 1 ,648 1,018
NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores) ,029 ,042 ,479 1 ,489 1,030
SEXO -,085 ,046 3,452 1 ,063 ,918
EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años) ,452 ,094 23,105 1 ,000 1,571
EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años) ,293 ,088 11,133 1 ,001 1,340
EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años) ,144 ,093 2,429 1 ,119 1,155
EDAD (Dummy 4: 65 o más años) ,085 ,097 ,767 1 ,381 1,089
Constante 1,298 ,240 29,163 1 ,000 3,661
[a]

Variables especificadas en el paso 1: VALORACIÓN DE LÍDERES-POLARIZACIÓN AFECTIVA (Distancia Ponderada), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 3: PNV), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 4: PSE-EE), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 5: Izquierda Abertzale), RECUERDO VOTO EEAA (Dummy 6: PP), CONTEXTO 1 (1995-‍1998), CONTEXTO 2 (1998-‍2001), CONTEXTO 3 (2001-‍2005), CONTEXTO 5 (2009-‍2012), CONTEXTO 6 (2012-‍2016), CONTEXTO 7 (2016-‍2020), SATISFACCIÓN FUNCIONAMIENTO DEMOCRACIA, VALORACIÓN SITUACIÓN PERSONAL, VALORACIÓN SITUACIÓN ECONÓMICA PAÍS VASCO, CLASE SOCIAL, ESCALA IZQUIERDA/DERECHA, IDENTIDAD NACIONAL SUBJETIVA, NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 3: Estudios Secundarios y FP), NIVEL DE ESTUDIOS (Dummy 4: Estudios Superiores), SEXO, EDAD (Dummy 1: 25-‍34 años), EDAD (Dummy 2: 35-‍49 años), EDAD (Dummy 3: 50-‍64 años), EDAD (Dummy 4: 65 o más años).

Biografía[Subir]

[a]

Profesor titular de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco. Entre sus últimos trabajos están: «La secesión como procedimiento a largo plazo frente a la demanda de un referéndum único. Una propuesta de regulación», Revista de Estudios Políticos, 188: 97-‍126 (2020); «The Spanish Plurinational Labyrinth. Practical Reasons for Criticising the Nationalist Bias of Others While Ignoring One’s Own Nationalist Position», Genealogy, 4: 1-‍22 (2020); «Donald Rumsfeld, Kant y el arte de decir la verdad. El papel de la acción política errática frente al engañoso debate entre la razón y los sentimientos», Revista Española de Ciencia Política, 50: 69-‍90 (2019); «La patria simpática y sus enemigos. Algunas enseñanzas del «espectador imparcial» de Adam Smith aplicadas a las modernas democracias multinacionales», Crítica Contemporánea. Revista de Teoría Política, 8: 105-‍136 (2018).

[b]

Profesora titular en la Universidad de Deusto, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, en el departamento de Ciencias Sociales y Humanas. Su trabajo se centra en el estudio de la cultura política, valores y actitudes políticas en perspectiva comparada, apoyo político y confianza, y la aplicación de modelos experimentales, ámbitos en los que ha desarrollado la mayor parte de su investigación y publicaciones. Entre sus últimas publicaciones están: «COVID-19 and orientations towards solidarity:The cases of Spain, Hungary, and Romania», European Societies, 23 (2021); «Comparing Alignment and Multiple Group CFA for Analysing Political Trust in Europe During the Crisis», Methodology: European Journal of Research Methods for the Behavioral and Social Sciences, 16 (2020); «Attitudes towards Life and Death in Europe: A Comparative Analysis», Czech Sociological Review 56 (6): 835-‍862 (2020).