SUMARIO

  1. Referencias

En el libro que aquí se recensiona, los autores se zambullen en el interesante y fecundo estudio actual del populismo. Bajo un prisma objetivo y científico, lejos de cualquier sectarismo, plantean cuestiones que son de interés tanto para los avezados estudiosos en la materia —por sus proposiciones teóricas e innumerables datos— como para los que por primera vez quieran sumergirse en el intrincado estudio del fenómeno populista o, como ha señalado recientemente Rosanvallon (Rosanvallon, Pierre. 2020. El siglo del populismo. Barcelona: Galaxia Gutenberg.‍2020), de la ideología que está revolucionando la política del siglo xxi.

Se trata de una obra en la que en lo teórico y conceptual los autores se alejan de los postulados discursivos de Laclau (Sartori, Giovanni. 2005. Elementos de teoría política. Madrid: Alianza.‍2005), acercándose más a las propuestas definitorias ideológicas o ideacionales expuestas por Stanley (Stanley, Ben. 2008. «The thin ideology of populism», Journal of Political Ideologies, 13 (1): 95-110. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13569310701822289‍2008) o Mudde y Rovira Kaltwasser (Mudde, Cas y Cristóbal Rovira Kaltwasser. 2019. Populismo. Una breve introducción. Madrid: Alianza.‍2019), para quienes el populismo constituiría una ideología delgada. En la misma línea, al analizar las causas del éxito del populismo los autores se alejan de los enfoques estructuralistas, centrados en aspectos socioeconómicos, típicos de los análisis de Germani et al. (Germani, Gino, Torcuato S. Di Tella y Octavio Ianni. 1977. Populismo y contradicciones de clase en Latinoamérica. México DF: Era.‍1977), así como de los que ponen el acento en las cuestiones políticas y democráticas, como Laclau (Laclau, Ernesto. 2005. La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.‍2005) y Mouffe (Mouffe, Chantal. 2012. La paradoja democrática. El peligro del consenso de centro en la política contemporánea. Barcelona: Gedisa.‍2012). En este aspecto, Eatwell y Goodwin optan por establecer un análisis centrado en múltiples causas, como también han planteado Rivero (Rivero, Ángel. 2017. «Populismo: ¿Cómo destruir la democracia en nombre de la democracia?», en Ángel Rivero, Javier Zarzalejos y Jorge del Palacio (coords.), Geografía del populismo. Madrid: Tecnos.‍2017), Vallespín y Martínez-Bascuñán (Vallespín, Fernando y Máriam Martínez-Bascuñán. 2017. Populismos. Madrid: Alianza.‍2017) o Mudde y Rovira Kaltwasser (Mudde, Cas y Cristóbal Rovira Kaltwasser. 2019. Populismo. Una breve introducción. Madrid: Alianza.‍2019).

No son pocos los estudios sobre el populismo en los que se parafrasea la célebre línea inicial del Manifiesto del Partido Comunista elaborado por Marx y Engels (Marx, Karl y Friedrich Engels. 2004. Manifiesto comunista. Madrid: Akal.‍2004: 19): «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del populismo». Sin embargo, con la misma asiduidad se omiten los párrafos que le siguen; es decir, que ante la relevancia política que ha tomado el populismo, y por la dura oposición a la que se ve sometido por las demás fuerzas políticas, se hace necesario entender sin prejuicios los fines y postulados del mismo. Precisamente esto es lo que pretenden Eatwell y Goodwin en su reciente obra, y se plantean cuestiones como: ¿podría convertirse el populismo en las próximas décadas en la fuerza política combativa frente al liberalismo que otrora encarnaron otras ideologías? ¿Cuáles son las propuestas más significativas que realizan los partidos y líderes populistas al electorado? Más aun, ¿por qué se denigra y desprecia sistemáticamente lo que parece una de las expresiones democráticas de masas más relevantes, en un clima cada vez más intenso de descontento y desafección política, en vez de analizar las causas que subyacen en el auge de los mismos?

Para aclarar dichas cuestiones, el libro se estructurará en torno a los siguientes cuatro aspectos: en el capítulo I intentan presentar los mitos que se habrían lanzado sobre el populismo, haciendo especial hincapié en desmontar la visión simplista y estereotipada del votante típico de estos partidos. En capítulo II tratan de dilucidar las promesas que lanzan las organizaciones y líderes populistas al electorado, para así poder desgranar su programa político e ideológico, algo que les servirá para dar su particular definición ideológica del populismo frente al fascismo. En los capítulos III, IV, V y XI —con un peso relevante en el libro— analizan detalladamente las posibles causas de la aparición y auge de este fenómeno.

Si algo preocupa a los autores es precisamente la necesidad de analizar objetivamente el fenómeno en cuestión, intentando eludir análisis subjetivos motivados por una visión liberal de la política o por generalizaciones simplistas acerca de las razones del éxito de los partidos y líderes populistas. ¿Es la gran recesión económico-financiera —iniciada en 2008— el único caldo de cultivo del populismo? O, ¿son los votantes de estos partidos hombres, blancos, mayores y enfadados? Hasta ahora se habría tendido a dar respuesta afirmativa vehemente a ambas preguntas; sin embargo, las indagaciones de Eatwell y Goodwin, fundamentadas en una amplia fuente de estudios, encuestas y datos, nos mostrarían lo contrario. Por una parte, si atendiéramos al origen y a la longevidad de las organizaciones políticas populistas ahora en boga, podríamos ver que algunas de ellas surgieron en las últimas décadas del siglo xx y que su éxito también se habría dado en países con economías al alza. Por otra parte, ante la cantidad de votos emitidos en favor de estas opciones y candidatos, sería complicado establecer un estereotipo simplista de las bases de apoyo de este tipo de partidos y líderes. Entre sus votantes podríamos encontrar en proporciones nada desdeñables a jóvenes y ancianos, blancos e inmigrantes, hombres y mujeres, gente con estudios superiores y básicos.

Aun criticando duramente esta generalización u homogeneización del perfil de los votantes de partidos populistas, los mismos autores señalan que los apoyos de estos partidos se compondrían mayoritariamente de individuos sin titulación universitaria (cuestión de una relevancia importante para ellos), con unas ideas social-conservadoras, defensores de valores tradicionales, con un sentimiento de falta de representación política y con una postura de preocupación frente a la inmigración y el cambio étnico.

Otra de las cuestiones que analizan son las causas del surgimiento del populismo. Para ello se servirán de cuatro variables: a) la desconfianza en la democracia liberal y en las élites gobernantes, y una sensación de falta de representatividad y exclusión en el debate político; b) el miedo a la destrucción de la comunidad nacional, de la cultura y los valores tradicionales por el «hipercambio étnico»; c) la sensación de «privación relativa» o de pérdida de status económico y de capacidad para prosperar y ascender socialmente, fruto de la globalización, el libre mercado y el neoliberalismo económico, y d) la ruptura de los lazos con los partidos políticos tradicionales, el aumento de la inestabilidad electoral y política, el aumento de la apatía y la abstención políticas y el declive de la socialdemocracia clásica.

Estas serían las razones que no exclusivamente en la actualidad, sino ya desde hace unas décadas, vinieran abonando el terreno para la emergencia y el auge de las organizaciones partidistas y líderes populistas en las democracias liberales occidentales. Sin embargo, lo original de la teoría de Eatwell y Goodwin es que se trataría de causas no objetivas, sino más bien subjetivas. Es decir, no es que los ciudadanos no acepten ya la democracia como sistema de gobierno, sino que sienten que los gobernantes les han olvidado. No es que los ciudadanos sean más racistas, sino que sienten miedo ante una sociedad que cambia rápidamente con la inmigración y ante lo que perciben como una merma del grupo nacional, étnico, cultural, lingüístico al que sienten que pertenecen y de los lazos cívicos que los unen. No es cierto que los ciudadanos solo estén preocupados porque sus ingresos han disminuido con la globalización, sino que sienten resignación al imaginar que las generaciones futuras no gozarán de una mayor prosperidad económica y de un mayor status. No es cierto que los ciudadanos voten a estos partidos como protesta coyuntural, sino porque sienten que los partidos tradicionales ya no representan sus intereses y demandas.

Por último, y quizá lo que más debate podría generar, Eatwell y Goodwin proponen una definición conceptual del populismo como una ideología, con un contenido propio y con unas raíces históricas concretas (véanse las experiencias decimonónicas rusas y estadounidenses), y que estaría definida por tres rasgos: a) hacer que la voluntad popular sea escuchada; b) defender al pueblo llano, y c) la promesa de sustituir a unas élites corruptas y distantes.

Una definición que no llegaría tan lejos como la expuesta recientemente por Duguin (Duguin, Aleksandr. 2018. El auge de la Cuarta Teoría Política: la Cuarta Teoría Política vol. II. Tarragona: Fides.‍2018), que entendía el populismo como una teoría política concreta y revolucionaria, con toda una filosofía y una visión particular del mundo tras de sí, pero que choca con las teorías contemporáneas de autores como Laclau (Laclau, Ernesto. 2005. La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.‍2005), quien presenta el populismo como una estrategia o estilo político-discursivo, lo que también ha sido defendido por Forti (Forti, Steven. 2020. ¿Los votantes de ultraderecha tienen razón? Una crítica de «nacionalpopulismo», de Roger Eatwell y Matthew Goodwin. Disponible en: https://cutt.ly/yl7cv5L‍2020) en su crítica de la obra que aquí recensionamos, quien incluso recomienda no hablar de estos fenómenos ni siquiera como populistas, sino como «ultranacionalismo» o «extrema derecha 2.0».

Zambulléndose de lleno en la cuestión definitorio-conceptual, pero a la vez intentando huir de esa definición del populismo como un simple estilo de hacer política compartido en mayor o en menor medida por todos los políticos y partidos, para Eatwell y Goodwin es necesaria la incorporación de un nuevo elemento que nos permitirá identificar mejor los casos de populismo actuales: el nacionalismo, entendido como un sentimiento de pertenencia a un grupo, dotado de una historia, una identidad y una misión o proyecto común.

Por tanto, ya no nos hablarían de populismo, sino de nacionalpopulismo, un concepto compuesto que, a nuestro modo de ver, podría traer más confusión de la que ya existe. Ya no se hablaría de la ideología populista, sino de la nacionalpopulista; ya no se hablaría de una ideología que daría prioridad al pueblo, sino a la nación; ni del pueblo llano, sino de los ciudadanos de a pie; terminología que tendría mayor relación con la ideología liberal y que se alejaría por completo de la populista.

En este punto, se tornaría necesaria la diferenciación entre el pueblo y la nación; entre lo comunitario y lo colectivo; entre la «comunidad» y la «sociedad/asociación» descritas por Tönnies (Tönnies, Ferdinand. 2009. Comunidad y asociación. Granada: Comares.‍2009); entre el sujeto político del populismo —el «pueblo» (Duguin, Aleksandr. 2018. El auge de la Cuarta Teoría Política: la Cuarta Teoría Política vol. II. Tarragona: Fides.‍Duguin, 2018)— y el sujeto político del nacionalpopulismo —la nación o los ciudadanos—. Más aun, antes de añadir otros conceptos al de populismo quizás sería interesante acudir a los distintos y ambiguos significados del término pueblo de los que nos habla, por ejemplo, Canovan (Canovan, Margaret. 2004. «Populism for political theorists?», Journal of Political Ideologies, 9 (3): 241-252. Disponible en: https://doi.org/10.1080/1356931042000263500‍2004: 247-‍248).

La cuestión definitoria se complica cuando introducen el concepto de «nacionalpopulismo ligero», un término que establecería una diferencia de grado entre los populistas, y que les sirve incluso para clasificar a los partidos tradicionales que han terminado asumiendo medidas políticas típicas de los populistas. De esta forma, se termina clasificando como tales a partidos que no estarían dotados de los tres elementos definitorios de la ideología populista anteriormente expuesta, algo que, a nuestro modo de ver, le resta capacidad clasificatoria y analítica y conduce al eterno debate: ¿son todos populistas? Algo de lo que precisamente los autores parecían querer huir en su definición.

En definitiva, al analizar el fenómeno del populismo sería beneficioso recordar a Sartori, cuando señalaba que «[…] un conocimiento falso sigue siendo falso aun cuando con oportunismo lo revistamos de negro, rojo o blanco» (Sartori, Giovanni. 2002. La política: lógica y método en las ciencias sociales. México DF: Fondo de Cultura Económica.‍2002: 11). Es decir, no debemos olvidar que en las ciencias sociales es de vital importancia contar con definiciones bien acotadas y conceptos y teoría adecuados (Sartori, Giovanni. 2005. Elementos de teoría política. Madrid: Alianza.‍Sartori, 2005), y más cuando tratamos con términos tan usados como denostados como el populismo.

Referencias[Subir]

[1] 

Canovan, Margaret. 2004. «Populism for political theorists?», Journal of Political Ideologies, 9 (3): 241-‍252. Disponible en: https://doi.org/10.1080/1356931042000263500.

[2] 

Duguin, Aleksandr. 2018. El auge de la Cuarta Teoría Política: la Cuarta Teoría Política vol. II. Tarragona: Fides.

[3] 

Forti, Steven. 2020. ¿Los votantes de ultraderecha tienen razón? Una crítica de «nacionalpopulismo», de Roger Eatwell y Matthew Goodwin. Disponible en: https://cutt.ly/yl7cv5L.

[4] 

Germani, Gino, Torcuato S. Di Tella y Octavio Ianni. 1977. Populismo y contradicciones de clase en Latinoamérica. México DF: Era.

[5] 

Laclau, Ernesto. 2005. La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

[6] 

Marx, Karl y Friedrich Engels. 2004. Manifiesto comunista. Madrid: Akal.

[7] 

Mouffe, Chantal. 2012. La paradoja democrática. El peligro del consenso de centro en la política contemporánea. Barcelona: Gedisa.

[8] 

Mudde, Cas y Cristóbal Rovira Kaltwasser. 2019. Populismo. Una breve introducción. Madrid: Alianza.

[9] 

Rivero, Ángel. 2017. «Populismo: ¿Cómo destruir la democracia en nombre de la democracia?», en Ángel Rivero, Javier Zarzalejos y Jorge del Palacio (coords.), Geografía del populismo. Madrid: Tecnos.

[10] 

Rosanvallon, Pierre. 2020. El siglo del populismo. Barcelona: Galaxia Gutenberg.

[11] 

Sartori, Giovanni. 2002. La política: lógica y método en las ciencias sociales. México DF: Fondo de Cultura Económica.

[12] 

Sartori, Giovanni. 2005. Elementos de teoría política. Madrid: Alianza.

[13] 

Stanley, Ben. 2008. «The thin ideology of populism», Journal of Political Ideologies, 13 (1): 95-‍110. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13569310701822289.

[14] 

Tönnies, Ferdinand. 2009. Comunidad y asociación. Granada: Comares.

[15] 

Vallespín, Fernando y Máriam Martínez-Bascuñán. 2017. Populismos. Madrid: Alianza.