SUMARIO

  1. NOTAS
  2. Referencias

Pedro Carlos González Cuevas es profesor de Historia del Pensamiento Político y de los Movimientos Sociales en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, donde imparte las asignaturas de Historia de las Ideas y de las Formas Políticas e Historia del Pensamiento Político Español. El profesor González Cuevas es, sin exageración, el más profundo conocedor de las tradiciones políticas que configuran las ideas y el pensamiento político de las derechas españolas en los siglos xix y xx. Así lo atestiguan la objetividad, la calidad, el rigor y la importancia de sus aportaciones desde su contribución pionera en 1998 y la realización de un ambicioso programa de investigación sobre este sector del campo político. Sin mencionar sus muy numerosos artículos o capítulos, destacan en su producción intelectual: Acción española. Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-‍1936) (1998); Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días (2000); Maeztu. Biografía de un nacionalista español (2003); El pensamiento político de la derecha española en el siglo xx. De la crisis de la Restauración al Estado de partidos (1898-‍2015) (2005, 2.ª ed. ampliada 2016); Conservadurismo heterodoxo. Tres vías ante las derechas españolas: Maurice Barrès, José Ortega y Gasset y Gonzalo Fernández de la Mora (2009); Pensamiento conservador español. Ideas políticas de Maeztu, Maurras y Schmitt (2.ª ed. 2015), y La razón conservadora. Gonzalo Fernández de la Mora, una biografía político-intelectual (Payne, Stanley G. 2015. «Pedro Carlos González Cuevas: La razón conservadora: Gonzalo Fernández de la Mora, una biografía político-intelectual», Revista de Estudios Políticos, 170: 339-361.‍2015). Esta mera enumeración resalta la amplitud, la profundidad y la versatilidad de la obra de González Cuevas, de quien el hispanista más sólido y prestigioso, Stanley G. Payne, ha afirmado «todos sus trabajos han sido caracterizados por una investigación asidua, una exposición clara y penetrante, y una notable objetividad de criterio en el análisis» (2015: 347).

A esta relación apabullante se añade la reciente publicación de su libro sobre VOX, objeto de esta recensión, que académicamente trata de aunar la historia de las ideas y la historia del tiempo presente a la manera de Timothy Garton Ash. Su óptica, que explicita en la introducción, es la de un tory radical, «un conservador abierto a amplias reformas sociales», influido por «el realismo político de Carl Schmitt, de Julien Freund y de Raymond Aron» (2019: p. 14).

El trabajo se articula en dos grandes partes. En la primera, González Cuevas nos ofrece su análisis histórico del régimen constitucional, la derecha oficial y las otras derechas. En la segunda analiza detalladamente el surgimiento y desarrollo del fenómeno VOX. Veámoslas con detenimiento.

El capítulo primero analiza lo que denomina la cruz del régimen constitucional frente a los ditirambos habituales: «Las disfunciones del Estado de las autonomías, la partitocracia, la asfixiante hegemonía de la izquierda cultural, tan “feliz” como mediocre, o el un tanto infantil y acrítico euro-fundamentalismo español» (2019: 18-‍19). Señala que, ante la ofensiva secesionista y neocomunista, las élites políticas e intelectuales constitucionalistas tienen una postura meramente reactiva carente de autocrítica y de proyecto factible de renovación y reforma, sin entender la deslegitimación de nuestra democracia operada por esa acometida, visible desde la Declaración de Barcelona de 1996. El autor destaca, sobre todo, la disfuncionalidad inherente al diseño constitucional, agravada por la quiebra del consenso que lo sustentaba debido al impulso por Rodríguez Zapatero de la reforma unilateral del Estatuto de Cataluña y de su proyecto de memoria histórica, pero con raíces históricas e intelectuales mucho más hondas, nacidas de una clara frustración política y social de un sector de la izquierda española con el franquismo y la Transición. Ello supuso la reapertura de las heridas de nuestra Guerra Civil y el impulso de la política del resentimiento basada en una falsificación de la realidad histórica de la II República.

El autor señala que el Estado de las autonomías ha implicado la desnacionalización de España, pues con la institucionalización de las comunidades autónomas se ha dado carta de naturaleza a las políticas de nacionalización de las masas impulsadas por los partidos nacionalistas secesionistas, especialmente en el País Vasco y Cataluña. Está pendiente el análisis politológico de la edificación de estos regímenes políticos subnacionales iliberales, auténticos enclaves autoritarios en el seno de nuestra democracia y fruto de sus compromisos apócrifos constitucionales, en línea con las contribuciones más recientes sobre la investigación subnacional en la política comparada (Behrend, Jacqueline y Laurence Whitehead. 2016. Illiberal Practices. Territorial Variance within Large Federal Democracies. Baltimore: Johns Hopkins.‍Behrend y Whitehead, 2016; Giraudy, Agustina, Eduardo Moncada y Richard Snyder. 2019. Inside Countries. Subnational Research in Comparative Politics. Cambridge: Cambridge University Press.‍Giraudy et al., 2019). Destaca también su configuración como Estado de partidos, partitocracia o democracia de partidos (Manin, Bernard. 1998. Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza.‍Manin 1998), en línea con lo apuntado por análisis politológicos ya clásicos como García Pelayo (García Pelayo, Manuel. (1986). El Estado de partidos. Madrid. Alianza.‍1986) o Ramírez (Ramírez, Manuel. 2003. España de cerca. Reflexiones sobre veinticinco años de democracia. Madrid: Trotta. ‍2003: 61-‍71; Ramírez, Manuel. 2006. Siete lecciones y una conclusión sobre la democracia establecida. Madrid: Trotta.‍2006: 49-‍63). De hecho, la institucionalización de los partidos políticos en nuestro régimen constitucional proporciona ejemplos abundantes para ilustrar el texto de Katz y Mair (2018) y lo que denominan la cartelización de estas organizaciones todavía significativas para la vida política contemporánea. Y los resultados de este protagonismo con escasos controles han sido devastadores: politización y clientelismo partidista de las Administraciones públicas, politización del gobierno de la justicia y desprofesionalización de su administración, hundimiento del sector de las cajas de ahorro por su politizada gestión, corrupción en el ámbito de la financiación en todo el espectro partidista, manipulación de los medios de comunicación públicos.

González Cuevas resalta también el peso de la hegemonía de la izquierda cultural, dimanante de su predominio político, que ha establecido una suerte de tolerancia represiva en este campo crucial, pues como ya subrayase hace tiempo (2007: 1) y sigue plenamente vigente: «La experiencia histórica demuestra que perder la batalla cultural significa perder la de las instituciones y, en definitiva, la del poder. La dialéctica intelectual condiciona las elecciones. Y es que la lucha política se gana, en última instancia, en el propio entendimiento del adversario. Hacer hincapié en ello resulta singularmente importante a la hora de analizar nuestra actual situación política». Por último, señala la recepción acrítica del proyecto de construcción europea, convertido en creencia, en términos orteguianos, algo que se confunde con la realidad misma.

El capítulo segundo analiza la trayectoria de la derecha oficial en el periodo democrático. Subraya la pluralidad de tradiciones que han señoreado la española, como ya avanzase hace tiempo (González Cuevas, Pedro Carlos. 2000. Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días. Madrid: Biblioteca Nueva.‍González Cuevas, 2000), debido a la hegemonía del catolicismo: la teológico-política o tradicionalista y, siempre enfrentada a ella, la conservadora-liberal, que dominan la sociedad española a lo largo de los siglos xix y xx. Con posterioridad aparecerían otras tradiciones con peso muy desigual, como la democristiana, la liberal o la derecha revolucionaria o fascista. A la muerte de Franco, las derechas cristalizan en tres sectores: la derecha continuista utópica en torno a Fuerza Nueva, los sectores reformistas agrupados por Fraga y Alianza Popular, y la derecha pragmática y oportunista liderada por Suárez y la Unión de Centro Democrático. En este contexto de tradiciones fragmentadas se solidifica la fractura de las derechas nacionalistas en el País Vasco y Cataluña, muy favorecidas por la negociación estatutaria cuando aún no eran muy significativas en sus regiones. Al otorgarles un papel preponderante se dio vía libre a su consolidación como fuerzas hegemónicas en sus territorios respectivos. Ello les ha permitido emprender políticas de nacionalización de las masas de distinta naturaleza que han consolidado enclaves iliberales a la sombra del nacionalismo vasco terrorista o del etnonacionalismo catalán. Asimismo, la descabellada abstención en el referéndum sobre la integración de España en la OTAN, aconsejada por el inefable Arriola (Herrero de Miñón, Miguel. 1993. Memorias de estío. Madrid: Temas de Hoy.‍Herrero de Miñón 1993: 305) debilitó gravemente la credibilidad política de Alianza Popular.

Ante este fragmentado panorama, la contribución de Aznar, uniendo organizativamente todas las facciones a la derecha del PSOE, sobresale muy destacadamente. No en vano se ha subrayado cómo la ausencia de un partido conservador unificado, fuerte y pragmático es condición necesaria para un proceso histórico de democratización estable. La debilidad y fragmentación histórica de las derechas resulta devastadora en dos aspectos: deja a los Gobiernos a merced de las oleadas crónicamente desestabilizadoras de la extrema derecha, y les impide tomar las riendas en baluartes como los militares, la Iglesia católica y los intereses económicos más poderosos (Ziblatt, Daniel. 2017. Conservative Parties and the Birth of Democracy. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/97811390 30335‍Ziblatt, 2017). González Cuevas se muestra muy crítico con la reivindicación favorable de Azaña por Aznar en detrimento de la ciertamente más egregia figura de Ortega y Gasset. Y sin quitarle razón, pues el autor ha mostrado sobradamente las superiores virtualidades conservadoras de Ortega y las dificultades para su aceptación por el conjunto de la derecha debido a su crítica del pasado nacional y a su agnosticismo (González Cuevas. Pedro Carlos. 2009. Conservadurismo heterodoxo. Tres vías ante las derechas españolas: Maurice Barrès, José Ortega y Gasset y Gonzalo Fernández de la Mora. Madrid: Biblioteca Nueva.‍2009: 69-‍131), cabe interpretar quizá esta reclamación como muestra de reconciliación con quien puede ubicarse sin mucha dificultad en la derecha de la izquierda republicana y en el nacionalismo español. Nuestro autor critica con dureza la política de la segunda legislatura de Aznar, poco prudente quizá en su apoyo a la intervención aliada en Iraq; aunque tampoco se argumentó suficientemente en la opinión pública y en la publicada, junto con comportamientos acaso poco ejemplares como la ostentosa boda de su hija.

La llegada al poder de Rodríguez Zapatero supuso la derogación más o menos inmediata de legislación significativa elaborada de manera consensuada y laboriosamente por el Gobierno popular como el Plan Hidrológico Nacional o la tipificación como delito de la convocatoria de referendos ilegales. Implicó una ofensiva cultural polarizadora contra la derecha en torno al impulso de políticas identitarias divisivas que implicaban la ruptura del consenso que fundamentaba el cambio político a la democracia: la modificación unilateral del Estatuto de Cataluña con la exclusión del PP tras el Pacto del Tinell, la denominada memoria histórica, la legalización de la unión entre personas del mismo sexo como matrimonio para desafiar a la Iglesia católica, las negociaciones con la banda terrorista ETA. Ante esta ofensiva, la celebración del XVI Congreso del PP supuso la consolidación del difuso proyecto político de Rajoy, quien días antes había manifestado «quiero que este partido sea lo que es, un partido popular, moderado, abierto e integrador y no un partido de doctrinarios. Eso no lo quiero. […] y si alguien se quiere ir al partido liberal o al partido conservador que se vaya»

Intervención de Mariano Rajoy en un acto con interventores y apoderados del PP de Alicante. Partido Popular: Elche, 19-‍4-2008.

‍[1]
. Poco tiempo después eso fue precisamente lo que ocurrió.

El desarrollo de la crisis económica y su deficiente gestión por Rodríguez Zapatero trajo consigo, entre otras consecuencias, un proceso de destrucción creativa de los partidos políticos con el debilitamiento del bipartidismo y la fractura paulatina de esos espacios de competición política con la aparición de la denominada nueva política y el surgimiento de Podemos y Ciudadanos. La contundente victoria del impasible Rajoy en las elecciones generales de 2011 situaba a este ante un dilema que no pudo o no quiso resolver. En efecto, González Cuevas, tras apuntar que los partidos socialdemócratas afrontan contradicciones similares, señala que «en el caso de la derecha existe, por un lado, un importante sector de su base social y política que se muestra partidario del respeto a las tradiciones, al orden moral católico, a la estabilidad vital o a las ideas de patria o religión; por otro, estos principios chocan cada vez más con la realidad de un orden socioeconómico global que necesita fluidez, ausencia de fronteras y tradiciones; un orden que, en el fondo se basa en el cambio permanente» (p. 86). El autor enumera la ausencia de reformas políticas y de carácter moral y cultural por parte de Rajoy, incluida la continuidad de la lenidad con el nacionalismo vasco terrorista (Alonso, Rogelio. 2018. La derrota del vencedor. La política antiterrorista del final de ETA. Madrid: Alianza.‍Alonso, 2018) y con la corrupción en una parte de los dirigentes de su partido. La pasividad y la inacción orientaron la inconmovible actitud del Gobierno de Rajoy frente a la radicalización secesionista del nacionalismo catalán, permitiéndole sus prácticas ilegales.

El capítulo tercero analiza someramente las derechas disidentes con el Partido Popular: teólogos, razonalistas y neoderechistas, tres tendencias doctrinales con escasa influencia social y política, pues el liberalismo ejerce hoy una hegemonía absoluta en la derecha española. A continuación, precisa el concepto de derecha identitaria que le sirve para caracterizar a VOX, en línea con otros análisis comparados recientes de estos sectores políticos en Europa (Zúquete, José Pedro. 2018. The Identitarians. The Movement against Globalism and Islam in Europe. Notre Dame: The University of Notre Dame Press.‍Zúquete, 2018). Este concepto describe mejor el proyecto de estos grupos que otras etiquetas, «ya que su interés se centra en la defensa de la identidad nacional de sus respectivos países, cuestionada tanto por el proceso de globalización y el modelo de construcción europea como por la emigración masiva, sobre todo de raíz musulmana» (p. 99). Pero «no representan una alternativa homogénea a nivel europeo, sino que responden a distintos contextos sociales, culturales, políticos y económicos» (p. 101).

En la segunda parte se examina con detalle el fenómeno VOX, desde su fundación hasta su aparición fulgurante en las elecciones andaluzas en 2018, y luego en las generales de 2019.

El capítulo cuarto muestra el proceso de creación del partido, que arranca con la carta que Santiago Abascal (Bilbao, 1976), militante del Partido Popular en el País Vasco, en el contexto totalitario marcado por el nacionalismo vasco terrorista, dirigió a Rajoy el 22 de noviembre de 2013, anunciando su salida del partido, reivindicando la política antiterrorista de la etapa de Aznar y criticando las excarcelaciones y la continuidad de la política de apaciguamiento de Zapatero por Rajoy. González Cuevas evoca la disidencia de Maura en el Partido Conservador en 1913 como antecedente de este comportamiento. A continuación, desarrolla un análisis de las primeras crisis y una suerte de quién es quién en el nuevo partido. El capítulo segundo describe el aislamiento del partido en la esfera pública mediatizada y su conexión con distintos sectores sociales conservadores. Mientras tanto, la crisis del PP se agrava, tras la victoriosa moción de censura de Sánchez contra Rajoy. Casado gana el Congreso para suceder a Rajoy frente a la centrista exvicepresidenta Sáenz de Santamaría (2011-‍2018) en julio de 2018, pero su situación ante la opinión pública y en el interior del partido es frágil.

El capítulo quinto describe la institucionalización organizativa del partido y la articulación de su proyecto político e ideológico en torno al liberalismo conservador y la identidad nacional española. El autor, siguiendo a Duverger, caracteriza al partido como de articulación débil y centralización fuerte, en el que conviven tres grandes tendencias políticas e ideológicas (p. 157): nacionalistas españoles identitarios, católicos tradicionales y conservadores liberales procedentes del PP. Los ataques desde el sistema de medios alineado con el bipartidismo no se hicieron esperar. La identidad nacional en la interpretación de VOX consiste en una simbiosis entre tradicionalismo y liberalismo, una nación política que nace con las Cortes de Cádiz, con profundas raíces históricas multiseculares. Otra característica programática es su oposición frontal a la denominada ideología de género, una elaboración doctrinal del feminismo que cuestiona el feminismo liberal de la igualdad. Se persigue una síntesis liberal conservadora, liberal en economía y política, pero conservadora en familia y bioética.

El capítulo sexto se dedica al análisis de la fulgurante aparición de VOX en las elecciones andaluzas el 2 de diciembre de 2018, tras su éxito movilizador con el mitin de Vista Alegre en octubre de ese año. El contenido de su campaña giró en torno a la idea de reconquista y otras variaciones historicistas sobre la identidad española, junto con una oposición abierta a la inmigración irregular. Para su difusión empleó los medios sociales (Youtube, Twitter, Facebook, Whatsapp e Instagram) con mayor eficacia e intensidad que sus rivales del establishment, y debido a la falta de receptividad a su mensaje en los medios tradicionales, públicos y privados. La desorientación de los partidos establecidos fue constatable en los dos extremos del espectro. Las izquierdas agitaron la etiqueta de la ultraderecha, especialmente desde la ultraizquierda de Adelante Andalucía (Podemos). Las derechas tampoco vieron venir sus resultados más que notables (Turnbull-Dugarte, Stuart J. 2019. «Explaining the end of Spanish exceptionalism and electoral support for Vox», Research and Politics, Disponible en: https://doi.org/10.1177/2053168019851680‍Turnbull, 2019), que sorprendieron a todo el mundo, causando un gran revuelo. Y así la ultraizquierda y sus medios pidieron un «cordón sanitario» contra el partido emergente, agitando el fantoche del antifascismo; algo injustificable tanto en su empleo propagandístico como, peor aún, por su descuidado uso por algún politólogo falto de rigor, como ha subrayado una buena conocedora de la materia (Acha, Beatriz. 2019. «No, no es un partido (neo)fascista». Agenda Pública, 6-1-2019. Disponible en: http://agendapublica.elpais.com/no-no-es-un-partido-neofascista/‍Acha, 2019). Por su parte, Ferreira (Ferreira, Carles. 2019. «Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideología». Revista Española de Ciencia Política, 51, 73-98. Disponible en: https://doi.org/10.21308/recp.51.03‍2019) rechaza la etiqueta populista para calificar a VOX y subraya el ingrediente nacionalista en su ideología. Como señala González Cuevas, la izquierda española no ha sufrido réplica a sus ideas y postulados y de esa ausencia nace su pobreza analítica. Es reseñable la ausencia del algún intelectual de peso entre sus filas comparable a los Taguieff, Mouffe, Streeck, Finkielkraut, Traverso... Se ha enfrentado a la derecha con estereotipos, una retórica demonológica y sus añejas técnicas de descalificación. El autor recoge un ramillete desolador de estos lugares comunes de los presuntos analistas empachados de postulados postmodernos, muchos de los cuales confunden el activismo con la ciencia política académica, ignorando, al parecer, la sabia distinción weberiana entre el político y el científico y su atinada descalificación de los socialistas de cátedra.

El capítulo séptimo analiza detalladamente el ascenso de VOX durante la contradictoria campaña permanente desarrollada desde el Gobierno de la moción de censura, con su retórica polarizadora trufada con los denominados viernes sociales, basados en el dispendio del erario. La convocatoria de elecciones municipales, autonómicas y europeas en 2019 y los resultados obtenidos por VOX le han permitido influir en la formación de diversos Gobiernos regionales (Madrid, Castilla y León, Murcia y Andalucía antes) y municipales significativos, Madrid, sobre todo. Además de estos procesos electorales, se celebraron elecciones generales en abril y, debido a la imposibilidad de formar Gobierno, se repitieron en noviembre, aunque el capítulo ya no recoge estas últimas. Como se sabe, dieron paso a un sistema de cinco partidos más los partidos nacionalistas y otras agrupaciones localistas. VOX pasó de 2 688 092 votos válidos y 24 escaños en abril a 3 656 979 y 52, en noviembre, respectivamente, convirtiéndose en la tercera fuerza política del hemiciclo.

El libro termina con un capítulo de conclusiones provisionales, en el que González Cuevas destaca que VOX es «la respuesta y la protesta contra lo más caduco y cínico del conservadurismo español contemporáneo, una derecha permanentemente disfrazada de “centrismo”, e incapaz no ya de defender intereses, sentimientos y tradiciones plenamente legítimos, sino de definir y plantear un proyecto político que diera respuesta a la crisis social, política intelectual y moral que padece la sociedad española desde hace años» (p. 279), ya que ni AP, UCD, PP o Ciudadanos han logrado elaborar auténticos proyectos de reforma intelectual y moral. Solo VOX se ha atrevido a desafiar los consensos básicos, pero «es todavía una realidad in nuce, sin consolidar como movimiento político y que carga con no pocas hipotecas para su futuro». Pero advierte que la «síntesis de liberalismo económico y conservadurismo moral, solo puede ser funcional en sociedades como Estados Unidos, pero no en Europa, y mucho menos en España», ya que esos «planteamientos económicos traen consigo la destrucción de las tradiciones sociales, el economicismo, el materialismo, el individualismo, la sociedad de mercado y la globalización» (pp. 284-285), y ello supone la renuncia a la tradición del Estado social conservador y a su presencia e influencia en las clases populares. Además, carece de una proyección mediática propia en un sistema mediático dominante de carácter abiertamente represivo. Termina recordando cómo en términos académicos es insostenible calificar a VOX como un partido neopopulista de derechas, cosa que ha negado una voz tan autorizada como la de la teórica del populismo de izquierdas, Chantal Mouffe, ni mucho menos neofascista, lo que niega explícitamente el máximo experto en el fascismo, Emilio Gentile.

La universidad y la sociedad española en general han contraído una enorme deuda de gratitud con Pedro González Cuevas por su labor como historiador de las ideas políticas de las derechas españolas. Y ello porque significativamente, dado el sesgo anticonservador casi universal en la academia y en los medios de comunicación durante la democracia, los gustos personales y la moda política tomaron forma en consecuencia, es decir, contra el estudio de los partidos de la derecha y a favor de los de las izquierdas, pero González Cuevas ha mantenido el rumbo de su programa de investigación contra la corriente dominante. Mientras que los segundos recibieron mucha atención académica, los primeros fueron desestimados sumariamente como partidos antipáticos. Y durante mucho tiempo permanecieron condenados, si no al armario de la historia, al menos a los estantes superiores y más oscuros de la investigación científico-social e histórica. El libro resultará de interés para el público culto en general y para distintas audiencias especializadas en la ciencia política. Debiera ser también de obligada lectura para políticos y periodistas de todos los partidos.

Por último, es una lástima que la edición no se haya cuidado más, pues abundan las erratas y la división de diptongos. La eliminación de los antiguos correctores de estilo de todas las editoriales para abaratar costes provoca inevitablemente que el producto final se resienta.

NOTAS[Subir]

[1]

Intervención de Mariano Rajoy en un acto con interventores y apoderados del PP de Alicante. Partido Popular: Elche, 19-‍4-2008.

Referencias[Subir]

[1] 

Acha, Beatriz. 2019. «No, no es un partido (neo)fascista». Agenda Pública, 6-1-2019. Disponible en: http://agendapublica.elpais.com/no-no-es-un-partido-neofascista/.

[2] 

Alonso, Rogelio. 2018. La derrota del vencedor. La política antiterrorista del final de ETA. Madrid: Alianza.

[3] 

Behrend, Jacqueline y Laurence Whitehead. 2016. Illiberal Practices. Territorial Variance within Large Federal Democracies. Baltimore: Johns Hopkins.

[4] 

Ferreira, Carles. 2019. «Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideología». Revista Española de Ciencia Política, 51, 73-‍98. Disponible en: https://doi.org/10.21308/recp.51.03.

[5] 

García Pelayo, Manuel. (1986). El Estado de partidos. Madrid. Alianza.

[6] 

Giraudy, Agustina, Eduardo Moncada y Richard Snyder. 2019. Inside Countries. Subnational Research in Comparative Politics. Cambridge: Cambridge University Press.

[7] 

González Cuevas, Pedro Carlos. 2000. Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días. Madrid: Biblioteca Nueva.

[8] 

González Cuevas. Pedro Carlos. 2009. Conservadurismo heterodoxo. Tres vías ante las derechas españolas: Maurice Barrès, José Ortega y Gasset y Gonzalo Fernández de la Mora. Madrid: Biblioteca Nueva.

[9] 

Herrero de Miñón, Miguel. 1993. Memorias de estío. Madrid: Temas de Hoy.

[10] 

Manin, Bernard. 1998. Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza.

[11] 

Payne, Stanley G. 2015. «Pedro Carlos González Cuevas: La razón conservadora: Gonzalo Fernández de la Mora, una biografía político-intelectual», Revista de Estudios Políticos, 170: 339-‍361.

[12] 

Ramírez, Manuel. 2003. España de cerca. Reflexiones sobre veinticinco años de democracia. Madrid: Trotta.

[13] 

Ramírez, Manuel. 2006. Siete lecciones y una conclusión sobre la democracia establecida. Madrid: Trotta.

[14] 

Turnbull-Dugarte, Stuart J. 2019. «Explaining the end of Spanish exceptionalism and electoral support for Vox», Research and Politics, Disponible en: https://doi.org/10.1177/2053168019851680.

[15] 

Ziblatt, Daniel. 2017. Conservative Parties and the Birth of Democracy. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/97811390 30335.

[16] 

Zúquete, José Pedro. 2018. The Identitarians. The Movement against Globalism and Islam in Europe. Notre Dame: The University of Notre Dame Press.