RESUMEN
Desde la primera alternancia política a principios del siglo xxi hasta antes de la elección concurrente de 2018, el sistema político mexicano había consolidado su estructura de competencia en torno a tres partidos dominantes, pero en el que solo el PRI y el PAN se habían alternado el poder ejecutivo. Fue precisamente en las elecciones de 2018 cuando se impuso un hito en la trayectoria del sistema político y de partidos por la irrupción de un nuevo partido político de izquierda (MORENA) y su entrada al Gobierno. Este artículo analiza las elecciones generales de 2018 considerando la evolución de la competencia electoral desde dos perspectivas. La primera se centra en las trayectorias y cambios en la estructura del sistema de partidos, y la segunda en la conformación del poder y sus efectos hasta los últimos comicios. La investigación concluye que las elecciones de 2018 son el inicio de un nuevo ciclo político que consolida un proyecto de izquierda a través del que México entra los procesos de transición ideológica latinoamericanos y evidencia la existencia de ciclos de competencia en el sistema de partidos.
Palabras clave: ciclos políticos, MORENA, cambio del sistema de partidos, partidos políticos, elecciones.
ABSTRACT
Since the first political alternation in the early 21st century up until just before the 2018 concurrent election, the Mexican political system had consolidated its competition structure around three dominant parties; but where only the PRI and the PAN had alternated into the Executive Power. It was precisely in the 2018 elections when a landmark occurred in the trajectory of both the political and party systems with the emergence of a new left political party (MORENA) and its entry into government. This article analyzes the 2018 general election considering the evolution of political competition from two perspectives. The first one focuses on the trajectories and changes in the structure of the party system; and the second one, on the political power conformation and its effects until the last elections. The investigation concludes that the 2018 elections are the beginning of a new political cycle that consolidates a political left project through which Mexico enters into the processes of Latin American ideological transition and they show the existence of competition cycles in the party system.
Keywords: political cycles, MORENA, party system change, political parties, elections.
SUMARIO
El caso de México es particularmente relevante en el contexto latinoamericano debido
al proceso de transformación de su sistema político. La transición a la democracia
iniciada a finales de la década de 1970 con las reformas electorales promovidas para
la liberación del sistema y el progresivo pluralismo producto de la reingeniería constitucional
de principios de la década de 1990, permitieron que con la llegada del siglo xxi México se incluyera entre los países con apertura democrática de la tercera ola (Castaños, Fernando, Julio Labastida y Miguel A. López (coords.). 2007. El estado actual de la democracia en México: retos, avances y retrocesos. México DF: UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales.Castaños et al., 2007; Zamitiz G., Héctor. 2008. Transición política, alternancia y proceso de gobierno en México 2001-2006. México: UNAM.Zamitiz, 2008; Prud’homme, Jean-François. 2010. «El sistema de partidos», en Soledad Loaeza y Jean-François
Prud’homme (coords.), Instituciones y Procesos Políticos, XV. Los grandes problemas de México. México DF: El Colegio de México.Prud’homme, 2010; Barrientos, Fernando y Daniel Añorve. 2014. «México 2013: acuerdos, reformas y descontento»,
Revista de Ciencia Política, 34: 221-247. Disponible en:
Lo anterior consolidó la idea de un sistema de partidos institucionalizado con alternancias
de Gobierno y relativo dinamismo en la conformación de poder (Klesner, Joseph L. 2005. «Electoral competition and the new party system in Mexico»,
Latin American Politics and Society, 47 (2): 103-142. Disponible en:
Teniendo en cuenta lo anterior, el presente artículo tiene como objetivo explicar cómo y por qué sucedió el cambio político en el país. Con ello se trata de entender la alternancia política que supone, al mismo tiempo, un cambio en la ideología del Gobierno. Específicamente, se describe el proceso electoral de 2018, enmarcado por la irrupción de nuevas organizaciones partidistas, con la intención de determinar los cambios en la estructura de competencia y sus efectos en la composición de los Gobiernos hasta dichas elecciones. Para ello, el artículo se estructura en cuatro apartados. El primero desarrolla las perspectivas teóricas sobre el cambio del sistema de partidos y sus implicaciones en la definición de los ciclos políticos. El segundo apartado detalla las herramientas metodológicas desarrolladas en las secciones empíricas posteriores. El tercer apartado describe el proceso electoral de 2018, destacando sus particularidades y los elementos explicativos de la elección. En la cuarta sección se analiza la evolución y cambio del sistema de partidos mexicano describiendo sus implicaciones en la conformación del poder político durante las tres últimas décadas (1988-2018). Finalmente, el artículo cierra con las conclusiones, en las que se destaca la nueva conformación política y sus efectos en la relación entre los poderes del Estado.
La noción de ciclos alude a procesos de inicio, estabilización y cambio de proyectos políticos asociados
a determinadas perspectivas ideológicas y económicas (Roberts, Kenneth. M. 2017. «State of the field. Party politics in hard times: Comparative
perspectives on the European and Latin American economic crises», European Journal of Political Research, 56 (2): 218-233. Disponible en:
Desde esta perspectiva, las trayectorias políticas de América Latina se pueden asociar
con tres ciclos paralelos a procesos de cambio programáticos e ideológico de los Gobiernos.
El primer ciclo político que va de la mano con la transición hacia la democracia es
la consolidación del modelo neoliberal en la política regional durante la década de
1990-2000, caracterizada por la llegada generalizada de partidos y Gobiernos con
una postura ideológica asociada a la implementación de políticas económicas derivadas
del Consenso de Washington. El segundo ciclo se produce con la llegada de Gobiernos
de izquierda, de corte progresista, que a inicios del siglo xxi (1998-2010) accedieron el poder en gran parte de los países de la región, asumiendo
con ello un nuevo paradigma político y económico vinculado al boom de las commodities. El tercer ciclo (2010-2018) supuso el regreso y afianzamiento de los Gobiernos de
derecha latinoamericanos como respuesta a políticas sociales de los Gobiernos progresistas
previos. En este punto, los países que no habían manifestado un cambio en sus Gobiernos
desde el primer ciclo político habían mantenido un perfil ideológico consistente con
Gobiernos de centro y derecha desde los procesos de transición democrática (Levitsky, Steven y Lucan A. Way. 2010. «Democracy’s Past and Future: Why Democracy
Needs a Level Playing Field», Journal of Democracy, 21 (1): 57-68. Disponible en:
Estos ciclos políticos latinoamericanos evidenciados a lo largo de tres décadas no
solo han revelado procesos de cambio en la composición política, sino que además son
producto de dinámicas exógenas asociadas a procesos económicos y sociales (Levitsky, Steven y Kenneth Roberts. 2011. The resurgence of the Latin American left. Baltimore: Johns Hopkins University Press.Levitsky y Roberts, 2011; Weyland, Kurt, Raúl Madrid y Wendy Hunter. 2010. Leftist governments in Latin America: Successes and shortcomings. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en:
el cambio en el sistema de partidos puede ocurrir cuando, como resultado de las estrategias ideológicas y los cambios electorales, se produce una transformación de la dirección de la competencia o de la fórmula de gobierno. Si, por otro lado, el cambio implica simplemente el realineamiento de las bases sociales del apoyo a los partidos o el surgimiento de un nuevo conjunto de issues, mientras deja el patrón de competencia esencialmente intacto, esto no debería considerarse de mayor importancia, al menos en términos del sistema de partidos (ibid.: 52)[2].
En este sentido, y a pesar de su poca claridad metodológica, Mair (Mair, Peter. 1989. «The Problem of Party System Change», Journal of Theoretical Politics, (3): 251-276. Disponible en:
De acuerdo con ello, los patrones de cambio del sistema de partidos según Mair, se
pueden ubicar en tres aspectos: a) el ingreso de nuevos partidos (p. ej. los partidos
ecologistas a finales de la década de 1980 en Europa y a mediados de 1990 en América
Latina); b) el decrecimiento de apoyo electoral a los partidos tradicionales por la
movilidad social (p. ej. la base obrera tradicionalmente vinculada a los partidos
socialistas), y c) el crecimiento de los partidos ubicados al extremo de la escala
ideológica (principalmente en la segunda década del siglo xxi) (ibid.: 46-47). La lógica que propone el autor deja ver que la existencia del cambio electoral
asume un cambio en los clivajes, lo cual determina un cambio en el sistema de partidos
(ibid.). Con ello, entiende que los cambios en los patrones tradicionales del voto, que
operativamente aluden a la volatilidad y los datos electorales utilizados para su
cálculo, se constituyen como las herramientas fundamentales para determinar el cambio
en los sistemas de partidos (Pedersen, Morgens N. 1983. «Changing patterns of electoral volatility in European
party systems, 1948-1977: Explorations in explanation», en Hans Daalder y Peter Mair
(eds.), Western European party systems: Continuity and change. Beverly Hills: Sage. Pedersen, 1983; Mainwaring, Scott y Edurne Zoco. 2007. «Political sequences and the stabilization
of interparty competition», Party Politics, 13 (2): 155-178. Disponible en:
La segunda consideración teórica tiene que ver con las condiciones exógenas que inducen
al cambio del sistema de partidos. Para ello, Magaloni (Magaloni, Beatriz. 2006. Voting for Autocracy: Hegemonic Party Survival and its demise in Mexico. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en:
Con base en los elementos anteriores, teóricamente los sistemas de partidos indican,
primero, la existencia de unidades (partidos) que interactúan dentro de un marco de
referencia. Dichas interacciones indican tanto la cantidad de partidos que compiten
(fragmentación) como el espectro ideológico en el cual lo hacen (polarización) (Sartori, Giovani. 2005. Parties and Party Systems: A Framework for Analysis. Essex: ECPR Press.Sartori, 2005). Segundo, dichas interacciones que estructuran el tipo de sistema se dan dentro
de un entorno normativo (régimen y sistema electoral) (Lijphart, Arend. 1995. Sistemas electorales y sistemas de partidos, Un estudio de veintisiete democracias
1945-1990. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.Lijphart, 1995; Nohlen, Dieter. 2013. «Controversias sobre sistemas electorales y sus defectos». Revista Española de Ciencia Política, 31: 9-39. Disponible en:
La investigación tiene como objetivo general el determinar los cambios en la estructura de competencia y sus efectos en la composición política de los Gobiernos desde las elecciones de 1988 hasta 2018. Como objetivo particular se busca explicar y entender los elementos que generaron el cambio en el sistema de partidos mexicano en la elección de 2018, al ser esta paradigmática por instaurar un momento de interrupción o fin de la hegemonía de la representación de los partidos tradicionales. Bajo estos dos objetivos, la investigación se articula en dos dimensiones. Por un lado, se desarrollan las variables contextuales, las cuales tienen que ver con las causas que pretenden explicar el cambio en el sistema político (variables exógenas). Por otro, al hablar del sistema de partidos se analizan las dimensiones que estructuran sus interacciones (variables endógenas).
Las variables contextuales o exógenas refieren elementos específicos que constituyen
posibles variables explicativas del cambio del sistema, las cuales se estructuran
en tres dimensiones (Magaloni, Beatriz. 2006. Voting for Autocracy: Hegemonic Party Survival and its demise in Mexico. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en:
Para ello se utilizan variables actitudinales como el apoyo a la democracia, la confianza en las instituciones políticas como los partidos, las elecciones, la simpatía partidista, la percepción de inseguridad y protección de derechos, el apoyo al sistema político y la percepción del funcionamiento del sistema de justica, cuya información se obtiene del Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) (2012-2017). Dichas variables miden de 0-100 el grado de concentración de la muestra ciudadana respecto a la variable correspondiente. Para la observación de las dinámicas partidistas se utilizan las variables sobre la institucionalización y los vínculos partidistas, para lo cual se utilizan datos de Varieties of Democracy Project (V-DEM) de Coppedge et al. (2019), el cual permite entender las democracias a partir del funcionamiento de sus instituciones. Los indicadores utilizados miden en una escala de 0-1 el grado de consolidación de cada indicador, de menor a mayor.
La segunda dimensión de la investigación se centra en los elementos de análisis del
sistema de partidos (Lijphart, Arend. 1995. Sistemas electorales y sistemas de partidos, Un estudio de veintisiete democracias
1945-1990. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.Lijphart, 1995; Nohlen, Dieter. 1998. Sistemas electorales y partidos políticos. México DF: Fondo de Cultura Económica.Nohlen, 1998; Sartori, Giovani. 2005. Parties and Party Systems: A Framework for Analysis. Essex: ECPR Press.Sartori, 2005; Ruíz Rodríguez, Leticia M. y Patricia Otero Felipe. 2013. Indicadores de partidos y sistemas de partidos. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.Ruiz Rodríguez y Otero Felipe, 2013; Mainwaring, Scott. (ed.). 2018. Party systems in Latin America: Institutionalization, decay, and collapse. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en:
En términos metodológicos, el cambio es la diferencia entre dos momentos de la dimensión
del sistema de partidos que se observa. En términos operativos el cambio se expresa
de la siguiente forma: Xt1 – Xt2, donde Xt1 es el indicador X en el momento 1 y Xt2 es el indicador X en el momento 2. Esta medición es aplicada a todos los indicadores analizados. Por último, el cálculo
de la coherencia entre las arenas electorales intenta determinar la diferencia entre
la arena electoral (presidencial) y la arena parlamentaria (legislativa). El indicador
se expresa de la siguiente forma: CX = E-P, donde Cx es la coherencia en cada dimensión del sistema de partidos, E es
el indicador a nivel electoral y P es el indicador a nivel parlamentario. El cálculo
del indicador se retoma de Martínez-Hernández y Campos (Martínez-Hernández, Aldo A. y Sergio Campos. 2016. «El cambio de los partidos políticos en México: organización, programa y rendimiento»,
Revista Teoría y Pesquisa: Revista de Ciência Política, 25 (2): 121-156. 2016) y de Budge et al.(Budge, Ian, Lawrence Ezrow y Michael D. Mcdonald. 2010. «Ideology, Party Factionalism
and Policy Change: An integrated dynamic theory», British Journal of Political Science, (40): 781-804. Disponible en:
Queda mencionar que la investigación hace uso de datos electorales de 1988-2018 en dos niveles: nacional (presidencia y legislativo) y subestatal (estados), así como la aplicación de fórmulas electorales para el análisis del sistema de partidos. Con ello, se pretende una descripción de las trayectorias del sistema de partidos mexicano bajo un esquema causal que permita comparar los efectos exógenos en la composición del poder político además de los cambios en la estructura de competencia.
Desde la alternancia política a nivel presidencial en el año 2000, México había avanzado hacia la institucionalización de dinámicas de competencia que, hasta antes de las elecciones de 2018, habían permitido la alternancia en el Gobierno de dos partidos políticos a lo largo de casi dos décadas: PRI y PAN. Después de los doce años de Gobierno del PAN, primero con Vicente Fox (2000-2006) y posteriormente con Felipe Calderón (2006-2012), el PRI regresó al Ejecutivo federal con Enrique Peña Nieto (2012-2018).
El sexenio de Peña Nieto dio continuidad a políticas asistenciales para la reducción
de la pobreza y la desigualdad promovidas por los Gobiernos panistas, que a su vez
eran una progresión de las políticas instauradas en la década de 1990. También continuó
la política fiscal que permitió la estabilidad macroeconómica del país, junto con
la inversión en infraestructura y aumento del gasto público (Espinoza Toledo, Ricardo y Juan P. Navarrete Vela. 2016. «MORENA en la reconfiguración
del sistema de partidos en México», Revista de Estudios Políticos, 37: 81-109. Disponible en:
En términos específicos, se pueden establecer al menos tres elementos que evidencian
este contexto mexicano previo a las elecciones de 2018 y que se posicionan como posibles
variables explicativas del resultado de estas elecciones (Tavits, Margit. 2007. «Party system in the making: The emergence and Success of new
parties in New Democracies», British Journal of Political Science, 38 (1): 113-133.Tavits, 2007; Lago, Ignacio y Ferrán Martínez. 2011. «Why new parties?», Party Politics, 17 (I): 3-20 Disponible en:
El segundo elemento alude a las condiciones políticas, entre las que se encuentran la corrupción y la política exterior. Sobre la corrupción, los eventos derivados del mal ejercicio en la Administración pública en los diversos niveles de gobierno incentivaron una percepción de corrupción generalizada de la sociedad respecto a los políticos. Entre los numerosos casos que tuvieron presencia en el debate público, y aún en proceso punitivo, estuvieron los presuntos conflictos de interés y la compra de la Casa Blanca de Peña Nieto, el caso de desvío de recursos en la llamada estafa maestra, en la que intervinieron diversas instituciones educativas y secretarías de Estado, los diversos casos de corrupción asociados a los gobernadores del PRI, además de los vinculados con empresas privadas, exsecretarios de Gobierno y los partidos políticos (Díaz-Jiménez, Oniel. F. y Luis. E. León. 2019. Los escenarios electoral e ideológico en el sistema de partidos mexicano. Una mirada posterior a la elección de 2018. Valencia: Tirant Lo Blanch; Universidad de Guanajuato; Instituto Electoral del Estado de Guanajuato. Díaz y León, 2019: 55). Por otro lado, se encontraban las complicaciones en política exterior con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, evento que provocaría un cisma en la relación con México, iniciado con la renegociación del Tratado de Libre Comercio en un clima de declaraciones xenófobas por parte del presidente norteamericano. Dicha situación asumía la discusión de la dependencia económico-comercial con el país del norte, en un contexto de baja credibilidad y confianza en el presidente (tablas 1, 2 y 3).
2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Crecimiento del PIB per cápita (% anual) | 2,2 | 0 | 1,5 | 2 | 1,7 | 0,9 | 0,9 |
Índice de Inflación (% anual) | 4,1 | 1,5 | 4,4 | 2,8 | 5,4 | 6,8 | 5,3 |
Rentas del petróleo (% del PIB) | 5,3 | 4,7 | 3,9 | 1,6 | 1,2 | 1,7 | |
Crecimiento del PIB (% anual) | 3,64 | 1,35 | 2,8 | 3,29 | 2,92 | 2,07 | 1,99 |
Índice de desigualdad de Gini | 45,4 | 45,8 | 43,4 | ||||
Pobreza (%) | 45,5 | 46,2 | 43,6 | 41,9 | |||
Pobreza extrema (%) | 9,8 | 9,5 | 7,6 | 7,4 | |||
Desempleo, total (% de la población activa) | 4,89 | 4,91 | 4,81 | 4,31 | 3,86 | 3,42 | 3,32 |
Homicidios por cada cien mil habitantes | 22 | 19 | 17 | 17 | 20 | 26 | 29 |
Homicidios (miles de personas) | 25.967 | 23.063 | 20.010 | 20.762 | 24.559 | 32.079 | 35.964 |
Homicidios (miles de mujeres) | 2.764 | 2.648 | 2.408 | 2.383 | 2.813 | 3.430 | 3.663 |
Fuente: elaboración propia con datos del INEGI (disponible en: https://bit.ly/3jDsfl3) y CONEVAL (disponible en: https://bit.ly/3oIP4aq).
Variable | 2012 | 2014 | 2017 |
---|---|---|---|
Apoyo a la democracia | 64,7 | 62,3 | 49,4 |
Confianza institucional | 50,8 | 45,4 | 40,7 |
Confianza en las elecciones | 44,4 | 28,4 | 26,2 |
Confianza en los partidos políticos | 29 | 18 | 13,8 |
Simpatía con los partidos políticos | 36,1 | 27,7 | 18,8 |
Percepción de inseguridad | 43,5 | 51,6 | 48,1 |
Protección de derechos | 51,2 | 44,7 | 37,5 |
Apoyo al sistema político | 55,9 | 52 | 45,5 |
Percepción de juicio justo | 47,3 | 41,9 | 36,5 |
N | 1560 | 1535 | 1500 |
Fuente: elaboración propia con datos del Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) (disponible: www.LapopSurveys.org).
Por último, dos elementos respecto a las condiciones de la democracia. El primero
tiene que ver con las estructuras institucionales dedicadas a la organización de las
elecciones. Desde la instrumentalización de la transición, pasando por las diversas
alternancias políticas a nivel federal y subestatal, el país dejaba muestras de una
progresiva institucionalización de los procesos y normalidad democrática. Sin embargo,
las elecciones de 2006, 2012 y las de 2015-16, dejaban dudas sobre el proceso de
gestión de los comicios. La evidencia de vicios en el financiamiento de las campañas,
el escaso margen de victoria durante las elecciones presidenciales de 2006, el clientelismo
y compra de votos manifestado en 2012 y los casos de intervención de gobernadores
en los procesos estatales en las elecciones intermedias de 2015, incitaron críticas
ciudadanas sobre la legalidad y transparencia de las elecciones, lideradas esencialmente
por el candidato Andrés M. López Obrador (Mendoza, Oscar, Rodrigo Sánchez y Alberto Toledo. 2013. «De votos a curules: las reglas
del sistema electoral mexicano y sus implicaciones políticas en la elección federal
de 2012», Revista Política y Gobierno, 20: 107-140.Mendoza et al., 2013; Espinoza Toledo, Ricardo y Juan P. Navarrete Vela. 2016. «MORENA en la reconfiguración
del sistema de partidos en México», Revista de Estudios Políticos, 37: 81-109. Disponible en:
La segunda cuestión sobre el estado de la democracia está ligada a dos dimensiones actitudinales de la sociedad. La primera tiene que ver con la valoración social del funcionamiento del sistema democrático, en donde la sociedad mexicana durante este periodo manifestó elementos de desgaste relevantes. Según datos de LAPOP (2012-2017), tanto el apoyo a la democracia (la democracia como mejor forma de gobierno y la satisfacción con la democracia) como la confianza institucional (el nivel de confianza en los partidos políticos, poderes constitucionales, policía, elecciones) manifestaron un progresivo decaimiento, llegando a los niveles más bajos del periodo democrático. El desgaste en la percepción ciudadana de las instituciones producto de un contexto de alta victimización por corrupción, alta percepción de inseguridad, baja percepción de justicia, alta percepción de violencia e incremento en la impunidad acumulados en este periodo, fueron las piezas que se revelaron en el declive de la evaluación ciudadana, cuestionando la estabilidad de sistema político y la calidad de la democracia (tabla 2).
2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Institucionalización partidista | 0,9 | 0,91 | 0,91 | 0,88 | 0,88 | 0,88 | 0,86 |
Vínculos partidistas | 0,79 | 1 | 1 | 0,65 | 0,66 | 1,13 | 0,56 |
Corrupción del Ejecutivo | 0,43 | 0,73 | 0,73 | 0,73 | 0,73 | 0,55 | 0,55 |
Índice de democracia electoral | 0,65 | 0,64 | 0,6 | 0,65 | 0,67 | 0,67 | 0,72 |
Índice de Estado de derecho | 0,63 | 0,51 | 0,51 | 0,52 | 0,54 | 0,58 | 0,59 |
Fuente: elaboración propia con datos de Coppedge et.al. (Coppedge, Michael, John Gerring, Carl H. Krnutsen, Joshua Krusell, Juraj Medzihorsky, Josefine
Pernes, Svend-Erik Skaaning, Natalia Stepanova, Jan Teorell, Eitan Tzelgov, Steven
L. Wilson y Staffan I. Lindberg. 2019. V-Dem Codebook v9, Varieties of Democracy (V-Dem) Project. Disponible en:
Finalmente, el último elemento tiene que ver con las dinámicas político-partidistas en dos aspectos. El primero lo constituyen las condiciones actitudinales de los ciudadanos hacia los partidos políticos. Según datos de LAPOP (2012-2017) durante este periodo la simpatía partidista y el nivel de confianza en los partidos manifestaron los niveles más bajos identificados por el barómetro para el caso mexicano. Estos dos elementos que refieren a las instituciones representativas por excelencia fueron los más bajos en términos porcentuales en contraste con otras instituciones políticas. La relación, es justamente evidenciada por los datos del V-DEM (2012-2018), en donde se manifiesta el decrecimiento en la institucionalización partidista y la baja muestra en vínculos entre partidos y ciudadanía, en un contexto de bajo nivel de Estado de derecho y alta corrupción en los poderes del Estado. Lo anterior dejó ver una crisis del estado de la democracia representativa revelada por la falta de legitimidad y enraizamiento de las instituciones partidistas (tablas 2 y 3). En síntesis, el proceso electoral de 2018 se abría paso en un contexto novísimo de la realidad política enmarcada por una crisis institucional y una creciente insatisfacción ciudadana.
El domingo 1 de julio se declaró ganador a Andrés Manuel López Obrador, de la coalición MORENA-Partido Encuentro Social (PES)-Partido del Trabajo (PT) con el 53 % de los votos. En segundo lugar se ubicó Ricardo Anaya, de la coalición PAN-PRD-Movimiento Ciudadano (MC) con el 22 % de los votos. El tercer lugar correspondió a José Antonio Meade de la coalición PRI-Partido Nueva Alianza (PNA)-Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con el 16 % de los votos. En cuarto lugar, el candidato independiente Jaime Rodríguez con el 5 %. Estos resultados evidenciaron tres elementos novísimos para el sistema de partidos mexicano que hacen alusión a los elementos de cambio enunciados por Mair (Mair, Peter. 2002. Party System change. Approaches and Interpretartions. Oxford: Oxford University Press.2002). El primero es que se dio la llegada al Ejecutivo de un partido nuevo en el sistema; el segundo fue que se dio una alternancia política de un presidente de izquierda con el mayor apoyo electoral en la historia democrática del país, y el tercero ocurrió en la composición del Congreso con la adjudicación de mayorías en ambas Cámaras Legislativas, aunado al declive electoral de los partidos tradicionales (tablas 4, 5, 7-9). Los elementos anteriores pueden ser explicados a la luz de la evolución del comportamiento de los votantes y los movimientos en las preferencias de las últimas seis elecciones presidenciales (tabla 4).
En términos comparativos, la relevancia de la elección presidencial de 2018 se asocia a dos elementos. El primero es por las similitudes con las elecciones previas a la alternancia política del año 2000, en la que se manifiesta una mayor distancia de votos entre el primer y el segundo lugar, lo cual deja muestras de la legitimidad electoral en este proceso. La segunda es por la relación histórica del voto hacia los partidos tradicionales. Inicialmente, para el PRI estas elecciones significaron el peor resultado electoral de toda su historia. El PRI, con excepción de las elecciones de 2012, en las que regresa a la Presidencia, había evidenciado un progresivo declive electoral desde las elecciones de 1988 hasta las elecciones de 2018. La particularidad de esta tendencia es que el PRI después de las elecciones de 2000 dejó de ser el partido al que vencer, pasando de partido hegemónico a uno que disputaba el segundo o tercer lugar en cuanto a la Presidencia. Las elecciones de 2018 son reflejo de una tendencia que se advierte desde inicios del siglo xxi (tabla 5). Por otro lado, el PAN, que logró en las elecciones de 2018 posicionarse como el segundo partido con mayor apoyo electoral, ha mantenido una presencia constante como una opción competitiva para los electores, manifestando una capacidad real de hacerse con el poder ejecutivo, condición que fue consolidada desde las elecciones del 2000 y 2006. En este sentido, el PAN pasó de ser un partido de oposición a ser el partido dominante al que vencer durante este periodo. A pesar de lo anterior, la evolución del apoyo electoral del PAN ha disminuido progresivamente desde la primera alternancia política hasta estas últimas elecciones, que significaron los peores resultados de las últimas cinco elecciones presidenciales (tabla 4).
Por último, para entender la llegada de MORENA a la Presidencia se debe realizar un recuento de las últimas tres décadas de voto hacia los partidos de izquierda más representativos. La izquierda, ligada históricamente al PRD, y desde las elecciones 2018 a MORENA, dejan ver que su apoyo se había consolidado por encima del 30 % desde las elecciones de 2006. El cambio en esta tendencia fue el aumento en la elección de 2018, cuando alcanzó una votación histórica (53 %). El triunfo de López Obrador y MORENA se produjo a la par que el declive electoral de los partidos tradicionales, manifestando así su capacidad de aglutinar los cambios en el comportamiento electoral (tabla 4).
Partido | 1988-1994 | 1994-2000 | 2000-2006 | 2006-2012 | 2012-2018 | 2018-2024 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Cand. | % | Cand. | % | Cand. | % | Cand. | % | Cand. | % | Cand. | % | |
PRI | Carlos Salinas de Gortari | 50,36 | Ernesto Zedillo Ponce de León | 48,69 | Francisco Labastida Ochoa | 36,11 | Roberto Madrazo Pintado | 22,25 | Enrique Peña Nieto | 38,21 | José Antonio Meade Kuribeña | 16,41 |
PAN | Manuel Clouthier del Rincón | 17,02 | Diego Fernández de Ceballos | 25,92 | Vicente Foz Quezada | 42,52 | Felipe Calderón Hinojosa | 35,89 | Josefina Vázquez Mota | 25,41 | Ricardo Anaya Cortés | 22,28 |
PRD | Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano | 31,12 | Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano | 16,59 | Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano | 16,64 | Andrés Manuel López Obrador | 35,33 | Andrés Manuel López Obrador | 31,59 | ||
MORENA | Andrés Manuel López Obrador | 53,19 | ||||||||||
Cand Ind. | Jaime Rodríguez | 5,23 |
[*] |
Los datos se agregan al partido con mayor apoyo electoral de la coalición en cada proceso electoral. |
Fuente: elaboración propia con datos del INE y de Martínez-Hernández y Rosales Martínez (Martínez-Hernández, Aldo A. y Daniela Martínez. 2017. «La ideología de los partidos políticos en México: la estructura de la competencia y la dimensión izquierda-derecha (1946-2012)», Revista Latinoamericana de Política Comparada, (13): 31-55.2017).
Por otro lado, hasta antes de estas elecciones la geografía electoral había manifestado
un proceso de institucionalización que se inicia con la alternancia política a principios
del siglo, evidenciando así una estructura regional de apoyo electoral a los partidos
políticos tradicionales (Cornelius, Wayne. A., Todd A. Eisenstadt y Jane Hindley. 1999. Subnational politics and democratization in México. San Diego: Center for US-Mexican Studies. University of California. Cornelius et al., 1999; Sulmont Haak, David. 2015. Voto ideológico y sistema de partidos en América Latina: el peso de la dimensión izquierda-derecha
en el comportamiento electoral en Brasil, Chile, México y Perú. Cuadernos de Investigación, 12. Lima: IOP PUCP. Sulmont, 2015). Al hacer un recuento de las últimas tres elecciones presidenciales, la tabla 5 muestra que la distribución geográfica del apoyo electoral a los partidos era relativamente
consistente. Por un lado, el PAN ubicaba en el bajío y el norte del país su bastión
electoral. El PRD mantenía el sur como el territorio dominante de izquierda, y el
PRI mantenía el centro (de sur a norte) del país (Martínez-Hernández, Aldo A. y José Rama. 2018. «Asaltando el poder: el cambio en los
sistemas de partidos en México y España en perspectiva comparada (2000-2016)», Politics and Governance. Journal of Research and Political Analysis, 2: 47-74. Disponible en:
Al hacer alusión a las condiciones sociales desarrolladas en la sección contextual,
se mencionaron las problemáticas de pobreza y desigualdad, corrupción y Estado de
derecho, violencia e inseguridad, así como la calidad de la democracia y su posible
relación con el apoyo hacia los candidatos y partidos políticos. Esta relación podría
tener explicación en las propias características de los estados, en donde se identifican
dos rasgos que aportan a estos cuestionamientos (tabla 1-3 y 5) (Soderlünd, Peter, Hanna Wass y André Blais. 2011. «The impact of motivational and
contextual factors in first and second-order elections», Electoral Studies, 30: 689-699. Disponible en:
Elección | 2018 | 2012 | 2006 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Estado / Partido | PAN | PRI | MORENA | PAN | PRI | PRD | PAN | PRI | PRD |
Aguascalientes | 35,43 | 20,52 | 44,05 | 34,21 | 42,78 | 23,01 | 50,88 | 25,51 | 23,6 |
Baja California | 20,89 | 9,42 | 69,69 | 28,46 | 38,85 | 32,69 | 51,31 | 23,11 | 25,58 |
Baja California Sur | 20,37 | 10,11 | 69,52 | 30,89 | 43,11 | 26 | 36,57 | 17,59 | 45,84 |
Campeche | 12,77 | 22,66 | 64,58 | 30,01 | 41,51 | 28,48 | 34,31 | 30,54 | 35,16 |
Chiapas | 8,82 | 25,05 | 66,13 | 17,2 | 49,31 | 33,49 | 18,05 | 35,85 | 46,11 |
Chihuahua | 32,51 | 18,37 | 49,12 | 26,28 | 49,56 | 24,16 | 48,66 | 31,67 | 19,67 |
Ciudad de Mexico | 25,53 | 12,88 | 61,59 | 18,07 | 26,93 | 55 | 29,09 | 9,08 | 61,83 |
Coahuila | 24,12 | 28,1 | 47,78 | 38,05 | 41,22 | 20,74 | 45,97 | 28,2 | 25,84 |
Colima | 17,87 | 19,64 | 62,49 | 34,53 | 42,24 | 23,23 | 43,86 | 31,16 | 24,98 |
Durango | 28,05 | 21,09 | 50,86 | 29,58 | 48,83 | 21,59 | 47,52 | 28,56 | 23,92 |
Guanajuato | 46,33 | 18,81 | 34,85 | 43,48 | 42,8 | 13,72 | 63,32 | 20,19 | 16,49 |
Guerrero | 14,31 | 18,78 | 66,91 | 11,43 | 39,43 | 49,14 | 17,16 | 28,19 | 54,66 |
Hidalgo | 14,5 | 19,87 | 65,63 | 18,8 | 45,19 | 36,01 | 28,83 | 27,01 | 44,16 |
Jalisco | 37,44 | 16,16 | 46,39 | 33,99 | 42,18 | 23,83 | 53,22 | 26,06 | 20,72 |
Mexico | 20,74 | 20,73 | 58,53 | 19,08 | 45,24 | 35,69 | 33,59 | 19,57 | 46,83 |
Michoacán | 25,06 | 18,97 | 55,97 | 21,57 | 45,39 | 33,04 | 36,41 | 20,04 | 43,55 |
Morelos | 16,19 | 11,3 | 72,52 | 19,24 | 36,24 | 44,52 | 34,79 | 17,07 | 48,14 |
Nayarit | 17,27 | 14,38 | 68,35 | 18,44 | 49,2 | 32,36 | 20,02 | 35,69 | 44,29 |
Nuevo León | 39,83 | 17,84 | 42,33 | 41,92 | 34,95 | 23,13 | 52,93 | 29,8 | 17,26 |
Oaxaca | 12,15 | 18,75 | 69,1 | 18,85 | 36,03 | 45,12 | 17,76 | 33,58 | 48,66 |
Puebla | 21,59 | 17,14 | 61,27 | 27,22 | 36,29 | 36,49 | 40,35 | 24,95 | 34,7 |
Querétaro | 37,68 | 16,36 | 45,97 | 35,53 | 40,75 | 23,71 | 52,44 | 21,55 | 26,01 |
Quintana Roo | 17,03 | 11,27 | 71,7 | 21,56 | 34,67 | 43,78 | 30,55 | 28,81 | 40,64 |
San Luis Potosí | 29,82 | 23,18 | 47 | 33,35 | 41,26 | 25,38 | 52,89 | 23,69 | 23,42 |
Sinaloa | 13,3 | 19,02 | 67,67 | 26,26 | 48,97 | 24,77 | 39,11 | 28,37 | 32,52 |
Sonora | 16,72 | 18,1 | 65,17 | 32,95 | 41,43 | 25,62 | 53,14 | 19,8 | 27,06 |
Tabasco | 7,87 | 9,27 | 82,86 | 6,14 | 32,73 | 61,13 | 3,6 | 38,69 | 57,7 |
Tamaulipas | 31,9 | 15,33 | 52,77 | 43,63 | 35,86 | 20,51 | 44,08 | 27,64 | 28,29 |
Tlaxcala | 11,61 | 13,01 | 75,38 | 19,97 | 37,38 | 42,64 | 36,85 | 15,69 | 47,46 |
Veracruz | 29,34 | 13,16 | 57,5 | 34,97 | 34,92 | 30,11 | 36,33 | 26,25 | 37,42 |
Yucatán | 29,12 | 29,48 | 41,41 | 38,96 | 43,48 | 17,56 | 48,62 | 34,68 | 16,7 |
Zacatecas | 22,38 | 25,35 | 52,27 | 19,65 | 54,36 | 25,99 | 34,65 | 26,57 | 38,78 |
[*] |
Los resultados se agregan a los partidos más relevantes de las coaliciones. |
Fuente: elaboración propia con datos del INE.
El primer elemento es que las dinámicas electorales en los territorios con problemáticas
similares manifiestan diferentes niveles de apoyo electoral hacia los partidos[4] (Martínez-Hernández, Aldo A. y José Rama. 2018. «Asaltando el poder: el cambio en los
sistemas de partidos en México y España en perspectiva comparada (2000-2016)», Politics and Governance. Journal of Research and Political Analysis, 2: 47-74. Disponible en:
Presidente / partido | Periodo Legislativo | Ubicación ideológica del presidente según los diputados | Autoubicación de la Cámara de Diputados |
---|---|---|---|
Ernesto Zedillo (PRI) | 1994-1997 | 6,32 | 5,28 |
(118) | (118) | ||
2000-2003 | 7,29 | 4,99 | |
(121) | (117) | ||
Vicente Fox (PAN) | 2000-2003 | 7,93 | 4,99 |
(121) | (117) | ||
2006-2009 | 8,23 | 4,57 | |
(128) | (126) | ||
Felipe Calderón Hinojosa (PAN) | 2006-2009 | 7,85 | 4,57 |
(128) | (126) | ||
2012-2015 | 8,69 | 4,81 | |
(49) | (84) | ||
Enrique Peña Nieto (PRI) | 2012-2015 | 6,45 | 4,81 |
(88) | (84) | ||
2015-2018 | 6,67 | 5,63 | |
(97) | (98) | ||
Andrés M. López Obrador (MORENA) | 2006-2009 | 2,21 | 4,57 |
(127) | (126) | ||
2012-2015 | 2,19 | 4,81 | |
(89) | (84) | ||
2015-2018 | 2,33 | 5,63 | |
(94) | (98) |
[*] |
Entre paréntesis, la muestra. |
Fuente: elaboración propia con datos del Proyecto de Élites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA) de la Universidad de Salamanca.
El recuento de las elecciones generales de 2018, también asociado a las tres décadas de elecciones a nivel presidencial, debe de ir de la mano de las características ideológicas argumentadas al inicio de esta sección. Las consideraciones ideológicas y las características programáticas de los candidatos, que fueron clave en las campañas políticas, son reflejo de la propia conformación histórica del poder ejecutivo. La ruptura con una tendencia ideológica provocado por la llegada de López Obrador al poder asume la idea de cambio o fin de ciclo ideológico que va de la mano de un fin de ciclo electoral. En este sentido, se pueden establecer tres ciclos políticos en el país. Primero, el periodo asociado a la propia hegemonía del PRI hasta antes de las elecciones de 2000. Segundo, el asociado a las dinámicas de alternancia política iniciado con la llegada del PAN al Ejecutivo en el año 2000. Tercero, el iniciado con la llegada de MORENA a la Presidencia en 2018 (tabla 6). De acuerdo con esta postura, los presidentes mexicanos habían manifestado ubicaciones ideológicas que corroboran los ciclos políticos antes mencionados. Lo significativo de estas elecciones es precisamente que la tendencia ideológica a nivel presidencial incluye no solo la entrada de un nuevo partido en el poder ejecutivo, sino que el mismo candidato ganador del cargo presidencial, López Obrador, manifiesta posturas ideológicas ubicadas en la izquierda de la escala. Esta condición asume un giro a la izquierda a nivel presidencial y define un fin de ciclo político paralelo (Martínez-Hernández, Aldo A. 2018. «México, un fin de ciclo es también un principio», Revista Estudios de Política Exterior, 184 (32): 84-90.Martínez-Hernández, 2018).
En un segundo momento se debe mencionar los resultados electorales a nivel legislativo. Los resultados de las elecciones legislativas de 2018 dejaron ver diferencias a lo acontecido en las elecciones presidenciales. Por un lado, MORENA obtuvo en la Cámara de Diputados un poco menos del 38 % de los votos, y su coalición un poco menos del 44 %; algo similar sucedió en la Cámara de Senadores. El PAN consiguió el 18 % del voto para diputados y el 16 % para senadores, y su coalición logró alrededor del 27 % del voto en ambas Cámaras. El PRI alcanzó el 17 % en votación para diputados y casi el 18 % para senadores, mientras que su coalición obtuvo alrededor del 25 % del voto en ambas Cámaras. Con estos resultados, el sistema electoral determinó que la coalición MORENA-PES-PT se ubicara con una mayoría en la Cámara de Diputados con poco más de 63 %, y en la Cámara de Senadores con el 54 %. La coalición PAN-PRD-MC se posicionó como segunda fuerza política con el 23 % y en la Cámara de Senadores con el 28 %. La coalición PRI-PVEM-PNA se ubicó como el tercer grupo parlamentario, con el 12 % en la Cámara de Diputados y el 16 % en la Cámara de Senadores (tablas 7, 8 y 9). La centralidad de estos resultados en el ámbito legislativo tiene que ver en principio con cuatro elementos asociados a la composición del poder legislativo. Por un lado, la mayoría obtenida por MORENA y su coalición solo es comparable con las mayorías obtenidas por el PRI durante el periodo hegemónico del partido en ambas Cámaras Legislativas. Los resultados electorales de 2018 manifestaron no solo la renovación de los cargos de representación, sino también la restructuración del propio sistema político. El cambio en el panorama político dio fin a una presencia dominante de los partidos tradicionales en el poder ejecutivo y en el legislativo.
En la conformación del poder legislativo, la mayoría obtenida por MORENA pone fin
a un periodo de Gobiernos divididos iniciado a principios de siglo. La composición
ideológica del legislativo, tendente a la izquierda de la escala, similar a la ubicación
ideológica del presidente, consolida a un Gobierno unificado (Díaz-Jiménez, Oniel. F. y Luis. E. León. 2019. Los escenarios electoral e ideológico en el sistema de partidos mexicano. Una mirada
posterior a la elección de 2018. Valencia: Tirant Lo Blanch; Universidad de Guanajuato; Instituto Electoral del Estado
de Guanajuato. Díaz-Jiménez y León, 2019; Aragón Falomir, Jaime, Alfredo E. Fernández y Juan L. Bautista. 2019. «Las elecciones
de 2018 en México y el triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)»,
Estudios Políticos, 54: 1-16. Disponible en:
Partido | Diputados | Senadores | ||||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
% voto | MR | RP | Total | M | H | Total[*] |
%
voto |
MR | RP | Total | M | H | Total[*] | |
PRI | 16,7 | 7 | 38 | 45 | 22 | 25 | 47 | 17,94 | 8 | 6 | 14 | 7 | 7 | 14 |
PAN | 18,1 | 40 | 41 | 81 | 33 | 45 | 78 | 16,22 | 17 | 6 | 23 | 13 | 11 | 24 |
PRD | 5,3 | 9 | 12 | 21 | 8 | 3 | 11 | 5,37 | 6 | 2 | 8 | 1 | 4 | 5 |
PT | 4 | 58 | 3 | 61 | 15 | 13 | 28 | 3,89 | 5 | 1 | 6 | 4 | 2 | 6 |
PVEM | 4,8 | 5 | 11 | 16 | 3 | 8 | 11 | 4,55 | 4 | 2 | 6 | 3 | 3 | 6 |
MC | 4,5 | 17 | 10 | 27 | 15 | 13 | 28 | 4,78 | 5 | 2 | 7 | 3 | 5 | 8 |
PNA | 2,5 | 2 | 0 | 2 | 2,35 | 1 | 0 | 1 | ||||||
MORENA | 37,6 | 106 | 85 | 191 | 128 | 131 | 259 | 38,25 | 42 | 13 | 55 | 27 | 32 | 59 |
PES | 2,4 | 56 | 0 | 56 | 14 | 15 | 29 | 2,38 | 8 | 0 | 8 | 5 | 0 | 5 |
Total | 95,9 | 300 | 200 | 500 | 241 | 259 | 491[*] | 95,73 | 96 | 32 | 128 | 63 | 65 | 127[*] |
Coalición | MR | RP | Total | Total[*] | MR | RP | Total | Total[*] | ||||||
PRI-PVEM-PNA | 24,00 | 14 | 49 | 63 | 58 | 24,84 | 13 | 8 | 21 | 20 | ||||
PAN-PRD-MC | 27,90 | 66 | 63 | 129 | 117 | 26,37 | 28 | 10 | 38 | 37 | ||||
MORENA-PT-PES | 44,00 | 220 | 88 | 308 | 316 | 44,52 | 55 | 14 | 69 | 70 | ||||
Total | 95,90 | 300 | 200 | 500 | 491 | 95,73 | 96 | 32 | 128 | 127 |
MR: Mayoría Relativa; RP: Representación Proporcional. |
|
[*] |
Total con los cambios de filiación de diputados a otros partidos políticos durante el primer año de gestión. Para diputados, nueve no tienen adscripción partidista y para senadores uno no tiene adscripción partidista. |
Fuente: elaboración propia con datos del INE (disponible en: https://bit.ly/34F5WqE).
Partido | Elección | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1991 | 1994 | 1997 | 2000 | 2003 | 2006 | 2009 | 2012 | 2015 | 2018 | |
PAN | 17,8 | 23,8 | 24 | 41,2 | 30,4 | 41,2 | 28,6 | 22,8 | 21,8 | 15,63 |
PRI | 64,2 | 60 | 47,8 | 42,2 | 45 | 20,8 | 47,4 | 42,6 | 40,6 | 9,42 |
PRD | 8,2 | 14,2 | 25,2 | 10 | 19,2 | 25,2 | 14,2 | 20,6 | 12,2 | 2,20 |
PT | 2 | 1,4 | 1,6 | 1 | 3,2 | 2,6 | 3 | 6,81 | ||
PVEM | 1,6 | 3,4 | 3,4 | 3,8 | 4,2 | 5,6 | 9,4 | 2,61 | ||
MC | 0,6 | 1 | 3,2 | 1,2 | 3,4 | 5 | 5,61 | |||
PNA | 1,8 | 1,8 | 2 | 2,2 | ||||||
MORENA | 7 | 51,90 | ||||||||
PES | 1,6 | 5,01 | ||||||||
Otros | 9,8 | 1 | 0,8 | 0,2 | 0,80 |
Fuente: elaboración propia con datos del INE; Martínez-Hernández (Martínez-Hernández, Aldo A. y Sergio Campos. 2016. «El cambio de los partidos políticos en México: organización, programa y rendimiento», Revista Teoría y Pesquisa: Revista de Ciência Política, 25 (2): 121-156. 2016); Sistema de Información Legislativa (SIL) (disponible en: https://bit.ly/3jHrgQN).
Partido | Elección | ||||
---|---|---|---|---|---|
1994-7 | 2000 | 2006 | 2012 | 2018 | |
PAN | 25,78 | 35,90 | 40,60 | 29,70 | 18,75 |
PRI | 60,16 | 46,90 | 25,80 | 42,20 | 10,94 |
PRD | 12,50 | 12,50 | 22,70 | 17,20 | 2,34 |
PT | 0,78 | 0,00 | 1,56 | 3,91 | 4,69 |
PVEM | 0,78 | 3,91 | 4,69 | 5,47 | 5,47 |
MC | 3,91 | 0,78 | 7,03 | ||
PNA | 0,78 | 0,78 | |||
MORENA | 46,09 | ||||
PES | 3,91 | ||||
Otros | 0,78 | 0,78 |
Fuente: elaboración propia con datos del INE. Sistema de Información Legislativa (SIL) (disponible en: https://bit.ly/3jHrgQN).
La evolución del sistema de partidos mexicano ha evidenciado un proceso de cambio
continuo desde la apertura democrática a finales de 1970 hasta la alternancia política
acaecida en las elecciones de 2018. El inicio del siglo trajo consigo dinámicas de
competencia que transformaron la realidad política. Por un lado, permitió el fin del
sistema de partido hegemónico pragmático (Sartori, Giovani. 1994. Ingeniería institucional comparada: una investigación de estructuras, incentivos y
resultados. México DF: Fondo de Cultura Económica.Sartori, 1994). Durante este proceso el sistema político y de partidos mexicano se podría tipificar
como un régimen «autoritario competitivo» (Levitsky, Steven y Lucan A. Way. 2002. «Elections without democracy: The rise of competitive
authoritarianism», Journal of Democracy, 13 (2): 51-65. Disponible en:
Por otro lado, se dio inicio a procesos de alternancias políticas modificando la interacción
entre los poderes del Estado. Esta relación desarrolló una estructura de competencia
en el que tres fuerzas políticas dominaron la interacción política y electoral: PRI,
PAN y PRD. Los procesos electorales subsecuentes consolidaron un sistema de partidos
que permitía la existencia de nuevos partidos, manteniéndolos como satélite de estas
tres fuerzas políticas. Tuvieron que pasar tres elecciones para que este sistema de
partidos modificara su estructura (Klesner, Joseph L. 2005. «Electoral competition and the new party system in Mexico»,
Latin American Politics and Society, 47 (2): 103-142. Disponible en:
De acuerdo con ello, el sistema de partidos mexicano revela diferencias relativas
entre dos subsistemas: la arena presidencial y la parlamentaria. Esta diferencia se
evidencia a partir de la fragmentación electoral (Laakso, Markku y Rein Taagepera. 1979. «Effective number of parties: A measure with
application to West Europe», Comparative Political Studies, 12 (1): 3-27. Disponible en:
En la arena parlamentaria, la continua fragmentación del sistema ha provocado el cambio
de un sistema centrado en tres partidos dominantes durante la década de 1990-2003
a un sistema multipartidista después de las elecciones de 2003, para mantener una
mayor fragmentación después de las elecciones de 2015-2018, incitado por la entrada
de nuevas fuerzas políticas y el declive de los partidos tradicionales (tabla 10). Los datos que corroboran esta diferencia en la fragmentación de las arenas los
arroja la concentración electoral, que a nivel parlamentario ha ido disminuyendo progresivamente
al aumentar la dispersión del voto hasta llegar a las elecciones de 2018. Sin embargo,
no ocurre así a nivel presidencial al tratarse fundamentalmente de una competencia
entre dos fuerzas políticas, a pesar de ser un sistema tripartito. No en balde, en
cada elección solo dos partidos (coaliciones) concentran más del 70 % de los votos
(tabla 10). De acuerdo con lo anterior, en el caso mexicano no solo existe un sistema de partidos
a nivel nacional con la competencia de tres partidos, que convive con un sistema bipartidista
a nivel regional y por estados (Díaz-Jiménez, Oniel F. e Igor Vivero-Ávila. 2015. «Las dimensiones de la competencia
en el sistema de partidos mexicano (1979-2012)», Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, 68: 13-49. Disponible en:
Indicador | Elección | ||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1988 | 1991 | 1994 | 1997 | 2000 | 2003 | 2006 | 2009 | 2012 | 2015 | 2018 | |
Fragmentación electoral | |||||||||||
NEPp | 3,04 | 2,21 | 2,29 | 2,86 | 2,77 | 3,01 | 3,57 | 3,03 | 3,55 | 4,14 | 4,69 |
NEPe | 2,63 | 2,63 | 2,95 | 2,95 | 2,93 | 2,93 | 3,25 | 3,25 | 3,2 | 3,2 | 2,74 |
Coherencia | -0,41 | 0,42 | 0,66 | 0,09 | 0,16 | -0,08 | -0,32 | 0,22 | -0,35 | -0,94 | -1,95 |
Competitividad electoral | |||||||||||
MVp | 31,6 | 46,2 | 36,2 | 22,8 | 0,8 | 14,2 | 16 | 18,8 | 19,8 | 19 | 22 |
MVe | 19,24 | 19,24 | 32,1 | 32,1 | 6,41 | 6,41 | 0,56 | 0,56 | 6,62 | 6,62 | 30,47 |
Coherencia | -12,36 | -26,96 | -4,1 | 9,3 | 5,61 | -7,79 | -15,44 | -18,24 | -13,18 | -12,38 | 8,47 |
Concentración electoral | |||||||||||
p | 72,4 | 81,8 | 83,8 | 72,8 | 83,6 | 75,4 | 66,4 | 76 | 65,4 | 62,2 | 54,4 |
e | 81,48 | 81,48 | 74,61 | 74,61 | 78,63 | 78,63 | 71,22 | 71,22 | 69,8 | 69,8 | 75,45 |
Coherencia | 9,08 | -0,32 | -9,19 | 1,81 | -4,97 | 3,23 | 4,82 | -4,78 | 4,4 | 7,6 | 21,05 |
Volatilidad electoral | |||||||||||
VEp | 26,4 | 20,2 | 14 | 12,8 | 20,4 | 12 | 25 | 27 | 10,6 | 14,4 | 52 |
VEe | 12,55 | 12,55 | 14,62 | 14,62 | 19,59 | 19,59 | 15,09 | 15,09 | 54,64 | ||
Coherencia | -1,45 | -0,25 | -5,78 | 2,62 | -5,41 | -7,41 | 4,49 | 0,69 | 2,64 | ||
Polarización ideológica | |||||||||||
PI | 5,28 | 4,86 | 4,93 | 9,02 | 5,41 | 2,91 | 2,93 | 6,62 | |||
Participación electoral | |||||||||||
% | 65,97 | 77,16 | 57,69 | 63,97 | 41,32 | 58,55 | 44,76 | 63,08 | 47,72 | 63,45 |
[*] |
P: parlamentario. E: electoral. Nep: número efectivo de partidos. VE: Volatilidad electoral. PI: Polarización ideológica. MV: margen de victoria. |
[**] |
Para ver el cálculo de la coherencia ver apartado metodológico. |
Fuente: elaboración propia con datos de Martínez-Hernández (Martínez-Hernández, Aldo A. 2016. «Entre la continuidad y el desencanto. Las elecciones
intermedias en México 2015», en Alcántara, S. M.y Tagina, M. L. (eds.), Elecciones y cambio de élites en América Latina, 2014 y 2015. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca.2016); Martínez-Hernández y Campos (Martínez-Hernández, Aldo A. y Sergio Campos. 2016. «El cambio de los partidos políticos en México: organización, programa y rendimiento»,
Revista Teoría y Pesquisa: Revista de Ciência Política, 25 (2): 121-156. 2016); Martínez-Hernández y Rama (Martínez-Hernández, Aldo A. y José Rama. 2018. «Asaltando el poder: el cambio en los
sistemas de partidos en México y España en perspectiva comparada (2000-2016)», Politics and Governance. Journal of Research and Political Analysis, 2: 47-74. Disponible en:
Este rasgo del sistema de partidos mexicano también se encuentra asociado a los niveles de competitividad electoral. Después de las elecciones de 2000, el nivel de competitividad aumentó de forma progresiva: No obstante, las elecciones de 2018 podrían considerarse más similares a las elecciones de 1994, en donde el nivel de competitividad fue menor. Al diferenciar entre las dos arenas se aprecian elementos que complementan lo evidenciado por la fragmentación electoral. En este sentido, los niveles de competitividad electoral a nivel presidencial se distinguen en tres periodos, en los que 2006 se corresponde con las elecciones más competitivas del periodo analizado en esta arena. La última etapa coincide con las elecciones de 2018, que arroja un margen de victoria por encima del 30 %, lo cual es en términos comparativos el nivel más bajo de competitividad del periodo democrático. En la arena parlamentaria, se evidencian dos etapas, con la ruptura en las elecciones de 2000, que tienen el nivel más alto de competitividad (por debajo del 1 %). Con ello se manifestó un periodo de baja competitividad en 1988-1997 y un periodo de normalización de la competencia, que transcurre desde las elecciones de 2003 a las de 2018 (tabla 10).
El cambio del sistema de partidos mexicano reside adicionalmente en la volatilidad
electoral, lo cual hace referencia a los cambios en los patrones de voto (Pedersen, Morgens N. 1983. «Changing patterns of electoral volatility in European
party systems, 1948-1977: Explorations in explanation», en Hans Daalder y Peter Mair
(eds.), Western European party systems: Continuity and change. Beverly Hills: Sage. Pedersen, 1983; Mainwaring, Scott. (ed.). 2018. Party systems in Latin America: Institutionalization, decay, and collapse. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en:
De acuerdo con ello, las elecciones de 2018, al ser las más volátiles, por encima
del 50 % en las dos arenas, podrían considerarse como el punto crítico de realineamiento
de los electores (Key Jr., Valdimer O. 1955. «A theory of Critical elections». The Journal of Politics, 17 (1): 3-18. Disponible en:
Finalmente, la polarización, desde el surgimiento de la izquierda con capacidad electoral en las elecciones de 1988, se instauró como la primera definición ideológica del sistema de partidos en el país. La estructura del sistema ubicó a cada partido en un nicho ideológico que contenía en sí mismo la latencia de los clivajes y divisiones de la sociedad. Bajo este panorama, la dinámica de cambio político del sistema de partidos vivido en las elecciones de 2018 enarboló esta definición ideológica (Díaz-Jiménez, Oniel. F. y Luis. E. León. 2019. Los escenarios electoral e ideológico en el sistema de partidos mexicano. Una mirada posterior a la elección de 2018. Valencia: Tirant Lo Blanch; Universidad de Guanajuato; Instituto Electoral del Estado de Guanajuato. Díaz-Jiménez y León, 2019). La trayectoria en la conformación del sistema de partidos muestra una estructura que es consecuente con la fragmentación programática de la sociedad. La evidencia es que posteriormente a las elecciones de 1988, las elecciones de 2006 (la polarización más alta) y 2018 reafirmaron la consistencia competitiva del sistema en dos polos ideológicos en las dos arenas de competencia, con niveles de polarización mayores a los evidenciados en los demás procesos electorales. La polarización entre izquierda y derecha reactivó un paradigma de cambio de la realidad política mexicana que significó un nuevo proceso de cambio en la composición del poder político (tabla 10). Este esquema de competencia entre dos polos ideológicos representó en las elecciones de 2018 la discusión de la continuidad de la política económica que había sido instaurada desde finales de la década de 1980 y el cambio del sistema político que no había sido alcanzado desde la alternancia política a principios de este siglo (Martínez-Hernández, Aldo A. y Daniela Martínez. 2017. «La ideología de los partidos políticos en México: la estructura de la competencia y la dimensión izquierda-derecha (1946-2012)», Revista Latinoamericana de Política Comparada, (13): 31-55.Martínez-Hernández y Martínez, 2017; Martínez-Hernández, Aldo A. 2018. «México, un fin de ciclo es también un principio», Revista Estudios de Política Exterior, 184 (32): 84-90.Martínez-Hernández, 2018). Con ello, estas elecciones significaron de fondo la discusión de dos modelos de país expresados en proyectos políticos que hacían referencia al sistema político en dos binomios: izquierda-derecha y continuidad-cambio (Díaz-Jiménez, Oniel. F. y Luis. E. León. 2019. Los escenarios electoral e ideológico en el sistema de partidos mexicano. Una mirada posterior a la elección de 2018. Valencia: Tirant Lo Blanch; Universidad de Guanajuato; Instituto Electoral del Estado de Guanajuato. Díaz-Jiménez y León, 2019).
Las elecciones generales de 2018 definieron un inicio de ciclo político que va de la mano de una transición a un nuevo paradigma ideológico y al propio realineamiento de las dinámicas de competencia electoral. La tesis de un nuevo ciclo plantea invariablemente el fin de otro. En este análisis se asentaron las bases para definir las características de dichos ciclos, a la par de la identificación de elementos de cambio del sistema político mexicano. En este sentido, el fin de ciclo se atribuye a dos elementos que hacen alusión primero a un modelo de competencia política, y segundo a la configuración del poder político producto de este. Por un lado, el ciclo político que terminó en las elecciones de 2018 fue aquel instaurado a finales de la década de 1990, que dio paso a la alternancia política justo al inicio del siglo xxi. Este ciclo no solo permitió la democratización y la transición de un sistema político cerrado a uno plural y más abierto, sino también una ávida competencia por el poder, a la par de la instauración de los procesos de alternancia política y Gobiernos sin mayoría durante casi dos décadas. Por otro lado, la referencia al cambio emanado de los ciclos políticos también encuentra relación con la definición ideológica de las estructuras de poder. Bajo esta idea, el fin de ciclo hace alusión a la derrota de un proyecto ideológico dominante, vinculado al neoliberalismo instaurado desde la década de 1990 durante el fin del sistema de partido hegemónico, y continuado con los Gobiernos de la alternancia.
La paradoja del modelo neoliberal en México es que simultáneamente el país avanzó hacia la democratización del sistema. Con ello, se dio el proceso de asentamiento democrático y del propio desarrollo del modelo político, lo cual generó insatisfacción ciudadana por la ineficiencia de los Gobiernos para atender las problemáticas sociales en progresivo aumento (explicado por las alternancias) y la falta de mecanismos de representación plural de una sociedad ávida de consolidación democrática. Con lo anterior, se provocó un proceso de solapamiento entre la insatisfacción democrática y la insatisfacción con el funcionamiento de los Gobiernos. Esta yuxtaposición forjó una crítica constante del sistema político y de la propia democracia representativa. Como efecto, las elecciones de 2018 evidenciaron una crisis del sistema atribuida también a los problemas de violencia, corrupción, desigualdad, desempleo, pobreza y la ineficiente gestión de los Gobiernos en manos de los partidos históricos, con mayor auge durante el último sexenio del PRI. Esta condición dejó ver las deficiencias en los procesos de representación política de una sociedad en apertura democrática, la misma que ya vislumbraba una tendencia hacia un cambio en las estructuras de competencia y recambio de las élites políticas tradicionales. El triunfo de MORENA dejó evidencia de la polarización ideológica y política del país. Como efecto inmediato se dio el cambio del sistema de partidos que ya venía de un proceso progresivo de fragmentación del sistema, consolidando a nuevos partidos políticos en detrimento de los partidos tradicionales.
[1] |
Traducción propia del original: «The party system change occurs when a party system is transformed from one class or type of party system into another». |
[2] |
Traducción propia del original: «The party system change might therefore occur when, as a result of ideological, strategic, or electoral shifts, there is a transformation of the direction of competition or the governing formula. If, on the other hand, the change involves simply the realignment of the social bases of party support, or the emergence of a new set of issue concerns, while leaving the pattern of competition essentially untouched, this might not be considered of major significance-at least in terms of the party system». |
[3] |
Para ello, se utilizan datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (disponible en: https://www.inegi.org.mx) y datos del Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) (disponible en: https://www.coneval.org.mx). |
[4] |
Ver CONEVAL (disponible en: https://bit.ly/35N6p9M); INEGI (disponible en: https://bit.ly/3jDsfl3); Índice Estado de Derecho en México 2018 del World Justice Project (WJP) (disponible en: https://bit.ly/2TEIrI8); Índice de Democracia en México (disponible en: http://idd-mex.org/2017); Índice de Paz 2018 (disponible en: http://indicedepazmexico.org/). |
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Doctor y maestro en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Maestro en Asuntos Políticos y Políticas Públicas por El Colegio de San Luis A. C. México, y licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y profesor-investigador asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Sus líneas de investigación son la política comparada, los partidos, sistemas de partidos y electorales y las políticas públicas subnacionales |