Copyright © 2018:  La Revista Española de Ciencia Política tiene el derecho de primera publicación del trabajo, el cual está simultáneamente sujeto a la licencia de reconocimiento de Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obra derivada 4.0 Internacional, que permite a terceros compartir la obra siempre que se indique su autor y su primera publicación en esta revista. 

SUMARIO

  1. Referencias

El libro de Guillem Colom, profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, constituye el colofón de una tarea de largo recorrido acerca del modo en que EE. UU. trata de mantener una posición de privilegio en la escena internacional a partir de la explotación de su ventaja tecnológica. De hecho, en una primera entrega ( ‍Colom, Guillem. 2008. Entre Ares y Atenea.El debate sobre la revolución en los asuntos militares. Madrid: Instituto Universitario Gutiérrez Mellado.Colom, 2008) ya se puso de manifiesto esta idea mediante la recepción del concepto «revolución en los asuntos militares» (RMA, en adelante). De acuerdo con la literatura anglosajona al uso, se advertía que dichas revoluciones tenían un apartado tecnológico, pero que en ellas jugaban un papel importante los cambios doctrinales y orgánicos, todo en aras de lograr un impacto estratégico que confiera a quien las abandera una ventaja comparativa con respeto al resto de Estados.

Por tanto, este libro se sitúa en la senda de la literatura al uso, que en buena medida se ubica en la horquilla definida entre la obra de Knox y Murray ( ‍Knox, MacGregor y Wlliamson Murray. 2001. The Dynamics of Military Revolution, 1300-‍2050. Cambridge: Cambridge University Press.2001) y aportaciones como la de Hirst ( ‍Hirst, Paul. 2015. War and Power in the Twenty-First Century. Cambridge:Polity Press; Blackwell Publishing.2015). Asimismo, se inscribe en un creciente interés por plantear en sede académica las lecciones aprendidas en conflictos bélicos, como lo muestran obras como la de Shimko ( ‍Shimko, Keith L. 2010. The Iraq wars and America’s Military Revolution. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511845277.2010). En el fondo, el libro recensionado en estas páginas contiene las virtudes de los tres, esto es: el celo por el rigor en la definición de los términos, apoyado en un adecuado conocimiento de la historia; el interés por proyectar su incidencia sobre las evoluciones futuras más probables, y, por último, la conciencia de la necesidad de trabajar a un cierto nivel de detalle con base en experiencias reales. Pero su principal novedad reside en la capacidad del autor para combinar y conectar reflexiones de corte geoestratégico con otras de carácter operativo, en su convicción (que compartimos) de que forman, o deberían formar, un todo indisoluble.

De hecho, la estructura del libro está al servicio de un doble enfoque, conceptual e histórico o, si se prefiere, teórico y fenomenológico. De ese modo, su primer capítulo se dedica a recuperar las principales aportaciones del debate doctrinal acerca de la RMA; mientras que los capítulos segundo y tercero analizan el modo en que esa revolución ha ido desarrollándose en EE. UU. hasta la entrada del siglo xxi. A continuación, el capítulo cuarto contiene una interesante exposición monográfica de su implementación en los diferentes ejércitos de las Fuerzas Armadas de EE. UU. Finalmente, el libro alcanza su culminación y realiza sus principales aportaciones al desarrollar, en el capítulo 5, un balance de la aplicación de la RMA a algunos conflictos recientes en los que EE. UU. ha tenido un papel relevante (Afganistán e Irak). Esto permite que el lector pueda comparar los diversos escenarios y, merced a ello, hacerse con una visión más precisa de los puntos de inflexión, de los logros, pero también de las aporías contenidas en este enfoque. De hecho, este parece ser uno de los principales objetivos del autor.

La lente con la cual se adopta esa mirada diacrónica es la constituida por lo que se viene en llamar «estrategias de compensación» (offset strategy). Sin duda, un buen acicate para escribir esta obra, en la medida en que la tercera de esas estrategias fue preconizada en 2014 (a través de la Quadrennial Defense Review). Claro que el libro realiza un repaso de las razones y de las consecuencias de las dos primeras: más somero al principio porque la primera estrategia de compensación queda, teóricamente, fuera del espacio temporal abordado; y más detallado en la segunda, que se atisba desde finales de los años setenta y cuyas derivadas alcanzan a nuestros días.

En el fondo, esas estrategias de compensación siempre han sido respuestas a la existencia de un nuevo riesgo o amenaza. En todos los casos se intenta sacar partido a esa superioridad tecnológica (de ahí el énfasis en la RMA). En lo esencial, la primera estrategia de compensación, que aparece en 1955, tuvo por objeto combatir la superioridad soviética en fuerzas convencionales mediante el empleo de las armas nucleares. Sin embargo, toda vez que la Unión Soviética aceptó el órdago de la carrera nuclear y que ello supuso llegar a una situación de «destrucción mutua asegurada», se hizo necesaria una respuesta algo más sutil, que ya no podía depender de favorecer un nuevo Armagedón.

De esa premisa surgió la segunda estrategia de compensación, avanzados los años setenta, en un contexto que el autor refleja a la perfección, y que incluye el impacto tan negativo que tuvo la guerra del Vietnam (no solo en la opinión pública norteamericana, sino también en el seno de sus Fuerzas Armadas), en un contexto de final del servicio militar obligatorio (que ya apuntaba a una reducción del número de efectivos). Se trató, en definitiva, del final del «estilo americano de hacer la guerra» ( ‍Wegley, Russell. 1973. The American Way of War.A History of United States Military Strategy and Policy. Bloomington: Indiana University Press.Wegley, 1973), en buena medida basado en la superioridad, no solo tecnológica, sino también industrial y logística, con la capacidad (desde entonces discutible) de ubicar en el teatro de operaciones a gran cantidad de tropas.

El libro enfatiza esta etapa porque la contemplación de sus virtudes y de sus inconvenientes resulta fundamental para comprender lo que está aconteciendo en la actualidad. En efecto, la segunda estrategia de compensación conduce a lo que podríamos definir como la época dorada de la RMA. La nueva promesa pretendía limitar o anular una hipotética ofensiva soviética hacia Europa Central mediante el empleo de nuevas tecnologías como aviones dotados de radares de largo alcance, misiles de crucero con cabeza de guerra convencional, y una primera generación de armas inteligentes (bombas guiadas por láser, lanzadas desde aviones). A su vez, de ese I+D surgirán en pocos años los aviones stealth, la guía GPS o los drones.

Las innovaciones doctrinales colindantes se sustanciaban a través de la Air-Land Battle, que pretendía frenar al segundo escalón de una hipotética ofensiva del Pacto de Varsovia, golpeando desde lejos, minimizando de ese modo las bajas propias y haciéndolo con una elevada velocidad de implementación de la fuerza, así como con una precisión sin precedentes. Dicho con otras palabras, era la mejor estrategia para responder a amenazas convencionales sin provocar una escalada nuclear y sin empeñar en ello un capital humano del que quizá (probablemente) ya no se disponía, por motivos demográficos (pero también sociales). No es momento de entrar en detalles técnicos que se pueden rastrear mediante la lectura del libro. Sin embargo, lo fundamental es comprender que todas esas novedades nunca fueron empleadas contra la URSS. Ahora bien, fueron decisivas para que EE. UU. lideraran una cómoda victoria en la guerra de Irak de 1991, aunque contra un enemigo de entidad mucho menor que aquel al que esperaban responder de antemano.

La guerra de Irak, por lo demás, un espectro de ese momento unipolar del que nos hablaran algunos gurús de la política de defensa estadounidense de la época ( ‍Krauthammer, Charles. 1990. «The Unipolar Moment», Foreign Affairs, 70: 5-‍18. Disponible en: https://doi.org/10.2307/20044692.Krauthammer, 1990). Pero pronto surgieron otros riesgos: la proliferación de Estados fallidos, la de armas de destrucción masiva o la expansión del terrorismo transnacional. Y, finalmente, la emergencia de actores estatales que tratan de consolidar (China) o de recuperar (Rusia) un estatus de potencia.

Tras no pocas reconsideraciones de prioridades, objetivos concretos y escenarios en los que EE. UU. debía o podía implicarse, durante algún tiempo se siguió tirando del hilo generado por esta segunda estrategia de compensación. A la hora de la verdad, como bien recoge el libro, las campañas de Afganistán e Irak han seguido presididas por esa misma lógica en sus respectivas primeras fases, las de implementación de la fuerza, que han aprovechado las ventajas tecnológicas de la RMA. Aunque a la postre han puesto de relieve lo que el autor denomina sarcásticamente como «lecciones (no) aprendidas»: la dificultad para liderar dilatadas misiones de estabilización que, finalmente, requieren un número muy elevado de tropas sobre el terreno, con el consiguiente desgaste en todos los niveles (económico, humano, político, e incluso de credibilidad); las lagunas en HUMINT (inteligencia humana), o la falta de conocimiento de muchas culturas con las que hay que dialogar.

Pero el paso definitivo hacia la tercera estrategia de compensación ha venido dado por el temor de EE. UU. a que Estados a los que considera revisionistas, como China y Rusia, puedan alterar el statu quo vigente ampliando sus respectivas zonas de influencia para después blindarlas mediante la aplicación de lógicas A2/AD (anti-acceso/denegación de área). Nótese que el problema de fondo que detecta EE. UU. es el mismo que subyacía —desde la guerra de Vietnam— a la segunda estrategia de compensación. Washington necesita buscar modos y maneras de cubrir sus objetivos en entornos hostiles, minimizando el impacto sociopolítico de sus acciones. Claro que, si ha habido dificultades para salir airoso de escenarios como los de Afganistán e Irak, la pregunta definitiva parece evidente: ¿qué hacer en caso de un hipotético conflicto con China o Rusia? O, dicho, menos cáusticamente, ¿qué hacer en caso de tener que intervenir en una zona conflictiva o en disputa a la que China o Rusia aplican métodos A2/AD? O, incluso, rebajando aún más el nivel de tensión, ¿qué hacer para que la disuasión generada por EE. UU. sea útil para evitar que China o Rusia se empeñen en generar más espacios a los que aplicar esa lógica A2/AD?

Ese será el debate que presida los próximos años en lo que se refiere a la política de defensa de EE. UU. En el libro se insinúa, lúcidamente, que la tercera estrategia de compensación también busca generar unos elevados costes de oportunidad a los potenciales rivales que pretendan competir con EE. UU. en materia tecnológica (¿una reedición del éxito de la «guerra de las galaxias» de Reagan frente a la URSS de Gorbachev, pero ahora pensando en China?). Si bien esto conlleva la necesidad de integrar otros elementos en el análisis (¿podría acabar teniendo un efecto bumerán?).

Las aportaciones fundamentales del libro residen en la exposición detallada de la evolución que nos lleva hasta la situación actual (contiene, pues, una buena contextualización del fenómeno), así como en la capacidad para conectar los aspectos políticos (e incluso, por momentos, los sociológicos) con los estrictamente militares. Es la manera más adecuada de comprender las dinámicas de cambio (esos puntos de inflexión a los que antes aludía). Asimismo, el aparato crítico desplegado al hacer balance de conflictos tan recientes como los de Afganistán e Irak también es de agradecer. En general, su nivel conceptual es muy elevado, concediendo prurito académico a un tema ampliamente tratado en otros ámbitos.

Todas estas reflexiones conducen a una final, que no puedo dejar de poner sobre el tapete, puesto que constituye una íntima convicción a la que creo no es ajena este libro. Me refiero al regreso de los clásicos (si es que alguna vez dejaron de estar presentes en la realidad de las guerras) por más RMA que haya. Porque la guerra contiene elementos inmutables, ya destacados por Sun-Tzu, que adquirieron carta de naturaleza en la obra de Clausewitz ( ‍Clausewitz, Carl von. 2005. De la guerra. Madrid: La Esfera de los Libros.2005). El principal de ellos puede parecer una obviedad, pero no lo es (dadas sus implicaciones). Me refiero a su naturaleza política, de la cual derivan otras muchas consideraciones (la importancia de la geografía humana, la necesidad de conocer adecuadamente las culturas implicadas, la ubicación del centro de gravedad —también— en la opinión pública…). Se trata de retos transversales a todas esas estrategias de compensación, de los que cada vez se va tomando mayor conciencia, pero de cuya resolución depende la viabilidad de cualquiera de ellas.

Hasta el momento, se ha tomado buena nota de las implicaciones de esta circunstancia en las sociedades occidentales (la «teoría de las cero bajas» contribuyó a la consolidación de la vigente RMA). Pero el éxito o el fracaso de estas estrategias tendrá que ver con la traslación de este análisis a las características del resto de los Estados y de sus sociedades. Quizá por ello el autor no infiere de la tercera estrategia de compensación que en sí misma conduzca a una nueva RMA, si bien deja la puerta abierta a esa posibilidad. En ese sentido, este libro contiene una última, pero no por ello menos importante virtud, que se suma a las ya mencionadas: incentiva el debate respecto al particular, tras establecer unos sólidos fundamentos para ello. De ahí que su lectura sea tan recomendable.

Referencias[Subir]

[1] 

Clausewitz, Carl von. 2005. De la guerra. Madrid: La Esfera de los Libros.

[2] 

Colom, Guillem. 2008. Entre Ares y Atenea.El debate sobre la revolución en los asuntos militares. Madrid: Instituto Universitario Gutiérrez Mellado.

[3] 

Hirst, Paul. 2015. War and Power in the Twenty-First Century. Cambridge:Polity Press; Blackwell Publishing.

[4] 

Knox, MacGregor y Wlliamson Murray. 2001. The Dynamics of Military Revolution, 1300-‍2050. Cambridge: Cambridge University Press.

[5] 

Krauthammer, Charles. 1990. «The Unipolar Moment», Foreign Affairs, 70: 5-‍18. Disponible en: https://doi.org/10.2307/20044692.

[6] 

Shimko, Keith L. 2010. The Iraq wars and America’s Military Revolution. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511845277.

[7] 

Wegley, Russell. 1973. The American Way of War.A History of United States Military Strategy and Policy. Bloomington: Indiana University Press.