RESUMEN
El objetivo de este artículo es analizar los escenarios electorales favorables para los partidos populistas en Europa Occidental tras la crisis económica. Para ello, se ha aplicado un rastreo sistemático comparado (comparative process tracing) a una selección de casos (España 2011-15, Reino Unido 2010-15 y Suecia 2010-14) como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (fsQCA) aplicado a veintiséis elecciones generales celebradas en Europa Occidental entre 2010 y 2015. Los resultados sugieren que el éxito electoral de estas formaciones no puede explicarse por una única condición causal, sino que diferentes vías pueden conducir al mismo fenómeno: por un lado, una demanda muy favorable al populismo (altos niveles de insatisfacción y desconfianza política) puede ser suficiente para explicar el éxito electoral de estos partidos, aun cuando compiten en contextos político-institucionales desfavorables; por otro, determinados patrones de competición partidista (coaliciones y convergencia en sistemas electorales proporcionales) pueden resultar suficientes, aun contando con una demanda poco favorable. Por último, esta propuesta de análisis puede extenderse al estudio de formaciones de otra índole como los llamados partidos antinmigración.
Palabras clave: populismo, anti-establishment, partidos políticos, rastreo sistemático comparado, QCA.
ABSTRACT
The aim of this article is to analyse the electoral settings favorable to the populist parties in Western Europe after the economic crisis. To this end, a comparative process tracing has been applied to a selection of cases (Spain 2011-15, United Kingdom 2010-15 and Sweden 2010-14) after a fuzzy Qualitative Comparative Analysis (fsQCA) to 26 general elections held in Western Europe between 2010 and 2015. The results suggest that the electoral success achieved by these parties cannot be explained by a single causal condition, but different paths can lead to the same phenomenon: on the one hand, a very favorable demand (high levels of dissatisfaction and political mistrust) can be sufficient to explain the electoral success of these parties, even when competing within an unfavorable political and institutional context; on the other hand, certain party competition patterns (coalitions and convergence in proportional electoral systems) can be sufficient, even if demand is unfavorable. Finally, this analytical proposal can be extended to the study of other types of political organisations, such as the so-called anti-immigrant parties.
Keywords: populism, anti-establishment, political parties, comparative process tracing, QCA.
La crisis económica de 2008 ha traído consigo importantes cambios políticos en Europa Occidental. Entre ellos, destaca la irrupción del populismo, incluso en aquellos países que se habían mantenido al margen de dicho fenómeno, como por ejemplo Alemania, España, Suecia, Finlandia y Reino Unido. En otros países donde el populismo ya había hecho su aparición, este se ha reforzado en los últimos años con la creación de nuevos partidos (Movimiento 5 Estrellas) y la consolidación de otros ya existentes como segundas y terceras fuerzas políticas nacionales (Frente Nacional, Liga Norte, Partido de la Libertad de Austria, Partido por la Libertad, etc.).
Podemos afirmar, por tanto, que de izquierda a derecha los actores antiestablisment se han establecido en las democracias europeas. En este sentido, gran parte de la
literatura sobre populismos ha tratado de identificar los escenarios electorales favorables
para estas formaciones. No obstante, han tendido a centrarse de forma separada en
el lado de la demanda ( Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.Kriesi y Pappas, 2015) o en el lado de la oferta ( Hakhverdian, Armèn y Christel Koop. 2007. «Consensus democracy and support for populist
parties in Western Europe», Acta Política, 42: 401-420. Disponible en:
Partiendo de este contexto, la presente investigación tiene como objetivo general profundizar en los escenarios electorales favorables a estas formaciones políticas en Europa Occidental en los años posteriores a la crisis económica (2010-2015). Para ello, tomaremos los enfoques de la demanda, la oferta y de las reglas que regulan la competición partidista, así como de un enfoque metodológico que permite analizar relaciones de causalidad de carácter múltiple y coyuntural. Concretamente, aplicaremos un rastreo sistemático comparado como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (comparative process tracing post-fsQCA) en una selección de casos que habían sido considerados hasta la actualidad como excepciones al populismo: España, Reino Unido y Suecia. El rastreo sistemático de estos tres casos nos permitirá conocer las condiciones bajo las cuales emerge el populismo.
El artículo queda estructurado en las siguientes partes: en primer lugar, se repasan las principales aportaciones teóricas sobre populismo y se plantean los escenarios potencialmente más favorables para la emergencia de este fenómeno desde el punto de vista de la demanda y de la oferta. En segundo lugar, se presenta el enfoque metodológico adoptado (process tracing post-fsQCA), la selección de los casos y las fuentes de datos empleadas. Finalmente, se muestran los resultados de la investigación de forma pormenorizada, subrayando los hallazgos más relevantes para nuestros objetivos e integrándolos en la discusión existente en esta línea de investigación de la ciencia política.
El término «populismo» ha sido ampliamente discutido en la literatura. La naturaleza
camaleónica de este fenómeno político, las diferencias regionales y el uso normativo
del término, han impedido durante décadas alcanzar un acuerdo sobre el mismo. No obstante,
durante los últimos años se ha alcanzado cierto consenso académico en una definición
mínima del término. Partiendo de un enfoque que considera el populismo como un conjunto
de ideas, Mudde ( Mudde, Cas. 2004. «The Populist Zeitgeist», Government and Opposition, 39 (4): 542-563. Disponible en:
Por lo que respecta al estudio de los escenarios electorales favorables para los partidos
populistas, este ha sido abordado desde el lado de la demanda, la oferta y las reglas
electorales que regulan la competición partidista ( Norris, Pippa. 2005. Radical right: voters and parties in the electoral market. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en:
Tradition/authority/national versus green/alternative/libertarian.
No obstante, el populismo también ha sido vinculado a cambios de carácter más ocasional
y coyuntural, como los períodos de crisis económicas y políticas. En este sentido,
autores como Taggart ( Taggart, Paul. 2002. «Populism and the Pathology of Representative Politics», en Yves
Mény y Yves Surel (eds.), Democracies and the populist challenge. Nueva York: Palgrave. Disponible en:
No obstante, el fuerte impacto social del desempleo y los recortes en las políticas
sociales, especialmente en el sur de Europa e Irlanda, han impulsado nuevas fuerzas
populistas en la izquierda contrarias a las políticas de austeridad. De este modo,
el limitado efecto económico de la crisis en los países del norte de Europa habría
mantenido la línea de conflicto en la dimensión cultural (contraria a la inmigración
y a la integración europea, esta última reforzada por el conflicto entre países deudores
y acreedores en el seno de la Unión Europea), mientras que el fuerte impacto económico
y social en el sur de Europa e Irlanda habría hecho emerger una nueva línea de conflicto
en la dimensión económica. En concreto, la falta de alternativa a las políticas de
austeridad promovidas por la Unión Europea habría generado una brecha de representación
en la izquierda que habría sido capitalizada por los nuevos actores populistas ( Hooghe, Liesbet y Gary Marks. 2018. «Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset,
Rokkan, and the transnational cleavage», Journal of European Public Policy, 25 (1): 109-135. Disponible en:
Asimismo, los procesos de toma de decisiones adoptados durante la gran recesión habrían
profundizado un sentimiento de malestar con el funcionamiento de la democracia. En
este sentido, Mudde y Rovira ( Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2017. Populism. A Very Short Introduction. Oxford; Nueva York: Oxford University Press.2017) sostienen que la tensión que caracteriza a las democracias representativas entre
el rol de representantes de los partidos políticos y el rol de gobernantes se ha visto
agravada durante este periodo, especialmente en aquellos países donde las políticas
de austeridad contradecían el perfil ideológico de los partidos en gobierno (ej. España
y Grecia). Este malestar también se vería alimentado por la imposición de las políticas
de austeridad desde unas instancias supranacionales consideradas poco representativas
(la troika), lo que pondría en duda la soberanía de los países periféricos de la Unión
Europea. Por último, no podemos obviar determinados contextos políticos nacionales
caracterizados por la corrupción sistemática en las instituciones políticas, así como
la cartelización de los partidos, lo que tiende a ensanchar la brecha entre representantes
y representados ( Katz, Richard y Peter Mair. 2009. «The Cartel Party Thesis: A Restatement», Perspectives on Politics, 7 (4): 753-766.Katz y Mair, 2009). En definitiva, y como sostienen Canovan ( Canovan, Margaret. 2002. «Taking Politics to the People: Populism as the Ideology
of Democracy», en Yves Mény y Yves Surel (eds.), Democracies and the populist challenge. Nueva York: Palgrave. Disponible en:
Considerando todo lo anterior, la presente investigación analizará, en primer lugar,
la evolución y dimensión de determinadas actitudes de la población (demanda) que podrían
favorecer a la dimensión antiestáblisment de los partidos populistas en general, y
a los aspectos ideológicos de cada una de las formaciones analizadas en particular.
En este sentido, se ampliará el alcance del estudio de partida al considerar las prioridades
temáticas de los partidos políticos seleccionados. En relación con la dimensión antiestáblisment
partiremos de la siguiente hipótesis: altos niveles de insatisfacción con el estado
actual de la economía, altos niveles de desconfianza hacia los políticos y los partidos
políticos, y altos niveles de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia
conforman una demanda favorable para este tipo de formaciones. En relación con las
prioridades temáticas de los partidos seleccionados, la Encuesta de Expertos de Chapel Hill (CHES) ( Polk, Jonathan, Jan Rovny, Ryan Bakker, Erica Edwards, Liesbet Hooghe, Seth Jolly,
Jelle Koedam, Filip Kostelka, Gary Marks, Gijs Schumacher, Marco Steenbergen, Milada
Vachudova y Marko Zilovic. 2015. 2014 Chapel Hill Expert Survey. Version 2015.1. Chapel Hill, NC: University of North Carolina, Chapel Hill. Disponible en:
Desde el lado de la oferta, los cambios en los patrones de la competición partidista
serían el elemento clave para explicar las variaciones en términos de éxito o fracaso
electoral de los partidos antiestáblisment ( Mudde, Cas. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en:
Nuestra hipótesis sostiene, por tanto, que la formación de grandes coaliciones supone
un escenario favorable para la estrategia de desdiferenciación de los partidos antiestablishment, por la cual se denuncia la colusión de los partidos mayoritarios, la inexistencia
de una alternativa política real y se niega cualquier diferencia entre Gobierno y
oposición ( Schedler, Andreas. 1996. «Anti-political-establishment parties», Party Politics, 2 (3): 291-312. Disponible en:
Por lo que respecta a la oferta interna (agencia), el estudio de Van Kessel ( Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en:
Por último, y en relación con los aspectos más institucionales de la competición partidista, partiremos de la hipótesis que sostiene que los sistemas electorales proporcionales son un escenario favorable para los partidos minoritarios. En este sentido, las teorías clásicas basadas en la ley de Duverger ( Duverger, Maurice. 2014. «Influencia de los sistemas electorales en la vida política», en A. Batlle i Rubio (eds.), Diez textos básicos de ciencia política. Barcelona: Ariel.2014) predicen que los partidos minoritarios tienen más oportunidades de ganar apoyos electorales en el contexto de sistemas electorales proporcionales que en sistemas con efectos muy desproporcionales.
El process tracing o rastreo sistemático del proceso causal en los estudios de caso está adquiriendo
un lugar predominante en la agenda metodológica de la ciencia política ( Bril-Mascarenhas, Tomás, Antoine Maillet y Pierre-Louis Mayaux. 2017. «Process tracing:
inducción, deducción e inferencia causa», Revista Ciencia Política, 37 (3): 659-684. Disponible en:
Multi-Method Research. Qualitative Comparative Analysis. «Combining Cross-Case Methods and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-method Designs».
Como señalan Schneider y Rohlfing ( Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic
Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-597. Disponible en:
Este artículo se enmarca, por tanto, en la fase de rastreo sistemático de los casos
como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (fuzzy-set QCA). Como se ha señalado anteriormente, este análisis ha sido aplicado a veintiséis
elecciones generales de dieciséis países de Europa Occidental en los años posteriores
a la crisis económica (2010-2015). El objetivo de este análisis era identificar los
escenarios favorables para las formaciones antiestablishment. Para ello, se seleccionaron los partidos caracterizados por una intensa retórica antiestablishment (apéndice 1) a partir de CHES de 2014 Disponible en:
Disponible en:
Encuesta Social Europea y Eurobarómetro (Grecia; para la evolución del gráfico 2 Italia).
Party System and Government Observatory (
Austria-2013, Bélgica-2010-14, Finlandia-2011-15, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013,
Países Bajos-2010, Suiza-2011-15.
España-2015, Francia-2012, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Portugal-2011-15.
Consistencia: 0.869; Cobertura: 0.874; Correlación R de Pearson: 0.77**. DEM: altos niveles de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia; PAR: altos niveles de desconfianza en partidos y políticos; ECO: altos niveles de insatisfacción con el estado de la economía; COA: coaligence: coaliciones y convergencia; PRO: sistemas electorales proporcionales. Restos lógicos: para la solución intermedia se ha considerado que las cinco condiciones causales debían estar presentes. Solución parsimoniosa: DEM+COA; solución compleja: COA*PRO*~ECO*~DEM* ECO*PAR*DEM.
Fuente: elaboración propia.
En relación al proceso de rastreo comparativo (comparative process tracing), Schneider y Rohlfing ( Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic
Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-597. Disponible en:
Un caso típico presenta el término de la solución (X) y el resultado (Y) de forma
consistente con una relación de suficiencia (X ≤ Y).
Son inconsistentes con un patrón de suficiencia, pero comparten membresías cualitativamente
idénticas tanto en el resultado (Y) como en el término de la solución (X) con los
casos típicos.
No siguen un patrón de suficiencia consistente y, además, no son miembros del resultado. Siguen un patrón de suficiencia, pero desviados por cobertura porque presentan el
resultado (Y) pero no el término de la solución (X).
Los «casos individualmente irrelevantes» (zona 5) son consistentes con un patrón de
suficiencia, pero no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado
(Y).
Son casos inconsistentes con un patrón de suficiencia y además, no son miembros del
término de la solución (X) ni del resultado (Y).
El análisis QCA ubica el caso de España-2015 dentro del grupo de elecciones caracterizadas por una demanda muy favorable para formaciones antiestablishment. En estas elecciones, dos partidos nuevos irrumpieron en el sistema de partidos, Podemos y Ciudadanos. El primero, fundado en 2014, obtuvo el 20,7 % de los votos y 69 escaños (junto con las confluencias), posicionándose como tercera fuerza política a nivel nacional. El segundo, fundado en 2006 como partido autonómico, obtuvo en sus primeras elecciones generales un 13,9 % de los votos y 40 escaños, posicionándose como cuarta fuerza política nacional. En la medida en que el estudio de partida está centrado en partidos políticos caracterizados por una fuerte retórica antiestablishment, el caso de Ciudadanos queda excluido del análisis (obtiene una puntuación de 6,3 en la variable de antielitismo de CHES) de 2014 y de 5,3 en la de 2017). En el caso de Podemos, estamos ante una formación claramente antiestablishment (10 de 10 en la escala de antiélite/establishment de CHES2014) y que presenta los elementos centrales del populismo ( Fernández-García, Belén y Óscar G. Luengo. 2018. «Populist parties in Western Europe. An analysis of the three core elements of populism», Communication and Society, 31(3): 57-74. Fernández-García y Luengo, 2018). Además del antielitismo, Podemos mantiene como temas prioritarios (CHES2014) la corrupción (9,7 de 10) y la redistribución (0,75 sobre 10, donde 0 significa a favor de políticas redistributivas).
Comenzando por el análisis de la demanda para formaciones antiestablishment, el gráfico 2 muestra cómo España ha pasado de ser un país donde no existía una demanda especialmente favorable para este tipo de partidos políticos a ser uno de los países con mayor de demanda para los mismos. La insatisfacción con el funcionamiento de la democracia de España partía en 2006 de niveles muy bajos (19,1 %), por debajo de la media de los países que componen la muestra (28,9 %), y muy por debajo de los de Portugal, Francia, Grecia e Italia (49,1 %, 46,1 %, 45 % y 43 % respectivamente). Sin embargo, la tendencia que ha seguido desde entonces ha posicionado a España como el cuarto país de la muestra (después de Grecia, Italia y Portugal) más insatisfecho con el funcionamiento de la democracia (52,5 % en 2014). En relación con la desconfianza hacia los partidos y los políticos, España contaba en 2006 con niveles medio-altos de desconfianza (64,5 %), por debajo de Portugal (83,5 %), Grecia (77 %), Alemania (76 %), Francia (74,6 %), Austria y Reino Unido (70 % en ambos países). En 2014, sin embargo, la desconfianza alcanzó el 85,1 %, situándose entre los cuatro países más desconfiados de la muestra (con Grecia, Italia y Portugal). En relación con la situación económica, los niveles de insatisfacción de 2006 (28,7 %) se encontraban muy por debajo de los de Grecia, Portugal, Italia y Francia (78 %, 71,9 %, 69 % y 63,5 %). No obstante, la gran recesión aumentó los niveles de insatisfacción hasta alcanzar el 84,8 % en 2012, el valor máximo del período.
En lo que respecta a las políticas redistributivas, España está entre los cuatro países
más favorables de la muestra —junto con Grecia, Portugal e Italia— (80-94 %), lo
que facilitaría el discurso antiausteridad de Podemos. No obstante, la evolución en
el período bajo estudio ha sido estable, lo que no permitiría explicar la fuerte irrupción
de Podemos en 2015. Por lo que respecta a la corrupción Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional.
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social Europea y el Eurobarómetro (Grecia e Italia).
En lo que respecta al escenario político e institucional, el sistema electoral español
dificulta la representación parlamentaria de formaciones minoritarias que encuentran
sus apoyos electorales dispersos a nivel nacional, favoreciendo la de los dos partidos
mayoritarios a nivel nacional ( Riera, Pedro y José R. Montero. 2017. «Attemps to Reform the Electoral System in Spain:
The Role of Experts», Election Law Journal: Rules, Politics, and Policy, 16 (3): 367-376. Disponible en:
No obstante, el giro liberal de la política económica del último Gobierno socialista
y, concretamente, la aprobación de la reforma laboral en 2010 así como la reforma
del artículo 135 de la Constitución española con el apoyo del Partido Popular en 2011,
abrió un espacio de oportunidad para este tipo de discurso, especialmente para los
procedentes de la izquierda. Como señala Mudde y Rovira ( Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2017. Populism. A Very Short Introduction. Oxford; Nueva York: Oxford University Press.2017), la tensión entre el rol de «representantes» (responsiveness), por un lado, y el de «agentes responsables» (responsibility), por otro, fue extremadamente alta durante el último Gobierno de José Luís Rodríguez
Zapatero, lo que minó la popularidad y confianza del electorado en el partido. Sin
embargo, la debacle socialista en las elecciones de 2011 solo favoreció de forma anecdótica
a tres formaciones minoritarias: por un lado, Unión Progreso y Democracia, que había
desarrollado un discurso centrado en la corrupción y en los privilegios de la clase
política Según la encuesta de expertos, los tres temas principales de UPyD eran corrupción,
nacionalismo y antielitismo.
Los temas principales de IU era redistribución, servicios públicos e intervención
del Estado en la economía.
El siguiente modelo de regresión logística (tabla 2) permite afirmar estas conclusiones. Según las variables sociodemográficas clásicas, aquellas personas más insatisfechas con el funcionamiento de la democracia y desconfiadas de los políticos, de izquierda y favorables a la redistribución, tenían más probabilidades de sentirse cercanos a Podemos (el modelo explica un 58,3 % de la varianza). El hecho de que la insatisfacción con el estado de la economía no sea significativa y sí lo sean la desconfianza en los políticos y la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia (especialmente esta última) también permite corroborar la solución parsimoniosa del análisis QCA, que señala esta condición como suficiente para el éxito de los partidos antiestablisment. En este sentido, Della Porta et al. ( Della Porta, Donatella, Joseba Fernández, Hara Kouki, Lorenzo Mosca. 2017. Movement Parties Against Austerity. Cambridge: Polity Press.2017) concluye que el descontento económico inicial evolucionó en descontento político y democrático por la falta de respuesta institucional a las demandas de la población que, en países como en España, se expresaron masivamente en los ciclos de protestas iniciados en 2011.
VD. Podemos (1); PP-PSOE (0) | B | Exp(B) |
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Satisfacción con la economía (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) | 0,040 | 1,040 |
Confianza en políticos (0: muy desconfiado. 10: muy confiado) | -0,193* | 0,824 |
Satisfacción con la democracia (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) | -0,359*** | 0,698 |
Ideología (0: izquierda. 10: derecha) | -0,497*** | 0,609 |
Políticas redistributivas (1: muy de acuerdo. 5: muy en desacuerdo) | -0,543** | 0,581 |
Género (1: hombre) | 1,073*** | 2,925 |
Edad | -0,050*** | 0,951 |
Nivel de estudios (n.º años) | 0,089** | 1,093 |
Ingresos (1-10 deciles) | 0,074 | 1,077 |
Constante | 3,536*** | 34,318 |
R2 de Nagelkerke: 0,583. Total pronosticado: 85 %. Pruebas ómnibus***.
Fuente: elaboración propia.
En relación con la oferta interna, Podemos nace en 2014 como una formación que en
sus inicios trascendió el discurso de clases propio de la izquierda tradicional (IU),
centrando toda su retórica contra la élite política y de forma mucho más virulenta
que UPyD En una escala de 0 a 10, donde 10 es máxima retórica antielitista, Podemos obtiene
un 10 y UPyD un 6,7. Izquierda Unida, por su parte, no se había caracterizado por
este tipo de discurso, ni por prioridad ni por intensidad (5,6).
La líder de UPyD, Rosa Díez, era un miembro conocido del PSOE.
Junto con España, Reino Unido y Suecia habían sido considerados por la literatura como las excepciones al populismo en Europa Occidental. En el caso del Reino Unido, el partido que ha estado más cerca de romper esta excepción ha sido el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP). Desde 1993 —año de su fundación— y hasta 2010, el UKIP había contado con una ligera tendencia creciente (0,3-3,1 % de los votos), pero como partido marginal y sin representación parlamentaria. En las elecciones de 2015, sin embargo, el UKIP irrumpía con el 12,6 % de los votos y obtenía su primer escaño. No obstante, en las elecciones de 2017 el partido ha vuelto a su posición marginal al descender hasta el 1,8 % de los votos y quedarse sin representación. La evolución de Suecia apunta a un escenario diferente. Con la excepción de 1991, año en el que el populista Nueva Democracia obtiene 25 escaños, y hasta 2010, el sistema de partidos sueco había permanecido al margen del desafío populista. Es entonces cuando los Demócratas Suecos (SD), fundados en 1988, obtienen representación parlamentaria, pero manteniéndose en una posición minoritaria (5,7 % de los votos). En 2014, el SD consigue afianzarse como tercera fuerza parlamentaria del país con 49 escaños y el 12,9 % de los votos, por lo que a diferencia del UKIP, la tendencia del SD está consolidándose. Este epígrafe tiene, por tanto, el objetivo de identificar aquellos elementos que explican la irrupción de ambas formaciones en 2014 y 2015, con respecto a las anteriores de 2010 y que no fueron hallados por el fsQCA.
Comenzando por la demanda favorable a partidos antiestablishment, el Reino Unido mantiene unos niveles (2006-2016) considerablemente altos de insatisfacción
con el funcionamiento de la democracia (37,1 %), con el estado de la economía (54,2 %)
y desconfianza con los partidos y políticos (67,7 %), aunque por debajo de la media
de los países caracterizados por una demanda favorable a estas formaciones España, Italia, Grecia, Francia, Portugal e Irlanda. Austria, Bélgica, Finlandia, Países Bajos, Suiza.
En relación con la demanda para los temas principales de ambas formaciones (inmigración
e integración europea, además del antielitismo, en el caso del UKIP; e inmigración,
nacionalismo El nacionalismo, como oposición a concepciones cosmopolitas, se ha desarrollado en
Europa como oposición a la integración europea, por lo que lo utilizaremos como indicador
en el lado de la demanda.
Grecia se ha excluido del gráfico sobre inmigración porque solo ha participado en
las encuestas de 2008 y 2010, y al contar con niveles muy elevados de actitudes negativas
(74,7 % y 81,1 % respectivamente) distorsiona la media de esos años.
En relación con los patrones de competición partidista, encontramos dos escenarios de oportunidades políticas muy diferentes para el UKIP y el SD. Comenzando por el Reino Unido, los gráficos 6 y 7 muestran el posicionamiento de los dos partidos mayoritarios (conservadores y laboristas) en los dos temas principales del UKIP (inmigración e integración europea). Como podemos observar, no existe un escenario político favorable para el UKIP en tanto que no existe convergencia (especialmente, en relación con la integración europea) entre conservadores y laboristas. Tampoco existe una convergencia en el centro ideológico entre ambas formaciones (los conservadores están ubicados en el 7 y los laboristas en el 3,5). Por otra parte, podemos observar cómo el Partido Conservador ocupa el espectro de posiciones restrictivas hacia la inmigración y hacia la Unión Europea. Por lo tanto, podemos confirmar que el patrón de competencia partidista es muy desfavorable para el UKIP en tanto que no solo no existe una situación de convergencia entre los partidos mayoritarios, sino que además su espacio electoral se encuentra ocupado por el Partido Conservador. El único aspecto favorable para el UKIP lo encontramos en la ligera evolución de los conservadores a favor de la UE reflejada en la encuesta de 2014 (pasa de 2,2 a 3,1).
En cuanto a los patrones de competición partidista de Suecia, encontramos un escenario
muy favorable para el SD. En primer lugar, podemos observar una situación de convergencia
en materia migratoria y multiculturalismo de los partidos mayoritarios suecos (gráfico 8), especialmente alta en 2014, cuando la diferencia entre la Coalición Moderada (M)
y el Partido Socialdemócrata (S) se vuelve mínima (de 0,28 en política migratoria
y de 0,95 en multiculturalismo, en una escala de 0 a 10). También se produce un alta
convergencia en nacionalismo La variable de nacionalismo la incluyen, por primera vez, en 2014, por lo que no es
posible estudiar su evolución temporal.
En relación con los aspectos institucionales, el sistema electoral mayoritario es
la gran barrera para los partidos minoritarios (no regionales) en el Reino Unido.
En efecto, los efectos desproporcionales En 2010 y 2015, el índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en: https://bit.ly/2qkvtz5 [consulta: 28 de septiembre de 2017].
En el análisis QCA esta coalición no se consideró «gran coalición» porque el Partido
Liberal es minoritario y ubicado en el centro ideológico.
El índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en: https://bit.ly/2qkvtz5 [consulta: 28 de septiembre de 2017].
Los siguientes modelos de regresión (tabla 2) permiten confirmar las conclusiones anteriores. En relación con el UKIP, se puede observar la combinación de un perfil de protesta política (insatisfecho con el funcionamiento de la democracia y desconfiado de los políticos) con un perfil euroescéptico y xenófobo (el modelo explica un 37,8 % de la varianza). Por lo que respecta al SD, estamos ante un electorado claramente opuesto a la inmigración y a la derecha ideológica, sin mostrar un perfil estadísticamente significativo de insatisfacción y desconfianza (el modelo explica un 47,8 % de la varianza). Podemos concluir, por tanto, que el UKIP se habría beneficiado en 2015 del descontento que habría generado la coalición entre conservadores y liberales entre 2010 y 2015, movilizando, por un lado, al electorado insatisfecho con los partidos mayoritarios (papel que ocupaba hasta entonces los liberales) y, por otro, al electorado más euroescéptico y xenófobo (en tanto que la coalición se habría realizado con una formación claramente proeuropea y permisiva en inmigración). El SD, por su parte, se habrían beneficiado de la fuerte convergencia de los dos partidos mayoritarios en política migratoria y multiculturalismo, movilizando al electorado con actitudes nativistas y contrarias a la inmigración.
Reino Unido. UKIP (1); CON-LAB (0) N (762) | Suecia. SD (1); M-S (0) N (667) | |||
---|---|---|---|---|
B | Exp(B) | B | Exp(B) | |
Satisfacción con la economía (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) | -0,038 | 0,963 | -0,147 | 0,863 |
Confianza en políticos (0: muy desconfiado. 10: muy confiado) | -0,190** | 0,827 | -0,110 | 0,896 |
Satisfacción con la democracia (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) | -0,143* | 0,867 | -0,168 | 0,845 |
Ideología (0: izquierda. 10: derecha) | 0,087 | 1,091 | 0,241** | 1,273 |
Unión Europea (0: ha ido demasiado lejos. 10: debería ir más lejos) | -0,171** | 0,843 | -0,096 | 0,909 |
La inmigración hace del país un lugar mejor/peor para vivir (0: peor. 10: mejor) | -0,251*** | 0,778 | -0,577*** | 0,562 |
Género (1: hombre) | 0,898*** | 2,456 | 1,937*** | 6,940 |
Edad | -0,018* | 0,982 | -0,016 | 0,984 |
Nivel de estudios (n.º años) | -0,047 | 0,954 | 0,009 | 1,009 |
Ingresos (1-10 deciles) | -0,134** | 0,875 | -0,123 | 0,884 |
Constante | 2,498** | 12,154 | 2,254* | 9,521 |
R2 de Nagelkerke: 0,378 (RU); 0,478 (Suecia). Total pronosticado: 87,1 % (RU); 93,4 % (Suecia). Pruebas Ómnibus***.
Fuente: elaboración propia.
Por último, cabe señalar el papel que ha jugado la oferta interna. En primer lugar,
el UKIP ha tratado de distinguirse de otras formaciones más extremistas, como el Partido
Nacional Británico (BNP). Por un lado, ha desarrollado una concepción de la nación
de carácter cultural y alejado del nacionalismo étnico del BNP ( March, Luke. 2017. «Left and right populism compared: The British case», The British Journal of Politics and International Relations, 19 (2): 282-303. Disponible en:
Asimismo, el anuncio en 2013 de David Cameron de celebrar el referéndum de salida
de la UE favoreció la visibilidad del UKIP en la medida en que sus dos temas prioritarios,
inmigración e integración europea, coparon la centralidad del debate político. El
UKIP consigue, de este modo, presentarse a las elecciones de 2015 como una formación
antiestablishment, diferenciada de los partidos mayoritarios al tiempo que distanciada del extremismo
del BNP, con un liderazgo persuasivo y con mayor visibilidad en el debate político
( Murphy, Justin y Daniel Devine. 2018. «Does Public Support for UKIP Drive Their Media
Coverage or Does Media Coverage Drive Support for UKIP?», British Journal of Political Science (en prensa). Disponible en:
Por último, el SD, fundado en 1988, encuentran sus raíces en las subculturas ultranacionalistas,
neofascistas y neonazis de Suecia ( Jungar, Ann-Cathrine. 2015. «Business as usual: Ideology and populist appeals of the
Sweden Democrats», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Jungar, 2015; Rydgren, Jens 2008. «Sweden: The Scandinavian Exception», en Danielle Albertazzi y
Duncan McDonnell (eds.), Twenty-First Century Populism: the Spectre of Western European Democracy. Basingstoke: Palgrave Macmillan. Disponible en:
En lo que respecta a la organización y liderazgo del partido, ha estado muy vinculado
con su evolución electoral. Durante los años noventa, el partido sufrió serios problemas
de faccionalismos, deserciones y disputas ideológicas entre los sectores más extremistas
y los más moderados ( Jungar, Ann-Cathrine. 2015. «Business as usual: Ideology and populist appeals of the
Sweden Democrats», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Jungar, 2015). Sin embargo, el mandato de Jimmy Akesson como líder del partido desde 2005 ha supuesto
un factor de estabilización para el partido, especialmente a partir de 2006, cuando
el partido pudo acceder al sistema de financiación público de partidos. Por lo que
respecta a la visibilidad mediática del partido, este ha ido ganando atención de forma
progresiva en las dos últimas décadas, por encima incluso de algunos partidos establecidos
como el Partido Democratacristiano y el Partido de Izquierda ( Rydgren, Jens y Sara Van der Meiden. 2018. «The radical right and the end of Swedish
exceptionalism», European Political Science, 1-17. Disponible en:
El objetivo de este artículo ha sido profundizar en los mecanismos causales que explican el éxito de formaciones antiestablishment en los años posteriores a la crisis económica. Para ello se ha realizado un rastreo sistemático comparado de una selección de casos como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso aplicado en veintiséis elecciones celebradas entre 2010 y 2015 en dieciséis países de Europa Occidental.
En primer lugar, se ha analizado el caso de España-2015, como caso ideal típico en comparación con España-2011, como caso negativo. Los resultados han mostrado que el contexto político e institucional no es especialmente favorable para estas formaciones en España, dada las dificultades que plantea el sistema electoral para partidos minoritarios a nivel nacional y la ausencia de grandes coaliciones y convergencia entre los partidos mayoritarios. No obstante, la debacle socialista como consecuencia de la gestión de la crisis económica y la incapacidad manifiesta de las dos formaciones minoritarias (IU y UPyD) para capitalizar el descontento hacia el PSOE, abrieron una ventana de oportunidad para formaciones nuevas en ese espacio ideológico. Esta brecha de representación, sumado al fuerte impacto social que tuvo la evolución de la economía, permitiría explicar la evolución de la demanda para formaciones antiestablishment entre 2011 y 2015.
En este sentido, los niveles de insatisfacción con la democracia, la economía y la desconfianza en partidos y políticos han aumentado en España hasta posicionarla como uno de los países con mayor demanda para estos partidos en Europa Occidental. No obstante, la insatisfacción con la economía y la desconfianza política se encontraban ya en niveles altos en las elecciones de 2011, no así la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, la cual mantenía una tendencia creciente, pero en niveles todavía medio-bajos. Fue a partir de 2012 cuando esta alcanzó niveles muy elevados, coincidiendo en las elecciones de 2015 con el nacimiento de una formación caracterizada por una intensa retórica antiestablishment y centrada en la regeneración del sistema democrático, Podemos. Por tanto, los resultados de este artículo sugieren que la concurrencia de una demanda favorable para formaciones antiestablishment y antiausteridad, el debilitamiento del principal competidor en la izquierda y la existencia de una oferta populista creíble y visible, explicarían las diferencias entre las elecciones de 2015 y 2011 en España.
En segundo lugar, se ha indagado en las condiciones causales que podrían explicar el ascenso de dos formaciones antiestablishment (Demócratas Suecos y UKIP) en dos casos (Suecia-2014 y RU-2015) que no fueron cubiertos por las soluciones del QCA. Los resultados apuntan a dos escenarios diferentes para ambos países.
En el caso del Reino Unido, los resultados han mostrado que, si bien existe cierta demanda para partidos antiestablishment, esta no es lo suficientemente alta para sortear las dificultades que el sistema electoral y la inexistencia de grandes coaliciones y de convergencia impone a los partidos minoritarios y populistas como el UKIP. Asimismo, existe una demanda muy favorable para formaciones antinmigración y anti-UE, en particular. No obstante, los patrones de competición partidista combinados con los efectos desproporcionales del sistema electoral y, concretamente, la ocupación del Partido Conservador de un espacio electoral muy similar (contrarios a la inmigración y a la UE), dificultan que esa demanda se fragmente en apoyos a una formación minoritaria como el UKIP. La evolución de la demanda tampoco permite explicar las diferencias entre 2010 y 2015. En este artículo se sugieren tres acontecimientos de carácter coyuntural que incrementaron la visibilidad y credibilidad del UKIP y, en consecuencia, su apoyo electoral en 2015: a) el Gobierno de coalición de conservadores y liberales de 2010 a 2015; b) la promesa de David Cameron de celebrar el referéndum del brexit en 2013, y c) la elección de un líder telegénico y controvertido tras las elecciones de 2010. Así, estos cambios coyunturales en la oferta política habrían permitido que la demanda ya existente para formaciones xenófobas, euroescépticas y antiestablishment pudiera capitalizarse por un partido minoritario como el UKIP. No obstante, una vez aprobado el brexit y con la partida de los liberales del Gobierno, esta ventana de oportunidad se habría cerrado de nuevo para las elecciones de 2017. Por lo que podríamos concluir que los patrones de competencia partidista y las barreras institucionales del sistema político británico dificultan en gran medida el éxito de formaciones antiestáblisment, en general, y de derecha radical, en particular; siendo las elecciones de 2015 una excepción a la regla.
Respecto a Suecia, la demanda no es especialmente favorable para formaciones antiestablishment, en general, ni para formaciones antinmigración y anti-UE, en particular. No obstante, el sistema electoral sueco facilita el éxito de formaciones minoritarias, mientras que los patrones de competición partidista son muy favorables para formaciones xenófobas y nacionalistas (dada la convergencia en posturas permisivas y cosmopolitas de los partidos mayoritarios, especialmente, en 2014). Esta estructura de oportunidad facilita que esa demanda de formaciones xenófobas y nacionalistas (baja, pero no inexistente) se traduzca en el apoyo a este tipo de organizaciones, como es el caso del SD. La tendencia creciente del SD también vendría facilitada por la evolución que ha seguido el partido: de una formación vinculada al fascismo a otra de carácter populista en la línea de los partidos de derecha radical contemporáneos.
Los resultados muestran, por tanto, que los factores basados únicamente en la demanda
o en la oferta no pueden explicar por sí solos las diferencias entre países. Por un
lado, la existencia de una baja demanda en términos comparados no excluye que esta
pueda ser movilizada con éxito si concurren determinados patrones de competición partidista
y sistemas electorales proporcionales (ej. Suiza). Por otro, la existencia de una
demanda muy favorable puede ser suficiente para sortear las dificultades que determinados
elementos políticos e institucionales de la competición partidista imponen a los partidos
antiestablishment (ej. Francia). Este artículo sostiene, en consecuencia, que el análisis del éxito
o fracaso de este tipo de partidos en términos comparados debe integrar ambos enfoques
(demanda y oferta); aplicando además aproximaciones metodológicas que permitan estudiar
relaciones de causalidad de carácter múltiple y coyuntural (QCA y comparative process tracing). Asimismo, el análisis del Reino Unido 2010-15 y Suecia 2010-14 ha mostrado que
este esquema de análisis puede extenderse al estudio de los aspectos ideológicos concretos
de los partidos antiestablishment (ej. antinmigración y nacionalismo). Por último, los tres casos de estudio han mostrado
que la existencia de una oferta populista creíble y visible es un elemento necesario
para el éxito de estas formaciones ( Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en:
[1] |
Los partidos seleccionados son considerados populistas por la literatura de referencia (ej. Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.Kriesi y Pappas, 2015). |
[2] |
Tradition/authority/national versus green/alternative/libertarian. |
[3] |
Multi-Method Research. |
[4] |
Qualitative Comparative Analysis. |
[5] |
«Combining Cross-Case Methods and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-method Designs». |
[6] |
Disponible en: https://www.chesdata.eu/. |
[7] |
Disponible en: www.parties_and_elections.eu. |
[8] |
Encuesta Social Europea y Eurobarómetro (Grecia; para la evolución del gráfico 2 Italia). |
[9] |
Party System and Government Observatory (www.whogoverns.eu) y páginas oficiales de los Gobiernos de cada país. |
[10] |
Austria-2013, Bélgica-2010-14, Finlandia-2011-15, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Países Bajos-2010, Suiza-2011-15. |
[11] |
España-2015, Francia-2012, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Portugal-2011-15. |
[12] |
Un caso típico presenta el término de la solución (X) y el resultado (Y) de forma consistente con una relación de suficiencia (X ≤ Y). |
[13] |
Son inconsistentes con un patrón de suficiencia, pero comparten membresías cualitativamente idénticas tanto en el resultado (Y) como en el término de la solución (X) con los casos típicos. |
[14] |
No siguen un patrón de suficiencia consistente y, además, no son miembros del resultado. |
[15] |
Siguen un patrón de suficiencia, pero desviados por cobertura porque presentan el resultado (Y) pero no el término de la solución (X). |
[16] |
Los «casos individualmente irrelevantes» (zona 5) son consistentes con un patrón de suficiencia, pero no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y). |
[17] |
Son casos inconsistentes con un patrón de suficiencia y además, no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y). |
[18] |
Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional. |
[19] |
Según la encuesta de expertos, los tres temas principales de UPyD eran corrupción, nacionalismo y antielitismo. |
[20] |
Los temas principales de IU era redistribución, servicios públicos e intervención del Estado en la economía. |
[21] |
En una escala de 0 a 10, donde 10 es máxima retórica antielitista, Podemos obtiene un 10 y UPyD un 6,7. Izquierda Unida, por su parte, no se había caracterizado por este tipo de discurso, ni por prioridad ni por intensidad (5,6). |
[22] |
La líder de UPyD, Rosa Díez, era un miembro conocido del PSOE. |
[23] |
España, Italia, Grecia, Francia, Portugal e Irlanda. |
[24] |
Austria, Bélgica, Finlandia, Países Bajos, Suiza. |
[25] |
El nacionalismo, como oposición a concepciones cosmopolitas, se ha desarrollado en Europa como oposición a la integración europea, por lo que lo utilizaremos como indicador en el lado de la demanda. |
[26] |
Grecia se ha excluido del gráfico sobre inmigración porque solo ha participado en las encuestas de 2008 y 2010, y al contar con niveles muy elevados de actitudes negativas (74,7 % y 81,1 % respectivamente) distorsiona la media de esos años. |
[27] |
Variable calculada a partir de: «La inmigración es mala/buena para la economía», «La inmigración es mala/buena para la cultura del país», «La inmigración empeora/mejora las condiciones de vida del país» (Alfa de Cronbach: 0,87). Las variables oscilan entre 0 (mala/empeora) y 10 (buena/mejora). En el gráfico, el porcentaje entre 0 y 4. |
[28] |
La variable de nacionalismo la incluyen, por primera vez, en 2014, por lo que no es posible estudiar su evolución temporal. |
[29] |
En 2010 y 2015, el índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en:
|
[30] |
En el análisis QCA esta coalición no se consideró «gran coalición» porque el Partido Liberal es minoritario y ubicado en el centro ideológico. |
[31] |
El índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en:
|
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[a] |
Investigadora predoctoral (FPU) en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración
de la Universidad de Granada (UGR). Estudiante de doctorado de Ciencias Sociales (UGR),
licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración (UGR), máster en Problemas
y Dirección de Programas Sociales (UGR) y experto universitario en Métodos Avanzados
de Estadística Aplicada (UNED). Segundo Premio Nacional a la Excelencia en el Rendimiento
Académico Universitario (Ministerio de Educación). Investigadora visitante en el Amsterdam
Institute for Social Science Research (Universidad de Amsterdam) y en el Düsseldorf
Party Research Institute (Universidad de Düsseldorf). Profesora visitante Erasmus
en la Charles University Prague (República Checa). |
[b] |
Profesor titular de Ciencia Política. Director del Comité de Investigación en Comunicación
Política de la International Association of Political Science (IPSA). Director de
la Escuela Iberoamericana de Altos Estudios en Gobierno Local de la Unión Iberoamericana
de Municipalistas (UIM). Distinguished Visiting Scholar en la Universidad Internacional
de Florida (FIU). Doctor europeo en Ciencia Política (UCM); Experto en Análisis de
Datos (CIS); Especialización en Derecho Constitucional y Ciencia Política (CEPC).
Investigador y docente, entre otras, en la Universidad de California, Berkeley; en
Mykolas Romeris University (Lituania); Instituto Europeo de Florencia (Italia); Johannes
Gutenberg-Universität (Mainz, Alemania), y en el Amsterdam School of Communications
Research (Holanda). |