RESUMEN

El objetivo de este artículo es analizar los escenarios electorales favorables para los partidos populistas en Europa Occidental tras la crisis económica. Para ello, se ha aplicado un rastreo sistemático comparado (comparative process tracing) a una selección de casos (España 2011-‍15, Reino Unido 2010-‍15 y Suecia 2010-‍14) como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (fsQCA) aplicado a veintiséis elecciones generales celebradas en Europa Occidental entre 2010 y 2015. Los resultados sugieren que el éxito electoral de estas formaciones no puede explicarse por una única condición causal, sino que diferentes vías pueden conducir al mismo fenómeno: por un lado, una demanda muy favorable al populismo (altos niveles de insatisfacción y desconfianza política) puede ser suficiente para explicar el éxito electoral de estos partidos, aun cuando compiten en contextos político-institucionales desfavorables; por otro, determinados patrones de competición partidista (coaliciones y convergencia en sistemas electorales proporcionales) pueden resultar suficientes, aun contando con una demanda poco favorable. Por último, esta propuesta de análisis puede extenderse al estudio de formaciones de otra índole como los llamados partidos antinmigración.

Palabras clave: populismo, anti-establishment, partidos políticos, rastreo sistemático comparado, QCA.

ABSTRACT

The aim of this article is to analyse the electoral settings favorable to the populist parties in Western Europe after the economic crisis. To this end, a comparative process tracing has been applied to a selection of cases (Spain 2011-‍15, United Kingdom 2010-‍15 and Sweden 2010-‍14) after a fuzzy Qualitative Comparative Analysis (fsQCA) to 26 general elections held in Western Europe between 2010 and 2015. The results suggest that the electoral success achieved by these parties cannot be explained by a single causal condition, but different paths can lead to the same phenomenon: on the one hand, a very favorable demand (high levels of dissatisfaction and political mistrust) can be sufficient to explain the electoral success of these parties, even when competing within an unfavorable political and institutional context; on the other hand, certain party competition patterns (coalitions and convergence in proportional electoral systems) can be sufficient, even if demand is unfavorable. Finally, this analytical proposal can be extended to the study of other types of political organisations, such as the so-called anti-immigrant parties.

Keywords: populism, anti-establishment, political parties, comparative process tracing, QCA.

Cómo citar este artículo / Citation: Fernández-García, B. y Luengo, O. G. (2018). Diferentes vías, un mismo resultado: el éxito electoral de los partidos populistas en Europa Occidental. Una propuesta de análisis. Revista Española de Ciencia Política, 48, 45-‍72. Doi: https://doi.org/10.21308/recp.48.02

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SUMARIO

  1. Resumen
  2. Abstract
  3. INTRODUCCIÓN
  4. ANTECEDENTES TEÓRICOS
  5. METODOLOGÍA
  6. RESULTADOS
    1. Las elecciones de 2011 y 2015 en España
    2. Comparación de casos desviados por cobertura: Suecia-2014 y Reino Unido-2015
  7. CONCLUSIONES
  8. Notas
  9. Referencias

INTRODUCCIÓN[Subir]

La crisis económica de 2008 ha traído consigo importantes cambios políticos en Europa Occidental. Entre ellos, destaca la irrupción del populismo, incluso en aquellos países que se habían mantenido al margen de dicho fenómeno, como por ejemplo Alemania, España, Suecia, Finlandia y Reino Unido. En otros países donde el populismo ya había hecho su aparición, este se ha reforzado en los últimos años con la creación de nuevos partidos (Movimiento 5 Estrellas) y la consolidación de otros ya existentes como segundas y terceras fuerzas políticas nacionales (Frente Nacional, Liga Norte, Partido de la Libertad de Austria, Partido por la Libertad, etc.).

Podemos afirmar, por tanto, que de izquierda a derecha los actores antiestablisment se han establecido en las democracias europeas. En este sentido, gran parte de la literatura sobre populismos ha tratado de identificar los escenarios electorales favorables para estas formaciones. No obstante, han tendido a centrarse de forma separada en el lado de la demanda ( ‍Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.Kriesi y Pappas, 2015) o en el lado de la oferta ( ‍Hakhverdian, Armèn y Christel Koop. 2007. «Consensus democracy and support for populist parties in Western Europe», Acta Política, 42: 401-‍420. Disponible en: https://doi.org/10.1057/palgrave.ap.5500202.Hakhverdia y Koop, 2007). Otros han integrado ambos enfoques, pero centrándose únicamente en el populismo de derecha radical ( ‍Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2017. Populism. A Very Short Introduction. Oxford; Nueva York: Oxford University Press.Mudde, 2007) y aplicando técnicas estadísticas de carácter cumulativas y simétricas, que no permiten analizar la concurrencia de múltiples escenarios para la producción de un mismo resultado ( ‍Norris, Pippa. 2005. Radical right: voters and parties in the electoral market. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511615955.Norris, 2005). Finalmente, dos estudios recientes ( ‍Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781137414113.Van Kessel, 2015;  ‍Hanley, Sean y Allan Sikk. 2016. «Economy, corruption or floating voters? Explaining the breakthroughs of anti-establishment reform parties in Eastern Europe», Party Politics, 22 (4): 522-‍533. Disponible en: https://doi.org/10.1177/13540 68814550438.Hanley y Sikk, 2016) han aplicado un enfoque metodológico basado en el principio de causalidad de carácter coyuntural múltiple (análisis cualitativo comparado) para identificar las diferentes vías que explican el éxito de los partidos antiestáblisment en Europa. Sin embargo, el segundo se centra en Europa Central y Oriental, y el primero en el lado de la demanda, la oferta interna y la proporcionalidad de los sistemas electorales, excluyendo los patrones de competición partidista (oferta externa) ( ‍Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781137414113.Van Kessel, 2015). Asimismo, este estudio fue realizado antes de las elecciones celebradas en 2014 y 2015, por lo que algunos países seguían apareciendo como casos negativos (España, Suecia y Reino Unido).

Partiendo de este contexto, la presente investigación tiene como objetivo general profundizar en los escenarios electorales favorables a estas formaciones políticas en Europa Occidental en los años posteriores a la crisis económica (2010-‍2015). Para ello, tomaremos los enfoques de la demanda, la oferta y de las reglas que regulan la competición partidista, así como de un enfoque metodológico que permite analizar relaciones de causalidad de carácter múltiple y coyuntural. Concretamente, aplicaremos un rastreo sistemático comparado como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (comparative process tracing post-fsQCA) en una selección de casos que habían sido considerados hasta la actualidad como excepciones al populismo: España, Reino Unido y Suecia. El rastreo sistemático de estos tres casos nos permitirá conocer las condiciones bajo las cuales emerge el populismo.

El artículo queda estructurado en las siguientes partes: en primer lugar, se repasan las principales aportaciones teóricas sobre populismo y se plantean los escenarios potencialmente más favorables para la emergencia de este fenómeno desde el punto de vista de la demanda y de la oferta. En segundo lugar, se presenta el enfoque metodológico adoptado (process tracing post-fsQCA), la selección de los casos y las fuentes de datos empleadas. Finalmente, se muestran los resultados de la investigación de forma pormenorizada, subrayando los hallazgos más relevantes para nuestros objetivos e integrándolos en la discusión existente en esta línea de investigación de la ciencia política.

ANTECEDENTES TEÓRICOS[Subir]

El término «populismo» ha sido ampliamente discutido en la literatura. La naturaleza camaleónica de este fenómeno político, las diferencias regionales y el uso normativo del término, han impedido durante décadas alcanzar un acuerdo sobre el mismo. No obstante, durante los últimos años se ha alcanzado cierto consenso académico en una definición mínima del término. Partiendo de un enfoque que considera el populismo como un conjunto de ideas, Mudde ( ‍Mudde, Cas. 2004. «The Populist Zeitgeist», Government and Opposition, 39 (4): 542-‍563. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1477-7053.2004.00135.x.2004) ha popularizado una definición de populismo que permite capturar la esencia del fenómeno con independencia de la forma que este tome (de izquierda, de derecha; como partido político, como movimiento social...). De este modo, el populismo quedaría retratado como una ideología fina o delgada que considera que la sociedad está, en última instancia, separada en dos grupos homogéneos y antagónicos, el «pueblo puro» versus la «élite corrupta», y que defiende que la política debería ser una expresión de la voluntad general del pueblo ( ‍Mudde, Cas. 2004. «The Populist Zeitgeist», Government and Opposition, 39 (4): 542-‍563. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1477-7053.2004.00135.x.2004: 543). De esta definición, y a efectos de esta investigación, el antielitismo se considera como un elemento central del populismo, no como sinónimo del mismo. En tanto que la selección de los casos en el estudio QCA se realizó atendiendo al nivel de retórica antielitista/establishment de los partidos políticos, usaremos este término de forma recurrente, además del populismo como etiqueta más general

Los partidos seleccionados son considerados populistas por la literatura de referencia (ej.

Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.

Kriesi y Pappas, 2015
).

‍[1]
.

Por lo que respecta al estudio de los escenarios electorales favorables para los partidos populistas, este ha sido abordado desde el lado de la demanda, la oferta y las reglas electorales que regulan la competición partidista ( ‍Norris, Pippa. 2005. Radical right: voters and parties in the electoral market. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511615955.Norris, 2005). Desde el lado de la demanda, el auge del populismo está vinculado a grandes cambios estructurales en las sociedades contemporáneas que generan cambios en las actitudes y comportamiento del electorado, conformando una demanda favorable para estas formaciones políticas ( ‍Mudde, Cas. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511492037.Mudde, 2007). Desde esta perspectiva, los procesos de desnacionalización habrían generado un nuevo cleavage trasnacional ( ‍Hooghe, Liesbet y Gary Marks. 2018. «Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset, Rokkan, and the transnational cleavage», Journal of European Public Policy, 25 (1): 109-‍135. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13501763.2017.1310279.Hooghe y Marks, 2018) que confronta dos polos opuestos: TAN/GAL

Tradition/authority/national versus green/alternative/libertarian.

‍[2]
( ‍Hooghe, Liesbet y Gary Marks. 2018. «Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset, Rokkan, and the transnational cleavage», Journal of European Public Policy, 25 (1): 109-‍135. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13501763.2017.1310279.Hooghe y Marks, 2018) o demarcación/integración ( ‍Kriesi, Hanspeter, Edgar Grande, Romain Lachat, Martin Dolezal, Simon Bornschier y Timotheos Frey. 2006. «Globalization and the transformation of The National political space: six European countries compared», European Journal of Political Research, 45 (6): 921-‍56. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1475-6765.2006.00644.x.Kriesi et al., 2006). Los ciudadanos ubicados en el polo TAN o de demarcación, se opondrían a la integración europea y la inmigración, mientras que los ubicados en el polo GAL o de integración mantendrían actitudes cosmopolitas y liberales. Según estas teorías, los cambios en los sistemas de partidos europeos están siendo causados por estos movimientos en las preferencias del electorado que, ante el inmovilismo de los partidos tradicionales, beneficiarían a aquellos partidos que movilizan al electorado en torno al nuevo conflicto trasnacional ( ‍Hooghe, Liesbet y Gary Marks. 2018. «Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset, Rokkan, and the transnational cleavage», Journal of European Public Policy, 25 (1): 109-‍135. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13501763.2017.1310279.Hooghe y Marks, 2018).

No obstante, el populismo también ha sido vinculado a cambios de carácter más ocasional y coyuntural, como los períodos de crisis económicas y políticas. En este sentido, autores como Taggart ( ‍Taggart, Paul. 2002. «Populism and the Pathology of Representative Politics», en Yves Mény y Yves Surel (eds.), Democracies and the populist challenge. Nueva York: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781403920072_4.2002) sostienen que el populismo no es la política del orden y la estabilidad, sino que está intrínsecamente vinculado a los períodos de crisis e inestabilidad. En nuestro período de estudio, la gran recesión sería la crisis que ha dado paso a la creación de nuevas fuerzas populistas e impulso a otras ya existentes ( ‍Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.Kriesi y Pappas, 2015). Respecto a las nuevas formaciones, la crisis económica ha facilitado el surgimiento de fuerzas populistas de izquierda hasta entonces minoritarias o prácticamente inexistentes en el contexto europeo ( ‍Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2013. «Exclusionary vs. inclusionary populism: Comparing contemporary Europe and Latin America», Government and Opposition, 48 (2): 147-‍174. Disponible en: https://doi.org/10.1017/gov.2012.11.Mudde y Rovira, 2013). En efecto, el populismo dominante en Europa estaba ubicado en la derecha radical, caracterizado por fuertes sentimientos nativistas (una combinación de nacionalismo y xenofobia) y una concepción muy estricta del orden y la seguridad ( ‍Mudde, Cas. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511492037.Mudde, 2007).

No obstante, el fuerte impacto social del desempleo y los recortes en las políticas sociales, especialmente en el sur de Europa e Irlanda, han impulsado nuevas fuerzas populistas en la izquierda contrarias a las políticas de austeridad. De este modo, el limitado efecto económico de la crisis en los países del norte de Europa habría mantenido la línea de conflicto en la dimensión cultural (contraria a la inmigración y a la integración europea, esta última reforzada por el conflicto entre países deudores y acreedores en el seno de la Unión Europea), mientras que el fuerte impacto económico y social en el sur de Europa e Irlanda habría hecho emerger una nueva línea de conflicto en la dimensión económica. En concreto, la falta de alternativa a las políticas de austeridad promovidas por la Unión Europea habría generado una brecha de representación en la izquierda que habría sido capitalizada por los nuevos actores populistas ( ‍Hooghe, Liesbet y Gary Marks. 2018. «Cleavage theory meets Europe’s crises: Lipset, Rokkan, and the transnational cleavage», Journal of European Public Policy, 25 (1): 109-‍135. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13501763.2017.1310279.Hooghe y Marks, 2018;  ‍Della Porta, Donatella, Joseba Fernández, Hara Kouki, Lorenzo Mosca. 2017. Movement Parties Against Austerity. Cambridge: Polity Press.Della Porta et al., 2017).

Asimismo, los procesos de toma de decisiones adoptados durante la gran recesión habrían profundizado un sentimiento de malestar con el funcionamiento de la democracia. En este sentido, Mudde y Rovira ( ‍Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2017. Populism. A Very Short Introduction. Oxford; Nueva York: Oxford University Press.2017) sostienen que la tensión que caracteriza a las democracias representativas entre el rol de representantes de los partidos políticos y el rol de gobernantes se ha visto agravada durante este periodo, especialmente en aquellos países donde las políticas de austeridad contradecían el perfil ideológico de los partidos en gobierno (ej. España y Grecia). Este malestar también se vería alimentado por la imposición de las políticas de austeridad desde unas instancias supranacionales consideradas poco representativas (la troika), lo que pondría en duda la soberanía de los países periféricos de la Unión Europea. Por último, no podemos obviar determinados contextos políticos nacionales caracterizados por la corrupción sistemática en las instituciones políticas, así como la cartelización de los partidos, lo que tiende a ensanchar la brecha entre representantes y representados ( ‍Katz, Richard y Peter Mair. 2009. «The Cartel Party Thesis: A Restatement», Perspectives on Politics, 7 (4): 753-‍766.Katz y Mair, 2009). En definitiva, y como sostienen Canovan ( ‍Canovan, Margaret. 2002. «Taking Politics to the People: Populism as the Ideology of Democracy», en Yves Mény y Yves Surel (eds.), Democracies and the populist challenge. Nueva York: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/978140 3920072_2.2002) y Taggart ( ‍Taggart, Paul. 2002. «Populism and the Pathology of Representative Politics», en Yves Mény y Yves Surel (eds.), Democracies and the populist challenge. Nueva York: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781403920072_4.2002), el éxito del populismo pondría en evidencia un sentimiento más profundo de malestar con la democracia representativa y de desconfianza hacia sus instituciones, agravado en aquellos momentos en los que se constata su incapacidad para satisfacer las demandas de la población.

Considerando todo lo anterior, la presente investigación analizará, en primer lugar, la evolución y dimensión de determinadas actitudes de la población (demanda) que podrían favorecer a la dimensión antiestáblisment de los partidos populistas en general, y a los aspectos ideológicos de cada una de las formaciones analizadas en particular. En este sentido, se ampliará el alcance del estudio de partida al considerar las prioridades temáticas de los partidos políticos seleccionados. En relación con la dimensión antiestáblisment partiremos de la siguiente hipótesis: altos niveles de insatisfacción con el estado actual de la economía, altos niveles de desconfianza hacia los políticos y los partidos políticos, y altos niveles de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia conforman una demanda favorable para este tipo de formaciones. En relación con las prioridades temáticas de los partidos seleccionados, la Encuesta de Expertos de Chapel Hill (CHES) ( ‍Polk, Jonathan, Jan Rovny, Ryan Bakker, Erica Edwards, Liesbet Hooghe, Seth Jolly, Jelle Koedam, Filip Kostelka, Gary Marks, Gijs Schumacher, Marco Steenbergen, Milada Vachudova y Marko Zilovic. 2015. 2014 Chapel Hill Expert Survey. Version 2015.1. Chapel Hill, NC: University of North Carolina, Chapel Hill. Disponible en: www.chesdata.eu.Polk et al., 2015) identifica como temas prioritarios la integración europea, la inmigración (partidos de derecha) y la redistribución (partidos de izquierda). De este modo, se analizará si el grado y evolución de estas actitudes pueden explicar la evolución electoral de los partidos seleccionados.

Desde el lado de la oferta, los cambios en los patrones de la competición partidista serían el elemento clave para explicar las variaciones en términos de éxito o fracaso electoral de los partidos antiestáblisment ( ‍Mudde, Cas. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Nueva York: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511492037.Mudde, 2007). En este sentido, cabe diferenciar entre los factores inherentes a los partidos políticos (oferta interna) y los factores que no son inherentes a los mismos (oferta externa). Comenzando por la oferta externa, las interacciones entre los partidos políticos mayoritarios configurarían diferentes escenarios de oportunidades políticas para los partidos minoritarios. Una de las tesis más conocidas es la elaborada por Kitschelt y McGann ( ‍Kitschelt, Herber y Anthony McGann. 1995. The radical right in Western Europe. Ann Arbor: University of Michigan Press.1995), que establece que la convergencia ideológica de los partidos mayoritarios abre un espacio electoral favorable para los partidos radicales. Además de la convergencia ideológica, nuestra investigación analizará otro escenario de convergencia de facto: la formación de grandes coaliciones que, en los últimos años, ha ido imponiéndose en numerosos países europeos como consecuencia de la creciente fragmentación parlamentaria. En algunos países, esto se ha producido aun cuando los partidos políticos mayoritarios no habían confluido en términos ideológicos, lo que permite analizar un escenario con más alcance que la tesis clásica de la convergencia. Esta hipótesis también está inspirada por los trabajos de varios autores ( ‍Papadopoulos, Yannis. 2005. «Populism as the other side of consociational multi-level democracies», en Daniele Caramani y Yves Mény (eds.), Challenges to Consensual Politics: Democracy, Identity, and Populist Protest in the Alpine Region. Bruselas: P.I.E., Peter Lang.Papadopoulos, 2005;  ‍Hakhverdian, Armèn y Christel Koop. 2007. «Consensus democracy and support for populist parties in Western Europe», Acta Política, 42: 401-‍420. Disponible en: https://doi.org/10.1057/palgrave.ap.5500202.Hakhverdia y Koop, 2007) que sugieren una relación entre las democracias consociacionales y el auge de los partidos populistas. En concreto, estos estudios sostienen que la formación de coaliciones (entre otros arreglos consensuales) implica cooperación y acomodamiento entre las élites, en detrimento de la rendición de cuentas, la sensibilidad a las preferencias del electorado y de una competición partidista real, proporcionando un terreno fértil para el populismo.

Nuestra hipótesis sostiene, por tanto, que la formación de grandes coaliciones supone un escenario favorable para la estrategia de desdiferenciación de los partidos antiestablishment, por la cual se denuncia la colusión de los partidos mayoritarios, la inexistencia de una alternativa política real y se niega cualquier diferencia entre Gobierno y oposición ( ‍Schedler, Andreas. 1996. «Anti-political-establishment parties», Party Politics, 2 (3): 291-‍312. Disponible en: https://doi.org/10.1177/1354068896002003001.Schedler, 1996). Por último, aplicaremos la tesis de la convergencia de los partidos mayoritarios en las prioridades temáticas de las formaciones antiestablishment. De este modo, partiremos del siguiente supuesto: la convergencia de los partidos mayoritarios en posiciones favorables a la integración europea, en posiciones permisivas hacia la inmigración y desfavorables a la redistribución serían escenarios favorables para aquellas formaciones antiestablishment que presentan esas prioridades temáticas.

Por lo que respecta a la oferta interna (agencia), el estudio de Van Kessel ( ‍Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781137414113.2015) concluye que la credibilidad de los partidos populistas es un elemento necesario para su éxito. Según este autor, un partido populista puede considerarse electoralmente creíble cuando desarrolla un discurso que le distancia convincentemente del estáblisment político, al tiempo que lo desvincula de formaciones extremistas y se presenta con un liderazgo persuasivo y visible. Siguiendo los resultados de este estudio, la credibilidad de la oferta populista será considerada como un factor necesario para el éxito de estos partidos. No obstante, una condición puede ser necesaria pero insuficiente, requiriendo de la concurrencia de otros factores para producir el resultado. En este sentido, partiremos de esta propuesta que considera la credibilidad de la oferta populista como elemento necesario, pero sujeto a la concurrencia de otros factores externos favorables.

Por último, y en relación con los aspectos más institucionales de la competición partidista, partiremos de la hipótesis que sostiene que los sistemas electorales proporcionales son un escenario favorable para los partidos minoritarios. En este sentido, las teorías clásicas basadas en la ley de Duverger ( ‍Duverger, Maurice. 2014. «Influencia de los sistemas electorales en la vida política», en A. Batlle i Rubio (eds.), Diez textos básicos de ciencia política. Barcelona: Ariel.2014) predicen que los partidos minoritarios tienen más oportunidades de ganar apoyos electorales en el contexto de sistemas electorales proporcionales que en sistemas con efectos muy desproporcionales.

METODOLOGÍA[Subir]

El process tracing o rastreo sistemático del proceso causal en los estudios de caso está adquiriendo un lugar predominante en la agenda metodológica de la ciencia política ( ‍Bril-Mascarenhas, Tomás, Antoine Maillet y Pierre-Louis Mayaux. 2017. «Process tracing: inducción, deducción e inferencia causa», Revista Ciencia Política, 37 (3): 659-‍684. Disponible en: https://doi.org/10.4067/S0718-090X2017000300659.Bril-Mascarenhas et al., 2017). En el contexto de la investigación multimétodo (MMR

Multi-Method Research.

‍[3]
), el process tracing se había desarrollado en combinación con métodos estadísticos y, concretamente, con los análisis de regresión ( ‍Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-‍597. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0049124113481341.Schneider y Rohlfing, 2013). Sin embargo, desde el trabajo de Schneider y Rohlfing ( ‍Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-‍597. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0049124113481341.2013) encontramos un interés creciente en la combinación del process tracing y los métodos basados en la teoría de conjuntos, como el análisis cualitativo comparado (QCA

Qualitative Comparative Analysis.

‍[4]
). El ejemplo más reciente de este desarrollo lo encontramos en el número especial de 2018 de la revista Sociological Methods and Research

«Combining Cross-Case Methods and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-method Designs».

‍[5]
.

Como señalan Schneider y Rohlfing ( ‍Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-‍597. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0049124113481341.2013), la aplicación rigurosa del rastreo sistemático de casos como fase posterior al QCA (process tracing post-QCA), produce un valor inferencial agregado en comparación a la aplicación en solitario de los mismos. Por un lado, el process tracing se beneficia de los principios epistemológicos del QCA y, concretamente, de las relaciones de suficiencia y necesidad, así como del principio de equifinalidad por el cual diferentes combinaciones de condiciones causales pueden conducir al mismo resultado ( ‍Medina, Iván, Priscilla Álamos-Concha, Pablo José Castillo Ortiz y Benoit Rihoux. 2017. Análisis Cualitativo Comparado (QCA). Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.Medina et al., 2017). También se beneficia de su capacidad para identificar diferentes patrones de relación entre el resultado y las condiciones causales que serían muy difíciles o imposibles de alcanzar con estudios de caso o estudios de n muy pequeña. Por su parte, el process tracing supone un complemento de gran valor para los estudios QCA en tanto que permite discernir los mecanismos causales detrás de los patrones identificados a fin de mejorar la teoría y los modelos obtenidos con el QCA.

Este artículo se enmarca, por tanto, en la fase de rastreo sistemático de los casos como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso (fuzzy-set QCA). Como se ha señalado anteriormente, este análisis ha sido aplicado a veintiséis elecciones generales de dieciséis países de Europa Occidental en los años posteriores a la crisis económica (2010-‍2015). El objetivo de este análisis era identificar los escenarios favorables para las formaciones antiestablishment. Para ello, se seleccionaron los partidos caracterizados por una intensa retórica antiestablishment (apéndice 1) a partir de CHES de 2014

Disponible en: https://www.chesdata.eu/.

‍[6]
. Una vez seleccionados, se midió el éxito de estas formaciones en términos electorales sumando el total de votos

Disponible en: www.parties_and_elections.eu.

‍[7]
obtenidos en cada elección (apéndice 2). El análisis consideraba cinco condiciones causales como escenarios favorables para los partidos mencionados. Estas condiciones trataban de recoger aspectos de la demanda (insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, insatisfacción con el estado actual de la economía y desconfianza hacia los partidos y políticos

Encuesta Social Europea y Eurobarómetro (Grecia; para la evolución del gráfico 2 Italia).

‍[8]
), la oferta externa (convergencia de partidos mayoritarios ya sea ideológica o de facto por la formación de grandes coaliciones

Party System and Government Observatory ( www.whogoverns.eu) y páginas oficiales de los Gobiernos de cada país.

‍[9]
) y el contexto institucional (proporcionalidad de los sistemas electorales) de la competición partidista. Los resultados identificaron dos escenarios suficientes para el éxito de estas formaciones: a) escenarios caracterizados por una competición partidista e institucional favorable

Austria-2013, Bélgica-2010-14, Finlandia-2011-15, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Países Bajos-2010, Suiza-2011-15.

‍[10]
(coaliciones y convergencia en sistemas electorales proporcionales), y b) escenarios caracterizados por una demanda favorable

España-2015, Francia-2012, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Portugal-2011-15.

‍[11]
(altos niveles de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, con el estado actual de la economía y desconfianza en los partidos y políticos).

Gráfico 1.

Diagrama de suficiencia

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Consistencia: 0.869; Cobertura: 0.874; Correlación R de Pearson: 0.77**. DEM: altos niveles de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia; PAR: altos niveles de desconfianza en partidos y políticos; ECO: altos niveles de insatisfacción con el estado de la economía; COA: coaligence: coaliciones y convergencia; PRO: sistemas electorales proporcionales. Restos lógicos: para la solución intermedia se ha considerado que las cinco condiciones causales debían estar presentes. Solución parsimoniosa: DEM+COA; solución compleja: COA*PRO*~ECO*~DEM* ECO*PAR*DEM.

Fuente: elaboración propia.

En relación al proceso de rastreo comparativo (comparative process tracing), Schneider y Rohlfing ( ‍Schneider, Carsten e Ingo Rohlfing. 2013. «Combining QCA and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-Method Research», Sociological Methods and Research, 42 (4): 559-‍597. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0049124113481341.2013) recomiendan realizar las comparaciones entre los siguientes tipos de casos: comparación múltiple de casos típicos

Un caso típico presenta el término de la solución (X) y el resultado (Y) de forma consistente con una relación de suficiencia (X ≤ Y).

‍[12]
(zona 1); comparación entre un caso típico y un caso desviado por consistencia en grado

Son inconsistentes con un patrón de suficiencia, pero comparten membresías cualitativamente idénticas tanto en el resultado (Y) como en el término de la solución (X) con los casos típicos.

‍[13]
(2) o en especie

No siguen un patrón de suficiencia consistente y, además, no son miembros del resultado.

‍[14]
(3), y comparación entre casos desviados por cobertura

Siguen un patrón de suficiencia, pero desviados por cobertura porque presentan el resultado (Y) pero no el término de la solución (X).

‍[15]
(6) y casos individualmente irrelevantes

Los «casos individualmente irrelevantes» (zona 5) son consistentes con un patrón de suficiencia, pero no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y).

‍[16]
(5). La selección de casos de la presente investigación se inserta en el primer y tercer tipo de comparaciones. Concretamente, realizaremos el rastreo sistemático sobre tres pares de casos: España-2015 (caso típico) y ·España-2011 (caso irrelevante

Son casos inconsistentes con un patrón de suficiencia y además, no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y).

‍[17]
); Suecia-2014 (caso desviado por cobertura) y Suecia-2010 (caso individualmente irrelevante); Reino Unido-2015 (caso desviado por cobertura) y RU-2010 (caso irrelevante). Esta selección responde a dos objetivos: por un lado, analizar los mecanismos causales que da paso de un caso negativo (ESP2011, SUE2010, RU2010) a otro positivo (ESP2015, SUE2014, RU2015); por otro lado, mejorar el modelo obtenido por el fsQCA analizando dos casos que no fueron cubiertos por las soluciones (SUE2014 y RU2015).

RESULTADOS[Subir]

Las elecciones de 2011 y 2015 en España[Subir]

El análisis QCA ubica el caso de España-2015 dentro del grupo de elecciones caracterizadas por una demanda muy favorable para formaciones antiestablishment. En estas elecciones, dos partidos nuevos irrumpieron en el sistema de partidos, Podemos y Ciudadanos. El primero, fundado en 2014, obtuvo el 20,7 % de los votos y 69 escaños (junto con las confluencias), posicionándose como tercera fuerza política a nivel nacional. El segundo, fundado en 2006 como partido autonómico, obtuvo en sus primeras elecciones generales un 13,9 % de los votos y 40 escaños, posicionándose como cuarta fuerza política nacional. En la medida en que el estudio de partida está centrado en partidos políticos caracterizados por una fuerte retórica antiestablishment, el caso de Ciudadanos queda excluido del análisis (obtiene una puntuación de 6,3 en la variable de antielitismo de CHES) de 2014 y de 5,3 en la de 2017). En el caso de Podemos, estamos ante una formación claramente antiestablishment (10 de 10 en la escala de antiélite/establishment de CHES2014) y que presenta los elementos centrales del populismo ( ‍Fernández-García, Belén y Óscar G. Luengo. 2018. «Populist parties in Western Europe. An analysis of the three core elements of populism», Communication and Society, 31(3): 57-‍74. Fernández-García y Luengo, 2018). Además del antielitismo, Podemos mantiene como temas prioritarios (CHES2014) la corrupción (9,7 de 10) y la redistribución (0,75 sobre 10, donde 0 significa a favor de políticas redistributivas).

Comenzando por el análisis de la demanda para formaciones antiestablishment, el gráfico 2 muestra cómo España ha pasado de ser un país donde no existía una demanda especialmente favorable para este tipo de partidos políticos a ser uno de los países con mayor de demanda para los mismos. La insatisfacción con el funcionamiento de la democracia de España partía en 2006 de niveles muy bajos (19,1 %), por debajo de la media de los países que componen la muestra (28,9 %), y muy por debajo de los de Portugal, Francia, Grecia e Italia (49,1 %, 46,1 %, 45 % y 43 % respectivamente). Sin embargo, la tendencia que ha seguido desde entonces ha posicionado a España como el cuarto país de la muestra (después de Grecia, Italia y Portugal) más insatisfecho con el funcionamiento de la democracia (52,5 % en 2014). En relación con la desconfianza hacia los partidos y los políticos, España contaba en 2006 con niveles medio-altos de desconfianza (64,5 %), por debajo de Portugal (83,5 %), Grecia (77 %), Alemania (76 %), Francia (74,6 %), Austria y Reino Unido (70 % en ambos países). En 2014, sin embargo, la desconfianza alcanzó el 85,1 %, situándose entre los cuatro países más desconfiados de la muestra (con Grecia, Italia y Portugal). En relación con la situación económica, los niveles de insatisfacción de 2006 (28,7 %) se encontraban muy por debajo de los de Grecia, Portugal, Italia y Francia (78 %, 71,9 %, 69 % y 63,5 %). No obstante, la gran recesión aumentó los niveles de insatisfacción hasta alcanzar el 84,8 % en 2012, el valor máximo del período.

En lo que respecta a las políticas redistributivas, España está entre los cuatro países más favorables de la muestra —junto con Grecia, Portugal e Italia— (80-‍94 %), lo que facilitaría el discurso antiausteridad de Podemos. No obstante, la evolución en el período bajo estudio ha sido estable, lo que no permitiría explicar la fuerte irrupción de Podemos en 2015. Por lo que respecta a la corrupción

Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional.

‍[18]
, España se encuentra 12 puntos por debajo en transparencia de la media de los dieciséis países del estudio (62,6 y 75 de media entre 2006 y 2015, respectivamente). Sin embargo, la evolución estable, e incluso descendente, que ha seguido la percepción de la corrupción en España durante el período bajo estudio tampoco permitiría explicar las diferencias entre las elecciones de 2015 y 2011 (de hecho, la percepción de corrupción era cinco puntos más alta en 2011 que en 2015). Por tanto, podríamos concluir que solo la evolución de la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, con el estado de la economía y la desconfianza en partidos y políticos permitiría explicar, a nivel agregado, la fuerte irrupción de Podemos en las elecciones de 2015 con respecto a 2011.

Gráfico 2.

Niveles medios (%) de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, insatisfacción con la economía, desconfianza hacia los partidos y políticos y a favor de políticas redistributivas en España y el total de la muestra (2006-‍2016)

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Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social Europea y el Eurobarómetro (Grecia e Italia).

En lo que respecta al escenario político e institucional, el sistema electoral español dificulta la representación parlamentaria de formaciones minoritarias que encuentran sus apoyos electorales dispersos a nivel nacional, favoreciendo la de los dos partidos mayoritarios a nivel nacional ( ‍Riera, Pedro y José R. Montero. 2017. «Attemps to Reform the Electoral System in Spain: The Role of Experts», Election Law Journal: Rules, Politics, and Policy, 16 (3): 367-‍376. Disponible en: https://doi.org/10.1089/elj.2017.0439.Riera y Montero, 2017). Ello ha dificultado la labor de partidos minoritarios, como Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia. Por otra parte, la formación de Gobiernos en España ha estado caracterizada por la alternancia de los dos partidos mayoritarios (Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español), sin necesidad de formar Gobiernos de gran coalición, lo que dificultaría el discurso que niega la diferencia entre Gobierno y oposición. En cuanto a los patrones de competición partidista, esta ha estado caracterizada por la ocupación del espectro del centro-derecha/derecha por el Partido Popular (PP), y de la izquierda/centro-izquierda por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Dichas formaciones tampoco presentan convergencia en términos ideológicos (3,5 de diferencia en una escala de 0 a 10) ni, especialmente, en la tercera prioridad temática de Podemos, la redistribución (5,2 de diferencia en una escala de 0 a 10). Además de la polarización en política redistributiva, hay que sumar que el PSOE se posiciona muy a favor de la misma (2,4), restando espacio a las formaciones minoritarias de izquierda. Este escenario de polarización o de no convergencia, sumado a la dificultad que plantea el sistema electoral a las formaciones minoritarias a nivel nacional, no dejarían una estructura de oportunidad demasiado favorable para formaciones antiestablishment en España.

No obstante, el giro liberal de la política económica del último Gobierno socialista y, concretamente, la aprobación de la reforma laboral en 2010 así como la reforma del artículo 135 de la Constitución española con el apoyo del Partido Popular en 2011, abrió un espacio de oportunidad para este tipo de discurso, especialmente para los procedentes de la izquierda. Como señala Mudde y Rovira ( ‍Mudde, Cas y Cristóbal Rovira. 2017. Populism. A Very Short Introduction. Oxford; Nueva York: Oxford University Press.2017), la tensión entre el rol de «representantes» (responsiveness), por un lado, y el de «agentes responsables» (responsibility), por otro, fue extremadamente alta durante el último Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, lo que minó la popularidad y confianza del electorado en el partido. Sin embargo, la debacle socialista en las elecciones de 2011 solo favoreció de forma anecdótica a tres formaciones minoritarias: por un lado, Unión Progreso y Democracia, que había desarrollado un discurso centrado en la corrupción y en los privilegios de la clase política

Según la encuesta de expertos, los tres temas principales de UPyD eran corrupción, nacionalismo y antielitismo.

‍[19]
, había pasado del 1,2 al 4,7 % de los votos, obteniendo hasta cinco escaños; Izquierda Unida, que se había beneficiado de los votantes de izquierda desafectos con las políticas económicas

Los temas principales de IU era redistribución, servicios públicos e intervención del Estado en la economía.

‍[20]
socialistas, pasó del 3,8 al 6,9 % y de 2 a 11 escaños, y, en menor medida, Equo-Compromís, que obtuvo un escaño. El mayor beneficiario del desgaste socialista de 2011 fue, sin duda, el Partido Popular ( ‍Delgado-Fernández, Santiago y Ángel Cazorla-Martín. 2017. «El Partido Socialista Obrero Español: de la hegemonía a la decadencia», Revista Española de Ciencia Política, 44: 247-‍273. Disponible en: https://doi.org/10.21308/recp.44.10.Delgado-Fernández y Cazorla, 2017), lo que sugiere un voto económico más que de protesta política en las elecciones de 2011. En las elecciones de 2015, por el contrario, la evolución de la demanda auguraba un escenario más favorable a la protesta política: en 2014, la insatisfacción con el estado de la economía había descendido con respecto a la encuesta de 2010 en un 4,7 %, mientras que la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia y la desconfianza en partidos y políticos había aumentado un 18,2 y 7,6 % respectivamente.

El siguiente modelo de regresión logística (tabla 2) permite afirmar estas conclusiones. Según las variables sociodemográficas clásicas, aquellas personas más insatisfechas con el funcionamiento de la democracia y desconfiadas de los políticos, de izquierda y favorables a la redistribución, tenían más probabilidades de sentirse cercanos a Podemos (el modelo explica un 58,3 % de la varianza). El hecho de que la insatisfacción con el estado de la economía no sea significativa y sí lo sean la desconfianza en los políticos y la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia (especialmente esta última) también permite corroborar la solución parsimoniosa del análisis QCA, que señala esta condición como suficiente para el éxito de los partidos antiestablisment. En este sentido, Della Porta et al. ( ‍Della Porta, Donatella, Joseba Fernández, Hara Kouki, Lorenzo Mosca. 2017. Movement Parties Against Austerity. Cambridge: Polity Press.2017) concluye que el descontento económico inicial evolucionó en descontento político y democrático por la falta de respuesta institucional a las demandas de la población que, en países como en España, se expresaron masivamente en los ciclos de protestas iniciados en 2011.

Tabla 1.

Modelo de regresión logística: cercanía a Podemos

VD. Podemos (1); PP-PSOE (0) B Exp(B)
Satisfacción con la economía (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) 0,040 1,040
Confianza en políticos (0: muy desconfiado. 10: muy confiado) -0,193* 0,824
Satisfacción con la democracia (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) -0,359*** 0,698
Ideología (0: izquierda. 10: derecha) -0,497*** 0,609
Políticas redistributivas (1: muy de acuerdo. 5: muy en desacuerdo) -0,543** 0,581
Género (1: hombre) 1,073*** 2,925
Edad -0,050*** 0,951
Nivel de estudios (n.º años) 0,089** 1,093
Ingresos (1-‍10 deciles) 0,074 1,077
Constante 3,536*** 34,318

R2 de Nagelkerke: 0,583. Total pronosticado: 85 %. Pruebas ómnibus***.

Fuente: elaboración propia.

En relación con la oferta interna, Podemos nace en 2014 como una formación que en sus inicios trascendió el discurso de clases propio de la izquierda tradicional (IU), centrando toda su retórica contra la élite política y de forma mucho más virulenta que UPyD

En una escala de 0 a 10, donde 10 es máxima retórica antielitista, Podemos obtiene un 10 y UPyD un 6,7. Izquierda Unida, por su parte, no se había caracterizado por este tipo de discurso, ni por prioridad ni por intensidad (5,6).

‍[21]
. Además, y a diferencia de este último

La líder de UPyD, Rosa Díez, era un miembro conocido del PSOE.

‍[22]
, el partido había sido liderado por un outsider de la política, Pablo Iglesias, lo cual otorgaba credibilidad al partido como opción diferenciada del establishment político. Asimismo, el partido había gozado de una atención mediática en la campaña de 2015 muy superior a la de los partidos minoritarios con representación (ej. IU y UPyD), posicionándose entre el tercer y cuarto partido (y líder, Pablo Iglesias) con mayor atención mediática ( ‍Luengo, G. Óscar y Belén Fernández-García. 2019. «Campaign coverage in Spain: Populism, emerging parties and personalisation», en Susana Delgado (eds.), Mediated Campaigns and Populism in Europe. Londres: Palgrave Macmillan.Luengo y Fernández-García, 2019). Desde el punto de vista organizativo, el partido también supo capitalizar las demandas de «Democracia Real Ya» que se habían originado en el movimiento 15M ( ‍Della Porta, Donatella, Joseba Fernández, Hara Kouki, Lorenzo Mosca. 2017. Movement Parties Against Austerity. Cambridge: Polity Press.Della Porta et al, 2017). Para ello, Podemos diseñó una estructura participativa (ej. promoviendo mecanismos de democracia directa para la elaboración de los programas y listas), buscaron fuentes de financiación independientes de las entidades bancarias (crowdfunding y microcréditos) y aplicaron fuertes normas de transparencia y de control de los cargos políticos (como la aplicación de sueldos máximos para sus representantes). Por último, el nacimiento de Podemos coincidía con las elecciones europeas de 2014, unas elecciones de segundo orden que facilita la visibilidad y desempeño electoral de los partidos minoritarios en general. De este modo, el éxito inicial de Podemos en las elecciones europeas (cinco escaños) daría un impulso a la formación en términos de visibilidad que supo capitalizar en los siguientes procesos electorales.

Comparación de casos desviados por cobertura: Suecia-2014 y Reino Unido-2015[Subir]

Junto con España, Reino Unido y Suecia habían sido considerados por la literatura como las excepciones al populismo en Europa Occidental. En el caso del Reino Unido, el partido que ha estado más cerca de romper esta excepción ha sido el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP). Desde 1993 —año de su fundación— y hasta 2010, el UKIP había contado con una ligera tendencia creciente (0,3-3,1 % de los votos), pero como partido marginal y sin representación parlamentaria. En las elecciones de 2015, sin embargo, el UKIP irrumpía con el 12,6 % de los votos y obtenía su primer escaño. No obstante, en las elecciones de 2017 el partido ha vuelto a su posición marginal al descender hasta el 1,8 % de los votos y quedarse sin representación. La evolución de Suecia apunta a un escenario diferente. Con la excepción de 1991, año en el que el populista Nueva Democracia obtiene 25 escaños, y hasta 2010, el sistema de partidos sueco había permanecido al margen del desafío populista. Es entonces cuando los Demócratas Suecos (SD), fundados en 1988, obtienen representación parlamentaria, pero manteniéndose en una posición minoritaria (5,7 % de los votos). En 2014, el SD consigue afianzarse como tercera fuerza parlamentaria del país con 49 escaños y el 12,9 % de los votos, por lo que a diferencia del UKIP, la tendencia del SD está consolidándose. Este epígrafe tiene, por tanto, el objetivo de identificar aquellos elementos que explican la irrupción de ambas formaciones en 2014 y 2015, con respecto a las anteriores de 2010 y que no fueron hallados por el fsQCA.

Comenzando por la demanda favorable a partidos antiestablishment, el Reino Unido mantiene unos niveles (2006-‍2016) considerablemente altos de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia (37,1 %), con el estado de la economía (54,2 %) y desconfianza con los partidos y políticos (67,7 %), aunque por debajo de la media de los países caracterizados por una demanda favorable a estas formaciones

España, Italia, Grecia, Francia, Portugal e Irlanda.

‍[23]
(49,8 %, 75,3 % y 79,5 % respectivamente). Suecia, por el contrario, tiene unos niveles muy bajos de insatisfacción (15,1 % con la democracia y 21,6% con la economía) y desconfianza hacia los partidos y políticos (40,9 %), incluso por debajo de la media de los países que no presentan una demanda favorable

Austria, Bélgica, Finlandia, Países Bajos, Suiza.

‍[24]
(18,6 %, 24,8 % y 45,7 % respectivamente). La evolución que ambos países han mantenido en los últimos años (gráfico 3) tampoco permiten explicar las diferencias entre las elecciones de 2010 y las de 2014 (Suecia) y 2015 (Reino Unido). Es más, en este último caso podemos identificar un importante descenso en la insatisfacción con la situación económica a partir de 2012. En el caso de Suecia se puede identificar un ligero ascenso en los tres indicadores en la última encuesta de 2016, pero no en 2014, cuando los niveles de insatisfacción y desconfianza eran muy similares a los de 2010.

Gráfico 3.

Evolución (%) de la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, la economía y desconfianza hacia los partidos y políticos en Reino Unido y Suecia (2006-‍2016)

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Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social Europea.

En relación con la demanda para los temas principales de ambas formaciones (inmigración e integración europea, además del antielitismo, en el caso del UKIP; e inmigración, nacionalismo

El nacionalismo, como oposición a concepciones cosmopolitas, se ha desarrollado en Europa como oposición a la integración europea, por lo que lo utilizaremos como indicador en el lado de la demanda.

‍[25]
y multiculturalismo, en el caso del SD) podemos observar que esta es muy favorable al UKIP, en tanto que los niveles de actitud negativa hacia la inmigración en el Reino Unido (gráfico 4) y hacia la Unión Europea (gráfico 5) están por encima de la media de los países que componen la muestra

Grecia se ha excluido del gráfico sobre inmigración porque solo ha participado en las encuestas de 2008 y 2010, y al contar con niveles muy elevados de actitudes negativas (74,7 % y 81,1 % respectivamente) distorsiona la media de esos años.

‍[26]
. Los niveles de actitudes antinmigración del Reino Unido (30-‍51 %) están cercanos a los de Portugal (23-‍56 %), Austria (40-‍53 %) y Francia (40-‍45 %), mientras que los niveles de oposición a la integración europea (29-‍45 %) son los más altos de todos los países considerados, solo superado por Grecia a partir de 2011. Podemos decir entonces que existe una demanda favorable para formaciones antinmigración y contrarias a la Unión Europea en el Reino Unido. No obstante, la evolución que han seguido estas actitudes no permite explicar la repentina subida del UKIP en 2015: las actitudes negativas hacia la inmigración no solo no subieron para las elecciones de 2015, sino que además sufrieron un importante descenso en 2016, así como las actitudes negativas hacia la Unión Europea entre 2012 y 2015. En Suecia, por el contrario, los niveles de actitudes negativas hacia la inmigración son las más bajas de la muestra (13-‍16 %). No existe, por tanto, una demanda especialmente favorable para formaciones antinmigración en Suecia en términos comparados. En relación a las actitudes negativas hacia la Unión Europea (22-‍34 %), podemos observar que se encuentran en los niveles medios de los países que componen la muestra (17-‍33 %). Por último, tampoco encontramos una evolución que explique el ascenso de la formación en 2014 con respecto a 2010.

Gráfico 5.

Imagen negativa (%) de la Unión Europea (2006-‍2016)

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Fuente: elaboración propia a partir del Eurobarómetro.

En relación con los patrones de competición partidista, encontramos dos escenarios de oportunidades políticas muy diferentes para el UKIP y el SD. Comenzando por el Reino Unido, los gráficos 6 y 7 muestran el posicionamiento de los dos partidos mayoritarios (conservadores y laboristas) en los dos temas principales del UKIP (inmigración e integración europea). Como podemos observar, no existe un escenario político favorable para el UKIP en tanto que no existe convergencia (especialmente, en relación con la integración europea) entre conservadores y laboristas. Tampoco existe una convergencia en el centro ideológico entre ambas formaciones (los conservadores están ubicados en el 7 y los laboristas en el 3,5). Por otra parte, podemos observar cómo el Partido Conservador ocupa el espectro de posiciones restrictivas hacia la inmigración y hacia la Unión Europea. Por lo tanto, podemos confirmar que el patrón de competencia partidista es muy desfavorable para el UKIP en tanto que no solo no existe una situación de convergencia entre los partidos mayoritarios, sino que además su espacio electoral se encuentra ocupado por el Partido Conservador. El único aspecto favorable para el UKIP lo encontramos en la ligera evolución de los conservadores a favor de la UE reflejada en la encuesta de 2014 (pasa de 2,2 a 3,1).

Gráfico 6.

Posiciones en políticas migratorias de los partidos mayoritarios del Reino Unido

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Fuente: elaboración propia (CHES).

Gráfico 7.

Posiciones hacia la integración europea de los partidos mayoritarios del Reino Unido

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Fuente: elaboración propia (CHES).

En cuanto a los patrones de competición partidista de Suecia, encontramos un escenario muy favorable para el SD. En primer lugar, podemos observar una situación de convergencia en materia migratoria y multiculturalismo de los partidos mayoritarios suecos (gráfico 8), especialmente alta en 2014, cuando la diferencia entre la Coalición Moderada (M) y el Partido Socialdemócrata (S) se vuelve mínima (de 0,28 en política migratoria y de 0,95 en multiculturalismo, en una escala de 0 a 10). También se produce un alta convergencia en nacionalismo

La variable de nacionalismo la incluyen, por primera vez, en 2014, por lo que no es posible estudiar su evolución temporal.

‍[28]
(la diferencia es de 0,55, en una escala de 0 a 10). No se produce, sin embargo, una convergencia en el centro ideológico en la escala ideológica de izquierda-derecha (3,66 de diferencia). En segundo lugar, podemos observar que ambos partidos se ubican en posiciones muy permisivas hacia la inmigración, el multiculturalismo y con posiciones más cosmopolitas que nacionalistas (3,3-3,8 en una escala donde 0 significa muy cosmopolita y 10 muy nacionalista), dejando libre el espacio electoral para aquellas formaciones que defienden posturas más nativistas. El SD cuenta, por tanto, con un patrón de competencia partidista muy favorable a sus posiciones antinmigración y nacionalistas, especialmente en 2014, lo que permitiría explicar el ascenso de la formación en esas elecciones.

Gráfico 8.

Posiciones en políticas migratorias y multiculturalismo de los partidos mayoritarios de Suecia

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Fuente: elaboración propia (CHES).

En relación con los aspectos institucionales, el sistema electoral mayoritario es la gran barrera para los partidos minoritarios (no regionales) en el Reino Unido. En efecto, los efectos desproporcionales

En 2010 y 2015, el índice de desproporcionalidad de Gallaguer (

Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en: https://bit.ly/2qkvtz5 [consulta: 28 de septiembre de 2017].

2015
) para las elecciones británicas fue de 15, más del doble de la media de desproporcionalidad de las elecciones que componen la muestra (6,2).

‍[29]
del sistema electoral británico dificultan que la demanda favorable que identificamos en relación con la inmigración y la integración europea se fragmente en dos formaciones que ocupan posiciones cercanas (Partido Conservador y UKIP). Vinculado con el sistema electoral, la formación de Gobiernos mayoritarios de un solo partido tampoco ha facilitado la penetración del discurso antiestablishment que denuncia la falta de alternativa política real. No obstante, el excepcional Gobierno de coalición de 2010 (el primero en setenta años) entre conservadores y liberales

En el análisis QCA esta coalición no se consideró «gran coalición» porque el Partido Liberal es minoritario y ubicado en el centro ideológico.

‍[30]
abrió un escenario de oportunidad para las formaciones antiestablishment en general —en tanto que los liberales habían captado hasta el momento a los votantes desafectos con los partidos mayoritarios ( ‍Goodwin, Matthew. 2015. «The Great Recession and the rise of populist Euroscepticism in the United Kingdom», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Goodwin, 2015)—, y para las formaciones de derecha radical, en particular —pues habría aumentado el descontento de los sectores más euroescépticos y xenófobos del Partido Conservador—. Este excepcional escenario podría explicar el repentino ascenso del UKIP en las elecciones posteriores a este Gobierno de coalición, así como su descenso en las siguientes tras el Gobierno en solitario de los Conservadores (2015-‍17). Por el contrario, el sistema electoral sueco tiene unos efectos desproporcionales insignificantes ‍[31], lo que facilita la representación parlamentaria de formaciones minoritarias. En relación a la formación de Gobiernos, Suecia ha contado tradicionalmente con una hegemonía de gobiernos socialdemócratas de un solo partido. No obstante, la fragmentación electoral de los últimos años ha ido traduciéndose en fragmentación parlamentaria y esta, en Gobiernos de coalición: entre socialdemócratas, Los Verdes y el Partido de la Izquierda, por un lado; y la Alianza de partidos de centro-derecha, por otro. No ha habido, sin embargo, grandes coaliciones entre las formaciones mayoritarias hasta la fecha, lo que dificultaría la penetración de los discursos antiestablishment que niegan la división entre oposición y Gobierno. Esto podría indicar que el SD ha sido apoyado más por sus actitudes restrictivas hacia la inmigración que por su retórica contra el establishment político.

Los siguientes modelos de regresión (tabla 2) permiten confirmar las conclusiones anteriores. En relación con el UKIP, se puede observar la combinación de un perfil de protesta política (insatisfecho con el funcionamiento de la democracia y desconfiado de los políticos) con un perfil euroescéptico y xenófobo (el modelo explica un 37,8 % de la varianza). Por lo que respecta al SD, estamos ante un electorado claramente opuesto a la inmigración y a la derecha ideológica, sin mostrar un perfil estadísticamente significativo de insatisfacción y desconfianza (el modelo explica un 47,8 % de la varianza). Podemos concluir, por tanto, que el UKIP se habría beneficiado en 2015 del descontento que habría generado la coalición entre conservadores y liberales entre 2010 y 2015, movilizando, por un lado, al electorado insatisfecho con los partidos mayoritarios (papel que ocupaba hasta entonces los liberales) y, por otro, al electorado más euroescéptico y xenófobo (en tanto que la coalición se habría realizado con una formación claramente proeuropea y permisiva en inmigración). El SD, por su parte, se habrían beneficiado de la fuerte convergencia de los dos partidos mayoritarios en política migratoria y multiculturalismo, movilizando al electorado con actitudes nativistas y contrarias a la inmigración.

Tabla 2.

Modelos de regresión logística: cercanía al UKIP y al SD

Reino Unido. UKIP (1); CON-LAB (0) N (762) Suecia. SD (1); M-S (0) N (667)
B Exp(B) B Exp(B)
Satisfacción con la economía (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) -0,038 0,963 -0,147 0,863
Confianza en políticos (0: muy desconfiado. 10: muy confiado) -0,190** 0,827 -0,110 0,896
Satisfacción con la democracia (0: muy insatisfecho. 10: muy satisfecho) -0,143* 0,867 -0,168 0,845
Ideología (0: izquierda. 10: derecha) 0,087 1,091 0,241** 1,273
Unión Europea (0: ha ido demasiado lejos. 10: debería ir más lejos) -0,171** 0,843 -0,096 0,909
La inmigración hace del país un lugar mejor/peor para vivir (0: peor. 10: mejor) -0,251*** 0,778 -0,577*** 0,562
Género (1: hombre) 0,898*** 2,456 1,937*** 6,940
Edad -0,018* 0,982 -0,016 0,984
Nivel de estudios (n.º años) -0,047 0,954 0,009 1,009
Ingresos (1-‍10 deciles) -0,134** 0,875 -0,123 0,884
Constante 2,498** 12,154 2,254* 9,521

R2 de Nagelkerke: 0,378 (RU); 0,478 (Suecia). Total pronosticado: 87,1 % (RU); 93,4 % (Suecia). Pruebas Ómnibus***.

Fuente: elaboración propia.

Por último, cabe señalar el papel que ha jugado la oferta interna. En primer lugar, el UKIP ha tratado de distinguirse de otras formaciones más extremistas, como el Partido Nacional Británico (BNP). Por un lado, ha desarrollado una concepción de la nación de carácter cultural y alejado del nacionalismo étnico del BNP ( ‍March, Luke. 2017. «Left and right populism compared: The British case», The British Journal of Politics and International Relations, 19 (2): 282-‍303. Disponible en: https://doi.org/10.1177/1369148117701753.March, 2017). Por otro, el antielitismo del UKIP se dirige contra «la élite burocrática europea» y los partidos mayoritarios, pero a diferencia del BNP, no presentan un perfil antisistema ni de rechazo a las instituciones del sistema político británico (ej. la Monarquía y el Parlamento). En relación con el liderazgo en el seno del partido, Van Kessel ( ‍Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781137414113.2015) señala que hasta 2010 el UKIP había carecido de un liderazgo visible y persuasivo, lo que sumado a los numerosos conflictos internos y a las deserciones del partido, había impedido que el público los identificase como una alternativa creíble a los partidos mayoritarios. En este sentido, el perfil elitista del líder del UKIP en las elecciones de 2010, Lord Pearson of Rannoch (exmiembro de la Cámara de los Lores con el Partido Conservador), minaba la credibilidad del partido como fuerza antiestablishment. Es entonces, cuando el telegénico Nigel Farage vuelve a tomar las riendas del partido tras las elecciones de 2010 y gana espacio en los medios de comunicación con sus controvertidos discursos contra la élite. Este liderazgo coincidía además con el Gobierno en coalición de conservadores y liberales, otorgando al UKIP la oportunidad de presentarse como la única alternativa contraria a la inmigración y a la Unión Europea.

Asimismo, el anuncio en 2013 de David Cameron de celebrar el referéndum de salida de la UE favoreció la visibilidad del UKIP en la medida en que sus dos temas prioritarios, inmigración e integración europea, coparon la centralidad del debate político. El UKIP consigue, de este modo, presentarse a las elecciones de 2015 como una formación antiestablishment, diferenciada de los partidos mayoritarios al tiempo que distanciada del extremismo del BNP, con un liderazgo persuasivo y con mayor visibilidad en el debate político ( ‍Murphy, Justin y Daniel Devine. 2018. «Does Public Support for UKIP Drive Their Media Coverage or Does Media Coverage Drive Support for UKIP?», British Journal of Political Science (en prensa). Disponible en: https://doi.org/10.1017/S0007123418000145.Murphy y Devine, 2018). No obstante, la drástica caída en 2017 sugiere que la credibilidad de la oferta populista puede ser un elemento necesario, pero insuficiente si no concurren otros factores externos favorables para la formación (ej. el giro liberal de su principal competidor, el Partido Conservador).

Por último, el SD, fundado en 1988, encuentran sus raíces en las subculturas ultranacionalistas, neofascistas y neonazis de Suecia ( ‍Jungar, Ann-Cathrine. 2015. «Business as usual: Ideology and populist appeals of the Sweden Democrats», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Jungar, 2015;  ‍Rydgren, Jens 2008. «Sweden: The Scandinavian Exception», en Danielle Albertazzi y Duncan McDonnell (eds.), Twenty-First Century Populism: the Spectre of Western European Democracy. Basingstoke: Palgrave Macmillan. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9780230592100_9. Rydgren, 2008). Este estigma extremista le ha valido durante muchos años el rechazo del electorado y de los partidos mayoritarios, los cuales han adoptado desde el principio la práctica de «cordón sanitario» hacia la formación ( ‍Akkerman, Tjitske y Matthijs Rooduijn. 2015. «Pariahs or Partners? Inclusion and Exclusion of Radical Right Parties and the Effects on Their Policy Positions», Political Studies, 63 (5): 1140-‍1157. Disponible en: https://doi.org/10.1111/1467-9248.12146.Akkerman y Rooduijn, 2015). Por ello, desde mediados de los noventa hasta la actualidad los sectores más moderados del partido se han esforzado en mostrar una imagen más respetable del mismo ( ‍Jungar, Ann-Cathrine. 2015. «Business as usual: Ideology and populist appeals of the Sweden Democrats», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Jungar, 2015;  ‍Rydgren, Jens 2008. «Sweden: The Scandinavian Exception», en Danielle Albertazzi y Duncan McDonnell (eds.), Twenty-First Century Populism: the Spectre of Western European Democracy. Basingstoke: Palgrave Macmillan. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9780230592100_9. Rydgren, 2008): en 1996 prohibieron el uso de uniformes dentro de sus miembros y excluyeron a los miembros más extremistas de la formación; en 1999 renunciaron explícitamente al nazismo tras unos asesinatos vinculados a movimientos nazis; en 2003 anunciaron que la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas formarían parte de la piedra angular de sus políticas, y en 2005 cambiaron el logo del partido, pasando de una antorcha ardiendo a una flor azul.

En lo que respecta a la organización y liderazgo del partido, ha estado muy vinculado con su evolución electoral. Durante los años noventa, el partido sufrió serios problemas de faccionalismos, deserciones y disputas ideológicas entre los sectores más extremistas y los más moderados ( ‍Jungar, Ann-Cathrine. 2015. «Business as usual: Ideology and populist appeals of the Sweden Democrats», en Hanspeter Kriesi y Takkis Pappas (eds.), European Populism in the Shadow of the Great Recession. Colchester: ECPR Press.Jungar, 2015). Sin embargo, el mandato de Jimmy Akesson como líder del partido desde 2005 ha supuesto un factor de estabilización para el partido, especialmente a partir de 2006, cuando el partido pudo acceder al sistema de financiación público de partidos. Por lo que respecta a la visibilidad mediática del partido, este ha ido ganando atención de forma progresiva en las dos últimas décadas, por encima incluso de algunos partidos establecidos como el Partido Democratacristiano y el Partido de Izquierda ( ‍Rydgren, Jens y Sara Van der Meiden. 2018. «The radical right and the end of Swedish exceptionalism», European Political Science, 1-17. Disponible en: https://doi.org/10.1057/s41304-018-0159-6.Rydgren y Van der Meiden, 2018). Podría concluirse, por tanto, que el SD ha evolucionado de una formación extremista y marginal a otra que se presenta como una alternativa visible y claramente diferenciada de la oferta política mayoritaria (antinmigración y nacionalista) pero asumible para la política democrática sueca.

CONCLUSIONES[Subir]

El objetivo de este artículo ha sido profundizar en los mecanismos causales que explican el éxito de formaciones antiestablishment en los años posteriores a la crisis económica. Para ello se ha realizado un rastreo sistemático comparado de una selección de casos como fase posterior a un análisis cualitativo comparado difuso aplicado en veintiséis elecciones celebradas entre 2010 y 2015 en dieciséis países de Europa Occidental.

En primer lugar, se ha analizado el caso de España-2015, como caso ideal típico en comparación con España-2011, como caso negativo. Los resultados han mostrado que el contexto político e institucional no es especialmente favorable para estas formaciones en España, dada las dificultades que plantea el sistema electoral para partidos minoritarios a nivel nacional y la ausencia de grandes coaliciones y convergencia entre los partidos mayoritarios. No obstante, la debacle socialista como consecuencia de la gestión de la crisis económica y la incapacidad manifiesta de las dos formaciones minoritarias (IU y UPyD) para capitalizar el descontento hacia el PSOE, abrieron una ventana de oportunidad para formaciones nuevas en ese espacio ideológico. Esta brecha de representación, sumado al fuerte impacto social que tuvo la evolución de la economía, permitiría explicar la evolución de la demanda para formaciones antiestablishment entre 2011 y 2015.

En este sentido, los niveles de insatisfacción con la democracia, la economía y la desconfianza en partidos y políticos han aumentado en España hasta posicionarla como uno de los países con mayor demanda para estos partidos en Europa Occidental. No obstante, la insatisfacción con la economía y la desconfianza política se encontraban ya en niveles altos en las elecciones de 2011, no así la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia, la cual mantenía una tendencia creciente, pero en niveles todavía medio-bajos. Fue a partir de 2012 cuando esta alcanzó niveles muy elevados, coincidiendo en las elecciones de 2015 con el nacimiento de una formación caracterizada por una intensa retórica antiestablishment y centrada en la regeneración del sistema democrático, Podemos. Por tanto, los resultados de este artículo sugieren que la concurrencia de una demanda favorable para formaciones antiestablishment y antiausteridad, el debilitamiento del principal competidor en la izquierda y la existencia de una oferta populista creíble y visible, explicarían las diferencias entre las elecciones de 2015 y 2011 en España.

En segundo lugar, se ha indagado en las condiciones causales que podrían explicar el ascenso de dos formaciones antiestablishment (Demócratas Suecos y UKIP) en dos casos (Suecia-2014 y RU-2015) que no fueron cubiertos por las soluciones del QCA. Los resultados apuntan a dos escenarios diferentes para ambos países.

En el caso del Reino Unido, los resultados han mostrado que, si bien existe cierta demanda para partidos antiestablishment, esta no es lo suficientemente alta para sortear las dificultades que el sistema electoral y la inexistencia de grandes coaliciones y de convergencia impone a los partidos minoritarios y populistas como el UKIP. Asimismo, existe una demanda muy favorable para formaciones antinmigración y anti-UE, en particular. No obstante, los patrones de competición partidista combinados con los efectos desproporcionales del sistema electoral y, concretamente, la ocupación del Partido Conservador de un espacio electoral muy similar (contrarios a la inmigración y a la UE), dificultan que esa demanda se fragmente en apoyos a una formación minoritaria como el UKIP. La evolución de la demanda tampoco permite explicar las diferencias entre 2010 y 2015. En este artículo se sugieren tres acontecimientos de carácter coyuntural que incrementaron la visibilidad y credibilidad del UKIP y, en consecuencia, su apoyo electoral en 2015: a) el Gobierno de coalición de conservadores y liberales de 2010 a 2015; b) la promesa de David Cameron de celebrar el referéndum del brexit en 2013, y c) la elección de un líder telegénico y controvertido tras las elecciones de 2010. Así, estos cambios coyunturales en la oferta política habrían permitido que la demanda ya existente para formaciones xenófobas, euroescépticas y antiestablishment pudiera capitalizarse por un partido minoritario como el UKIP. No obstante, una vez aprobado el brexit y con la partida de los liberales del Gobierno, esta ventana de oportunidad se habría cerrado de nuevo para las elecciones de 2017. Por lo que podríamos concluir que los patrones de competencia partidista y las barreras institucionales del sistema político británico dificultan en gran medida el éxito de formaciones antiestáblisment, en general, y de derecha radical, en particular; siendo las elecciones de 2015 una excepción a la regla.

Respecto a Suecia, la demanda no es especialmente favorable para formaciones antiestablishment, en general, ni para formaciones antinmigración y anti-UE, en particular. No obstante, el sistema electoral sueco facilita el éxito de formaciones minoritarias, mientras que los patrones de competición partidista son muy favorables para formaciones xenófobas y nacionalistas (dada la convergencia en posturas permisivas y cosmopolitas de los partidos mayoritarios, especialmente, en 2014). Esta estructura de oportunidad facilita que esa demanda de formaciones xenófobas y nacionalistas (baja, pero no inexistente) se traduzca en el apoyo a este tipo de organizaciones, como es el caso del SD. La tendencia creciente del SD también vendría facilitada por la evolución que ha seguido el partido: de una formación vinculada al fascismo a otra de carácter populista en la línea de los partidos de derecha radical contemporáneos.

Los resultados muestran, por tanto, que los factores basados únicamente en la demanda o en la oferta no pueden explicar por sí solos las diferencias entre países. Por un lado, la existencia de una baja demanda en términos comparados no excluye que esta pueda ser movilizada con éxito si concurren determinados patrones de competición partidista y sistemas electorales proporcionales (ej. Suiza). Por otro, la existencia de una demanda muy favorable puede ser suficiente para sortear las dificultades que determinados elementos políticos e institucionales de la competición partidista imponen a los partidos antiestablishment (ej. Francia). Este artículo sostiene, en consecuencia, que el análisis del éxito o fracaso de este tipo de partidos en términos comparados debe integrar ambos enfoques (demanda y oferta); aplicando además aproximaciones metodológicas que permitan estudiar relaciones de causalidad de carácter múltiple y coyuntural (QCA y comparative process tracing). Asimismo, el análisis del Reino Unido 2010-‍15 y Suecia 2010-‍14 ha mostrado que este esquema de análisis puede extenderse al estudio de los aspectos ideológicos concretos de los partidos antiestablishment (ej. antinmigración y nacionalismo). Por último, los tres casos de estudio han mostrado que la existencia de una oferta populista creíble y visible es un elemento necesario para el éxito de estas formaciones ( ‍Van Kessel, Stijn. 2015. Populist Parties in Europe. Agents of Discontent? Londres: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781137414113.Van Kessel, 2015). No obstante, el caso del Reino Unido-2017 muestra que si bien este factor es necesario, puede no ser suficiente para garantizar el triunfo de dichas formaciones si no concurren otros escenarios favorables (demanda y/o contexto político e institucional favorable).

Notas[Subir]

[1]

Los partidos seleccionados son considerados populistas por la literatura de referencia (ej.  ‍Kriesi, Hanspeter y Takis Pappas. 2015. European populism in the shadow of the great recession. Colchester: ECPR Press.Kriesi y Pappas, 2015).

[2]

Tradition/authority/national versus green/alternative/libertarian.

[3]

Multi-Method Research.

[4]

Qualitative Comparative Analysis.

[5]

«Combining Cross-Case Methods and Process Tracing in Set-Theoretic Multi-method Designs».

[6]

Disponible en: https://www.chesdata.eu/.

[7]

Disponible en: www.parties_and_elections.eu.

[8]

Encuesta Social Europea y Eurobarómetro (Grecia; para la evolución del gráfico 2 Italia).

[9]

Party System and Government Observatory (www.whogoverns.eu) y páginas oficiales de los Gobiernos de cada país.

[10]

Austria-2013, Bélgica-2010-14, Finlandia-2011-15, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Países Bajos-2010, Suiza-2011-15.

[11]

España-2015, Francia-2012, Grecia-2012-15, Irlanda-2011, Italia-2013, Portugal-2011-15.

[12]

Un caso típico presenta el término de la solución (X) y el resultado (Y) de forma consistente con una relación de suficiencia (X ≤ Y).

[13]

Son inconsistentes con un patrón de suficiencia, pero comparten membresías cualitativamente idénticas tanto en el resultado (Y) como en el término de la solución (X) con los casos típicos.

[14]

No siguen un patrón de suficiencia consistente y, además, no son miembros del resultado.

[15]

Siguen un patrón de suficiencia, pero desviados por cobertura porque presentan el resultado (Y) pero no el término de la solución (X).

[16]

Los «casos individualmente irrelevantes» (zona 5) son consistentes con un patrón de suficiencia, pero no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y).

[17]

Son casos inconsistentes con un patrón de suficiencia y además, no son miembros del término de la solución (X) ni del resultado (Y).

[18]

Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional.

[19]

Según la encuesta de expertos, los tres temas principales de UPyD eran corrupción, nacionalismo y antielitismo.

[20]

Los temas principales de IU era redistribución, servicios públicos e intervención del Estado en la economía.

[21]

En una escala de 0 a 10, donde 10 es máxima retórica antielitista, Podemos obtiene un 10 y UPyD un 6,7. Izquierda Unida, por su parte, no se había caracterizado por este tipo de discurso, ni por prioridad ni por intensidad (5,6).

[22]

La líder de UPyD, Rosa Díez, era un miembro conocido del PSOE.

[23]

España, Italia, Grecia, Francia, Portugal e Irlanda.

[24]

Austria, Bélgica, Finlandia, Países Bajos, Suiza.

[25]

El nacionalismo, como oposición a concepciones cosmopolitas, se ha desarrollado en Europa como oposición a la integración europea, por lo que lo utilizaremos como indicador en el lado de la demanda.

[26]

Grecia se ha excluido del gráfico sobre inmigración porque solo ha participado en las encuestas de 2008 y 2010, y al contar con niveles muy elevados de actitudes negativas (74,7 % y 81,1 % respectivamente) distorsiona la media de esos años.

[27]

Variable calculada a partir de: «La inmigración es mala/buena para la economía», «La inmigración es mala/buena para la cultura del país», «La inmigración empeora/mejora las condiciones de vida del país» (Alfa de Cronbach: 0,87). Las variables oscilan entre 0 (mala/empeora) y 10 (buena/mejora). En el gráfico, el porcentaje entre 0 y 4.

[28]

La variable de nacionalismo la incluyen, por primera vez, en 2014, por lo que no es posible estudiar su evolución temporal.

[29]

En 2010 y 2015, el índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( ‍Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en: https://bit.ly/2qkvtz5 [consulta: 28 de septiembre de 2017].2015) para las elecciones británicas fue de 15, más del doble de la media de desproporcionalidad de las elecciones que componen la muestra (6,2).

[30]

En el análisis QCA esta coalición no se consideró «gran coalición» porque el Partido Liberal es minoritario y ubicado en el centro ideológico.

[31]

El índice de desproporcionalidad de Gallaguer ( ‍Gallagher, Michael. 2015. Election indices dataset. Disponible en: https://bit.ly/2qkvtz5 [consulta: 28 de septiembre de 2017].2015) para las elecciones de 2010 y 2014 fue de 1,25 y 2,64, respectivamente.

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Biografía[Subir]

[a]

Investigadora predoctoral (FPU) en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada (UGR). Estudiante de doctorado de Ciencias Sociales (UGR), licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración (UGR), máster en Problemas y Dirección de Programas Sociales (UGR) y experto universitario en Métodos Avanzados de Estadística Aplicada (UNED). Segundo Premio Nacional a la Excelencia en el Rendimiento Académico Universitario (Ministerio de Educación). Investigadora visitante en el Amsterdam Institute for Social Science Research (Universidad de Amsterdam) y en el Düsseldorf Party Research Institute (Universidad de Düsseldorf). Profesora visitante Erasmus en la Charles University Prague (República Checa).

[b]

Profesor titular de Ciencia Política. Director del Comité de Investigación en Comunicación Política de la International Association of Political Science (IPSA). Director de la Escuela Iberoamericana de Altos Estudios en Gobierno Local de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM). Distinguished Visiting Scholar en la Universidad Internacional de Florida (FIU). Doctor europeo en Ciencia Política (UCM); Experto en Análisis de Datos (CIS); Especialización en Derecho Constitucional y Ciencia Política (CEPC). Investigador y docente, entre otras, en la Universidad de California, Berkeley; en Mykolas Romeris University (Lituania); Instituto Europeo de Florencia (Italia); Johannes Gutenberg-Universität (Mainz, Alemania), y en el Amsterdam School of Communications Research (Holanda).