Copyright © 2017:  La Revista Española de Ciencia Política tiene el derecho de primera publicación del trabajo, el cual está simultáneamente sujeto a la licencia de reconocimiento de Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obra derivada 4.0 Internacional, que permite a terceros compartir la obra siempre que se indique su autor y su primera publicación en esta revista. 

SUMARIO

  1. Referencias

Desintermediación y personalización política en la Italia post-Mani Pulite

Il Partito del Capo de Fabio Bordignon es una lectura fundamental no solo para politólogos comparatistas sino también para los que estudian la dimensión internacional de la política. Por ejemplo, los que utilizan las variables domésticas en el estudio de la política exterior de los Estados no pueden no prestar particular atención a las contribuciones científicas sobre la «personalización» de la política, no solo por su impacto en el debate cotidiano, sino también por sus implicaciones en la gestión de las relaciones internacionales por parte de los Ejecutivos nacionales. ¿Están nuestras democracias personalizándose en términos de liderazgo de partido y de gobierno? ¿Estamos moviéndonos de una democracia basada en los partidos a otra basada en personas, es decir, una «democracia del público»?

Desde la perspectiva de la política comparada, Bordignon nos acompaña en un viaje apasionante a través de una tendencia presente en varias democracias contemporáneas. Un fenómeno que modifica la manera de entender conceptos clave como representación y legitimidad. Como explica el autor en el capítulo 1, la obra se ubica en la literatura sobre los procesos de presidencializacion y personalización del liderazgo político y hace referencia en particular a contribuciones como The Presidentialization of Politics. En este volumen, Thomas Poguntke y Paul Webb señalaban que desde hace algunas décadas los sistemas políticos parlamentarios manifestaban una tendencia a asemejarse al modelo político presidencialista «sin que esto implique, en la mayoría de los casos, un cambio en su estructura formal» (Poguntke, Thomas y Paul Webb (eds.). 2007. The Presidentialization of Politics: A Comparative Study of Modern Democracies. Oxford: Oxford University Press.Poguntke y Webb, 2007: 1). Sin ni siquiera recurrir a procesos de reforma constitucional, la autonomía de los líderes ejecutivos frente a los Parlamentos tiende a aumentar constantemente en muchos sistemas políticos. En consecuencia, los líderes políticos pueden gobernar de manera más desvinculada de sus gabinetes y del mismo Parlamento. Además, podrían disfrutar de una mayor autonomía de decisión frente a los grupos dirigentes de sus propios partidos, dependiendo así más directamente del cuerpo electoral y menos de los inscritos y dirigentes locales. Este proceso es según los autores el resultado de un conjunto de causas que han modificado profundamente la política contemporánea tales como: el debilitamiento de los bloques sociopolíticos de referencia que facilita nuevas formas de identificación; la relación directa entre elector y líder; la creciente complejidad de las cuestiones que resolver (muchas de las cuales tienen un contenido internacional), y la mediatización de la política más centrada en los lideres y sus calidades personales.

El tema de la personalización de la política había recientemente encontrado una importante aplicación en Italia con la obra Il Partito Personale (Calise, Mauro. 2010. Il Partito Personale: I due corpi del leader. Bari: Laterza.2010) en la cual el politólogo Mauro Calise había mostrado cómo, a partir de los años noventa, una serie de reformas constitucionales –la introducción de la elección directa de los alcaldes y la ampliación de los poderes de iniciativa legislativa de los Gobiernos– unidas a la difusión de una cultura cada vez más «mayoritaria» habían intensificado el proceso de personalización de la política italiana. Individualismo y mediatización del debate consolidarían una tendencia según la cual por un lado, habría una participación ciudadana más directa y menos mediada por los aparatos de partido; por el otro lado, sin embargo, se crearían las condiciones para una relación de tipo nuevo, «de uno a muchos», entre electos y electores en la cual el líder mantiene el control de la oferta electoral a través de una perfecta organización de las campañas y los mensajes.

Bordignon continúa esta reflexión a través de un detallado análisis de la evolución del sistema político italiano a partir de 1992. El objetivo es validar una hipótesis central. Importantes cambios de naturaleza social −por ejemplo, la crisis de los bloques sociales que fueron capaces de asignar identidad política a millones de personas durante el siglo xx− y mediática −por ejemplo, con la difusión masiva de las comunicaciones televisivas y telemáticas− han favorecido un declive de los partidos de masa tradicionales. Estos se verían desplazados a favor de proyectos políticos dominados por líderes carismáticos y telegénicos. La elección del caso italiano resulta particularmente acertada. Después de haber encarnado durante toda la Guerra Fría el tipo ideal de democracia de los partidos («partidocracia» según sus detractores), en los últimos años Italia ha presentado múltiples ejemplos de liderazgos personales. La conclusión más interesante de la obra es que tal proceso de personalización no se limitaría a los partidos de derecha (histórica y culturalmente más afines a la idea de un «jefe»), sino que habría «contagiado» también a los partidos de izquierda, tantos los más radicales cuanto el Partido Democrático, heredero de los dos bloques sociales «por excelencia», el comunista y el democristiano. Según indica Bordignon en el capítulo 2, el fenómeno de la personalización de la política no concierne solo el sistema italiano, sino que es el resultado de un proceso que caracteriza tanto a los sistemas políticos más consolidados, por ejemplo el británico y el estadounidense, cuanto los casos más recientes de democratización en Europa del Este.

En una época de desafección hacia las organizaciones colectivas, Bordignon centra su análisis en los efectos sobre los partidos de los procesos de desintermediación que estarían caracterizando a las democracias en varios niveles. Tales procesos reflejan «el intento de recortar la cadena de transmisión de la voluntad popular a través de la configuración de una relación más directa entre gobernantes y gobernados» (p. 242). De una política basada en la identificación sociocultural con un específico bloque social (comunista, socialista, democristiano) se pasaría a una democracia basada en liderazgos personalistas. Los capítulos 3 y 4 ofrecen un análisis detallado de la evolución del concepto de personalización, presente en una Italia pos Guerra Fría dominada por la figura de Silvio Berlusconi. El éxito electoral de sus estrategias de construcción del consenso y gestión del partido habría contagiado también a los demás partidos, incluyendo los partidos de izquierda, históricamente más resistentes al fenómeno de la personalización del liderazgo (capitulo 4). El proceso de personalización en la izquierda italiana a partir de los primeros noventa es el tema principal de los últimos dos capítulos de la obra. En el capítulo 5, Bordignon explica, a través de un análisis que combina metodologías cualitativas y cuantitativas, el proceso del personalización en la izquierda italiana, empezando por partidos menores (como Italia dei Valori del exjuez Antonio Di Pietro) hasta la reconfiguración carismatica del Partido Democratico bajo la dirección de Matteo Renzi. En el último capítulo, Bordignon completa el análisis presentando una serie de datos cualitativos sobre la estrategia de storytelling usada por los varios líderes de la izquierda italiana de los últimos veinte años, señalando cómo todos, en menor o mayor medida, han intentado definir su propio liderazgo en términos personales a partir de una representación de aficionados y adversarios («ellos y nosotros») cada vez más desligada de las ideologías tradicionales y más relacionada con la idea de líder autónomo y capaz.

Contrariamente a lo anunciado por la teoría de la elección racional, no parecería este un indicador de la afirmación de un modelo más avanzado de democracia basada en ciudadanos instruidos y racionales que deciden según sus opiniones y no según los rígidos esquemas ideológicos del pasado. A través del caso italiano, Bordignon parece confirmar algunas de las dudas avanzadas por Calise algunos años atrás: el voto de opinión no parece haber crecido en Italia de la manera esperada, sino que se entremezcla con elementos de identificación emocional entre electores y líderes.

Desde el punto de vista de la teoría política, la obra se puede poner en relación con el debate sociológico sobre el poder y sus formas de legitimación. Después de la Primera Guerra Mundial, Max Weber reflexionó sobre la manera de «salvar» a la democracia alemana a través de una nueva clase de líderes «plebiscitarios» que pudiesen obviar las ineficiencias de unos aparatos de partidos fuertemente burocratizados. Hoy se trata de proseguir con esta reflexión analizando las transformaciones de los modelos representativos en una época global que como tal presenta continuidades y novedades. Por una parte, Bordignon admite que «la relación directa entre ciudadanos y líder, de alguna manera, permite a la democracia mantener su carácter representativo […] frente a la desconexión entre sociedad y partidos» (p. 243). Sin embargo, a lo largo de la obra se percibe un cierto escepticismo hacia una tendencia que puede también llevar a un exceso de despolitización de la esfera pública, con unos ciudadanos reducidos al papel de público pasivo frente a una competición televisada entre distintas caras.

El autor no tiene como objetivo resolver el debate de tipo normativo sobre los efectos secundarios de la personalización política y por esto se limita a señalar este problema. Sin embargo, sería útil que futuros trabajos exploraran el problema en profundidad para conseguir una más clara diferenciación entre los aspectos de la personalización política que podrían constituir una mejora del sistema −por ejemplo, una competición menos partidista y más enfocada en los problemas y sus soluciones− y los que, en cambio, podrían empeorar la dialéctica democrática, como el abuso de las técnicas de mercadotecnia y de mensajes publicitarios.

En conclusión, Il Partito del Capo contribuye a un debate esencial tanto para los comparatistas cuanto para los internacionalistas. Los unos podrían considerar la posibilidad de aplicar de manera original el esquema analítico de Bordignon en otros casos europeos, como España, atravesada también por profundas discusiones sobre la legitimidad y viabilidad de los liderazgos «fuertes». Por ejemplo, los debates en torno a las reglas para la elección del secretario general en el PSOE o la no siempre lineal relación entre la base y el liderazgo en Podemos. En cuanto a los internacionalistas, el estudio de los fenómenos de personalización y presidencialización de la política resulta de grand utilidad para aquellos que quieran explorar el futuro del manejo de la política exterior en las democracias contemporáneas con el fin de entender los principales factores nacionales detrás de las decisiones internacionales.

Referencias[Subir]

[1] 

Calise, Mauro. 2010. Il Partito Personale: I due corpi del leader. Bari: Laterza.

[2] 

Mommsen, Wolfgan J. 1993. Max Weber e la politica tedesca (1890-‍1920). Bologna: Il Mulino.

[3] 

Poguntke, Thomas y Paul Webb (eds.). 2007. The Presidentialization of Politics: A Comparative Study of Modern Democracies. Oxford: Oxford University Press.