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SUMARIO

  1. Referencias

Construir Galicia(s).Lugar, elecciones y política nacionalista, supone una contribución de obligada referencia para los estudios de geografía electoral en España. Trascendiendo del reduccionismo que, generalmente, se le ha atribuido a la geografía electoral, constreñida por el binomio insondable resultado electoral/espacio (Bosque Sendra, Joaquín. 1988. Geografía electoral. Madrid: Síntesis.Bosque Sendra, 1988; Lévy, Jacques. 1991. Géographies du politique. París: Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques.Lévy, 1991; Taylor, Peter y Colin Flint. (2002). Geografía política: Economía-mundo, Estado-nación y localidad. Madrid: Trama.Taylor y Flint, 2002), la autora se pregunta el porqué de la distribución electoral del Bloque Nacionalista Galego (BNG), integrando en su análisis la importancia de las dimensiones sociales, económicas o culturales como configuradoras del voto.

La principal contribución del libro es que hace posible entender el nacionalismo en su relación con las prácticas particulares que giran en torno a la idea de nación en Galicia. Así, el punto de partida es sugerente: conviene romper la (pre)concepción monolítica del sentido de nación y asumir que este deriva de un relato en continua redefinición, donde convergen espacios construidos, personalismos individuales, subjetividades colectivas, así como escenarios de vida cotidiana.

Aunque a lo largo de todo el libro, especialmente en el capítulo 1, se aprecia una importante influencia de la perspectiva del lugar que acuñaría Agnew, John. 1987. Place and Politics. The geographical mediation of State and society. Boston: Allen and Unwin.Agnew en 1987 a partir de un trabajo de obligada referencia como es, para la geopolítica crítica, Place and Politics. Y ello es así porque supone descartar, prima facie, tanto las explicaciones espaciales o composicionales del comportamiento electoral, centradas en las características integradas con la localización (McAllister, Ian y Donley Studlar. (1992). «Region and voting in Britain: Territorial polarization or artefact?», American Journal of Political Science, 36: 168-‍199. Disponible en: https://doi.org/10.2307/2111429.McAllister y Strudlar, 1992), como los enfoques contextuales para los cuales es la localización geográfica la que determina la preferencia política. Para Lois, igual que para Agnew, las diferencias espaciales en el comportamiento electoral son manifestaciones particulares de contextos sociales y políticos colectivos, pero en los que se sustantiva la acción individual (King, Gary. 1996. «Why context should not count», Political Geography, 15 (2): 159-‍164. Disponible en: https://doi.org/10.1016/0962-6298(95)00079-8.King, 1996; Huckfeldt, Robert, Paul E. Johnson y John Sprague. 2004. Political disagreement: The survival of diverse opinions within communication networks. Cambridge: Cambridge Uniersity Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511617102.Huckfeldt et al., 2004). Así, se descarta que la nacionalización de la vida social conduzca a la nacionalización de la vida política, de modo que el comportamiento político se entiende como el producto de la agencia, estructurado por los contextos sociales donde las personas viven su vida (Agnew, John. 1989. «Nationalism: Autonomous force or practical politics? Place and nationalism in Scotland», en Colin H. Williams y Eleonore Kofman (eds.), Community conflict, partition and nationalism. Londres: Routledge.Agnew, 1989).

Para este trabajo en cuestión, el lugar no es un simple referente ubicacional, sino todo lo contrario, tal y como se profundiza a lo largo del capítulo 2. El lugar es el proceso donde cobra sentido el comportamiento electoral y en el que se integran categorías geográficas multinivel, pero también elementos identitarios, sentimientos de pertenencia, marcos de referencia, patrones de actividad económica, así como multitud de conexiones sociales. Otra de las hipótesis más sugerentes que nos plantea la autora, es que las prácticas ligadas a la nación gallega son profundamente heterogéneas. En consecuencia, cualquier esfuerzo de comprensión implica asumir que la práctica política del nacionalismo, a pesar de que se distribuya de manera dispar en tiempo y espacio, resulta siempre de algún contexto de referencia desde el que experimentamos la cotidianeidad. Esto, porque el lugar no puede ser reducido a una mera escala geográfica. El lugar es el constructo convergente y dinámico de la acción y la política espacial.

Metodológicamente, el intento de analizar las diferentes Galicia(s) se resuelve a partir de una completa cartografía electoral del nacionalismo gallego, que comprende entre 1977 y 2002 y con la que se busca una primera aproximación a la vertebración territorial del nacionalismo como opción partidista. Esto hace que la referencia sea el BNG, pues desde mediados de los noventa se trata del partido que encarna la alternativa nacionalista hegemónica en Galicia. Igualmente, se asume el municipio como categoría de referencia, con independencia del proceso electoral, por ser el nivel político más inmediato al ciudadano con representación política, pero también por tratarse de la unidad más impregnada de cotidianeidad a la que llegan la acción, la representación y la gestión política.

El resultado que nos ofrece lo anterior es una perfecta radiografía que permite entender la geografía del voto del BNG y su evolución, integrando indistintamente procesos electorales generales, autonómicos y municipales transcurridos entre 1977 y 2002. Con esto se aprecia otra de las hipótesis sugeridas por Lois a lo largo de buena parte del texto: la paulatina construcción del BNG como hegemonía nacional alternativa. Una hegemonía plausible desde mediados de los noventa, pero a la que precede un proceso de organización y consolidación de bases en los ochenta y que, en cualquier caso, responde a una intrincada y heterogénea realidad que, como mejor se comprende, es aproximando la «lupa» de la comprensión (geo)politológica al municipio. Ello conduce a la autora a acuñar un concepto de interés para la obra: las 315 Galicias y que se encuentra ampliamente desarrollado en el capítulo 3.

A través de 315 Galicias se ilustran las variaciones en los porcentajes obtenidos por el BNG, así como sus diferentes pautas de penetración territorial, reivindicando cómo concurren influencias diferenciales en idénticos procesos de cambio socioeconómico o de construcción de significados del escenario autonómico en el comportamiento político gallego. Expresado de otro modo, y aquí viene otra de las ideas fuerza del texto, en Galicia resulta imposible explicar el voto al BNG como un mero voto identitario, basado en la generalización de la politización de una serie de dificultades culturales, incluso en los casos de mayor apoyo electoral (p. 139).

Construir Galicia(s) nos sugiere que el nacionalismo no puede entenderse como un fenómeno autónomo per se, pues de acuerdo con las evidencias aportadas en la obra, no se podrían explicar ni las oscilaciones porcentuales del voto ni el avance asimétrico del BNG. Es verdad, por tanto, que el apoyo electoral al BNG tendría cierta correspondencia con su mayor implantación territorial, pero ello no es suficiente como para separar la comprensión del fenómeno nacionalista de los contextos y escenarios políticos en los que se reproduce y significa el nacionalismo como práctica política.

Sea como fuere, la paulatina construcción hegemónica a la que se hacía referencia con anterioridad se pone de manifiesto en el trabajo de cartografía y geografía electoral que propone la autora. Un trabajo que visibiliza de qué modo el BNG de la década de 1980 operaba como una mera alternativa partidista más, mientras que durante la década siguiente construye significados políticos sólidos para un marco autonómico, de alternativa de gobierno, y a inicios de 2000 termina por erigirse como partido fuerte de referencia en Galicia.

Si se toma como referencia la distribución del voto por municipios a lo largo de las elecciones autonómicas, contrastando las tres mencionadas fases de evolución del BNG, se aprecian esas múltiples Galicias próximas al BNG. Entre 1977 y 1982, pese a ser una etapa de poca significatividad, el BNG encuentra su mayor apoyo en el medio rural de Lugo y Ourense. Un apoyo que entre 1981 y 1989 desciende, toda vez que se incrementa en escenarios industriales como en el área de influencia de Vigo, u otros enclaves como la periferia de Ferrol o la costa coruñesa. Esto pondría de manifiesto cómo el paulatino crecimiento del BNG no terminó por responder nunca a una condición rural, semiurbana o urbana. De hecho, el BNG era capaz de concentrar los mejores y los peores resultados electorales en municipios rurales orensanos como Allariz o A Teixeira, respectivamente. Habrá que esperar a los noventa para encontrar un cambio en la tendencia dominante, pues de la homogeneidad minoritaria se va a pasar a la significatividad homogénea, específicamente, con motivo de las elecciones autonómicas de 1997 y las generales de 2000. Incluso, desde 1991 se va a reforzar su apoyo electoral en el medio rural y semiurbano, y empieza a tener mayor presencia en las zonas urbanas desde las elecciones municipales de 1995. Igualmente, desaparece la no penetración territorial del BNG y se pone de manifiesto una mayor uniformidad interprovincial, con el paso de una concentración rural y periférico-industrial a núcleos urbanos.

Asimismo, también en el capítulo 3, Lois nos aproxima a la heterogeneidad territorial de los lugares de apoyo del BNG. En aquella Galicia donde el apoyo es muy significativo, destacan tanto municipios rurales de Ourense, como municipios semiurbanos de A Coruña, o Pontevedra. Todos serían lugares con dinámicas muy diferentes a nivel económico, social y poblacional. En otra Galicia el apoyo electoral oscila entre el 20 % y el 30 %, pero se observa una importante variabilidad, como sucede en los siete núcleos urbanos autonómicos, en los municipios costeros y semi-urbanos entre A Coruña y Pontevedra, o en algunos municipios del centro y sur lucense. Finalmente, una tercera Galicia sería aquella donde el apoyo al BNG es poco significativo, como sucedería en municipios rurales del interior de A Coruña y Pontevedra, y la mayoría de municipios de Ourense.

Todo lo anterior encuentra un perfecto corolario en los dos estudios de caso de Allariz y Fene de los que se ocupan los capítulos 4 y 5 respectivamente, y con los que se cierra el libro. Estos estudios de caso demuestran con mayor profundidad cómo los procesos de construcción de la imagen de una comunidad nacional, inspirada en la homogeneidad, pueden responder a un elenco de diferentes intereses, preferencias o valores, donde el importante apoyo al BNG resulta un factor compartido. Allariz es un municipio de fuerte impronta del sector primario, con gran presencia de pequeño propietario autónomo de modo que el discurso para un proyecto político articulado en torno a la clase como respuesta al cambio social no tiene espacio. No existen fuertes filiaciones partidistas, si bien el BNG podría representar un cierto liderazgo frente a ciertas demandas de atención de estas zonas o la obtención de fondos de desarrollo. Así, la hipótesis de Lois sería que el voto al BNG es ejercido en su función de valor de cambio, en el sentido de que el impacto de las transformaciones políticas y sociales de los ochenta habrían coincidido con identificaciones políticas variables donde se imbrican votantes nuevos y removilizados.

En Fene, y a diferencia del caso anterior, el apoyo electoral provendría de personas que se movilizan ante condiciones cambiantes más que por proteger las actuales. Las dinámicas socioeconómicas habrían influido en la configuración de la estructura laboral, donde el discurso de clase sería mayor y el BNG asumiría un rol de defensa del empleo en la periferia industrial donde la forma de trabajar es ajena a la desinversión y desatención. La falta de control sobre la economía y la vulnerabilidad conexa permitirían al BNG aparecer como una alternativa ligada a una práctica política diseñada para arreglar los problemas derivados del Gobierno central o de la Unión Europea. A diferencia de Allariz, donde el voto opera más como una reafirmación de la identidad propia, en Fene la inversión estaría relacionada con los beneficios en términos de estatus material y simbólico, si el partido cumple su programa nacionalista. A esto se sumaría una fuerte desafección hacia otros partidos y un voto con base en una identificación social frente a un problema por el cambio. Por tanto, en Allariz y Fene se aprecia un componente de reacción, aunque de signo contrario, pues como nos sugiere la autora, «la potenciación del partido como vehículo de oposición, no tanto de la estrategia del no, exclusivamente, sino de expresión del descontento podría ser una de las características de los partidos catch-all. En este caso, esa estrategia podría estar presente en el imaginario del electorado, ya que, de cualquier manera, parece representar una reacción, aunque entendida de diferente forma» (p. 151).

En cualquier caso, nos encontramos ante una muy sugerente obra que nos acerca a la compleja realidad de la práctica política en torno a la idea de nación, especialmente original no solo por su planteamiento teórico, sino por la imbricación de una geografía electoral profundamente cuantitativa, con un estudio de casos en Allariz y Fene, que integra un prolijo análisis cualitativo acorde a las exigencias de recurrir a la perspectiva de lugar. Como única crítica podría apuntarse que el período de análisis abarcado deja fuera los cambios acontecidos recientemente, y donde el BNG ha ido perdiendo influencia electoral, ha sufrido una importante escisión y se ha visto superado en los comicios municipales de 2015 por En Marea, a partir de una coalición entre Esquerra Unida, Podemos y otras confluencias producto del 15-M. Pese a que el arraigo social del BNG es muy significativo, seguramente un estudio actualizado dará buena cuenta de cómo han operado los factores expuestos en la geografía del voto a favor del mismo.

Referencias[Subir]

[1] 

Agnew, John. 1987. Place and Politics. The geographical mediation of State and society. Boston: Allen and Unwin.

[2] 

Agnew, John. 1989. «Nationalism: Autonomous force or practical politics? Place and nationalism in Scotland», en Colin H. Williams y Eleonore Kofman (eds.), Community conflict, partition and nationalism. Londres: Routledge.

[3] 

Bosque Sendra, Joaquín. 1988. Geografía electoral. Madrid: Síntesis.

[4] 

Huckfeldt, Robert, Paul E. Johnson y John Sprague. 2004. Political disagreement: The survival of diverse opinions within communication networks. Cambridge: Cambridge Uniersity Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511617102.

[5] 

King, Gary. 1996. «Why context should not count», Political Geography, 15 (2): 159-‍164. Disponible en: https://doi.org/10.1016/0962-6298(95)00079-8.

[6] 

Lévy, Jacques. 1991. Géographies du politique. París: Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques.

[7] 

McAllister, Ian y Donley Studlar. (1992). «Region and voting in Britain: Territorial polarization or artefact?», American Journal of Political Science, 36: 168-‍199. Disponible en: https://doi.org/10.2307/2111429.

[8] 

Taylor, Peter y Colin Flint. (2002). Geografía política: Economía-mundo, Estado-nación y localidad. Madrid: Trama.