RESUMEN

Este trabajo examina el proceso de incorporación de las democracias latinoamericanas a la base de datos del Manifesto Project –desde 2009 llamado Manifesto Research on Political Representation (MARPOR)–. Se discuten las implicaciones teóricas y conceptuales del estudio del funcionamiento de las cadenas de delegación en regímenes presidenciales empleando el enfoque de este proyecto. Particularmente, se analiza el significado de los programas electorales en sistemas parlamentarios y presidenciales. Asimismo, se explica la revisión del esquema de clasificación estándar y otros ajustes en la metodología de MARPOR introducidos con anterioridad a esta extensión. Finalmente, se comparte el protocolo seguido para recabar programas de partidos y candidatos en América Latina.

Palabras clave: Manifesto Project; MARPOR; América Latina; regímenes presidenciales.

ABSTRACT

This piece of research examines the inclusion of Latin American democracies into the Manifesto Project´s database –named Manifesto Research on Political Representation (MARPOR) since 2009–. It addresses some theoretical and conceptual implications related to the study of the functioning of delegation chains in presidential regimes from MARPOR´s perspective. Particularly, it is here analyzed the meaning of electoral programs in parliamentary and presidential systems. Besides, it is explained the revision of the standard classification scheme and other adjustments introduced to the methodology prior to this extension. Lastly, the protocol applied for gathering Latin-American parties and candidates’ manifestos is shared.

Keywords: Manifesto Project; MARPOR; Latin America; presidential regimes.

Cómo citar este artículo / Citation: Ares, C. y Volkens, A. (2017). ¿Por qué y cómo se está extendiendo el Manifesto Project a América Latina? Revista Española de Ciencia Política, 43, 115-135. Doi: https://doi.org/10.21308/recp.43.05

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SUMARIO

  1. Resumen
  2. Abstract
  3. INTRODUCCIÓN
  4. EL PROYECTO MANIFESTO: TEORÍA Y MÉTODO
  5. LA EXTENSIÓN DE MARPOR A AMÉRICA LATINA
  6. CONCLUSIONES
  7. Notas
  8. Referencias
  9. Apéndice metodológico

INTRODUCCIÓN[Subir]

El Manifesto Project o, desde 2009, Manifesto Research on Political Representation (MARPOR), fue puesto en marcha en 1979 para examinar el contenido de los programas de los partidos relevantes en veinte democracias occidentales desde 1945. En 2016, ofrece datos de preferencias partidarias en sesenta países de cinco continentes, de los que incluye 713 elecciones y 1085 partidos.

La historia del Manifesto Project se remonta a la década de los setenta, cuando nació con el objetivo de comparar las estrategias de los partidos en Estados Unidos y el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial (Robertson, David. 1976. A theory of party competition. London: John Wiley and Sons.Robertson, 1976). En particular, en 1979 Ian Budge puso en marcha el Manifesto Research Group (MRG 1979-1989) en el seno del Consorcio Europeo para la Investigación Política (ECPR). Diez años más tarde, de manos de Hans-Dieter Klingemann como director y Andrea Volkens como coordinadora, el Comparative Manifestos Project (CMP 1989-2009) se trasladó al Centro de Ciencias Sociales de Berlín (WZB), donde continúa alojado. En el período actual, 2009-2021, dirigido por Andrea Volkens, MARPOR se financia a través de una subvención de larga duración de la Fundación Alemana para la Investigación (DFG).

Existen otros dos proyectos de referencia fundamentados en la metodología del Manifesto: el Euromanifestos Project (Würst, Andreas M. y Andrea Volkens. 2003. Euromanifesto coding instructions. Mannheim: Universität Mannheim.Würst y Volkens, 2003), que codifica los programas de las elecciones al Parlamento Europeo, y el Regional Manifestos Project (Alonso, Sonia, Andrea Volkens y Braulio Gómez. 2012. Análisis de contenido de textos políticos. Un enfoque cuantitativo. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.Alonso et al.2012; Alonso, Sonia, Braulio Gómez y Laura Cabeza. 2013. «Measuring Centre-Periphery Preferences: The Regional Manifestos Project», Regional and Federal Studies, 23 (2): 189-211. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13597566.2012.754351.Alonso et al., 2013), que adaptó el esquema estándar a la competición partidaria en sistemas políticos multinivel, introduciendo subcategorías así como un nuevo sistema para clasificar las preferencias relativas a la distribución territorial del poder. Este último ofrece la base de datos completa de elecciones autonómicas en España, y datos de Escocia y Gales.

La metodología del Manifesto Project es una modalidad de análisis de contenido cuantitativo que emplea los programas de los partidos para estimar sus preferencias, las cuales se conciben como indicadores de la oferta electoral[1]. Analiza los programas porque contienen la posición autorizada de la organización y permiten rastrear cambios en las preferencias partidarias y, por tanto, en la oferta de políticas públicas de un país, elección tras elección.

El empleo de la base de datos de MARPOR, como pone de manifiesto el gráfico 1, creció de forma espectacular en los últimos años, sobre todo tras 2003, cuando el proyecto recibió el premio de la Asociación Americana de Ciencia Política (APSA) a la mejor base de datos en política comparada.

Scope, range and extent of Manifesto Project data usage (SRE) (Volkens et al., 2015) es un subproyecto de MARPOR puesto en marcha en 2014 para analizar el contenido de las investigaciones que citan la base de datos del Manifesto, ocupándose tanto de aspectos sustantivos como metodológicos. Empleando una clasificación compuesta por 159 variables, ha codificado más de 250 artículos publicados desde el año 2000 en ocho revistas de alto impacto: American Journal of Political Science, American Political Science Review, British Journal of Political Science, Comparative Political Studies, European Journal of Political Science, Electoral Studies, The Journal of Politics y Party Politics. Ofrece la base de datos resultante, el manual para codificadores y los trabajos codificados, divididos en metodológicos y sustantivos (https://manifestoproject.wzb.eu/publications/all)[2].

Por otro lado, buena parte de los cinco primeros años del período actual del Manifesto, 2009-2021, se dedicaron a ofrecer los archivos originales de los programas codificados y su versión «anotada». En esta se visualiza el texto descompuesto en unidades de análisis con sus códigos. Para ello, se digitalizaron los programas antiguos. Desde 2009, los nuevos documentos se digitalizan con anterioridad a la codificación en un formato estandarizado que permite el análisis de contenido automático y la codificación asistida por ordenador. Estas mejoras forman parte del Manifesto Corpus (Lehmann, Pola, Theres Matthieß, Nicolas Merz, Sven Regel, Annika Werner. 2016. The Manifesto Data Collection: South America. Berlín: Centro de Ciencias Sociales (WZB). Disponible en: https://manifesto-project.wzb.eu/datasets [Consulta: el 11 de enero de 2017].Lehmann et al, 2016; Merz, Nicolas, Sven Regel y Jirka Lewandowski. 2016. «The Manifesto Corpus. A New Resource for Research on Political Parties and Quantitative Text Analysis», Research and Politics, 26 (4), 1-8. Disponible en: https://doi.org/10.1177/2053168016643346.Merz et al., 2016), que en 2016 reportó al proyecto un nuevo galardón de la APSA: el premio al software estadístico de la Sociedad para la Metodología Política, por el ManifestoR y la Manifesto API, a Jirka Lewandowski, Sven Regel, Pola Lehmann y Nicolas Merz. En 2013, MARPOR publicó, asimismo, una nueva base de datos que combina la autoubicación de los electores en la dimensión izquierda-derecha y los datos del proyecto sobre preferencias partidarias (Volkens, Andrea, Judith Bara, Ian Budge, Michael McDonald y Hans-Dieter Klingemann (eds.). 2013. Mapping policy preferences from texts III. Statistical solutions for Manifesto analysts. Oxford: Oxford University Press.Volkens et al., 2013).

Entre los objetivos prioritarios del Manifesto Project hasta 2021 se halla la extensión de la base de datos a América Latina. En particular, se cubren dieciocho países de la región, seleccionados según la disponibilidad de datos secundarios de autoubicación en los estudios de opinión pública del Latinobarómetro y del Proyecto de Opinión Pública Latinoamericana (LAPOP), así como del Proyecto sobre Valores y Actitudes de las Élites Parlamentarias de América Latina (PELA). Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay fueron los primeros países abordados. México figuraba en la base de datos con anterioridad, con datos desde 1946. En esta extensión a América Latina se decidió recabar y codificar programas desde 1990 por motivos de comparabilidad con Europa Oriental. Vistas algunas dificultades surgidas en la recogida de datos y la supervisión de los codificadores en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay, se decidió crear un subproyecto en el seno de MARPOR para completar los datos latinoamericanos, y que en la actualidad está centrado en Colombia, Costa Rica, Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.

Este texto explica por qué y cómo el Manifesto decidió extenderse a América Latina. El objetivo es facilitar el empleo de la base de datos ampliada. Para ello, en primer lugar se recuerdan brevemente los fundamentos teóricos y metodológicos del proyecto. A continuación, se examina con detalle la extensión a América Latina. Tras las conclusiones y la bibliografía, se aporta además una tabla que combina variables de las bases de datos de MARPOR y PELA.

EL PROYECTO MANIFESTO: TEORÍA Y MÉTODO[Subir]

Los datos de MARPOR se construyen partiendo de la teoría de la relevancia (saliency theory), según la cual los partidos usan el énfasis selectivo más que el posicionamiento opuesto para competir por los votos (Budge, Ian y Dennis Farlie. 1983. Explaining and predicting elections: Issue effects and party strategies in twenty-three democracies. London Allen and Unwin.Budge y Farlie, 1983; Budge, Ian, Hans-Dieter Klingemann, Andrea Volkens, Judith Bara, Eric Tanenbaum. 2001. Mapping policy preferences. Estimates for parties, electors, and Governments 19451998. Oxford: Oxford University Press.Budge et al, 2001). La teoría de la relevancia discute algunas asunciones de los modelos espaciales, que tratan la importancia de las dimensiones y de los temas como invariables y representan el espacio político únicamente en términos de posición. Para los defensores de la primera, que sirve como complemento de las teorías espaciales, la estructura del espacio de competición varía contextualmente, y no todos los asuntos son «posicionales» (positional issues) (Stokes, Donald E. 1963. «Spatial models of party competition», American Political Science Review, 57: 368-377. Disponible en: https://doi.org/10.2307/1952828.Stokes, 1963). Existen también temas «transversales» (valence issues), sobre los que los votantes están de acuerdo, como la creación de empleo o la buena gestión de los recursos públicos. Se prevé que un partido que haya adquirido mayor credibilidad en un tema transversal, o que se haya apropiado de un asunto –issue ownership (Petrocik, John R. 1996. «Issue ownership in presidential elections, with a 1980 case study», American Journal of Political Science, 40 (3): 825-850. Disponible en: https://doi.org/10.2307/2111797.Petrocik, 1996)–, le preste más atención, pues le interesa que gane presencia en la competición electoral para que pueda influir en mayor medida en la decisión del votante.

El Manifesto emplea la cuasi-frase –una frase o parte de la misma que contiene un argumento completo– como unidad de codificación. La cuasi-frase se considera superior a la palabra aislada porque esta última no contiene posiciones sobre temas. Las categorías del esquema de clasificación de MARPOR, por su parte, reflejan las preguntas de investigación esenciales del equipo. Inicialmente, Robertson (Robertson, David. 1976. A theory of party competition. London: John Wiley and Sons.1976) pensó solo en veintiuna variables, de acuerdo con las materias que aparecían con más frecuencia en su ejercicio de verificación de los noveta, el proyecto alargó el esquema para cubrir todo el abanico de programas en Estados tan diversos como Israel, Japón o Sri Lanka, añadiendo asuntos posicionales y transversales. La clasificación se reformuló con veintiséis posiciones bipolares, como «expansión del Estado de bienestar v. limitación del Estado de bienestar», veintisiete temas transversales unipolares como «protección del medioambiente: positivo», y una sola variable en la que no se identifica una dirección, como «objetivos económicos» (Budge, Ian, David Robertson y Derek Hearl (eds.). 1987. Ideology, strategy and party change. Spatial analysis of post-war election programmes in 19 democracies. Cambridge: Cambridge University Press.Budge et al., 1987).

Un esquema de clasificación debe ser revisado cuando el número de unidades de análisis que no pueden codificarse por falta de categorías aumenta significativamente. Aplicarlo a nuevos casos equivale siempre a verificar su utilidad. Mientras que en México –el primer país de América Latina en acceder a la OCDE– no surgieron problemas, sí aparecieron cuando se empezaron a codificar los partidos de la nueva izquierda y los verdes en Europa. Como respuesta, se añadieron dos categorías empleadas inicialmente para los partidos de izquierda escandinavos, «análisis marxista» y «desarrollo sostenible».

A inicios del siglo xxi, el esquema estándar de MARPOR suma 56 variables y captura el 98 % del contenido de los programas de todos los partidos de la base de datos. No cabe duda de la pertinencia de aplicar las mismas variables en todos los países. En caso contrario, no se podrían ofrecer datos comparables, la principal razón de ser del Manifesto. A fin de garantizar la fiabilidad, el manual para codificadores define claramente las categorías del esquema y especifica los indicadores que determinan a qué variable concreta pertenece cada unidad. El proyecto ofrece estimaciones tanto de posición como de relevancia. La frecuencia de aparición de un código constituye un indicador válido de la importancia (saliency) que confiere un partido a una categoría, o del interés o intensidad de un tema.

La dimensión que despierta mayor atención entre los usuarios de los datos es la de izquierda-derecha. Para el Manifesto Project, esta escala ofrece un marco común de referencia permanente para electores y políticos. Los datos de MARPOR demuestran que la dimensión izquierda-derecha es dominante en los países de la OCDE (Volkens, Andrea. 2007. «Strengths and weaknesses of approaches to measuring policy postions of parties», Electoral Studies, 26: 108-120. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.electstud.2006.04.003.Volkens, 2007); que persiste en el tiempo una clara diferenciación en este eje entre los principales partidos de cada país (Volkens, Andrea y Hans-Dieter Klingemann. 2005. «Parties, ideologies, and issues: Stability and change in fifteen european party systems 1945-1998, en Richard Luther y Ferdinand Müller-Rommel (eds.), Political Parties in the New Europe. Oxford: Oxford University Press.Volkens y Klingemann, 2005), y que, a largo plazo, no se observa una tendencia a la convergencia, sino ciclos de convergencia y divergencia. Las distancias entre partidos y votantes son menores cuando se miden en esta escala que cuando se calculan en relación con políticas concretas. Incluso, «el gran logro del proyecto de investigación Manifesto es determinar el cambio de políticas defendidas por los partidos en una variedad de países y en un amplio período de tiempo a lo largo de la dimensión izquierda-derecha» (Budge, Ian, Hans-Dieter Klingemann, Andrea Volkens, Judith Bara, Eric Tanenbaum. 2001. Mapping policy preferences. Estimates for parties, electors, and Governments 19451998. Oxford: Oxford University Press.Budge et al., 2001: 20).

El equipo ofrece en la web de forma amigable las preferencias en esta dimensión de cada partido en cada elección, empleando para su cálculo las veintiséis categorías contenidas en la tabla 1 (RILE). El usuario puede usar directamente esta medida u otras combinaciones de variables.

Sobre las críticas al método, por una parte se discute el uso de la cuasi-frase como unidad de análisis. Esta se prefiere, como se ha dicho, porque es superior a la palabra para capturar mensajes. Las palabras no hablan por sí solas, sino que para «usar palabras como datos» (Laver, Michael J., Kenneth Benoit y John Garry. 2003. «Extracting policy positions from political texts using words as data», American Political Science Review, 97 (2): 311-31. Disponible en: https://doi.org/10.1017/S0003055403000698.Laver et al., 2003) se requiere información adicional como las opiniones de expertos. Además, las cuasi-frases resultan más insensibles a variaciones irrelevantes en el contexto espacial o temporal. Por otra parte, se duda de la fiabilidad de la codificación manual. Esta se mantiene porque solo las personas pueden atribuir significado y eliminar las variaciones triviales de los textos. MARPOR garantiza la fiabilidad con el entrenamiento y las pruebas que deben superar los codificadores. La insensibilidad del esquema de clasificación al contexto puede, asimismo, parecer limitante a investigadores interesados únicamente en un país y un período temporal concretos. Las variables de la clasificación están pensadas para el análisis comparado extenso, la principal fortaleza del proyecto. Finalmente, se cuestiona el cálculo de las preferencias en la dimensión izquierda-derecha ofrecido por el proyecto (RILE) (Volkens, Andrea, Cristina Ares y Nicolas Merz. 2014. «Range, scope, and extent of MARPOR data usage and validation: A survey of publications in high-impact journals», en el Congreso Mapping Policy Preferences from Texts, Berlín: MARPOR, Centro de Ciencias Sociales de Berlín.Volkens et al., 2014). Esta es la crítica más frecuente. En particular, se cuestiona la permanencia en la composición del índice y el hecho de que las veintiséis categorías tengan el mismo peso. RILE se mantiene tras comprobarse repetidamente su validez tanto por parte de miembros del proyecto como de otros usuarios de sus datos.

Tabla 1.

Escala izquierda-derecha de MARPOR (RILE)

Izquierda Derecha
Antiimperialismo (103)
Ejército: negativo (105)
Paz (106)
Internacionalismo: positivo (107)
Democracia (202)
Regulación del mercado (403)
Planificación económica (404)
Proteccionismo: positivo (406)
Economía controlada (412)
Nacionalización (413)
Expansión del Estado de bienestar (504)
Expansión de la educación (506)
Grupos laborales: positivo (701)
Ejército: positivo (104)
Libertad y derechos humanos (201)
Constitucionalismo positivo (203)
Autoridad política (305)
Libre empresa (401)
Incentivos (402)
Proteccionismo: negativo (407)
Ortodoxia económica (414)
Restricción del Estado de bienestar (505)
Forma de vida nacional: positivo (601)
Moralidad tradicional: positivo (603)
Ley y orden público (605)
Armonía social (606)

Fuente: elaboración propia.

En definitiva, los indicadores de MARPOR capturan la variación en las preferencias partidarias entre países y dentro de un mismo país a lo largo del tiempo, mientras que otros métodos no discriminan entre intenciones partidarias y políticas efectivamente elaboradas, ni capturan el cambio de preferencias en el momento en el que se produce. Los datos de encuestas a expertos, en particular, presentan dos grandes debilidades para el análisis de la oferta electoral: por un lado, el centro del sistema de partidos es definido por los encuestados contextualmente, por lo que no se recoge una parte de la variación entre los casos; por otro lado, los usuarios de los datos desconocen qué elementos (promesas, socios de coalición, políticas públicas diseñadas) se emplean para la ubicación de los partidos.

LA EXTENSIÓN DE MARPOR A AMÉRICA LATINA[Subir]

El Manifesto Project estudia en perspectiva comparada, incluso en distintos continentes, la calidad de la representación política, parangonando las preferencias de los partidos con la autoubicación de los electores, sobre todo en la dimensión izquierda-derecha, como ya se ha subrayado. La ampliación a América Latina, como las extensiones territoriales anteriores, tiene como propósito esclarecer preocupaciones teóricas. Al inicio del período actual, en 2009, la base de datos de MARPOR cubría muchas variaciones estructurales en el funcionamiento de la democracia, pero era deficitaria en regímenes presidenciales. Desde 1989 ofrece datos de los países de la OCDE, que son casi todos parlamentarios, y de las nuevas democracias de Europa Central y Oriental, que optaron mayoritariamente por una mezcla entre parlamentarismo y presidencialismo (Müller-Rommel, Ferdinand, Katja Fettelschoss y Philipp Harfst. 2004. «Party Government in Central Eastern European democracies: A data collection», European Journal of Political Research, 43: 869−893. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.0304-4130.2004.00178.x.Müller-Rommel et al., 2004). Pero, la mayor parte de los sistemas presidenciales fuertes, y de los que no se ofrecían datos, se encuentran en América Latina (Nohlen, Dieter (ed.). 2005. Elections in the Americas. A data handbook. Volume I: North America, Central America, and the Caribbean; Volume II: South America. Oxford: Oxford University Press.Nohlen, 2005).

En las democracias representativas, el modelo del partido responsable (MPR, responsible party model ) constituye el tipo ideal normativo de las cadenas de delegación desde los votantes (principales) a los partidos (agentes). En este, los mecanismos de representación y rendición de cuentas se encuentran inseparablemente unidos (Müller, Wolfgang C. 2000. «Political parties in parliamentary democracies: Making delegation and accountability work», European Journal of Political Research, 37 (3): 309–333. Disponible en: https://doi.org/10.1111/1475-6765.00515.Müller, 2000). El modelo asigna una importancia central a los programas porque sientan las condiciones funcionales básicas para el éxito de la representación política (Dalton, Russell J. 1985. «Political parties and political representation: Party supporters and party elites in nine nations», Comparative Political Studies, 18: 267−299. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0010414085018003001.Dalton, 1985, Dalton, Russell J. 1996. Citizen politics. Public opinion and political parties in advanced industrial democracies. New Jersey: Chatham House Publishers.1996; Eulau, Heinz. 1987. «The congruence model revisited», Legislative Studies Quarterly, 12: 171−214. Disponible en: https://doi.org/10.2307/439918.Eulau, 1987; Thomassen, Jacques J. A. 1991. «Empirical research into political representation. A critical reappraisal«, en Hans-Dieter Klingemann, Richard Stöss y Bernhard Weßels (eds.), Politische Klasse und politische Institutionen. Probleme und Perspektiven der Elitenforschung. Dietrich Herzog zum 60. Geburtstag (pp. 259−274). Opladen: Westdeutscher Verlag. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-322-94153-4_11.Thomassen, 1991, Thomassen, Jacques J. A. 1994. «Empirical research into political representation: Failing democracy or failing models», en M. Kent Jennings y Thomas E. Mann (eds.), Elections at home and abroad: Essays in honor of Warren E. Miller (237-264). Ann Arbor: University of Michigan Press.1994 y Thomassen, Jacques J.A. 1999. Political communication between political elites and mass public. The role of belief systems, en Warren E. Miller, Roy Pierce, Jacques J.A. Thomassen, Richard Herrera, Sören Holmberg, Peter Esaiasson y Peter Weßels, Policy Representation in Western Democracies (pp. 33−58). Oxford: Oxford University Press.1999). En los procesos de delegación, la representación programática funciona adecuadamente cuando: en una primera fase, se aproximan las preferencias partidarias tal y como se expresan en los programas y las preferencias de los votantes; y, en una segunda fase, las preferencias de los partidos se reflejan en el contenido de las políticas que estos elaboran cuando gobiernan. Esta congruencia entre votantes, partidos, Gobiernos y políticas es esencial porque «[…] el acuerdo entre los ciudadanos y las élites es el estándar para juzgar la representatividad del sistema democrático» (Dalton, Russell J. 1996. Citizen politics. Public opinion and political parties in advanced industrial democracies. New Jersey: Chatham House Publishers.Dalton, 1996: 241) y, por tanto, es un objetivo básico de toda democracia liberal (Huber, John D. y Bingham Powell. 1994. «Congruence between citizens and policymakers in two visions of liberal democracy», World Politics, 46: 291−326. Disponible en: https://doi.org/10.2307/2950684.Huber y Powell, 1994).

El proyecto Manifesto contribuye al estado de la cuestión teórica y empírica sobre representación política aplicando de forma sistemática a diferentes tipos de régimen político cuatro elementos del MPR, que son: en la primera etapa de delegación, (1) diversidad de la oferta programática, y (2) conocimiento suficiente de esta por parte de los votantes; en la segunda etapa, (3) unidad del partido, y (4) control del Gobierno por parte del mismo. El MPR se aplicó con frecuencia a sistemas parlamentarios establecidos. Sin embargo, no fue adaptado a los sistemas presidenciales, si exceptuamos pequeños ajustes para el estudio del caso estadounidense entendido como único. Con pocas desviaciones (Hagopian, Frances y Scott P. Mainwaring (eds.). 2005. The third wave of democratization in Latin America. Advances and setbacks. Cambridge: Cambridge University Press.Hagopian y Mainwaing, 2005; Keman, Hans. 2002. «Democratic institutions, governance and political performance», en Hans Keman (ed.), Comparative democratic politics (pp. 257−285). London, Thousand Oaks, New Dehli: Sage. https://doi.org/10.4135/978144 6217528.n12.Keman, 2002; Persson, Torsten y Guido Tabellini. 2003. The economic effects of constitutions. Cambridge, Londres: The MIT Press.Persson y Tabellini, 2003) el debate sobre las ventajas y desventajas de los sistemas parlamentarios y presidenciales (Linz, Juan y Arturo Valenzuela (eds.). 1994. The failure of presidential democracy. Volume 1: Comparative perspectives; Volume 2: The case of Latin America. Baltimore, London: The Johns Hopkins University Press.Linz y Valenzuela, 1994) se centró en las consecuencias del diseño constitucional para la estabilidad política. Mientras que la calidad de la representación básicamente se ignora (Hellwig, Timothy y David J. Samuels. 2007. «Electoral accountability and the variety of democratic regimes», British Journal of Political Science, 37: 1−26.Hellwig y Samuels, 2007; Müller, Wolfgang C. y Kaare Strøm. 2000. «Delegation and accountability in parliamentary democracies», European Journal of Political Research, 37: 255-260. Disponible en: https://doi.org/10.1111/1475-6765.00515.Müller y Strøm, 2000; Samuels, David y Mathew S. Shugart. 2003. «Presidentialism, elections and representation», Journal of Theoretical Politics, 15: 33−60. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0951692803151002.Samuels y Shugart, 2003). Dicho de otro modo, como norma, los análisis comparativos de la congruencia política entre votantes y partidos se centran en los sistemas parlamentarios de Europa Occidental y, como mucho, en un sistema presidencial, Estados Unidos, bipartidista y mayoritario. Sin embargo, la mayoría de los sistemas presidenciales emplean fórmulas electorales proporcionales (Golder, Matt. 2005. «Democratic electoral systems around the world, 1946−2000», Electoral Studies, 24: 103−121. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.electstud.2004.02.008.Golder, 2005), y en lo que tiene que ver con la claridad de la rendición de cuentas, los sistemas presidenciales serían superiores a los parlamentarios con Gobiernos de coalición (Hellwig, Timothy y David J. Samuels. 2007. «Electoral accountability and the variety of democratic regimes», British Journal of Political Science, 37: 1−26.Hellwig y Samuels, 2007; Shugart, Mathew S. y John M. Carey. 1992. Presidents and assemblies. Constitutional design and electoral dynamics. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9781139173988.Shugart y Carey, 1992).

Se argumenta que el margen de los presidentes para apartarse de sus partidos es mayor en comicios no concurrentes, pues los concurrentes «vinculan candidatos presidenciales a las plataformas políticas de los partidos que representan» (Laver, Michael J., Kenneth Benoit y Nicolas Sauger. 2006. «Policy competition in the 2002 French legislative and presidential elections», European Journal of Political Research, 45 (4): 667−697. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1475-6765.2006.00313.x.Laver et al., 2006: 669). Cuando tanto los presidentes como los Parlamentos pueden reclamar legitimidad, los primeros pueden imponerse sobre las organizaciones de partido (Alcántara Sáez, Manuel y Mercedes García Montero (eds.). 2011. Algo más que presidentes. El papel del poder legislativo en América Latina. Zaragoza: Fundación Manuel Giménez Abad.Alcántara y García, 2011; García Montero, Mercedes. 2009. Presidentes y Parlamentos ¿Quién controla la actividad legislativa en América Latina? Madrid: CIS.García, 2009; Merkel, Wolfgang, Hans-Jürgen Puhle, Aurel Croissant, Claudia Eicher y Peter Thiery. 2003. Defekte Demokratie, Band 1: Theorie. Opladen: Leske + Budrich.Merkel et al., 2003; O’Donnell, Guillermo. 1994. «Delegative democracy», Journal of Democracy, 5: 55−69. Disponible en: https://doi.org/10.1353/jod.1994.0010.O´Donnell, 1994) y hacer campaña con su propio programa, incluso en elecciones concurrentes (Bruhn, Kathleen. 2004. «Globalization and the renovation of the Latin American left: Strategies of ideological adaptation», en Congreso de la Asociación de Ciencia Política del Medio Oeste, Chicago.Bruhn, 2004 y Bruhn, Kathleen. 2006. «Party ideology and issue stability. Is the Mexican party system consolidating?», en Encuentro Anual de la Asociación Americana de Ciencia Política, Filadelfia.2006). En lugar de presentarse a las elecciones presidenciales basándose en los programas de los partidos, como ocurre tanto con los presidentes de los Estados Unidos de América como de Rusia, los candidatos presidenciales latinoamericanos pueden optar por presentar su propio programa (Stokes, Susan C. 2001. Mandates and democracy: Neoliberalism by surprise in Latin America. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511612978.Stokes, 2001). Siendo este un factor relevante tanto en términos normativos como analíticos, hasta la fecha no se tiene información comparativa sobre bajo qué condiciones los candidatos presidenciales en América Latina prefieren competir con programas personales.

En esta región, se espera encontrar diferencias cruciales entre impactos favorables y desfavorables de la diversidad programática entre países con sistemas de partidos estables e inestables. La previsión es que la congruencia tanto votantes-partidos como programa-políticas varíe en función del grado de estabilidad del sistema de partidos (Foweraker, Joe. 1998. «Review article: Institutional design, party systems and governability. Differentiating the presidential regimes of Latin America», British Journal of Political Science, 28: 651−676. https://doi.org/10.1017/S0007123498000295.Foweraker, 1998; Mainwaring, Scott y Matthew Soberg Shugart. 1997. Presidentialism and democracy in Latin America. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9781139174800.Mainwaring y Shugart, 1997; Rose, Richard. 2000. «A supply-side view of Russia’s elections», East European Constitutional Review, 9: 53−59.Rose, 2000; Ruiz Rodríguez, Leticia M. 2007. La coherencia partidista en América Latina. Parlamentarios y partidos. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.Ruiz, 2007). Sobre la escala izquierda-derecha, se aguarda que esta sirva también para simplificar las relaciones entre electores y partidos latinoamericanos, como respaldan opiniones de expertos (Wiesehomeier, Nina y Kenneth Benoit. 2009. «Presidents, parties, and policy competition», The Journal of Politics, 71(4): 1435-47. Disponible en: https://doi.org/10.1017/S0022381609990193.Wiesehomeier y Benoit, 2009; Wiesehomeier, Nina. 2010. The meaning of left-right in Latin America: A comparative view. Kellog Working Paper.Wiesehomeier, 2010), datos de encuesta a élites parlamentarias (Alcántara Sáez, Manuel (ed.). 2008. Politicians and Politics in Latin America. Boulder: Lynne Rienner Publishers.Alcántara, 2008 y Alcántara Sáez, Manuel (dir.). 1994-2018. Proyecto Élites Parlamentarias de América Latina. Salamanca: Universidad de Salamanca.1994-2018), autoubicación en el eje izquiera-derecha de los votantes [LAPOP de la Universidad de Vanderbilt, y Latinobarómetro], y capacidad de los electores para ubicar los partidos (Colomer, Joseph M. y Luis E. Escatel. 2004. The left-right dimension in Latin America. México: CIDE.Colomer y Escatel, 2004)[3].

La ampliación a América Latina se inició con actividades preparatorias. En octubre de 2011, se organizó un seminario con reputados latinoamericanistas para identificar problemas que podrían aparecer en la recogida de datos y la codificación en la región. Participaron en este evento los académicos: Manuel Alcántara Saéz, Kathleen Bruhn, Kirk Hawkins, Carlos Huneus, Cristóbal Rovira Kaltwasser, Miguel Ángel López Varas, Detlef Nolte, Verónica Pérez, Thamy Pogrebinschi, Hans-Juergen Puhle, David J. Samuels, Andreas Schedler y Nina Wiesehomeier. El objetivo básico del encuentro fue testar la conveniencia de adaptar la metodología a una supuesta excepcionalidad de las democracias latinoamericanas y, en caso de tener que realizar cambios sustanciales, buscar soluciones para garantizar la comparabilidad de los datos entre regiones de la base extendida.

Muy al principio, el equipo de MARPOR dudaba sobre cómo tratar las particularidades de las elecciones presidenciales en América Latina y la presencia del clientelismo y el populismo. Parecía razonable tomar precauciones ante la posibilidad de que los comicios presidenciales en esta región se centraran en mayor medida en las cualidades personales de los candidatos, quienes a su vez podrían estar menos vinculados a los partidos. Si es así, los programas presidenciales contendrán más frases retóricas en comparación con los parlamentarios. Una de las preguntas más relevantes es si los partidos latinoamericanos son sobre todo programáticos o si, por el contrario, obtienen apoyo más bien a través de la compra de votos (clientelismo) o enfrentando al electorado contra los partidos y élites establecidas mediante el uso de políticas con las que no están firmemente comprometidos (populismo). Si las propuestas programáticas e incluso los partidos se encuentran en la periferia de la política latinoamericana, en estos países se estará estudiando el estilo y la retórica en lugar del contenido de la oferta electoral. Por ello, se barajó la posibilidad de añadir a la clasificación subcategorías específicas para los grupos clientelares[4], así como de manejar un esquema paralelo centrado en la retórica personalista y populista, que pudiese capturar las diferencias en las preferencias que no recogen las categorías del esquema estándar basadas en posiciones sobre políticas. Finalmente, tomando como base la experiencia con partidos populistas europeos, se consideró que la clasificación revisada antes de esta ampliación, como se detallará más adelante, es suficiente para capturar los matices clientelares y populistas en América Latina. Con los nuevos datos, se podrá confirmar posteriormente que las variables del esquema recogen las principales diferencias entre partidos al comparar los partidos clientelares con otros, los populistas con los no populistas, y los programas presidenciales con los parlamentarios.

Todos los expertos participantes en el seminario de 2011 coincidieron en que los programas juegan un papel en las campañas latinoamericanas. No obstante, hicieron referencia a ciertas particularidades en algunas organizaciones y sistemas de partidos[5]. En primer lugar, apuntaron que en ciertos países podría resultar compleja la propia selección de partidos nacionales relevantes porque algunos están compuestos por muchas organizaciones regionales y otros son coaliciones amplias de partidos pequeños. En respuesta a esta observación, se creó una base de datos comparativa de elecciones y Gobiernos en América Latina. Esta incluye, desde 1990, comicios parlamentarios y presidenciales, nombres de partidos, coaliciones y presidentes, y número de ministros y tipología de Gobierno. Además de los tipos de Gobierno distinguidos por Woldendorp et al. (Woldendorp, Jaap, Hans Keman y Ian Budge. 2000. Party government in 48 democracies (1945-1998): Composition, duration, personnel. Dordrecht: Kluwer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-94-017-2547-7.2000), se usa el tipo «Gabinete presidencial», cuando ninguna fuente comparativa contiene información sobre la membrecía partidaria de los miembros del Gabinete. Estos datos sobre partidos latinoamericanos en los Parlamentos y Gobiernos y candidatos presidenciales se emplean para redactar el encargo de programas a los colaboradores locales.

En segundo lugar, los intervinientes en el encuentro de 2011 indicaron que en sistemas de partidos inestables y fragmentados algunos programas podían haberse extraviado. Aunque el período democrático no es largo en la mayoría de estos países, como en los casos anteriores, no siempre existen archivos sistemáticos y no resulta viable recuperar todos los programas. Localizar programas perdidos lleva tiempo y para las primeras elecciones resulta un trabajo arqueológico.

Dado que la selección de documentos es la primera fase en la generación de datos de análisis de contenido válidos, se elaboraron asimismo unas orientaciones que incluyen un listado de textos equivalentes ordenados jerárquicamente. Un equivalente funcional cumple las principales funciones de un programa: recoge una amplia variedad de temas, ha obtenido la aprobación del conjunto del partido, y es la base de los mensajes de campaña. Si hay indicios de que no existió un programa o este es irrecuperable, se podría autorizar la recogida de un equivalente.

En tercer lugar, algunos asistentes al seminario de latinoamericanistas ya habían aplicado el esquema estándar para codificar programas en la región (Bruhn, Kathleen. 2006. «Party ideology and issue stability. Is the Mexican party system consolidating?», en Encuentro Anual de la Asociación Americana de Ciencia Política, Filadelfia.Bruhn, 2006; López Varas, Miguel A. y Jaime Baeza Freer. 2010. «The Chilean Right Party’s appeal to the electorate: A party manifesto analysis, 1989-2009», en XXIX Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Toronto.López Varas y Baeza Freer, 2010). Estas personas sugirieron dos nuevas subcategorías para incorporar a la clasificación estándar de MARPOR: «derechos indígenas» y «autoridad política: competencia personal». Igualmente, comentaron que no era descartable que otras variables unidimensionales capturasen pronunciamientos contrarios en América Latina. Por ejemplo, «libertad y derechos humanos» podría dar cabida a posiciones derechistas o izquierdistas según el contexto.

Teniendo en cuenta, además de este apunte, algunos problemas surgidos con los nuevos partidos populistas europeos y críticas metodológicas válidas (Gemenis, Kostas. 2013. «What to do (and not to do) with the comparative Manifestos Project Data», Political Studies 61 (1): 3–23. Disponible en: https://doi.org/10.1111/1467-9248.12015.Gemenis, 2013; Zulianello, Mattia. 2014. «Analyzing Party Competition through the Comparative Manifesto Data: Some Theoretical and Methodological Considerations», Quality & Quantity, 48 (3): 1723–37. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s11135-013-9870-0.Zulianello, 2014), se aprovechó el momento para revisar las variables. Como se resume en la tabla 2, se añadieron nuevas subcategorías para inmigración y grupos indígenas; se introdujeron posicionamientos negativos en las categorías democracia, ley y orden y agricultura, y se dividieron las variables: libertad y derechos humanos, economía anticrecimiento, y autoridad política. Las modificaciones preservan la comparabilidad en el tiempo de los datos en todos los países de la base ampliada.

Con la nueva base sobre partidos y presidenciables en los dieciocho países latinoamericanos y los manuales para los colaboradores locales revisados, los miembros de MARPOR que habitualmente se ocupan de organizar y supervisar la recogida de datos y el proceso de codificación coordinaron también directamente los trabajos en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay. La experiencia con estos países, aunque globalmente positiva, dio lugar a una reflexión tras la que se decidió crear un subproyecto específico dedicado a completar esta ampliación, denominado «Recogida de datos en América Latina extendida» (2016-2021). Se confió la dirección de este subproyecto a la primera autora de este texto, vinculada formalmente al Manifesto desde 2013.

Tabla 2.

Nuevas subcategorías del esquema de clasificación estándar de MARPOR (revisado en 2014)

Área Categorías y subcategorías
1. Relaciones exteriores
103 Antimperialismo
    103.1 Antimperialismo centrado en el Estado
    103.2 Influencia financiera exterior
2. Libertad y democracia
201 Libertad y derechos humanos
    201.1 Libertad
    201.2 Derechos humanos
202 Democracia
    202.1 General: positiva
    202.2 General: negativa
    202.3 Democracia representativa: positiva
    202.4 Democracia representativa: negativa
3. Sistema político
305 Autoridad política
    305.1 Autoridad política: competencia del partido
    305.2 Autoridad política: competencia personal
    305.3 Autoridad política: Gobierno fuerte
    305.4 Élites anteriores: positivo
    305.5 Élites anteriores: negativo
    305.6 Rehabilitación y compensación
4. Economía
416 Economía anticrecimiento: positivo
    416.1 Economía anticrecimiento: positivo
    416.2 Sostenibilidad: positivo
6. Tejido social
601 Forma de vida nacional: positivo
    601.1 General
    601.2 Inmigración: negativa
602 Forma de vida nacional: negativo
    602.1 General
    602.2 Inmigración: positiva
605 Ley y orden público
    605.1 Ley y orden: positivo
    605.2 Ley y orden: negativo
606 Espíritu cívico: positivo
    606.1 General
    606.2 Activismo de abajo arriba
607 Multiculturalismo: positivo
    607.1 General
    607.2 Inmigrantes: diversidad
    607.3 Derechos indígenas: positivo
608 Multiculturalismo: negativo
    608.1 General
    608.2 Inmigrantes: asimilación
    608.3 Derechos indígenas: negativo
7. Grupos sociales
703 Agricultura y ganadería
    703.1 Agricultura y ganadería: positivo
    703.1 Agricultura y ganadería: negativo

Fuente: elaboración propia.

El subproyecto acaba de completar las colecciones de programas de Costa Rica y Panamá, y actualmente está trabajando con Colombia, Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela. Se seleccionó a una persona experta en cada una de estas democracias, quien recibió un primer encargo consistente en la recogida de los programas, desde 1990 hasta las últimas elecciones celebradas en Colombia, Costa Rica, Dominicana, El Salvador, Panamá y Perú, y, desde 2000, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Venezuela. Esta petición se acompañó de los siguientes documentos: instrucciones detalladas para la recogida y archivo de los documentos; lista de todos los programas que pueden haber sido presentados en cada una de las elecciones celebradas en el país durante el período examinado; relación de los textos que se deben recoger, y tabla para cumplimentar con información sobre el tipo y familia de cada uno de los partidos para su evaluación por parte del Manifesto. Las instrucciones contienen obligaciones formales sobre la digitalización, etiquetado y envío de los archivos, y también elementos sustantivos. Entre estos, destaca la información sobre el criterio de relevancia de las organizaciones partidarias, los equivalentes funcionales y los programas de los candidatos presidenciales.

Sobre el criterio de relevancia, MARPOR codifica los programas de todos los partidos que obtienen representación en países de Europa Occidental y del resto de la OCDE, y organizaciones que consiguen al menos dos escaños en Europa del Este. Inicialmente, se barajó la posibilidad de emplear en América Latina el mismo criterio de relevancia que en Europa Oriental. Finalmente, se estimó más adecuado extenderlo, considerando importante todo partido que influye en la competición a nivel estatal: por su papel en la formación de coaliciones electorales, parlamentarias o de Gobierno; porque ostenta responsabilidades ejecutivas a nivel subcentral; o debido a que modifica el carácter de la competición en el sentido de hacerla menos programática y, en cambio, más condicionada por prácticas populistas o clientelares. La persona experta en cada país puede proponer criterios de relevancia adicionales, que son estudiados y, en su caso, validados.

Acerca de los equivalentes funcionales, en primer lugar se destaca que solo se autoriza su empleo tras comprobar que no existió un programa o resulta ciertamente imposible recuperarlo. La dirección del subproyecto examina y puede aceptar la recogida de equivalentes funcionales, siempre que además de posicionamientos permitan conocer las diferencias en la importancia que se otorga a los distintos temas. Por ejemplo: colecciones de documentos sobre áreas de políticas publicadas en las web del partido o candidato presidencial justo antes de la elección, o discursos del líder únicamente de apertura o cierre de campaña. En ausencia de equivalentes como los anteriores, podrían recabarse entrevistas con el líder, posiciones partidarias publicadas en prensa, y las aperturas y cierres de los informativos de televisión estatales durante la campaña electoral. En la base se advierte de la codificación de un equivalente y los usuarios pueden descartar estos datos.

En último lugar, se recuerda que existe poco conocimiento comparado sobre las circunstancias bajo las cuales un candidato presidencial elabora un programa distinto al de su partido en los comicios parlamentarios celebrados en la misma fecha o ciclo electoral. En elecciones concurrentes, es poco probable que exista un programa del partido y otro del presidenciable. No obstante, no se descarta esta posibilidad en algunos casos. Cuando un partido concurre a las elecciones parlamentarias con el programa de su candidato a presidente, se recogen los programas de los candidatos de todos los partidos considerados relevantes, y no solo de las organizaciones de los dos presidenciables más fuertes. En elecciones no concurrentes, se espera encontrar un programa del partido y otro del candidato presidencial, pero tampoco se cierra la posibilidad contraria. Los expertos locales deben indicar en su informe final quién es el autor de cada documento (partido, coalición, presidenciable o una combinación de estos actores), si fue o no el único programa empleado en una elección concurrente, y cualquier otra información clave, particularmente sobre casos desviados.

CONCLUSIONES[Subir]

El Manifesto Project se está extendiendo a América Latina porque en 2009 la base de datos no contaba con un número suficiente de regímenes presidenciales para plantear estudios comparados entre democracias parlamentarias y presidenciales.

La ampliación evitó usar un método distinto. El motivo es que la razón de ser de MARPOR y la gran fortaleza de sus estimaciones es la comparabilidad, incluso entre países de distintos continentes. No obstante, antes de la recogida de datos en esta región, como en las extensiones anteriores a todos los países de la OCDE y de Europa del Este, se revisó el esquema y se introdujeron otros ajustes metodológicos. Así, la actual versión de la clasificación estándar contiene subcategorías como «antiimperialismo centrado en el Estado», «rehabilitación y compensación», «activismo de abajo arriba» o «derechos indígenas». Además, las comunicaciones y supervisión país a país gozan ahora de mayor intensidad. Las tres únicas particularidades del proceso de creación de datos en América Latina son: la codificación de más partidos que en otros contextos porque se prefiere examinar todas las organizaciones con impacto en el tipo de competición electoral; el protocolo seguido para autorizar y jerarquizar equivalentes funcionales, y las instrucciones para la gestión de eventuales duplicidades entre programas de partidos y candidatos presidenciales.

En 2016 se ofrecen datos de México desde 1946, país no perteneciente a esta ampliación, y de Argentina (datos de 2003-2013), Bolivia (datos de 2014), Chile (datos de 1989-2013) y Brasil (datos de 2006-2014). La información sobre México se mantiene en la base de datos principal (Volkens, Andrea, Pola Lehmann, Theres Matthieß y Sven Regel. 2016. The Manifesto Data Collection. Manifesto Project (MRG/CMP/MARPOR). Berlín: Centro de Ciencias Sociales (WZB). Disponible en: https://manifesto-project.wzb.eu/datasets [Consulta: el 11 de enero de 2017].Volkens et al., 2016) y los demás casos mencionados son los primeros de la nueva base sobre América Latina (Lehmann, Pola, Theres Matthieß, Nicolas Merz, Sven Regel, Annika Werner. 2016. The Manifesto Data Collection: South America. Berlín: Centro de Ciencias Sociales (WZB). Disponible en: https://manifesto-project.wzb.eu/datasets [Consulta: el 11 de enero de 2017].Lehmann et al., 2016).

El subproyecto «Recogida de datos en América Latina extendida» (2016-2021), dirigido por la profesora Cristina Ares, da continuidad a los primeros trabajos de MARPOR en la región. Acaba de completar las colecciones de programas de Costa Rica y Panamá, que serán digitalizados conforme a los nuevos estándares del Manifesto Corpus y codificadas en los próximos meses, junto con los textos recabados pero todavía no analizados en Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay. Los expertos locales se hallan trabajando al amparo de este subproyecto en Colombia, Costa Rica, Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.

Finalmente, el equipo del Manifesto en la actualidad está comparando el contenido y las funciones de la escala izquierda-derecha en sistemas parlamentarios y presidenciales, haciendo uso, entre otros, de los datos de Brasil, Chile y México.

Notas[Subir]

[1]

Se cuenta con una introducción en castellano al análisis de contenido realizado por el Manifesto Project: Alonso et al. (Alonso, Sonia, Andrea Volkens y Braulio Gómez. 2012. Análisis de contenido de textos políticos. Un enfoque cuantitativo. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.2012).

[2]

Aunque el 81,25 % de los artículos codificados hasta la fecha tiene un objetivo sustantivo, el 18,33 % está dedicado a discusiones metodológicas. El número total de temas analizados asciende a 54. Los más tratados son: competición y estrategias de los partidos (29 %); posiciones partidarias (16 %); relaciones votante-partido (8 %), y coaliciones (8 %). Acerca de las dimensiones de competición examinadas, se contabilizaron veinte diferentes. Izquierda-derecha es la más frecuente (60 %), y RILE (the standard right-left scale) la opción preferida como método para calcularla. En general, predominan los métodos de extracción deductivos. En cuanto a la extensión territorial, la media de casos examinados es doce. El 18,8 % de los originales ofrecen investigaciones de un solo país. El 37,5 % estudia Estados de Europa Occidental y el 26,7 %, en general, de la OCDE. La combinación de casos de Europa Occidental y Europa Central y Oriental es inusual (1,7 %), como lo son los propios trabajos sobre Europa del Este (3,3 %) publicados en estas ocho revistas y período. Un significativo 7 % de los textos ofrece análisis de la Unión Europea realizados con datos de MARPOR. Otro 7 % hace uso de la base de datos completa (más de cincuenta países). La media de años analizados es de veintisiete, y la de comicios por original es treinta. Solo el 5,8 % de los autores se muestran insatisfechos con los datos del Manifesto Project. Finalmente, todas las pruebas de validez y fiabilidad incorporadas, en su mayoría por investigadores ajenos al proyecto, obtuvieron resultados satisfactorios.

[3]

Véase la tabla ofrecida en el apéndice metodológico para facilitar el examen de la congruencia entre las preferencias de los parlamentarios (base de datos de PELA) y las de los partidos y candidatos presidenciales (base de datos de MARPOR extendida).

[4]

En la extensión anterior a las democracias de Europa Central y Oriental se dio libertad a los codificadores para proponer subcategorías que permitiesen capturar temas específicos de un país o momento, por ejemplo «transiciones a la democracia», que se englobaba en la variable «a favor de la democracia». Así, surgieron 81 subcategorías que los especialistas en cada una de estas veiticuatro democracias consideraban necesarias para recoger las principales líneas de conflicto en su país. Sin embargo, las nuevas variables solo representaron de media el 12 % de la oferta electoral de la primera elección, y cayeron casi a cero tras los tres primeros comicios. Como consecuencia, veinticinco variables se agregaron a las categorías estándar y no volvieron a emplearse. Se entendió que reproducir este esquema en América Latina carecía de interés y era inoportuno porque aumentaba el nivel de dificultad de la codificación.

[5]

Sobre la elaboración de programas en distintos países latinoamericanos, véase Alcántara y Cabezas (Alcántara Sáez, Manuel y Lina M. Cabezas Rincón (eds.). 2013. Selección de candidatos y elaboración de programas en los partidos políticos. Valencia: Tirant lo Blanch.2013).

Referencias[Subir]

[1] 

Alcántara Sáez, Manuel (dir.). 1994-2018. Proyecto Élites Parlamentarias de América Latina. Salamanca: Universidad de Salamanca.

[2] 

Alcántara Sáez, Manuel (ed.). 2008. Politicians and Politics in Latin America. Boulder: Lynne Rienner Publishers.

[3] 

Alcántara Sáez, Manuel y Mercedes García Montero (eds.). 2011. Algo más que presidentes. El papel del poder legislativo en América Latina. Zaragoza: Fundación Manuel Giménez Abad.

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Alcántara Sáez, Manuel y Lina M. Cabezas Rincón (eds.). 2013. Selección de candidatos y elaboración de programas en los partidos políticos. Valencia: Tirant lo Blanch.

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[6] 

Alonso, Sonia, Andrea Volkens y Braulio Gómez. 2012. Análisis de contenido de textos políticos. Un enfoque cuantitativo. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

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Apéndice metodológico[Subir]

Tabla 3.

Combinaciones de variables de MARPOR y PELA

MARPOR PELA
104 Ejército: positivo Gasto público en Defensa y Fuerzas Armadas
401 Economía de libre mercado Acuerdo con «El Estado debería intervenir lo menos posible en la sociedad y dejar a la iniciativa privada que atienda las necesidades de los ciudadanos» / Presencia estatal en la economía / Privatizaciones de la industria estatal o de servicios públicos
409 Gestión keynesiana de la demanda Intervención del Estado para dar trabajo a quienes quieren trabajar
411 Tecnología e infraestructura Gasto público en infraestructuras
412 Economía controlada Intervención del Estado en el control de los precios
501 Protección del medio ambiente: positivo Intervención del Estado para proteger el medio ambiente
503 Igualdad: positivo Acuerdo con «La intervención del Estado en la vida socioeconómica es la única manera posible de reducir las desigualdades sociales»
504 Expansión del Estado de Bienestar Intervención del Estado en la provisión de vivienda
506 Expansión de la educación Intervención del Estado para garantizar una educación primaria/secundaria/universitaria general y gratuita
603 Moralidad tradicional: positivo A favor de la presencia de valores cristianos en la política
604 Moralidad tradicional: negativo A favor de la presencia de principios seculares en la política
605 Ley y orden público: positivo Gasto público en seguridad ciudadana

Biografía[Subir]

[a]

Profesora contratada doctora en el Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Estudios Europeos Políticos y Administrativos del Colegio de Europa de Brujas (2004-2005), ha completado su formación en otras instituciones como el Instituto Universitario Europeo de Florencia o la London School of Economics and Political Science. También ha realizado estancias de investigación en el Centro para el Estudio de Europa de la Universidad de Boston, el Centro de Ciencias Sociales de Berlín (WZB) y el Instituto de Estudios Políticos de Estrasburgo. Colaboradora del Manifesto Project desde 2013, en la actualidad dirige el subproyecto de extensión de su base de datos a distintos países de América Latina. Sus líneas de investigación son la descentralización y legitimidad democrática en la UE, la gobernanza multinivel, los partidos políticos y las políticas de envejecimiento.

[b]

Dirige desde 2009 el Manifesto Project, equipo al que pertenece desde 1984. Es doctora en Ciencia Política por la Universidad Libre de Berlín, bajo la supervisión de Hans-Dieter Klingemann. Entre sus publicaciones se encuentran la edición del último libro de MARPOR, Mapping policy preferences from texts III. Statistical solutions for Manifesto analysts (Oxford University Press, 2013), con Judith Bara, Ian Budge, Michael D. McDonald y Hans-Dieter Klingemann, o «Strengths and Weakness of Approaches to Measuring Policy Positions of Parties» (Electoral Studies, 2007). En castellano, ha publicado Análisis de contenido de textos políticos. Un enfoque cuantitativo (Centro de Investigaciones Sociológicas, 2012), con Sonia Alonso y Braulio Gómez.