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SUMARIO

  1. Referencias

La Transición española supuso una ventana de oportunidad para los nuevos actores que aparecieron en nuestro país tras la muerte de Franco, protagonizando los principales acontecimientos políticos que se sucedieron desde 1975. Sus caras pronto se hicieron familiares entre los españoles, que podían elegir dentro de un amplio espectro electoral, desde partidos de extrema izquierda a extrema derecha, pasando por partidos nacionalistas y regionalistas. Las primeras elecciones democráticas despejaron las dudas sobre la relevancia de todos estos partidos, y diseñaron un mapa político donde sobresalían dos fuerzas políticas, la Unión de Centro Democrática (UCD) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderados por dos jóvenes políticos sin una extensa experiencia política previa, seguidos a distancia por el Partido Comunista Español (PCE) y Alianza Popular (AP), cuyos líderes encaraban la nueva etapa democrática en España con edades avanzadas. En este sentido, la Transición supuso un impulso al fenómeno de la personalización de la política, favoreciendo los procesos de liderazgo en nuestro país. Así pues, comenzó una nueva etapa caracterizada por una forma de hacer política alejada de las estructuras dictatoriales y muy ligada a la imagen que los líderes de los partidos políticos transmitían a la ciudadanía.

El libro editado por José Francisco Jiménez y Santiago Delgado pretende arrojar luz sobre los procesos de liderazgo que tuvieron lugar en este periodo de cambio político, cuyo resultado fue la configuración de un sistema democrático en España. Siguiendo las aportaciones de Linz y Stepan (Linz, Juan. J. y Alfrend Stepan. 1996. Problems of Democratic Transition and Consolidation: Southern Europe, South America, and Post-communist Europe. Baltimore: John Hopkins University Press.1996) acerca de los elementos que influyen en las transiciones políticas, los autores de esta obra abordan la cuestión del liderazgo considerándolo un factor decisivo en el devenir de la Transición. En momentos de incertidumbre política, social o económica, aparecen diferentes tipos de liderazgo que ayudan a explicar los fenómenos que se suceden a lo largo del tiempo, y que a su vez se distinguen de aquellos líderes cuya actividad se desarrolla en momentos de estabilidad. Así, Burns (Burns, James. M. 1978. Leadership. Nueva York: Harper and Row.1978, 2003) elaboró su teoría sobre el liderazgo transformacional, aquel que tiene lugar en momentos de incertidumbre y cuyas cualidades favorecen la identificación entre el líder y sus seguidores. Estas cualidades, desarrolladas posteriormente por Bass (Bass, Bernard. 1998. Transformational Leadership. Industrial, Military and Educational Impact. Mahwah: Lawrence Erlbaum Associates.1998), contribuyen a la aparición del fenómeno del empoderamiento, posibilitando el desarrollo de un liderazgo más participativo, en definitiva, más democrático. Por su parte, Linz (Linz, Juan. J. 2001. «El liderazgo innovador en la transición a la democracia y en una nueva democracia», en Manuel Alcántara y Antonia Martínez, (eds.), Política y Gobierno en España. Valencia: Tirant lo Blanch.2001) elaboró otra categoría de líder, el innovador, cuyas habilidades cognitivas y comunicativas sobresalen entre las demás, si bien su fuerza radica sobre todo en la relevancia del puesto que ocupa. Por último, no se debe dejar de mencionar una de las categorías más conocidas, alusiva al contexto de cambio, como es la del liderazgo carismático de Weber (Weber, Max. 2014. Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.2014), basada en la relación irracional líder-seguidores.

A partir de estas y otras aportaciones sobre el liderazgo en momentos de cambio político, los autores de esta obra colectiva identifican las características principales de los líderes españoles durante la Transición. En todos los capítulos se sigue el mismo esquema de análisis, propiciando la realización de un ejercicio de comparación entre ellos, para identificar, esencialmente, cuatro elementos que Natera (Natera, Antonio. 2014. «El liderazgo político como proceso: una mirada integradora», en César Díaz-Carrera y Antonio Natera (dir.), El coraje de liderar. La democracia amenazada en el siglo XXI. Madrid: Tecnos.2014) considera fundamentales: las competencias y las habilidades del líder, su comportamiento político, sus redes de apoyo, y la estructura de recursos definida por el contexto donde actúan los líderes. Teniendo en cuenta tales variables, cada capítulo comienza con una pequeña introducción, seguida de la biografía política de los líderes estudiados, prestando atención a sus cualidades personales y a su trayectoria política. El tercer apartado se centra en el análisis del contexto, tras lo cual se aborda el estudio en profundidad de los líderes políticos, terminando con un balance integrador de las conclusiones del capítulo.

Political Leadership in the Spanish Transition to Democracy comienza con un capítulo introductorio donde se examinan no solo las principales teorías sobre el liderazgo en momentos de cambio, sino también las teorías acerca de las transiciones políticas y, concretamente, la Transición española. Así pues, Jiménez y Delgado han considerado al liderazgo como un elemento central en el proceso de transición, tal y como apuntara Linz a este respecto. Empero, en esta obra se amplía la visión de Linz sobre los actores en el escenario de la Transición, ya que además de analizar los líderes de primera línea, se han incluido a otros que desde un segundo plano influyeron en el líder principal. Por esta razón, los capítulos se agrupan en dos partes: la primera, que recoge a los líderes más influyentes, y la segunda, donde aparecen los líderes que actuaron en un segundo plano (political chorus).

El primer líder estudiado es Torcuato Fernández Miranda, quien representa un buen ejemplo de liderazgo ligado a un puesto político, primero como secretario general del Movimiento y posteriormente como presidente de las Cortes. Y es que, su cercanía personal con el rey Juan Carlos I le situó en una posición privilegiada, situación que aprovechó para propiciar un proceso de reforma, en la convicción de que la transformación del sistema político aseguraría la estabilidad social y del Estado. A tal fin, como explica Julio Ponce, confió en Adolfo Suárez como la persona adecuada capaz de lograr este objetivo, si bien su suerte quedó ligada a la de este, por lo que perdida la confianza de Suárez, a Fernández Miranda sólo le quedó retirarse de la vida política.

Tras su nombramiento, Suárez sobresalió por méritos propios en la escena política española. José Francisco Jiménez analiza el auge y ocaso del liderazgo de Suárez, un proceso ligado a su papel como presidente del Gobierno, destacando por su capacidad negociadora y sus habilidades comunicativas. En los primeros años, el reconocimiento de su labor a favor de la democracia era compartido por la mayoría de los actores políticos y la ciudadanía en general, aunque estas cualidades no le sirvieron para encarar la nueva etapa democrática tras las elecciones de 1979, momento en que el autor de este capítulo sitúa el inicio de su declive. Y es que Suárez, a pesar de contribuir a la creación del nuevo sistema político, no supo adaptarse a él. Esta situación, unida a la crisis profunda por la que atravesaba su formación política, derivó en la renuncia de Suárez como presidente del Gobierno en enero de 1981. Al año siguiente fundó un partido para presentarse a las elecciones de 1982, si bien no pudo rentabilizar los éxitos alcanzados en su primera etapa como presidente, quedando relegado, tanto él como su partido, a un segundo plano.

La caída de popularidad de Adolfo Suárez coincidió con el auge de Felipe González. En el cuarto capítulo, Manuela Ortega expone el proceso por el cual asumió la dirección del partido en 1974, explorando además las razones que le impidieron hacerse con el control del partido hasta 1979, fecha en la cual los socialistas abandonaron el lenguaje marxista empleado hasta entonces. Una vez que consiguió el control del PSOE, el líder socialista representaba la alternativa a un Gobierno de la UCD en crisis. Cuando se celebraron las elecciones de octubre de 1982, los españoles confiaron en el mensaje de un futuro mejor transmitido eficazmente por Felipe González, quien logró la mayoría absoluta y un respaldo de casi la mitad de los votantes.

El PSOE logró, desde las elecciones de 1977, situarse como la principal fuerza de la izquierda en España, desplazando al PCE de esta posición. Su líder, Santiago Carrillo, es analizado en el quinto capítulo por Antonio Robles, quien aborda su trayectoria desde que asumió la Secretaria General del partido en los años sesenta, hasta su relevo después de las elecciones de 1982. En este periodo descolló por sus habilidades personales y sociales, así como por su ambición para cambiar España, vocación que quedó elocuentemente ilustrada en su compromiso con la transformación iniciada y desarrollada durante la Transición. No en balde, Carrillo colaboró activamente en la puesta en marcha de la democracia española, participando en todos los debates políticos y económicos que jalonaron tal proceso, aún al alto precio de aceptar, en nombre del PCE, la monarquía constitucional. Sus esfuerzos por modernizar al partido, no obstante, amén de revelarse insuficientes para alcanzar el poder, recibieron como respuesta en las urnas una creciente sangría de votos. Semejante deriva fue el preludio de su salida de la primera línea política tras los comicios de 1982.

La primera parte de esta obra colectiva termina con el capítulo dedicado a Manuel Fraga. En él, Lourdes López Nieto incide en su ambición política, combinada con su formación intelectual y académica. Fraga representaba a la dictadura en los inicios de la Transición, pero pronto supo adaptarse a la nueva situación y participar en los procesos de cambio. A tal fin trató de erigirse en galvanizador de las agrupaciones de tendencia conservadora, creándose así Alianza Popular. Aunque su partido quedó como cuarta fuerza en las dos primeras elecciones democráticas, en 1982 AP se situó como el segundo partido más votado, protagonizando en lo sucesivo junto al PSOE el sistema bipartidista característico de nuestro sistema político hasta bien entrado el siglo xxi.

Como se ha señalado, la comprensión e interpretación de los procesos de liderazgo durante la Transición será necesariamente parcial si se obvia la importancia del denominado political chorus. Uno de sus integrantes fue Fernando Abril Martorell, quien colaboró estrechamente con Adolfo Suárez haciendo posible el entendimiento con otras fuerzas democráticas, condición clave para la aprobación de la Constitución. Carlos Sánchez, autor del séptimo capítulo, subraya su contribución a la conocida como «política de consenso», reconocida por todos los actores involucrados en la Transición.

Francisco Fernández Ordóñez destacó en la UCD como uno de los políticos más influyentes de esta formación. Tal y como señala Santiago Delgado en el capítulo octavo, desarrolló su liderazgo dentro de una coalición política forjada por él mismo, obteniendo así un gran respaldo en las decisiones tomadas desde las distintas responsabilidades gubernamentales que ejerció. Primero como ministro de Hacienda y posteriormente ocupando la cartera de Justicia, este político contribuyó enérgicamente a la aprobación de reformas decisivas para la modernización social y económica de España, granjeándose el respeto de la mayoría de sus colegas, tanto dentro como fuera de UCD. En el capítulo noveno se analiza el liderazgo de Alfonso Guerra, figura clave en el liderazgo de Felipe González. Belén Blázquez reconstruye la secuencia de acontecimientos por la cual Guerra consiguió situarse al lado del líder socialista, ayudándole a alcanzar primero la Secretaría General y posteriormente la presidencia del Gobierno. Asimismo expone como, en un aparente segundo plano, Guerra se hizo con el control del Partido Socialista, si bien su relación con González fue deteriorándose de manera paulatina, una vez situados en el poder.

Los dos últimos capítulos están dedicados a dos líderes regionales cuya influencia trascendió al nivel nacional, debido a la importancia que para el nuevo sistema político probaron tener, desde sus inicios, distintos procesos y dinámicas adscritos al eje centro-periferia. Francisco Collado aborda en el capítulo décimo el estudio del liderazgo de Jordi Pujol, prestando especial atención al capital político, profesional y de defensor de la cultura catalana, que posibilitó la unión de las diferentes tendencias nacionalistas existentes entonces en Cataluña, así como el valor concedido por los actores estatales a su participación en la construcción del nuevo orden constitucional. Por su parte, en el País Vasco sobresalió la figura de Xabier Arzalluz, quien lideró el Partido Nacionalista Vasco durante el periodo de la Transición. Francisco Llera y Rafael Leonisio estudian el liderazgo de Arzalluz, que, al igual que Pujol, situó al nacionalismo vasco como una fuerza imprescindible para la estabilidad del nuevo sistema, mostrando unas cualidades precisas para hacer frente a una situación que en el País Vasco era extremadamente conflictiva.

En definitiva, el libro Political Leadership in the Spanish Transition to Democracy (1975-1982) ayuda a entender los procesos de liderazgo que marcaron el devenir de España, si bien se podría ampliar el estudio a otros líderes que tuvieron un papel decisivo dentro del mencionado political chorus, como Enrique Tierno Galván, el Viejo Profesor; Dolores Ibárruri, la Pasionaria, o Miguel Boyer, el Superministro. A pesar de estas ausencias, esta obra supone un avance en los estudios de la Transición, que hasta el momento no se habían ocupado de abordar el análisis comparado de los líderes. Asimismo, también representa un singular enfoque en los estudios sobre el liderazgo, ya que relaciona a los líderes con los cambios que estaba experimentando España durante esta época, identificando los principales elementos que caracterizan a aquellos en momentos de transformación política: sus capacidades negociadora y movilizadora, acompañadas de unas facultades oratorias de tal envergadura que conseguían reunir en torno a su proyecto a importantes sectores de la sociedad. Todos estos elementos, a su vez, estuvieron fuertemente influidos por el contexto de incertidumbre definitorio de la Transición, que demandaba unas actuaciones concretas de los líderes, recogidas en el libro. En este sentido, este libro está destinado a los estudiosos del liderazgo, así como aquellos interesados en la historia reciente de España, especialmente al público angloparlante, quien encontrará en él una aproximación novedosa a la Transición española.

Referencias[Subir]

[1] 

Bass, Bernard. 1998. Transformational Leadership. Industrial, Military and Educational Impact. Mahwah: Lawrence Erlbaum Associates.

[2] 

Burns, James. M. 1978. Leadership. Nueva York: Harper and Row.

[3] 

Burns, James. M. 2003. Transforming leadership. Londres: Atlantic

[4] 

Linz, Juan. J. y Alfrend Stepan. 1996. Problems of Democratic Transition and Consolidation: Southern Europe, South America, and Post-communist Europe. Baltimore: John Hopkins University Press.

[5] 

Linz, Juan. J. 2001. «El liderazgo innovador en la transición a la democracia y en una nueva democracia», en Manuel Alcántara y Antonia Martínez, (eds.), Política y Gobierno en España. Valencia: Tirant lo Blanch.

[6] 

Natera, Antonio. 2014. «El liderazgo político como proceso: una mirada integradora», en César Díaz-Carrera y Antonio Natera (dir.), El coraje de liderar. La democracia amenazada en el siglo XXI. Madrid: Tecnos.

[7] 

Weber, Max. 2014. Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.