RESUMEN

Esta nota de investigación tiene por objeto de estudio a los jefes de Estado y/o de Gobierno de 33 países de la OCDE para un período que va desde el año 1990 hasta el año 2012. Así, en primer lugar, presentamos una nueva base de datos, «Líderes Políticos de las Democracias Contemporáneas» (LPDC), en la cual se recoge información sobre diversas características de dichos líderes como su género, edad, nivel educativo, tipo de formación, militancia política, duración en el cargo, trayectoria política y trayectoria profesional previa. En segundo lugar, se presentan los resultados de un análisis descriptivo que permite elaborar un perfil de los líderes examinados.

Palabras clave: líderes; bases de datos; élites políticas; tecnócratas; partidos políticos; educación;

ABSTRACT

This research note aims to study the Chiefs of State and/or Government of 33 OECD countries for the period from 1990 to 2012. This way, we first introduce a new dataset, “Political Leaders in Contemporary Democracies” (PLCD), gathering information on different features of the aforementioned leaders such as gender, age, educational attainment, type of education, party membership, term in office, political background, and previous professional background. Secondly, we present the results of a descriptive analysis that allows us to elaborate a profile for the examined leaders.

Keywords: leaders; datasets; political elites; technocrats; political parties; education;

Cómo citar este artículo / Citation: González-De-León, F. y García-Arias, C. (2016). La trayectoria de los líderes políticos de la OCDE. Revista Española de Ciencia Política, 42, 101-126. Doi: http://dx.doi.org/10.21308/recp.42.04

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SUMARIO

  1. Resumen
  2. Abstract
  3. INTRODUCCIÓN
  4. OPERACIONALIZACIÓN DE CONCEPTOS Y MEDICIÓN
    1. Líderes políticos
    2. La LPDC y otras fuentes de estudio de los líderes políticos
    3. Características analizadas de los líderes
  5. CARACTERÍSTICAS Y TRAYECTORIAS DE LOS LÍDERES
    1. Características generales
    2. Educación
    3. Trayectoria profesional
    4. Trayectoria política
  6. CONCLUSIÓN
  7. Agradecimientos
  8. Notas
  9. Referencias
  10. Anexo

INTRODUCCIÓN[Subir]

La cuestión de las élites es un tema ampliamente tratado en las ciencias sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo, los estudios de élites han ido cambiando el foco de interés, las técnicas de análisis e incluso los conceptos utilizados (Genieys, William. 2011. Sociologie politique des élites. Paris: Armand Colin. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3917/arco.genie.2011.01.Genieys, 2011: 10-12). Tales cambios, unidos a la proliferación de estudios, han llevado a que este campo se haya vuelto más amplio y complejo.

Pensar en las élites políticas de los regímenes democráticos nos sitúa en el contexto de los Gabinetes y los Parlamentos. Al fin y al cabo, son estas instituciones las que mayor poder político desempeñan y, por tanto, las que mayor atención reciben. Así, los primeros estudios sistematizados en ciencia política eran precisamente estudios de casos sobre el funcionamiento de los Gabinetes y los perfiles ministeriales (Laski, 1928). Posteriormente, se incorporaron los estudios de élites parlamentarias (Guttsman, Wilhelm. 1963. The British political elite. Nueva York: Basic Books.Guttsman, 1963) y del resto de instituciones (Dahl, Robert A. 1961. Who governs? Democracy and Power in an American City. New Haven: Yale University Press.Dahl, 1961).

En la actualidad, los estudios de élites se vienen desarrollando principalmente por tres vías. La primera profundiza en el análisis de las trayectorias de las élites clásicas (Rodríguez Teruel, Juan. 2011. Los ministros de la España democrática. Reclutamiento político y carrera ministerial de Suárez a Zapatero. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.Rodríguez Teruel, 2011), complementándolo con un mayor número de casos y generando marcos teóricos que ayuden a comprender mejor las tendencias encontradas (Blondel, Jean. 1985. Government ministers in the contemporary World. Londres: SageBlondel, 1985). La segunda vía incorpora a nuevos líderes, procedentes de otras arenas e instituciones políticas. Aquí se incluye el estudio de los líderes a nivel europeo, regional, local o la alta administración. Sin embargo, son las élites regionales las que han generado un mayor interés, ya que el proceso de descentralización les ha dotado de una especial relevancia y ha cambiado los patrones de las trayectorias políticas (Borchert, Jens y Klaus Stolz. 2011. «Introduction: Political Careers in Multi-level Systems», Regional and Federal Studies, 21 (2): 107-115. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/13597566.2011.529757.Borchert y Stolz, 2011). De ahí que sea interesante analizar las trayectorias de los presidentes regionales (Botella, Joan, Juan Rodríguez Teruel, Oscar, Barberà y Astrid Barrio. 2011. «Las carreras políticas de los jefes de gobierno regionales en España, Francia y el Reino Unido (1980-2010)», Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 133: 3-20. Disponible en: http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.133.3.Botella et al., 2011) o las nuevas élites parlamentarias autonómicas (Coller, Xavier. 2008. «El sesgo social de las élites políticas. El caso de la España de las autonomías», Revista de Estudios Políticos, 141: 135-159.Coller, 2008).

La tercera vía agrupa los estudios sobre el efecto de las características de los líderes políticos en los outcomes de las instituciones. Esta línea surge a raíz de los hallazgos de Jones y Olken (Jones, Benjamin y Benjamin Olken. 2005. «Do leaders matter? National leadership and growth since World War II», The Quarterly Journal of Economics, 120 (3): 835-64. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1093/qje/120.3.835.2005) sobre el impacto que tienen los líderes en el crecimiento económico y ha sido desarrollada por Dreher et al. (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.2009) y Besley et al. (Besley, Timothy y Marta Reynal-Querol. 2011. «Do Democracies Select More Educated Leaders?», American Political Science Review, 105 (3): 552-566. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055411000281.2011), entre otros. En estos estudios se apunta a la importancia de la trayectoria profesional y educativa para explicar los resultados económicos. De manera análoga, Göhlmann y Vaubel (Göhlmann, Silja y Roland Vaubel. 2007. «The educational and occupational background of central bankers and its effect on inflation: an empirical analysis», European Economic Review, 51: 925–41. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.euroecorev.2006.05.0012007) y Adolph (Adolph, Christopher. 2013. Bankers, Bureaucrats, and Central Bank Politics: The Myth of Neutrality. New York NY: Cambridge University Press. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/CBO9781139506762.2013) han centrado sus trabajos en analizar a los decisores de los Bancos Centrales y su conclusión es similar: la trayectoria y la educación de los líderes son claves para entender los outcomes de las instituciones.

En el marco de esta tercera línea, el objetivo último de esta investigación es profundizar en la evaluación de las trayectorias y las características de los líderes políticos, en este caso de los jefes de Estado y/o de Gobierno, para valorar el efecto que su carrera, educación o militancia política tienen en los outcomes de las instituciones. Pretendemos conocer en mayor profundidad qué aspectos de las trayectorias influyen en los resultados económicos, especialmente en el crecimiento. Hasta el momento, los estudios han tendido a centrarse únicamente en la educación y la trayectoria profesional; en cambio, la base que aquí presentamos recoge información adicional sobre la experiencia en cargos públicos y la militancia política.

Pero para lograr este objetivo a largo plazo, se convierte en un objetivo previo conocer en profundidad las características y trayectorias de los líderes políticos. Por ello, y por el interés de los datos recogidos, esta nota de investigación busca presentar la base de datos construida y analizar los perfiles de los líderes políticos seleccionados, de modo que sirva como un primer paso a fin de evaluar el impacto que estas características tienen sobre los resultados económicos.

La opción de presentar los datos y analizar los perfiles de manera separada a los estudios causales presenta además algunas ventajas. Una de ellas es la de organizar y construir la base en torno a los líderes, frente a la disposición de datos de panel que se toma para posteriores estudios causales. Esto permite analizar los perfiles sociológicos y las trayectorias de los líderes de una manera más adecuada, al centrarse únicamente en las características hasta el momento de llegada al cargo. Otra ventaja es la de poder discutir en mayor profundidad los criterios de recogida y codificación de los datos, algo esencial al tratarse de una base de datos nueva, que incorpora variables no registradas por otros investigadores y en las que existe cierto grado de discrecionalidad en torno a los conceptos que se miden. La utilidad de los datos recogidos no se limita a estas aproximaciones, sino que pueden servir para estudios de análisis de supervivencia, distanciamiento entre élites y sociedad, diferencias entre regímenes y una larga lista de cuestiones en las que tengan un papel los atributos de los líderes, como variable independiente o como dependiente.

La base ha sido construida y organizada de modo que pueda aprovecharse para otras investigaciones y que permita su reestructuración con cierta facilidad. Así, la medición de la duración en días y años facilita generar mandatos y estudiar la duración de Gobiernos. Nótese que el interés de esta investigación radica en la experiencia acumulada del líder y no en la duración del Gobierno, más ligada a los análisis de supervivencia. De ahí que se opte por recoger la duración acumulada y no los mandatos. Por su parte, la organización de la base en dos matrices también facilitará su utilización para distintos fines. De este modo, la disposición en panel permite identificar al líder que pasa un mayor tiempo en el cargo cada año y realizar estudios causales, mientras que la base organizada en torno a los líderes analiza los perfiles y las carreras hasta el momento de llegada al poder. Por ello, el objetivo es que en el medio plazo la base, la organizada en torno al líder y en panel, esté disponible y sea de acceso libre[1].

El resto del texto se estructura de la siguiente manera. En el primer apartado se establecen las reglas de operacionalización y medición de los conceptos. Partiendo de la definición de líder, se presenta una nueva base de datos, así como las principales fuentes que recogen datos e investigaciones que estudian la trayectoria de los jefes de Estado y de Gobierno. Al final de este apartado, se presentan las dimensiones analizadas: características generales, educación, trayectoria profesional y trayectoria política. El segundo apartado contiene un análisis descriptivo de las variables que conforman las dimensiones previamente establecidas, elaborando así un perfil de los líderes políticos y realizando algunas consideraciones sobre los resultados. Por último, se concluye recapitulando los principales aportes de este trabajo y se identifican potenciales caminos por los que continuar esta investigación.

OPERACIONALIZACIÓN DE CONCEPTOS Y MEDICIÓN[Subir]

Durante la construcción de esta base de datos se experimentaron los problemas típicos de estos procesos. Una buena descripción de ellos, así como del tipo de decisiones que se han debido tomar, puede verse en Coller et al. (Coller, Xavier, Andrés Santana y Antonio M. Jaime Castillo. 2014. «Problemas y soluciones para la construcción de bases de datos de políticos», Revista Española de Ciencia Política, 34: 169-198.2014). Lógicamente, las diferencias entre los líderes estudiados y entre los fines de los proyectos llevan a pequeñas diferencias de criterios. A continuación, se detalla el proceso de operacionalización.

Líderes políticos[Subir]

Por líder se entiende aquí la máxima autoridad política del país. Tradicionalmente en el estudio de las élites se han utilizado tres criterios de selección: el posicional, el reputacional y el decisional (Putnam, Robert D. 1976. The Comparative Study of Political Elites. Englewood Cliffs: Prentice-Hall.Putnam, 1976). En este caso el concepto utilizado se basa en una combinación de los criterios posicional y decisional. Así, se selecciona a los líderes según el cargo que ocupan y según su influencia en la elaboración de políticas.

La muestra de líderes se limita a los países de la OCDE debido, por un lado, a la disponibilidad de información sobre los líderes y, por otro, a la disponibilidad de información de diversas variables económicas que tienen interés para estudios con datos de panel (como el desempleo a largo plazo y posición fiscal). En la mayor parte de los casos se recoge información únicamente de los jefes de Gobierno de cada país, independientemente de si la misma persona ejerce la función de jefe del Estado (regímenes presidencialistas). Por su parte, en los países semipresidencialistas se recoge información tanto del jefe del Estado como del jefe de Gobierno.

A efectos de esta investigación, seis países son clasificados como semipresidencialistas. Por orden alfabético son: Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Francia, Polonia y Portugal. Esta selección se basa en los criterios y la lista elaborados por Elgie (Elgie, Robert (ed.). (1999). Semi-presidentalism in Europe. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1093/0198293860.001.0001.1999: 13-14), actualizada continuamente en su web. De la clasificación de Elgie se ha optado por eliminar Turquía y República Checa porque, pese a disponer de constituciones semipresidencialistas, no han realizado elecciones al puesto de jefe del Estado en el corte temporal analizado y, por tanto, no hay un líder que seleccionar que cumpla los requisitos. Con el mismo criterio se incluye en esta categoría a Eslovaquia solo desde 1999, año de aprobación de la constitución semipresidencialista y de las primeras elecciones presidenciales. Finalmente, Austria, Irlanda e Islandia son eliminadas por el nulo poder de sus jefes de Estado (Sartori, Giovanni. 1992. Ingeniería constitucional comparada. México DF: Fondo Cultura Económica.Sartori, 1992: 142). Este criterio, no relevante para Elgie (Elgie, Robert (ed.). (1999). Semi-presidentalism in Europe. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1093/0198293860.001.0001.1999), sí lo es de cara a analizar la influencia de la trayectoria de los líderes en los outcomes de las instituciones, el fin último que motiva la creación de esta base de datos.

La base solo recoge información de aquellos líderes que ocupan el cargo durante la mayor parte de un año. Esta decisión se toma por dos razones. Por un lado, de acuerdo con el fin último de la base, solo interesan los líderes que puedan efectivamente tener un efecto discernible sobre los resultados económicos. Esto implica que algunos líderes que han ocupado el cargo durante un breve período de tiempo no se contabilizan, dado que su efecto en los resultados es más difícil de medir. Por otro lado, la decisión de identificar el líder con el año es clave para construir la matriz de forma que se puedan utilizar técnicas de análisis de datos de panel. Como resultado de esto, se recoge información de un total de 208 líderes políticos.

La LPDC y otras fuentes de estudio de los líderes políticos[Subir]

Los resultados presentados en esta nota de investigación proceden de una base de datos original, a la que se le ha dado el nombre de Líderes Políticos de las Democracias Contemporáneas (LPDC), que incluye información de 208 líderes de 33 países de la OCDE[2]. El período examinado se extiende desde 1990 hasta 2012, aunque, debido a los procesos de independencia de algunos países, el marco temporal se reduce en algunos casos. De esta manera, para los líderes de Estonia y Eslovenia, se recogen datos a partir de 1992, y para los de República Checa y Eslovaquia desde 1993.

El interés por recoger estos datos se debe a las limitaciones observadas en las bases de datos que recogen información sobre las trayectorias y las características de líderes políticos recientes. Entre las bases existentes, y de libre acceso, destacan Archigos (Goemans, Henk E., Kristian S. Gleditsch y Giacomo Chiozza. 2009. «Introducing Archigos: A Dataset of Political Leaders», Journal of Peace Research, 46 (2): 269-283. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1177/0022343308100719.Goemans et al., 2009) y Politica (Sonntag, 2010). Estas fuentes, si bien muy completas y fiables, solo aportan información sobre la edad, la entrada y la salida del cargo, dejando de lado las características personales de los líderes. En el caso de la segunda, a pesar de contar con información sobre los miembros de los Gabinetes de distintos países para un período muy amplio, la información no se encuentra codificada en una base de datos, sino distribuida por países y legislaturas.

Algunos autores han desarrollado sus propias bases de datos para analizar algunas de estas características. Destacan: Jones y Olken (Jones, Benjamin y Benjamin Olken. 2005. «Do leaders matter? National leadership and growth since World War II», The Quarterly Journal of Economics, 120 (3): 835-64. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1093/qje/120.3.835.2005), Dreher et al., (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.2009), Besley y Reynal Querol (Besley, Timothy y Marta Reynal-Querol. 2011. «Do Democracies Select More Educated Leaders?», American Political Science Review, 105 (3): 552-566. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055411000281.2011) y Hallerberg y Wehmnar (Hallerberg, Mark y Joachim Wehner. 2012. «The Educational Competence of Economic Policymakers in the EU», Global Policy, 3 (1): 9-15. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1111/1758-5899.12006.2012). También la base de datos LEAD, de Ellis et al., (Ellis, Cali M., Michael C. Horowitz y Allan C. Stam. 2015. «Introducing the LEAD Dataset», International Interactions, 41 (4): 718-741. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/03050629.2015.1016157.2015), se encuadra en esta línea, caracterizándose especialmente por la incorporación de la dimensión psicológica con variables relativas a la infancia y adultez del líder. Sin embargo, buena parte de estas bases son de carácter privado y recogen las variables que más interesan en relación con los estudios llevados a cabo por estos autores.

Mención aparte merece el Global Leadership Project (Gerring, John, Erzen Oncel y Kevin Morrison. 2014. «The Global Leadership Project: A Comprehensive Database of Political Elites». Unpublished paper, Department of Political Science, Boston University.Gerring et al., 2014), que supone un avance muy significativo en el estudio de las élites políticas, al construir una base de datos más completa. De este modo, la base recoge información de los principales líderes políticos, sociales y económicos de 146 países para el período 2010-2013. Pese a este pequeño espacio temporal, los autores identifican y analizan 40 566 líderes. Además, la base codifica información de 33 variables, desde el número de hijos o el grupo étnico al que pertenecen las autoridades, hasta el nivel de poder que alcanzan en una sociedad.

Ante este escenario, se opta por la construcción de una base de datos propia. El esfuerzo de recopilación de la información que ha llevado a la creación de esta base de datos no está exento de posibles errores, ni debe darse por terminado. Debe ser un trabajo continuo ampliar su alcance temporal y espacial. Además, con el fin de aportar también un valor añadido frente a bases como la de Besley y Reynal-Querol (Besley, Timothy y Marta Reynal-Querol. 2011. «Do Democracies Select More Educated Leaders?», American Political Science Review, 105 (3): 552-566. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055411000281.2011) o Dreher et al., (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.2009), se incluyen algunas variables nuevas, como la vinculación al partido, la entrada en la ejecutiva o los cargos desempeñados, así como algunas diferencias en la estructuración de la información y los criterios de codificación.

Para obtener información lo más precisa posible, se ha consultado una gran cantidad de fuentes. Las más importantes son el servicio de Biografías de Líderes Políticos de CIDOB (CIDOB, 2014), Heads of States and Governments: A World-Wide Encyclopedia of Over 2300 Leaders, 1945 through 1992 (Lentz, Harris M. 1994. Heads of States and Governments: A Worldwide Encyclopedia of Over 2,300 Leaders, 1945 through 1992. Jefferson, NC: McFarland.Lentz, 1994), Encylopedia Britannica y The International Who’s Who (2004). Se ha consultado también una gran cantidad de fuentes adicionales, como enciclopedias, webs gubernamentales, parlamentarias, de partidos y autobiografías.

Características analizadas de los líderes[Subir]

La información es recogida teniendo en cuenta los valores que muestran los líderes en el momento de asumir el cargo por primera vez, independientemente de si este mandato entra dentro del corte temporal o lo antecede. Las variables analizadas se agrupan en cinco dimensiones:

 

1. Características generales

Recogen el género y la edad de llegada al cargo. En el caso de los regímenes semipresidencialistas, es la edad de llegada al primer cargo ejercido, sea el de primer ministro, sea el de presidente.

 

2. Educación

La importancia de la educación se debe a su valor como proxy de indicadores como la honestidad y la competencia (Besley, Timothy y Marta Reynal-Querol. 2011. «Do Democracies Select More Educated Leaders?», American Political Science Review, 105 (3): 552-566. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055411000281.Besley y Reynal-Querol, 2011). La educación se muestra relevante para entender el nivel de participación social (Dee, Thomas S. 2004. «Are there civic returns to education?», Journal of Public Economics, 88 (9-10): 1697-720. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jpubeco.2003.11.002.Dee, 2004 y Milligan et al., 2004), la efectividad de las administraciones públicas y el Gobierno (Arezki, Rabah, Herbert Lui, Marc Quintyn y Frederik Toscani. 2012. «Education Attainment in Public Administrations around the World: Evidence from a New Dataset», International Monetary Fund Working Paper, WP/12/231.Arezki et al., 2012), la honestidad de los líderes (Besley, Timothy, Rohini Pande y Vijayendra Rao. 2005. «Political Selection and the Quality of Government: Evidence from South India», CEPR Discussion Paper, 5201.Besley et al., 2005), su preferencia por determinadas políticas (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.Dreher et al., 2009) o su capacidad para realizar reformas económicas (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.Dreher et al., 2009). Además, constituye una característica relevante para trazar un perfil sociológico de los líderes políticos.

En primer lugar, se mide el nivel educativo de los líderes, entendido como el máximo nivel de estudios alcanzado. Se establecen reglas aplicables a todos los casos y que faciliten homogeneizar los sistemas educativos de tantos países. Así, se entiende por títulos de grado todos aquellos que son primeros títulos en el nivel terciario de sus respectivos sistemas, esto es, que no requieren un título universitario previo para acceder. De esta manera, se evita entrar en la discusión de conocimientos, años y demás particularidades. En cuanto a los títulos de posgrado, son tomados solo si han sido completados y requieren para acceder a ellos un título universitario previo.

El tipo de formación lo determina la titulación de mayor nivel. En caso de que hubiese dos títulos del mismo nivel, el tipo de formación es establecido según el más reciente. Finalmente, cuando la titulación obtenida está compuesta por dos disciplinas que caen en grupos diferentes, se toma el major como la disciplina definitoria.

La última variable educativa es una dummy que clasifica a los líderes según hayan cursado o no estudios universitarios en el extranjero durante al menos un cuatrimestre. El interés en esta variable radica en las implicaciones que tienen estas experiencias: intercambios culturales, capital social o el establecimiento de contactos. Algunos estudios muestran el efecto que pueden tener estos líderes. Es el caso de Constant y Tien (Constant, Amelie F. y Bienvenue N. Tien. 2010. «African Leaders: Their Education Abroad and FDI Flows», IZA Discussion Paper Series, 5353.2010), quienes hallan una relación positiva entre la formación de los líderes africanos en el extranjero y el nivel de inversión extranjera recibida por sus países.

 

3. Trayectoria profesional

Junto con la educación formal, la trayectoria profesional es otro de los factores que pueden configurar las concepciones y decisiones del líder. Además, permite completar el perfil sociológico y entender mejor las trayectorias de las élites políticas, de modo que ambas variables suelen ser utilizadas y recogidas en los estudios de referencia. Sirvan como ejemplo Dreher et al., (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.2009) o Adolph (Adolph, Christopher. 2013. Bankers, Bureaucrats, and Central Bank Politics: The Myth of Neutrality. New York NY: Cambridge University Press. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/CBO9781139506762.2013). Por tanto, se registran las profesiones ejercidas y se toma como definitoria aquella que se ha ocupado por más tiempo. Para que una profesión se registre, el individuo debe pasar al menos dos años en ella. Si no es así, es una observación perdida.

Sin embargo, las observaciones perdidas tienen una particularidad en este caso; y es que son utilizadas como un proxy de políticos profesionales. Este criterio, también empleado por Gerring et al., (Gerring, John, Erzen Oncel y Kevin Morrison. 2014. «The Global Leadership Project: A Comprehensive Database of Political Elites». Unpublished paper, Department of Political Science, Boston University.2014), se basa en el hecho de que no encontrar información sobre la carrera previa de un líder puede llevar a pensar que esta es inexistente o poco significativa. Es decir, que se trata de líderes que no han desempeñado ninguna profesión durante dos años antes de entrar en política. Esta decisión se refuerza si se tiene en cuenta el gran número de fuentes consultadas, el conocimiento que existe sobre la vida y la trayectoria de los jefes de Estado y de Gobierno en los países de la OCDE y el tratarse de líderes recientes. En muchos de estos casos se puede comprobar de manera directa que estos líderes han vinculado su carrera profesional exclusivamente a la política, bien en cargos menores, bien en el partido. Por tanto, y con las reservas pertinentes, los casos perdidos pueden entenderse como un proxy de lo que comúnmente se conoce como «políticos profesionales».

Por supuesto, esta no es la única manera de aproximarse a este concepto. Una alternativa sería catalogar como políticos profesionales a aquellos que ocupen un cargo político durante determinado número de años o legislaturas. Sin embargo, la aproximación aquí utilizada parece más correcta por varias razones. La primera es que el concepto de político profesional se deriva de la percepción de que la persona no tiene otra profesión que la de político. Más que una cuestión del tiempo en política, que puede variar según la juventud o el éxito del líder, el concepto se centra en construir un contrafáctico. Si ese líder abandonase la política, ¿tendría una profesión a la que volver?

La segunda razón es que, a la hora de trazar un perfil sociológico y, posteriormente, ver el impacto que las profesiones tienen sobre los outcomes, es interesante saber qué profesiones ha desempeñado el líder. Como ya se ha dicho, varios estudios apuntan a la influencia de la profesión en la preferencia por determinadas políticas (Adolph, Christopher. 2013. Bankers, Bureaucrats, and Central Bank Politics: The Myth of Neutrality. New York NY: Cambridge University Press. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/CBO9781139506762.Adolph, 2013) o su capacidad para implementarlas (Dreher, Axel, Michael Lamla, Sarah Lein y Frank Somogyi. 2009. «The impact of political leaders’ profession and education on reform», Journal of Comparative Economics, 37: 169-93. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jce.2008.08.005.Dreher et al., 2009). Por tanto, no haber desempeñado otra profesión que la política puede ser también relevante a la hora de definir la preferencia por determinadas políticas o la forma de enmarcar los problemas.

Finalmente, construyendo la variable de esta manera se tiene toda la información: la influencia que implica pasar años en política, a través de los años en cargos, y el efecto de ser un político profesional, medido a través de la existencia o no de otra profesión identificable. Si, por el contrario, se utilizase el concepto de años en política se perdería información e incluso se podría generar correlación entre las dos medidas.

 

4. Trayectoria política

La cuarta dimensión estudiada es la de la trayectoria política del individuo hasta la llegada al puesto. Se distinguen aquí tres subdimensiones:

a. Historial partidista

Esta subdimensión captura la relación del líder con el partido y la formación adquirida a través de la militancia política y del desempeño de funciones en la jerarquía de la organización. Es posible aplicar diversas tipologías para clasificar a los líderes según su vinculación partidaria. En este caso se utiliza la más sencilla, es decir, una categorización dicotómica que distingue entre líderes militantes y líderes independientes.

Los líderes militantes son aquellos políticos que se caracterizan por su vinculación al partido. Son, por así decirlo, el perfil del político estándar identificado con un partido, en el que va ascendiendo y con el que termina por alcanzar el poder. Para el concepto de líder militante no es relevante si el jefe de Estado o de Gobierno es también líder del partido, sino que la variable aporta información sobre el tipo de político que es y su vinculación al partido.

La categoría de líderes independientes agrupa, a su vez, a dos tipos de líderes: los apartidistas y los independientes partidistas. Lo que distingue a estos perfiles, independientemente del subgrupo en el que se encuentren, es que tienen una menor vinculación al partido y que son vistos como personalidades de prestigio. Así, su rasgo definitorio y uno de sus activos políticos es ser percibidos como outsiders y valorados por su vida fuera de la política, lo que se convierte en un atributo explotable dentro del partido o ante la opinión pública.

Los apartidistas son líderes que, por una razón o por otra, normalmente tras una crisis política o económica, llegan a ocupar la jefatura del Estado o del Gobierno. Son personas con un amplio prestigio técnico o profesional, vistas como figuras de transición o de consenso y que se caracterizan por no tener vinculación con ningún partido hasta la llegada al cargo. Por su parte, los independientes partidistas son aquellos líderes que sí militan en un partido, pudiendo tener incluso cierta experiencia en cargos públicos. Nuevamente, el elemento que distingue a estos independientes es su prestigio profesional, sea en el sector público, sea en el sector privado. Es precisamente este valor el que los lleva a ascender rápidamente, a ser «fichados» o incluso permitirles formar un partido.

Nótese que la distinción entre apartidistas y partidistas se basa en la vinculación al partido. Los apartidistas pueden servir como un proxy de los líderes tecnócratas, según la definición planteada por McDonnell y Valbruzzi (McDonnell, Duncan y Marco Valbruzzi. 2014. «Defining and classifying technocrat-led and technocratic governments», European Journal of Political Research, 53 (4): 654-671. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1111/1475-6765.12054.2014). Pero el concepto de tecnócrata no está claramente definido y consensuado en la literatura. Así, líderes como Juhan Parts o Martti Ahtisaari podrían ser catalogados como tecnócratas según algunos criterios. Por ello se opta por una clasificación más práctica, dejando el debate teórico sobre la tecnocracia para otras investigaciones. No obstante, dado que se trata de una variable en la que existe discrecionalidad, sobre todo en la selección de los independientes partidistas, en el anexo se presenta una lista de todos los líderes catalogados como independientes y en qué subcategoría se encuentran.

Si bien en esta nota de investigación se analizan las características del líder hasta la llegada al cargo, en los estudios con datos de panel, en los que se recoge la evolución de las características, los líderes solo deberían figurar como independientes en su primer mandato. En las primeras elecciones, el líder es un profesional que se introduce en la política y su éxito fuera de ella es uno de sus principales atributos. En cambio, una vez ejercido el poder, pasa a ser un gobernante experimentado, con un historial que deja en segundo plano su experiencia profesional previa.

Para profundizar en el análisis de la relación con el partido se recogen los años de vinculación al partido y el momento de entrada en su ejecutiva. La primera variable mide tanto la intensidad de la pertenencia partidista del individuo, como la influencia que la organización ha tenido en él. Tomando como referencia el año de entrada al cargo, se resta el año en el cual la persona se afilia, empieza a trabajar o a colaborar activamente con el partido, siendo la diferencia los años de militancia acumulada. La segunda variable captura el acceso a una posición de cierto poder en el partido.

Al analizar la militancia puede surgir un problema de medición, el de cómo contabilizar aquellos políticos que han pasado por más de un partido. Existen diversas soluciones: contar los años de militancia política, lo que sería una medida de entrada en la vida política; contar los años de militancia en el partido, lo cual sería en sentido estricto la vinculación al partido, o utilizar una aproximación intermedia que permita cierta flexibilidad en cuanto a la vinculación al partido.

Así, se mantendrá la vinculación originaria siempre que exista una trayectoria política coherente, esto es, manteniéndose en la misma corriente ideológica, aun cuando se produzca un cambio de siglas, una escisión o el individuo lo abandone por otro. En aquellos casos en que se produzca un cambio ideológico relevante –de izquierda a derecha o viceversa– se empieza a contar desde el segundo partido. Por tanto, la variable de vinculación al partido puede tomarse en líneas generales como una medida de entrada en política. La preferencia por esta última aproximación se fundamenta en la necesidad de cierta flexibilidad para explicar las trayectorias de líderes provenientes de países en los cuales los partidos no son estables, sino que se producen escisiones y refundaciones y por los independientes que crean nuevos partidos.

Con el mismo método se obtiene los años en la ejecutiva, tomándose como referencia el año en que el líder accede a la ejecutiva, comités nacionales o preside el partido a nivel regional o local. También se cuentan los cargos de portavoz o secretario en el Parlamento y el Shadow Government en el caso de los países en los que está consolidado (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido).

b. Carrera política previa

Aquí se incluye un conjunto de variables que miden la carrera política previa a la llegada al cargo. Es particularmente interesante el tipo de cargos políticos ejercidos previamente, ya que este cursus honorum constituye una información muy útil para estimar su conocimiento sobre el funcionamiento de la política, la adquisición de diversas habilidades de gestión pública y de tipo político, su éxito o su habilidad.

Se contabiliza el número de años desempeñando cargos de legislador con mandato nacional, miembros de la Cámara Baja, de la Cámara Alta y del Parlamento Europeo; los años como jefe del Ejecutivo del nivel inmediatamente inferior al nacional; los años de ministro, miembro pleno del Gabinete; y de vicepresidente o viceprimer ministro. Para contar un año, el individuo debe pasar al menos 183 días en el cargo. En caso de simultaneidad de cargos, se opta por contar solo el de más alto rango para maximizar la comparabilidad de los sistemas y captar mejor qué habilidades están asociadas con cada cargo. Así pues, si se contabiliza un año como ministro, no se cuenta ese año como legislador o gobernador, y si se contabiliza el de gobernador, no se cuenta el de legislador.

En el caso de viceprimer ministro, el mismo año puede ser contado para viceprimer ministro y ministro. Esta decisión se debe a que aquellos que ocupan el cargo de ministro y de legislador a la vez suelen centrarse en el primero, dadas las exigencias del cargo. No obstante, esto no está tan claro en el binomio viceprimer ministro y ministro. Los dos roles son asumidos plenamente y comportan funciones, rango y habilidades diferentes. No es, por tanto, coherente seleccionar uno sobre otro, especialmente si se tiene en cuenta la jerarquía extra que concede el puesto.

c. Permanencia en el cargo

Se incluye la duración en el cargo, calculada en días, que pasan los líderes en los puestos de primeros ministros o presidentes y también el número de años que cada líder ha ejercido el poder. Al igual que en el caso de las características, para calcular la permanencia en el cargo se tiene en cuenta los mandatos previos al corte temporal de 1990-2012. La razón es la misma, el interés radica en la trayectoria y el perfil de los líderes. De ahí que su experiencia en el cargo sea relevante, siendo el corte temporal una forma de identificar a los líderes.

La utilización de dos medidas, días y años, para capturar la duración en el cargo se debe a razones prácticas. Así, la utilización de años permite identificar al líder que pasa la mayor parte del año en el poder, siendo este el líder relevante para la estructuración de los datos en forma de panel y los estudios causales. Por su parte, capturar los días que el líder pasa en el cargo permite aumentar la precisión de la experiencia del líder y facilitar la tarea de otros investigadores que deseen construir mandatos.

En resumen, las variables aquí presentadas son:

Tabla 1.

Variables analizadas

Características generales Educación Trayectoria profesional Trayectoria política
  1. Género

  2. Edad

  1. Nivel educativo

  1. Inferior

  2. Universitario incompleto

  3. Grado

  4. Posgrado

  1. Tipo de educación

  1. Derecho

  2. Economía

  3. CCSS

  4. Humanidades

  5. Ingeniería

  6. Ciencias puras

  7. Ciencias naturales y de la salud

  1. Educación en el extranjero

  1. Profesión

  1. Funcionario

  2. Empresario/ejecutivo

  3. Perdidos/políticos profesionales

  4. Profesor/investigador

  5. Abogado/legal

  6. Empleado del sector privado

  7. Sindicalista

  8. Ejecutivo del sector público

  1. Militante/independiente

  2. Vinculación al partido (años de militancia)

  3. Años en la ejecutiva

  4. Años como legislador

  5. Años como gobernador

  6. Años como ministro

  7. Años como vice

  8. Duración en el cargo

  9. Años en el cargo

Fuente: elaboración propia.

CARACTERÍSTICAS Y TRAYECTORIAS DE LOS LÍDERES[Subir]

En este apartado se presentan los resultados descriptivos de las principales características de los líderes políticos analizados junto con un breve análisis.

Características generales[Subir]

Lo primero que se observa en la distribución de los líderes es el bajo número de mujeres en la muestra. De un total de 208 líderes políticos, tan solo 15 son mujeres y pertenecen a 13 países, lo cual permite constatar empíricamente un gap de género importante.

La edad media de los líderes políticos de la OCDE, en el momento de su llegada al cargo, es ligeramente superior a los 52 años, aunque con una desviación típica elevada (8,61). Así, el primer ministro más joven de la muestra es Mart Laar, de Estonia, con 32 años, mientras que los de mayor edad son Ariel Sharon, de Israel, y Bulen Ecevit, de Turquía, quienes asumieron sus cargos con 73 años. La distribución de las edades medias por país difiere bastante, siendo un posible indicador de la valoración que se hace en estas sociedades de la experiencia y trayectoria del líder. De esta manera, Corea del Sur y Japón se inclinan por líderes de mayor edad (con medias superiores a 62 años), diez años por encima de la media general. Frente a estos, países como Luxemburgo, Estonia, Suecia o España se sitúan en niveles más bajos, con líderes con edades entre 44 y 45 años.

Educación[Subir]

La tabla 2 muestra los niveles educativos de los líderes. La inmensa mayoría (un 88,9 % de los líderes para los que hay datos) tienen por lo menos un título universitario de grado. Si bien este dato no es especialmente llamativo, dado que se trata de las élites políticas de los países más desarrollados y en un período en el cual los estudios universitarios se han extendido, sí lo es un poco más el hecho de que un 36,7 % de los líderes hayan completado estudios de posgrado.

Tabla 2.

Nivel educativo de los líderes

Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado
Válidos Inferior 12 5,8 5,8 5,8
Universitaria incompleta 11 5,3 5,3 11,1
Grado 108 51,9 52,2 63,3
Posgrado 76 36,5 36,7 100,0
Total 207 99,5 100,0
Perdidos Sistema 1 ,5
Total 208 100,0

Fuente: elaboración propia.

Por su parte, el gráfico 1 presenta la distribución de las disciplinas más frecuentes entre los líderes:

Gráfico 1.

Distribución de los líderes por tipo de formación

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Fuente: elaboración propia.

Como se puede ver, la mayoría de los líderes con formación universitaria se decantan, en proporciones idénticas, por estudios de Derecho y Economía. A continuación, se encuentran los estudios de Ciencias Sociales y, con una menor frecuencia, el resto de las categorías. Estos resultados son coherentes con otras investigaciones en las que se observa una disminución de los líderes con estudios en disciplinas jurídicas y un aumento de los de economía. Esta tendencia, observada en Besley y Reynal-Querol (Besley, Timothy y Marta Reynal-Querol. 2011. «Do Democracies Select More Educated Leaders?», American Political Science Review, 105 (3): 552-566. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055411000281.2011) y en Hallerberg y Wehner (Hallerberg, Mark y Joachim Wehner. 2012. «The Educational Competence of Economic Policymakers in the EU», Global Policy, 3 (1): 9-15. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1111/1758-5899.12006.2012), queda corroborada para el período de estudio. Finalmente, entre estos 195 líderes con estudios universitarios, uno de cada cuatro ha cursado parte de estos estudios en el extranjero.

La dimensión educativa presenta también diferencias significativas entre los países, lo que refuerza la idea de que las trayectorias y características de los líderes se distinguen en función de factores nacionales específicos. Por ejemplo, en Canadá, Francia, Grecia, Luxemburgo, México, Eslovaquia o Estados Unidos, más de un 75 % de los líderes tienen estudios de posgrado. Quizás el ejemplo más paradigmático de esta tendencia sea Francia, donde existe una tradición consolidada del paso de sus élites por la École National d’Administration para cursar estudios de posgrado como paso previo a su incorporación al funcionariado y a la vida política.

Trayectoria profesional[Subir]

En cuanto a las profesiones más usuales, hay que mencionar el elevado número de observaciones perdidas. Como ya se ha explicado, los casos perdidos se deben a que estos líderes se han desempeñado únicamente en puestos políticos y de partido o a que no llegan a cumplir dos años en un puesto de trabajo antes de entrar en política.

Como se puede ver en el gráfico 2, la categoría de funcionarios destaca especialmente: casi uno de cada cuatro proviene de esta profesión. La obvia vinculación entre trabajar en el sector público y la política implica cierto interés y facilita la transición. Sin embargo, la categoría es muy heterogénea, pues incluye funcionarios de todo tipo y nivel. Algunos puestos incluso están relacionados con la política de manera más o menos directa, por ejemplo los directores de los bancos centrales.

La segunda de estas categorías es la de empresarios/ejecutivos. En ella se incluyen tanto grandes empresarios y ejecutivos, como pequeños emprendedores y autónomos, independientemente del tamaño de su negocio. Esta decisión se basa en las características comunes de estas profesiones y en la facilidad para codificar los datos.

La tercera categoría es la de perdidos/políticos profesionales, igualando en número a los empresarios y ejecutivos. Entre estos 39 líderes, se encuentran empleados de partido, asesores, cargos políticos menores y líderes para los que no se ha encontrado una profesión ejercida durante al menos dos años, indicador de la poca o nula trayectoria profesional previa a la política. Sin embargo, este resultado debe tomarse con las precauciones oportunas que se derivan de la operacionalización presentada.

En el caso de los profesores e investigadores, se trata del personal vinculado a la universidad y al mundo de la investigación. La creación de esta categoría se debe a las diferencias entre las trayectorias, cualificaciones y características de estos profesionales y las de otros profesionales educativos. Esto es, la rigidez, la seguridad o el prestigio social son diferentes. También los obstáculos para volver a la profesión, tras un paso por la política, pueden ser mayores si el sistema no contempla la excedencia, ya que el profesor/investigador queda desactualizado.

Gráfico 2.

Distribución de los líderes por profesión

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Fuente: elaboración propia.

El resto de profesiones se encuentran más alejadas de las tres más usuales, presentando una frecuencia considerablemente menor. Entre ellas, se encuentran profesionales legales (mayoritariamente abogados, aunque también se incluyen un asesor legal o un agente de patentes), empleados de distinto tipo del sector privado, trabajadores y dirigentes sindicalistas y, por último, ejecutivos de empresas públicas.

Más allá de los factores históricos, del interés de los individuos por la política o de las ventajas que su cualificación puede suponer para el candidato (Galasso, Vincenzo y Tommaso Nannicini. 2011. «Competing on Good Politicians», American Political Science Review, 105 (1): 79-99. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055410000535.Galasso y Nannincini, 2011), las profesiones más frecuentes entre los líderes parecen tener en común una mayor facilidad para interrumpir sus carreras y dedicarse a la política. En el caso de los funcionarios, una larga tradición vincula ambos trabajos (véase Francia o España) e incluso permite que los funcionarios conserven su plaza mientras sirven en puestos públicos. Además, los contactos obtenidos durante la carrera política les permitirían obtener puestos similares o mejores dentro del ámbito público al que se dedican.

Para los empresarios la facilidad se debe a que su negocio puede seguir funcionando durante el período en el que el líder se dedica a la política o reinvertirse el capital en otra actividad. En cuanto a los ejecutivos, agrupados también en esta categoría, su valor profesional no decrecería en exceso durante su paso por la política, ya que los contactos realizados, así como la experiencia adquirida en tareas de dirección en el sector público, pueden actuar como sustitutos de la experiencia en el sector privado.

Trayectoria política[Subir]

En este apartado se incluyen tanto la trayectoria en el partido, como la trayectoria en los diversos puestos públicos.

a. Historial partidista

En los últimos años, como consecuencia de la crisis económica, han caído varios Gobiernos europeos, que han sido sucedidos por ejecutivos liderados por tecnócratas (como Mario Monti en Italia). El ascenso de estas personalidades suscitó un mayor interés por definir y conocer este tipo de líderes (McDonnell, Duncan y Marco Valbruzzi. 2014. «Defining and classifying technocrat-led and technocratic governments», European Journal of Political Research, 53 (4): 654-671. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1111/1475-6765.12054.McDonnell y Valbruzzi, 2014), así como sus potenciales ventajas en relación con los mercados (Flores, Thomas, Gabriella Lloyd e Irfan Nooruddin. 2013. «The Technocratic Advantage? Leadership and IMF programs», Working paper.Flores et al., 2013).

Paralelamente, algunos países han experimentado una fuerte desafección ciudadana con respecto a la política, que se ha plasmado en el desprestigio de la clase política. Si antes un profesional independiente podía tener ventajas electorales (Galasso, Vincenzo y Tommaso Nannicini. 2011. «Competing on Good Politicians», American Political Science Review, 105 (1): 79-99. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1017/S0003055410000535.Galasso y Nannincini, 2011), el desprestigio del que hablamos puede haber reforzado los incentivos ya existentes en los partidos para captar independientes. Además, tras la crisis Europa presenció el auge de nuevos partidos como Podemos o el M5S y, con ellos, de líderes con una menor vinculación a la política de partidos tradicionales. Si bien en ninguno de estos países los nuevos partidos llegaron al poder durante el período de estudio, es un factor a tener en cuenta para el futuro y al analizar las élites parlamentarias.

Por último, en momentos excepcionales, un candidato sin vinculación a ningún partido, con un gran prestigio profesional y experiencia en la gestión pública puede ser un líder aceptable y constituir una salida a una situación de bloqueo, bien como candidato de consenso, bien como líder forjador de una coalición parlamentaria. Teniendo en cuenta esto, se observa que 31 de los 208 líderes pueden ser catalogados como independientes al llegar por primera vez al cargo, es decir, casi un 15 % de la muestra.

La tabla 3 presenta un resumen de los datos de todos los líderes para los cuales estaban disponibles. Como se puede ver existen algunos líderes que no tienen vinculación ninguna con el partido Se trata de los independientes apartidistas; de ahí que se incluyan valores de 0 en la vinculación y la entrada en la ejecutiva del partido.

Tabla 3.

Historial partidista

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Vinculación al partido 203 0 47 23,17 11,589
Entrada en la ejecutiva 188 0 40 12,22 8,977

Fuente: elaboración propia.

De media, un líder milita durante 23 años en el partido antes de llegar al cargo de primer ministro o presidente. No obstante, existe una gran variación entre los líderes, con una desviación típica de casi 12 años. Igualmente, se puede observar que tienen una experiencia de 12 años en puestos de responsabilidad en el partido, pero nuevamente con grandes diferencias entre casos.

Si bien estos hallazgos son interesantes, ya que describen el conjunto de la muestra, es útil analizar los datos eliminando de la muestra a aquellos líderes que no han militado antes de llegar al cargo (independientes apartidistas). El resultado es una pequeña reducción en los casos y un pequeño incremento en los valores medios (tabla 4).

Tabla 4.

Historial partidista sin apartidistas

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Vinculación al partido 195 1 47 24,12 10,807
Entrada ejecutiva 177 1 40 12,98 8,701

Fuente: elaboración propia.

Puesto que todos los independientes tienen por definición un menor vínculo con el partido y construyen su carrera política más alejados de estas organizaciones, es interesante ver por separado a los líderes militantes (tabla 5). Como era de esperar, ambas medias se elevan hasta rondar los 26 años de militancia y los 14 en puestos ejecutivos del partido. Dado que en estos casos el líder no cuenta con el atributo de su éxito fuera del partido, sino que se define por su trayectoria en la política, es lógico que haya tenido una carrera más larga; de ahí que también disminuya ligeramente la desviación típica.

Tabla 5.

Historial partidista sin independientes

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Vinculación al partido 173 1 47 25,79 9,641
Entrada ejecutiva 160 1 40 13,81 8,472

Fuente: elaboración propia.

Puede sorprender la existencia de primeros ministros o presidentes con bajos valores de vinculación al partido. Esto se debe a que se trata de jefes de Gobierno de países con un pasado autoritario en el que la militancia estaba limitada. Así, de seis líderes que tienen una vinculación al partido igual o inferior a cinco años, cinco (Tiit Vahi, Mart Laar, Vladimir Meciar, Jozef Moravcik y Janez Drnovsek) proceden de países bajo influencia de regímenes comunistas: Estonia, Eslovaquia y Eslovenia. Puesto que estos líderes cambiaron de partido o no se involucraron en ninguno, su trayectoria partidista es escasa. El otro líder es Suleyman Demirel, de Turquía, quien, en el momento de ser elegido primer ministro por primera vez (octubre 1965), acumulaba tres años de militancia en el Partido de la Justicia y en la ejecutiva del mismo.

Dado que no todos los independientes son apartidistas, es interesante observar también los valores que estos líderes presentan cuando han estado afiliados durante al menos un año. La tabla 6 presenta estos resultados: 22 de los 31 líderes independientes para los que existen datos han militado al menos un año en el partido. De media, estos líderes pasan 11 años en el partido, una cantidad muy inferior a los casi 26 que militan el resto de los líderes. Lo mismo sucede con los puestos en la ejecutiva del partido: la experiencia en estos cargos es mucho menor y es un claro indicador de un menor poder y trayectoria de estos líderes en el partido. En este caso, pasan algo más de cinco años en la ejecutiva antes de llegar al cargo.

Tabla 6.

Vinculación al partido de independientes partidistas

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Vinculación al partido 22 1 35 11,00 10,699
Entrada ejecutiva 17 1 24 5,24 6,996

Fuente: elaboración propia.

b. Carrera política

La tabla 7 muestra el número de líderes que han ocupado los puestos de legislador, ministro, vicepresidente/viceprimer ministro y gobernador, siguiendo las reglas de codificación expuestas en el apartado metodológico.

Tabla 7.

Cargos previamente ocupados

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Años legislador 168 1 33 10,77 7,104
Años ministro 123 1 22 5,11 3,830
Años vice 28 1 8 3,07 2,054
Años gobernador 11 2 12 5,64 3,828

Fuente: elaboración propia.

De esta manera, 168 líderes, algo más de un 80 % de los líderes de la muestra, han ocupado un puesto como legislador nacional durante al menos un año, algo que no es de extrañar, dado que el Parlamento constituye la arena principal de la política nacional. La permanencia en estos cargos difiere mucho de un líder a otro lo que lleva a una elevada desviación típica. En cualquier caso, estos líderes pasan de media casi 11 años en puestos legislativos antes de ocupar el cargo de presidente o primer ministro.

Tampoco es excesivamente sorprendente el elevado número de líderes que tienen experiencia como ministros, 123 de 208. En este caso, la permanencia media en el Gabinete es de cinco años, una duración bastante elevada si tenemos en cuenta que la duración de una legislatura en la mayor parte de estos cargos es de 4 años. Sin embargo, vuelve a existir una desviación típica elevada, de un 75 % de la duración media.

El número de líderes que han desempeñado el puesto de vicepresidente/viceprimer ministro es mucho menor. Esto se puede deber a diversos factores: la no existencia del cargo, una menor importancia en el sistema político o el hecho de que una menor cantidad de personas pueda ocuparlo. Todo esto hace que sea un paso menos necesario en la carrera política del líder. La duración media en estos cargos es menor que en los puestos ministeriales, situándose en torno a los tres años.

Finalmente, 11 líderes han presidido Gobiernos regionales. Esta figura no está presente en todos los sistemas y las competencias de las regiones varían de un país a otro, con lo que un menor número era también esperable, aunque la cantidad puede considerarse baja en términos relativos. Los líderes que han ocupado este cargo proceden en su inmensa mayoría de países en los que estos niveles administrativos tienen importancia política –Bélgica, Alemania, México, España, Estados Unidos, Eslovaquia y Eslovenia[3]–.

c. Permanencia en el cargo

Para terminar, se presentan los valores medios de la duración en el Gobierno de los líderes. Como ya se ha explicado, en el caso de los regímenes semipresidencialistas, la base de datos contiene información tanto de los primeros ministros como de los presidentes, con lo que se plantea un problema de dualidad de figuras. Para solucionarlo, sin realizar equivalencias forzadas, se opta por presentar los datos de dos maneras. En primer lugar, se presentan los datos de la duración media en el cargo de todos los líderes y, posteriormente, se separa los regímenes semipresidencialistas de los parlamentarios y presidencialistas. Por tanto, la separación de los casos se debe a una cuestión técnica, más que al interés por la influencia de los distintos tipos de regímenes.

La tabla 8 muestra los valores para los casos de regímenes parlamentarios y presidencialistas, esto es, para aquellos de los que solo se recoge información de un líder. La muestra se reduce a 146 líderes de 27 países, en los que el líder permanece una media de cinco años en su cargo, lo cual equivale a situarse ligeramente por encima de una legislatura estándar de cuatro años.

Tabla 8.

Permanencia en el cargo, regímenes parlamentarios y presidencialistas

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Años jefe de estado 146 1 18 4,99 3,574
Tenure jefe de estado 146 194 6550 1835,17 1305,879

Fuente: elaboración propia.

Como se puede ver en el gráfico 3, la duración media en el cargo de estos líderes varía considerablemente de un país a otro. Los gobernantes japoneses, checos, húngaros y estonios se sitúan muy por debajo de la media de duración en el cargo, que es algo más de 1835 días. Por el contrario, países como Luxemburgo y Alemania se sitúan por encima de ella. En el caso del primero, solo dos primeros ministros han ocupado el puesto durante el período 1990-2012 y, en el caso del segundo, la media se eleva por la larga permanencia en el cargo del primer ministro Helmut Kohl.

Gráfico 3.

Duración media de los líderes en el cargo, por países

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Fuente: elaboración propia.

Por su parte, la tabla 9 muestra los valores medios de la duración en el cargo de los líderes de regímenes semipresidencialistas. Dado que en estos países existen dos cargos, y seis líderes han desempeñado ambos como parte de su carrera política, se recogen los valores de los dos puestos. De modo que si un líder ha ocupado los dos puestos, se lo contabiliza en cada cargo. De ahí que la suma de observaciones sea ligeramente superior al número de líderes.

Tabla 9.

Duración en el cargo en semipresidencialistas

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.
Años jefe de estado 21 1 14 7,29 3,797
Tenure jefe de estado 21 230 5108 2642,48 1400,671
Años jefe de gobierno 47 1 10 3,43 2,447
Tenure jefe de gobierno 47 198 3641 1227,66 895,59422

Fuente: elaboración propia.

Como se puede ver, 21 líderes han ocupado el cargo de jefe del Estado en regímenes semipresidencialistas y han permanecido en él durante más de siete años, aunque la desviación típica es bastante grande, 3,8 años. Esto supone una duración considerablemente superior a los cinco años de los líderes de los sistemas parlamentarios o presidencialistas. De igual modo, la duración de estos líderes es más del doble de la duración de aquellos que ocupan la jefatura de Gobierno en estos países. Por su parte, 47 líderes han ocupado el cargo de primer ministro y han permanecido de media unos tres años y medio. Esta cifra se acerca más a la media de los líderes de los otros sistemas, aunque, en este caso, la diferencia se debe a una menor duración.

CONCLUSIÓN[Subir]

En esta nota de investigación se presentan algunos resultados procedentes del análisis descriptivo de una base de datos original, construida en el marco de un proyecto más amplio. La base ha permitido conocer mejor a las élites políticas de los países de la OCDE y trazar un perfil de los líderes que ocupan los máximos cargos políticos en estos países. La construcción de esta base de datos cobra mayor importancia y utilidad a raíz de la falta de información sobre los líderes políticos. Las pocas bases construidas son de carácter privado, no están sistematizadas o no recogen toda la información que aquí se utiliza. Mejorarla y ampliarla es algo fundamental para poder seguir avanzando en los estudios sobre las trayectorias y características de los líderes políticos, así como para conocer el efecto que estas pueden tener en el enmarcamiento de problemas, las preferencias de los líderes, las políticas que adoptan y los resultados que generan.

Con fines expositivos, se puede decir que el líder prototípico es un hombre de 52 años, con una carrera universitaria en Derecho o Economía, que ha cursado enteramente en su país, proveniente del funcionariado, que ha militado en un mismo partido/corriente ideológica durante 25 años, ha ocupado puestos relevantes en el partido durante 13 años, ha sido legislador durante más de diez años y ministro durante más de cinco. Una vez en el cargo, permanece en él aproximadamente unos cinco años, salvo en los regímenes semipresidencialistas, en los cuales la duración puede ser algo superior o inferior según ocupe el cargo de jefe del Estado o jefe del Gobierno.

Estos datos ayudan a conocer mejor la trayectoria y las características de los líderes políticos y, a la vez, generan nuevos interrogantes. Así, futuras investigaciones deberían examinar los perfiles que se dan en los distintos países, así como ofrecer un marco teórico que permita analizar en mayor profundidad las categorías de políticos profesionales y tecnócratas.

Paralelamente, también es interesante analizar en mayor profundidad cuál es el efecto que tienen los diferentes perfiles de líderes en los outcomes y la elección de políticas. Es decir, ¿se comportan de manera distintas los líderes según su formación y profesión?, ¿difieren los tecnócratas de los políticos tradicionales?, ¿los independientes de aquellos que se han forjado en el aparato? Todas estas cuestiones son el siguiente paso de esta investigación y constituyen un elemento clave para entender la discrecionalidad subyacente a la toma de decisiones y los resultados de las instituciones políticas.

Agradecimientos[Subir]

Felipe A. González De León hace constar su agradecimiento al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de cuyo programa de Becas de Introducción a la Investigación fue beneficiario y durante el cual trabajó en la construcción de la base de datos aquí utilizada. Este agradecimiento se extiende especialmente a José Fernández-Albertos por su ayuda y supervisión durante ese período. De igual modo, agradece a la Fundación Barrié por su apoyo para continuar con su formación y sus investigaciones.

Notas[Subir]

[1]

Dado que el proceso puede llevar un tiempo (un año aproximadamente), mientras se revisan los datos y se resuelven cuestiones técnicas se aconseja a los investigadores interesados que contacten con los autores para solicitar acceso a los datos.

[2]

Se excluye Suiza de este análisis, debido a las particularidades de su sistema político, en el cual existe una jefatura de Estado y de Gobierno colectiva, el Conseil Fédéral, cuyos miembros se alternan año a año el cargo de président de la Confédération. Así pues, pese a que la máxima autoridad protocolaria pueda ser identificada en una persona, sus poderes y prerrogativas son casi nulos, con lo que los potenciales efectos del líder quedarían diluidos.

[3]

Estos dos últimos casos son especiales, ya que se trata de Vladimir Meciar y Milan Kucan. Ambos ocuparon la presidencia del Gobierno de naciones que formaban parte de Estados ya desaparecidos (Checoeslovaquia y Yugoslavia). La presidencia de los Gobiernos eslovaco y esloveno era, por tanto, la presidencia de Gobiernos del nivel administrativo inmediatamente inferior al estatal; de ahí que, siguiendo la definición, se opte por contarlos como años como gobernador. El caso de Eslovenia es un poco más complejo debido a su proceso de independencia y a la coincidencia de la presidencia de Kucan con este proceso. Por tanto, la serie se inicia en 1992 para Eslovenia y 1993 para Eslovaquia.

Referencias[Subir]

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Anexo[Subir]

Líderes independientes

Subtipo País
Andrej Bajuk Apartidista Slovenia
Anton Rop Partidista Slovenia
Ariel Sharon Partidista Israel
Binyamin Netanyahu Partidista Israel
Carlo Azeglio Ciampi Apartidista Italy
Danilo Türk Apartidista Slovenia
Dominique de Villepin Partidista France
Ehud Barak Partidista Israel
Ferenc Gyurcsany Partidista Hungary
Franz Vranitzky Partidista Austria
Gordon Bajnai Apartidista Hungary
Iveta Radicova Partidista Slovak Republic
Jan Fischer Apartidista Czech Republic
John Key Partidista New Zealand
Josef Tosovsky Apartidista Czech Republic
Juhan Parts Partidista Estonia
Kevin Rudd Partidista Australia
Lamberto Dini Apartidista Italy
Lee Myung Bak Partidista South Korea
Mario Monti Apartidista Italy
Martti Ahtisaari Partidista Finland
Merek Belka Partidista Poland
Paul Edgar Phillipe Martin Partidista Canada
Peter Medgyessy Partidista Hungary
Romano Prodi Partidista Italy
Sebastián Piñera Echenique Partidista Chile
Silvio Berlusconi Partidista Italy
Tansu Ciller Partidista Turkey
Vaclav Klaus Partidista Czech Republic
Viktor Klima Partidista Hungary
Yitzhak Rabin Partidista Israel
Total 31

Biografía[Subir]

[a]

Graduado en Ciencia Política y de la Administración y máster en Economía: Organización Industrial y Mercados Financieros, por la Universidad de Santiago de Compostela (USC). Actualmente realiza un máster en Política Comparada en la London School of Economics. Ha sido becario de colaboración en el Departamento de Ciencia Política de la USC, becario de introducción a la investigación en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC) y becario de la Fundación Barrié. Sus áreas de interés son la política comparada y la economía política.

[b]

Profesor contratado doctor del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la USC. Ha participado en proyectos de investigación sobre el rendimiento autonómico, y ha investigado sobre Parlamentos y sobre élites políticas y administrativas. Sus principales áreas de interés son los métodos de investigación, las técnicas de análisis cuantitativo, los sistemas de indicadores e índices y la política comparada.