Liderazgo político y elecciones europeas. El caso de las elecciones de 2024
Political Leadership and the European Elections: The Case of the 2024 Elections
RESUMEN
Este artículo analiza el papel del liderazgo político en las elecciones europeas de 2024 en España a partir de microdatos del CIS recogidos durante la campaña. El estudio aborda tres objetivos: (i) caracterizar el perfil de quienes conocen a los principales candidatos; (ii) estimar el efecto de la valoración de los líderes sobre la probabilidad de votar a los grandes partidos nacionales; y (iii) determinar el papel del liderazgo en el apoyo a nuevas formaciones, tomando como caso de estudio a Se Acabó la Fiesta (SALF). Se combinan análisis descriptivos y modelos de regresión logística por partido, controlando por variables demográficas y actitudinales clásicas. Los resultados muestran que la valoración del líder propio es un fuerte predictor del voto y que las valoraciones positivas de líderes rivales reducen la probabilidad de apoyo, estructurando la competencia entre partidos. En el caso de SALF, el liderazgo personalista emerge como condición central de su rendimiento electoral, asociado a perfiles más jóvenes y desafectos. En conjunto, la evidencia sugiere que la personalización reconfigura la competencia incluso en comicios tradicionalmente considerados de “segundo orden”, reforzando la centralidad de los liderazgos para comprender la movilización y la delimitación de espacios partidistas.
Palabras clave: liderazgo político, personalización, elecciones europeas, comportamiento electoral, partidos emergentes, España.
ABSTRACT
This article analyses the role of political leadership in Spain’s 2024 European elections using CIS microdata collected during the campaign. It pursues three aims: (i) to characterise the profile of citizens who know the main candidates; (ii) to estimate the effect of leader evaluations on the probability of voting for the major national parties; and (iii) to determine the role of leadership in support for new formations, using Se Acabó la Fiesta (SALF) as a case study. We combine descriptive analyses and party-specific logistic regression models, controlling for standard demographic and attitudinal covariates. The results show that evaluations of one’s own party leader are a strong predictor of vote choice, and that favorable evaluations of rival leaders reduce the probability of support, thereby structuring inter-party competition. In the case of SALF, a highly personalised leadership emerges as central to its electoral performance, associated with younger and more disaffected profiles. Overall, the evidence suggests that personalisation reshapes competition even in elections typically treated as “second-order,” underscoring the centrality of leadership for mobilisation and the delineation of partisan spaces.
Keywords: political leadership, personalisation, European elections, electoral behaviour, emerging parties, Spain.
1. INTRODUCCIÓN[Subir]
Los estudios sobre el comportamiento político y electoral en el ámbito de la Unión Europea tradicionalmente han pivotado, en primer término, sobre el papel de los partidos en la evaluación de la propia Unión Europea y sus políticas y, en segundo lugar, sobre el estudio de los partidos como instrumentos de representación política y canalización de intereses, especialmente enfocados en las variables determinantes de la decisión de voto en las elecciones al Parlamento europeo (Hobolt y De Vries, 2016; Hobolt y Wittrock, 2011; Martínez y Méndez, 2000; Pannico, 2017; Pellegata y Visconti, 2021; Stoeckel y Kuhn, 2018).
Estos dos grandes objetos de estudio en el ámbito electoral y del estudio de los partidos dejaba de lado el análisis del liderazgo político en el ámbito de la Unión Europea y especialmente en el caso de las elecciones al Parlamento europeo, por lo que hay un cierto desconocimiento acerca de las actitudes de la ciudadanía en el continente hacia los líderes que los representan. Este desconocimiento teórico y empírico y el desinterés investigador sobre la materia contrastaba con el énfasis en algunos estudios nacionales sobre la personalización de la política y el destacado papel de los líderes partidistas en la decisión de voto de los electores tanto en España como en otros países de nuestro entorno.
Sólo la implantación del procedimiento de Spitzenkandidaten desde 2014 consiguió impulsar el interés académico por las actitudes de los votantes europeos hacia los candidatos y líderes de las principales formaciones políticas (Braun y Schwarzbözl, 2019; Gattermann y de Vreese, 2020 y 2022; Gatterman y Marquart, 2020; Popa, Rohrschneider y Schmitt, 2016; Schmitt, Hobolt y Popa, 2015; Schulze, 2016). Sin embargo, las primeras conclusiones de esta nueva ola de estudios sobre liderazgo y personalización de la política en la Unión Europea apuntaban, paradójicamente, a un limitado peso o efecto en la decisión de voto de los ciudadanos. Estos primeros estudios parecían confirmar la consolidada tesis del bajo reconocimiento de nombre de los líderes europeos entre las poblaciones de los países miembros de la Unión.
El déficit en los estudios sobre el comportamiento electoral en el ámbito de las elecciones europeas no sólo se extiende a los análisis sobre los líderes europeos sino que también afecta a las investigaciones sobre el liderazgo en los principales partidos españoles en el Parlamento Europeo, ya que los estudios empíricos sobre dichas elecciones puede afirmarse que han sido realmente escasos (Cordero, Montero y Rama, 2019; Fernández Muñoz, 2006; Gonzalo Salinero y Plaza Colodro, 2016; Torcal y Muñoz, 2012; García Rabadán y Trujillo, 2020; Colomina et al., 2024). La bibliografía sobre la Unión Europea en España se ha orientado, más bien, al estudio de las instituciones o a las políticas públicas, posiblemente asumiendo la tesis de que este tipo de elecciones son de “segundo orden” y sólo residualmente interesan a la ciudadanía, o al papel de la UE en las elecciones nacionales (Ares, 2016; Ares y Bouza, 2019).
Esta menor relevancia de las elecciones europeas se debe a su consideración de elecciones de “segundo orden”, lo que provoca un crecimiento notable de la abstención frente a otro tipo de comicios y un bajo reconocimiento de nombre de los líderes que encabezan las candidaturas, un aspecto que se aborda en el segundo apartado. Sin embargo, como se detalla en la sección tercera del trabajo, las elecciones europeas se han convertido en una “ventana de oportunidad” para la aparición o emergencia de nuevas alternativas políticas, generalmente populistas, de carácter euroescéptico. Asimismo, han constituido en los últimos años un escenario para las demostraciones de fuerza de los numerosos partidos de derecha radical que han aparecido en la mayoría de los países europeos, incluida España.
Especialmente, en esta investigación se intenta abordar el liderazgo en las elecciones europeas más recientes con el propósito de indagar acerca de su influencia en la decisión de voto. Por un lado, en el cuarto apartado del artículo, se analiza el problema del bajo reconocimiento de nombre de los líderes políticos. Por otra parte, se estudia el efecto de la valoración de los líderes españoles en la decisión de voto de los grandes partidos estatales. Finalmente, en el contexto del notable crecimiento que han experimentado los partidos populistas y las formaciones de la derecha radical en las elecciones europeas más recientes y, especialmente, en las de 2024, se analiza el fenómeno del voto a estas opciones en España, centrado primordialmente en Vox y Se Acabó la Fiesta (SALF).
2. LAS ELECCIONES EUROPEAS COMO “ELECCIONES DE SEGUNDO ORDEN” [Subir]
2.1. La abstención en las elecciones europeas[Subir]
Analizar la participación electoral es clave para comprender la naturaleza que adquiere una cita electoral determinada. En el caso de las elecciones al Parlamento Europeo, la implicación del electorado español ha fluctuado desde la primera vez que pudo votar, en 1987, tras la adhesión de España a la Unión Europea un año antes. Aquella convocatoria inicial reflejó un entusiasmo colectivo hacia el proyecto europeo, con una participación del 68,5 %. Desde entonces, y a medida que el censo electoral ha crecido hasta alcanzar los 38.050.286 votantes —un incremento de más de nueve millones y medio de personas—, la implicación ciudadana en estos comicios ha ido en descenso. Una pauta muy similar se observa con carácter general en el conjunto de países de la Unión Europea.
En las elecciones más recientes de 2024, la participación se situó en el 46,4 %, confirmando una tendencia decreciente con algunas excepciones puntuales, como muestra la Figura 1. Entre esas excepciones destaca el año 2019, cuando la concurrencia a las urnas subió hasta el 60,73 %. Este aumento coincidió con la celebración simultánea de elecciones autonómicas y municipales, en un contexto político especialmente activo marcado por la moción de censura que el PSOE presentó y ganó en 2018 contra el entonces presidente Mariano Rajoy. Fue un momento inédito en la historia democrática reciente, y marcó el inicio de un intenso ciclo electoral que elevó la participación.
Sin embargo, aunque los datos de 2024 indican una ligera mejora respecto al período comprendido entre 2004 y 2014 —etapa con registros sistemáticamente por debajo del 50 %—, la participación sigue siendo significativamente menor en comparación con otros procesos electorales nacionales. Si analizamos la totalidad de procesos electorales celebrados en España desde la llegada de la democracia, la media de asistencia a las urnas en elecciones europeas es del 54 %, frente al 71,8 % de las generales y el 65,5 % en las municipales. Esta diferencia de 17,8 y 11,4 puntos respectivamente revela una menor movilización ciudadana en la arena europea.
Este comportamiento se explica, en parte, por la teoría de las “elecciones de segundo orden” (Hix y Marsh, 2011; Hobolt y Wittrock, 2011; Reif ySchmitt, 1980), según la cual los votantes tienden a percibir estos comicios como menos relevantes, lo que favorece la desmovilización y, en consecuencia, la abstención.
A esta lógica estructural se suman otros factores que contribuyen a la baja participación, como la percepción de lejanía respecto a las instituciones europeas, el escaso conocimiento de las competencias del Parlamento Europeo o la dificultad para identificar el impacto concreto de sus decisiones en la vida cotidiana de la ciudadanía.
2.2. El escaso reconocimiento de nombre de los líderes europeos[Subir]
En este contexto de escasa implicación política y baja participación electoral, el liderazgo político puede adquirir una importancia estratégica. De hecho, en elecciones percibidas como de segundo orden, la visibilidad y el conocimiento del cabeza de lista podrían operar como mecanismos de movilización clave. En las últimas décadas la identificación con los líderes partidistas y el factor del liderazgo ha ido recibiendo una mayor atención académica, aunque los estudios se han referido primordialmente a elecciones nacionales y no europeas (Rico, 2009). Por ello, no reiteraremos en este artículo la bibliografía y los estudios sobre liderazgo a nivel nacional que han proliferado recientemente y que se recogen en otros trabajos de este monográfico y en su presentación.
Sin duda, los mecanismos que han actuado a nivel estatal para explicar la decisión de voto también parecen haberse trasladado al ámbito europeo, a tenor de las investigaciones pioneras y muy recientes sobre la implantación del procedimiento de Spitzenkandidaten en la última década. La presidencialización de la política ha contribuido, además de la creciente importancia de los medios de comunicación de masas, a una mayor personalización de las campañas electorales (Garzia, 2014; Poguntke y Webb, 2002). Por otro lado, el paulatino declive de las típicas lealtades partidistas y de los tradicionales anclajes de voto ha debilitado a los partidos políticos frente a sus líderes (Ferreira da Silva, 2019; Lobo y Curtis, 2014). Finalmente, la identificación con los líderes partidistas no solo facilita una conexión afectiva con el electorado, sino que también actúa como señal o atajo cognitivo para orientar el voto en campañas caracterizadas por bajos niveles de información e interés.
Analizar el grado de reconocimiento de quienes encabezan las candidaturas al Parlamento Europeo permite, por tanto, evaluar en qué medida el liderazgo visible incide en la competitividad electoral de las distintas formaciones políticas. La Tabla 1 recoge datos comparados sobre el conocimiento ciudadano de los cabezas de lista de los principales partidos nacionales en distintas convocatorias europeas entre 1987 y 2024, a partir de los estudios preelectorales del CIS.
Tabla 1.
Conocimiento del cabeza de cartel de los principales PANE en elecciones europeas en España (1987-2024)
| Año | 1987 | 1989 | 1994 | 2004 | 2009 | 2014 | 2019 | 2024 |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Estudio | (1673) | (1815) | (2090) | (2564) | (7809) | (3022) | (3245) | (3460) |
| PSOE | 93,2 | 94 | 80,9 | 84 | 55,1 | 61,6 | 77,1 | 90,8 |
| AP/PP | 99,2 | 96,2 | 66,6 | 91,5 | 87,2 | 74,6 | 57,3 | 87,1 |
| IU | 42,7 | 59,3 | 42,9 | 22,2 | 22,3 | 23,7 | - | - |
| UPyD | - | - | - | - | 14 | 12,6 | - | - |
| Podemos/Unidas Podemos cambiar Europa | - | - | - | - | - | - | 28,7 | 97,4 |
| C's | - | - | - | - | - | - | 30,7 | - |
| Vox | - | - | - | - | - | - | 50,5 | 83,1 |
| Sumar | - | - | - | - | - | - | - | 73,8 |
| SALF | - | - | - | - | - | - | - | 55,4 |
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CIS, 1987-2024. Nota: Solo se incluyen principales PANE. No hay registrado conocimiento de líderes en el estudio preelectoral de 1999.
En el caso del PSOE, tal y como muestra la Tabla 1, su estrategia ha apostado por una alternancia entre figuras diplomáticas de prestigio, como Fernando Morán en los primeros comicios (1987-1994), y perfiles de alta proyección política como Josep Borrell, quien encabezó la lista en dos ocasiones no consecutivas (2004 y 2019). Este partido ha apostado por candidatos con gran visibilidad pública, como Juan Fernando López Aguilar (2009) y, más recientemente, Teresa Ribera (2024), hasta hace escasos meses ministra para la Transición Ecológica, lo que confirma la tendencia del PSOE a utilizar figuras con cierta proyección pública.
En AP/PP, la evolución también muestra una fuerte presencia de líderes relevantes: desde fundadores del partido como Manuel Fraga Iribarne (1987) y personalidades con experiencia internacional como Marcelino Oreja Aguirre y Abel Matutes, hasta pesos pesados del partido como Jaime Mayor Oreja, que repitió como cabeza de lista en 2004 y 2009. En años más recientes, Dolors Montserrat, exministra de Sanidad en el gobierno de Rajoy, ha encabezado las listas en dos ocasiones consecutivas (2019 y 2024).
Izquierda Unida (IU) mantuvo una mayor línea de continuidad en sus candidaturas con Fernando Pérez Royo (1987-1989), Alonso Puerta (1994-1999) y Willy Meyer, quien fue el rostro del partido en tres convocatorias consecutivas (2004-2014), consolidando una imagen de estabilidad.
Partidos más recientes como UPyD y Podemos han incorporado liderazgos nuevos con fuerte carga simbólica. UPyD, bajo el liderazgo de Francisco Sosa Wagner, trató de proyectar una imagen de profesionalismo técnico, mientras que Podemos irrumpió con sus principales líderes, Pablo Iglesias en 2014 e Irene Montero en 2024, lo que refleja su estrategia de capitalizar el reconocimiento mediático y la notoriedad política de sus dirigentes.
Ciudadanos presentó en 2019 a Luis Garicano, un perfil académico con proyección europea, en línea con su narrativa liberal y europeísta. Por su parte, Vox ha mantenido a Jorge Buxadé como cabeza de cartel en 2019 y 2024, consolidando un liderazgo claramente alineado con la estrategia ideológica del partido de la derecha radical.
Las elecciones más recientes muestran dos tendencias interesantes. Por un lado, los partidos comienzan a ser conscientes de la importancia sobre la decisión del voto del liderazgo y han presentado en estos últimos comicios a dirigentes políticas bastante conocidas con un cierto reconocimiento de nombre: Teresa Ribera (90,8%), Dolors Montserrat (87,1%), Irene Montero (97,4%). Por otro lado, es significativa la completa presencia de mujeres encabezando las principales listas electorales (Ribera —PSOE—, Montserrat —PP—, Estrella Galán —Sumar— o Irene Montero —Podemos—), en línea con análisis recientes sobre la representación descriptiva y sustantiva y la afinidad de género (Ortega, Recuero y Oñate, 2023).
3. LIDERAZGO Y NUEVAS FORMACIONES EN LAS ELECCIONES EUROPEAS[Subir]
Sin embargo, la consideración de las elecciones europeas como elecciones de “segundo orden”, a partir de evidencias como el elevado nivel de abstención y la escasa participación de la ciudadanía o el escaso reconocimiento de nombre de muchos de los candidatos, minusvalora otros aspectos relevantes de este tipo de comicios. En este apartado, nos referiremos concretamente a dos aspectos que otorgan un cierto relieve a estas elecciones: en primer lugar, la interacción de las elecciones europeas con el resto de elecciones nacionales, especialmente las elecciones generales en España, y su impacto; en segundo lugar, se aludirá a este tipo de elecciones como una “ventana de oportunidad” para el surgimiento de alternativas radicales y populistas y para las demostraciones de fortaleza de los grupos de la derecha radical europea, compuestos por una miríada de formaciones euroescépticas. En este caso, la emergencia de nuevos líderes y de nuevas formaciones políticas constituye una de las peculiaridades que distingue a este tipo de elecciones de otras en el caso español.
3.1. Las elecciones europeas y el ciclo electoral en España[Subir]
Aunque resulta un clásico de la literatura en Ciencia Política realizar un análisis de las elecciones europeas, autonómicas y locales subrayando su carácter de elecciones de “segundo orden” (Hix y Marsh, 2011), esta perspectiva desplaza o relega a un segundo plano la secuencia de elecciones, la interacción entre ellas y el estudio del impacto de los ciclos electorales.
En primer lugar, en las elecciones municipales o autonómicas que se celebran en pleno periodo de “luna de miel” de un nuevo gobierno, el efecto de contaminación y arrastre afecta a las elecciones de segundo orden y se produce un incremento en el apoyo al partido gubernamental. En junio de 2004, apenas dos meses después del inesperado triunfo socialista en las elecciones generales, el PSOE volvió a imponerse con un porcentaje de voto (43,46%), ligeramente superior al de las elecciones generales (42,59%). La misma pauta se observó en las recientes elecciones de 2024, en las que unas elecciones europeas celebradas apenas unos meses después de las elecciones generales de 2023, produjo la victoria del PP (34,21%) sobre el PSOE (30,19%), obteniendo una brecha de diferencia ligeramente superior a la obtenida por el PP sobre el PSOE en las elecciones generales.
En segundo lugar, las elecciones europeas, al igual que las autonómicas o locales a mitad de mandato o de legislatura a nivel estatal, tienden a convertirse en una suerte de “midterm elections”, como se observó en las elecciones de 1994, que abrieron el paso a la alternancia a nivel nacional de 1996. De nuevo, en unas “midterm elections” europeas, en 2009, el principal partido de la oposición, el Partido Popular, con el 42,12% de los votos, venció al partido gubernamental, PSOE, que recibió el 38,78% de los sufragios, anticipando la alternancia de las siguientes elecciones generales de 2011. Esta pauta se repitió en 2014, con un fuerte castigo al PP, que entonces ocupaba el gobierno, cuyo apoyo descendió al 26,09% por un 23,01% del PSOE, en los primeros signos de la debilidad del sistema casi bipartidista hasta entonces dominante en España. Sin embargo, a diferencia de las “midterm elections” europeas anteriores, en las que venció la oposición, en este caso, la dispersión electoral y la transformación del sistema de partidos en las elecciones europeas de 2014 transformaron el panorama político de un modo trascendental y dieron paso a la fragmentación de las elecciones de 2015 y 2016.
En tercer lugar, las elecciones autonómicas o locales que preceden en pocos meses a una convocatoria de elecciones generales (counterhoneymoon elections) suelen funcionar como unas elecciones primarias que anticipan las tendencias de voto en las elecciones estatales posteriores. Así, la victoria electoral del PP en 1999 anticipó su mayoría absoluta a nivel nacional en 2000.
Finalmente, un cuarto tipo de interacción o ciclo electoral se ha instalado en España en la última década, entre 2015-2025: las elecciones “gemelas”, producto de una repetición electoral ante la incapacidad de las formaciones políticas para formar un gobierno. Las elecciones “gemelas” muestran una serie de pautas que se han repetido. Sin embargo, dado que este tipo de ciclo electoral es habitual en sistemas multipartidistas fragmentados, las oscilaciones y cambio en el voto es reducido de una elección a otra, por lo que grandes cambios son infrecuentes como revela la muestra de elecciones repetidas en democracias parlamentarias: Israel 2020/21, España 2019 y 2015/2016, Grecia 2015 y 2012, Moldavia, 2009, Tailandia 1992, Grecia 1989/90, Dinamarca 1987/88, etc. En mitad de una repetición electoral, las elecciones europeas, que tienden a reproducir el efecto de arrastre de unas elecciones de “luna de miel” consolidó la victoria del PSOE en 2019: si en las primeras elecciones generales de 2019, celebradas en abril, el PSOE venció con el 28,0% de los votos por el 20,8% del PP, este resultado se trasladó en términos muy similares a las elecciones europeas, con un apoyo mayor, el 32,86% de los votos para el PSOE por el 20,15% del PP, que el registrado en las elecciones generales precedentes.
3.2. Las elecciones europeas como “ventanas de oportunidad” para líderes y plataformas y partidos emergentes, y para el voto expresivo[Subir]
Sin embargo, en el ámbito de los liderazgos, el hecho reciente más disruptivo en el ciclo electoral europeo de 2024 fue la sorpresiva aparición de la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta (SALF), liderada por Alvise Pérez (Luis Pérez Fernández). Este fenómeno representa uno de los episodios más singulares en la historia electoral reciente, con escasos precedentes comparables, salvo quizás la candidatura del empresario José María Ruiz-Mateos en 1989, que logró un 3,84 % de los votos y dos eurodiputados o la aparición de Podemos en el escenario político español tras su demostración en las elecciones europeas de 2014, con casi el 8% de los sufragios y cinco escaños (Orriols y Cordero, 2016; Villaplana y Fitzpatrick, 2024).
El crecimiento de las alternativas populistas y de la derecha radical europea en las elecciones de 2009 y de 2014 mostró que las elecciones europeas son un escenario adecuado, especialmente en España, debido al impacto del sistema electoral, para la expresión de un voto de descontento y para evidenciar las muestras de desafección con el sistema político, además de para el crecimiento de las alternativas euroescépticas (Cordero, Montero y Rama, 2019; De Vries y Hobolt, 2020; Gómez-Reino y Llamazares, 2014; Plaza Colodro, 2019; Rodríguez-Aguilera de Prat, 2012; Torcal y Muñoz, 2012).
El auge de Vox en las elecciones europeas de 2019 es la última demostración de la consolidación de las formaciones de derecha radical en todo el continente, donde han llegado a obtener un porcentaje de voto muy superior al recibido por el partido español (Rama y Cordero, 2018; Rama, Zanotti, Turnbull-Dugarte y Santana, 2021).
De hecho, la gran amenaza en las elecciones europeas de 2024 era que el crecimiento de los partidos de la derecha radical hiciera ingobernable las instituciones europeas y debieran alcanzarse pactos con algunos de estos partidos, una amenaza que no llegó a concretarse finalmente (Colomina et al., 2024; Rodríguez-Aguilera de Prat, 2024a; Valencia y Fernández García, 2022).
Vox experimentó un tímido aumento de votos, desde el 6,2% y cuatro eurodiputados de 2019 al 9,6% de los sufragios y seis escaños en 2024, desmintiendo el fuerte incremento que les auguraban algunas encuestas (García Llorente y Sánchez Margalef, 2024; Rodríguez-Aguilera de Prat, 2024a y 2024b).
Paralelamente, una formación completamente nueva, Se Acabó la Fiesta (SALF), obtuvo más de 800.000 votos (4,6 %) y tres escaños en el Parlamento Europeo, pese a haber sido prácticamente desconocida hasta el inicio de la campaña. Su rápido ascenso, en el marco de una creciente polarización política y afectiva en España (Garrido, Martínez y Mora, 2021), fue articulado casi en exclusiva en torno a la figura de su líder Alvise Pérez y a una estrategia de comunicación directa a través de redes sociales, evidenciando el potencial de un liderazgo altamente personalizado para movilizar apoyos en un tiempo récord. El caso de SALF demuestra cómo, incluso en unas elecciones percibidas como de “segundo orden”, la centralidad del líder puede convertirse en el principal recurso político, capaz de activar segmentos del electorado caracterizados por la desafección hacia las instituciones y por la demanda de estilos de representación más directos y confrontativos.
4. METODOLOGÍA Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN [Subir]
De acuerdo al contexto presentado en los apartados anteriores, si bien las elecciones europeas, consideradas como elecciones de “segundo orden” presentan un menor interés para los ciudadanos que otro tipo de convocatorias electorales, no está claro que este desinterés ni el bajo reconocimiento de nombre de las candidatas y candidatos que encabezan las listas impliquen un comportamiento electoral distinto, especialmente en cuanto al destacado efecto sobre la decisión del voto que tiene el liderazgo político.
Para contrastar la evidencia empírica disponible a este respecto, el presente estudio tiene como propósito profundizar en el análisis del liderazgo político y su influencia sobre el comportamiento electoral en el contexto de las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en España en 2024. En concreto, se plantean los siguientes objetivos específicos:
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1.Caracterizar el perfil sociodemográfico, ideológico y actitudinal del electorado que declara conocer a los principales candidatos, en comparación con aquellos que manifiestan no conocerlos.
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2.Analizar la influencia de la valoración de los candidatos sobre la probabilidad de votar a los grandes partidos nacionales (PANE).
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3.Determinar el papel del liderazgo en el apoyo electoral a nuevas formaciones políticas, tomando como caso de estudio la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta (SALF) en las elecciones europeas de 2024, con el fin de evaluar en qué medida la centralidad de su líder explica su capacidad de movilización como opción emergente.
A partir de los objetivos definidos, se plantean las siguientes hipótesis, orientadas a explorar el papel del liderazgo político y el conocimiento de los candidatos en la configuración de las decisiones electorales en las elecciones europeas de 2024 en España:
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—H1: El conocimiento de los principales candidatos en las elecciones europeas de 2024 se concentra en perfiles con mayor nivel educativo y mayor interés por la campaña, en comparación con quienes declaran no conocerlos.
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—H2: La valoración positiva de los candidatos de los principales partidos nacionales ejerce una influencia directa sobre la probabilidad de votar por dichas formaciones, lo que refuerza el peso del liderazgo individual como factor explicativo del voto en unas elecciones de baja implicación como las europeas.
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—H3: El apoyo a la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta (SALF) se explica fundamentalmente por la centralidad de su líder, más que por el posicionamiento ideológico tradicional, lo que refuerza el papel del liderazgo personalista en la consolidación de nuevas formaciones emergentes.
La investigación se fundamenta en el análisis cuantitativo de los microdatos procedentes de dos estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el marco de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024: el Estudio de la campaña electoral (Estudio nº 3460), que cuenta con un total de 7.491 casos, y, aunque de manera accesoria, el Estudio preelectoral (Estudio nº 3458), basado en 6.434 entrevistas. A partir de estas fuentes, se aplicarán distintas estrategias estadísticas orientadas a contrastar las hipótesis formuladas y alcanzar los objetivos de investigación definidos.
En primer lugar, se empleará un análisis meramente descriptivo para identificar los factores que más se relacionan con el conocimiento de los principales candidatos, diferenciando entre quienes los conocen y quienes no (Objetivo 1 / H1).
En segundo lugar, se aplicarán modelos de regresión logística binaria[1] para analizar el efecto de la valoración de los cabezas de lista sobre la probabilidad de votar a los grandes partidos nacionales PSOE, PP, Vox, SUMAR y SALF (Objetivo 2 / H2). Más adelante se concreta la operacionalización de las variables independientes.
En cuanto a los modelos de voto (presentados en la tabla 3), en todos los casos, la variable dependiente corresponde a la intención de voto más simpatía[2] a una de las formaciones frente al conjunto de alternativas, y el foco del análisis se sitúa en la influencia del liderazgo político, representado por la valoración de los principales candidatos.
Respecto a la definición y operacionalización de las variables independientes del modelo, se definen a continuación:
«Líderes políticos». Se incorporan cinco variables relativas a la valoración de los candidatos de los cuatro principales partidos políticos de ámbito estatal (PSOE, PP, Sumar y Vox), más SALF como caso particularmente relevante en los comicios objeto de estudio, siendo introducida al modelo en forma de escala 1-10.
Junto a estas variables independientes, se han incorporado las siguientes variables de control:
«Sexo»: variable dicotómica, codificada con valor 1 para los hombres y valor 2 para las mujeres.
«Ideología»: introducida en forma de variables dummy, a partir de intervalos de dos puntos en la escala de autoubicación ideológica, con una categoría adicional para quienes respondieron “no sabe” o “no contesta”.
«Nivel de estudios»: recodificada en una escala ordinal con cinco categorías. El valor 1 corresponde a personas sin estudios o con estudios primarios incompletos; el valor 2, a quienes han finalizado estudios primarios; el valor 3 agrupa a quienes cuentan con educación secundaria o formación profesional de grado medio; el valor 4 incluye a quienes han cursado Bachillerato o formación profesional de grado superior; y el valor 5 corresponde a quienes poseen estudios superiores. «Edad»: variable categórica con cuatro tramos. El valor 1 corresponde a los individuos de 18 a 30 años; el valor 2, a los de 31 a 44 años; el valor 3, a los de 45 a 64 años; y el valor 4, a los de 65 años o más. «Tamaño de hábitat»: variable ordinal con siete categorías. El valor 1 corresponde a municipios de hasta 2.000 habitantes; el valor 2, a localidades entre 2.001 y 10.000 habitantes; el valor 3, entre 10.001 y 50.000; el valor 4, entre 50.001 y 100.000; el valor 5, entre 100.001 y 400.000; el valor 6, entre 400.001 y 1.000.000; y el valor 7, a municipios de más de 1.000.000 de habitantes.
«Nivel de ingresos»: recodificada de manera invertida respecto a las categorías originales del estudio, se introduce como una escala ordinal de seis categorías: valor 1 para menos de 1.000 € mensuales; valor 2 entre 1.101 y 1.800 €; valor 3 entre 1.801 y 2.700 €; valor 4 entre 2.701 y 3.900 €; valor 5 entre 3.901 y 5.000 €; y valor 6 para más de 5.000 €.
«Ocupación»: recodificada en una variable dicotómica (dummy), con valor 1 para la población activa (trabajadores y desempleados) y valor 0 para la población inactiva (resto de casos)
«Grado de interés por las noticias sobre las elecciones al Parlamento Europeo». introducida como variable ordinal con cinco categorías, donde 1 equivale a “ningún interés” y 5 a “mucho interés”.
5. RESULTADOS[Subir]
5.1. Reconocimiento de nombre[Subir]
Los datos de la Tabla 2, de acuerdo a la definición y operacionalización de las variables independientes que acaban de indicarse en el apartado anterior, muestran que el conocimiento de los candidatos principales del PSOE y del PP presenta importantes diferencias en función de variables sociodemográficas, actitudinales e ideológicas, registrándose en las siete variables independientes analizadas diferencias estadísticamente significativas. Respecto al género del entrevistado, las mujeres presentan una mayor proporción de desconocimiento de los candidatos (18,0 %) frente a los hombres (12,8 %). La edad es uno de los factores más relevantes: el desconocimiento alcanza el 31,5 % entre los jóvenes de 18 a 30 años y desciende progresivamente con la edad, hasta el 9,4 % en el grupo de 65 años o más años. En cuanto al nivel educativo, paradójicamente el desconocimiento de los candidatos es más elevado entre quienes han cursado bachillerato o FPU superior (hasta un 18,3 %), en comparación con quienes tienen estudios superiores (14,3 %) o primaria (11,3 %). Sin embargo, las diferencias son menos marcadas que las observadas por edad.
El grado de interés por las elecciones europeas se revela como una de las variables donde se observan mayores diferencias: solo un 5,9 % de quienes manifiestan “mucho interés” desconocen a los dos candidatos, frente a un 34,2 % entre quienes declaran “ningún interés”. La ideología también registra importantes diferencias: los votantes que se identifican con la derecha (11,7 %) o el centro-derecha (13,8 %) presentan menor desconocimiento que los de centro-izquierda (17,5 %) o quienes no se posicionan ideológicamente (29,8 %).
Además, el tipo de cuestiones que se consideran prioritarias al votar también está asociado al conocimiento de los candidatos. Así, quienes se centran en temas relacionados con la situación política de España tienden a desconocer más a los candidatos (17,4 %) que quienes priorizan asuntos europeos (12,6 %). Por último, no se observan grandes diferencias en función del criterio de decisión al votar (candidato, partido o programa), aunque los que dan importancia “a ambos” presentan un menor grado de desconocimiento (12,3 %).
En conjunto, los datos refuerzan la hipótesis de que el conocimiento de los principales liderazgos en las elecciones europeas está mediado por el interés político, la edad, y el posicionamiento ideológico.
Tabla 2.
Perfil descriptivo del electorado según el conocimiento de los cabezas de lista de los dos principales partidos nacionales en las elecciones europeas de 2024
| No conoce a los dos candidatos | Total | |||
|---|---|---|---|---|
| % del N de fila | % del N de columna | Recuento | ||
| Sexo de la persona entrevistada | Hombre | 12,8 | 48,4 | (3622) |
| Mujer | 18,0 | 51,6 | (3869) | |
| Edad en tramos | 18-30 | 31,5 | 14,9 | (1117) |
| 31-44 | 18,0 | 22,6 | (1693) | |
| 45-64 | 11,7 | 36,8 | (2755) | |
| 65 y más | 9,4 | 25,7 | (1926) | |
| Estudios de la persona entrevistada | Sin estudios | 18,1 | 3,3 | (243) |
| Estudios primarios | 11,3 | 11,2 | (835) | |
| Estudios secundarios o FP básico o medio | 15,7 | 35,9 | (2675) | |
| Bachillerato o FP superior | 18,3 | 22,7 | (1691) | |
| Universitarios | 14,3 | 26,9 | (2005) | |
| Grado de interés por las noticias sobre las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 | Mucho interés | 5,9 | 14,6 | (1093) |
| Bastante interés | 8,5 | 29,9 | (2239) | |
| (NO LEER) Regular | 10,4 | 3,3 | (246) | |
| Poco interés | 17,5 | 35,5 | (2657) | |
| Ningún interés | 34,2 | 15,9 | (1190) | |
| Ideología en tramos | Izquierda (1-3) | 15,3 | 33,6 | (2520) |
| Centro-izquierda (4-5) | 17,5 | 27,7 | (2076) | |
| Centro-derecha (6-7) | 13,8 | 16,0 | (1196) | |
| Derecha (8-10) | 11,7 | 19,2 | (1440) | |
| No sabe / No contesta | 29,8 | 3,5 | (258) | |
| Temas que más se tendrán en cuenta a la hora de votar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 | Los temas relacionados con la Unión Europea y el Parlamento Europeo | 12,6 | 29,3 | (2197) |
| Los temas relacionados con la situación política actual de España | 17,4 | 57,0 | (4273) | |
| (NO LEER) Ambos temas por igual | 10,3 | 9,8 | (732) | |
| (NO LEER) Ninguno de los dos | 20,4 | 1,3 | (100) | |
| Aspecto al que da más importancia a la hora de votar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 | El/la candidato/a | 15,4 | 22,4 | (1676) |
| El partido político | 15,4 | 65,8 | (4931) | |
| (NO LEER) Ambos | 12,3 | 6,0 | (450) | |
| (NO LEER) El programa electoral | 14,7 | 2,0 | (151) | |
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del estudio 3460 del CIS. Nota: La variable de cabecera mide el conocimiento, simultáneo, de los cabezas de cartel de los dos principales partidos nacionales (PSOE y PP). Se excluyen las categorías con n<100 casos y las categorías relativas a no respuesta, salvo en la variable de ideología.
5.2. La influencia del liderazgo europeo en el comportamiento electoral [Subir]
La Tabla 3 presenta los resultados de cinco modelos de regresión logística, uno por cada partido estudiado (PSOE, PP, Sumar, Vox y SALF), que permiten evaluar el peso relativo de los liderazgos y de otras variables relevantes en la probabilidad de voto durante las elecciones europeas de 2024.
Tabla 3.
Modelos de regresión logística binaria para explicar la incidencia de los candidatos en el voto a los principales partidos en las elecciones europeas de 2024
| VD PSOE | VD PP | VD SUMAR | VD_VOX | VD_SALF | |||||||||||
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| B | E.E | Sig. | B | E.E | Sig. | B | E.E | Sig. | B | E.E | Sig. | B | E.E | Sig. | |
| Candidata PSOE | ,876 | ,042 | [***] | -,398 | ,040 | [***] | -,632 | ,071 | [***] | -,018 | ,055 | [N.s] | -,148 | ,093 | [N.s] |
| Candidata PP | -,088 | ,033 | [***] | ,898 | ,042 | [***] | -,053 | ,067 | [N.s] | -,445 | ,039 | [***] | -,254 | ,049 | [***] |
| Candidata SUMAR | -,156 | ,032 | [***] | -,074 | ,045 | [N.s] | ,884 | ,076 | [***] | -,104 | ,074 | [N.s] | -,293 | ,119 | [**] |
| Candidato VOX | -,257 | ,049 | [***] | -,441 | ,035 | [***] | -,360 | ,152 | [**] | ,817 | ,048 | [***] | -,222 | ,052 | [***] |
| Candidato SALF | -,018 | ,036 | [N.s] | -,244 | ,026 | [***] | -,136 | ,066 | [**] | -,217 | ,028 | [***] | 1,128 | ,089 | [***] |
| Interés elecciones | -,317 | ,054 | [***] | -,249 | ,054 | [***] | ,009 | ,086 | [N.s] | ,071 | ,063 | [N.s] | ,170 | ,091 | [*] |
| Ideología | |||||||||||||||
| Izquierda (Ref) | |||||||||||||||
| Centro izquierda | ,716 | ,170 | [***] | 2,098 | ,318 | [***] | -,943 | ,365 | [***] | 1,103 | ,800 | [N.s] | 3,371 | ,866 | [***] |
| Centro derecha | -,550 | ,256 | [**] | 3,281 | ,333 | [***] | -16,958 | 1572,893 | [N.s] | 2,836 | ,779 | [***] | 2,143 | ,864 | [**] |
| Derecha | -,545 | ,280 | [*] | 2,213 | ,338 | [***] | -2,645 | 1,096 | [**] | 3,318 | ,780 | [***] | 1,029 | ,866 | [N.s] |
| Ns/Nc | 1,148 | ,587 | [*] | 3,641 | ,557 | [***] | -1,154 | 1,764 | [N.s] | 2,287 | ,914 | [**] | ,992 | 1,141 | [N.s] |
| Edad | |||||||||||||||
| Entre 18 y 30 años (ref.) | |||||||||||||||
| Entre 31 y 44 años | ,020 | ,237 | [N.s] | ,007 | ,235 | [N.s] | ,619 | ,361 | [*] | ,309 | ,251 | [N.s] | -1,058 | ,338 | [***] |
| Entre 45 y 64 años | ,096 | ,222 | [N.s] | -,196 | ,222 | [N.s] | ,141 | ,351 | [N.s] | ,012 | ,250 | [N.s] | -1,550 | ,372 | [***] |
| 65 años o más | -,054 | ,285 | [N.s] | ,198 | ,315 | [N.s] | -,719 | ,490 | [N.s] | -,707 | ,386 | [*] | -1,444 | ,600 | [*] |
| Sexo | ,443 | ,131 | [***] | -,385 | ,149 | [***] | -,396 | ,223 | [*] | ,064 | ,191 | [N.s] | ,029 | ,283 | [N.s] |
| Estudios | |||||||||||||||
| Sin estudios o incompletos (ref.) | |||||||||||||||
| Estudios primarios | -1,475 | ,415 | [***] | ,286 | ,491 | [N.s] | -1,145 | ,724 | [N.s] | ,652 | ,632 | [N.s] | ,102 | 1,177 | [N.s] |
| Estudios secundarios o FP medio | -1,825 | ,390 | [***] | 1,461 | ,473 | [***] | -,473 | ,620 | [N.s] | ,494 | ,617 | [N.s] | -,983 | ,931 | [N.s] |
| Bachillerato o FP superior | -1,599 | ,404 | [***] | 1,126 | ,488 | [**] | -,297 | ,634 | [N.s] | ,324 | ,634 | [N.s] | -,228 | ,931 | [N.s] |
| Estudios superiores | -1,826 | ,410 | [***] | 1,231 | ,492 | [**] | -,354 | ,644 | [N.s] | ,291 | ,643 | [N.s] | ,344 | ,946 | [N.s] |
| Tamaño de hábitat | -,005 | ,039 | [N.s] | -,059 | ,044 | [N.s] | ,128 | ,068 | [*] | ,037 | ,052 | [N.s] | ,032 | ,081 | [N.s] |
| Nivel de ingresos | ,082 | ,050 | [N.s] | -,159 | ,056 | [***] | ,052 | ,081 | [N.s] | ,027 | ,063 | [N.s] | -,070 | ,086 | [N.s] |
| Ocupación | -,313 | ,210 | [N.s] | ,054 | ,234 | [N.s] | -,280 | ,330 | [N.s] | -,077 | ,272 | [N.s] | ,358 | ,394 | [N.s] |
| Constante | -2,771 | ,599 | [***] | -2,672 | ,729 | [***] | -2,169 | 1,011 | [**] | -6,684 | 1,153 | [***] | -8,004 | 1,680 | [***] |
| -2 log de la verosimilitud | 1593,764 | 1384,487 | 630,219 | 994,204 | 463,624 | ||||||||||
| R2 de Cox y Snell | ,515 | ,530 | ,176 | ,385 | ,338 | ||||||||||
| R2 de Nagelkerke | ,725 | ,757 | ,536 | ,694 | ,785 | ||||||||||
| Porcentaje global pronosticado | 87,7 | 90,7 | 95,9 | 92,7 | 96,9 | ||||||||||
| Chi cuadrado | 2231,88 [***] | 2328,19 [***] | 597,042 [***] | 1498,484 [***] | 1272,439 [***] | ||||||||||
En todos los modelos, la valoración del líder del partido propio emerge como un potente y significativo predictor, confirmando que incluso en unos comicios considerados de “segundo orden” la personalización resulta central. Para el PSOE, la candidata socialista (β = 0,876; p ≤ 0,01) incrementa de manera clara la probabilidad de apoyo, mientras que las valoraciones de los líderes del PP, Sumar y Vox la reducen significativamente. En el PP, el efecto positivo de su candidata es incluso ligeramente mayor (β = 0,898; p ≤ 0,01), aunque el voto a los populares se ve limitado por la competencia con Vox (β = –0,441; p ≤ 0,01) y en menor medida con el PSOE (β = –0,398; p ≤ 0,01). Para Sumar, la candidata presenta un impacto igualmente fuerte (β = 0,884; p ≤ 0,01), pero encuentra en el liderazgo socialista su principal obstáculo (β = –0,632; p ≤ 0,01), lo que revela la pugna intrabloque en la izquierda. El liderazgo de Vox también es un factor movilizador decisivo (β = 0,817; p ≤ 0,01), si bien contrarrestado por la fortaleza de la candidata popular, derivado de la competencia en el espacio conservador. Finalmente, el caso de SALF destaca por encima de todos: la valoración de su candidato (β = 1,128; p ≤ 0,01) constituye el coeficiente más elevado del liderazgo en los cinco modelos, evidenciando que el liderazgo personalista fue una condición necesaria para explicar su éxito electoral.
Más allá del efecto de los liderazgos, la ideología muestra un patrón bastante nítido. Cuanto más a la derecha se posicione el individuo más aumenta la probabilidad de votar al PP y Vox (coeficientes superiores a 2 en ambas formaciones), mientras que reduce drásticamente la probabilidad de votar a Sumar (β = –2,384; p ≤ 0,01). En el PSOE, dada la categoría de referencia empleada en la regresión, solo la categoría de centro-izquierda incrementa la propensión al voto socialista (β = 0,842; p ≤ 0,01), lo que se explica por el anclaje del PSOE en su espacio ideológico. En SALF, los resultados se explican por el fuerte rechazo que recibe la formación entre los votantes de la izquierda, si bien también apuntan a que su electorado se caracteriza en menor medida por una identidad ideológica definida, destacando la atracción por un liderazgo outsider.
Las variables sociodemográficas ofrecen algunos matices relevantes. El género muestra un efecto claro: las mujeres presentan mayor propensión a votar al PSOE (β = 0,443; p ≤ 0,01) y menor a Sumar y PP, mientras que no se observan diferencias en Vox ni SALF. El nivel educativo sigue el patrón clásico: a medida que aumenta la formación, cae el apoyo al PSOE y crece el del PP, sin efectos significativos en las demás formaciones. La edad apenas presenta efectos, aunque en el caso de SALF se observa que el apoyo se concentra en los votantes más jóvenes, con coeficientes negativos y significativos en los tramos de mayor edad. El interés en la campaña también ofrece lecturas sugerentes: se asocia negativamente con PSOE y PP, lo que podría reflejar un voto más rutinario, mientras que en SALF muestra un efecto positivo marginal, lo que podría indicar que el interés coyuntural se canalizó hacia la novedad de la plataforma.
En conjunto, los resultados confirman dos dinámicas centrales. Primero, que los liderazgos operan como recurso transversal en todos los partidos: refuerzan la fidelidad en las formaciones consolidadas y parece constituir la condición sine qua non para la irrupción de nuevas opciones como SALF. Segundo, que, aunque los factores estructurales (ideología, educación, edad o sexo) siguen desempeñando un papel, su peso relativo queda en muchos casos eclipsado por la centralidad del liderazgo. En definitiva, la personalización parece estar erosionando la frontera conceptual entre elecciones generales y europeas. La teoría clásica del “segundo orden” se sustentaba en la idea de que estos comicios eran de baja relevancia, con una participación ciudadana limitada y motivaciones electorales débiles. Sin embargo, los resultados aquí presentados sugieren que la figura de los líderes introduce un elemento de alta saliencia política, capaz de transformar lo que tradicionalmente se concebía como elecciones periféricas en escenarios de competencia directa en torno a liderazgos individuales. Esta dinámica ayuda también a explicar la creciente tendencia de los partidos tradicionales a situar a candidatos con fuerte protagonismo en la política nacional como cabezas de cartel en las europeas. El caso de SALF constituye un ejemplo paradigmático de este desplazamiento: sin un programa claramente articulado, sin estructuras partidarias sólidas ni vertebración territorial, su irrupción fue posible gracias a la centralidad de un liderazgo personalista. De este modo, las elecciones europeas ya no pueden entenderse únicamente en clave de apatía o voto de castigo, sino como espacios en los que los liderazgos reconfiguran las reglas de la competición política.
Figura 2.
Probabilidad estimada de voto según la valoración del liderazgo en las elecciones europeas de 2024 (escala 1-10)

Fuente: Elaboración propia a partir de los modelos de regresión logística binaria del Estudio CIS nº 3460.
La Figura 2 muestra, para cada partido, la probabilidad predicha de voto en función de la valoración del liderazgo (1-10), a partir de los resultados de los modelos logísticos ponderados y controlando por covariables demográficas y actitudinales clásicas. En todos los casos la relación es creciente: a mayor valoración del/la líder, mayor probabilidad de apoyo. PSOE y PP alcanzan los niveles máximos más altos (0,8-0,9 para valoraciones elevadas), mientras que en Sumar y Vox el efecto, siendo significativo y con pendiente marcada, presenta techos más moderados. En SALF la pendiente es la más acusada: con valoraciones altas la probabilidad se eleva con rapidez, lo que es consistente con un patrón de alta personalización, aunque en niveles intermedios permanece relativamente baja, reflejando el menor anclaje estructural de una formación emergente.
De manera complementaria, se estimaron modelos binarios a partir de los datos del CIS (estudio nº 3458) que comparan directamente a quienes optaron por SALF frente a quienes eligieron Vox. Estos modelos incorporaron, además de factores sociodemográficos (edad, sexo, nivel educativo y tamaño del hábitat), indicadores de interés político, valoraciones de la situación económica y política —tanto actuales como retrospectivas—, autoubicación ideológica y la valoración del liderazgo. Los resultados apuntan a que el electorado de SALF podría diferenciarse en algunos aspectos frente a su principal competidor: mayor presencia de votantes jóvenes, hombres y con menor nivel educativo, así como un peso más elevado de actitudes de desafección y de la no ubicación en el eje izquierda-derecha. Asimismo, la valoración positiva del candidato de Vox aparece asociada con una menor probabilidad de apoyar a SALF, lo que sugiere que el liderazgo desempeña también un papel relevante en la dinámica de competencia dentro de este espacio político. Aunque estos hallazgos deben interpretarse con cautela, refuerzan la idea de que la personalización constituye un recurso clave para explicar el apoyo a nuevas formaciones, incluso como factor competitivo en un mismo espacio político[3].
CONCLUSIONES[Subir]
Los resultados de este trabajo confirman que el liderazgo político se ha convertido en un eje central para comprender el comportamiento electoral en las elecciones europeas de 2024 en España. En un contexto tradicionalmente interpretado bajo la lógica de las “elecciones de segundo orden”, el análisis muestra que la visibilidad y la valoración de los candidatos fueron determinantes en la orientación del voto. Quienes declararon conocer a los cabezas de lista presentan perfiles más definidos en términos ideológicos y un mayor interés político, lo que sugiere que el liderazgo actúa como un atajo cognitivo en un escenario caracterizado por información limitada y menor implicación ciudadana.
La estimación de modelos de regresión logística refuerza esta idea: en todos los casos, la valoración positiva del propio candidato constituye un relevante predictor de la probabilidad de voto, mientras que la valoración de los líderes rivales opera en sentido negativo, estructurando la competencia al interior de los bloques ideológicos. De este modo, los liderazgos no solo refuerzan la lealtad electoral, sino que también delimitan fronteras entre partidos cercanos ideológicamente. El caso de Se Acabó la Fiesta (SALF) resulta paradigmático: la valoración de su candidato alcanza un fuerte coeficiente en los modelos, lo que indica que el apoyo a la plataforma política no puede explicarse sin atender al papel del liderazgo personalista. Este hallazgo matiza las teorías clásicas del voto en elecciones de segundo orden, al mostrar que liderazgos relevantes pueden modular la movilización y la dinámica electoral, e impulsar también la emergencia de nuevas formaciones.
En conjunto, los hallazgos invitan a repensar la vigencia de la teoría del segundo orden en el contexto español. Si bien la participación sigue siendo más baja que en elecciones generales, los resultados aquí presentados sugieren que las europeas se han convertido también en escenarios de alta personalización, donde los liderazgos reconfiguran tanto la competencia partidista como las oportunidades para nuevos actores políticos. Esta tendencia contribuye a explicar por qué los partidos consolidados apuestan cada vez más por candidaturas de gran proyección nacional para encabezar sus listas a las elecciones europeas. Ahora bien, este estudio presenta algunas limitaciones que acotan su alcance. Al estar basado en encuestas realizadas en plena campaña electoral, las actitudes hacia los líderes y las intenciones de voto pueden haber estado todavía en proceso de consolidación y ser sensibles a los acontecimientos de los últimos días de campaña. Además, el caso de SALF —una agrupación sin estructura partidaria ni implantación territorial— limita la posibilidad de generalizar estos hallazgos a otros contextos europeos. Tampoco puede establecerse, al centrarse en un único ciclo electoral, si el peso del liderazgo en las europeas constituye un fenómeno coyuntural o una pauta más estructural. Finalmente, aunque se han incorporado controles sociodemográficos, ideológicos y actitudinales, variables como el consumo mediático, la exposición a redes sociales o la percepción de la campaña podrían aportar claves adicionales en futuras investigaciones.
En definitiva, los resultados apuntan a que las elecciones europeas en España no pueden entenderse únicamente en clave de abstención o voto de castigo. Más bien se configuran como un laboratorio político en el que los liderazgos adquieren un protagonismo decisivo, redefiniendo los patrones de representación y abriendo nuevas preguntas sobre la evolución del comportamiento electoral en democracias multipartidistas.
