RESUMEN

El presente trabajo analiza la evolución del liderazgo de Pedro Sánchez al frente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el periodo 2019-‍2025, examinándolo en un contexto de creciente polarización política. Se plantean tres objetivos principales. Por un lado, analizar el impacto de esta polarización en la percepción de su liderazgo y en las proyecciones electorales del PSOE; por otro, describir la intensidad y asimetría de dicha polarización y, por último, analizar la influencia del contexto político y económico sobre las expectativas de voto del Partido Socialista Obrero Español. Utilizando datos de los barómetros del CIS y técnicas de modelización con ecuaciones estructurales, se busca determinar de manera multidimensional cómo los factores contextuales, actitudinales y de liderazgo configuran un determinado régimen emocional y cómo estos afectan al voto. Los resultados evidencian una creciente polarización en las valoraciones de Pedro Sánchez, intensificándose notablemente tras las elecciones de 2023, expresadas en un aumento de las valoraciones negativas extremas. No obstante, se observa que, a pesar de la existencia de un ambiente político y emocional adverso, el liderazgo de Sánchez muestra resiliencia, y el PSOE mantiene una intención de voto estable. Al tiempo, se observa que el contexto económico favorable ha reforzado indirectamente el apoyo a Sánchez y al PSOE, modulando el voto en un entorno altamente polarizado.

Palabras clave: Liderazgo político, Pedro Sánchez, Polarización política, voto económico, comportamiento electoral.

ABSTRACT

This paper analyzes the evolution of Pedro Sánchez’s leadership at the helm of the Spanish Socialist Workers’ Party (PSOE) during the period 2019-‍2025, examining it within a context of increasing polarization. Three main objectives are addressed. First, to assess the impact of this polarization on his leadership and on the PSOE’s electoral prospects. Second, to describe the intensity and asymmetry of such polarization. Third, to analyze the influence of the political and economic context. Drawing on data from the CIS barometers and employing structural equation modeling techniques, the study seeks to determine how contextual, attitudinal, and leadership-related factors shape an emotional regime and affect voting behavior. The findings reveal a growing polarization in the evaluations of Sánchez, which intensified notably after the 2023 elections, marked by a surge in extreme negative ratings. Nevertheless, despite a politically and emotionally adverse climate, Sánchez’s leadership demonstrates resilience, and the PSOE maintains a stable voting intention. Moreover, the favorable economic context has indirectly bolstered support for Sánchez and the PSOE, moderating vote preferences in a highly polarized environment.

Keywords: Political leadership, Pedro Sánchez, political p olarization, economic voting, electoral behavior.

Cómo citar este artículo / Citation: Cazorla Martín, Á. y Delgado Fernández, S. (2025). Contexto económico, polarización y liderazgo político: el caso de Pedro Sánchez. Revista Española de Ciencia Política, 69, 43-‍69. Doi: https://doi.org/10.21308/recp.69.02

1. INTRODUCCIÓN [Subir]

El PSOE ha vivido una intensa transformación en las últimas décadas, marcada por altibajos políticos y tensiones internas. Tras el liderazgo de Felipe González y el retorno al poder con Zapatero en 2004, la crisis de 2008 debilitó al partido, culminando en la derrota electoral de 2011. Pedro Sánchez emergió como líder en 2014, pero enfrentó resistencias internas por su negativa a facilitar un gobierno del PP, lo que provocó su dimisión. Sin embargo, en 2017 fue reelegido secretario general con el respaldo de la militancia, fortaleciendo el papel de las bases. En 2018, lideró una moción de censura contra Rajoy, convirtiéndose en presidente sin elecciones previas, apoyado por una coalición diversa. Su gobierno progresista enfrentó dificultades de gobernabilidad, reflejo de una nueva etapa de fragmentación parlamentaria. Tras las elecciones de 2019, formó el primer gobierno de coalición en democracia con Unidas Podemos, iniciando una legislatura marcada por la pandemia que intensificó la polarización y desgastó al Ejecutivo. De igual modo, los indultos a líderes independentistas generaron controversia y alimentaron la oposición. En 2023, Sánchez convocó elecciones anticipadas, unos comicios en los que el PP ganó en número de escaños pero que fueron insuficientes para lograr formar gobierno. En este contexto, Sánchez consiguió revalidar su mandato, en esta ocasión con SUMAR como socio de coalición y el apoyo de investidura de unas fuerzas independentistas que consolidaron una estrategia de alianzas polémicas pero efectivas.

El presente artículo analiza la evolución del liderazgo de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE entre 2019 y 2025, un periodo clave en la historia política reciente de España. La etapa coincide con la formación del primer gobierno de coalición en la democracia contemporánea —integrado por el PSOE y Unidas Podemos— y con un clima de creciente polarización, tanto ideológica como afectiva, que ha influido notablemente en la dinámica política nacional. El estudio examina cómo se ha transformado el liderazgo de Sánchez en este contexto y qué impacto ha tenido dicha transformación en el respaldo electoral al PSOE.

A partir de este objetivo general, el estudio plantea una hipótesis central que articula las dimensiones emocional, económica y política del liderazgo. Se parte de la idea de que los factores contextuales, especialmente los de carácter económico y político, modulan las valoraciones ciudadanas hacia los líderes, al actuar como mediadores de un régimen emocional que intensifica o atenúa la polarización afectiva. De esta forma, el liderazgo de Pedro Sánchez se analiza como un caso paradigmático de personalización política, en el que las emociones colectivas y las percepciones económicas interactúan en la configuración de apoyos y rechazos, afectando tanto a su valoración como a la estabilidad electoral del PSOE.

Más allá de esta sección introductoria, el artículo se organiza en cuatro apartados principales. En primer lugar, se expone el marco teórico que sustenta la investigación. A continuación, se detalla la estrategia metodológica adoptada para el desarrollo del análisis y, posteriormente, se presentan los resultados empíricos obtenidos, seguidos de una reflexión conclusiva que sintetiza los hallazgos.

2. MARCO TEÓRICO: EL ANÁLISIS DE LOS FACTORES CONTEXTUALES Y EMOCIONALES EN EL LIDERAZGO POLÍTICO[Subir]

La importancia del contexto económico y su impacto sobre la polarización en el periodo político 2019-‍2023 implica abarcar un objeto de estudio con un perfil claramente multidimensional, siendo necesaria una contextualización teórica de distintas dimensiones que nos acerquen a un correcto desarrollo empírico. La investigación que aquí se presenta asume necesariamente un acercamiento teórico poliédrico, pero que es presentado con una clara vocación de triangulación e interconexión en un corpus explicativo coherente; es por eso que se abordan las estrategias de personalización de la política, la polarización política, la incidencia del contexto económico o el papel de las emociones.

Por otro lado, a lo largo de los últimos años ha sido creciente la importancia de las estrategias de personalización de la política, entendiendo ésta como el viraje de su explicación desde las estructuras y características de los partidos políticos a las características de sus líderes, (‍McAllister, 2007; ‍Lobo & Curtice, 2015). De este modo, ya no se trata tanto de la oferta partidista y de los anclajes clásicos, más relacionados con la ideología o la identificación partidista (‍Mughan, 2000), como con un liderazgo de corte personalista que, incluso, nos acerca a dinámicas más cercanas a las que rigen los sistemas presidencialistas (‍Garzia, 2014), en una deriva de personalización en la cual el líder se convierte en el principal anclaje del voto.

Esta personalización se produce en dos esferas: la institucional y la mediática. En la primera, el líder acapara un alto protagonismo en la estructura de su partido, mientras que en la segunda esa preeminencia se traduce en una alta centralidad mediática de una imagen que se convierte en elemento de movilización y desmovilización política (‍Karvonen, 2010). En este sentido, estudios previos en Europa muestran cómo la valoración de los líderes adquiere peso creciente en las decisiones de voto (‍Mughan, 2000; ‍Costa Lobo y Curtice, 2015)

En el caso de España, tal y como afirman Orriols y Cordero, (‍2016), la fractura en el sistema de partidos derivada de la Gran Recesión ha actuado como un componente de refuerzo de este papel del personalismo, tanto en los partidos emergentes (Podemos, Ciudadanos y VOX) como en los partidos tradicionales (PP y PSOE).

Por otra parte, este proceso de personalización creciente de la política se inserta en un clima de creciente polarización, que puede ser ideológica o afectiva. Ambos conceptos de polarización aluden a dos visiones diferenciadas de las distancias entre partidos o votantes, en tanto que la polarización ideológica hace referencia a la distancia programática entre votantes y partidos, medida en términos de posicionamiento escalar, la polarización afectiva hace referencia a las hostilidades, en clave afectiva, entre miembros de un endogrupo frente al exogrupo de sus rivales políticos (‍Iyengar et al., 2012; ‍Iyengar y Westwood, 2015, ‍Iyengar et al., 2019). De igual modo, trabajos recientes, (‍Torcal y Comellas, 2022; Hetherington y Rudolph, 2015) muestran cómo la polarización ideológica está derivando en una creciente polarización de corte afectivo, marcada por la diferenciación y conflicto entre el “nosotros” y el “ellos” (Huddy et al., 2015).

De igual modo, en el caso español son numerosos los trabajos que han ido avanzando en la definición y análisis de estos dos conceptos. A nivel de estudio contextual, Bosco y Verney, (‍2020) ya señalaron contextos previos al actual en el cual la polarización ideológica mutó a polarización afectiva (caso de la posición de los dos principales partidos en la Guerra de Irak o el Prestige), a la vez que trabajos recientes ahondan en los efectos de la irrupción de nuevos partidos en España, caso de Vox y Podemos (Orriols y León, 2021) en un creciente contexto de confluencia al respecto de la idea de que la polarización ideológica (Hernández et al., 2021; Orriols y León, 2021) y el extremismo ideológico (‍Soler y López-Palazón, 2025) son elementos cada vez más explicativos de una polarización afectiva que se expresa en los afectos o valoraciones de los distintos líderes políticos.

Como vemos, el análisis del concepto de polarización conlleva un debate al respecto de la relación que se puede establecer entre polarización ideológica y polarización afectiva, en tanto que algunos autores (‍Iyengar y Westwood, 2015; ‍Mason, 2018) conciben la polarización ideológica como una mera proyección de las distancias ideológicas y, por lo tanto, íntimamente ligada a la ideología. Sin embargo, para otros autores (Huddy et al., 2015; Hetherington y Rudolph, 2015) la polarización afectiva no se relaciona necesariamente con la polarización ideológica, ya que puede afectar a espacios cercanos ideológicamente, pero polarizados alrededor de issues, líderes o símbolos, más como expresión de la identificación emocional que con la identificación ideológica.

En España, esta divergencia se expresa en la importancia creciente que “el sanchismo” como objeto de posicionamiento político ha adoptado a medida que han ido avanzando las dos legislaturas. Siguiendo a Torcal y Comellas (‍2022) y Soler y López-Palazón (‍2025), la polarización afectiva en España no puede entenderse como mero reflejo de divergencias ideológicas, sino como una construcción discursiva alimentada por el conflicto mediático y la personalización del poder.

Por otra parte, en el presente trabajo se asume la importancia del contexto económico y su papel mediador en la conformación de las actitudes y percepciones al respecto del liderazgo. Desde la relativa superación de los modelos tradicionales en la explicación del comportamiento político y electoral y la extensión de modelos racionales-económicos para la explicación del mismo, hemos asistido a cierta preeminencia de dichas lógicas en detrimento de componentes explicativos de corte sociológico o actitudinal. En concreto, desde los postulados de la teoría del voto económico, son numerosos los trabajos que han ahondado en esta relación entre rendimiento político y electoral y economía (Kramer, 1971; ‍Fiorina, 1981; ‍Lewis-Beck, 1988), algunos de ellos específicamente en sus efectos e impacto sobre el liderazgo (‍Lewis-Beck y Stegmaier, 2019). Dichos trabajos evidencian cómo las evaluaciones sobre el contexto económico actúan no solo sobre el voto, atendiendo a la clásica regla del coste-beneficio enunciada por V. O. Key (‍1967), sino que también lo hacen sobre las valoraciones de los líderes, eso sí, con ciertos matices al respecto de los efectos de estos procesos en contextos altamente polarizados (Bartels, 2002; ‍Duch y Stevenson, 2008; ‍Lago y Montero, 2014).

Como ya se ha comentado con anterioridad, el acercamiento al estudio de la polarización en el liderazgo de Pedro Sánchez que aquí se presenta, posee un carácter multidimensional, en tanto que asume no solo las relaciones puramente afectivas o actitudinales, sino que admite el carácter mediador (amortiguador en nuestro caso) de unas percepciones económicas que modulan el régimen emocional, en la línea con lo ya trabajado por ‍Reddy, 2001 y ‍Alexander, 2012 en el análisis de la polarización contemporánea y que incluyen necesariamente los factores económicos como componentes explicativos.

Por último, entendemos que resulta relevante unir los componentes teóricos previos con los postulados derivados del denominado “giro emocional”. Entendiendo que, desde una perspectiva constructivista, las emociones se crean, y con ellas la percepción del liderazgo. La teoría de la inteligencia afectiva (‍Marcus, Neuman y MacKuen, 2000) nos ilustra en cómo las emociones juegan un papel determinante en la activación de la atención política y en la evaluación de los líderes. Así, emociones como la ansiedad y el entusiasmo median entre las predisposiciones ideológicas y las actitudes hacia los candidatos.

En el caso que nos ocupa debemos detenernos a estudiar cómo la preeminencia de un determinado régimen emocional actúa sobre el liderazgo de Pedro Sánchez, entendiendo éste como el contexto normativo y mediático imperante (‍Reddy, 2001). De igual modo, debemos analizar su impacto sobre la arquitectura emocional particular y sus efectos catalizadores sobre los afectos o desafectos colectivos.

En definitiva, la interacción de los ejes teóricos presentados articula un cuerpo único destinado a analizar cómo distintos componentes explicativos, anclados a distintos enfoques o estrategias de acercamiento, permiten una mejor comprensión del liderazgo de Pedro Sánchez. De este modo, el análisis de la personalización de la política y del régimen emocional se interconecta con el análisis de un contexto marcado por la polarización, siendo analizada ésta tanto en su dimensión meramente ideológica (referida a las distancias entre espacios ideológicos) como en la polarización afectiva (expresada en el incremento de las valoraciones extremas de la figura de Pedro Sánchez.

Como se ha apuntado con anterioridad, la revisión de la literatura referida a estos conceptos analíticos apunta a la relación entre percepción económica, emociones y liderazgo. A modo de hipótesis general, podemos señalar que los factores contextuales, económicos y políticos modulan las valoraciones del liderazgo de Pedro Sánchez al actuar como mediadores de un régimen emocional que intensifica o mitiga la polarización afectiva. Es así que el concepto teórico de polarización afectiva se interconecta con esta tipología de liderazgo personalista en un contexto, con impacto de la economía, en el cual el líder actúa como principal catalizador emocional. A modo de hipótesis específicas, podemos señalar que:

  • H1.Entendemos que el liderazgo de Pedro Sánchez se sustenta más en factores personalistas que ideológicos, proyección directa de una nueva política en la que los rasgos del líder se convierten en elementos centrales de los juicios políticos.

  • H2.De este modo, factores actitudinales clásicos (principalmente la cercanía al PSOE e identificación ideológica) condicionan la preferencia por Pedro Sánchez como presidente, modulando la relación entre liderazgo y voto.

  • H3.La polarización ideológica (distancia ideológica) y la polarización afectiva (valoraciones extremas sobre el liderazgo) han aumentado de manera sostenida en el periodo 2019-‍2025, incidiendo en la cristalización de un régimen emocional cada vez más distante entre afines y contrarios.

  • H4.De igual modo, la polarización afectiva hacia Pedro Sánchez se expresa mediante un creciente carácter asimétrico, en el cual las valoraciones extremas de tipo negativo aumentan con respecto a las valoraciones extremas de signo positivo.

  • H5.No obstante, pueden existir componentes de freno a los efectos, principalmente electorales, de esta polarización sobre el líder del gobierno. A este respecto, las valoraciones económicas de la situación del país (principalmente egotrópicas y retrospectivas) refuerzan las percepciones positivas del liderazgo de Pedro Sánchez, lo cual incide directamente sobre las expectativas electorales del PSOE.

3. METODOLOGÍA [Subir]

El caso español muestra componentes de continuidad con el marco teórico previo, combinando los elementos anteriores en un escenario caracterizado por: a) la consolidación de un sistema multipartidista fragmentado tras 2015; b) la emergencia de una fuerte polarización ideológica y afectiva (medida a través de las valoraciones sobre el liderazgo), con un clivaje creciente en torno a la figura de Pedro Sánchez (“sanchismo” vs. “antisanchismo”); y c) la interacción de factores contextuales de alta volatilidad que se inician con la pandemia de la COVID-19 y que se acentúan en un espacio de competencia dual de creciente polarización y crecimiento económico.

El caso que nos ocupa abarca un periodo en el cual el Partido Socialista ha sufrido una evidente evolución, pasando de un proceso de decadencia en el periodo 2011-‍2016 a un contexto de resurgimiento y de relevancia política que, sin duda, ha ido pareja al liderazgo y la capacidad de resiliencia de Pedro Sánchez. Sus dotes de supervivencia en contextos de debilidad extrema han quedado más que constatados a lo largo de un periodo en el cual ha pasado de abandonar su acta como diputado en 2016, como expresión de rechazo a la abstención de su partido en la elección de Mariano Rajoy, a su regreso en 2017 como secretario general tras el apoyo de las bases de su partido. De igual modo, consigue hacer prosperar por primera vez una moción de censura contra Mariano Rajoy, a la vez que se convierte en presidente del gobierno en un dificilísimo escenario de alta fragmentación y endiablada aritmética electoral tras una repetición electoral en 2019 y, de nuevo, la sorpresiva reedición de un gobierno de coalición tras unas elecciones generales de 2023 en las que todos los medios apostaban por una victoria y gobierno del PP en mayoría o con el apoyo de VOX. Además, todo ello tras la llegada de la pandemia del COVID-19 al poco de estrenarse en su primer gobierno, las tensas relaciones con sus primeros socios de gobierno, Podemos, y el difícil engranaje de la cuestión territorial con los partidos independentistas de Cataluña que, en un giro dramático que nadie espera, se convierten (especialmente Junts) en llave para mantener con vida al segundo gobierno de coalición, que ahora ha logrado reeditar con SUMAR y el apoyo de investidura de todo el espectro de la cámara, a excepción de PP y VOX.

Trabajos previos de este equipo de investigadores ya apuntaban al paulatino declive del apoyo al PSOE (‍Delgado y Cazorla, 2017, ‍Delgado, Cazorla y Montabes, 2024), en tanto que indicaban que distintos componentes de tipo contextual, actitudinal y de liderazgo habían incidido en una merma de los apoyos electorales hacia los partidos mayoritarios en general y hacia el PSOE en particular. Sin embargo, al ya más que complejo contexto de alta volatilidad, en el que emergieron nuevas formaciones políticas como reflejo del descontento ciudadano, se unió posteriormente el avance de los procesos de polarización afectiva. Esta se manifestó, sobre todo, en las valoraciones de los liderazgos en distintos niveles, así como en un creciente aumento de la tensión ideológica (Comellas y Torcal, 2025; ‍Crespo et.al, 2022). Los dos fenómenos explican, en cierto modo, algunas de las principales respuestas que ha generado la política en los últimos años, en particular, durante las dos últimas legislaturas con Pedro Sánchez presidiendo el Gobierno de España.

Para examinar estos componentes explicativos, en una primera parte del trabajo, se realiza un análisis evolutivo de las valoraciones del líder del PSOE en el periodo 2019-‍2025. Estos tres momentos expresan los principales cambios políticos de la serie, y su selección obedece a criterios sustantivos, metodológicos y de medición. El primer caso responde a la selección de los periodos de gobierno de Pedro Sánchez, un primer momento en el año 2019 (dobles elecciones y primer gobierno de coalición con Podemos), un segundo momento en el año 2023 (Elecciones Generales y segundo gobierno en coalición con SUMAR) y un tercer momento correspondiente a la actualidad. Con respecto a los criterios metodológicos, en los tres cortes empleamos barómetros del CIS próximos a cada hito (E3267, E3413 y E3502), con idéntica operacionalización de liderazgo, actitudes, ideología, economía percibida e intención de voto, lo que asegura comparabilidad. Por último, respecto a los criterios de medición, esta segmentación permite estimar modelos SEM con pruebas de invarianza entre cortes y evaluar cambios estructurales. Los años intermedios se incorporan en las trayectorias, pero no como cortes analíticos, para evitar sobresegmentación.

A modo de aclaración, se señala la limitación de 2025 al primer trimestre y añadimos pruebas de robustez (medias móviles, réplica con agregación 2024-T3/2025-T1). De igual modo, detallamos que el tratamiento de los Ns/Nc se ha realizado mediante su conversión a valores perdidos.

El análisis de la polarización se ha llevado a cabo en dos fases. En una primera se han agrupado los valores extremos (1 a 3, como valoraciones polarizadas negativas y 8 a 10, como valoraciones polarizadas positivas) de la escala 1 a 10 utilizada por el CIS, todo ello partiendo de la premisa de que la polarización se expresa en distribuciones bimodales con una alta curtosis, en la que los valores centrales disminuyen y los extremos aumentan (‍Fiorina, Abrams y Pope, 2005). De igual modo, con el objeto de analizar las características de esta polarización se han utilizado los indicadores de polarización extrema (‍Esteban y Ray, 1994), polarización asimétrica (‍Iyengar et al., 2012), polarización central (‍Fiorina, Abrams y Pope, 2005) y el índice compuesto de polarización (‍Baldassarri y Gelman, 2008). Para cada uno de ellos se presenta un análisis evolutivo y comparado en los tres momentos propuestos.

Tal y como otros trabajos previos han analizado en el contexto español (‍Pereira, Lagares y Mo, 2020; ‍Jaráíz, Lagares y Pereira, 2020; ‍Rivera, Lagares, Jaráiz y Pereira, 2025), hablamos de polarización afectiva en tanto que no nos centramos en las desviaciones en clave meramente ideológica, sino en las desviaciones al respecto de los afectos con respecto a un líder concreto, en nuestro caso Pedro Sánchez, trabajando con una serie de indicadores que nos aportan información relevante sobre las continuidades y cambios al respecto de dichas valoraciones, ahora más polarizadas que en contextos anteriores.

Con los datos de estos indicadores de polarización se describen las características del régimen emocional y arquitectura emocional imperantes (‍Lagares, Máiz y Rivera, 2022. ‍Lagares, Pereira y Jaráiz, 2022), en tanto que entendemos que las tensiones y el carácter negativo de este régimen determinan una arquitectura afectiva (‍Alexander, 2012; ‍Markwica, 2018) que incide, a su vez, en los componentes explicativos que son analizados, tales como las preferencias hacia Pedro Sánchez o el líder de la oposición como presidentes del gobierno, los motivos del voto a los dos principales líderes de gobierno y oposición, o el voto al PSOE.

Por último, atendiendo a las peculiaridades de nuestro objeto de estudio, y entendiendo su carácter multidimensional, se ha optado por una modelización mediante técnicas de ecuaciones estructurales (SEM), con el objeto de trabajar de manera holística el conjunto de componentes que interactúan en la explicación de los apoyos, tanto al liderazgo de Pedro Sánchez como al PSOE. Con tal fin se han realizado tres modelos SEM, dos para cada uno de los momentos electorales que han desembocado en la formación de los dos últimos gobiernos y un tercero para testar la realidad política más reciente.

La utilización de esta técnica, tratándose del mismo tipo de estudios, con idénticas variables, nos permite trabajar en un único modelo de interdependencia entre los distintos componentes que entendemos inciden de manera más significativa en el liderazgo y voto socialista; un modelo que, además, nos permite la comparación. Por último, esta modelización posibilita trabajar con constructos latentes (no directamente observables), así como analizar los efectos directos e indirectos de cada constructo o covariables sobre las distintas dimensiones de dicho modelo.

4. RESULTADOS[Subir]

Prestando atención a la evolución de la persona y el liderazgo de Pedro Sánchez, debemos destacar que en la trayectoria que analizamos, referida a los dos periodos de gobierno iniciados en el año 2019, su figura sufre un proceso de creciente polarización en sus valoraciones como hecho más significativo, pese a que ha mantenido cierto nivel de aceptación, aún en los peores momentos. A este respecto, se señala que la valoración media de Sánchez ha experimentado una evolución marcada por la coyuntura económica, política y social de su mandato. En sus primeros años al frente del ejecutivo de la nación, especialmente tras la moción de censura en 2018, su valoración fue relativamente positiva entre sectores progresistas, beneficiándose del impulso del cambio político. Sin embargo, a medida que avanza su gestión, especialmente durante la pandemia de COVID-19 y las decisiones económicas y territoriales posteriores, su nota media desciende (Gráfico 1), reflejando una creciente insatisfacción, incluso entre parte de su electorado, que tal y como se observa, disminuye ligeramente en su valoración media a partir del año 2023. Algo similar ocurre entre los dos socios de estos dos gobiernos de coalición, Podemos y SUMAR, resultando curioso observar cómo, en general, las personas cercanas a ambas formaciones valoran positivamente a Pedro Sánchez (más en SUMAR que en los cercanos a Podemos).

Gráfico 1.

Evolución de la valoración media de Pedro Sánchez por cercanía política

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS.

Respecto a los fieles a Podemos, justo después de la experiencia de gobierno en coalición, se observa como las valoraciones hacia su socio aumentan positivamente de manera significativa, para descender tras el año 2023. Por su parte, con respecto a SUMAR este descenso también se evidencia en el último tramo analizado, al igual que entre los cercanos a los dos principales partidos de la derecha, PP y VOX, entre los que las valoraciones del líder socialista descienden a sus valores mínimos. No obstante, pese a estos datos, hay algo que apunta a un proceso que va a caracterizar la evolución del liderazgo de Sánchez entre sus acólitos: el progresivo distanciamiento entre las valoraciones, tal y como apuntan los datos de las desviaciones típicas sobre las mismas. La desviación en las notas medias ente los cercanos al PSOE pasan de 1,7 puntos en 2019 a 2,6 puntos en 2025, evidenciando que no sólo las medias bajan ligeramente, sino que las valoraciones se están volviendo más extremas, anunciando una creciente polarización con respecto a su líder y refutando cierta percepción general de oscilación entre el reconocimiento a su capacidad de resistencia política y la crítica por su estilo de liderazgo y pactos parlamentarios. En definitiva, Pedro Sánchez se ha ido convirtiendo en un líder altamente valorado por los votantes afines al PSOE y aliados, como SUMAR, pero profundamente rechazado por los simpatizantes de la derecha y la ultraderecha. Esta división se ha intensificado por cuestiones tales como la gestión del conflicto catalán, los acuerdos con partidos independentistas y las reformas judiciales y sociales impulsadas desde su gobierno. La polarización ha hecho que Sánchez sea percibido, para unos, como un líder audaz que ha sabido mantener el poder en contextos complejos y, para otros, como un dirigente que ha erosionado ciertos consensos institucionales[1]. Como consecuencia, podemos ver que su valoración se ha mantenido más o menos estable dentro de los bloques ideológicos, pero con muy escasa transversalidad, tal y como se observa en el gráfico 2.

Gráfico 2.

Evolución de la valoración media y polarizada de Pedro Sánchez

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS

Nos obstante, a lo largo del periodo 2019-‍2023 su valoración media se ha mantenido con un porcentaje de aceptación cercano al 40%, conservando cierta estabilidad en las valoraciones, si bien se evidencia a lo largo de todo el periodo una tendencia a incrementar las posiciones más extremas, tanto en las valoraciones positivas (las que van del 8 al 10 en la escala) como, sobre todo, en las más negativas (las que van del 1 a 3 en la escala), que se incrementan en más de 14 puntos a lo largo del periodo. También es cierto que, si bien esta tendencia se produce, parece que las compensaciones entre los dos polos permiten que la valoración media se sostenga hasta las elecciones generales de 2023. Es en este punto en el cual se percibe un cambio mucho más drástico en las percepciones relativas al liderazgo de Pedro Sánchez, produciéndose un notable incremento de las valoraciones extremas de signo negativo, que ahora no van a ser compensadas por las valoraciones en el polo extremo inverso, generando como efecto más directo un descenso evidente en la valoración media de su figura. Según se muestra en el gráfico evolutivo, el periodo que va de las elecciones de julio de 2023 a la actualidad se caracteriza por un sostenido proceso de erosión marcado por la polarización afectiva como hecho más significativo.

Si profundizamos un poco más en este concepto de polarización política, debemos señalar que este electorado polarizado expresa sus percepciones en valoraciones cada vez más extremadamente positivas o negativas, en vez de en posiciones centrales (‍Dimaggio, Evans y Bryson, 1996). Para medir este proceso se utiliza el Índice de Polarización Extremo (IPE), un indicador que mide la proporción de individuos que se posicionan en estos espacios extremos. Si aplicamos este índice a las valoraciones del líder del PSOE en el periodo 2019-‍2025 podemos comprobar cómo, a lo largo del mismo, este índice ha aumentado de manera constante, pasando de un valor del 0,36 en 2019 al 0,53 en marzo de 2025. Estos datos nos indican que la mitad de las valoraciones que se realizan de Pedro Sánchez son puntuaciones extremas (Tabla 1) y que éstas han aumentado 17 puntos a lo largo del periodo estudiado. De igual modo, los mayores incrementos, de nueve puntos, se producen después del año 2023. Estos resultados confirman parcialmente la hipótesis H3, al mostrar una intensificación sostenida de la polarización afectiva durante el periodo analizado.

Tabla 1.

Evolución de los índices de polarización[2] sobre la valoración de Pedro Sánchez

2019 2020 2021 2022 2023 2024 2025
Índice de polarización extrema (IPE) 0,36 0,37 0,40 0,39 0,44 0,51 0,53
Índice de polarización asimétrica (IPA) -0,24 -0,23 -0,27 -0,25 -0,27 -0,32 -0,34
Índice de concentración central (ICC) 0,64 0,63 0,60 0,61 0,56 0,49 0,47
índice compuesto de polarización (ICP) 0,44 0,45 0,50 0,49 0,55 0,67 0,71

Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS.

Otra de las características de esta polarización es su asimetría, entendiendo que existen más posiciones negativas que positivas, medidas éstas con el Índice de Polarización Asimétrica (IPA), que es utilizado para detectar el rechazo o aprobación hacia el liderazgo (Iyengar, Sood y Lelkes, 2012). En nuestro caso, a lo largo de toda la serie el indicador muestra que el rechazo al liderazgo de Pedro Sánchez es mayor al apoyo en estas posiciones polarizadas, siempre con valores en negativo y sensiblemente mayores en el último periodo analizado. Este comportamiento asimétrico refuerza la hipótesis H4, en la que se anticipaba un incremento de las valoraciones extremas negativas frente a las positivas.

Ahora bien, como ya se ha comentado con anterioridad, parece que el nivel de polarización, más allá de su tendencia y sentido, ha sido compensado por las valoraciones medias, algo que está íntimamente relacionado con el porcentaje de valoraciones que se han mantenido lejos de los polos, esto es, en posiciones centrales. Para medirlo se utiliza el Índice de Concentración Central (ICC), que calcula el porcentaje de valoraciones medias sobre el total (‍Fiorina, Abrams y Pope, 2005) y que, en el caso del liderazgo de Pedro Sánchez, evidencia el paso a la polarización más extrema producido a partir del año 2023.

Por último, se ha analizado el Índice Compuesto de Polarización (ICP), que es un indicador combinado en el cual se miden los niveles de los extremos y el equilibrio o desequilibrio entre los mismos, resultando de un cálculo bidimensional entre el IPE y el IPA que da como resultado el nivel e intensidad de esta polarización (‍Baldassarri y Gelman, 2008). Por otra parte, este índice es el que mejor expresa la evolución y cambio en las valoraciones del liderazgo de Pedro Sánchez. En concreto, el índice pasa de un valor del 0,44 en 2019 a un valor de 0,71 en 2025, mostrando a las claras como se ha producido un fuerte incremento en sus valores y expresando que, de manera sostenida, la figura de Pedro Sánchez ha sufrido una mayor adhesión y rechazo extremo. Entendemos que esta reducción de los espacios de moderación puede ser fruto de la radicalización de la opinión pública, especialmente desde el año 2023, momento en el que la oposición pone sobre la mesa política una nueva estrategia basada en la mencionada idea de “derogar el sanchismo”, una auténtica enmienda a la totalidad a su gestión y figura que, como estamos observando, ha podido incidir en una creciente polarización de la opinión pública como efecto más inmediato. La evolución conjunta de estos indicadores evidencia una consolidación del régimen emocional polarizado, coherente con la hipótesis general que vincula emociones y liderazgo en contextos de confrontación política.

La otra cuestión a la cual se debería dar respuesta es si esa polarización alrededor del liderazgo de Pedro Sánchez se corresponde con una polarización de los espacios ideológicos, entendiendo que en los años analizados se ha podido producir cierta mutación o deriva en las posiciones ideológicas que haya podido desplazar al electorado hacia posiciones más extremas. Con tal fin se han calculado los índices de polarización antes descritos para la ideología y se han comparado con los índices referidos al liderazgo en el PSOE (Gráfico 3).

A este respecto, vemos como las dinámicas evolutivas se mantienen en la deriva ideológica con respecto a los índices del liderazgo (Gráfico 3), aunque con algunas cuestiones que resulta interesante reseñar. La primera, que, si bien el espacio ideológico también se ha polarizado, lo ha hecho de una manera menos drástica que la valoración de Pedro Sánchez. La segunda, que al igual que ocurre con el líder socialista se produce una acentuación de la polarización a partir del año 2023. Se puede entender que más allá de cierto paralelismo entre la polarización ideológica y del liderazgo, ésta ha incidido de un modo más evidente en la persona de Pedro Sánchez, reflejando una deriva hacia la personalización de la política española, todo ello en un contexto de creciente crispación y tensión mediática en la que la contienda parlamentaria e informativa parece haber acentuado dicho proceso. Ante un contexto como el descrito, nos quedaría preguntarnos cómo ha afectado todo este proceso de polarización a la figura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno, así como cuál ha sido el impacto de este régimen emocional en las expectativas y evolución electoral del PSOE.

Gráfico 3.

Comparación de la evolución de índices de polarización ideológica y de liderazgo (Pedro Sánchez)

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS.

Si entendemos como régimen emocional al conjunto de normas, expectativas y situaciones hegemónicas que prescriben y evalúan los sentimientos políticos (‍Reddy, 2001), podríamos entender que a lo largo de los gobiernos de Pedro Sánchez se ha ido instaurando un progresivo régimen emocional que podríamos denominar aversivo, en consonancia con lo apuntado para el general de la política española en los últimos años (‍Pereira et al., 2021; ‍Lagares et al, 2022) el cual se ha construido en función de una arquitectura emocional que cumple una función de andamiaje afectivo de los discursos políticos (‍Alexander, 2012; ‍Marwika, 2018). Estas emociones pueden ser positivas, actuando como refuerzo de la labor del liderazgo o la gestión del presidente y gobierno o, por el contrario, negativas, actuando como elementos de crítica, cuestionamiento o tensión política.

En el caso español, podemos afirmar que los últimos ocho años se han caracterizado por un proceso de paulatina construcción de un régimen emocional en el cual se han combinado discursos diversos en forma de posicionamiento de instituciones, medios y actores políticos, que han terminado construyendo una arquitectura emocional cada vez más polarizada (‍Jaráiz et al., 2020, ‍Rivera et al 2021) con el claro objetivo de imponer, tal y como afirma Corrigal-Brown (‍2021), una determinada energía colectiva a favor o en contra de un gobierno y, especialmente, a favor o en contra de Pedro Sánchez como presidente.

Esta idea queda claramente expuesta en el análisis evolutivo de la preferencia de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, así como la preferencia con respecto al principal líder la oposición (en el caso del PP, Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo) ya que, como muestra el gráfico 4, en el caso de los dos liderazgos populares, se han producido ciertos procesos que podemos relacionar con esa polarización afectiva que se contextualiza en un régimen emocional de aversión. Así, la evolución de los dos liderazgos nos muestra comportamientos volátiles, más en el caso de las preferencias por Pedro Sánchez que en el caso del líder del PP, partiendo el líder socialista de un mayor nivel de preferencia en el inicio de su primer gobierno en 2019 y un paulatino descenso de la misma hasta el año 2023, donde vuelve a incrementarse, aunque sin recuperar los niveles anteriores; a partir de este momento hasta la actualidad se ha producido un nuevo descenso, con un ligero repunte en los últimos meses.

Para el caso del líder popular se observan dos claras fases. Una primera referida al liderazgo de Pablo Casado, en la cual las preferencias como presidente son las más bajas. Otra, a partir de 2023, la época de Feijóo, en la que aumenta su preferencia como presidente del gobierno, aunque siempre por debajo de los datos de Pedro Sánchez. A partir de las elecciones generales de 2023 se produce un descenso sostenido de su nivel de preferencia, con un muy ligero repunte en los últimos meses de la serie analizada.

Gráfico 4.

Evolución de la preferencia del líder del PSOE como Pte. del Gobierno y del principal líder de la oposición

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS

Gráfico 5.

Evolución de los motivos de voto (Candidato) por recuerdo de voto

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los estudios del CIS (E3267; E3413 y E 3502).

De manera comparada, podemos reseñar que ambos líderes muestran una estructura de preferencia baja (más en el caso de los populares). Este dato podría evidenciar que la exposición a ese régimen emocional polarizado les afecta negativamente a ambos, aunque menos al líder socialista, lo que permitiría sostener la inesperada tesis de que la tensión política y mediática en modo aversivo no solo no desgasta significativamente el liderazgo socialista, sino que lo mantiene con vida en un contexto extremadamente adverso. Todo apunta a que las emociones polarizadas de tipo aversivo se cruzan entre ellas, neutralizando las emociones positivas y profundizando en la movilización emocional negativa, una expresión que, tal y como se evidencia en las tendencias de las proyecciones polinómicas de las preferencias, se traduce en el mantenimiento, e incluso, ligero repunte de Pedro Sánchez y el declive por las preferencias hacia el principal líder de la oposición.

La relativa poca erosión del liderazgo de Pedro Sánchez se puede observar en el siguiente dato (Gráfico 5). A lo largo de los últimos cuatro procesos electorales, con la única excepción de las elecciones del año 2016, el peso del liderazgo del candidato socialista se ha mantenido bastante estable, en un porcentaje cercano al 20% como principal motivo para el voto al PSOE, mostrando a las claras el peso estructural que dicho liderazgo posee en el voto de los socialistas.

Por último, con respecto a los efectos electorales que esta polarización y régimen emocional aversivo pudieran presentar, hemos analizado la evolución de la intención de voto al PSOE a lo largo del periodo 2019-‍2025, representándolo junto a la evolución de las valoraciones polarizadas positivas y negativas de Pedro Sánchez (Gráfico 6). Los datos vienen a confirmar la hipótesis formulada con anterioridad, referida a la relativa o nula erosión provocada por el clima de polarización sobre el liderazgo de Pedro Sánchez y el apoyo electoral al PSOE. De hecho, a lo largo del periodo analizado, los socialistas se mantienen con datos muy estables, conservando porcentajes casi idénticos de intención directa de voto. En concreto, presenta valores medios cercanos al 23%, con un máximo del 25,7% en el año 2019 (en coincidencia con la constitución del primer gobierno de coalición de ámbito nacional) y un mínimo de 20,3% en el año 2021 (coincidiendo con las consecuencias que tuvieron cuestiones tales como la gestión de la pandemia, la crisis del gobierno de coalición que terminó suponiendo la salida del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, la tramitación de ley de vivienda, la crisis diplomática con Marruecos, etc.). No obstante, a partir de ese momento se mantiene prácticamente inalterable, mostrando a las claras la relativa fortaleza de un electorado que se muestra fiel a la figura y al gobierno de Pedro Sánchez.

Gráfico 6.

Evolución de las valoraciones polarizadas de Pedro Sánchez y la intención de voto al PSOE en unas futuras elecciones generales

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Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los estudios del CIS (E3267; E3413 y E 3502).

Los resultados de esta primera fase de nuestro análisis parecen apuntar a que el contexto de extrema polarización creado antes de las elecciones de julio de 2023 y mantenido hasta la actualidad, ha podido debilitar relativamente la fortaleza del presidente del gobierno, pero no ha conseguido destruirla en un clima tan previsiblemente adverso como el actual. Es más, parece ser que este régimen tampoco penaliza electoralmente al partido en el gobierno, un partido socialista que, contra todo pronóstico, mantiene sus expectativas electorales de manera prácticamente intacta (Tabla 2) en el periodo analizado[3], que evita la fuga de electores a la abstención, pero que ve alejarse las posibilidades de reedición futura de gobierno debido al debilitamiento de sus apoyos de gobierno y al fortalecimiento del bloque de la derecha.

Tabla 2.

Evolución de la fidelidad de voto al PSOE

Recuerdo
Abril 2019
Recuerdo
noviembre 2019
Recuerdo de voto julio 2023
PSOE 69,3 76,1 73,3
No votaría 3,9 1,8 1,3
No sabe todavía 15,5 8,6 15

Fuente: Elaboración propia según datos evolutivos de los barómetros del CIS.

Con el objeto de indagar más profundamente en los componentes explicativos del voto al Partido Socialista se ha diseñado una modelización mediante técnicas de ecuaciones estructurales en la cual interconectar factores contextuales, actitudinales y de liderazgo en un modelo holístico que explique el comportamiento en los años 2019, 2023 y en la actualidad.

El primero de los modelos toma como referencia el año 2019 (CIS E3267), en concreto la repetición electoral de noviembre de ese año, fecha que da lugar al primer gobierno de coalición de nuestra democracia, un gobierno inédito entre el PSOE y PODEMOS que implica un cambio sustancial en la tradición de los gobiernos de nuestro país. El segundo modelo toma como marco las elecciones de julio de 2023 (E 3413), segundo gobierno de coalición, en esta ocasión entre PSOE y SUMAR, marcado por el apoyo de investidura del total de las fuerzas parlamentarias a excepción del bloque de la derecha representado por el PP, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y VOX. Por último, se propone una modelización del actual momento político (CIS E3502) y para ello se utiliza el último barómetro correspondiente al mes de marzo de 2025. Para los tres estudios se analizan las mismas variables, hecho que nos permite la comparabilidad entre ellos, aportando una explicación no solo coyuntural sino evolutiva.

Con respecto a las ventajas que nos aporta la modelización mediante técnicas SEM, debemos señalar la posibilidad de desarrollar una explicación multicausal de carácter dinámico en la cual determinar los pesos de los distintos componentes o factores de manera directa e indirecta sobre el liderazgo de Pedro Sánchez y el voto al PSOE. De igual modo, nos permite trabajar con constructos latentes que, en nuestro caso, nos ayudan a operativizar la dimensión contextual en el estudio estructural. Nuestro modelo analiza el liderazgo de Pedro Sánchez y el voto al PSOE en un contexto de cambio económico y político. Para los tres momentos propuestos contempla un constructo latente denominado (Contexto_ECO), formado por la valoración en clave sociotrópica y retrospectiva que se realiza de la situación económica de España (ECOESP), así como de la valoración económica que se realiza en clave egotrópica y restrospectiva (ECOPER). Como componentes actitudinales se contemplan la cercanía política al PSOE (Cerc_PSOE) y la autoubicación en la escala ideológica (Ideología). Con respecto al liderazgo, se analiza la valoración de Pedro Sánchez (Val_Sánchez) y la preferencia de Pedro Sánchez como presidente del gobierno (Pref_Sánchez), así como la valoración del principal líder de la oposición (Val_Opo); por último, se contempla la intención de voto al Partido Socialista Obrero Español (Voto_PSOE).

Tabla 3.

Variables presentes en los modelos estructurales

Constructo Variable Etiqueta Tipo Codificación
Contexto_ECO ECOESP Valoración sociotrópica economía Ordinal 1 a 4
ECOPER Valoración egotrópica economía Ordinal 1 a 4
Actitudes Cerc_PSOE Cercanía al PSOE Dicotómica 1-0
Ideología Autoubicación ideológica Escala 1 a 10
Liderazgo Val_Sánchez Valoración Pedro Sánchez Escala 1 a 10
Val_opo Valoración líder PP Escala 1 a 10
Pref_Sánchez Preferencia de Sánchez como presidente Dicotómica 1-0
Voto Voto_PSOE Voto al PSOE Dicotómica 1-0

Fuente: elaboración propia.

Por otra parte, este análisis estructural busca contrastar de manera holística las hipótesis H1, H2 y H5, referidas al peso del liderazgo, las actitudes partidistas y los factores económicos en el voto socialista. En el primero de los modelos expuestos, el referido al año 2019 no aparece ninguna variable de tipo contextual económica, resultando un modelo mucho más clásico, en tanto que se centra en la identificación partidista como principal componente explicativo del voto (0,31), así como que el liderazgo aparece como un factor mucho más potente que en los modelos posteriores (0,31), ya sea en las valoraciones directas como expresadas en las preferencias sobre la presidencia del gobierno. De igual modo, esta robustez en clave de liderazgo y adscripción partidista queda reflejada en la retroalimentación que se produce entre valoración y preferencia (0,57), cercanía y preferencia (0,32) y valoración y cercanía (0,68).

Figura 1.

Modelo estructural de componentes de voto al PSOE (2019)

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Índices de ajuste: CFI= 0,992, RMSEA=0,057.

Fuente: Elaboración propia según datos del CIS (E 3267).

Por su parte, el modelo referido al año 2023 muestra la aparición, aunque aún muy débil, de los componentes contextuales en clave económica, prácticamente residuales tanto con respecto a la valoración de Pedro Sánchez (0,07), como sobre la cercanía al PSOE (0,05), así como sobre la preferencia de éste como presidente (0,02). Al contrario que en el modelo anterior, la incidencia sobre el voto al PSOE de la preferencia de Pedro Sánchez como presidente es mucho mayor (0,47), de igual modo que la influencia de la cercanía sobre el voto es menor (0,31) y la valoración polarizada del líder socialista (0,12). Desaparece de la modelización la valoración del liderazgo de la oposición, así como no aparece la situación económica sociotrópica, a la vez que mantiene un peso residual la ideología.

Figura 2.

Modelo estructural 2023

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Índices de ajuste: CFI= 0,987, RMSEA=0,059.

Fuente: Elaboración propia según datos del CIS (E 3413).

Por último, el modelo más cercano, referido al año 2025, muestra como los componentes exógenos, en concreto de carácter económico, poseen un importante peso en la explicación contextual del apoyo al liderazgo de Pedro Sánchez, expresado en el determinante peso que posee la valoración económica (especialmente sociotrópica) sobre la valoración del presidente del gobierno, aunque no tanto sobre la preferencia como presidente, que sí se alimenta de su valoración y de la cercanía política. En términos generales podemos afirmar que una buena valoración económica de España y personal incide en las valoraciones positivas más polarizadas hacia Pedro Sánchez (0,81) y de una mayor cercanía hacia el PSOE (0,54), aunque no incide de un modo tan directo sobre su preferencia como presidente (0,11) ni sobre el voto directo al PSOE. Sobre los efectos directos en el voto socialista debemos reseñar que la cercanía política es el principal componente explicativo (0,49), seguido de la valoración polarizada de Pedro Sánchez (0,19) y de su preferencia como presidente (0,13). El peso de la valoración del principal líder de la oposición es muy bajo, incidiendo sobre la valoración negativa del líder socialista (-0,06) y de manera residual sobre el voto socialista (-0,01).

Figura 3.

Modelo estructural 2025

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Índices de ajuste: CFI= 0,989, RMSEA=0,050.

Fuente: Elaboración propia según datos del CIS (E3502).

De modo comparado (Tabla 4), podemos señalar que los distintos momentos analizados[4] muestran un paulatino crecimiento del peso de los componentes económicos, que se muestran como factores bastante estructurados en la explicación del liderazgo y voto socialista. De igual modo, el liderazgo de Pedro Sánchez ha ido perdiendo fuerza en la explicación directa del voto, aunque también es cierto que mantiene su peso de modo indirecto, en tanto que el contexto económico positivo refuerza sus apoyos y éstos, también de modo indirecto, el voto al partido socialista. Un voto que, en cualquier caso, es un apoyo en clave de cercanía o adscripción y de liderazgo, muy alejado de las clásicas explicaciones en clave ideológica. En conjunto, estos hallazgos sugieren un desplazamiento progresivo desde un liderazgo movilizador hacia un liderazgo condicionado por las percepciones económicas, lo que confirma parcialmente la hipótesis H5 referida al papel modulador del contexto económico.

Tabla 4.

Relaciones directas e indirectas modelos SEM

Relación 2019 2023 2025
Contexto_ECO Val_Sánchez_pol 0,81
Contexto_ECO Pref_Sánchez 0,11
Contexto_ECO Cerc_PSOE 0,54
ECOPER Val_Sánchez_pol 0,07
ECOPER Pref_Sánchez 0,02
ECOPER Cerc_PSOE 0,05
ECOPER Voto_PSOE 0,31
Val_Sánchez_pol Pref_Sánchez 0,57 0,53 0,64
Val_Sánchez_pol Cerc_PSOE 0,68
Pref_Sánchez Voto_PSOE 0,31 0,12 0,13
Cerc_PSOE Voto_PSOE 0,31 0,31 0,49
Ideología Voto_PSOE -0,01 -0,01 -0,01

Fuente: elaboración propia.

5. CONCLUSIONES [Subir]

Los resultados del presente trabajo evidencian la interconexión entre los elementos contextuales de tipo económico, de tipo político y emocionales en la configuración del liderazgo de Pedro Sánchez, todo ello en un espacio marcado por una creciente polarización.

Este proceso, a pesar de ser ascendente en todo el periodo analizado, se extrema tras las elecciones del año 2023, siendo los principales rasgos descriptivos de esta polarización su intensidad creciente y su asimetría, en tanto que si bien aumentan las posiciones polarizadas en los dos extremos, van a ser las valoraciones más negativas las que lo hagan sustancialmente a partir del año 2023, precisamente el momento en el que se articula toda una estrategia política y mediática con un único fin: la “derogación del sanchismo”.

Paradójicamente, los efectos de este clima político, a pesar de debilitar el liderazgo de Pedro Sánchez, no terminan de destruirlo, especialmente en un contexto de régimen emocional marcado por la aversión. Es esta aversión la que va a terminar contaminando la vida política española, traduciéndose en modo de una arquitectura emocional de rechazo al oponente y refuerzo al líder propio en todo el espectro de la política española, de la cual participan medios, actores políticos e instituciones. La traducción de este clima es la existencia de un contexto marcado por la volatilidad con respecto a las preferencias de los liderazgos, pero que no erosionan del todo a Pedro Sánchez, es más, se mantiene más o menos estable en sus apoyos electorales.

Quizás, lo que mejor pueda explicar esta “sorpresiva” situación de resistencia electoral sea la modelización llevada a cabo en nuestro trabajo. En ella se interconectan componentes contextuales, fundamentalmente económicos, componentes actitudinales y de liderazgo en un modelo de conjunto, donde se puede observar cómo la deriva en el peso del liderazgo de Pedro Sánchez es evidente, pasando de un contexto de liderazgo movilizador en un contexto de baja polarización en el año 2019, a una evidente erosión del capital simbólico del mismo en el año 2023 (recordemos el inicio de la estrategia antisanchista), quizás fruto de varios issues, como la gestión postpandemia, la crisis en su primer gobierno de coalición, algunas actuaciones muy polémicas[5] o la cuestión territorial con Cataluña. No obstante, tanto el liderazgo como el voto al PSOE se recuperan ligeramente en el modelo más actual, y es aquí donde debemos señalar el peso de los componentes económicos: sin peso en el año 2019, con muy poca influencia en 2023, pero muy importantes en 2025.

Podríamos entender que se activa un proceso indirecto más complejo, en el cual la valoración económica de España, con evidentes signos de recuperación económica en todos sus indicadores económicos, actúa como un refuerzo de la figura de Pedro Sánchez, a la vez que aumenta la cercanía y el voto al PSOE. Podemos entender que nos encontramos en una repolitización en clave de voto económico, en la cual las cifras de la economía actúan como moduladores de los juicios políticos en un contexto muy polarizado contra la figura y el gobierno de Pedro Sánchez. Este recorrido sugiere que el voto al PSOE es sensible al contexto político y económico, y que el liderazgo de Pedro Sánchez ha atravesado una evolución desde la centralidad movilizadora hasta una posición más reactiva a las percepciones económicas y la identificación partidista que, no obstante, no parecen acabar con su capacidad de resiliencia.

Por último, en clave de futuras líneas de investigación, los resultados del presente trabajo pueden suponer un avance en el estudio del liderazgo y el impacto de componentes multivariables en la conformación del mismo, permitiendo la comparación con otros liderazgos de tipo personalista en contextos polarizados.