RESUMEN
En los últimos años se ha observado la aparición de una brecha ideológica entre los jóvenes y las jóvenes en España. Con el objetivo de entender este fenómeno, analizamos su origen, estudiando la evolución que desde los años ochenta se ha producido en dos de los componentes que tradicionalmente han explicado la autoubicación ideológica: las actitudes y el voto. Los resultados muestran que las diferencias entre hombres y mujeres son más pronunciadas en la Generación Z (entre 18 y 25 años) que en los demás grupos etarios, debido fundamentalmente a un cambio de tendencia en los hombres. Los jóvenes de la Generación Z se sitúan y optan por partidos más cercanos a la derecha, mostrando actitudes cada vez más conservadoras y menos favorables a la igualdad que las mujeres de su misma generación. Además, son los que muestran las cotas más bajas de apoyo a la democracia, alcanzando niveles desconocidos desde los años setenta. Estudiar el origen de esta nueva brecha ideológica resulta imprescindible como primer paso para entender sus potenciales consecuencias políticas.
Palabras clave: España, Generación Z, brecha de género, ideología, jóvenes, conservadurismo.
ABSTRACT
In recent years, an ideological gap between young men and young women in Spain has been observed. With the aim of understanding this phenomenon, we delve deeply into its origins, studying the evolution that has occurred since the 1980s in two components that traditionally explain ideological self-placement: attitudes and voting behavior. The results show that the differences between men and women are more pronounced in Generation Z (aged 18 to 25) than in other age groups, primarily due to a shift in trend among men. Young individuals in Generation Z tend to align with and support parties closer to the right, displaying increasingly conservative attitudes and less favorability towards equality compared to women in the same generation. Moreover, they exhibit the lowest levels of support for democracy, reaching unprecedented levels since the 1970s. Investigating the origins of this new ideological gap is essential as a first step to comprehend its potential political ramifications.
Keywords: Spain, Generation Z, gender gap, ideology, youth, conservatism.
Históricamente, las mujeres han mostrado actitudes y valores menos liberales, optando por partidos más conservadores y posicionándose más a la derecha en la escala ideológica que los hombres (Lipset, 1960; Almond y Verba, 1963; Shapiro y Mahajan, 1986; Pintor, 1981). Sin embargo, factores como el proceso de secularización y la creciente participación de las mujeres en el sistema educativo y el mercado laboral han contribuido a que esta distancia se haya reducido gradualmente con el paso de las décadas (Inglehart y Norris, 2000; Giger, 2009; Verge, 2020). No obstante, los datos más recientes muestran que esta brecha de género entre las personas más jóvenes podría estar abriéndose de nuevo (Anduiza y Rico, 2024), aunque en un sentido opuesto a la «brecha tradicional». Si bien este cambio comenzó a advertirse en la generación Y, se ha hecho especialmente evidente en la generación Z, en la que los hombres están adquiriendo actitudes cada vez más conservadoras y optando por partidos más cercanos a la derecha que las mujeres.
Esta respuesta de los varones jóvenes podría haberse fraguado en las dos últimas décadas debido a varias cuestiones. En primer lugar, los efectos de la globalización y de la crisis económica de 2008 podrían haber tenido un amplio impacto, ya que como sostiene Kriesi et al. (2008), algunos grupos sociales, en particular los hombres, podrían haberse sentido marginados por los efectos negativos de la globalización económica y cultural —los llamados «perdedores de la globalización». Además, el rápido despliegue de las agendas y políticas feministas podría haber ahondado en esa sensación de desprotección, favoreciendo posiciones reaccionarias a la igualdad de género y a otros valores progresistas de corte moral. Esto podría haberse producido como consecuencia, en parte, de los discursos anti-género de tipo contestatario que los partidos populistas de derecha radical han encontrado como recurso para su ascenso electoral en estos segmentos de población (Hernández y Kriesi, 2016; Ramírez-Dueñas et al., 2025; Anduiza y Rico, 2024).
Ante estos cambios, es crucial ofrecer una completa descripción de la brecha ideológica de género en la generación Z y reflexionar sobre cuáles son las potenciales causas por las que está emergiendo. Para ello, en este artículo no sólo estudiamos la evolución ideológica de hombres y mujeres en tres grupos etarios en España en las últimas cuatro décadas, sino que analizamos dos de los tres componentes que tradicionalmente han servido para definirla: valores y actitudes, e identificación partidista y voto (Inglehart y Klingemann, 1976; Knutsen, 1997).
Los resultados muestran que los hombres de la Generación Z están adoptando posiciones más conservadoras y autoritarias mientras que las mujeres lo hacen por posiciones más progresistas y liberales. Las mujeres jóvenes muestran un mayor apoyo a cuestiones como el medio ambiente, la inmigración y los derechos LGBTIQ+, mientras que los hombres tienden a opinar que el feminismo ha llegado demasiado lejos. Asimismo, los resultados también arrojan cifras crecientes de apoyo a partidos de extrema derecha entre los hombres de la generación Z e Y, una brecha que se materializa tanto en la cercanía como en el recuerdo de voto. Por último, demostramos que el nivel de apoyo a la democracia como forma de gobierno es el más bajo desde los años 70, particularmente en los hombres jóvenes.
El artículo se estructura de la siguiente manera. A continuación, se hace un repaso del marco teórico, prestando atención a las teorías de género y de edad, cohorte y ciclo vital que han explicado las diferencias con relación a la ideología política. En la siguiente sección se discuten los datos y los métodos que serán utilizados en la siguiente sección de resultados. Por último, se muestran las conclusiones del estudio, así como algunas implicaciones que podría tener esta investigación en la salud y futuro de nuestro sistema democrático.
Históricamente, ha venido a reconocerse la existencia de una brecha de género «tradicional», por la que las mujeres desarrollaban una identificación partidista y un voto declarado[1] hacia partidos de derecha, así como posiciones más conservadoras en actitudes políticas y morales, debido a su mayor religiosidad, a la educación recibida (vinculada a los roles tradicionales de género y enfocada al ámbito privado del hogar, los cuidados y la crianza de los hijos), a su menor participación en al ámbito laboral y a su socialización política (Duverger, 1955; Lipset, 1960; Almond y Verba, 1963; Shapiro y Mahajan, 1986; Martínez Tez, 1990; Ramírez-Dueñas, 2016). Sin embargo, esta brecha de género tradicional fue reduciéndose paulatinamente durante los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando se produjo un realineamiento de las mujeres hacia posiciones más liberales, y su identificación partidista viró hacia partidos progresistas y de izquierda (De Vaus y McAllister, 1989; Inglehart y Norris, 2000; Giger, 2009).
El paso de una sociedad industrial a una post-industrial, el acceso a la educación superior universitaria, la penetración de los valores liberales y democráticos, la mayor secularización o el acceso de las mujeres al mundo laboral propiciaron que se dieran profundas transformaciones en las estructuras familiares, nuevas necesidades de los Estados del Bienestar para la crianza de los hijos y los cuidados del hogar; y, con ello, un cambio cultural que permeó especialmente entre las cohortes más jóvenes de aquellas décadas (Inglehart, 1977; 1997; Inglehart y Norris, 2000, 2003). La expansión de los valores post-materialistas en dichas sociedades postindustriales (cuidado y respeto del medio ambiente, igualdad de género, reconocimiento de sexualidades múltiples…) impactó profundamente en esta brecha de género en las actitudes políticas, reduciéndose paulatinamente a medida que las mujeres fueron adquiriendo posiciones más liberales.
No obstante, durante los últimos años se ha producido un cambio de tendencia entre los hombres hacia posiciones más conservadoras, populistas y autoritarias, especialmente en cuestiones anti-inmigración o de índole moral, así como un mayor apoyo a partidos de derecha radical (Spierings y Zaslove, 2015, o Gillion, et al., 2020, entre otros). A la par, las mujeres se han movido hacia posiciones más liberales y progresistas: se ubican de una manera más consistente en la izquierda del eje ideológico (Norrander y Wilcox, 2008) y son más favorables a la redistribución y a los programas contra la desigualdad económica (Shorrocks y Grasso, 2020). En el eje social, se declaran más cercanas al movimiento feminista y demandan un mayor papel de los poderes públicos en igualdad de género (Togeby, 1994; Jelen, 2015); se muestran más tolerantes en asuntos de corte moral, como en cuestiones relativas a la diversidad sexual —grado de aceptación de matrimonio entre personas del mismo sexo y opiniones hacia los derechos de las personas LGTBIQ+ (Meaney y Rye, 2010; Adamczyk y Liao, 2019; Ramírez-Dueñas y Cordero, 2025) o actitudes más favorables hacia la inmigración (Kehrberg, 2007)—. Además, las mujeres parecen haber desarrollado actitudes menos populistas y, en ese sentido, son menos favorables a apoyar a partidos populistas de derecha radical de fuerte discurso anti-inmigración o anti-género (Givens, 2004; Immerzeel et al., 2015; Harteveld et al., 2015). Todo ello podría estar provocando una nueva apertura de la brecha de género, aunque en el sentido opuesto al tradicional.
En nuestro país parece haberse producido, aunque de manera mucho más tardía, la misma inversión en la brecha ideológica de género. A partir de finales de la década de los años 2000, no sólo empiezan a constatarse mayores apoyos electorales hacia partidos progresistas por parte de las mujeres, sino que la aparición del partido de derecha radical, VOX, puede haber afianzado la brecha electoral de género y profundizado las diferencias, dados los mayores apoyos de los hombres hacia partidos de corte reaccionaria (Rama et al., 2021; Moreno y Ruiz-Seisdedos, 2023). Este hecho no sólo es imputable a los marcos sobre la modernización planteados a nivel internacional para las mujeres (acceso al mercado laboral, niveles educativos superiores o cambio en los valores políticos), lo cual los hombres pueden llegar a percibir como una competición con posibilidad de pérdida de la clásica hegemonía heteropatriarcal (Off et al., 2022), sino también a factores propios del contexto español (Anduiza y Rico, 2024), que es un ejemplo perfecto de país con alto grado de alcance de las políticas de igualdad de género, pero donde es precisamente más fácil que las mujeres representen una «amenaza competitiva» para los hombres (Off et al., 2022). Además, los posicionamientos más progresistas en actitudes y valores (inmigración, moralidad, redistribución…) por parte de las mujeres estarían ligados no sólo a una mayor precariedad en el ámbito laboral, sino también a la agenda de los partidos progresistas favorables a los derechos de las mismas, en cierto modo, con las conexiones entre el movimiento feminista español con el Partido Socialista y el resto de partidos a su izquierda, que podría haber realineado a las mujeres con estos partidos y con la izquierda ideológica (Calvo y Martín, 2009; Cobo, 2011; Ramírez-Dueñas et al., 2025).
A pesar de que los individuos más jóvenes tienden a introducir en la sociedad valores y actitudes más liberales que los de edades superiores (Alwin y McCammon, 2003), algunos estudios están poniendo de manifiesto la posibilidad de que este cambio cultural no se está produciendo de manera transversal, ya que los hombres, y más concretamente los hombres jóvenes, parecen estar desarrollando actitudes más conservadoras (o reaccionarias) frente a posicionamientos más liberales de las mujeres dada la mencionada percepción de competición (Off et al., 2022), lo que da lugar a un ensanchamiento de la brecha ideológica de género en las cohortes más jóvenes (Besen y Zicklin, 2007; Norrander y Wilcox, 2008; Van Ditmars, 2023). Las actitudes ante las políticas de igualdad de género podrían ser una de las consecuencias que surgen de esta nueva brecha entre hombres y mujeres. Duffy et al. (2024) ponen de manifiesto que los hombres más jóvenes son escépticos con las nuevas políticas feministas y son críticos con las visiones sobre la masculinidad tóxica. En España, también parece encontrarse una tendencia similar hacia esta brecha entre actitudes hacia la igualdad de género[2] (Anduiza y Rico, 2024).
Son las dos generaciones más jóvenes, la llamada Generación Z (1997-2012) e Y (1981-1996), sobre las cuales parece emerger una brecha política e ideológica. Siendo una generación un grupo social —nacido dentro un determinado periodo— que comparte una serie de procesos históricos y culturales que configuran sus experiencias vitales (Mannheim, 1993/1928), estas dos generaciones han compartido vivencias culturales, sociales y políticas en el contexto español que han determinado su devenir, como la burbuja inmobiliaria, la crisis financiera o los años postcrisis. Sin embargo, más allá de las consecuencias económicas y vitales de estos ciclos económicos, varias cuestiones podrían haber sido esenciales para entender la mayor división en actitudes políticas e ideológicas de hombres y mujeres de ambas generaciones.
La politización de las cuestiones relativas al género y la sexualidad podría considerarse un factor relevante para explicar una mayor polarización. Si bien las generaciones previas a la generación Z han sido socializadas políticamente en valores liberales democráticos y la ampliación de los derechos sociales (donde se pueden encontrar aquellos relativos a la igualdad de género entre mujeres y hombres), los avances más recientes del feminismo podrían haber desencadenado una fuerte reacción social en una parte de la sociedad. Así, algunos autores (ver Abou-Chadi et al., 2021) sostienen que entre aquellos que han visto quebradas sus expectativas vitales en las últimas décadas, podría haber cristalizado un rechazo al feminismo imputando a éste los efectos en sus experiencias laborales y de ausencia de ascenso social.
La Gran Recesión impactó profundamente en la juventud, tanto en su incorporación al mundo laboral como en su socialización política. Estas dos cohortes, que han experimentado períodos de dura recesión económica, manifiestan comúnmente una mayor desconfianza hacia las instituciones y el sistema político. Si bien es cierto que la crisis incidió significativamente en los conocidos como millennials (generación Y), ésta y sus períodos posteriores inciden significativamente en la generación Z. A pesar de que sus integrantes eran aún niños cuando la vivieron, la formación de sus identidades políticas y sociales tuvo lugar en un contexto socioeconómico aún muy marcado por la crisis (Simón et al., 2020). De hecho, Cordero y Roch (2023) señalan que estos jóvenes muestran niveles de preocupación por la inestabilidad laboral incluso mayores que los de la generación Y. Aquellos a los que Kriesi et al. (2008) vinieron a denominar «perdedores de la globalización» son aquellos segmentos socio-económicos donde podrían estar retrocediendo los valores post-materiales y despertando posiciones autoritarias e iliberales. Norris e Inglehart (2019) advierten además del crecimiento de un backlash cultural entre el perfil de hombre joven con trabajo poco cualificado y menor nivel educativo, un sector social donde los partidos de derecha radical reciben cada vez más apoyo (Hernández y Kriesi, 2016; Ramis-Moyano et al., 2023).
En ese sentido, el feminismo y las políticas relativas al género y a la sexualidad podrían haber consolidado una brecha ideológica, reafirmando sus valores progresistas y su identificación política a aquellas formaciones que defienden las agendas feministas y los derechos sociales asociados a la igualdad de género y minorías sexuales (Conover, 1988; Spierings, 2020). Por el contrario, podría ser entre las cohortes más jóvenes aquellos grupos sociales donde el feminismo podría haber perdido seguidores, y con ellos, un menor grado de apoyo a la agenda feminista o, incluso, un retroceso de actitudes hacia la igualdad de género (Pease, 2020; Anduiza y Rico, 2024). Es este espacio donde los partidos de derecha radical populista han sido capaces de desplegar fuertes discursos anti-género para capitalizar este mayor descontento emergente, en paralelo a sus otros discursos anti-inmigración y nativistas propios (Mudde, 2007; Lombardo et al., 2021; Alonso y Espinosa-Fajardo, 2021; Cabezas, 2022).
García-Albacete y Lorente (2019) argumentan que, si bien los ciclos de vida actúan como determinantes de las actitudes políticas, independientemente de ello, los jóvenes muestran una mayor sensibilidad hacia factores contextuales que se presentan con mayor intensidad. Los conflictos actuales en Gaza o en Ucrania, el impacto psicológico de la pandemia, la preocupante situación del acceso a la primera vivienda y otros problemas de índole social y económica contribuyen a la percepción de la política y por ende acaban, en mayor o menor intensidad, en el desarrollo de las actitudes y los valores. Así, una de las razones por la cual los hombres jóvenes tenderían a inclinarse hacia la derecha durante crisis sociales o periodos de incertidumbre radicaría en que las mujeres tienden a percibir y empatizar más con las desigualdades sociales, mientras que los hombres valoran más la libertad (Buser y Van Der Weele, 2016; Steele, 2015). Este discurso sobre la libertad ha sido promovido por la extrema derecha a través de diversos medios digitales y redes sociales. Como resultado, la identificación con estos valores podría estar ampliando la brecha ideológica de género.
En lo político, durante los años post-crisis se inició un nuevo ciclo con el debilitamiento del bipartidismo y la aparición de fuerzas como Podemos, Ciudadanos o VOX. Por un lado, diversos investigadores han observado que las generaciones jóvenes que han sufrido de estos advenimientos post-crisis exhiben una mayor propensión a la acción política (García-Albacete y Lorente, 2019; Fernández-Guzmán et al., 2023), y un mayor apoyo a partidos de derecha radical (Rama et al., 2021). Por otro lado, esta actitud escéptica o reticente respecto de la política podría venir más motivada por fallos en el desempeño de las democracias liberales en sí que por la mera reactividad negativa ante los principios democráticos. Sin embargo, parece que entre los hombres más jóvenes se está dando un deterioro en el apoyo a la democracia como forma de gobierno (Cordero y Roch, 2023). Por tanto, el cambio de tendencia que se observa entre los jóvenes de la Generación Z parece tener que ver con el contexto en que viven y la desafección con respecto a la política. El presente texto pretende estudiar la evolución de estas tendencias y cómo podrían estar impactando en la brecha ideológica de género en los jóvenes de España.
Para los análisis mostrados en el artículo se utilizan datos de una encuesta online propia realizada entre julio y septiembre de 2022 a 2.000 españoles (YoungPop, 2023). La encuesta fue aplicada al panel de participantes de una de las principales empresas especializada en el estudio de opinión en España, obteniendo una muestra de población general de más de 18 años con un tamaño de 2.000 personas. Concretamente, 1.500 entrevistas a una muestra representativa de la población mayor de 18 años y a una submuestra representativa adicional de la población general entre 18 y 35 años. El objetivo último de esta sobrerrepresentación fue el de permitir realizar un análisis más detallado de las actitudes y valores de los jóvenes españoles, especialmente aquellos pertenecientes a la generación Z (los que en el momento de la encuesta tenían entre 18 y 25 años) y la generación Y (entre 26 y 35). Ambas muestras, a las que se les aplicó el mismo cuestionario en las mismas condiciones, fueron diseñadas con cuotas representativas de la población por sexo, edad, tamaño de hábitat, Comunidad Autónoma y nivel de ingresos. En los análisis las dos muestras son analizadas de manera conjunta, aplicando los pesos correspondientes. Estos datos se complementan con los datos del estudio 3.428 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de noviembre de 2023, con una muestra de 4.000 entrevistados y con barómetros del CIS desde los años 80 hasta 2024 para mostrar las evoluciones temporales de diferentes indicadores. Por último, para los análisis relacionados con el recuerdo de voto, se ha hecho uso de la base de datos Ormiere 2024, una recopilación de las encuestas postelectorales de las elecciones celebradas en España desde 1977 llevadas a cabo por el CIS y por Data para los primeros comicios.
El objetivo de este artículo es mostrar, desde un punto de vista descriptivo, la evolución por edades de la brecha ideológica de género en España y tratar de explicarla a partir de diferentes indicadores que la literatura ha relacionado con dicha autoubicación. Las variables fundamentales para segmentar los resultados serán el género y la edad. Para la última, dado que nuestro objetivo fundamental es estudiar a las personas más jóvenes, la muestra ha sido dividida entre los ciudadanos que en el momento de la encuesta tenían entre 18 y 25 años, entre 26 y 35 años, y los mayores de 35 años[3]. Así, en función de la disponibilidad de los datos, se mostrarán dos tipos de análisis: transversales o longitudinales. Los primeros se harán con datos de encuestas recientes, y en los análisis haremos referencia a las generaciones (Z, Y o mayores de 35 años). Los segundos se harán con datos que en algunos casos se remontan a finales de los años 70, y en ellos haremos referencia a la edad, ya que esta no siempre se corresponde con las generaciones. Dada la naturaleza de nuestros datos, en los análisis mostrados no podremos distinguir entre los efectos de edad y los efectos de cohorte.
Para explicar el origen del aumento de la brecha ideológica de género, mostraremos cómo han evolucionado las actitudes y los valores políticos de estos grupos etarios, seleccionando para ello variables que miden aspectos tanto coyunturales como volubles, actitudes más relacionadas con los temas políticos actuales y temas más transversales. En primer lugar, las actitudes sobre el cuidado del medio ambiente, las actitudes sobre las personas migrantes y sobre el colectivo LGTBIQ+. En segundo lugar, en cuanto a las opiniones sobre el género, hemos seleccionado tres indicadores: el porcentaje de jóvenes que se autodefine como feminista, el porcentaje que está de acuerdo o muy de acuerdo con que las desigualdades de género son grandes en España y el porcentaje que piensa que «el feminismo ha ido tan lejos que ahora se discrimina a los hombres». En tercer lugar, en relación con la democracia, se mostrará cómo ha evolucionado el porcentaje de personas que están insatisfechas o muy insatisfechas con la democracia (apoyo específico), el porcentaje de personas que creen que «para gente como yo da igual democracia que otro sistema político» y el de personas que creen que en determinadas ocasiones hay sistemas políticos más adecuados que la democracia (apoyo difuso). Por último, dentro del componente partidista, analizamos el grado de cercanía a los diferentes partidos y la evolución del recuerdo de voto a partidos de derecha radical para observar cómo ha evolucionado la brecha electoral de género desde los años setenta.
El análisis presentado en el Gráfico 1 muestra la ideología media (en un continuo que va del 1 —izquierda— al 10 —derecha) por género y grupo de edad (de 18 a 25, de 26 a 35 y más de 35 años) desde 1987 hasta 2024 en España, revelando diferentes patrones de la brecha de género según el grupo de edad. El cambio de tendencia más marcado se encuentra en las personas menores de 25 años, el grupo etario que centra el interés de este artículo. Entre ellas, a pesar de que las discrepancias ideológicas han sido mínimas a lo largo de todo el periodo analizado, un dato relevante es que desde 2018 las mujeres han virado gradualmente hacia la izquierda, con un reciente repunte a la derecha. Este cambio es probablemente acaecido dado el contexto de unión generacional contra la violencia hacia las mujeres, donde episodios como el caso de «la manada» o el contexto internacional en torno al «Me Too» marcaron diferencias en el posicionamiento femenino en acciones de protesta. Sin embargo, el hallazgo más palmario es que son principalmente los hombres Z quienes se han desplazado drásticamente a la derecha, contribuyendo en mayor medida al incremento en la nueva brecha de género, al superar incluso el umbral del 5,5 en la escala, generando unas diferencias de género hasta ahora desconocidas en todos los grupos de edad.
Gráfico 1.
Ideología media (siendo 1 izquierda y 10 derecha) por tramo de edad y género en España (1987-2024)

Fuente: Barómetros 1987-2024 del CIS.
Gráfico 2.
Diferencia de la media ideológica entre hombres y mujeres menores de 25 años en España (1987-2024)

Fuente: Barómetros 1987-2024 del CIS.
Nota: Los valores por debajo de 0 indican que las mujeres se ubican más a la derecha que los hombres, los valores positivos indican que los hombres se ubican más a la derecha que las mujeres.
Para visualizar de manera más clara este cambio de tendencia, en el Gráfico 2 se muestra la brecha en la autoubicación ideológica entre hombres y mujeres, centrándonos en los menores de 25 años a lo largo de las últimas cuatro décadas. Los valores negativos reflejan una mayor propensión de las mujeres a ubicarse en la derecha en comparación con los hombres, mientras que los valores positivos indican una mayor tendencia de las mujeres a ubicarse en posiciones más izquierdistas. En el gráfico se observa la manera en que la brecha de género, que previamente a los años 90 venía situando a las mujeres ligeramente más a la derecha que los hombres, y que en décadas anteriores a los 80 también constataba un mayor apoyo de las mujeres a los elementos ideológicos conservadores (Pintor, 1981), ha experimentado un cambio significativo hacia la nueva brecha de género desde 2018. Es a partir de este año cuando dicha brecha comenzó a ampliarse de forma notable, con las mujeres jóvenes posicionándose casi un punto más a la izquierda que los hombres de su misma edad en el año 2024. Aunque es pronto para llegar a conclusiones definitivas, esta inversión en la tendencia tradicional de autoubicación ideológica por género podría estar apuntando a un cambio profundo en el panorama político y en las percepciones ideológicas de la población en España, lo que hace necesario un estudio en profundidad de su evolución y de sus posibles causas.
En el Gráfico 3 se muestra el porcentaje de personas que se ubica en las posiciones de derecha, por tramo de edad. Para ello han sido seleccionados los valores 8, 9 y 10 de la escala, con el objetivo de dejar fuera lo que se podría considerar centro-derecha (en este caso, las posiciones 6 y 7 de la escala)[4]. En el grupo de edad más joven (18 a 25 años) nos encontramos que son en mayor medida los hombres los que se ubican en estas posiciones. No obstante, los porcentajes tanto de hombres como de mujeres en la derecha radical han sido bajos hasta el año 2018. A partir de entonces se produce una subida en ambos géneros, aunque de nuevo son los hombres los que presentan una pendiente más pronunciada. A partir de 2022 las mujeres parecen estancarse y los hombres siguen acercándose progresivamente a la derecha, hasta que, en 2024, el porcentaje de hombres que se ubica en la derecha casi alcanza el 16%, mientras que entre las mujeres se encuentra 5 puntos por debajo, mostrando de nuevo una brecha de género que se ha ampliado en los últimos años.
Gráfico 3.
Porcentaje de personas ubicadas en la derecha (8-10) por tramo de edad y género en España (1987-2024)

Fuente: Barómetros 1987-2024 del CIS.
Una vez descrita la evolución del posicionamiento ideológico de hombres y mujeres y la reconfiguración de la «nueva» brecha de género entre las personas jóvenes en los últimos años, en el siguiente epígrafe se analiza en qué medida estas distancias en la ideología por género se corresponden con distancias por género en sus actitudes.
Este epígrafe presenta resultados acerca de los valores y actitudes que han explicado tradicionalmente la autoubicación ideológica de los ciudadanos (Inglehart y Klingemann, 1976; Knutsen, 1997), prestando especial atención a dos de los temas que más preocupan y que, por tanto, podrían estar moldeando la ideología de los jóvenes: las actitudes hacia la inmigración y hacia el género[5]. Además, incluimos otros tres temas que también podrían encontrarse detrás de las diferencias ideológicas entre los jóvenes: el medio ambiente, la inmigración y la diversidad sexual. Al analizar dichas actitudes políticas, de nuevo, la mayor disparidad de opiniones entre hombres y mujeres jóvenes la encontramos en la generación Z. Según los resultados mostrados en el gráfico 4, en lo relacionado con el medio ambiente, las mujeres de dicha generación muestran una tendencia más inclinada a la priorización absoluta de la protección ambiental, incluso si esto implica sacrificios económicos. Esta postura contrasta con la actitud que adoptan muchos hombres de la generación Z, quienes muestran una menor disposición a priorizar el medio ambiente sobre la economía. La sobreexposición en esta generación a debates sobre los efectos climáticos del desarrollo económico podría estar detrás de esta desigual respuesta por parte de los y las jóvenes, pudiéndose enmarcar dentro de la teoría de los «perdedores de la globalización» (Kriesi et al., 2008). Aun así, las diferencias encontradas entre hombres y mujeres del resto de generaciones no son estadísticamente significativas.
La perspectiva sostenida por los jóvenes Z españoles sobre la inmigración es más positiva que la de los adultos, lo cual podría atribuirse a su rol en la crianza en sociedades culturalmente diversas (Rinken, 2021). Concretamente, cuando se pregunta sobre si la vida cultural del país se enriquece con la presencia de inmigrantes, sólo existen diferencias significativas entre hombres y mujeres mayores de 35 años, siendo visibles algunas diferencias no significativas en la generación Z. Por último, sobre la evolución de las actitudes favorables hacia la diversidad sexual y de género, España se ha destacado por experimentar uno de los cambios más marcados de Europa, tendencia que se ha vivido desde los años ochenta hasta la Gran Recesión (Ramírez-Dueñas y Cordero, 2025). Sin embargo, una de las discrepancias más notables entre hombres y mujeres de todas las generaciones, incluida la Z, se encuentra precisamente en su actitud hacia los derechos de adopción de parejas homosexuales. En este caso, los hombres muestran una mayor resistencia en comparación con las mujeres, que muestran actitudes más inclusivas, evidenciando una clara distancia entre géneros independiente de la generación analizada.
Gráfico
Actitudes sobre diferentes temas, por tramo de edad y género en España (2023)

Fuente: Estudio propio (YoungPop, 2023).
Gráfico 5.
Actitudes sobre desigualdad de género, por tramo de edad y género en España (2023)

Fuente: CIS, Estudio 3428.
En el gráfico 5 se presta atención a otro de los cambios coyunturales que se han utilizado para explicar la evolución de la brecha de género: los avances en los derechos de las mujeres. Si bien las personas de cada generación son conscientes de los avances en la lucha por la igualdad de género, percibiendo que las brechas entre hombres y mujeres se han reducido, se dan diferencias significativas entre hombres y mujeres de todas las generaciones en cuanto a la percepción de las desigualdades, que ellas perciben como más grandes de lo que lo hacen los hombres. Esta percepción de progreso hacia la igualdad conlleva una interesante paradoja: muchos jóvenes sostienen que, en su afán por promover la igualdad, ahora se están generando discriminaciones contra los hombres. Esta opinión refleja una creciente conciencia entre las generaciones más jóvenes sobre la complejidad de las dinámicas de género y cómo las acciones dirigidas a la equidad pueden ser percibidas de manera diversa por distintos grupos. Lo primero que se observa es que en todas las generaciones son los hombres los que consideran que el avance del feminismo se ha convertido en una discriminación del hombre, con una distancia notablemente mayor entre los hombres de la generación Z, que son los que se muestran más de acuerdo con la afirmación de que ahora son los hombres a quienes se discrimina.
Esta percepción de discriminación hacia los hombres puede atribuirse a diversos factores, como cambios en los roles de género, discursos públicos sobre igualdad, avances en el feminismo y movimientos sociales que promueven la equidad. Si prestamos atención a un indicador sobre la evolución del feminismo medido a través de un proxy, concretamente el porcentaje de personas que se declara feminista, la brecha de género se hace aún más evidente. Desde 2016, cada vez más jóvenes se etiquetan como feministas. Sin embargo, la pendiente más pronunciada se observa entre las mujeres jóvenes, sobre todo desde 2017. Si hasta 2015 el porcentaje de mujeres jóvenes que se declaraba feminista no alcanzaba el 10 por ciento, en 2022 este porcentaje llega a superar el 50 por ciento, mientras que entre los hombres este porcentaje apenas ha superado el 10 por ciento en ningún grupo de edad.
Gráfico 6.
Porcentaje de personas que se consideran feministas por tramo de edad y género en España (2011-2023)

Fuente: Barómetros 2010-2023 del CIS.
Nota: Se han sumado aquellos encuestados que se consideran feministas como primera y como segunda opción.
En definitiva, a medida que se avanza en la promoción de la protección del medio ambiente o de la igualdad, el género o la orientación sexual, parece fundamental abordar estas percepciones y entender las preocupaciones subyacentes que las impulsan. Así, resulta esencial fomentar un diálogo abierto y constructivo que reconozca tanto los logros en la lucha por la igualdad como los desafíos y tensiones que aún persisten en el camino hacia una sociedad más justa e inclusiva. Esta creciente brecha de género parece estar indicando un alejamiento de estos objetivos, lo que podría traducirse en una amenaza a la forma que hoy tenemos de entender la convivencia y la política.
Dentro de las actitudes y valores políticos que ayudan a las personas a identificarse como «de derechas» o «de izquierdas» está su valoración y grado de apoyo al sistema político (Belchior y Teixeira, 2023; de Leeuw et al., 2021). El primero de estos elementos, el grado de satisfacción con el desempeño de la democracia (apoyo específico), es más voluble, ya que se relaciona en mayor medida con la coyuntura política, mostrando mayores grados de satisfacción cuando el gobierno es de un color ideológicamente cercano (Jurado y Navarrete, 2021). Teniendo en cuenta esto, e independientemente del color ideológico del gobierno, España ha destacado tradicionalmente por sus bajos niveles de satisfacción con la democracia. Casi la mitad de los mayores de 35 años se muestran insatisfechos con los resultados de la democracia, porcentajes que llegan a superar el 50% entre los varones jóvenes, tanto de la generación Z como de la Y. El panorama actual de las actitudes hacia la democracia en dichas generaciones también presenta, aunque sin ser estadísticamente significativa, esta divergencia entre hombres y mujeres, llegando a superar la insatisfacción entre los hombres jóvenes el 55%.
Gráfico 7.
Porcentaje de personas insatisfechas con el funcionamiento de la democracia, por tramo de edad y género en España (2023)

Fuente: Estudio propio (YoungPop, 2023).
Aunque la satisfacción con la democracia se considera uno de los principales indicadores de su valoración, este enfoque está centrado en una percepción a corto plazo, a menudo influida por coyunturas específicas. Por ello, también resulta relevante analizar un indicador más estable: el apoyo a la democracia o a los regímenes autoritarios como sistema político, concepto que Easton (1975) definió como «apoyo difuso». Este indicador refleja actitudes políticas más profundas que la mera satisfacción con la democracia, y está estrechamente vinculado a valores y creencias ideológicas más arraigadas y estructurales. En el caso de España, se observa un amplio consenso en el apoyo a la democracia entre todas las generaciones. No obstante, se destaca una disminución en el apoyo difuso a la democracia en los últimos años, especialmente entre los jóvenes menores de 25 años y los adultos de entre 26 y 35 años.
En el Gráfico 8 se muestra la evolución de la preferencia por un gobierno autoritario en los grupos de edad menores de 25 años y entre 25 y 26 años, desde principios de los años 80 hasta la actualidad. Como se puede observar, al principio de la Transición ambos grupos redujeron su apoyo a los sistemas autoritarios en favor de la democracia, y mantuvieron estos niveles durante casi tres décadas. Sin embargo, con el cambio de siglo se percibe un aumento gradual en el apoyo a los gobiernos autoritarios, junto con una creciente brecha de género, siendo los hombres quienes muestran un mayor respaldo a los sistemas no democráticos. En contraste con esta postura algo más crítica de los hombres jóvenes, las mujeres de las generaciones Z e Y defienden en mayor medida la democracia como forma de organización política. Si bien las diferencias no son significativas, los datos actuales invitan a plantear algunos interrogantes sobre el grado de confianza y legitimidad que las nuevas generaciones otorgan a nuestro sistema político.
El último de los elementos que ayuda a dar forma a la ideología y que analizaremos en este artículo es el partidismo político, ya que la teoría ha demostrado que sirve como precedente y a la vez como refuerzo de la autoubicación ideológica (Dinas, 2014). En el gráfico 9 se muestra el grado de simpatía (medido en una escala que va del 0 al 10) hacia los principales partidos a nivel estatal. El PSOE destaca como la fuerza hacia la que todos los grupos etarios y ambos sexos sienten más simpatía, si bien es cierto que siguen siendo más las mujeres las que se identifican con dicho partido. En general, las mujeres más jóvenes (tanto generación Z como Y) sienten más simpatía hacia los partidos de izquierda (PSOE y Sumar) que hacia los partidos de derecha (PP y Vox), mientras que las más mayores lo hacen por los partidos mayoritarios (PSOE y PP). También de manera generalizada, las mujeres se acercan a Vox en menor medida que los hombres, aunque esta brecha es especialmente amplia en el caso de la generación Z (un grado de simpatía medio de 2,8 entre los hombres y de 1,5 entre las mujeres). De hecho, el dato que más llama la atención es que los hombres de la generación Z son el grupo que muestra un mayor grado de simpatía hacia VOX, siendo las mujeres de esta misma generación las que menos simpatía muestran hacia el partido, resultando esta brecha mucho menor en los demás grupos etarios.
Gráfico 9.
Grado de simpatía hacia los principales partidos (0-10), por tramo de edad y género en España

Fuente: Estudio propio (YoungPop, 2023).
Como elemento adicional al partidismo, prestamos, por último, atención a la evolución del voto, ya que este sirve para reforzar la autoubicación ideológica, generando un proceso de retroalimentación que es especialmente importante en la formación de los valores políticos de los más jóvenes (Dinas, 2014)[6]. Concretamente, en el gráfico 10 se analiza el recuerdo de voto en elecciones generales a partidos de derecha radical y extrema derecha entre 1979 y 2023.[7] Durante el periodo analizado, las mujeres siempre han votado en menor medida a estas familias de partidos, aunque esta brecha de género entre los jóvenes se ha ido incrementando, especialmente entre los menores de 35 años. Lo primero que debemos destacar es que no encontramos diferencias de comportamiento en la tendencia entre los dos grupos de jóvenes (de 18 a 25 y de 26 a 35): ambos han registrado un aumento en su recuerdo de voto a los partidos de derecha radical y extrema derecha. No obstante, la magnitud de esta tendencia ha sido significativamente más pronunciada entre los hombres, rozando el 18% de apoyo electoral en las últimas elecciones generales, tres veces menos que entre las mujeres, entre las que no se alcanzan el 6%.
Gráfico 10.
Recuerdo de voto a partidos de derecha radical y extrema derecha en las elecciones generales 1979 a 2023, por tramo de edad y género en España

Fuente: Elaboración propia a partir de base de datos Ormiere, 2024.
Aunque el objetivo de este artículo es fundamentalmente descriptivo, en esta sección analizamos las variables que podrían encontrarse detrás de las diferencias ideológicas entre los hombres y las mujeres de la generación Z. Para ello, se presentan a continuación los resultados de un análisis de regresión con datos propios con el objetivo de aclarar en qué medida estos elementos se relacionan con la ideología (variable dependiente), en cada uno de los tramos de edad propuestos en el artículo (Tabla 1)[8]. Para ello hemos incluido el género como variable independiente principal, las actitudes frente a algunos temas antes mencionados como relevantes para explicar la ideología (medio ambiente, diversidad sexual e inmigración, ver anexo), apoyo a la democracia, recuerdo de voto; así como la percepción sobre las perspectivas económicas, la religiosidad y el nivel de estudios como variables de control[9].
Tabla 1.
Modelo de regresión lineal sobre la autoubicación ideológica en España, 2023.
| Generación Z | Generación Y | +35 | ||||
|---|---|---|---|---|---|---|
| B | ET | B | ET | B | ET | |
| Mujer | -0.54 [**] | 0.23 | -0.17 | 0.20 | -0.09 | 0.14 |
| Estudios universitarios | -0.05 | 0.21 | 0.11 | 0.17 | 0.05 | 0.10 |
| Religioso | 0.98 [***] | 0.24 | 1.03 [***] | 0.23 | 0.47 [***] | 0.15 |
| Futuro peor | 0.04 | 0.22 | -0.49 [**] | 0.21 | -0.16 | 0.14 |
| Medio ambiente prioridad | -0.60 [**] | 0.26 | -0.67 [***] | 0.24 | -0.05 | 0.15 |
| Inmigración es buena | -0.53 [**] | 0.23 | -0.61 [***] | 0.23 | -0.06 | 0.15 |
| Adopción homosexual | -0.04 | 0.35 | -0.20 | 0.30 | -0.48 [***] | 0.16 |
| Autoritarios | -0.18 | 0.32 | 0.89 [***] | 0.32 | 0.44 [*] | 0.25 |
| PSOE | -3.26 [***] | 0.36 | -2.78 [***] | 0.38 | -3.32 [***] | 0.20 |
| VOX | 0.89 [**] | 0.46 | 0.28 | 0.47 | 0.42 [*] | 0.26 |
| Podemos/Sumar | -3.80 [***] | 0.35 | -3.14 [***] | 0.40 | -4.46 [***] | 0.25 |
| Otros | -2.35 [***] | 0.38 | -2.04 [***] | 0.40 | -2.49 [***] | 0.22 |
| Constante | 7.76 [***] | 0.72 | 6.90 [***] | 0.63 | 6.85 [***] | 0.38 |
| N | 242 | 335 | 705 | |||
| R cuadrado | 0.64 | 0.52 | 0.53 | |||
Fuente: Estudio propio (YoungPop, 2023).
Entre los predictores de la ideología destacan, por un lado, la religiosidad, un efecto que se encuentra presente en todas las generaciones, indicando que las personas que se adscriben a alguna denominación religiosa siguen siendo las que se ubican en posiciones más cercanas a la derecha de la escala ideológica. Sin embargo, haber alcanzado o estar cursando estudios universitarios no parece tener un efecto significativo en la variable dependiente en ningún grupo etario. En cuanto a las variables actitudinales, tener opiniones favorables a la inmigración y a la priorización del medio ambiente sobre el desarrollo económico tiene un efecto negativo en la variable dependiente, es decir, que se relaciona con las posiciones ideológicas de izquierda, aunque esto no parece ser significativo entre los mayores de 35 años. En este sentido, podemos observar el efecto cohorte de las generaciones más jóvenes en sus preocupaciones políticas y sus posiciones más liberales. De hecho, sus opiniones acerca de la adopción entre personas del mismo sexo, debido al amplio consenso entre los más jóvenes en relación con los derechos de las minorías sexuales en España, sólo se relaciona significativamente con las posiciones de izquierda entre los más mayores, donde parece darse una mayor polarización de actitudes entre los ciudadanos situados a ambos lados del eje ideológico.
Considerar que en determinadas circunstancias un sistema autoritario es preferible a uno democrático, predice los posicionamientos de derecha tanto en la Generación Y como en los mayores de 35 años, pero este efecto no parece significativo en la Generación Z. Con relación a las perspectivas de futuro, mostrarse pesimista frente al futuro económico[10], en términos generales contribuye a que el encuestado se posicione más a la izquierda, aunque solo de manera significativa en la Generación Y, la generación en la que la Gran Recesión tuvo un mayor impacto. Por último, el recuerdo de voto funciona en la dirección prevista[11]. Considerando que el PP es la categoría de referencia, haber votado al PSOE o a Sumar en las elecciones generales tiene un efecto negativo en la variable dependiente, es decir, que se relaciona con las posiciones de izquierda. Por el contrario, votar a Vox (frente al PP) lo hace con la derecha, excepto en la Generación Y donde el efecto, aunque es el esperado, no resulta significativo.
Pero el interés fundamental de este análisis multivariado era el de descubrir si el género sigue siendo determinante, a pesar de controlar por los factores tradicionalmente más relevantes detrás de la autoubicación ideológica. Como ya adelantaban nuestros resultados descriptivos, esto es algo que solo ocurre en el tramo de edad que centra el interés del artículo. Concretamente, después de controlar por componentes de la ideología tan importantes como el recuerdo de voto, el apoyo a la democracia o las actitudes frente al medio ambiente, la inmigración o los derechos de las minorías sexuales, solo las mujeres de la Generación Z se siguen ubicando más a la izquierda que los hombres de su misma generación. Este dato nos da una idea de la importancia de la brecha de género entre los españoles más jóvenes, y abre interrogantes sobre en qué medida esta distancia podría tener consecuencias políticas de mayor calado.
Los datos más recientes demuestran que se podría estar produciendo un cambio importante entre los hombres hacia posturas, comportamientos e identidades más conservadoras, especialmente entre los pertenecientes a la Generación Z (los menores de 25 años). Este artículo trata de analizar este cambio de tendencia mediante un estudio de caso, con el objetivo de mostrar una posible brecha de género y su magnitud. Aunque todavía es pronto para poder aventurar si estas diferencias se mantendrán en el tiempo, y si son debidas al factor edad, al de cohorte o al ciclo vital, sí que advierten de una ruptura importante que merece ser estudiada con detenimiento.
Los principales resultados de este estudio muestran el inicio de un posible cambio de tendencia en nuestro país, con la emergencia de una brecha que, si bien se inició con la generación Y, se profundiza en la Z. Las mujeres jóvenes se caracterizan por presentar posiciones ideológicas y actitudes más progresistas y liberales, frente a los hombres, que parecen estar desarrollando posturas crecientemente conservadoras y autoritarias. En ese sentido, hemos constatado diferencias de género relevantes en las actitudes hacia el cuidado del medio ambiente, hacia los inmigrantes o sobre la posibilidad de adoptar por parte de los homosexuales, mostrando las mujeres jóvenes opiniones más favorables e inclusivas que sus pares varones. Las mujeres de la generación Z también se declaran feministas en mucha mayor medida que sus pares varones y que las anteriores generaciones, en un contexto de fuerte ascenso de los discursos anti-género y en contra de la igualdad entre hombres y mujeres. Las mujeres jóvenes parecen estar más satisfechas y apoyar en mayor medida la democracia como forma de gobierno, frente al desarrollo de actitudes más autoritarias de los jóvenes hombres. Por último, y en términos de adhesión e identificación partidista, parece constatarse mayores simpatías de las mujeres jóvenes hacia partidos progresistas y de la izquierda, frente a un mayor apoyo de hombres por formaciones conservadores y de derecha radical, siendo los hombres de la generación Z los que se muestran más cercanos a Vox.
En el marco teórico se apuntan algunas posibles explicaciones detrás de este cambio observado entre los más jóvenes. Las consecuencias de la Gran Recesión y la pauperización de las condiciones de vida de muchos ciudadanos podrían haber sido recogidas por partidos de derecha radical, que han encontrado en sus demandas y frustraciones una vía para crecer electoralmente entre los jóvenes varones (Kriesi et al., 2008; Norris e Inglehart, 2019). Un ejemplo muy relevante de cómo opera este mecanismo podría ser el referido al género y la sexualidad. Estos partidos están recogiendo el rechazo social a algunas de las propuestas que buscan una mayor igualdad entre hombres y mujeres, generando discursos de discriminación de los primeros, que se perciben como «víctimas» de las políticas de género (Banet-Weiser y Higgins, 2023; Carian, 2022). Dicho rechazo social a estas políticas se instrumentaliza a través de estrategias de polarización y confrontación social, capitalizando el descontento a través de programas y discursos que buscan la adhesión de los hombres descontentos (Dietze y Roth, 2020; Cabezas, 2022). Esta adhesión realinea o refuerza a muchos de estos votantes con estos partidos de derecha radical, especialmente entre los jóvenes, que representan la primera generación que defiende posturas más conservadoras en temas morales que sus antecesores desde la transición en España.
En este texto ofrecemos una visión panorámica del desarrollo de la creciente distancia en actitudes políticas y posiciones ideológicas entre hombres y mujeres jóvenes cuyos padres ya nacieron en democracia. Esta importante brecha de género en identificación ideológica, así como en actitudes y comportamientos políticos, podría romper las dinámicas de consenso en las que se han desarrollado el conjunto de políticas públicas que conforman los Estados del Bienestar de la segunda mitad del siglo xx. Además, las implicaciones de esta disparidad ideológica de género podrían ser vitales para la salud de nuestro sistema democrático, ya que la mayor adhesión de los hombres hacia posturas autoritarias y medidas de corte populista podría hacer peligrar la forma en que hoy entendemos la política, como ya es una realidad en algunos países de nuestro entorno.
Aunque el análisis descriptivo de este artículo sólo apunta a posibles explicaciones de los orígenes causales de este cambio cultural y la aparición de esta brecha ideológica de género, el tema de estudio es de una enorme relevancia para comprender las dinámicas de opinión pública y sus implicaciones en el desarrollo de las políticas públicas en el futuro inmediato de las democracias liberales. Sus conclusiones son relevantes para los actores políticos, que necesitan comprender y adaptarse a las necesidades y demandas de la sociedad para mantener su relevancia y apoyo. El agravamiento de la disparidad ideológica entre hombres y mujeres en las generaciones más jóvenes podría generar incentivos electorales a diferentes partidos populistas para ahondar aún más en esta brecha y romper las dinámicas de consenso en asuntos de vital relevancia.
Este artículo ha sido posible gracias al Proyecto PID2022-139755NB-I00 financiado por la AEI (10.13039/501100011033) y la Unión Europea (NextGenerationEU); al Proyecto SI3/PJI/2021-00384, financiado por la Comunidad de Madrid y la Universidad Autónoma de Madrid; al proyecto «Identidades sexuales y comportamiento político: el efecto de la orientación sexual en ideología, partidismo y activismos» (POL-LGTBI), financiado con la convocatoria a investigadores tempranos UNED-Santander 2023; y a las Becas de Colaboración en Departamentos Universitarios (3CO1/009648) financiadas por el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
| [1] |
En estos primeros análisis se consideraba a las mujeres más alineadas con partidos de centro-derecha, como democristianos y conservadores, así como con menor conocimiento e interés por la política. Lipset y Rokkan (1967) llegaron a plantear que la brecha entre hombres y mujeres podría ser comparable a los clásicos clivajes (clase, religión, centro-periferia y rural-urbano), si bien descartaron considerarlo como tal, dada su transversalidad. |
| [2] |
Los jóvenes han mostrado y continúan mostrando actitudes diferentes a los adultos con respecto a la política y a su participación en la misma. Por lo general, suelen estar más desentendidos de los acontecimientos políticos, tienden a votar menos y también a prestar poca atención a cualquier hecho que tenga que ver con las instituciones y los partidos políticos (García-Albacete y Lorente, 2019). Estas diferencias entre jóvenes y mayores podrían tener detrás dos explicaciones: las diferencias por ciclo vital y las diferencias por cohorte. La primera de estas explicaciones implica que los sujetos tienen, en cada etapa de su vida, unos intereses y obligaciones que exigen o integran nuevos tipos de relación con la política (García-Albacete y Lorente, 2019), dando así lugar a diferentes actitudes políticas entre jóvenes y adultos, no sólo en términos de interés o desinterés, sino también en cuanto al tipo de relación con la política. Así, el hecho de que las generaciones jóvenes puedan manifestar una conducta distinta ante la política no significa que vayan a tenerla durante toda la vida, sino que esta variará a lo largo de la misma (Fernández-Guzmán et al., 2023). El segundo de los elementos a tener en cuenta las diferencias en las actitudes por edades es la pertenencia a diferentes generaciones. Teniendo en cuenta la falta de datos de tipo panel para diferenciar estos dos procesos, en este trabajo nos centraremos en el segundo tipo de explicaciones. |
| [3] |
Esta división está adaptada de la división que lleva a cabo el INJUVE (Cerezo, 2016) de dichas generaciones, ligeramente adaptada a nuestra muestra. |
| [4] |
El rango de la escala que el CIS ha venido utilizando en las últimas décadas va del 1 (izquierda) al 10 (derecha), por lo que el centro de esta sería el 5,5. Sin embargo, algunos autores han apuntado que el centro debe ser considerado el 5. Esto genera un desequilibrio en los tramos considerados de izquierda (con dos valores, el 1 y el 2), centro izquierda (con dos valores, el 3 y el 4), el centro (con solo un valor, el 5), el centro-derecha (con dos valores, el 6 y el 7) y la derecha (en este caso con tres valores, del 8 al 10). Sin embargo, debido a que los encuestados generalmente localizan en el 5 el centro de la escala y a la deseabilidad social en la respuesta, que tradicionalmente ha afectado a las posiciones de derecha, esta recodificación en la medición original de la variable parece resultar la más adecuada (Cordero y Martín, 2011). |
| [5] |
Además de los problemas de índole económica (crisis económica, empleo), de gestión pública (educación, políticas para jóvenes y vivienda) y los directamente relacionados con la política (problemas políticos, mal comportamiento de los políticos corrupción, etc.), los problemas que destacan entre la generación Z tienen que ver con la inmigración (racismo) y la desigualdad (desigualdad de género, violencia de género). (Barómetro de abril de 2024 del CIS). |
| [6] |
La intención de voto en 2024 se muestra en el Gráfico A2 del anexo. |
| [7] |
En 2019 se muestra la media de los resultados de las elecciones de abril y noviembre. |
| [8] |
El modelo interactivo (en el que las principales variables interaccionan con el género), se encuentra en la Tabla A1 del Anexo, aunque los resultados no alcanzan significatividad estadística, por lo que no son comentados en el cuerpo del texto. Muestras de mayor tamaño podrían contribuir a arrojar luz sobre en qué medida el género interacciona con las actitudes, valores y comportamientos políticos a la hora de predecir la ideología. |
| [9] |
Por falta de disponibilidad de datos, no se incluyen las percepciones sobre la igualdad de género. |
| [10] |
El texto de la pregunta en el cuestionario es el siguiente «¿Crees que, desde el punto de vista económico, de media durante toda la vida, te va a ir mejor o peor que a tus padres? Mucho mejor, algo mejor, igual, algo peor, mucho peor». Se seleccionan las tres primeras categorías como referencia. |
| [11] |
Se ha optado por incluir el recuerdo de voto como proxy y no la identificación partidista por no disponer de datos. |
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YoungPop (2023). Encuesta producida para el proyecto: «Descomponiendo el Voto a Partidos de Derecha Radical entre los Jóvenes: Precariedad Laboral, Insatisfacción con la Democracia e Inmigración YoungPop». |
Tabla A1.
Modelo interactivo de regresión lineal sobre la autoubicación ideológica en España, 2023.
| Generación Z | Generación Y | +35 | ||||
|---|---|---|---|---|---|---|
| B | ET | B | ET | B | ET | |
| Mujer | 0.27 | 0.82 | -0.41 | 0.81 | 1.22 *** | 0.39 |
| Estudiosuniversitarios | -0.09 | 0.21 | 0.14 | 0.18 | 0.09 | 0.10 |
| Religioso | 0.96 *** | 0.25 | 1.01 *** | 0.23 | 0.46 *** | 0.15 |
| Futuropeor | 0.05 | 0.39 | -0.53 * | 0.31 | -0.22 | 0.18 |
| Futuropeor#Mujer | -0.04 | 0.48 | 0.18 | 0.42 | 0.11 | 0.28 |
| Medioambiente | -0.57 | 0.48 | -0.48 | 0.38 | 0.23 | 0.20 |
| Medioambiente#Mujer | -0.03 | 0.58 | -0.28 | 0.51 | -0.57 * | 0.31 |
| Inmigraciónesbuena | -0.92 ** | 0.41 | -0.33 | 0.33 | 0.15 | 0.19 |
| lnmigración#Mujer | 0.61 | 0.51 | -0.54 | 0.46 | -0.54 * | 0.30 |
| Adopciónhomosexual | 0.38 | 0.53 | -0.47 | 0.44 | -0.37 * | 0.21 |
| Adopción#Mujer | -0.76 | 0.70 | 0.30 | 0.62 | -0.41 | 0.33 |
| Autoritarios | -0.36 | 0.55 | 1.00 ** | 0.44 | 0.65 ** | 0.32 |
| Autoritarios#Mujer | 0.11 | 0.69 | -0.06 | 0.67 | -0.57 | 0.51 |
| PSOE | -2.70 *** | 0.62 | -2.85 *** | 0.57 | -3.01 *** | 0.27 |
| PSOE#Mujer | -0.87 | 0.77 | 0.09 | 0.76 | -0.52 | 0.39 |
| vox | 1.51 ** | 0.70 | -0.21 | 0.66 | 0.67 ** | 0.32 |
| VOX#Mujer | -1.23 | 1.01 | 0.98 | 0.97 | -0.19 | 0.54 |
| Podemos/Sumar | -3.53 *** | 0.60 | -3.31 *** | 0.58 | -4.43 *** | 0.32 |
| Podemos#Mujer | -0.41 | 0.76 | 0.32 | 0.77 | 0.11 | 0.49 |
| Otros | -2.16 *** | 0.71 | -2.57 *** | 0.59 | -1.97 *** | 0.28 |
| Otros#Mujer | -0.32 | 0.86 | 1.00 | 0.80 | -1.13 *** | 0.43 |
| Constante | 6.91 *** | 0.82 | 6.83 *** | 0.69 | 6.09 *** | 0.37 |
| N | 242 | 335 | 705 | |||
| R cuadrado | 0.65 | 0.55 | 0.56 | |||
Fuente: Estudio propio.
ESTUDIOS UNIVERSITARIOS: ¿Cuál es el nivel de estudios máximo que has alcanzado? (Las tres últimas categorías recodificadas como 1, las demás como 0).
1.Sin estudios (Estudios primarios sin terminar)
2.Primer Grado
3.Segundo Grado. 1er Ciclo
4.Segundo Grado. 2º Ciclo
5.Tercer Grado. 1er Ciclo
6.Licenciatura, Grado. 2º Ciclo
7.Tercer Grado (Máster)
8.Tercer grado (Doctorado)
RELIGIOSO: ¿Cómo te defines en materia religiosa? (Las tres primeras categorías recodificadas con el valor 1 y las demás con el valor 0).
1.Católico/a practicante
2.Católico/a no practicante
3.Creyente de otra religión
4.Agnóstico/a (no niegan la existencia de Dios pero tampoco la descartan)
5.Ateo/a (niegan la existencia de Dios)
6.Indiferente, no creyente
FUTURO PEOR: Y más en general, ¿crees que, desde el punto de vista económico, de media durante toda la vida, te va a ir mejor o peor que a tus padres? (Las dos últimas categorías recodificadas con el valor 1 y las demás con el valor 0).
1.Mucho mejor
2.Algo mejor
3.Igual
4.Algo peor
5.Mucho peor
MEDIO AMBIENTE PRIORIDAD: ¿En qué grado estás de acuerdo con las siguientes afirmaciones? (Muy de acuerdo, bastante de acuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, bastante en desacuerdo, muy en desacuerdo): La protección del medio ambiente es una prioridad absoluta, aunque perjudique el crecimiento económico. (Las dos primeras opciones de respuesta recodificadas con el valor 1 y las demás como 0).
INMIGRACIÓN ES BUENA: ¿En qué grado estás de acuerdo con las siguientes afirmaciones? (Muy de acuerdo, bastante de acuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, bastante en desacuerdo, muy en desacuerdo): La vida cultural de España se ve enriquecida por las personas de otros países que vienen a vivir aquí. (Las dos primeras opciones de respuesta recodificadas con el valor 1 y las demás como 0).
ADOPCIÓN HOMOSEXUAL: ¿En qué grado estás de acuerdo con las siguientes afirmaciones? (Muy de acuerdo, bastante de acuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, bastante en desacuerdo, muy en desacuerdo): Las parejas homosexuales deberían tener los mismos derechos para adoptar que las parejas heterosexuales. (Las dos primeras opciones de respuesta recodificadas con el valor 1 y las demás como 0).
AUTORITARIOS: Ahora vamos a hablar sobre distintos tipos de regímenes políticos. Me gustaría que me dijeras con cuál de las siguientes frases estás más de acuerdo (La segunda opción de respuesta es recodificada como 1 y las demás como 0).
1.La democracia siempre es preferible a cualquier otra forma de gobierno.
2.En algunas circunstancias, un régimen autoritario puede ser preferible a un sistema democrático.
3.Para personas como yo, da igual un régimen que otro.
VOTO: Alguna gente hoy en día no vota por diferentes razones. En tu caso en particular, ¿votaste en las pasadas Elecciones Generales de noviembre de 2019? En caso afirmativo, ¿A qué partido votaste?
1.PSOE
2.PP
3.VOX
4.Unidas Podemos / IU
5.Ciudadanos
6.Más País
7.ERC
8.JxCat
9.En Comú Podem
10.CUP
16.En Común — Unidas Podemos
17.BNG
18.EAJ-PNV
19.EH Bildu
20.CC-PNC (Coalición Canaria — Partido Nacionalista Canario)
21.Nueva Canarias
22.UPN/Navarra Suma
23.Compromís
24.PRC
25.Teruel Existe
26.FAC (Foro Asturias)
11.Otro partido, ¿cuál?
12.Voto nulo
13.En blanco
14.No sabe
27.No contesta
| [a] |
Guillermo Cordero es profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Anteriormente fue profesor en la Universitat Pompeu Fabra y ocupó posiciones de investigación predoctoral en el Instituto Juan March. Ha sido investigador visitante en la University of Essex, la University of Michigan, la Universität Mannheim, la Université de Montréal y la University of California, Berkeley. |
| [b] |
José María Ramírez-Dueñas es profesor de Sociología Política y Opinión Pública en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Anteriormente fue profesor asociado en la Universidad Complutense de Madrid, institución en la que obtuvo su título de doctor. Su principal área de investigación se centra en el análisis de las actitudes políticas y el cambio social, especialmente en las opiniones sobre la diversidad sexual y de género. |
| [c] |
Sara Sánchez es graduada en Relaciones Internacionales y Comunicación Internacional por la Universidad Pontificia de Comillas y máster en Democracia y Gobierno por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha complementado su formación con dos experiencias académicas internacionales: Universidad de Hanyang y Universidad de Groningen. Actualmente, trabaja en análisis político y diseña campañas electorales. |