Se acaba de publicar la obra coordinada por el investigador argentino Pablo Semán: El ascenso de Milei. Claves para entender la derecha libertaria en Argetina, en la editorial Siglo XXI. Bajo la coordinación de Semán, diferentes investigadores se preguntan sobre la situación política de Argentina, proponen posibles explicaciones del ascenso de Milei, se cuestionan de dónde ha surgido esta nueva reacción, presentan las claves históricas para interpretar un fenómeno que no es del todo novedoso, o articulan las sinergias de Milei con otras figuras internacionales dentro del espectro de la derecha radical como Bolsonaro en Brasil o Trump en Estados Unidos.
Esta novedad editorial está compuesta por una extensa introducción y cuatro capítulos. El objetivo principal de esta investigación consiste en explicar la naturaleza de la formación política dirigida por Javier Milei, La Libertad Avanza, en cuatro puntos que son complementarios: 1) en el ideario de los dirigentes; 2) en las opiniones de su base social juvenil; 3) en las características de la cultura masiva creada a su alrededor; 4) y en el lazo que mantiene con sectores populares. A lo largo de esta investigación se ha tratado de dar respuesta a los objetivos señalados mediante una metodología empírica, ya que, desde el 2019 los autores han analizado y observado las tendencias ideológicas y las prácticas políticas y culturales de los sectores libertarios.
En este sentido, la formación política La Libertad Avanza consigue hilvanar una corriente política y social contestataria y crítica con las acciones del Estado, el sistema de partidos tradicionales, con las élites económicas y mediáticas; llegando a transformar el sentido de la conversación en Argentina. En la introducción, Semán considera que la formación de Milei es similar a otros partidos de derecha radical a nivel internacional. En un contexto histórico enormemente complejo, el partido liderado por Milei se proyecta públicamente como una derecha popular capaz de incorporar diferentes tradiciones en el interior de una cultura digital y masiva.
En los últimos años, el declive del kirchnerismo y la expansión de las ideas de Milei ha sucedido bajo el telón de fondo de un conjunto de transformaciones socioculturales profundas: una parte sustancial de la población argentina entiende que vive en una sociedad de emprendedores donde deben hacerse cargo de sí mismos, llegando a la conclusión de que el Estado más que ayudar solo obstaculiza, cuestión que quedará probada a través del trabajo empírico emprendido por los y las investigadoras. Esto es, la existencia de una sensibilidad política y social generalizada de insatisfacción con las políticas estatales y el sistema de partidos que ha sido convocada por los libertarios en virtud de buscar un nuevo orden.
En el primer capítulo (pp. 45-82), Sergio Morresi y Martín Vicente confirman que el partido de Milei continúa una estrategia común a todos los «populismos de derechas» para socavar las bases de una democracia con dimensión social. Así, Milei ha explotado construcciones políticas previas de la derecha argentina, sirviéndose de ellas como habilitación. En palabras de los autores: «LLA no es «la derecha», sino lo que está «a la derecha» de una derecha mainstream y, desde esta posición, participa en la democracia liberal que la Argentina viene construyendo desde 1983, pero se ubica en tensión con los valores sobre los que esa democracia se sustenta» (p. 76).
En este sentido, el momento de la pandemia fue idóneo para que la base social del espacio libertario en Argentina decidiera que debía dar la batalla política. Esta contienda política se libró fundamentalmente en dos frentes: por un lado, en oposición a las medidas sociosanitarias, adhiriéndose a teorías conspirativas que entendían que se estaba instalando un estado totalitario. Y, por otro lado, en oposición a las medidas de control y a la cuarentena, representando al mismo tiempo una crítica frontal al sujeto político denominado «la casta», compuesto por políticos, burócratas y élites empresariales.
Es en esta coyuntura donde se hizo famoso Milei, primero siendo un conocido influencer y luego como líder del partido libertario. Llegados a este punto es conveniente prestar atención a algunos rasgos biográficos del líder de La Libertad Avanza. Javier Milei es economista, desarrollando su carrera profesional como asesor financiero para corporaciones empresariales y consultoras económicas, además de ser profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Argentina de la Empresa. Un hecho decisivo para comprender la genealogía del político es detenerse en la lectura que realiza de Monopolio y competencia, de Murray Rothbard. La lectura de este texto en 2013 le convence de las bondades que presentan las tesis de la Escuela Austríaca de Economía dejando de lado sus convicciones neoclásicas y la aceptación de la teoría del Óptimo de Pareto.
Después de su conversión al paleolibertarismo, ideología impulsada por Rothbard que consiste en volver a las raíces de la vieja derecha, frecuenta con asiduidad diferentes talk-shows donde forja su marca personal: economista outsider, crítico con la existencia del Estado y «la casta», que emplea al mismo tiempo una jerga técnica y erudita con la hipérbole y el insulto: «La dinámica tecnológica y comunicacional permitió que esas intervenciones fueran recortadas y difundidas por las redes sociales, lo que lo convirtió no solo en parte de un ecosistema de influencers de derecha, sino en una figura cuya popularidad se retroalimentaba: de los libros a la televisión, de la televisión a las redes (y, más delante, de las redes a los teatros y a las calles)» (pp. 64-65).
De esta manera, la estrategia que siguió Milei fue la de explotar su marca mediática con miras a unas elecciones presidenciales. Desde un comienzo, su discurso se caracterizó por presentar una retórica populista: dividiendo el campo político en dos bloques irreconciliables, por un lado, el pueblo sacralizado y, por otro lado, «la casta» parasitaria. En definitiva, Morresi y Vicente insisten en que las diferentes transformaciones en el seno de las derechas argentinas abrieron la posibilidad para la recomposición de una «nueva derecha» libertaria dirigida por el estridente y polémico, Javier Milei.
Melina Vázquez presenta en el segundo capítulo (pp. 83-124) las dinámicas que explican cómo un conjunto significativo de jóvenes se apasionan y votan a la formación libertaria, La Libertad Avanza. En una coyuntura de fuerte crisis económica y de representación institucional, Javier Milei se presenta como un outsider de la política cuyo prestigio proviene del mundo empresarial. En su salto a la política, Milei conforma una división binaria entre el pueblo virtuoso y una casta política compuesta por los integrantes del kirchnerismo y Juntos por el Cambio. Los jóvenes encuentran en La Libertad Avanza y la figura de Javier Milei una mirada disidente, revolucionaria, subversiva. Así, el llamado que realiza Milei a los jóvenes es el de despertar a los leones para cumplir una misión: echar a la casta. «En lugar del pastor que guía a los corderos fieles y obedientes, los empuja a tomar en sus manos las armas de la destrucción, como él mismo hace con la maqueta del Banco Central, para encarnar las «ideas de la libertad»» (p. 97).
En relación con el trabajo de campo que se lleva a cabo en esta investigadora, es interesante comprender que el principio que articula la heterogeneidad de la juventud es la reivindicación consciente de que son de derechas. Es un nuevo clima de época, donde la crítica se sitúa hacia el «progresismo» y se reivindica la derecha como único espacio de rebeldía contra la corrección política que ha adoptado el establishment.
Siguiendo esta explicación, comprendemos el perfil popular que compone uno de los rasgos sociológicos más relevantes entre los seguidores de Milei. De esta manera, conceptos como «trabajar», «estudiar» o «esfuerzo» vinculan a los sectores libertarios con las clases populares, pues La Libertad Avanza se presenta como la única formación que pone en valor el trabajo y el esfuerzo bajo el horizonte de una cultura gerencial o emprendedora.
En el tercer capítulo (pp. 125-164), Ezequiel Saferstein presta atención a la «batalla cultural» que en los últimos años ha emprendido el movimiento libertario en Argentina en torno a la escena mediática, las redes sociales y la industria cultural, dispositivos para la producción y difusión de ideas que circulan a una escala masiva. Así, los jóvenes cercanos al movimiento libertario, pero también conservadores o antiprogresistas obtienen su argumentario, se informan, se entretienen y discuten en redes sociales como Twitter, YouTube o TikTok; asisten a concentraciones multitudinarias, presentaciones de libros o comparten impresiones en WhatsApp.
Bajo estas premisas, Saferstein trata de responder las siguientes preguntas de investigación: ¿Cómo se materializa la batalla cultural de las derechas radicalizadas en un contexto de cultura masiva? ¿Qué rol cumplieron los influencers e intelectuales de la derecha aggiornada? ¿Quiénes son sus seguidores? ¿Qué le aporta la cultura masiva a la subjetivación política contemporánea?
Entre otras muchas respuestas, el autor muestra cómo los principales líderes del movimiento libertario creen que la batalla cultural es la «madre de todas las batallas políticas», en virtud de imponer un nuevo orden que entienden como natural. En este contexto, cobran especial relevancia los libros, pues son observados como objetos culturales que activan y fortalecen sentimientos, funcionando como espacios para el posicionamiento intelectual de sus portavoces: «Las ideas de las derechas radicalizadas se materializan en artefactos que distintos mediadores difunden. Los editores de libros participan en la construcción de firmas que intervienen en la discusión política; seleccionan y jerarquizan discursos comercializados como libros» (p. 140).
En último lugar, en el cuarto capítulo (pp. 165-204) Pablo Semán y Nicolás Welschinger radiografían los aspectos populares de la derecha libertaria que lidera Milei. Para los autores, la nueva derecha nace de la crítica de carácter elitista que presentan las derechas previas, encontrando en Milei un representante eficaz con capacidad de comunicar ideas complejas y movilizar las aspiraciones de los sectores populares. En esta investigación se parte de la idea de que la ideología se adquiere desde la experiencia, siguiendo las premisas de pensadores como Antonio Gramsci, Richard Hoggart, Raymond Williams o E. P. Thompson.
Para llevar a cabo este trabajo, Semán y Welschinger emplean una estrategia cualitativa con el objetivo de indagar en la experiencia que presentan amplios sectores de jóvenes pertenecientes a las clases medias y populares. Se realizaron más de cien entrevistas y dieciséis grupos de discusión con jóvenes de entre 17 y 26 años. En gran medida, los entrevistados mantienen una visión de la sociedad cada vez más extendida, legitimada y cercana de cómo debe ser la acción política, siempre basada en la cultura del emprendimiento donde el Estado debe actuar como si fuera una empresa.
Una de las ideas que toma más fuerza entre los discursos de los entrevistados es que el progreso se mide a partir del esfuerzo individual que cada uno está dispuesto a emprender. De este modo, el progreso personal se mide en el propio desempeño y desarrollo en el mercado: «Así, cuando no hay más incentivos que los que uno se puede dar a sí mismo, las ideas de empoderamiento personal, superación y autooptimización del yo son vitales y decisivas» (p.183).
En definitiva, esta obra revela qué experiencias, demandas y sensibilidades han atravesado en los últimos años a la sociedad argentina. En una coyuntura donde políticos como Trump, Bolsonaro, Orbán, Bukele o Milei han obtenido la mayor distinción en sus respectivos países se hace indispensable el desarrollo de investigaciones empíricas que den cuenta de las profundas transformaciones que están sufriendo nuestras sociedades y la naturaleza de estos liderazgos legitimados popularmente.