RESUMEN

Este artículo analiza la evolución ideológica, organizativa y electoral de la Lega Nord comparando diversas aproximaciones, con el objetivo de explicar la emergencia y consolidación de una nueva Lega lepenizada. Así, se explica primero la relación del partido con la cuestión septentrional y las subculturas políticas territoriales en Italia. Después se estudian los cambios en el liderazgo y la estructura del partido para, finalmente, abordar las transformaciones cruciales que desembocaron en su nacionalización y en la convergencia ideológica con el populismo en un contexto internacional.

Palabras clave: Populismo; cuestión meridional; cuestión septentrional; sistema de partidos italiano; Lega Nord; regionalismo; nacionalismo.

ABSTRACT

This article analyses the ideological, organisational and electoral evolution of the Italian political party Lega Nord. Based on a set of different approaches, its aim is to explain the emergence and consolidation of a new party model which resembles the evolution of other European populist parties, like the French Front National. In a first step, we analyze the relationship between the so-called northern question and the territorial political subcultures in Italy through the LN ideology; then, we deal with changes in leadership and the party structure; and finally, we address the crucial changes that led to the party’s «nationalization», taking into account the populist success story in an international context.

Keywords: Populism; southern question; northern question; Italian party system; Lega Nord; regionalism; nationalism.

Cómo citar este artículo / Citation: Kühn, A. P V y Graíño Ferrer, G. (2020). Al norte de Roma o al sur de Bruselas. La revolución de la Lega: del regionalismo a la lepenización. Revista de Estudios Políticos, 189, 197-‍224. doi: https://doi.org/10.18042/cepc/rep.189.07

SUMARIO

  1. RESUMEN
  2. ABSTRACT
  3. I. INTRODUCCIÓN
  4. II. LA CUESTIÓN SEPTENTRIONAL Y LAS SUBCULTURAS TERRITORIALES
  5. III. ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y LIDERAZGO
  6. IV. NACIONALIZACIÓN DEL PARTIDO
  7. V. LA LEGA, ENTRE EL PASADO Y LOS NUEVOS ESCENARIOS IDEOLÓGICOS
  8. VI. CONCLUSIÓN
  9. NOTAS
  10. Bibliografía

La lega e’ come un bambino, e’ il frutto dell’amore. Io sono convinto che questo movimento sia il risultato del lavoro generoso di migliaia di uomini e di donne, che si vogliono bene. Che vogliono bene alla citta’ dove vivono, alla nazione cui si sentono di appartenere. Il bambino e’ cresciuto, ha imparato a camminare con le sue gambe. Ma bisognera’ lavorare ancora perche’ diventi adulto e realizzi le sue ambizioni.

Umberto Bossi, Vento dal nord (Bossi, U. (1992). Vento dal Nord. La mia Lega e la mia Vita. Milan: Sperling e Kupfer.‍1992)

I. INTRODUCCIÓN[Subir]

El éxito electoral de partidos populistas en un ámbito cada vez más extendido ha estimulado, sin lugar a duda, la producción de la ciencia política durante la última década. Asistimos, en primer lugar, a una suerte de redescubrimiento de algunas de las preguntas fundamentales de la disciplina desde su fundación, como, por ejemplo, cuáles son las amenazas para la estabilidad o incluso la viabilidad de los regímenes democráticos (Levitsky, S. y Ziblatt, D. (2018). How Democracies Die. New York: Crown. ‍Levitsky y Ziblatt, 2018), cómo abordar las constantes fricciones en la relación entre representantes o representados (Goodhart, D. (2017). The Road to Somewhere: The Populist Revolt and the Future of Politics. London: Hurst. ‍Goodhart, 2017; Eatwell, R. y Goodwin, M. (2018). National Populism: The Revolt Against Liberal Democracy. London: Pelican.‍Eatwell y Goodwin, 2018), o cuál es la naturaleza de las líneas de conflicto en las sociedades occidentales.

Sin embargo, si dejamos el gran angular y enfocamos un poco más, la evolución del populismo de derechas en los últimos años suscita también nuevas cuestiones para las cuales el estudio del partido italiano Lega Nord resulta particularmente revelador: ¿merecen estos partidos la etiqueta de extrema derecha? ¿Ha cambiado su discurso respecto a la libertad económica y el Estado de bienestar? ¿Cómo se ha transformado la percepción del papel del Estado nación en la lucha contra la globalización? ¿Cómo ha evolucionado el perfil de los votantes de este tipo de partidos y de dónde proviene su crecimiento? ¿Cómo puede adaptarse un discurso de protesta cuando se llega al Gobierno? Por último, la evolución de la Lega Nord es elocuente a la hora de tratar diversas problemáticas específicas de la política italiana, tales como las bases sociales de sus divisiones políticas, la historia de su sistema de partidos y, sobre todo, la interesante y particular declinación del conflicto centro/periferia en el país transalpino.

En este artículo trataremos de analizar la Lega Nord desde diversas perspectivas, ahondando principalmente en las cuestiones ideológicas, pero atendiendo también al liderazgo, el desempeño electoral o la estructura de oportunidad que la hizo posible dentro del sistema de partidos italiano. Si bien nuestra aproximación a la cuestión es, por así decir, ecléctica (en nuestra opinión, las diversas teorías proporcionan, con mayor o menor éxito, explicaciones parciales), pensamos que las diferentes explicaciones son más o menos pertinentes dependiendo de la etapa de la evolución del partido. La cuestión meridional —o, si se prefiere, septentrional— y la presencia de las subculturas son esenciales para explicar el terreno fértil en el cual la ideología y las primeras asociaciones toman forma. Las oportunidades brindadas por la quiebra de la primera república son fundamentales para comprender el asentamiento y la consolidación del partido. Finalmente, sus últimos cambios ideológicos y la nacionalización de su voto (es decir, la extensión de su apoyo a prácticamente todo el territorio italiano) pueden interpretarse como una convergencia del partido, en contra de sus tradicionales particularidades, con el populismo en el ámbito internacional. Así, este artículo analiza la evolución ideológica de la Lega de Matteo Salvini, fundamentalmente desde esta última perspectiva.

Los treinta años de la historia de la Lega Nord son, pues, los mismos treinta años que en Italia nos conducen desde un sistema de partidos monótono y estable a unas elecciones generales en 2018 en las cuales las dos primeras fuerzas se declaran antisistema. En estos treinta años han ocurrido grandes desplazamientos en las placas tectónicas sobre las que se asienta la vida política partidista, no solo de Italia, sino también de muchos países europeos. Pero el caso del país transalpino durante la última década representa, no obstante, una suerte de paroxismo en el que el populismo ha logrado romper el techo que parecía presentar en otros países de Europa Occidental. Obviamente, la Lega ha sabido adaptarse con gran agilidad a esta nueva orografía para poder convertirse en la fuerza hegemónica de la derecha italiana. Así, trataremos de mostrar que tal éxito solo fue posible dejando atrás las particularidades ideológicas que explicaban el nacimiento del partido y transformando su ideología, sobre todo a partir del liderazgo de Matteo Salvini, en una adaptación de un modelo que tiene en el Front National francés a su matriz.

II. LA CUESTIÓN SEPTENTRIONAL Y LAS SUBCULTURAS TERRITORIALES[Subir]

Es imposible tratar de la cuestión nacional italiana sin comenzar haciendo referencia a las dos citas clásicas: para Klemens von Metternich, Italia sería solo una mera «expresión geográfica» (Putnam, R., Leondardi, R. y Nonetti, R. (1995). Making Democracy Work. Civic Traditions in Modern Italy. Princeton: Princeton University Press. Disponible en: https://doi.org/10.2307/j.ctt7s8r7‍Putnam et al., 1995: 138), mientras que Massimo d’Azeglio —en una declaración excepcional para mostrar el carácter autoconsciente del proceso de nation-buiding— dijo el famoso «hecha Italia, ahora debemos hacer a los italianos» (ibid., 1995:18). También se alude a menudo a la escasa unidad lingüística de la península antes de 1860. Sin embargo, resulta llamativo que, por ejemplo Dante, muy a principios del siglo xiv, buscase de alguna forma en su De vulgari eloquentia una koiné para la península; de igual manera que en el siglo xvi, en la controversia llamada questione della lingua, se debatiese qué forma debía tener una lengua panitaliana. Todo ello muestra, en cualquier caso, que más allá de la fragmentación dialectal y la separación política, existía la percepción de una cierta unidad peninsular y una suerte de protoconsciencia nacional.

La cuestión que sí produce una verdadera fractura territorial no es estrictamente etnolingüística, sino que alude a la relación entre la historia política y la moral colectiva. En su ya clásico estudio Making democracy work. civic traditions in modern Italy, Robert Putnam explora las causas y las consecuencias de las grandes diferencias en capital social entre el sur y el norte de Italia. En resumen, mientras que históricamente en el norte surgieron formas republicanas de gobierno que facilitaron la creación de un tejido de relaciones horizontales de confianza comunal y asociación cívica, en el sur las relaciones verticales y autocráticas favorecieron el clientelismo y condujeron a una suerte de familiarismo amoral (ibid.: cap. 5). Estas grandes diferencias en capital social son también responsables de las diferencias en prosperidad —y no solo viceversa (ibid.: 152). La persistencia de esta desigualdad entre norte y sur sobrevivió a la unificación italiana, cuyas instituciones, «lejos de homogenizar las tradicionales pautas políticas, se vieron arrastradas ineluctablemente hacia la conformidad con esas tradiciones contrapuestas» (ibid., 1995: 145). El trasformismo significó, entonces, que la política, en lugar de ser un instrumento de cambio social, se amoldó a los equilibrios prexistentes.

La forma polémica que tomó la constatación de esta desigualdad, la famosa questione meridionale, se centró siempre en el subdesarrollo del sur y en las posibles vías para mitigarlo. Lo particularmente novedoso de la irrupción en la escena política italiana del discurso liderado por Umberto Bossi y el regionalismo padano fue que esta vez el norte, y no el sur, aparecía como el gran perjudicado. Así se trataba de la activación política de una vieja cuestión con una relativamente nueva narrativa (existen algunos antecedentes menores de la questione settentrionale). Gilberto Oneto, uno de los intelectuales más cercanos al núcleo de la Lega en los noventa, escribiría después múltiples obras revisionistas sobre el Risorgimento en las cuales el norte es el más perjudicado por la unificación italiana. Y Gianfranco Miglio, quizá el ideólogo más importante de la primera Lega Nord, asegura que una de las dos razones por las cuales los grandes Estados nación son cada vez menos sostenibles es porque se está produciendo una revisión que desenmascara los mitos de la formación nacional de Italia o Francia (Miglio, G. (2016). Scritti Politici. Roma: Pagine s.r.l.‍Miglio, 2016: 60-‍1).

Pese a que desde la formación de las diferentes Legas el discurso ha ido virando de manera un tanto errática desde la reivindicación de las lenguas o el etnorregionalismo hasta las cuestiones más propiamente fiscales, un componente esencial asociado a la identidad del norte de Italia es el orgullo por su moral cívica, su prosperidad, su capacidad emprendedora, etc., de forma tal que cuando las reivindicaciones se centran en cuestiones puramente culturales (fijándose, por ejemplo, en el nacionalismo existente en algunas de las regiones con estatuto especial, como Cerdeña o el Alto Adigio) el movimiento pierde tracción. Así, el sentimiento de agravio está dirigido fundamentalmente contra los habitantes del sur, cuya manutención dicen que recae sobre la economía del norte, y contra la ineficiencia administrativa del Estado y de las elites políticas romanas, que agrava la situación y que no se corresponde con la secular experiencia nórdica de buen gobierno.

En cualquier caso, es importante señalar que el sentimiento antisur existía antes de ser movilizado políticamente (Zaslove, A. (2011). The Re-invention of the European Radical Right: Populism, Regionalism, and the Italian Lega Nord. Montreal: McGill; Queens University Press.‍Zaslove, 2011: caps. 4 y 5). La cuestión más relevante para la ciencia política respecto a esta transformación es, entonces, la de determinar por qué esta fractura fue movilizada con tanto éxito y tan rápidamente precisamente en el momento en que sucedió, y por qué dicha cuestión fue puesta de lado en lo que ha resultado ser un caso absolutamente insólito de transformación ideológica para un partido regionalista y, por momentos, secesionista. En el momento de la nacionalización del partido, la típica explicación subcultural sobre el subdesarrollo relativo del sur perderá importancia, exculpando así a sus habitantes para hacer responsables a las elites corruptas de Roma.

El éxito inicial de la Lega Nord, en cualquier caso, no puede entenderse reduciéndolo exclusivamente a la cuestión septentrional, como si se tratase solo de la reaparición de una problemática secular que la primera república habría sabido contener por un tiempo. Es preciso hacer referencia a otros factores y explicar la ventana de oportunidad que posibilitó la explotación política de dicha problemática secular, además de señalar las razones de la creciente desaparición de la cuestión del norte en el discurso de la Lega. Algunos de estos factores están relacionados con las oportunidades de crecimiento electoral brindadas por el colapso de la primera república italiana (1980-‍1993), pero otros tienen que ver con las causas generales que han producido el ascenso de la derecha radical o el populismo a escala global (el aumento de los flujos migratorios, la crisis económica, la evolución ideológica del sentimiento antiglobalización, etc.).

Tratándose de un partido generalmente definido como «regionalista populista», encontramos diversas interpretaciones dependiendo de la mayor importancia atribuida a uno u otro elemento de su identidad ideológica. Así, encontramos que el ascenso de LN es analizado generalmente desde una interpretación subcultural o desde una interpretación etnorregionalista o desde una interpretación populista (Cento Bull A. y Gilbert M. (2001): The Lega Nord and the Northern Question in Italian Politics. New York: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781403919984‍Bull y Gilbert, 2001: cap. 2). En nuestra opinión, las interpretaciones subcultural y etnorregionalista son muy similares, puesto que la defensa de una identidad regional en el norte no puede desvincularse del orgullo por la tradición de cooperación y buen gobierno. A estas se opondría una interpretación populista que da prioridad en el análisis a los factores que asemejan la Lega a otros movimientos populistas en Europa, y cuyo ascenso ha sido relativamente sincrónico. «La “interpretación subcultural” enfatiza los aspectos de continuidad en la existencia de una identidad colectiva, mientras que la interpretación populista enfatiza el proceso dinámico de construcción cultural y movilización política» (Cento Bull A. y Gilbert M. (2001): The Lega Nord and the Northern Question in Italian Politics. New York: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1057/9781403919984‍Cento Bull y Gilbert, 2001: 55).

Conviene señalar, no obstante, que algunos de los rasgos típicos del populismo son compartidos por las subculturas políticas territoriales, como por ejemplo, «una fuerte desconfianza con el Estado central y el sistema político, un ethos productivista y emprendedor, la noción de una comunidad orgánica y solidaria con valores compartidos e intereses comunes» (ibid.: 55). Así, el preexistente recelo hacia los habitantes del sur y hacia la gestión de Roma, unidos al hundimiento de la Democracia Cristiana y la primera república, fueron los factores determinantes en los primeros éxitos de la Lega. No obstante, y como veremos más adelante, la transformación del partido, la nacionalización de su electorado y su creciente convergencia ideológica con otros partidos europeos obligan a considerar el impacto del factor populista —al menos a partir de la etapa de expansión geográfica a toda Italia—.

En primer lugar, durante la mayor parte de la primera república la fractura territorial fue poco relevante comparada con la fractura de clase. Así, diversos índices que miden la nacionalización del voto dan valores altos y estables desde los años cincuenta hasta los ochenta para los dos grandes partidos, DC y PCI, siendo la Lega la principal responsable de la «desnacionalización» del voto (Emanuele, V. (2015). Vote (de-)nationalisation and party system change in Italy (1948-2013). Contemporary Italian Politics, 7 (3), 251-272. Disponible en: https://doi.org/10.1080/23248823.2015.1076617‍Emanuele, 2015: 6). Existían, no obstante, dos marcadas subculturas territoriales en los conocidos cinturón blanco y cinturón rojo. Curiosamente, el hecho de que ambas subculturas territoriales estuviesen localizadas en el norte llevó a Putnam a considerar a ambas, a pesar de las diferencias políticas, como parte de una misma herencia «de las antiguas tradiciones de solidaridad colectiva y colaboración horizontal» (Putnam, R., Leondardi, R. y Nonetti, R. (1995). Making Democracy Work. Civic Traditions in Modern Italy. Princeton: Princeton University Press. Disponible en: https://doi.org/10.2307/j.ctt7s8r7‍Putnam et al., 1995: 142). Pasarelli y Tuorto (Passarelli, G. y Tuorto, D. (2012). The Lega Nord goes south. The electoral advance in Emilia-Romagna: A new territorial model? Political Geography, 31, 419-428. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2012.08.002‍2012: 419-‍20) muestran, por su parte, cómo «la subcultura política parece tener un impacto en las oportunidades del partido. La LN obtiene votos principalmente del partido dominante de cada región [Véneto y Emilia-Romaña]». En cambio, Mancosu y Ladini (Mancosu, M. y Ladini, R. (2018). The «new» League Success in the Red Belt and Its Post-fascist Inheritance: Evidence from 2018 National Elections. SocArXiv. Disponible en: https://doi.org/10.31235/osf.io/u2rq7‍2018) sugieren que el crecimiento de la Lega en el cinturón rojo es en realidad producto de la presencia en la región de enclaves con minorías postfascistas, movilizadas exitosamente por Salvini.

En cualquier caso, la descentralización alcanzó en Italia durante los años setenta un gran prestigio en la opinión pública, en un momento de euforia en el que subsidiaridad es asociada con buen gobierno (Putnam, R., Leondardi, R. y Nonetti, R. (1995). Making Democracy Work. Civic Traditions in Modern Italy. Princeton: Princeton University Press. Disponible en: https://doi.org/10.2307/j.ctt7s8r7‍Putnam et al., 1995: 21). Pronto, sin embargo, los votantes del sur percibieron a sus Gobiernos como incompetentes, mientras que los votantes del norte mantuvieron niveles razonablemente altos de satisfacción con sus Administraciones regionales. «Ser gobernados desde Bari o Reggio Calabria no era mucho mejor que serlo desde Roma, y para muchos la región tiene la desventaja adicional de la falta de familiaridad. “Mejor malo conocido que bueno por conocer” es una opinión que se oye a menudo en el sur, pero no en el norte» (ibid.: 54).

Hay que destacar, sin embargo, que la LN dio su gran salto al aprovechar los vientos de cambio que soplaron fuerte en el sistema de partidos italiano. Las investigaciones llevadas a cabo por un equipo de jueces en el proceso de mani pulite destaparon redes clientelares corruptas en las principales fuerzas políticas del momento, tanto en el DC como en el PSI (Fella, S. y Ruzza, C. (2011). Re-inventing the Italian Right. Territorial politics, populism and «post-fascism». London: Routledge.‍Fella y Ruzza, 2011: 2). Ambos partidos dejaron de existir solo dos años después. En estas circunstancias, la LN supo posicionarse no solo como representante de una supuesta causa del norte, sino también como la única fuerza impoluta en un sistema profundamente corrompido. En este momento de quiebra, los argumentos populistas contra la clase política se dieron la mano con el discurso regionalista, siendo la crisis del sistema solidaria de la crisis de la articulación territorial italiana. En una respuesta a un artículo publicado por Angelo Panebianco en Il Corriere della Sera (29 de diciembre de 1992), Gianfranco Miglio asegura que el Estado nación está en retirada y que «la intuición fundamental de Umberto Bossi ha sido esta: que el monstruo de la partitocracia se combate solamente adoptando una Constitución “federal”» (Miglio, G. (2016). Scritti Politici. Roma: Pagine s.r.l.‍Miglio, 2016: 99).

En términos de autoubicación ideológica, los electores de la nueva fuerza emergente se posicionaron en el centro del continuo izquierda-derecha (Gallagher, T. (1992). Rome at Bay: The Challenge of the Northern League to the Italian State. Government and Opposition, 27 (4), 470-485. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1477-7053.1992.tb00424.x‍Gallagher 1992). Explican Verbeek et al. (Verbeek B., Zaslove, A. y Rooduijn, M. (2018). Italian Populism: Toppling and Re-building the Party System Twice. En S. Wolinetz y A. Zaslove (eds.). Absorbing the Blow. Populist Parties and their Impact on Parties and Party Systems (pp. 197-222). London; New York: Rowman; Littlefield.‍2018: 206) que «estas regiones, con sus pequeñas y medianas empresas familiares, guardaban el secreto del aclamado éxito económico italiano en los años ochenta, pero se sentían atrapadas en un sistema político-administrativo dirigido principalmente por los cristiano-demócratas, quienes, se pensaba, estaban aprovechándose de su éxito». Así, en un momento de crisis y disolución de la DC, la Lega pudo asociar la ruina del sistema con la cuestión del trato injusto hacia el norte, conquistando las regiones del cinturón blanco (Véneto, Friuli-Venecia Julia, y Trentino-Alto Adigio), tradicionalmente dominadas por los cristianodemócratas. Que los antiguos bastiones del DC —como el Véneto— cayeran tan fácilmente en manos de los leghistas causó cierto estupor en las antiguas elites políticas.

Se puede argumentar, por tanto, que a pesar del contexto de cambio radical en la estructura del sistema de partidos italiano a principios de los años noventa, la aparición de la LN no representaba en realidad una ruptura general con las subculturas políticas y sus comportamientos electorales territoriales establecidos, sino más bien su continuación. Asimismo, durante esta fase de expansión de su base electoral, LN se exhibió en aquellas regiones donde ostentaba responsabilidades de gobierno (regional o local) como heredera legítima de las antiguas fuerzas de poder, al haber promovido candidatos con un perfil serio y responsable. Al contrario que otras fuerzas populistas, la Lega podía disociarse de la imagen de inexperiencia e incompetencia en el ejercicio de las responsabilidades públicas, al tiempo que se proyectaba como un partido dirigido por una nueva clase política. Con el objetivo de garantizar la presencia leghista en la sociedad más allá de los cargos electos, el partido empezó a crear una amplia red de organizaciones vinculadas al mito de la Padania (la supuesta unidad evocada en la narrativa de la LN) desde medios de comunicación, sindicatos, entidades financieras, hasta organizaciones juveniles y deportivas (Ignazi, P. (2008). Partiti Politici in Italia. Bolonia: Il Mulino. ‍Ignazi, 2008: 95-‍96). A través de toda esta actividad, el partido consolidó su proyecto de nacionalizar los diferentes regionalismos nórdicos agrupados en la idea de Padania. Así, en la siguiente sección analizaremos los cambios en el liderazgo y la estructura del partido que corrieron paralelos a su transformación ideológica y al desplazamiento de la cuestión padana en la Lega de Salvini.

III. ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y LIDERAZGO[Subir]

En febrero de 1991, la alianza de legas se convierte formalmente en partido político. Abandona entonces el modelo organizativo confederado heredado de la matriz Alleanza Nord, pero fiel a sus raíces mantiene una división interna por sezioni nazionali

Las naciones fundadoras respectivas a los movimientos autonomistas eran: Lombardia (Lega Lombarda), Véneto (Liga Veneta), Piamonte (Piemont Autonomista), Liguria (Union Ligure), Friuli, Trieste, Trentino, Emilia Romagna (Lega Emiliano-Romagnola), Toscana (Alleanza Toscana, Lega Toscana y Movimento per la Toscana). Poco más tarde se sumaron el Alto Adigio (Südtirol), el Valle d’Aosta, Umbria y Marche. Esta división se ha mantenido, a pesar del proceso de nacionalización del partido, en el Estatuto de la Lega aprobado en 2019. Cf. Lega Nord (

Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk

2019
).

‍[1]
. Umberto Bossi identificó muy pronto la necesidad de que la Lega tuviera que jugar el doble rol de partido institucional y representante de la protesta popular. Para mantener ese difícil equilibrio, Bossi pasó a ejecutar un liderazgo más bien carismático, garantizando la identidad del partido a través de su propia persona (Passarelli, G. (2013). Extreme right parties in Western Europe: The Case of the Italian Northern League. Journal of Modern Italian Studies, 18 (1), 53-71. Disponible en: https://doi.org/10.1080/1354571X.2013.730273‍Pasarelli, 2013). Así, algunos analistas aluden a la capacidad de Bossi como political entrepeneur, con incuestionables capacidades de agenda setting. Comparado con el modelo clásico de organización de los partidos italianos, la ausencia de una burocracia jerárquica partidista con su división de tareas permitió ejecutar rápidos y profundos cambios en la dirección política del partido. En conclusión, Bossi, con su original fiunciono (instinto político), había conseguido en menos de una década aproximar el discurso de LN a las reivindicaciones defendidas por las fuerzas secesionistas tradicionales en Europa (Del Palacio, J. (2015). La nueva Lega Nord. Cuadernos de Pensamiento Político, 46, 157-173.‍Del Palacio, 2015: 160), pero sin contar con la base social de estas.

Atendiendo a los orígenes de la Lega en una federación de partidos autonomistas, se suele considerar que la presidencia de Matteo Salvini trajo consigo una refundación y por consiguiente la nacionalización de las estructuras del partido; es decir, un intento por mover el balance del poder interno hacia órganos centrales del partido frente a sus secciones nacionales (las ya mencionadas nazione). Sin embargo, es importante mencionar que el partido ya había vivido en repetidas ocasiones conflictos debido a «demandas de mayor autonomía por parte de sus facciones regionales» (McDonnell, D. y Vampa, D. (2016). The Italian Lega Nord. En R. Heinisch y O. Mazzoleni (eds.). Understanding Populist Party Organisation (pp. 105-129). London: Palgrave Macmillan. Disponible en: https://doi.org/10.1057/978-1-137-58197-6_5‍McDonnell y Vampa, 2016: 112) durante su primera década de vida, lo que confirma que existió una especie de cleavage regional sui generis en el propio seno de la Lega. Con todo, los cambios organizativos que ejecuta Salvini como nuevo presidente de la formación durante sus primeros meses de mandato no son solo organizativos, sino que acompañan, además, un cambio ideológico paralelo. De manera simbólica, por ejemplo, el órgano oficial de la Lega, La Padania, con una tirada diaria de 60 000 ejemplares, cerró en diciembre de 2014, tras diecisiete años defendiendo la causa del norte.

Si comparamos la cuestión de la organización en los tres estatutos del partido (Lega Nord (2002a). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Approvato nel corso del Congresso Federale Ordinario del 1-3 marzo 2002. Disponible en: https://bit.ly/3fWuaQi‍2002, Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍2012 y Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍2019), llaman la atención los artículos dos y cinco: mientras en 2002 el partido tenía todavía vocación de movimiento, reflejado en su estructura descentralizada a través de las sedes regionales pertenecientes a las diferentes facciones nacionales, tanto el estatuto de 2012 como el actual hacen referencia al organigrama de LN como partido político con una única sede central (en la capital de Lombardía, Milán).

Tabla 1.

Art. 2002 2012 2019
1 Finalità Finalità Finalità
2 Composizione del Movimento Struttura organizativa della Lega Nord Struttura organizativa della Lega Nord
3 Simbolo Simbolo Simbolo
4 Denominazioni Denominazioni Denominazioni
5 Sedi Nazionali e Nazioni Sede della Lega Nord Sede della Lega Nord

Fuente: elaboración propia.

Sin embargo, a pesar de que la mayor parte de la cobertura mediática interpretó la reforma del estatuto como un cambio en la denominación del partido, la Lega Nord per l’Indipendenza della Padania no cambió su nombre oficial en diciembre de 2019 (Tori, M. (2019). La Liga italiana, refundada en torno a Salvini. Público, 24-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3dw7iFm‍Tori, 2019). Además, se siguió manteniendo como objetivo último de la formación «el logro de la independencia de Padania a través de métodos democráticos y su reconocimiento internacional como una república federal independiente y soberana» (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍Lega Nord, 2019: 1), texto idéntico con las versiones de 2002 (Lega Nord (2002a). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Approvato nel corso del Congresso Federale Ordinario del 1-3 marzo 2002. Disponible en: https://bit.ly/3fWuaQi‍Lega Nord, 2002a: 1) y 2012 (Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍Lega Nord, 2012: 1). Un cambio significativo, no obstante, fue la transformación del estatus legal de las secciones nacionales en 2012, que pasan de tener una estructura legal propia («associazioni politiche») a un estatus subordinado como «associazione non riconosciuta». Asimismo, mientras el estatuto de 2002 se refiere ya en la primera página a los elementos de organización subnacional, estableciendo que las nazione se dividen en secciones provinciales, circunscripciones y secciones municipales (Lega Nord (2002a). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Approvato nel corso del Congresso Federale Ordinario del 1-3 marzo 2002. Disponible en: https://bit.ly/3fWuaQi‍Lega Nord, 2002a: 1), y dedicando un artículo propio a esa cuestión (art. 34, «Le sezioni»), en 2012 este esquema organizacional es relegado a la página once. En la versión actual, la referencia a la estructura de las entidades que conformen la LN es meramente testimonial ‍[2].

En la misma línea del deterioro del principio de subsidiariedad, la entidad básica de cualquier organización partidista (la célula municipal) es mencionada un total de nueve veces en los estatutos de 2002 y 2012, pero solo aparece una vez en la versión de 2019. Esta degradación tiene efectos inmediatos en la relación del partido con sus socios. Por ejemplo, del texto de 2002 se deduce que las agrupaciones locales y territoriales mantienen las competencias, ya que tienen la capacidad de revocar la condición de socio ordinario —quienes cuentan con derecho a voto en votaciones internas (Lega Nord (2002a). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Approvato nel corso del Congresso Federale Ordinario del 1-3 marzo 2002. Disponible en: https://bit.ly/3fWuaQi‍Lega Nord, 2002a: 11, art. 30 y 31)—. Cuatro meses después de la ratificación del estatuto se publicó un reglamento que confirmó y especificó las competencias de las secciones municipales y provinciales en este ámbito (Lega Nord (2002b). Regolamento della Lega Nord per l’Indipendenza della Padania. Approvato dal Consiglio Federale in data 1° luglio 2002. Disponible en: https://bit.ly/3duJNN4‍Lega Nord, 2002b: 26). Así, mientras que en 2002 el nexo principal era entre el socio y la agrupación nacional, con los cambios normativos de 2012 y la revocación del estatus legal propio a las secciones nacionales se produce un cambio importante en la relación entre los miembros y el partido. Aunque las secciones «territorialmente» competentes expiden los carnés de los militantes, ahora es la matriz la que define los criterios para hacerlo (Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍Lega Nord, 2012: 12). Mientras que en el estatuto de 2002 se daba implícitamente por hecho que la incorporación al «movimiento» se producía a través de sus distintas secciones territoriales, en 2019 se establece que «el Consejo Federal autoriza a las naciones y a sus delegaciones territoriales a expedir carnés de socio y a cobrar la cuota de socio» (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍Lega Nord, 2019: 10).

Otro ejemplo que simboliza el refuerzo de las estructuras centrales del partido a costa de sus bases es la introducción en 2019 del derecho del Consejo Federal a revocar el estatus de nación en el seno de la Lega. Por el contrario, en los textos anteriores su competencia se limitaba a deliberar sobre potenciales nuevos ingresos a las filas de las sezioni nazionali (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍Lega Nord, 2019: 9; Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍2012: 1; Lega Nord (2002a). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Approvato nel corso del Congresso Federale Ordinario del 1-3 marzo 2002. Disponible en: https://bit.ly/3fWuaQi‍2002a: 1) o de aprobar eventuales cambios en sus estatutos (Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍Lega Nord, 2012: 10). En el plano simbólico, mientras que el estatuto del 2002 se mostraba abierto a que las marcas nacionales de la Lega efectuaran los cambios oportunos en el logo, sobre todo para incluir su denominación ante elecciones regionales, la normativa de 2012 limitaba esa posibilidad y concedía un veto al secretario general en este asunto. La redundante frase «el símbolo de la Lega Nord per l’Indipendenza della Padania pertenece exclusivamente a la Lega Nord» en ese mismo apartado solo se entiende si se perciben la «Lega Nord» y sus «Nazioni» como entidades separadas de facto (Lega Nord 2012). Statuto della Lega Nord per L’indipendenza della Padania. Disponible en: https://bit.ly/3dyDVCh‍Lega Nord, 2012: 1). A pesar de que estas especificaciones continúan existiendo en el estatuto actual, que además recoge que el símbolo también es «contrassegno elettorale», la versión de 2018 no deja lugar a dudas de que el secretario general ha utilizado sus prerrogativas en este ámbito: La Padania es sustituida por el apellido del líder del partido, que ahora sí aparece como la «Lega», y no la «Lega Nord».

En conclusión, el estatuto de 2019 representa más bien la culminación de un proceso que empezó en el verano de 2012 y que ha significado el debilitamiento constante de las secciones nacionales frente a los órganos centrales del partido, condición indispensable para tomar el control ideológico y político. Sin embargo, aún cuando la comparación de los tres últimos estatutos de la LN trae estos resultados interesantes, hay que tener en cuenta que no siempre los estatutos han constituido una llave para entender las dinámicas de la Realpolitik intrapartidista. Sobre el estatuto de 2002 Albertazzi y McDonnell (Albertazzi, D. y McDonnell, D. (2015). Populists in Power. London; New York: Routledge. Disponible en: https://doi.org/10.4324/9781315725789‍2015: 41) señalan que «un indicador de la dominación del partido por parte de Bossi no es lo que estaba escrito en el estatuto, sino que él pudiese ignorarlo completamente». Se refieren, por ejemplo, al hecho de que el documento (en sus artículos 9 y 10) exigiese la celebración de un congreso federal cada tres años para elegir el líder del partido para un mandato de igual duración, y que, sin embargo, entre 2002 y hasta la elección de Maroni en 2012 la LN no celebró ninguno de esos congresos.

Con todo, el liderazgo incuestionable de Matteo Salvini no se explica solo por su posición privilegiada dentro del organigrama del partido, sino también por sus dotes comunicativas e instinto político a la hora de efectuar el cambio ideológico y la nacionalización.

IV. NACIONALIZACIÓN DEL PARTIDO [Subir]

Este cambio organizacional en realidad tenía también una difícil tarea de fondo: ayudar a metabolizar los efectos que produciría en la militancia y en los cuadros medios el gran giro ideológico que acompañó a la nacionalización del partido. En términos generales, durante el liderazgo de Bossi puede establecerse el siguiente patrón: la Lega adoptó con mayor radicalidad la cuestión septentrional en los momentos en que abandonaba el Gobierno, decidida a buscar un espacio propio para no ser fagocitada por las fuerzas de centro-derecha. Y es que el vínculo ideológico entre la causa de la libertad fiscal y la antipolítica no fue patrimonio exclusivo de la Lega, sino que también había sido adoptado por su gran competidor, el partido de Silvio Berlusconi. Así, la aparición de Forza Italia frenó el rápido ascenso electoral de la LN a mediados de los años noventa. Después de formar parte de la coalición electoral Polo delle Libertà, liderada por la formación del magnate, el partido fue testigo de cómo Berlusconi les arrebataba sus temas políticos propios: la excesiva presión fiscal, la burocracia ineficiente, la seguridad, la inmigración, etc. A pesar de que el partido de Berlusconi también simpatizase con el federalismo, representaba una posible regeneración para toda Italia que, al contrario de la regeneración abandonada por Bossi, no pasaba por la ruptura total con Roma.

Despojada de su característica diferenciadora y reducida programáticamente a su propuesta federalista, básicamente ignorada por los socios en la Administración nacional, abandonó el Gobierno en diciembre del mismo año y evolucionó hacia el secesionismo independista. Sin formar parte de ninguna coalición electoral en las elecciones al Parlamento italiano en 1996, LN intentó reivindicar un espacio político propio, pudiendo atacar nuevamente tanto a la izquierda como a la derecha política como las fuerzas hegemónicas del sistema. Para Ignazi, este cambio responde a dos objetivos: «a) mantener un perfil propio frente a los aliados del centro-derecha, y b) aumentar el atractivo del partido más allá de su tradicional electorado» (Ignazi, P. (2005). Legitimation and Evolution on the Italian Right Wing: Social and Ideological Repositioning of Alleanza Nazionale and the Lega Nord. South European Society and Politics, 10 (2), 333-349. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13608740500135058‍Ignazi, 2005: 346).

Sin embargo, el éxito ulterior en la transformación de la LN no pasó por diferenciarse, sino por fagocitar una parte importante del electorado del centro-derecha, sin dejar de consolidarse al mismo tiempo en unas regiones históricas cuyo apoyo parecía no depender directamente de la agenda secesionista. Con todo, la adaptación del partido a nuevos escenarios de competición electoral no pudo evitar producir un cierto distanciamiento con una parte importante de la base de militantes originarios, como trataremos en el siguiente apartado.

Así pues, se introdujo de manera progresiva un doble marco en el discurso, desarrollando un populismo multinivel «para atraer diferentes electorados de un pueblo (situado local, regional y nacionalmente) que comparte la noción, pero que en realidad constituye un “pueblo” diferenciado, y así poder luchar contras las elites respectivas en cada una de las arenas local, regional y nacional» (Mazzoleni O. y Ruzza C. (2018). Combining regionalism and nationalism. The Lega in Italy and the Lega dei Ticinesi in Switzerland. Comparative European Politics, 16 (6), 976-992. Disponible en: https://doi.org/10.1057/s41295-018-0139-9‍Mazzoleni y Ruzza, 2018: 980). La utilización de esa ambivalencia, cuando no ambigüedad, del sujeto pueblo por el populismo para crear un dual frame, depende, para Mazzoleni y Ruzza, de otros factores como la competición con otros partidos radicales de derecha, «o de la relevancia del tipo de regionalismo del que se trate (si es más o menos “moderado”)» (ibid.: 977). En nuestra opinión, la nacionalización del partido y la creación del doble marco no habrían sido posibles si la cuestión territorial tuviera en Italia un significado más pronunciado, como de hecho lo tiene en España. Esta plasticidad de la Lega apunta, como mínimo, a que la cuestión norte-sur puede verse desplazada por otras cuestiones de política nacional que, cuando son movilizadas, consiguen atraer más electores.

Mazzoleni y Ruzza también apuntan a la importancia de la competición con otros partidos de la derecha radical. Es conveniente resaltar que la nacionalización de la Lega Nord corre paralela a la transformación de la inmigración en la cuestión fundamental dentro de la ideología leguista. La presencia de la cuestión migratoria en el debate político fue impulsada principalmente por la Lega, aunque no siempre con igual repercusión. Ni el MSI en los ochenta ni la posterior AN con Fini movilizaron tan claramente el problema como el partido de Bossi. Con su viaje hacia el espectro de lo políticamente respetable, la nueva Alleanza Nazionale permitió que la Lega Nord monopolizase las posiciones más radicales (Ignazi, P. (2008). Partiti Politici in Italia. Bolonia: Il Mulino. ‍Ignazi, 2008). «La radicalización de la posición de la LN respecto a la inmigración tuvo un impacto en el sistema de partidos y, eventualmente, en la política de inmigración. En parte porque la LN no tuvo que enfrentarse a un pasado fascista, como la AN, el partido pudo radicalizar con éxito el discurso en el centro-derecha» (Verbeek B., Zaslove, A. y Rooduijn, M. (2018). Italian Populism: Toppling and Re-building the Party System Twice. En S. Wolinetz y A. Zaslove (eds.). Absorbing the Blow. Populist Parties and their Impact on Parties and Party Systems (pp. 197-222). London; New York: Rowman; Littlefield.‍Verbeek et al., 2018: 212).

Asimismo, mientras que a principios de los años noventa los simpatizantes de LN mostraron actitudes negativas sobre todo hacia sus compatriotas procedentes de las regiones del sur del país, a mediados de la década ya se podía constatar que predominaban las actitudes negativas respecto a los inmigrantes extracomunitarios (Ruzza, C. (2006). The Lega Nord: Towards Electoral Stability and Modest Success. En L. De Winter, M. Gomez-Reino y P. Lynch (eds.). Autonomist Parties in Europe: Identity Politics and the Revival of the Territorial Cleavage, Vol. II (pp. 219-246). Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials. ‍Ruzza, 2006: 232-‍236), sentándose así las bases para la elaboración de un discurso con atractivo nacional. Podría decirse que las grandes diferencias con los extracomunitarios hacían palidecer las diferencias con los italianos del sur, y la creciente ansiedad hacia la inmigración ilegal, alimentada por los efectos de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en la opinión pública, dio un gran protagonismo a la cuestión de los inmigrantes de religión musulmana.

Este nuevo foco de atención hizo perder relevancia, como decimos, a la cuestión del norte, y el referéndum de 2006 significó un cierre —o aplazamiento— de la cuestión territorial. La Lega Nord aprovechó los siguientes dos años en las bancadas de la oposición para posicionarse como fuerza decisiva en un asunto de amplio interés popular: la sicurezza, término italiano que engloba tanto la inmigración como el orden público. Esta demostrada habilidad de agenda setting se extendió a su tercer episodio gubernamental (2008-‍2011), ahora como socio esencial para garantizar la coalición con Il Popolo della Libertà (PDL) —partido fundado en 2009, fruto de la fusión de Forza Italia y Alleanza Nazionale, el partido postfascista de Gianfranco Fini—.

Con la ocupación de ministerios clave y un discurso coherente y continuo en el tiempo, LN estableció la narrativa (simbólica) en favor de comunidades homogéneas, libres tanto de crimen como de inmigrantes, que también resultó atractiva para electores fuera de sus tradicionales feudos electorales (Albertazzi, D. y McDonnell, D. (2010). The Lega Nord Back in Government. West European Politics, 33 (6), 1318-1340. Disponible en: https://doi.org/10.1080/01402382.2010.508911‍Albertazzi y McDonnell, 2010). La recompensa llegó con el 10 % del voto en las elecciones europeas del año 2009, y con su mejor resultado hasta el momento en las elecciones regionales del año siguiente. Sin embargo, un cisma en el PDL, el creciente impacto de la crisis financiera en la economía italiana y, como consecuencia, la presión europea para ejecutar reformas de índole financiero e institucional se llevaron por delante el Gobierno de Berlusconi en noviembre de 2011.

Es importante señalar a este respecto el profundo cambio de narrativa que se produjo a partir de la crisis global de 2011, cuyos culpables pasaron a ser identificados con poderes transnacionales. Así, la crisis fue crucial para el cambio de identidad de la Lega Nord. En muchos países europeos el nuevo escenario de confrontación ideológica enfrentó a los partidos políticos que apoyan el orden transnacional frente a aquellos que se rebelan contra él. Tras su dimisión, Berlusconi apoyaba —aunque de manera reacia— al Gobierno tecnocrático de Mario Monti, propuesto por el entonces jefe de Estado Giorgio Napolitano. La Lega, al negarse, se convertía en el partido más grande de la oposición (Bosco, A. y Verney, S. (2012). Electoral Epidemic: The Political Cost of Economic Crisis in Southern Europe, 2010-11. South European Society and Politics, 17 (2), 129-154. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13608746.2012.747272‍Bosco y Verney, 2012).

Surge entonces la situación idónea para confirmar la narrativa populista: en primer lugar, el apoyo o el rechazo a un Gobierno tecnocrático señalaba una distancia entre, por un lado, los partidos que están al dictado de una elite transnacional y, por otro, los que realmente ofrecen una alternativa sustantiva; en segundo lugar, el apoyo al Gobierno de Enrico Letta, así como el Pacto del Nazareno entre Berlusconi y Renzi, reforzaban la percepción de que en el centro los partidos son ideológicamente indistintos y solo les separan cuestiones superficiales.

Tabla 2.

Gobiernos italianos y papel de FI/PDL y LN, 2006-‍2019

2006  2008  2011  2013  2014  2016  2018  2019 
Prodi  Berlusconi  Monti  Letta  Renzi  Gentiloni  Conte  Conte 
LN + FI/PDL oposición LN + PDL coalición de Gobierno LN oposición
PDL apoyo
LN oposición
PDL gran coalición
(con PD)
LN oposición
FI oposición
LN oposición
FI oposición
LN coalición de Gobierno (con M5S)
FI oposición
LN oposición
FI oposición

Durante este período, la Lega pierde entonces un duro competidor en el espacio de la antipolítica, el centro-derecha de Berlusconi, al tiempo que gana otro, el Movimento 5 Stelle. Y es que la oportunidad surgida con la crisis también había sido aprovechada por este nuevo partido, formado en 2009, y cuyo gran salto electoral se produce en 2012 (cuando conquista la alcaldía de Parma en las elecciones locales y obtiene un excelente resultado en las elecciones regionales de Sicilia). Así, en las regiones más alejadas de los feudos tradicionales de la Lega, el M5S lograba capitalizar políticamente parte del clima de protesta frente a un partido que, a pesar de los esfuerzos por mantener una narrativa antisistema, ya acumulaba años de historia y responsabilidades de gobierno. Las bases, en cualquier caso, para una nueva interpretación ideológica de la política italiana en términos de soberanía frente a poderes transnacionales quedaban firmemente establecidas.

Tabla 3. 

Resultados electorales Lega Nord por circunscripciones seleccionadas (%) y total nacional, elecciones generales italianas, 1992-‍2018

1992 1994 1996 2001 2006 2008 2013 2018
Total nacional
Votos (millones)  3,4 3,2 3,8 1,5 1,7 3 1,4 5,7
Porcentaje  8,7 8,4 10 3,9 4,6 8,3 4,7 17,4
Escaños  55 117 59 30 26 60 18 125
Norte de Italia
Friuli - Venezia Guilia 17,1 16,9 23,2 8,24 7,2 13 6,7 25,9
Veneto 17,3 21,6 29,2 10,2 11,1 27,1 10,5 32,2
Trento-Alto Adige 8,9 7,6 13,2 3,7 4,5 9,4 4,2 19,2
Lombardia 23 22,1 25,5 12,1 11,7 21,6 13 28
Piemonte 16,3 15,7 18,2 5,9 6,3 12,6 4,8 22,6
«Cinturón Rojo» 
Emilia Romagna 9,6 6,4 7,24 2,6 3,9 7,8 2,6 19,21
Toscana 3,1 2,2 1,8 0,6 1,1 2 0,7 17,4
Marche 1,3 0 1,5 0 1 2,2 0,7 17,3
Otros
Umbria 1,16 0 1,1 0 0,8 1,7 0,6 20,2
Liguria 14,3 11,4 10,2 3,9 3,7 6,8 2,3 19,9

Fuente: elaboración propia con datos del Ministerio del Interior de Italia.

V. LA LEGA, ENTRE EL PASADO Y LOS NUEVOS ESCENARIOS IDEOLÓGICOS[Subir]

En 2012 Bossi tuvo que dimitir debido a las acusaciones de malversación de fondos del partido. La elección de Matteo Salvini (nacido en 1973) en las primarias que organizó el partido para determinar su futuro líder en el año 2013 marcó no solo la emancipación de LN de su gran figura, sino también un cambio generacional. A nivel organizativo el indicador que señaló el despliegue de una nueva estrategia política por parte de Salvini fue el intento de expandirse al sur de Italia con una marca blanca de la Lega, Noi con Salvini. En términos de programa político, la inmigración acabó de sustituir completamente a la «causa de norte». (Ozzano, L. (2019). Religion, Cleavages and Right-Wing Populist Parties: The Italian Case. The Review of Faith and International Affairs, 17 (1), 65-77. Disponible en: https://doi.org/10.1080/15570274.2019.1570761‍Ozzano, 2019).

Y aunque desde su retiro Bossi auguró que cualquier intento de nacionalizar el partido supondría su destrucción, las elecciones de 2018 convirtieron a la Lega en el partido hegemónico de la derecha italiana. Una simple comparación entre el perfil del votante leghista en dos momentos concretos (1996 y 2018) permite percibir que, actualmente, la Lega es —en clave de sociología electoral— un partido mucho más transversal que en sus orígenes y encuentra apoyos de forma más equitativa entre los diferentes estratos de la sociedad italiana (véase tabla 4).

Tabla 4.

Perfil del votante de LN, 1996 y 2018

1996 2018
Sexo
Hombre 66,2 49,3
Mujer 33,8 50,7
Edad
18-29 (2018: 18-‍34) 27,9 25,5
30-49 (2018: 35-‍49) 42,4 25,3
50-59 (2018: 50-‍64) 19,7 28,3
60+ (2018: 65+) 10 20,9
Educación
Primaria 30,5 26,8
Secundaria obligatoria 48,1 34,1
Bachillerato 19 21,8
Título universitario 2,4 17,2
Actividad profesional
Autónomos y profesiones libres 16,3 16,6
Funcionarios y directivos 19,5 19,2
Obreros 25,7 16,7
Desempleados 4,6 12,8
Estudiantes 5,7 10,5
Amas de casa 5,9 13,9
Jubilados 22,3 10,3

El atractivo de Salvini para algunos votantes de las formaciones de centro-izquierda ya se había observado en las elecciones regionales del año 2015, donde la Lega fue capaz de disputar algunas zonas tradicionalmente dominadas por las fuerzas progresistas. Los subsiguientes comicios de 2018 no solo confirmaron la capacidad del líder de LN para atraer votos procedentes de otros feudos políticos, sino que incluso permitieron consagrarle como la gran cabeza del centro-derecha italiano: la LN había adelantado a FI por vez primera en unas elecciones generales (Chiaramonte, A., Emanuele, V., Maggini, N. y Paparo, A. (2018). Populist Success in a Hung Parliament: The 2018 General Election in Italy. South European Society and Politics, 23 (4), 479-501. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13608746.2018.1506513‍Chiaramonte et al., 2018; Tarchi, M. (2018). Voters without a Party: The «Long Decade» of the Italian Centre-Right and its Uncertain Future, South European Society and Politics, 23 (1): 147-162. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13608746.2018.1434454‍Tarchi, 2018). Así, las elecciones del 2018 fueron la prueba definitiva del éxito del modelo nacional y transversal de la nueva Lega de Salvini.

Podría decirse que la Lega ha triunfado precisamente ahí donde Rassemblement National no consiguió consolidarse. Es conocido que el partido de Marine Le Pen tuvo dos almas y dos opciones estratégicas: por un lado, proseguir la línea original que dio grandes éxitos en el sur para conquistar la derecha política francesa, con un discurso más convencional en economía y siguiendo la vía marcada por la Alleanza Nazionale de Fini; por otro, proseguir por el camino que les ha granjeado el voto obrero del norte proveniente del Partido Comunista, en una clara apuesta por la transversalidad y el discurso económico alternativo. La opción de Jean-Marie fue la primera, y la de Marine es la segunda.

Lo interesante, sin embargo, es que el debate político francés, habiéndose desplazado a una lucha entre liberalismo y populismo (en lugar de entre izquierda y derecha) no ha permitido a RN mantener simultáneamente ambas vías (por ejemplo, el partido de Marine Le Pen sigue teniendo una gran dificultad para asentarse en las grandes ciudades). La Lega de Salvini, en cambio, mantiene una ambigüedad que ha hecho posible recoger, al menos parcialmente, los frutos de ambas estrategias. Así, ha podido consolidarse, por un lado, como fuerza hegemónica de la derecha, al mismo tiempo que las incursiones en la transversalidad le han permitido arañar puntos en el tradicional electorado de izquierda. Y es que la tradición más antipolítica de la derecha italiana parece metabolizar o tolerar mejor este tipo de discurso, permitiendo un crecimiento sin grandes costes en el electorado más conservador. Esta doble vertiente ideológica ha permitido a la Lega tanto pactar con la derecha tradicional como hacerlo con el populismo del M5S en la coalición gialloverde.

El precio que pagar, sin embargo, proviene de otro lugar: a pesar de las reiteradas declaraciones de Salvini en las que asegura que «la Lega no se ha olvidado del federalismo» —por ejemplo, en su respuesta a un artículo de Roberto Maroni (Maroni, R. (2018). Il federalismo dimenticato dalla Lega di Salvini. Il Foglio, 27-2-2018. Disponible en: https://bit.ly/3fXGGi7‍2018) en Il Foglio—, lo cierto es que en el nuevo contexto ideológico la lepenización de la Lega ha llevado a sustituir el federalismo por el soberanismo. «La Lega ha nacido del Norte con el fin de proteger las regiones de Lombardía, Véneto y Piamonte —dice Salvini (Salvini, M (2016). Dugin intervista Salvini a Mosca. StopFake, 23-11-2016. Disponible en: https://bit.ly/2YuuPlP‍2016) en una entrevista con el ideólogo Aleksandr Dugin—; pero el momento de la lucha ha tomado una escala nacional. La Lega ha llegado al nivel estatal, del norte al sur, porque el tema de la inmigración, el mercado de trabajo, la protección de la familia o la identidad afectan al país entero». Desde luego, queda claro cuál es ahora la lucha fundamental del partido.

Así, mientras la Unión Europea sea percibida como el antagonista fundamental, la confrontación a través de la política nacional puede ser vista como una vía aceptable para el electorado regionalista (Mazzoleni O. y Ruzza C. (2018). Combining regionalism and nationalism. The Lega in Italy and the Lega dei Ticinesi in Switzerland. Comparative European Politics, 16 (6), 976-992. Disponible en: https://doi.org/10.1057/s41295-018-0139-9‍Mazzoleni y Ruzza, 2018: 978). Cuando los estatutos fueron finalmente cambiados a finales de 2019, Salvini aseguró que se trataba «del bautismo de un movimiento que tiene la ambición de relanzar a Italia en el mundo» (Tori, M. (2019). La Liga italiana, refundada en torno a Salvini. Público, 24-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3dw7iFm‍Tori, 2019). No debe olvidarse, de nuevo, que Salvini acumuló una dilatada experiencia como europarlamentario en la que tuvo tiempo de conocer a fondo los resortes del Front National francés. Así, podría decirse que su liderazgo había traído consigo la prevalencia de la lógica propia del populismo en el contexto internacional sobre las particularidades del discurso histórico de la Lega.

Por ejemplo, considérese que gran parte de la obra de Gianfranco Miglio, uno de los primeros ideólogos de la Lega Nord, senador entre 1992 y 1994, estaba dedicada a mostrar que el Estado nación moderno era una forma política en declive y caduca, y que el futuro solo podía pasar por el federalismo y el renacimiento de las regiones como forma de asociación. Esta crítica de Miglio es solidaria precisamente de una crítica al concepto de soberanía (Miglio, G. (2016). Scritti Politici. Roma: Pagine s.r.l.‍Miglio, 2016: 212-‍3). Alain de Benoist, el teórico de la Nouvelle Droite, cuyos artículos fueron traducidos en La Padania, a pesar de algunas diferencias teóricas con Miglio, insistía en que «frente a la mundialización, la gente se repliega sobre las comunidades inmediatas, que son como familias ampliadas». Además, señala, resultaría contradictorio situarse contra la homogenización llevada a cabo por la globalización, pero no hacerlo contra la homogenización que lleva a cabo el Estado nación. Así pues, «el retorno de la comunidad es la afirmación del primado de las entidades naturales y culturales sobre el Estado» (De Benoist, A. (2002). Critiques. Théoriques. Lausanne: L’Age d’Homme.‍De Benoist, 2002: 504).

Matteo Salvini, en cambio, cree que su insistencia en la soberanía de Italia frente al exterior no está reñida con la asunción del federalismo como forma de organización territorial del Estado. «Este país está junto solamente, como había dicho el genio de Gianfranco Miglio, con el federalismo, con el conjunto de la diversidad». De esta forma, el proyecto nacional de la Lega y la vocación del norte consiguen hacerse dos proyectos coherentes o, al menos, no mutuamente excluyentes (Cremonesi, M. (2018). Salvini liquida il centrodestra: la prospettiva è popolo contro élite. Il Corriere della Sera, 22-05-2018. Disponible en: https://bit.ly/2YuyPmz‍Cremonesi, 2018). Y es que, en la lucha contra la globalización y la Unión Europea en el contexto de los años 2010, el Estado nación y el correlativo concepto de soberanía acapararon completamente el discurso de la alternativa: soberanía política respecto a la inmigración clandestina, soberanía económica frente a los tecnócratas de Bruselas. Así, la sustitución de Roma por Bruselas es paralela a la consideración del Estado como un baluarte natural de resistencia. «Queremos la secesión —llegó a decir Salvini—, pero de Bruselas» (Petrosillo, G. (2014). Vogliamo ancora la secessione ma da Bruxelles! Arianna Editrice, 22-10-2014. Disponible en: https://www.ariannaeditrice.it/articolo.php?id_articolo=49588‍Petrosillo, 2014). Más adelante, colocar a la Unión Europea en el centro de la lucha política permitiría combinar el discurso de protesta con la participación en el Gobierno del Estado. En la entrevista del analista e ideólogo ruso Aleksander Dugin a Salvini mencionada más arriba, este dice que «Italia ha sido siempre sierva. Sierva de la Unión Europea y de los Estados Unidos. La política se hacía bajo la dictadura de algún otro. Espero que los italianos encuentren la libertad y sean de nuevo los dueños de su propio destino» (Salvini, M (2016). Dugin intervista Salvini a Mosca. StopFake, 23-11-2016. Disponible en: https://bit.ly/2YuuPlP‍Salvini, 2016).

Este nuevo posicionamiento alineaba claramente a la Lega dentro de la familia de partidos populistas eurófobos: «Estoy orgulloso de haber llegado a acuerdos con Marine Le Pen —dice Salvini—, con los austríacos, y también con Putin. Esta es la vía, después cada uno verá. Porque si hoy voy a llamar a Roma me responde un ujier, o como mucho Renzi. El verdadero enemigo es Bruselas» (Cremonesi, M. (2018). Salvini liquida il centrodestra: la prospettiva è popolo contro élite. Il Corriere della Sera, 22-05-2018. Disponible en: https://bit.ly/2YuyPmz‍Cremonesi, 2018). De esta manera, Italia se colocaba de lleno en el núcleo de países para los cuales la cuestión de la soberanía frente a los poderes transnacionales se convierte en un nuevo eje fundamental de posicionamiento ideológico. Este cambio, en cualquier caso, trató de gestionarse con un doble discurso: por un lado, «un líder que es libre de establecer una nueva agenda a través de los medios de comunicación […], y, por otro, las secciones regionales y locales que todavía se esfuerzan por mantener viva la llama regional, también entre la nueva generación de leghisti que a menudo es ajena a la tradición ideológica del partido» (Albertazzi, D., Giovannini, A. y Seddone, A. (2018). No regionalism please, we are Leghisti! The transformation of the Italian Lega Nord under the leadership of Matteo Salvini. Regional and Federal Studies, 28 (5), 645-671. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13597566.2018.1512977‍Albertazzi et al., 2018: 658). Para una parte importante de las antiguas élites y el electorado más escorados hacia la causa secesionista, esto ha supuesto en realidad la muerte de la auténtica Lega; sin embargo, una mayoría importante se ha acomodado a esta nueva identidad. Así, mientras que algunos sostienen la naturaleza meramente estratégica del giro de la Lega, otros piensan que los fines del partido como organización se han impuesto sobre el compromiso con una ideología originaria

Sin embargo, entre las piezas cambiantes también destacan elementos de estabilidad: en su estatuto aprobado a finales de 2019, el partido mantiene su nombre original, Lega Nord per l’Indipendenza della Padania (

Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk

Lega Nord, 2019: 1
). El hecho de que el movimiento no renuncie —por lo menos formalmente— a su objetivo fundacional, puede ser interpretado tanto en línea de una (gradual) institucionalización como un intento de fortalecer el modelo original.

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Con todo, este euroescepticismo encuentra un acomodo ideológico natural en sectores importantes del partido. Por ejemplo, puede combinarse con una defensa de los valores tradicionales provida, para la cual el orden de las instituciones internacionales está relacionado con una nueva religión de sustitución. Lorenzo Fontana, ministro en el Gobierno de Conte, publicó un libro con Ettore Gotti Tedeschi, prologado por Matteo Salvini, sobre el origen demográfico de la crisis europea. Así, la crisis es percibida desde una perspectiva civilizacional que requiere medidas sociales de largo alcance, como el estímulo de la natalidad y la defensa de la familia (Fontana L. y Gotti Tedeschi, E. (2018). La culla vuota della civilità. All’origine della crisi. Verona: Gondolin. ‍Fontana y Gotti Tedeschi, 2018). Frente a este proyecto de revitalización europea, se encuentra una suerte de nuevo totalitarismo moral patrocinado por las instituciones internacionales. «La idea de sustituir a mamá y papá por otras definiciones como aquellas de progenitor 1 y progenitor 2 pertenece a la subcultura de quien quiere acabar con la identidad y manipular a las personas reduciéndolas a números» (Salvini, M (2018). Prefazione. En L. Fontana y E. G. Tedeschi (eds.). La culla vuota della civilità. Verona: Gondolin. ‍Salvini, 2018: 38).

Asimismo, esta defensa de la familia permitía a Salvini presentar en clave social una medida como el flat tax, particularmente beneficiosa para el electorado del norte y en coherencia con su tradición más liberal. «Nuestra flat tax —dice Salvini en el mencionado prólogo— va precisamente en esa dirección, produciendo una auténtica revolución. Con su adopción, el núcleo fiscal será la familia (superando de tal modo la idea del contribuyente individual)» (Salvini, M (2018). Prefazione. En L. Fontana y E. G. Tedeschi (eds.). La culla vuota della civilità. Verona: Gondolin. ‍Salvini, 2018: 37). Este tipo de ambigüedad es la que, sin lugar a duda, permite al líder de la Lega mantener una cierta fidelidad a las causas tradicionales, al tiempo que busca otros electorados. Al mismo tiempo que la Lega se volcaba con la aprobación de la flat tax, también defendía medidas expansivas o intervencionistas, como eliminar la reforma Fornero de las pensiones.

Es preciso recordar que en el aspecto económico la Lega adoptó tradicionalmente un discurso neoliberal al estilo Thatcher, aunque siempre manteniendo una defensa de las pequeñas y medianas empresas frente a las grandes o a las multinacionales beneficiadas por el Estado. También el Front Nacional francés mantuvo en la primera etapa un discurso liberal en economía, continuando, de alguna forma, con la tradición poujadista que vinculaba la libertad fiscal con la defensa de unas clases medias expoliadas por la ineficiencia y la voracidad del Estado. En un manifiesto del año 1994, la LN se posicionó contra el supuesto estatismo defendido por los partidos principales: «Libertad en la economía y las instituciones: eso es el gran valor compartido en todo el Norte» (Biorcio, R. (2017). The Northern League. En O. Mazzoleni y S. Mueller (eds.). Regionalist Parties in Western Europe: Dimensions of Success (pp. 135-152). London; New York: Routledge.‍Biorcio, 2017: 142). Para Gianfranco Miglio, no es que la Lega Nord fuese neoliberal; es que el norte de Italia era idiosincráticamente neoliberal, y la Lega no hacía sino representarlo (Miglio, G. (2016). Scritti Politici. Roma: Pagine s.r.l.‍Miglio, 2016: 97). Desde esta perspectiva, el neoliberalismo se contrapone al enorme poder de los partidos políticos en un régimen partitocrático donde la política aparece como una actividad parasitaria, incrustada en el tejido económico.

Obviamente, esta tradición tiene un encaje complicado en la narrativa que a menudo surge en los partidos de protesta alimentados por la crisis de 2011. Mientras que la vinculación de neoliberalismo y antipolítica llevaba en los años noventa a concebir la actividad política como parasitaria de la economía, los mensajes antisistema salidos de la crisis de 2011, muy al contrario, culpaban principalmente a los poderes económicos de estar vaciando de contenido real la soberanía y dejar así a los políticos sin margen de maniobra. Estas dos visiones aparentemente contradictorias de la relación entre política y economía podían compatibilizarse, no obstante, atendiendo al tipo de actividad económica al que se dirija. Así, de la misma forma que el poujadismo o el neoliberalismo antipolítico, la defensa de la libertad fiscal frente al Estado puede hacerse populista si se refiere a la economía a pequeña escala. Si, en cambio, se trata de multinacionales, el discurso populista contra el dominio de la economía puede compatibilizarse con una cierta defensa pequeñoburguesa de la libertad fiscal. De esta forma, el mantenimiento simultaneo de, por un lado, una postura enraizada en la tradición liberal y contraria a los impuestos del norte y, por otro, una identidad salida de la protesta populista frente a la Unión Europea y los poderes transnacionales resulta posible, si bien difícil.

Con todo, el perfil de protesta más puro y sin simpatía alguna por las propuestas de libre mercado sigue teniendo en Italia al Movimento 5 Stelle como opción predilecta. La Lega, asimismo, continúa presentándose como una gran defensora de la gestión privada, a pesar de esforzarse por aparecer también como una abanderada de las políticas de protección y bienestar para todos los italianos. Queda por determinar si en un futuro próximo la Lega podrá seguir creciendo en el centro-derecha, al mismo tiempo que busca el voto de protesta que absorbió el Movimento 5 Stelle.

VI. CONCLUSIÓN[Subir]

La Lega Nord, desde su fundación, y durante sus treinta años de historia, ha pasado por grandes cambios organizativos, ideológicos y electorales. Nuestro objetivo ha sido mostrar la pertinencia de teorías distintas dependiendo del momento de la evolución del partido, para acabar dando preminencia a la tesis de que se ha impuesto una convergencia con la corriente populista europea, por encima de las particularidades tradicionales que vinculaban a la Lega con la cuestión septentrional.

En nuestra opinión, la secular fractura centro/periferia y la existencia de distintas subculturas territoriales explican la naturaleza primera del movimiento. Asimismo, la quiebra de la primera república y de la DC ofrecen una oportunidad inmejorable para la expansión y consolidación del partido. Sin embargo, la posterior evolución ideológica y la nacionalización de su electorado hacen pensar en la confluencia con otros grandes partidos de su familia ideológica en Europa: «La literatura demuestra —dice Zaslove (Zaslove, A. (2011). The Re-invention of the European Radical Right: Populism, Regionalism, and the Italian Lega Nord. Montreal: McGill; Queens University Press.‍2011:205)— que los partidos radicales populistas de derecha han convergido hacia una familia de partidos común, y que estos nuevos partidos de derecha ahora influyen en el sistema de partidos, en las políticas públicas y en le discurso público —sobre todo en inmigración, pero no exclusivamente—».

«Pienso —dice Salvini— que las viejas definiciones de las categorías de “derecha” y de “izquierda” se han hecho demasiado viejas. […]. A la Lega la votan los trabajadores y los emprendedores, los ricos y los pobres, las personas con estudios o sin ellos» (Salvini, M (2016). Dugin intervista Salvini a Mosca. StopFake, 23-11-2016. Disponible en: https://bit.ly/2YuuPlP‍Salvini, 2016). Esta aspiración transversal representa la perfecta simplificación de la vocación populista, y la Lega ha recorrido un largo camino para desembocar en esta formulación simple, carente de añadidos que limiten su público. Así, hemos tratado de mostrar el tránsito que el partido hoy dirigido por Matteo Salvini ha protagonizado en sus treinta años de historia, desde ser una expresión política de la cuestión septentrional, hasta querer representar, como la mayoría de los partidos populistas, a «los perdedores de la globalización» (en lugar de representar a los perdedores del proceso nation-building).

Por supuesto, los argumentos populistas podían encontrarse en la retórica del partido ya en su nacimiento (hemos hablado de las similitudes entre los universos ideológicos de algunas subculturas territoriales y del populismo). La Lega Nord hizo gala desde su fundación de una identidad antisistema que reclamaba luchar contra una burocracia ineficiente, hipertrofiada, parasitaria y, en última instancia, antidemocrática —viniese esta de Roma o de Bruselas—. La nacionalización del partido disgustó, como no podía ser de otra forma, a quienes dan preponderancia a la fidelidad ideológica, pero lo cierto es que la Lega ha conseguido expandir sus apoyos, tanto geográfica como socialmente, y consolidarse como la fuerza protagonista de la política italiana en los últimos años.

Todavía hasta hace poco algunos consideraban que el silenciamiento de la cuestión del norte era en realidad un mero repliegue estratégico (Albertazzi, D., Giovannini, A. y Seddone, A. (2018). No regionalism please, we are Leghisti! The transformation of the Italian Lega Nord under the leadership of Matteo Salvini. Regional and Federal Studies, 28 (5), 645-671. Disponible en: https://doi.org/10.1080/13597566.2018.1512977‍Albertazzi et al., 2018: 658). Es verdad que, al margen del cambio en el discurso público, la Lega parece aprovechar a menudo su poder en el diseño e implementación de políticas públicas para satisfacer algunas aspiraciones del electorado del norte. Sin embargo, dicha tendencia no nos parece una prueba del mantenimiento intacto de una ideología original, sino del nuevo equilibrio que el partido trata de mantener: crecer hacia el sur tratando de conservar sus excelentes resultados en el norte (y perdiendo solo el apoyo de un pequeño núcleo más maximalista e ideologizado en la cuestión septentrional). Se hace muy difícil imaginar, en cualquier caso, unas circunstancias que llevasen al partido a renunciar a este nuevo protagonismo nacional.

Así, al margen de la intención, lo cierto es que algo profundo ha cambiado en los últimos veinte años para que la movilización política se consiga dirigiendo el discurso contra la Unión Europea y la globalización (enemigos comunes para un gran número de partidos en casi toda Europa), y no al Estado italiano (ahora considerado, al contrario, como el baluarte de defensa frente a la Unión Europea). No deja de resultar irónico que, desde este nuevo papel, Salvini deba erigirse en portavoz de una causa sureña dentro de Europa (defendiendo, por ejemplo, el aumento del déficit).

¿En qué ha consistido ese cambio profundo? Aquí se deben combinar las explicaciones estructurales con aquellas que hacen referencia a la creciente organización y la efectividad en la movilización (Zaslove, A. (2011). The Re-invention of the European Radical Right: Populism, Regionalism, and the Italian Lega Nord. Montreal: McGill; Queens University Press.‍Zaslove, 2011:13). Por un lado, existe una creciente ansiedad en el electorado vinculada a la inmigración ilegal o a la deslocalización de la economía en la nueva representación ideológica de las luchas políticas globales; por otro, los partidos populistas exitosos han perfeccionado su organización, han contado con liderazgos efectivos y carismáticos y han convergido ideológicamente creando una fuerte unidad narrativa: «Los partidos populistas de derechas aprendieron los unos de los otros, ya sea directa o indirectamente» (ibid.: 196).

Asimismo, la retórica anti-Bruselas ha permitido a la Lega sortear una problemática existencial desde los tiempos de Bossi; a saber, la de mantenerse al margen como outsider o formar parte de Gobiernos. De esta forma, la vinculación del partido con el poder puede sortearse al señalar a otro núcleo de poder mayor contra el cual se trata de recuperar espacios de acción política para el pueblo soberano.

Por último, la rapidez con la cual un movimiento que nació como expresión de la fractura territorial nacionalizó su identidad, en lo que constituye un caso realmente excepcional a nivel histórico, arroja luz, en nuestra opinión, sobre la gran debilidad —comparada con la estabilidad del secesionismo en otros Estado nación europeos— del regionalismo en Italia. Y es que todas las explicaciones posibles sobre las condiciones que posibilitaron dicho cambio no responden, en nuestra opinión, a la pregunta principal para quien observa la realidad política italiana desde España: la nacionalización de un partido que llegó a ser secesionista, ¿cómo fue siquiera imaginable?

NOTAS[Subir]

[1]

Las naciones fundadoras respectivas a los movimientos autonomistas eran: Lombardia (Lega Lombarda), Véneto (Liga Veneta), Piamonte (Piemont Autonomista), Liguria (Union Ligure), Friuli, Trieste, Trentino, Emilia Romagna (Lega Emiliano-Romagnola), Toscana (Alleanza Toscana, Lega Toscana y Movimento per la Toscana). Poco más tarde se sumaron el Alto Adigio (Südtirol), el Valle d’Aosta, Umbria y Marche. Esta división se ha mantenido, a pesar del proceso de nacionalización del partido, en el Estatuto de la Lega aprobado en 2019. Cf. Lega Nord (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍2019).

[2]

«Cada nación se divide en “delegaciones territoriales” sobre la base de la resolución del Consejo Federal» (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍Lega Nord, 2019: 9).

[3]

Sin embargo, entre las piezas cambiantes también destacan elementos de estabilidad: en su estatuto aprobado a finales de 2019, el partido mantiene su nombre original, Lega Nord per l’Indipendenza della Padania (Lega Nord (2019). Statuto della Lega Nord per l’indipendenza della Padania. Approvato dal Congresso Federale Straordinario, 21-12-2019. Disponible en: https://bit.ly/3hWDzJk‍Lega Nord, 2019: 1). El hecho de que el movimiento no renuncie —por lo menos formalmente— a su objetivo fundacional, puede ser interpretado tanto en línea de una (gradual) institucionalización como un intento de fortalecer el modelo original.

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