RESUMEN

Los comicios comunitarios suelen ser catalogados como elecciones de segundo orden, pero para algunos votantes y formaciones específicas funcionan de otra manera. El escenario abierto por los comicios al Parlamento Europeo en 2024 ejemplifica como este tipo de procesos electorales moviliza a fuerzas de extrema derecha populista de una manera más intensa en términos relativos al apreciarse como una ventana de oportunidad para alcanzar representación institucional. En los citados comicios el resultado no solo muestra un crecimiento cuantitativo y cualitativo de este tipo de formaciones. También ha supuesto una fragmentación de ese espacio en tres grupos diferentes.

Palabras clave: Extrema derecha; elecciones europeas; segundo orden; populismo; Europa.

ABSTRACT

The EU elections are usually categorized as second-order elections, but for some voters and specific formations they function differently. The scenario opened up by the European Parliament elections in 2024 exemplifies how this type of electoral process mobilizes extreme right-wing populist forces in a more intense way in relative terms, as it is seen as a window of opportunity to achieve institutional representation. In the aforementioned elections, the results showed not only a quantitative but also a qualitative growth of this type of formations. Thus, although it has been a success in terms of the number of seats obtained, it has also meant a fragmentation of this space into three distinct groups.

Keywords: Far right; European elections; second order; populism; Europe.

Cómo citar este artículo / Citation: López Rodríguez, A. A., Vicente Iglesias, G. y García Maseda, M.ª (2025). Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024: ventana de oportunidad para la consolidación de la extrema derecha populista en Europa. Revista de Estudios Políticos, 208, 261-‍281. doi: https://doi.org/10.18042/cepc/rep.208.09

I. INTRODUCCIÓN[Subir]

Las elecciones europeas siempre han sido una excelente ventana de oportunidad (‍Kingdom, 1984) para los partidos de extrema derecha populista (en adelante EDP). De manera tradicional, se han considerado elecciones de segundo orden, en las cuales una baja participación y un aumento del voto expresivo o de protesta abren la puerta para que este tipo de formaciones obtengan muy buenos resultados. De hecho, han sido muy reconocidos los obtenidos en Francia con Marine Le Pen y Reagrupamiento Nacional. Los comicios europeos, de este modo, funcionan para el votante de EDP como una oportunidad para mostrar tanto su disenso como su fuerza electoral. Igualmente, se presentan como una oportunidad para sacar ventaja, dada una mayor movilización de su electorado respecto del resto.

Las elecciones al Parlamento Europeo (en adelante PE) del 2024 se mostraron como un reto ante la amenaza de la pérdida de una mayoría necesaria por el bloque hegemónico dentro de esta institución. Dicho bloque, constituido por conservadores, liberales y socialdemócratas, se veía en riesgo de no conformar una mayoría suficiente dentro de la Cámara. De esta manera, se generó un marco propicio para obtener éxitos electorales y resonancia política para las formaciones de EDP. Asimismo, el proceso de 2024 en particular se presentó como una estructura de oportunidad donde ya no solo podían ganar peso político, sino capacidad institucional, tanto en la composición de la Comisión como en las decisiones del PE. Incluso, unidos todos en un grupo único, alcanzar a ser el mayor dentro de la Eurocámara.

Si bien los resultados finales de los comicios comunitarios no fueron, en sí mismos, un cambio de ciclo sustantivo, sí que han dejado una extrema derecha reforzada en varios sentidos. El primero, en términos absolutos: hay más eurodiputados adscritos a esa familia que nunca. El segundo, se han consolidado tres grupos de extrema derecha dentro de la cámara. En tercer lugar, han emergido un número relevante de nuevas formaciones o reformulaciones de anteriores partidos de EDP. Por último, dentro de la nueva Comisión habrá dos comisarios pertenecientes a esta familia, pero de distinta tendencia.

El objetivo de este estudio es doble. En primer lugar, ilustrar la particularidad que los comicios al PE tienen para las formaciones de EDP al no responder a la idea de unas elecciones de segundo orden al uso. Muy al contrario, resulta una oportunidad de primera magnitud para su crecimiento y expansión. En segundo lugar, a la luz de todo lo expuesto, se observan los datos de los resultados electorales de 2024 y su evolución dentro de un contexto más amplio, que comprende desde el 2009 hasta la actualidad. Por último, se ofrecen unas conclusiones a modo de síntesis de todo lo expuesto en estas páginas.

II. LA EXTREMA DERECHA POPULISTA COMO OBJETO DE ESTUDIO[Subir]

Un importante apunte que debe hacerse sobre la EDP es distinguirla de otras corrientes del ámbito diestro del espectro ideológico y político. En especial respecto a las corrientes englobadas en la llamada derecha radical (‍Pirro, 2023) y de las formaciones fascistas, neofascistas o postfascistas, en particular. La gran diferencia entre el dextropopulismo y las demás corrientes viene dado porque estas últimas mantienen no ya vínculos con subculturas violentas, sino que directamente mantienen (con distintos grados de intensidad) la normalización de la violencia como instrumento político legítimo (‍Re, 2020). Además se manifiestan abiertamente racistas y xenófobos, colocándose en las orillas del sistema o directamente en la marginalidad. Ejemplo de ello sería el griego Amanecer Dorado, que ha sido calificado directamente de neonazi (‍Fekete, 2020; ‍Ellinas, 2021) y ha terminado por ser una formación extraparlamentaria. Por el contrario, la EDP ha incrementado su presencia electoral e institucional apuntalándose en el factor populista como seña de identidad, en un proceso creciente de normalización que ha culminado en algunos casos con el acceso al poder dentro de los Ejecutivos nacionales. De este modo, se habla de una cuarta generación de partidos de extrema derecha; en concreto, esta ola populista (‍Pereira et al., 2021), formada por partidos que han aceptado los marcos democráticos como ámbitos de competición legítima donde desarrollar su actividad. Los partidos de EDP, por lo tanto, mantienen posiciones propias del ámbito derecho extremo del espectro ideológico, pero respetando las instituciones y mecanismo democráticos dentro del Estado de derecho; al menos hasta ahora. Asimismo, no participan de una normalización de la violencia política como instrumento legítimo. Lo que sí tienen en común son una serie de temas (‍Bastos y López Rodríguez, 2021) que comparten: desde la inmigración, el proceso de integración europeo, las políticas sociales, económicas, culturales e identitarias hasta la recuperación de la soberanía nacional. De modo que las diferencias entre las diversas formaciones y grupos dentro de esta familia de partidos emergen de la intensidad de las posiciones dentro de cada una de esos issues. Uno de los más relevantes, que distingue a cada uno de los grupos de EDP, es el proceso de integración. En este tema, las posiciones varían desde un euroescepticismo suave, que aboga por una mayor presencia de mecanismo de decisión intergubernamental, a otras más fuertemente euroescépticas e, incluso, hasta llegar a las directamente antieuropeístas que implican la salida de la Unión o el retorno de la soberanía a los Estados. Del mismo modo, ocurre lo mismo con las posiciones sobre el feminismo, la inmigración o el mismo proceso de globalización. También cabe señalar que existen modulaciones sobre temas coyunturales, pero de gran calado político, como la guerra de Ucrania (‍Carlotti, 2023; ‍Ivaldi, 2023). Este conflicto también muestra posiciones diferentes de las formaciones y los grupos que componen esta familia de partidos.

III. LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO EUROPEO COMO UNA OPORTUNIDAD PARA LA EXTREMA DERECHA POPULISTA[Subir]

Un elemento fundamental para contextualizar los comicios europeos de 2024 es su naturaleza de elecciones de segundo orden. Este es un concepto crucial dentro de la ciencia política para analizar y comprender el comportamiento electoral en comicios que no determinan directamente la composición del Gobierno central, pero que pueden tener implicaciones significativas en la política nacional, como ha sido el caso de estas elecciones europeas. Este concepto fue introducido por Reif y Schmitt (‍1980) precisamente para describir los comicios al mismo PE, pero se ha extendido a otros contextos, como procesos electorales regionales y municipales. En todo caso, las elecciones europeas suponen, para el electorado general, elecciones de segundo orden (‍Schmitt y Toygur, 2016). Una definición sucinta, que emana de la obra de los citados autores, es que el elector medio entendería este tipo de procesos electorales como de menor importancia percibida en comparación con las elecciones de primer orden. Este sería el caso de las legislativas nacionales o presidenciales. Además, se caracterizan por unos elementos estructurales constantes, como una menor participación electoral, fundamentalmente debido a una percepción de menor importancia por parte de los electores. Además, dado que se ven como elecciones de menor importancia y con un impacto más alejado de la realidad del votante, surge la opción de ser utilizadas como oportunidad para ejercer un voto de castigo al Gobierno o al presidente (‍Polavieja, 2000, ‍2013; ‍Gómez Reino, 2009; ‍Aron y Superti, 2022; ‍Muis, Brils y Gaidytė, 2022), sin riesgo de cambiar al Gobierno central, esto es, evitando un terremoto político. Esto puede resultar en un mayor apoyo a partidos de la oposición y/o a pequeñas formaciones. Un elemento que afecta al lado de la oferta, a los partidos, es el desempeño de campañas menos intensivas (‍García Hipola, 2020), con menor inversión y una cobertura mediática más discreta. Por último, están los efectos de nacionalización (‍Trujillo y García Hipola, 2020): a pesar de ser elecciones locales, regionales o europeas, los temas nacionales y el desempeño del Gobierno central pueden influir en gran medida en los resultados. Sin embargo, las elecciones al PE, si bien se mantienen como de segundo orden, no lo son para todos los electores y todos los partidos de manera homogénea porque para los votantes y fuerzas de EDP suponen una oportunidad y su comportamiento varía respecto al del conjunto de ciudadanos y formaciones.

De este modo, el ascenso de la extrema derecha en el Parlamento Europeo ha sido un fenómeno de creciente interés en la ciencia política, particularmente en el contexto de las elecciones de 2009, donde comienzan a ganar relevancia, tanto en número como en notoriedad. La combinación de crisis económica, descontento ciudadano y un aumento del euroescepticismo ha facilitado el crecimiento de partidos de extrema derecha en varios países de la UE. Las elecciones al PE de 2014 marcaron un punto de inflexión significativo para los partidos de la citada tendencia: entre todos ellos, la EDP superó el centenar de escaños. La crisis económica que afectó a Europa desde 2009, junto con la percepción de una gestión ineficaz por parte de las instituciones de la UE, proporcionó un terreno fértil para que estos partidos ganaran terreno.

Los comicios europeos funcionan como una gran ocasión para este tipo de formaciones y, por lo tanto, sus campañas son lo más intensivas posible. Al mismo tiempo, sus electores se movilizan de una manera intensa, dado que tienen expectativas de que sus formaciones obtengan buenos resultados. De este modo, para la EDP las elecciones al PE se convierten en comicios de primer orden donde, además de alcanzar resultados exitosos, obtienen un incremento de notoriedad e influencia que en elecciones nacionales o subnacionales les es esquivo[1].

Esta ventana de oportunidad para los partidos de EDP ha sido objeto de análisis en el ámbito académico. Desde al menos desde 2014, se ha observado que dichas formaciones han aprovechado la creciente desilusión con la política tradicional, la crisis económica, y las preocupaciones sobre la inmigración para ganar terreno en las elecciones europeas (‍Vasilopoulou y Halikiopoulou, 2015; ‍García Hipola, op.ci.). Estos factores han permitido que los partidos populistas de extrema derecha, como Reagrupamiento Nacional en Francia o la Lega en Italia, capitalicen gran parte del descontento popular y presenten las elecciones europeas como un referéndum contra las élites políticas y el proceso de integración mismo. Lo que se infiere de la literatura es que estos partidos utilizan las elecciones europeas no solo para aumentar su representación en el PE, sino también para consolidar su posición en la política nacional (‍Mudde, 2019). La naturaleza de las elecciones europeas, percibidas como de «segundo orden», permite a los votantes expresar su descontento sin las mismas consecuencias que en las elecciones nacionales, lo que facilita una vía para que los partidos populistas extremistas aumenten su influencia (‍Roodujin, 2020). Por ende, el elector percibe un coste menor por emitir un voto de protesta, con lo que disminuye el efecto psicológico de optar por formaciones a priori minoritarias.

Por otro lado, la movilización del electorado de partidos de extrema derecha populista ha adquirido gran relevancia en el contexto político contemporáneo. Las elecciones al PE han proporcionado una plataforma de primera magnitud para que este tipo de formaciones aumenten su visibilidad y legitimidad. Puede señalarse que estos partidos logran movilizar a los votantes a través de una combinación de retórica antiinmigración, escepticismo hacia la Unión Europea y la explotación de sentimientos de inseguridad económica y cultural, así como al aprovechamiento de temas circunstanciales relacionados con la actualidad del momento, como el conflicto en Ucrania (‍Carlotti, 2023; ‍Ivaldi, 2023.). Por ejemplo, Mudde (‍2014) analiza cómo las elecciones europeas, al ser consideradas de «segundo orden», permiten a los votantes expresar su descontento con las élites políticas nacionales sin las mismas repercusiones que en elecciones nacionales, lo que favorece a los partidos populistas de extrema derecha. Asimismo, Georgiadou et al. (‍2018) subrayan que estos partidos no solo movilizan a su base tradicional, sino que también logran atraer a sectores descontentos con la situación económica y política, ampliando así su base de apoyo en las urnas.

En resumen, las elecciones europeas se han convertido en una oportunidad estratégica para los partidos de EDP, permitiéndoles consolidar su influencia y expandir su apoyo entre un electorado cada vez más diversificado y desencantado. A diferencia de la interpretación de elecciones de escaso interés por parte de los partidos tradicionales, que no alcanzan a movilizar a sus bases, estas formaciones las afrontan con gran entusiasmo. Esto se aprecia en tasas de participación históricamente bajas en este tipo de elecciones, que son donde mejores resultados suele obtener la EDP.

Tabla 1.

Participación en elecciones europeas y participación en elecciones generales para países de la Unión Europea en porcentaje

Estado Comicios 2009 2014 2019 2024 Media
UE Europeos 43,2 43,0 50,6 51,0 47,0
Alemania Europeos 43,3 48,1 61,4 64,7 54,4
Parlamentarios 70,8 74,76 (2013) 76,1 (2017) 76,5 (2021) 74,5
Austria Europeos 45,9 45,3 59,7 56,2 51,8
Presidenciales 71,6 (2004) 53,5 (2010) 74,2 (2016) 65,1 (2022) 66,1
Parlamentarios 78,8 (2008) 74,9 (2013) 75,6 77,7 76,8
Bélgica Europeos 90,3 89,6 88,4 93,9 90,7
Parlamentarios 89,2 89,3 88,3 88,4 88,9
Bulgaria Europeos 37,5 35,8 32,6 33,7 34,9
Parlamentarios 60,6 51,0 40,2 38,9 47,7
Chipre Europeos 59,4 43,9 44,9 58,8 51,8
Parlamentarios 89,0 (2006) 78,7 (2011) 66,7 (2016) 65,7 (2021) 72,2
Croacia Europeos 20,8 25,2 29,8 21,3 24,3
Parlamentarios 56,2 (2011) 54,6 (2016) 46,44 62,3 54,9
Chequia Europeos 28,2 18,2 28,7 36,5 27,9
Legislativas 62,5 (2010) 59,4 (2013) 60,7 (2017) 65,3 (2021) 62,0
Dinamarca Europeos 59,5 56,3 66,1 58,3 60,0
Parlamentarios 87,2 (2011) 85,8 (2015) 84,1 (2017) 83,7 (2022) 85,2
Estonia Europeos 43,88 36,52 37,6 37,66 38,9
Parlamentarios 63,5 (2011) 64,2 (2015) 63,6 63,5 (2023) 63,7
España Europeos 44,9 43,8 60,7 46,4 49,0
Parlamentarios 73,8 (2008) 69,7 (2015) 66,2 (2019) 66,6 (2023) 69,1
Eslovaquia Europeos 19,6 13,1 22,7 34,4 22,5
Parlamentarios 58,7 59,8 (2016) 65,8 (2020) 68,4 (2023) 63,2
Eslovenia Europeos 28,4 24,6 28,9 41,2 30,7
Parlamentarios 65,6 50,9 52,6 (2018) 70,96 (2022) 60,0
Estonia Europeos 43,88 36,52 37,6 37,66 38,9
Parlamentarios 63,5 (2011) 64,2 (2015) 63,6 63,5 (2023) 63,7
Finlandia Europeos 40,4 39,1 40,8 42,4 40,7
Presidenciales 74,0 (2006) 65,9 (2012) 66,7 (2018) 67,58 68,6
Parlamentarios 70,5 (2011) 70,1 (2015) 72,8 72,6 (2023) 71,5
Francia Europeos 40,63 42,43 50,12 51,85 46,3
Presidenciales 83,9 (2007) 80,3 (2012) 74,5 (2017) 71,9 (2022) 77,7
Parlamentarios 55,4 (2012) 42,6 (2017) 46,2 (2022) 66,6 52,7
Grecia Europeos 52,5 59,3 58,7 41,4 53,0
Parlamentarios 71,0 62,4 (2015) 57,7 53,7 (2023) 61,2
Hungría Europeos 36,3 28,9 43,4 59,4 42,1
Parlamentarios 46,6 61,7 69,7 (2018) 69,5 (2022) 61,9
Irlanda Europeos 57,6 52,4 49,7 50,7 52,6
Parlamentarios 69,9 (2011) 65,1 (2016) 62,7 (2020) 60,1 64,5
Italia Europeos 65 57,2 54,5 48,3 56,3
Parlamentarios 80,5 (2008) 75,2 (2013) 72,9 (2018) 63,8 (2022) 73,1
Letonia Europeos 53,3 30,1 33,5 33,8 37,7
Parlamentarios 63,0 (2010) 58,8 54,5 (2018) 59,4 (2022) 59,0
Lituania Europeos 21,0 47,4 53,5 28,9 37,7
Presidenciales 51,8 47,4 53,9 49,7 50,7
Parlamentarios 48,5 (2008) 50,6 (2016) 47,8 (2020) 52,2 49,8
Luxemburgo Europeos 90,8 85,5 84,1 82,3 85,7
Parlamentarios 90,9 91,1 (2013) 89,6 (2018) 87,2 (2023) 89,7
Malta Europeos 78,8 74,8 72,7 73,0 74,8
Parlamentarios 93,3 (2008) 93,80 (2013) 92,06 (2017) 85,63 (2022) 91,2
Países Bajos Europeos 36,75 37,32 41,93 46,2 40,6
Parlamentarios 75,4 (2010) 74,6 (2012) 78,7 (2021) 77,7 (2023) 76,6
Polonia Europeos 24,5 23,8 45,7 40,7 33,7
Presidenciales 50,9 (2005) 55,3 (2010) 55,3 (2015) 68,1 (2020) 57,5
Parlamentarios 48,9 (2011) 50,9 (2015) 61,7 74,4 (2023) 59,0
Portugal Europeos 36,8 33,7 30,7 36,6 34,5
Presidenciales 61,5 (2006) 46,5 (2011) 48,6 (2016) 39,2 (2021) 49,0
Parlamentarios 59,7 55,8 (2015) 48,6 59,9 56,0
Rumania Europeos 27,7 32,4 51,2 52,3 40,9
Presidenciales 58,0 64,1 54,9 52,5 57,4
Parlamentarios 39,2 39,4 (2016) 31,9 (2020) 52,5 (2024) 40,8
Suecia Europeos 45,5 51,1 55,3 53,4 51,3
Parlamentarios 84,6 85,8 87,1 (2018) 84,2 (2022) 85,4

Fuente: Eurostat, Ministerio del Interior y/o comisiones electorales competentes de cada Estado[2],[3].

Como se aprecia en la tabla superior, la participación en las elecciones al PE apenas supera en 2024 la mitad del electorado. Incluso los datos del periodo son muy inferiores, lo que confirma de esta manera lo establecido en su día por Reif y Schmitt (‍1980). Esto ocurre en todos los países miembros en mayor o menor medida. Descuellan los Estados de Europa Central u Oriental, donde la media de participación en las elecciones comunitarias apenas llega al 30 %, como sucede en Eslovaquia, Croacia y Chequia. Por el lado contrario, destaca la participación electoral de Bélgica, mayor para los comicios comunitarios que para sus propias elecciones legislativas. Dos pueden ser los factores: la residencia en su territorio de las instituciones europeas y por otro (como en el caso de Luxemburgo, con datos muy similares) la existencia del voto obligatorio. Debe subrayarse también en dos casos dentro de los regímenes semipresidencialistas. Por un lado, Portugal, donde se produce más un presidencialismo de primer ministro (‍Moreira, 1988), donde es el jefe de Gobierno la figura política clave, que sale electo desde las elecciones legislativas. Ello motiva unos datos de participación relativamente discretos en los comicios presidenciales. Por otro lado, el caso de Francia, donde las elecciones de primer orden son claramente las presidenciales frente a las legislativas, precisamente por las potestades que el presidente de la República posee para la nominación del primer ministro. Por otro lado, Finlandia mantiene la elección presidencial, si bien formalmente dejó el modelo semipresidencial con la promulgación de la vigente constitución; a pesar de ello, la magistratura sigue teniendo gran relevancia política y simbólica. En general, el promedio de discrepancia entre la participación en la elección de primer orden y los comicios europeos es de 20,7 puntos porcentuales. Dentro del conjunto de países destacan los casos de Bélgica, donde la diferencia es de 1,8 % en favor de los comunitarios, frente al 34,2 % de diferencia a favor de los comicios legislativos, en el caso de Chequia.

En lo que respecta a España, salvo para la cita electoral de 2020, la participación para los comicios europeos se ha mantenido muy similar, siendo particularmente baja en el último periodo respecto a la media comunitaria. Los datos de participación para las elecciones generales, las cuales son representativas de comicios de primer orden, muestran una tendencia muy similar a la media en su discrepancia con la participación. En todo caso, las diferencias de participación son notorias a pesar de las diferencias censales. Destaca la diferencia en el primer período de más de 28 puntos, siendo el momento de menor divergencia en las de 2020, cuando solo hay una diferencia de 11,1 %. La última columna en la que se presentan los promedios para el periodo resulta más esclarecedora al manifestar una media de participación en los comicios europeos menor al 50 % en ambos casos (algo propio de un proceso de segundo orden). Frente a ello, los comicios generales se posicionan 20 puntos porcentuales por encima, demostrando su naturaleza de elecciones de primer orden y confirmando la misma tendencia que la media del conjunto de países comunitarios.

Una vez contextualizadas las fuerzas políticas de EDP y el papel capital de los comicios europeos para todas ellas, es momento de avanzar hacia un análisis de los resultados de las últimas elecciones al PE para apreciar los cambios que se han producido.

IV. OBSERVANDO LOS RESULTADOS ELECTORALES DE 2024[Subir]

En primer lugar, los resultados de las elecciones al PE de 2024 deben entenderse dentro de la perspectiva continental. Desde el año 2009 en adelante, el Viejo Continente y, en especial, el bloque comunitario, ha atravesado por situaciones a las que puede aludirse como históricas. El mismo 2009 se manifiesta con toda su virulencia la Gran Recesión (‍Krugman, 2009; ‍Romero, 2015). Como consecuencia, un impacto diferencial Norte-Sur que comenzó un soterrado proceso de «desconvergencia» (‍Polavieja, 2013; ‍Melgarejo, 2020). Después, se pasó en 2012 a la crisis misma de la moneda única (‍Stiglitz, 2016). Al siguiente año surgiría una crisis migratoria, empujada por el conflicto sirio, que provocaría nuevos problemas en el bloque. Además, con relación a un tema que ha sido siempre de especial relevancia para los partidos de EDP. Seguidamente, en 2016 se consuma el Brexit, con el resultado en el referéndum del Reino Unido, lo que da comienzo a una larga y tortuosa salida del país británico del bloque. Con poco margen para la recuperación, la UE atravesó en conjunto la pandemia de la COVID-19, con estrategias diferentes y en muchos casos demostrando desunión y divergencia. En año electoral, esta crisis fue bien aprovechada por las fuerzas de EDP, en particular al participar de movimientos negacionistas y antivacunas (‍Richards, 2022; ‍Serrano-Alarcón et al., 2023; ‍Caiani et al., 2024). En 2022, aun con la pandemia no completamente superada, se inicia la llamada «operación especial» de Rusia sobre Ucrania. Este hecho resulta un elemento coyuntural protagónico dentro de las corrientes de EDP (‍Carlotti, 2023; ‍Ivaldi, 2023.), a la vez que supuso para la Unión un cambio en la orientación de sus políticas, su diplomacia e, incluso, en su concepción y organización de la defensa. Tanto es así que, por vez primera, existirá un comisario con funciones dentro de los ámbitos indicados (‍Rubio, 2024).

Tabla 2.

Resultados de la EDP en las elecciones al PE 2009/2024 en porcentaje

2009 2014 2019 2024
Grupo Votos Escaños Grupo Votos Escaños Grupo Votos Escaños Grupo Votos Escaños
CRE 4,46 57 CRE 10,28 77 CRE 9,78 69 CRE 10,83 80
EFD 4,06 31 EFD 5,61 42 ID 6,95 49 PfE 11,67 86
ENL 4,81 36 ESN 3,47 26
Total 8,52 88 Total 20,7 155 Total 16,73 118 Total 25,97 192

Fuente: elaboración propia a partir de datos Eurostat.

En la tabla 2 se resumen los resultados para las fuerzas de EDP dentro del lapso objeto de estudio. Como puede apreciarse, al inicio del período no alcanzan la centena de escaños, para, al final, rozar los dos centenares de eurodiputados. Durante los periodos intermedios cabe destacar cómo en 2014, en el auge de la crisis migratoria, sus resultados prácticamente se duplican, para moderarse en la siguiente cita electoral. La tendencia ha sido creciente, siendo el último proceso el de mayor éxito. De hecho, ha generado la creación, nuevamente, de un tercer grupo dentro de esta familia. Además, el peso mismo de estos partidos, más en clave nacional que dentro del PE, explica la incorporación de un comisario italiano del partido FdI: Raffaele Fitto, vicepresidente y comisario de Cohesión y Reformas. De este modo, dentro de la segunda Comisión Von der Leyen habrá ahora dos puestos ocupados por personas vinculadas a la EDP: el caso citado y el del húngaro Olivér Várhely, designado por Hungría como comisario de Salud y Bienestar Animal.

Comenzando por el grupo de ECR, este manifiesta la postura más centrista o moderada dentro del conglomerado de la EDP en sus tres formulaciones actuales. Con unas manifestaciones menos euroescépticas (‍Sorondo Salazar, 2022, p. 21), si bien no es el grupo más numeroso en diputados, aglutina a unas veintitrés formaciones. Dentro de ellas, destacan los Verdaderos Fineses (Perussuomalaiset) y los Hermanos de Italia (FdI), dado que ambos forman parte de sus Gobiernos nacionales, al igual que el ODS checo. Además, por su peso, cabría citar al partido PiS (Ley y Justicia) de Polonia, que mantuvo el poder ejecutivo y el dominio del legislativo hasta principios del mismo año 2024.

Tabla 3.

Composición partidista, porcentaje de votos y escaños del grupo ECR

CRE (80 escaños)
Nombre País % voto Escaños Situación
Nueva Alianza Flamenca (N-VA) Bélgica 13.97 3 Oposición
Existe tal Pueblo (ITN) Bulgaria 6.04 1 Oposición
Independiente (nota) Croacia 8.84 1 Oposición
Frente Nacional Popular (ELAM) Chipre 11.19 1 Oposición
Partido Cívico Democrático (ODS) Chequia 22.27 3 Gobierno
Demócratas Daneses (AE) Dinamarca 7.39 1 Oposición
SALF España 4.55 2 Oposición
Verdaderos Fineses (PS) Finlandia 7.60 1 Gobierno
Movimiento conservador (MC) Francia 5.47 1 Oposición
Independientes Reconquista Francia [*] 3 Oposición
Solución Griega Grecia 9.30 2 Oposición
Hermanos de Italia (FdI) Italia 28.75 24 Gobierno
Alianza Nacional (NA) Letonia 22.07 2 Oposición
Lista Unida (AS) Letonia 8.18 1 Oposición
Acción Electoral Lituania 5.78 1 Oposición
Unión de Verdes y granjeros lituanos (LLRA) Lituania 9.13 1 Oposición
Partido alternativo de la reforma (ADR) Luxemburgo 11.77 1 Oposición
Partido Político Reformado (SGP) Países Bajos 3.66 1 Oposición
Ley y Justicia (PiS) Polonia 36.16 18 Oposición
Polonia Soberana (SP) Polonia [**] 2 Oposición
Alianza (AUR) Rumania 14.93 5 Oposición
Partido Nacional Conservador (PNCR) Rumania [***] 1 Oposición
Demócratas de Suecia (SD) Suecia 13.37 3 Oposición
Nota. [*] Forma parte de la plataforma electoral del Reconquista, ahora Identidad y Libertades. [**] En coalición con PiS. [***] En coalición electoral con AUR.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Eurostat.

La tabla 3 resume la composición del grupo CRE de acuerdo con los resultados de los comicios al PE. Como en las siguientes, se indica la denominación del partido, su Estado de origen, el porcentaje de voto obtenido dentro de su país, el número de escaños y si la formación es o no miembro del Ejecutivo nacional. Claramente se aprecia que una de las consecuencias de las elecciones de 2024 es el refuerzo de la posición de FdI, que además de participar como socio mayoritario en el Gobierno de su país, resulta cuantitativamente el mayor del grupo superando con margen a PiS. Además, hay que señalar que, dentro de los pequeños partidos, por ejemplo, el escaño por los Países Bajos es para una formación que carece de representación en el legislativo nacional. Esto refuerza la idea de las elecciones al PE como una oportunidad para partidos con escaso éxito en otro tipo de elecciones.

Los 80 escaños del grupo CRE son ampliamente superados por el grupo de Patriotas por Europa PfE, con 86 actas, que sería, en lo fundamental, el sucesor de Identidad y Democracia en el 9.º PE, aunque es destacable que prácticamente duplica el porcentaje de voto y aumenta sustancialmente el número de actas que abarca. Dentro de este grupo, como puede apreciarse en la tabla 4, destaca la existencia de tres fuerzas que forman parte de los Ejecutivos nacionales. Por un lado, el húngaro FIDESZ, el italiano Lega y el Partido de la Libertad de Holanda. Si bien el partido cuantitativamente más destacado es Reagrupamiento Nacional, que aporta 30 eurodiputados al grupo. Además, cabe destacar que el Partido de la Libertad de Austria alcanzó la victoria las elecciones nacionales de 2024, manteniendo una progresión al alza que se aprecia ya en las elecciones al PE, y que en la actualidad afronta la responsabilidad de formar Gobierno en el país. Este sería el colectivo de EDP con un contenido más netamente populista y supone, actualmente, una posición intermedia. Si bien manifiesta posiciones más duras que el CRE, este es más tradicionalista y conservador, con mayor peso del elemento religioso (‍Steven, 2020; ‍Peker, 2022). PfE, por su lado, muestra un populismo de extrema derecha con vínculos indisimulados con el trumpismo (‍Madlovics y Magyar, 2021; ‍Rodríguez, 2022; ‍Mudde, 2024), además de mantener una política de acercamiento y apaciguamiento con el Kremlin.

Tabla 4.

Composición partidista, porcentaje de votos y escaños del grupo PfE

PfE (86 escaños)
Nombre País % voto Escaños Situación
Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) Austria 25.36 6 Oposición
Intereses Flamencos (VB) Bélgica 14.50 3 Oposición
ANO Chequia 26.14 7 Oposición
«Juramento» Movimiento Cívico (Přísaha) Chequia 10.26 1 Oposición
AUTO Chequia [*] 1 Oposición
Partido Popular Danés (DF) Dinamarca 6.37 1 Oposición
Vox España 9.63 6 Oposición
Reagrupamiento Nacional (RN) Francia 31.37 30 Oposición
Voz de la Razón Grecia 3.04 1 Oposición
Fidesz Hungría 44.82 10 Gobierno
Partido Popular Cristiano Demócrata (KDNP) Hungría [**] 1 Gobierno
Lega Italia 8.97 8 Gobierno
Letonia Primero (LPV) Letonia 6.16 1 Oposición
Partido de la Libertad (PVV) Países Bajos 16.97 6 Gobierno
Movimiento Nacional Polonia [***] 2 Oposición
Chega! Portugal 9.99 2 Oposición
Nota. [*] Forma parte de la plataforma electoral con ANO. [**] En coalición con FIDESZ. [***] En coalición Konfederacja.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Eurostat.

Por lo que respecta al nuevo grupo de EDP, Europa de las Naciones Soberanas (ESN) mantiene unas posturas más radicales en todos los temas considerados relevantes para este conjunto de partidos (‍Baccini, 2024; ‍Skujins y Jones, 2024). Así, es abiertamente pro ruso en sus manifestaciones y muestra una posición abiertamente euroescéptica, incluso antieuropeísta. Como se aprecia en la tabla 5, dentro de sus componentes no se encuentra ningún partido de gobierno, lo que puede coadyuvar al mantenimiento de posiciones extremas, estrategia propia de partidos netamente de oposición.

Tabla 5.

Composición partidista, porcentaje de votos y escaños del grupo ESN

ESN 26
Nombre País % voto Escaños Situación
Alternativa para Alemania (AfD) Alemania 15.90 14 Oposición
Renacimiento Bulgaria 13.98 3 Oposición
Libertad y Democracia Directa Chequia 5.73 1 Oposición
República Eslovaquia 12.53 2 Oposición
Reconquista Francia 5.47 1[*] Oposición
Movimiento Nuestra Patria (MHM) Hungría 6.71 1 Oposición
Unión del Pueblo y la Justicia (TTS) Lituania 5.45 1 Oposición
Nueva Esperanza (NN) Polonia 12.08 3[**] Oposición
Nota. [*] Coalición electoral. [**] Coalición electoral.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Eurostat.

Dentro de sus miembros destaca, por encima de todos, Alternativa por Alemania (AfD), dado que es la formación cuantitativamente mayor y porque los buenos resultados en el espacio europeo han tenido su correlato en el escenario subnacional de Alemania. Tanto es así que el éxito electoral en los Länder fue un factor de presión más hacia el adelanto electoral federal a causa de las múltiples fracturas y conflictos de la coalición de gobierno. No supone sino otro ejemplo de cómo los buenos resultados de estas formaciones en la arena europea tienen una traslación e impacto directo en los escenarios nacionales. Similar ha sido el fenómeno de Reagrupamiento Nacional en Francia. El partido de Marine Le Pen superó por amplio margen a la plataforma electoral del actual presidente Macron. Este, a su vez, disolvió la Asamblea Nacional, si bien finalmente el partido de EDP terminó en tercera posición. Si bien, con una representación muy reforzada en la Cámara y una mayor inestabilidad política en el país. Además, el partido del presidente tampoco ganó. La victoria fue para la coalición de la izquierda Nuevo Frente Popular, lo cual contribuyó al enrarecimiento de la situación política, en especial tras la elección del presidente de un primer ministro que no pertenecía a la coalición ganadora, sino al partido del presidente, y que terminó cesado tras votación de censura en la Asamblea Nacional, oportunamente apoyada por Reagrupamiento Nacional, cuyos votos eran esenciales para que prosperase dicha moción.

Un elemento llamativo que cabe destacar dentro de todos los grupos de EDP es la numerosa representación de partidos de países de Europa del Este. De hecho, en ocasiones existen varias formaciones de un mismo país. Esto indica que dentro de cada corriente existe notable fragmentación, al igual que entre las corrientes mismas. En el caso de Francia, la plataforma electoral de la Francia Orgullosa, que aglutinaba a los partidos de EDP fuera de Reagrupamiento Nacional, obtuvo 5 escaños, de los cuales 4 terminaron en el grupo de CRE (los del nuevo partido de Marion Marechal Le Pen) y 1 en ESN. Situación similar ocurre con la coalición electoral Konfederacja, cuyos seis escaños se reparten entre los grupos PfE, ESN y los no inscritos. Igualmente, con el partido español SALF, que obtuvo tres puestos en la Eurocámara, dos se han adscrito al grupo CRE y el tercero ha permanecido en el de no adscritos. Por lo tanto, una particularidad de la EDP y sus grupos en Europa estriba, frente a otras corrientes o familias, en el mantenimiento de una fragmentación tanto dentro de los partidos como fuera respecto de los demás. Esto le impide articular un grupo único e, incluso, maximizar sus resultados en las citas electorales. Para ello, téngase en cuenta que el mayor grupo en la Eurocámara es el Partido Popular Europeo, con 188 escaños. Un único grupo de extrema derecha lo superaría al contar con 192.

V. CONCLUSIONES[Subir]

Los resultados de las elecciones de 2024 arrojan un escenario de éxito relativo para la EDP en el ámbito comunitario. A pesar de la fragmentación, como familia ya suponen el mayor contingente en la Cámara. Aunque el grupo CRE pretenda presentarse como un grupo de derecha tradicional, los elementos que lo componen se ubican en otro lugar, dentro de la EDP, con una modulación particular, como se ha indicado.

Pueden apuntarse varios puntos como conclusión. Por un lado, el espacio de la EDP es ampliamente dinámico y se encuentra en expansión, tanto en términos cuantitativos (número de grupos y escaños) como cualitativos (en la modulación de sus posturas respecto a los temas estructurales y coyunturales). Esto mismo, aunque puede facilitar su crecimiento, también es un factor de fragmentación. Asimismo, el peso relativo de los grupos en términos cuantitativos no determina la capacidad de influencia del grupo en términos cualitativos, siendo mucho más determinante el peso de las formaciones en sus ámbitos nacionales. Este es el caso de CRE, que siendo menor que PfE, consigue un representante en la Comisión con una vicepresidencia. Esto se debe a que FdI es, hoy en día, el mayor de los partidos de la coalición de gobierno en Italia, tercera economía de la eurozona y también el tercer Estado más poblado. Esto se suma al comisario húngaro, perteneciente al Fidesz y, por ende, a PfE, que no tiene asignado el cargo de vicepresidencia. En todo caso, la EDP pasa de un comisario a dos. Este hecho, aunque no tiene relación directa con los comicios en sí, resulta igualmente simbólico.

Por otro lado, el señalado dinamismo y expansión de esta familia de partidos ha consolidado nuevamente tres grupos dentro del PE. En este caso, como hemos tenido la oportunidad de observar, abarcan desde posiciones pretendidamente moderadas, como en el caso de CRE, hasta posturas más abiertamente euroescépticas (incliuso antieuropeistas) de ENS, pasando por el grupo del PfE, que representa la EDP más consolidada. De este modo, la modulación de las diferentes corrientes de EDP, aunque no empaña el éxito colectivo, muestra un potencial de conflicto y fractura dentro de las mismas, en muchas ocasiones derivado de posiciones y lineamientos nacionales, además de con las cuestiones geopolíticas relacionadas con Rusia y su influencia.

Por último, puede concluirse que las elecciones al PE resultan ser una ventana de oportunidad para formaciones que, en muchos casos marginales dentro de los sistemas de partidos nacionales, opten a tener representación en la institución comunitaria. Además, los buenos resultados en estos comicios tienen claro impacto en los procesos electorales nacionales, de manera que pueden utilizar esa misma representación como trampolín para incrementar su apoyo y éxito electoral dentro del espacio nacional. En ese caso, tienen una capacidad mayor (si logran formar parte de los Ejecutivos nacionales) para ocupar puestos dentro de las instituciones europeas, como ha sido el caso de Hungría e Italia.