Tomasello, M. (2021). Lo que nos hace humanos (Una teoría de la ontogenia). Ávila: Dr Buk. 383 pp. ISBN: 978-84-18219-02-3.

Tras recibir una sólida formación académica y su colaboración científica en diversas universidades, el polifacético investigador Michael Tomasello asumió en 1998 la codirección del prestigioso Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. En él encabezó una serie de investigaciones que, a lo largo de tres décadas, buscaron despejar el enigma evolutivo que está detrás de la cultura humana, una forma de organización social garante de la exclusividad de la condición humana. Con la presente obra, Tomasello propone un marco teórico para estas investigaciones que rebasa —a la luz de los avances contemporáneos en biología evolutiva del desarrollo— el núcleo clásico del paradigma evolutivo, pues atiende a la variación hereditaria y los mecanismos epigenéticos como proceso evolutivo generador y se centra en la constitución de los individuos.

En la primera de las cuatro secciones, dedicada a introducir el estudio y aclarar sus antecedentes, se delimita el objeto teórico en la identificación de las diferencias psicológicas que existen entre los individuos humanos y los grandes simios que posibilitan la coordinación y transmisión de la cultura. Su meta, por tanto, es describir y explicar la ontogenia de la psicología humana y sus rasgos únicos frente a la ontogenia de los grandes primates. Para llevar a cabo esta empresa, el autor asume que la actividad sociocultural propia de la especie humana es el factor causal de la cognición y socialización de los individuos mediante la acción constitutiva de los procesos ontogénicos. Esta hipótesis de trabajo supone una actualización de la teoría vygotskiana con la que se atiende, más que a la dimensión transmisiva de la cultura formulada por Vygotski, a su dimensión coordinativa, de modo que el factor cooperativo en la cognición y socialización humana sea responsable de la cultura en su conjunto.

La propuesta ontogénica postula tres conjuntos de procesos en la constitución del ser humano, que se traducen en la conformación de una serie de rutas ontogénicas. Así, la maduración de las capacidades de los niños, sus experiencias individuales y las formas humanas de autorregulación ejecutiva son responsables de ocho rutas de desarrollo. El análisis de estas se aborda en las partes centrales del libro; la segunda parte se dedica a las cuatro rutas ontogénicas de la cognición humana (la cognición social, la comunicación, el aprendizaje cultural y el pensamiento colaborativo), y la tercera se reserva para estudiar la ontogenia de la socialización a través de la colaboración, la prosocialidad, las normas sociales y la identidad moral. De este modo, en cada capítulo se parte de la ontogenia de los grandes simios respecto de la ruta correspondiente y posteriormente se contrasta con la descripción de las rutas ontogénicas humanas, con especial hincapié en los factores diferenciales, para finalizar con una valoración del peso de la ruta para la conversión del niño en una criatura racional y moral.

Ya en la cuarta parte, el autor recapitula su estudio para ofrecer una imagen de conjunto de la teoría de la intencionalidad compartida. Como especie, el origen de las novedades que han presentado los humanos a lo largo de su historia evolutiva se encuentra en las adaptaciones a retos ecológicos y, especialmente, en la respuesta hipercolaborativa dada. En contraste con los grandes simios, quienes presentan únicamente una intencionalidad de tipo individual, los seres humanos han desarrollado dos adaptaciones añadidas que aportaron las motivaciones y habilidades indispensables para su forma social y cultural de vida. Las intencionalidades conjunta —aparecida en los primeros humanos— y colectiva —propia de los humanos modernos— responden evolutivamente a dos momentos distintos, pero son igualmente estadios clave de la ontogenia de los individuos, desarrollándose a los nueve meses y tres años de vida respectivamente.

Para cerrar la obra, Tomasello explora la posibilidad de ampliar el dominio de la teoría presentada a la ontogenia general del ser humano, es decir, hacer de la intencionalidad compartida una teoría global de la ontogenia. Este ejercicio da cuenta de la profundidad del estudio desarrollado y su potencial para los campos de la biología y la psicología. Enriquecida por ambos, sin embargo, el mayor logro de la obra es proponer un modelo antropológico novedoso que reconcilia a la cultura y a la biología como realidades estrechamente conectadas e interdependientes. Este hito para la comprensión del desarrollo humano asienta un terreno fértil para futuras investigaciones destinadas a despejar los enigmas de la condición humana.

Katerin Tsenkov Asenov