José Luis Gaviria Soto
Editor Jefe
Revista de Educación
En el presente número, la Revista de Educación lleva a cabo una iniciativa interesante. Hemos compilado un grupo de trabajos alrededor del análisis crítico de un artículo recientemente publicado en esta revista.
El propósito de cualquier revista académica consiste en servir de medio de comunicación para la comunidad científica a la que sirve. Los medios tecnológicos han posibilitado que en la actualidad la comunicación sea bidireccional y prácticamente inmediata. Sin embargo, las revistas científicas todavía cumplen el papel de favorecer la comunicación pausada y reflexiva de las novedades que en el ámbito científico de referencia se producen. Pero en ocasiones los académicos necesitan ir un paso más allá de la recepción de información, y tienen que poder pasar a un intercambio de ideas, a una contraposición de argumentos que permita clarificar los términos usados y depurar las metodologías aceptadas. En este caso el tema sobre el que se produce este intercambio enriquecedor es el de la validación de los instrumentos de medida utilizados en el ámbito educativo.
La validación es un proceso fundamental para garantizar que la información de las variables utilizadas tiene un contenido claro y que refleja acertadamente la realidad que los investigadores quieren medir.
En la ciencia tradicional la cuestión de la relación entre el instrumento de medida y la realidad medida es una cuestión técnica que, por lo general, tiene como mayor preocupación la precisión, es decir, la correspondencia entre el número producido y la realidad medida. Pero incluso en los ámbitos científicos más tradicionales, se ha llegado a un punto en el que la pura comparación directa de la realidad empírica con el instrumento de medida es imposible, y sólo mediante procedimientos indirectos es posible llevar a buen fin la medida. Esto plantea el problema de si lo que se está midiendo responde realmente al objetivo original.
En las ciencias sociales en general, y en psicología y educación en particular, ese problema ha estado presente desde sus inicios como disciplinas científicas. ¿Estamos midiendo realmente lo que decimos? ¿Hay una verdadera relación entre la magnitud que definimos teóricamente y la escala que producimos durante la medida? ¿Es el constructo que hemos definido teóricamente el que está determinando los valores de la escala, o es el acto de medir el que está creando el constructo?
Todas estas son preocupaciones que vienen de lejos, y son las que han determinado los procedimientos que se han ido depurando hasta constituir un conjunto de técnicas que son utilizadas de manera estándar por los científicos sociales.
Pero ésta nunca ha sido una cuestión cerrada. La preocupación por la validez de los instrumentos utilizados en nuestro ámbito científico está muy justificada. No en vano tratamos prácticamente siempre de medir características de los individuos que no son directamente observables, y de las que sólo podemos obtener evidencia indirecta. Por eso hay tal proliferación de estudios de validación en la literatura científica de nuestras áreas. Y como indican Martínez Abad y Sánchez Prieto (2024) en este mismo número, la cantidad de artículos dedicados a la validación de constructos se ha disparado de manera casi exponencial en los últimos años.
En el número 402 de nuestra revista se publicó el artículo ‘Validez de Constructo de la Escala de Detección de alumnos con Altas Capacidades para Padres (GSR 2), En España’, (Tourón, Navarro-Asencio y Tourón, 2023). La particularidad de esta escala es que no trata de medir directamente la alta capacidad de los individuos, sino que se centra en la información proporcionada por los padres como fuente para hacer un screening previo. Es decir, que, si habitualmente diagnosticar a un sujeto respecto de cualquier rasgo latente supone llevar a cabo una medida a base de evidencias indirectas, aquí la situación es todavía más indirecta, pues tratamos de utilizar evidencias respecto de las percepciones de los padres de esos alumnos para tratar de identificar a los que pueden poseer altas capacidades.
Como es lógico, esto lleva a preguntarse cómo son las relaciones de causalidad entre los elementos del instrumento de medida y la realidad que queremos estudiar. ¿Es esa realidad, la alta capacidad, la que determina las percepciones de los padres, y estas a su vez se ven reflejadas en sus respuestas al GSR2, o son las preguntas del GSR 2 las que determinan la realidad que queremos definir?
Tomando este trabajo como estímulo para su reflexión, Martínez-García (2024) hace una reflexión crítica respecto a la naturaleza reflectiva o formativa del constructo propuesto. ¿Cuál es la verdadera dirección de la causalidad en la relación entre el instrumento y el constructo? Martínez-García se apoya en el análisis crítico del trabajo de Tourón et al. (2023) para considerar que posiblemente el estándar establecido en los trabajos de validación de constructo adolece de la falta de consideración de la posibilidad de que la dirección causal sea la inversa, es decir, que sea nuestro cuestionario el que está delimitando la realidad que medimos. La consideración de que con nuestro cuestionario tal vez estemos delimitando una realidad en cierto modo artificial, sin que esto quiera decir que no sea real.
La dirección de la Revista de Educación consideró que el tema era suficientemente importante como para dedicarle la atención que merece. Por eso en este número se publica una sección monográfica dedicada a la validación de constructo. Es un monográfico en cierto modo especial, puesto que el artículo original que ha dado lugar a este intercambio académico estaba publicado en el número 402. En este número, el 406, se incluye el análisis crítico de Martínez-García (2024), una contribución sobre el mismo tema de Martínez-Abad y Sánchez Prieto (2024) y la réplica de los autores del trabajo original, Tourón, Navarro-Asencio y Tourón (2024). Este conjunto de cuatro artículos constituye un dossier centrado en algunas consideraciones metodológicas sobre la validación de constructo que tiene el atractivo de estar centrado alrededor de un ejemplo concreto y sobre un constructo muy actual.
Revista de Educación considera que se trata de un intercambio académico de alto nivel, que puede ayudar a mejorar nuestras prácticas metodológicas. Desde aquí queremos agradecer la generosidad de los participantes en este intercambio académico que sabemos que será muy provechoso para quienes quieran abordar en adelante la validación de instrumentos de medida en nuestro ámbito.