La historia de las universidades españolas cuenta con espléndidos estudios que han clarificado el origen y evolución de una institución clave para entender el desarrollo social, político y económico de nuestro país
La obra recoge a la lección inaugural que su autor impartió en el inicio del curso académico 2019-2020 en dicha universidad y, con una extraordinaria labor archivística —sobre todo en el archivo del Senado— recupera la memoria de los senadores que fueron designados por la Universidad de Oviedo durante la vigencia de la Constitución canovista de 1876
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La participación de los profesores universitarios en la política nacional se remonta a los orígenes del constitucionalismo español. En una etapa que se debatió entre la continuidad o la ruptura con el Antiguo Régimen, la intervención de los académicos se consideró imprescindible para fijar los términos en los que aquellas opciones habrían de sustanciarse. Así, cuando, tras las renuncias de Bayona (5 de mayo de 1808), Napoleón Bonaparte se autoproclamó restaurador de la nación española y convocó una Junta de Notables para que, reunidos en Bayona, le hiciesen llegar su parecer sobre las reformas necesarias (Junta que luego participaría en la elaboración misma del Estatuto de Bayona de 1808), previó que «cada una de las Universidades principales, Salamanca, Valladolid y Alcalá, nombrará un doctor»
Aunque muchos de los llamados a integrar la Junta de Bayona renunciaron a su cargo
La composición de la Junta influyó en el texto mismo del Estatuto de Bayona: ya desde su primer proyecto diseñado por el propio Napoleón junto con su asistente Hugues-Bernard Maret (mayo de 1808) se fijaba una composición estamental en la que debían integrarse «quince diputados de las Universidades, personas sabias o distinguidas por su mérito personal en las ciencias y en las artes»
Por su parte, el autodenominado «bando patriota» —opuesto a la dinastía Bonaparte y a los josefinos y afrancesados que sustentaban su Corona— también hizo un llamamiento político a la universidad española, aunque no para que se integrase en las futuras Cortes que habían de convocarse. En el Decreto de 22 de mayo de 1809, la Junta Suprema Gubernativa del Reino, más conocida como Junta Central, expediría un decreto en el que solicitaba a particulares e instituciones que emitiesen su parecer sobre la composición que habrían de tener las Cortes y las reformas institucionales que requería el Estado español. Así, en el art. cuarto se establecía que, junto con sabios y personas ilustradas, serían oídas las juntas superiores, consejos, tribunales, ayuntamientos, cabildos, obispos
La recopilación de los pareceres de estas instituciones y particulares —un centenar que la historiografía ha denominado como «consulta al país»— la llevaron a cabo de forma parcial Miguel Artola y Federico Suárez, y muestra la participación tan solo de las universidades de Mallorca
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El excelso trabajo de campo realizado por Leopoldo Tolivar demuestra cómo este primigenio protagonismo de las universidades en el ámbito constitucional fue desapareciendo a lo largo del siglo
Las constituciones moderadas eran, en principio, más permeables a incluir personal universitario en el seno de sus Cámaras Altas, toda vez que estas se basaban en una composición organicista. Sin embargo, las tres que estuvieron vigentes a lo largo del
Un vistazo a algunos proyectos constitucionales muestra hasta qué punto Leopoldo Tolivar acierta al dejar claro el carácter excepcional que tuvo en nuestro constitucionalismo el ligar las condiciones de representante y profesor universitario. Así, en los proyectos constitucionales elaborados entre 1786 y 1823 (la etapa donde se gestaron en mayor número) (
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De todas estas constituciones y proyectos, tan solo la de 1876 se aplicó, dando lugar a una elección de profesores universitarios que ocuparon el cargo de senadores, y es a ella a la que Leopoldo Tolivar dedica su interesantísimo libro. Como señala el autor, la previsión constitucional fue desarrollada por la Ley, dictando disposiciones para la elección y organización del Senado, de 8 de febrero de 1877
Aclarado el procedimiento, la obra del profesor Tolivar refiere las biografías de los distintos senadores elegidos por la Universidad de Oviedo, reseñando sus méritos y deteniéndose en las vicisitudes que rodearon al logro de su acta senatorial. La primera elección (1877) recayó precisamente en un administrativista —como el propio autor de la obra ahora reseñada—, Alejandro Oliván y Borruel, liberal moderado y autor de la obra
A Oliván le sucedió Lorenzo Nicolás Quintana y Llera (1879), miembro como aquel del Partido Moderado. También, como Oliván, había sido diputado entre 1857 a 1868, y en su caso llegaría a ocupar el cargo de senador por la universidad ovetense en dos ocasiones (1879 y 1884), para sucederle en 1885 Francisco Valdés y Mon, segundo barón de Covadonga y que previamente había sido senador por la provincia de Oviedo en la legislatura 1871-1872. Volvería a repetir en 1891, en pugna en este caso con Ramón de Campoamor, a quien el Grupo de Oviedo había invitado a tomar parte en la elección.
Las siguientes elecciones del
Tras el poco conocido Nicolás Suárez-Inclán Llanos (senador en 1899), el siguiente escaño —ya en el siglo
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Tras este repaso, el libro ahora reseñado apunta algunas de las leyes que se debatieron a lo largo del período constitucional analizado. Precisamente, a nuestro parecer, se abriría aquí una interesante línea de investigación, a fin de elucidar el papel que los senadores por la universidad desempeñaron en los debates legislativos en particular, y en la actividad política de la Restauración, en general. El asunto no es baladí: cuando se organiza una representación corporativa, como la prevista en la Constitución de 1876, el objetivo es que cada grupo social aporte aquellos conocimientos, o defienda aquellos intereses, que le son específicos. La razón de contar con senadores elegidos por la universidad residía en aprovecharse de las luces de excelsos académicos, cuyo bagaje teórico pudiera favorecer la gestación legislativa. Como muestra Leopoldo Tolivar, los elegidos no siempre estaban ligados a la universidad que los designaba, pero sí eran, casi siempre, destacados intelectuales y en su mayoría juristas. Seguir el rastro de su actividad política despejaría la incógnita: ¿sirvió, al final, esa representación universitaria para el fin con el que había sido concebida?
Sin duda el original libro de Leopoldo Tolivar representa un primer e importante paso para responder a esta pregunta.
Leopoldo Tolivar Alas,
Prácticamente todos los estudios se centran en la historia de universidades y facultades concretas, siendo mucho más excepcionales aquellos trabajos que elaboran un estudio integral de la universidad española en su conjunto, como es el caso de las seminales obras de M. Peset y J. L. Peset (
Solo a modo de ejemplo, por su interés en el ámbito político: Arias de Saavedra (
Un ejemplo de ello puede encontrarse en los trabajos de Robledo (
Debe advertirse, como hace el propio autor, que la documentación disponible en los archivos de la Universidad de Oviedo se perdió en la revolución asturiana de octubre de 1934, en la que la institución académica resultó seriamente dañada.
Art. 17 de la Orden de convocatoria a la Diputación General de españoles (19 de mayo de 1808), en Fernández Sarasola (
El caso más sonado es el de Pedro de Quevedo y Quintano, obispo de Orense. Esta circunstancia le valdría un gran prestigio entre los opuestos al régimen de Napoleón, al punto de ser luego designado regente por la Junta Central.
Observaciones hechas por el Sr. D. Roque Novella, catedrático y representante de la Universidad de Alcalá de Henares, en Fernández Sarasola (
Art. 27 del primer proyecto de Constitución de Bayona (mayo de 1808). El texto, en
Art. 23 del segundo proyecto de Constitución de Bayona (13 de junio-20 de junio de 1808), y art. 60 del tercer proyecto (14 de junio-20 de junio de 1808), ambos recogidos en
Informe de la Universidad de Mallorca (28 de agosto de 1809), en Artola Gallego (
Informe de la Universidad de Sevilla (7 de diciembre de 1809), en Suárez (
Sobre este interesante proyecto me remito a Morange (
El texto puede consultarse en Presno Linera (
Concretamente las de Madrid, Barcelona, Granada, Oviedo, Salamanca, Santiago, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza.
Sobre al relevante papel de Oliván en el moderantismo español, me remito a Vicente y Guerrero (