eISSN: 1989-9742 © SIPS. DOI: 10.7179/PSRI_2024.46.07

http://recyt.fecyt.es/index.php/PSRI/

Versión en inglés: https://recyt.fecyt.es/index.php/PSRI/article/view/108787/81395

Práctica reflexiva en la formación de profesionales: adecuación
de programas basados en evidencia en contextos locales

Reflective practice in professional training: adapting evidence-based programmes to local contexts

Prática reflexiva na formação de profissionais: adequação de programas baseados em evidências em contextos locais

Alícia BORREGO-TARRAGÓ https://orcid.org/0000-0001-5589-5073

Lucía GONZÁLEZ-PASARÍN https://orcid.org/0000-0001-9080-8043

Laura SEGARRA-AYLLÓN https://orcid.org/0009-0005-6338-9257

M. Àngels BALSELLS https://orcid.org/0000-0003-3283-8222

Universidad de Lleida

Fecha de recepción: 18.VII.2024

Fecha de revisión: 29.IX.2024

Fecha de aceptación: 05.XI.2024

CONTACTO CON LOS AUTORES

Lucía González-Pasarín: Universitat de Lleida, Departamento de Ciencias de la Educación, Avda. de l’Estudi General, 4, Lleida 25001, España. E-mail: lucia.gonzalez@udl.cat

Introducción

La intervención socioeducativa con familias en situación de riesgo representa un desafío científico, social y profesional impulsado desde la aprobación de la Recomendación 19 del Comité de ministros del Consejo de Europa sobre Políticas de Apoyo a la Parentalidad (2006). Esta recomendación define la parentalidad positiva, como “el comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño” (p. 3). A partir de esta recomendación han surgido nuevas formas de intervención con las familias, adoptando un enfoque ecológico, inclusivo y participativo (Balsells et al., 2019).

Atender a las familias desde esta nueva perspectiva conlleva varios desafíos como abordar una amplia variedad de situaciones familiares que ponen en riesgo el bienestar del niño o de la niña, asumir que todas las familias poseen capacidades que pueden ser potenciadas, diversificar las acciones según las necesidades específicas de las familias, y proporcionar recursos y apoyos para fortalecer sus capacidades (Rodrigo, et al., 2010). Además, el enfoque de la parentalidad positiva también enfatiza la necesidad de fortalecer la participación y la implicación activa de madres, padres, hijas e hijos a lo largo de todo el proceso de intervención; de acuerdo con Lacharité et al. (2021) el enfoque participativo conlleva su protagonismo en la comprensión de su propio ejercicio de la parentalidad, en las decisiones sobre el plan de trabajo familiar, las acciones desarrolladas y en la valoración de las acciones y decisiones. Todo ello demanda acciones en la organización de los servicios desde este enfoque; en la implementación de prácticas y programas basados en la evidencia científica; y en la adquisición de competencias interprofesionales para aplicar estas prácticas y programas.

Rodrigo et al. (2015) han encontrado que la organización de los servicios de apoyo familiar debe reunir características como la proximidad y accesibilidad, la flexibilidad horaria para ajustarse a las necesidades de las familias o la adaptabilidad cultural y la adecuación de los espacios para asegurar confidencialidad y respeto. A su vez, la conformación de equipos interdisciplinares, la planificación temporal de las intervenciones y la coordinación y articulación de recursos son buenas prácticas para considerar en el apoyo familiar (Balsells et al., 2022).

De acuerdo con los estándares de calidad definidos por la Red Europea de Apoyo Familiar (EurofamNet por sus siglas en inglés, https://eurofamnet.eu/) (Özdemir et al., en prensa), la implementación de programas basados en evidencia científica en el ámbito de la parentalidad positiva implica una estrategia sistematizada y bien estructurada. Estos programas se desarrollan sobre una base teórica sólida y están diseñados para ser replicables y efectivos, con contenidos detallados y procedimientos claros, que deben estar recogidos en un protocolo o manual. Su objetivo es ofrecer intervenciones capacitadoras que sean pertinentes, accesibles y ajustables a las diversas necesidades y contextos de las familias (Rodrigo et al., 2023).

La implementación de estos programas requiere también el balance adecuado entre fidelidad y flexibilidad. La fidelidad en la implementación del programa significa respetar los fundamentos teóricos y metodológicos del programa. Y la flexibilidad consiste en adaptar el programa a las características específicas del entorno local y de las familias participantes, siempre que sea necesario y no implique la modificación de los elementos centrales del programa. Para ello, es necesario que en el manual se recoja que elementos deben ser estrictamente respetados para mantener los estándares de calidad en el diseño del programa y que aseguran su eficacia, y cuáles pueden ser adaptados sin comprometer dichos aspectos (Barrera et al., 2017; Rodrigo et al., 2023). Asimismo, la formación continua y el apoyo a los y las profesionales son elementos que aseguran la aplicación adecuada de las técnicas y enfoques del programa. Por último, la implementación debe contar con el apoyo de toda la ecología, tanto institucional como comunitaria. Este es un elemento a su vez esencial para la sostenibilidad del programa (Fixsen et al., 2005; Gottfredson et al., 2015).

Respecto a la evaluación del proceso de implementación, EurofamNet ha propuesto un enfoque metodológico plural para conseguir el ajuste entre las exigencias científicas en la evaluación y la realidad política y profesional en la selección de las estrategias de evaluación de los programas de apoyo familiar (Almeida et al., 2022; European Family Support Network, 2020). Esto conlleva considerar tanto los criterios de la práctica profesional como los científicos y, por tanto, seleccionar estrategias científicamente rigurosas y sensibles y ajustadas al contexto (Almeida et al., 2022; Fives et al., 2017). En consecuencia, la evaluación de la implementación debe incluir tanto la evaluación de procesos como la de resultados, ya que ambos permiten identificar áreas de mejora y ajustar las intervenciones para responder a las necesidades cambiantes de las familias y los contextos locales. Los resultados de estas evaluaciones proporcionan una guía a investigadores, profesionales, responsables políticos y agentes institucionales para la innovación y la mejora continua de los servicios de apoyo familiar (Rodrigo et al., 2023).

En España, los servicios y programas de atención y apoyo a las familias se desarrollan a través de equipos interdisciplinares que incluyen profesionales de la psicología, el trabajo social, la educación social, la pedagogía y la medicina (Pascual et al., 2019). Estos equipos requieren competencias interprofesionales, que superen la perspectiva disciplinaria más tradicional. La investigación está avanzando en el análisis de estas competencias en el marco del apoyo familiar. Son ejemplos la guía de competencias interprofesionales (Rodrigo et al., 2021), donde se clasifican las competencias y microcompetencias de los y las profesionales referentes a las características del servicio y de la cultura organizacional; el proceso de trabajo con las familias; y, la implementación de prácticas y programas basados en la evidencia. Y, el catálogo de habilidades profesionales (Mešl et al., 2023), donde se enfatizan las cualidades de precisión, empatía, calidez y autenticidad en los profesionales como elementos asociados con una mayor satisfacción de las familias y, en menor medida, con resultados positivos. Además, las habilidades técnicas esenciales que deben tener los y las profesionales incluyen empoderar y capacitar a las familias, así como habilidades de comunicación efectivas, que reducen la resistencia de padres y madres y promueven cambios reales. También se destacan la planificación, toma de decisiones, resolución de problemas, flexibilidad y adaptación a las necesidades de las familias, colaboración con otros servicios y gestión del tiempo. Igualmente, el conocimiento específico necesario abarca, entre otros, la comprensión del contexto familiar, igualdad y diversidad. La adquisición y desarrollo de estas competencias requieren la formación de los y las profesionales. Además, como ya se ha mencionado, la calidad en la implementación depende de una formación adecuada y una capacitación continua de los y las profesionales dirigida a garantizar la calidad de la implementación. En este sentido, la labor de las y los profesionales tiene un papel central en los programas basados en la evidencia (Hidalgo et al., 2023).

La práctica reflexiva es una estrategia formativa adecuada ya que implica reconocer que los y las profesionales realizan una construcción personal de los conocimientos y enfoques de intervención, los cuales guían y orientan sus actuaciones en el trabajo con las familias (Canavan et al., 2016). Así, dado que la práctica profesional se construye con base en el conocimiento explícito e implícito teórico previo y el adquirido progresivamente en el ejercicio profesional (Jiménez et al., 2020), la práctica reflexiva permite la discusión constante entre los nuevos conocimientos y los propios procesos y prácticas. Esta visión de la formación conlleva ofrecer a los y las profesionales de atención familiar los recursos y formación necesarios, fomentar una cultura de evaluación y promover la innovación en los servicios. Esta formación parte del relato de las experiencias, que alimentan la comprensión de las situaciones. Una práctica compleja que no es solo cuestión de palabras, conocimientos o habilidades, sino de comprensión de las situaciones que surgen de la experiencia, de la escucha y la reflexividad compartida (Lüthi y Zuntini, 2021). Se puede afirmar que la formación de los y las profesionales a través de la práctica reflexiva es adecuada para la adquisición de las competencias necesarias para trabajar desde el enfoque de la parentalidad positiva. Sin embargo, como se ha visto, el enfoque también requiere otros cambios en la organización de los propios servicios o en la adaptación de programas basados en evidencias a la realidad de estos. Esto nos lleva a plantearnos interrogantes como: ¿Qué aporta la práctica reflexiva a la implementación de un programa basado en la evidencia? Además de la adquisición de las competencias profesionales para llevar a cabo la implementación, ¿puede facilitar otros cambios en la aplicación del enfoque de la parentalidad?

Justificación y objetivos

La respuesta a estos interrogantes se articula desde la investigación participativa y basada en la práctica reflexiva realizada con los servicios sociales del Ayuntamiento de Lleida para implementar el “Programa de atención integral a niños, niñas, adolescentes y sus familias en situación de riesgo” (Balsells et al., 2024). El Programa ha sido formulado de acuerdo con los ocho estándares de calidad definidos por la Red Europea de Apoyo a la Familia (EurofamNet): Modelo teórico definido, Objetivos claramente establecidos, Manual protocolizado, Basado en evidencias, Desarrollo apropiado indicado a las edades y características de los niños y adolescentes, así como a las habilidades de los padres y madres, Adaptable a necesidades, características y expectativas del grupo, Participativo, Orientado al desarrollo de competencias y habilidades (Bernedo et al., 2023; Özdemir et al., en prensa).

Es un programa psicoeducativo que tiene el objetivo de mejorar las respuestas a las necesidades de los niños, niñas y adolescentes (NNA); desde un trabajo eminentemente participativo que involucra a todos los miembros de la familia para construir una visión compartida de la ecología de la parentalidad de cada NNA. También de forma participativa se pacta un plan de trabajo que incluye la complementariedad entre lo grupal y comunitario, con lo individualizado y familiar, con apoyos adecuados a las necesidades de las familias para que puedan desarrollar sus tareas y responsabilidades parentales. El Programa cuenta con un enfoque comunitario y de corresponsabilidad social, con cooperación de la familia, espacios interinstitucionales y recursos universales. La finalidad del ciclo es que tanto los padres y las madres como los hijos y las hijas puedan reflexionar juntos sobre las necesidades de los NNA, acordando con el o la profesional referente las acciones convenientes y los objetivos a alcanzar en cada momento.

Cada encuentro con la familia se concibe como un diálogo en el que el o la profesional adopta una postura de explorador de la realidad familiar. De acuerdo con una metodología experiencial y basada en preguntas abiertas que ayudan a la reflexión sobre el propio modelo, cada familia identifica las fortalezas, así como los déficits relativos al desarrollo y a la atención de cada una de las necesidades (Balsells et al., 2023).

Los objetivos de esta investigación fueron:

– Analizar las adaptaciones de un programa basado en evidencias durante un proceso de practica reflexiva.

– Identificar fortalezas y limitaciones para la aplicación de la metodología del Programa de intervención familiar.

– Observar los cambios en la organización del servicio surgidos durante un proceso sostenido de práctica reflexiva.

Metodología

Diseño

Dentro de la ciencia de la implementación, se utilizó una metodología cualitativa y participativa, orientada a la mejora y basada en la práctica reflexiva. La práctica reflexiva es una estrategia formativa que implica un proceso cíclico de analizar, reflexionar y construir (Urrea-Monclús et al., 2024). Este proceso se basa en el conocimiento derivado de la experiencia personal y profesional, teniendo en cuenta el contexto y la reflexión sobre la propia práctica. La reflexión, cuando es compartida con otros profesionales, permite profundizar en el análisis, compartir e integrar el conocimiento (Fuentes-Peláez et al., 2021).

Participantes

Los participantes del estudio fueron un grupo de 60 profesionales de los Servicios Sociales Municipales y de la Concejalía de Acción e Innovación Social del Ayuntamiento de Lleida. De estos, 55 eran mujeres (92.6 %) y 5 hombres (7.3 %). Respecto a la titulación, la mayoría eran graduados en educación social (46; 76,6 %) y el resto en titulaciones relacionadas con el ámbito de las ciencias y los servicios sociales, principalmente, integración social (7; 11.6 %).

Procedimiento

Este estudio comenzó con el contrato de investigación entre la Concejalía de Acción e Innovación Social del Ayuntamiento de Lleida y el equipo de investigadores de la Cátedra de Educación y Adolescencia “Abel Martínez” de la Universidad de Lleida (UdL) con la finalidad de diseñar y evaluar un programa de atención integral a niños, niñas, adolescentes y sus familias desde el enfoque de la parentalidad positiva basado en la evidencia científica cuyos antecedentes están en tres iniciativas internacionales2.

La investigación obtuvo la aprobación de la Comisión de Ética de Investigación de la Universidad de Lleida (CERT07) y, se firmó un convenio entre el Ayuntamiento de Lleida y la Cátedra de Educación y Adolescencia “Abel Martínez” de la Universidad de Lleida que también recoge las medidas de protección de datos. Los profesionales de servicios sociales fueron informados de los objetivos del estudio, de su derecho al anonimato y a la confidencialidad y/o protección de sus datos personales.

Concretamente, para el diseño y la implementación del programa se diseñaron cuatro fases:

Durante la primera fase, se realizó una jornada de formación mediante la práctica reflexiva para comprender la intervención familiar actual y reflexionar sobre los paradigmas/perspectivas/metodologías de la intervención socioeducativa, culminando en un informe de buenas prácticas en parentalidad positiva que sirvió como base para el codiseño del programa. La formación fueron 20h y participaron 25 profesionales de atención directa a las familias y responsables de la concejalía de los Servicios Sociales y de la Protección a la Infancia. En estas sesiones también participaron 3 profesionales del equipo de investigación que actuaron como facilitadores de las sesiones.

La segunda fase consistió en el codiseño del programa basado en la evidencia científica y en el análisis de la fase anterior. Además, se realizó la formación de todas las profesionales que implementarían el programa a través de prácticas reflexivas. Constó de 20 h. y participaron un total de 54 profesionales, de las cuales 47 eran educadoras sociales y 7 integradoras sociales.

En la tercera fase, se inició la implementación del programa por parte de los y las profesionales de los Servicios Sociales formados en la fase anterior. Las profesionales se distribuyeron en cuatro grupos con los que se realizaron acompañamientos semanales de prácticas reflexivas por el equipo de investigadores de la UdL. La finalidad de estos encuentros fue evaluar, modificar, ajustar y, finalmente, adaptar el Programa a la realidad local. Esta fase se desarrolló durante un año y constó de un total de 38 sesiones de regularidad semanal de 2h con cada uno de los cuatro grupos de profesionales. Estas sesiones tuvieron lugar en las diferentes dependencias de los Servicios Sociales de la Ciudad de Lleida. Las sesiones de acompañamiento las llevaron a cabo dos investigadoras del equipo.

Y, por último, en la cuarta fase, se realizó la validación de los resultados derivados de las fases anteriores. Esta fase consistió en una sesión plenaria de 2h con todos los y las profesionales involucrados en el proceso, en la que se llevó a cabo una revisión exhaustiva de los resultados para garantizar tanto su coherencia y validez como la de las conclusiones extraídas.

Instrumentos

Para la recogida de datos, se emplearon dos instrumentos:

– Diario de campo (DC) de las sesiones de acompañamiento. Al final de dichas sesiones, las dos investigadoras los rellenaron de manera consensuada. De tal modo que hubo cuatro diarios de campo que corresponden a cada uno de los cuatro grupos de barrios del municipio. En estos se documentaron tanto las observaciones detalladas realizadas por las investigadoras como las intervenciones y reflexiones significativas de las profesionales involucradas realizadas mediante prácticas reflexivas. Así, en cada sesión se recogió información sobre: material empleado en las sesiones de implementación, n.º de sesiones empleadas por las profesionales para la puesta en práctica del programa, recursos del contexto aprovechados, otros profesionales involucrados en la implementación, dificultades y soluciones encontradas durante la implementación, fortalezas del modelo, reflexiones personales de los y las profesionales, etc.

Para la identificación de la información sobre la práctica reflexiva realizada, se controlaron dos variables: la agrupación de barrios del municipio en la que se llevó a cabo el seguimiento y el n.º de sesión de acompañamiento. Ello dio lugar al siguiente código de identificación, por ejemplo: DC2(grupos)e8(n.º de sesión).

– Diario de seguimiento (DS) de cada sesión de implementación del programa. Cumplimentado por las profesionales de atención directa tras cada sesión de intervención familiar. Este diario se aloja en la plataforma Typeform (www.typeform.com), empleada para el desarrollo de instrumentos de recogida de datos. En este diario, se controlaron las siguientes dos variables para la identificación de cada entrada: el número de la familia y el n.º de registro del diario de seguimiento en esta plataforma. Esto generó el siguiente código de identificación, por ejemplo: DS1(familia)e8(n.º de registro).

Resultados

La participación de las profesionales de servicios sociales en la investigación ha permitido identificar la práctica reflexiva como una estrategia formativa que contribuye a: 1) la adecuación del diseño del programa al contexto garantizando el mantenimiento de los estándares de calidad; 2) la apropiación de la metodología del programa; y, 3) los cambios en la organización que permitan la inclusión de nuevas estructuras.

1) Adecuación del diseño del programa al contexto profesional y familiar

Nuestros resultados indican que la práctica reflexiva con las profesionales permitió desarrollar un diseño adaptado a la realidad contextual de los implicados inicialmente en el Programa. Las y los profesionales compartieron que el número de casos que lleva cada profesional y, el nivel de intensidad del trabajo con cada una de las familias sobrepasaba la capacidad de los equipos, especialmente en los pasos 1 y 2. Para dar respuesta, la principal adaptación fue diferenciar dos niveles de intervención (alta y media) (Figura 2).

La propuesta inicial incluía lo que ahora se denomina intensidad alta. El desarrollo de la intensidad media conserva los principios generales del Programa y el uso del ciclo del Triángulo P+ (Figura 1), pero reduce la duración del proceso de intervención individual-familiar de 1 año a 6 meses.

Un resultado emergente de esta adecuación del diseño inicial del Programa en dos intensidades es que permite llegar a aquellas familias que reúnen los requisitos para la intensidad alta, pero tienen grandes barreras para aceptar el compromiso que implica. Las profesionales han identificado que para estas familias es una buena puerta de entrada la propuesta de la intensidad media, porque ganan confianza con el o la profesional y comprenden el enfoque participativo y de fortalezas.

Hoy las profesionales comentaban que la intensidad alta del modelo les resulta un proceso largo a algunas de las familias, y que conseguir mantener la periodicidad semanal es difícil. DC1e20

Las profesionales explicaban cómo el trabajo con las necesidades se alarga más de lo planteado en la intensidad alta (…) Comentaron la dificultad de encajar la falta de constancia de las familias frente a la constancia que requiere el programa. DC3e24

2) Apropiación de la metodología del programa

La práctica reflexiva estable y continuada durante todo el proceso de investigación ha permitido adquirir competencias para llevar cabo la metodología del Programa, pero también para que las profesionales hicieran una autovaloración de las limitaciones y potencialidades de dicha metodología.

Las profesionales atribuyen el principal cambio metodológico a los pasos 1 y 2 del Programa que son los que requieren especialmente el desarrollo de nuevas competencias profesionales. En estos pasos del ciclo del Triángulo P+ se construye una visión conjunta y compartida con las familias sobre su situación, identificando las fortalezas y los aspectos a mejorar en el ejercicio de su parentalidad. Así, las entrevistas han pasado de estar centradas en la resolución de problemas a encuentros basados en la reflexión guiada y la metodología experiencial. La propia participación de las profesionales en las prácticas reflexivas les ha permitido experimentar y adquirir la metodología reflexiva que emplean con las familias durante los encuentros familiares.

Hoy las profesionales han señalado que uno de los puntos fuertes del triángulo es la reflexión que permite hacer a los progenitores (desde el perspectivismo) sin juzgar lo que hacen, hablando una por una la necesidad, cómo lo hacen y cómo lo trasladan a su hijo. Han destacado como esta comprensión y autoconocimiento les permite hacer ya cambios en su día a día. DC3e24

En la sesión de hoy, las profesionales también han comentado la utilidad de la imagen del triángulo para explorar las necesidades de los niños y cómo responden las madres y los padres a estas. Destacan que es como un mapa, una guía para la conversación y la exploración conjunta. DC1e20

Las profesionales han señalado el gran valor que tiene el triángulo como herramienta tanto para la familia como para los propios profesionales. Destacan que es una guía para la exploración y, sobre todo, para el cambio de mirada de los padres, para que empiecen a hablar de ellos, de la familia y no de los problemas. DC3e24

Las profesionales han identificado como una fortaleza la participación del NNA en el proceso y en todos los encuentros individuales-familiares. Sin embargo, no son ajenas las dificultades para acoplar las sesiones de encuentros familiares en la rutina diaria de las familias, especialmente con las actividades académicas de los NNA y con el horario laboral de madres y padres.

Durante las sesiones de las prácticas reflexivas, se ha cuestionado el papel del o de la profesional frente a familias con dificultades para comprometerse con el proceso del Programa. La búsqueda de su colaboración no es un requisito, sino un objetivo. Reflexionar sobre este aspecto ha dado a las profesionales la oportunidad de resignificar su función en la participación familiar, así como comprobar que la proactividad hacia las mismas es una característica de la intervención socioeducativa planteada.

Una de las parejas de profesionales explica las dificultades para agendar las sesiones de exploración de necesidades con la familia y las dificultades para trabajar con uno de los progenitores. (…) Las profesionales comentan la dificultad de la ausencia de la madre y la imposibilidad durante un tiempo de realizar encuentros familiares con ella. DS4e13

Importancia de escoger un buen horario para hacer la sesión, la niña no paraba de bostezar. Hacemos propuesta a la familia de poder cambiar el horario de la sesión Estamos pendientes de consultar al colegio de la disponibilidad de espacio y horario para hacer la sesión al mediodía. DS1e430

En definitiva, se requiere más tiempo, práctica y reflexión para la cristalización y apropiación de la metodología del ciclo del Triángulo P+.

3) Cambios en la organización

El proceso de cambio que planteaba la implementación del Programa ha generado reticencias iniciales y una mayor percepción de dificultad por parte de las profesionales. La transformación de los obstáculos detectados, durante las sesiones de práctica reflexiva, en los cambios organizativos para solventarlos, indican que el tiempo y la estabilidad de las prácticas reflexivas, junto a la motivación de todos los implicados, son elementos clave para superar los desafíos percibidos.

Hoy en la sesión con las familias una profesional ha expresado que al principio del proceso sentía miedo a lo desconocido e incertidumbre de como iría el proceso, lo que le hizo ser reticente al cambio y al nuevo modelo. Sin embargo, estos sentimientos han dejado paso a la motivación y a las expectativas, al observar que los esfuerzos tienen resultados en la mejora del ejercicio de la parentalidad de las familias. DC1e23

La participación constante en prácticas reflexivas de profesionales de atención directa a las familias, de los cargos intermedios del departamento y de los y las responsables de los servicios ha facilitado establecer un triple engranaje y un diálogo iterativo entre las partes. Gracias a ello, se han recogido evidencias de la implementación; detectado los cambios organizacionales necesarios para su adecuada aplicación; y, corresponsabilizar a las estructuras del sistema y de todo el contexto en la atención a niñas, niños y familias en situación de riesgo. Las dinámicas creadas han sido claves ya que, por un lado, las profesionales han estado motivadas para demandar y comprometerse con la nueva metodología; y las responsables institucionales mantienen la motivación y la voluntad para acometer los cambios organizacionales que permitan la inclusión de nuevas estructuras.

A este respecto, los y las profesionales que están implementado el Programa han identificado una serie de elementos para su sostenibilidad:

Comentaron la necesidad de contratar a más profesionales y de liberarlos de ciertas tareas burocráticas (…) también comentaron que “falta el paquete completo”. Está la formación, está el modelo, pero falta el apoyo y la corresponsabilidad del contexto, así como espacios y recursos verdaderamente universales y accesibles a las familias. DC4e18

Añaden que no se perciba solo como un programa de servicios sociales, sino como un programa de atención a la infancia del Ayuntamiento. DC2e19

Para dar respuesta a estos desafíos, las responsables institucionales han impulsado diferentes acciones como una mesa interdepartamental en la que están involucrados los y las profesionales de otros departamentos con responsabilidad en la toma de decisiones de los recursos que conforman la ecología familiar (educación, salud, ocio educativo…). Se ha potenciado la colaboración con las escuelas para que acompañen y se sumen al Programa de atención a las familias en riesgo, facilitando espacios físicos y temporales para la realización de las sesiones de intervención familiar, siempre sin interrumpir en el horario académico. En este sentido, las profesionales de atención directa a la familia señalan:

La comunicación con el colegio y la posibilidad de usar los espacios son la fórmula perfecta para incluir al colegio dentro del trabajo con la metodología del triángulo. DS1e402

Discusión y conclusiones

La práctica reflexiva con profesionales reproduce los pasos de la metodología experiencial que se propone para la intervención familiar. Al igual que en las familias, lo que moviliza el cambio y la adquisición de nuevas competencias es la reflexión por parte de los y las profesionales de su práctica y el encaje en ella de elementos de la nueva metodología de intervención. Para que los y las profesionales puedan desarrollar nuevas competencias, esta reflexión debe movilizarse desde el cómo es la práctica profesional actual y el modo de relacionarse con la familia hacia cómo podrían mejorarse; lo que posibilitará además apropiarse del nuevo modelo de trabajo y sus principios y, por ende, el cambio de paradigma en el apoyo y acompañamiento familiar desde el enfoque de la parentalidad positiva. Así, en palabras de Máiquez et al. (2000) “el aprendizaje experiencial requiere pues abrir y cerrar el bucle del proceso de cambio desde el fortalecimiento de la lucidez hasta el crecimiento y ensayo en la vida real de los propios recursos personales”.

Además, para que las competencias puedan ponerse en práctica eficazmente, el cambio en el modo de pensar y en los procedimientos debe estar acompañado por cambios en la estructura del sistema y la ecología familiar (Minuchin et al., 2009). A este respecto, otro resultado de este estudio es la importancia del engranaje entre todos los agentes implicados en la nueva metodología de atención a niñas, niños y familias en situación de riesgo: profesionales, investigadores, responsables institucionales y agentes del contexto. Este engranaje se ha podido establecer gracias a la generación de espacios de encuentro compartido y del uso de la práctica reflexiva con los diferentes profesionales y agentes del contexto que participan desde su rol y su puesto de responsabilidad. Ello permite que los agentes con responsabilidad en la toma de decisiones vean la práctica reflexiva como un elemento ineludible en las prácticas profesionales y que se debe impulsar. Sin embargo, a pesar de su relevancia, falta sensibilizar sobre la utilidad de esta metodología para favorecer las prácticas profesionales, en el que la excesiva burocratización impacta negativamente en su práctica reflexiva (Fergurson, 2018). Del mismo modo, esta sensibilización es necesaria ya que la trayectoria formativa proviene del modelo académico, una tradición profesionalizadora y unidireccional. Por lo que plantear este tipo de metodología reflexiva conlleva transgredir los límites de esta tradición académica para asumir un rol y unas dinámicas activas. En este sentido, se ha detectado la necesidad formativa para la adquisición de competencias reflexivas y miradas interprofesionales y transdisciplinares en el trabajo con y para la familia. La práctica reflexiva es una metodología formativa que parte de la experiencia personal y profesional con base al contexto particular y la reflexión sobre la propia práctica que, cuando es socializada, permite profundizar en la reflexión, compartir e integrar el conocimiento (Fuentes-Peláez et al., 2021). Si bien la capacitación se focaliza en los y las profesionales, es responsabilidad de los agentes responsables remover los obstáculos que hay o surgen ante los nuevos modelos de trabajo con las familias (Minuchin et al., 2009). Así, tal y como recogen las recomendaciones europeas en materia de parentalidad positiva y protección a la infancia (Comisión Europea, 2024; Consejo de Europa, 2006), los responsables políticos y agentes institucionales deben abogar por la transición hacia servicios y cuidados de calidad familiares o comunitarios, tomando las medidas que aseguren el apoyo y acompañamiento a las familias para que puedan cumplir con su rol de cuidado y educación, respondiendo adecuadamente a las necesidades y derechos de los y las NNA. La colaboración entre los agentes implicados de los ámbitos de la práctica, la investigación y de la política es clave para el éxito de estas iniciativas, proporcionando un enfoque coherente e integrado para apoyar a las familias y promover su desarrollo positivo (Churchill et al., 2024; Rodrigo et al., 2023). Además, de acuerdo con Cortés-González et al. (2023), también es clave entender la interdisciplinariedad como una fortaleza en las políticas públicas y de acción social.

En línea con lo expuesto, las limitaciones del proceso de investigación identificadas son, primera, la falta de estabilidad de los equipos profesionales de servicios sociales y la movilidad de estos. Segunda, la discontinuidad en la asistencia a las sesiones de práctica reflexivas llevadas a cabo durante este estudio en momentos de sobrecarga de trabajo, bajas laborales, u otro tipo de situaciones laborales. Ambos aspectos limitan el alcance de las prácticas reflexivas, ya que no siempre todas las profesionales pueden participar de la globalidad del proceso. Y, tercera, el mantenimiento de la creencia de que el conocimiento científico es aquel que procede de la comunidad investigadora y que, a su vez, el conocimiento científico es objetivo y universal. Estas posiciones provocan una complejidad en la interacción entre el investigador de la práctica profesional y el investigador académico con relación a la validación de determinados conocimientos o creencias.

En este sentido, respecto al ámbito de la investigación, las practicas reflexivas han permitido al equipo de investigación repensar su rol como investigadores y la posición del conocimiento científico frente al conocimiento práctico. Por una parte, la persona investigadora deja de ser una mera transmisora de conocimiento para aparentar la ilusión de “objetividad”. Como dice Hordge-Freeman (2018): “se le anima a ser más transparente respecto a cómo sus decisiones sobre la investigación informan y son informadas por sus relaciones, identidades y experiencias (emocionales), así como a compartir cuándo y por qué se volvieron necesarios los cambios en sus enfoques”. En esta línea, desde la metodología de investigación propuesta en este estudio, las personas investigadoras subrayan la importancia de reflexionar de manera crítica acerca de elementos como: situar la experiencia de la persona investigadora; la reconsideración de las diferencias de poder durante las interacciones con los y las profesionales; y, la apertura a la flexibilidad que implica la autoconciencia metodológica (Hordge-Freeman, 2018).

Implicaciones para la práctica

La implicación práctica derivada de este estudio recae en introducir y promover desde la cultura organizacional la formación de todas las y los profesionales involucradas en el apoyo familiar a través de la práctica reflexiva. Esta metodología es óptima para el desarrollo de competencias profesionales, así como de prácticas basadas en la evidencia y más ajustadas a las necesidades y características de las familias; lo que promueve la integración del enfoque de la parentalidad positiva.

Contribuciones (taxonomía CRediT)

Financiación

Esta investigación se enmarca en un proyecto I+D (PID2022-137305NB-C21), y se desarrolla bajo el amparo del convenio de investigación entre la Concejalía de Acción e Innovación social del Ayuntamiento de Lleida (España) y Cátedra de Educación y Adolescencia “Abel Martínez” de la Universidad de Lleida (UdL).

Declaración de conflicto de intereses

Las autoras declaran que no existe ningún conflicto de intereses.

Referencias bibliográficas

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Balsells, M. À., Pastor, C., Amorós, P., Fuentes-Peláez, N., Molina, M. C., Mateos, A., Vaquero, E., Ponce, C., Mateo, M. I., Parra, B., Torralba, J. M., Mundet, A., Urrea, A., Ciurana, A., Navajas, A. y Vázquez, N. (2015). Caminar en familia: Programa de competencias parentales durante el acogimiento y la reunificación familiar. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Centro de Publicaciones. http://www.msssi.gob.es/ssi/familiasInfancia/ayudas/docs2013-14/docs2016/CaminarenFamilia.pdf

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