eISSN: 1989-9742 © SIPS. DOI: 10.7179/PSRI_2024.46.12

http://recyt.fecyt.es/index.php/PSRI/

Versión en inglés: https://recyt.fecyt.es/index.php/PSRI/article/view/105041/81397

Redes sociales y vínculos: revisión sistemática (PRISMA)
sobre el impacto del capital social en comunidades de jóvenes

Social networks and linkages: a systematic literature review (PRISMA)
on the impact of social capital in youth communities

Redes sociais e laços: revisão sistemática da literatura (PRISMA) sobre o impacto
do capital social nas comunidades juvenis

Laia ALGUACIL MIR https://orcid.org/0009-0006-5562-5093

Paloma VALDIVIA VIZARRETA https://orcid.org/0000-0003-1499-5478

Universitat Autònoma de Barcelona

Fecha de recepción: 01.III.2024

Fecha de revisión: 04.V.2024

Fecha de aceptación: 04.XI.2024

CONTACTO CON LOS AUTORES

Paloma Valdivia Vizarreta: Departamento de Teorías de la Educación y Pedagogía Social, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Autónoma de Barcelona. Edificio G6-Despacho 171. Campus de Bellaterra, c.p. 08193, Bellaterra (Cerdanyola del Vallès), Barcelona. E-mail: paloma.valdivia@uab.cat

PALABRAS CLAVE:

Capital social;

jóvenes;

redes sociales;

comunidades virtuales;

vínculos.

RESUMEN: En la sociedad digital actual, las redes sociales han adquirido una gran importancia en la vida de los jóvenes, quienes las utilizan como espacios virtuales para establecer y mantener relaciones sociales. El objetivo de esta revisión sistemática de la literatura es analizar el potencial del uso de las redes sociales para contribuir al desarrollo del capital social en las comunidades virtuales de jóvenes. Siguiendo las indicaciones de la declaración PRISMA 2020, se identificaron y seleccionaron 18 estudios relevantes que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión establecidos. Los resultados indican que las redes sociales juegan un papel significativo en el desarrollo del capital social en las comunidades virtuales de jóvenes. Estas plataformas brindan oportunidades para la interacción social, la construcción de la identidad y la participación comunitaria, fortaleciendo así las conexiones sociales, fortaleciendo el sentido de pertenencia de los jóvenes y empoderándolos.

KEYWORDS:

Social capital;

youth;

social networks;

online communities;

linkages.

ABSTRACT: In today’s digital society, social networks have acquired great importance in the lives of young people, who use them as virtual spaces to establish and maintain social relationships. The aim of this systematic literature review is to analyze the potential of use of social networks to contribute to the development of social capital in virtual communities of young people. Following the indications of the PRISMA 2020 statement, 18 relevant studies that met the established inclusion and exclusion criteria were identified and selected. The results indicate that social networks play a significant role in the development of social capital in virtual youth communities. These platforms provide opportunities for social interaction, identity building and community participation, thus strengthening social connections, strengthening young people’s sense of belonging and empowering them.

PALAVRAS-CHAVE:

Capital social;

juventude;

redes sociais;

comunidades online;

ligações.

RESUMO: Na sociedade digital atual, as redes sociais adquiriram uma grande importância na vida dos jovens, que as utilizam como virtuais para estabelecer e manter relações sociais. O objetivo desta revisão sistemática da literatura é analisar o potencial da utilização das redes sociais para contribuir para o desenvolvimento do capital social em comunidades virtuais de jovens. Seguindo as indicações da declaração PRISMA 2020, foram identificados e selecionados 18 estudos relevantes que cumpriam os critérios de inclusão e exclusão estabelecidos. Os resultados indicam que as redes sociais desempenham um papel significativo no desenvolvimento do capital social nas comunidades virtuais juvenis. Estas plataformas proporcionam oportunidades de interação social, construção de identidade e participação comunitária, fortalecendo assim as ligações sociais, fortalecendo o sentimento de pertença dos jovens e capacitando-os.

1. Introducción

En la actualidad, el 84 % de las personas de entre 18 y 29 años utiliza al menos una red social (Wong, 2023). Estas plataformas de redes sociales (RS) han creado un espacio virtual en el que las personas pueden conectar con otras independientemente de la distancia geográfica y las barreras culturales. La transición de una fase estática de los años 90 hacia plataformas interactivas y redes sociales en los años 2000, nos ha llevado a un cambio hacia plataformas colaborativas en los años 2020, donde estas redes sociales involucran activamente a los usuarios en la creación y difusión de contenidos en línea. Esto ha tenido un impacto significativo en las comunidades de jóvenes, los principales impulsores y usuarios de estas redes (Vromen et al., 2015, citado en Bano et al. 2019).

A pesar de ser un concepto muy extendido, no existe una definición única o comúnmente aceptada de las redes sociales. En un principio, Kaplan y Haenlein (2010), citados en Tulibaleka y Katunze (2023), definieron las redes sociales como “un grupo de aplicaciones basadas en Internet que se fundamentan en las bases ideológicas y tecnológicas de la Web 2.0, y que permiten crear y compartir contenidos generados por los usuarios” (p. 2). Asimismo, para Way y Malvini Redden (2017), citados en Brough et al. (2020), las redes sociales son entornos significativos donde los jóvenes forman identidades, crean y mantienen relaciones; espacios donde los jóvenes entienden sus identidades cultivadas y experiencias en estas redes sociales, que tienen lugar en diferentes comunidades virtuales. Estas interacciones varían según el entorno en el que tienen lugar e influyen en las dinámicas que se generan y en cómo se construye el capital social. Para Matenda et al. (2020), la capacidad interactiva de las redes sociales permite a los jóvenes colaborar, coordinarse y generar capital social (CS) en comunidades virtuales, del mismo modo que la interrelación o convivencia con grupos presenciales o la ausencia de éstos, todas estas acciones influyen en la forma en que se desarrollan estas relaciones en el entorno virtual. Además, hay que tener en cuenta que una plataforma de redes sociales también tiene limitaciones en función de su diseño y estructura. De esta forma, las relaciones sociales que se producen se ajustan a la “arquitectura” de la RS, aunque el uso que se les da depende de los miembros que componen la comunidad (Ramos-Mancilla y Flores-Fuentes, 2023).

El uso generalizado de las redes sociales en gran parte del mundo ha influido en el compromiso de los jóvenes con su participación cívica, en el sentido más amplio del concepto. Las redes sociales se han convertido en una de las principales fuentes de información y comunicación (entendida en un sentido bidireccional, ya no sólo unidireccional de los medios hacia los usuarios) para la población en general, y especialmente para las personas jóvenes (Newman et al., 2019). Actualmente sabemos que las redes sociales promueven un mayor compromiso entre la juventud porque forman comunidades virtuales. Sin embargo, no está claro qué ocurre y qué condiciones lo promueven. Esta es una pregunta relevante, ya que la participación comunitaria es lo que permite a las personas jóvenes contribuir significativamente al desarrollo de las sociedades actuales (Matenda et al., 2020), así como la identificación de los grupos participantes. En consecuencia, es evidente el interés de muchos países por incluir en sus agendas de juventud políticas dirigidas a incrementar la participación comunitaria de los jóvenes a través del capital social y el empoderamiento juvenil. Un ejemplo relevante sería el proyecto “Integración de jóvenes adultos con menos oportunidades en organizaciones y reforzar su empoderamiento” (Valdivia et al., 2022).

Actualmente, no es posible responder a esta pregunta ignorando las comunidades virtuales que se forman en RS. Las comunidades virtuales se definen como “la organización de usuarios de Internet que comparten intereses, gustos, preferencias y puntos de vista similares, que se reúnen en el espacio virtual para compartir información, trabajar o comunicarse con sus pares” (Loaiza-Ruiz, 2018, p. 223, en Mancilla y Flores-Fuentes, 2023, p. 3), influenciadas también por el grado de formalidad y las expectativas compartidas de las personas que forman estas comunidades. Aunque el componente digital es lo que caracteriza a estas comunidades, sus miembros también pueden formar una comunidad fuera del plano virtual. Por ejemplo, un grupo de clase de un instituto de enseñanza secundaria puede tener su comunidad virtual en una RS.

Como se ha presentado anteriormente, existen pruebas en la literatura científica de que las interacciones entre las personas jóvenes en estas comunidades virtuales contribuyen al desarrollo del CS. Según Bourdieu (1985), citado en Matenda et al. (2020), el capital social se refiere a cómo las conexiones sociales de una persona pueden ser utilizadas para acceder a recursos importantes para su bienestar. Para Martínez y Úcar (2022), se genera a partir de la estructura de relaciones sociales que existen en una comunidad y la conexión de los individuos que la integran. Martínez y Úcar (op. cit.), haciendo referencia a Putnam (1993), Durnston (1999) y Atria et al. (2003), destacan el carácter colectivo del CS como cualidad de grupos, comunidades e instituciones. Asimismo, defienden que el CS no es sólo un recurso de individuos y comunidades, sino que es una capacidad colectiva y comunitaria. De este modo, las comunidades pueden incrementarlo y desarrollarlo. Existen cinco factores clave en la CV de las comunidades: (1) confianza, (2) normas, (3) relaciones, (4) valores y (5) participación, voluntariedad y acceso a la información (Martínez y Úcar, op. cit.).

Las redes sociales formales e informales son componentes esenciales del CS de los jóvenes, entre otras cosas por los vínculos que establecen con otros miembros de la comunidad. Según Woolcock y Narayan (2000), existen diferentes tipos de relaciones en función de su naturaleza: bonding, bridging y linking. En primer lugar, las relaciones bonding son socialmente cercanas y se generan a partir de puntos de acuerdo heredados o creados como resultado de un contacto personal frecuente. Por otro lado, las relaciones bridging se caracterizan por ser horizontales y semicerradas. Se trata de vínculos moderadamente estrechos basados en puntos de acuerdo adquiridos. Este tipo de relaciones pueden convertirse en relaciones de vinculación. Por último, las relaciones de linking se caracterizan por ser asimétricas y mayoritariamente verticales, ya que se dan entre individuos con diferentes espacios de poder. Todos estos tipos de vínculos son esenciales para el desarrollo del CS de los jóvenes de hoy.

En general, existe evidencia de que las RS se han convertido en una poderosa fuente de desarrollo de CS, ya que han facilitado la movilización de recursos y el mantenimiento y creación de relaciones. Sin embargo, se necesita más investigación para entender cómo ocurre este desarrollo del CS en las RS. Por este motivo, se plantea la pregunta de investigación de esta revisión sistemática de la literatura: ¿cómo pueden contribuir las redes sociales al desarrollo del CS en las comunidades virtuales de jóvenes? Para dar una respuesta más concreta, se han planteado tres subpreguntas de investigación: ¿Cómo contribuyen las redes sociales al desarrollo del capital social en las comunidades de jóvenes? ¿Qué tipos de capital social se han generado a partir del uso de las redes sociales en las comunidades virtuales de jóvenes? ¿Cuáles son las funcionalidades de las plataformas de redes sociales que facilitan el desarrollo del capital social?

Al comprender mejor cómo las redes sociales pueden promover el desarrollo del CS entre jóvenes, se pueden diseñar intervenciones y políticas más eficaces para aprovechar el potencial de estas plataformas en beneficio de las comunidades juveniles. Además, se espera que esta investigación suscite una reflexión sobre los efectos e implicaciones más amplios de las redes sociales en la sociedad actual, y sobre cómo podemos fomentar un uso responsable y constructivo de estas herramientas digitales.

2. Objetivos

El objetivo general de esta investigación es analizar el potencial del uso de las redes sociales para contribuir al desarrollo del capital social en comunidades virtuales de jóvenes. Asimismo, se han concretado tres objetivos específicos:

– Describir las características generales de las experiencias de desarrollo de capital social a través de redes sociales en comunidades virtuales de jóvenes.

– Identificar cómo se desarrolla el capital social como resultado del uso de redes sociales en comunidades virtuales de jóvenes.

– Analizar las funcionalidades de las plataformas de redes sociales que promueven el desarrollo del capital social en las comunidades virtuales de jóvenes.

3. Metodología

Para responder a las preguntas y alcanzar los objetivos de la investigación se ha realizado una revisión sistemática de la literatura, ya que esta metodología permite responder a las preguntas planteadas utilizando un método riguroso. Guirao Goris (2015) define una revisión sistemática como un resumen de la evidencia sobre un tema determinado, que se obtiene a través de un riguroso proceso de búsqueda y análisis para minimizar los sesgos. En concreto, se trata de una revisión sistemática exploratoria, en el sentido de que busca analizar y sintetizar el conocimiento existente en la literatura científica (Codina, 2021).

Siguiendo este tipo de metodología, se trata de identificar, evaluar y sintetizar los estudios existentes para responder a una pregunta concreta y extraer conclusiones a partir de los datos ya recogidos. Para garantizar la transparencia y veracidad de los resultados, se han seguido durante todo el proceso las indicaciones de la declaración PRISMA 2020 (Page et al., 2021). Se ha utilizado como referencia el marco SALSA para garantizar el rigor de la investigación, organizándola en 4 fases: búsqueda, evaluación, análisis y síntesis.

En primer lugar, se realizó la búsqueda sistemática (Figura 1). Teniendo en cuenta la pregunta de investigación, se trabajó con tres temas principales: (1) jóvenes, (2) redes sociales y (3) capital social. La expresión final de la búsqueda dio como resultado: “youth” AND “social media” AND (“social capital” OR “bonding” OR “linking”), que se aplicó en los campos de título, resumen y palabras clave. La búsqueda se realizó en inglés para cubrir la literatura internacional. Se utilizaron tres motores de búsqueda (Scopus, Web of Science y ERIC) por su relevancia para la investigación en ciencias sociales y de la educación. Estas bases de datos se seleccionaron por su rigor y amplitud de cobertura:

1. Scopus, una de las mayores bases de datos multidisciplinares, ofrece acceso global a estudios revisados por pares, incluidas las ciencias sociales y la tecnología, esenciales para el análisis de las redes sociales y el capital social.

2. Web of Science es reconocida por su alta calidad y cobertura en las ciencias sociales, lo que permite encontrar estudios clave que influyen en el campo.

3. ERIC fue elegido por su enfoque en la investigación educativa, proporcionando acceso a estudios específicos sobre la juventud, las redes sociales y el desarrollo del capital social en contextos educativos.

La combinación de estas bases de datos garantiza una cobertura completa y adecuada para los objetivos de esta revisión exploratoria. Tras revisar los resultados, no fue necesario ajustar las palabras clave.

Cabe destacar que se realizó una búsqueda sobre el colectivo juvenil en general, sin especificar ningún elemento de su contexto, ya que el objetivo era obtener una visión general de todos los ámbitos en los que todo tipo de jóvenes utilizan las RS para formar comunidades que contribuyan al desarrollo de CS. Sin embargo, desde una etapa temprana de la búsqueda se identificó que la mayoría de los resultados se referían a grupos de jóvenes en situación de vulnerabilidad. Esto puede deberse a que el concepto de CS ha estado tradicionalmente ligado a estudios de desarrollo comunitario, que suelen realizarse en este tipo de comunidades. Asimismo, también cabe señalar que la selección de los tres motores de búsqueda genera un sesgo en los resultados que, en cierta medida, es intencionado. Se trata de bases de datos que contienen principalmente publicaciones de revistas anglosajonas y, aunque en ellas pueden publicar autores de otros países, es cierto que los datos pueden estar sesgados geográficamente. Sin embargo, esto es apropiado para el propósito de esta revisión, ya que es necesario estudiar contextos en los que los jóvenes utilizan las RS regularmente. No obstante, reconocemos que ésta no es la realidad de todos los jóvenes en todos los países.

Inicialmente, se obtuvieron n = 149 resultados (Web of Science n = 78, Scopus n = 64 y ERIC n = 7). A continuación, se evaluaron los resultados según los criterios de inclusión:

– Últimos 5 años (2019-2023)

– texto en Inglés / Español / Catalán

– acceso disponible con los permisos de la universidad

– tipo de texto: artículo

– campo de conocimiento: ciencias sociales

La aplicación de criterios redujo los resultados a n = 47 (Web of Science n = 15, Scopus n = 31 y ERIC n = 1). Tras eliminar los duplicados, quedaron n = 36. Se revisaron los títulos y resúmenes, y se aplicaron los siguientes criterios de exclusión, que eliminaron n = 18 documentos:

– no se mencionan las redes sociales

– no se menciona el concepto de comunidad

– no se hace hincapié en el desarrollo del capital social y las conexiones en la comunidad

Este proceso redujo la muestra a n = 18 documentos para esta revisión sistemática.

Figura 1. Diagrama de flujo del proceso de revisión sistemática. Fuente: elaboración propia.

Los documentos resultantes se resumen en la Tabla 1:

Tabla 1. Resumen de los documentos seleccionados para la revisión

Referencia

Contexto

Método

Kornbluh (2019)

Estados Unidos

Método mixto secuencial:

– Encuesta

– Análisis de redes sociales (3 momentos)

– Entrevistas semi-estructuradas

Matenda et al. (2020)

Sudáfrica

Método mixto secuencial:

– Cuestionario cuantitativo

– Grupos de discusión

Brough et al. (2020)

Estados Unidos

Estudio cualitativo: entrevistas

Yuen y Tang (2021)

Hong Kong

Método mixto:

– Datos cuantitativos públicos de Instagram

– Entrevistas semi-estructuradas

Bano et al. (2019)

Pakistán

Estudio cuantitativo: cuestionario

Kasperski y Blau (2023)

Israel

Estudio cualitativo: teoría fundamentada

– Entrevistas semi-estructuradas

– Observación de las interacciones estudiante-docente online

Brown et al. (2022)

Estados Unidos

Estudio cualitativo: entrevistas

Tisdall y Cuevas-Parra (2022)

No contextua-lizado

Artículo teórico de tipo ensayo, referencia literatura existente

Junus et al. (2023)

Hong Kong

Estudio cuantitativo: cuestionario tomado en 2 olas

Nursey-Bray et al. (2022)

Australia

Método mixto:

– Análisis documental

– Entrevistas semi-estructuradas

– Cuestionario

Dredge y Schreurs (2020)

Bélgica

Revisión sistemática de la literatura

Walby y Gumieny (2020)

Canadá

Estudio cualitativo: análisis documental (contenido de cuentas de Twitter)

Tulibaleka y Katunze (2023)

Uganda

Estudio cualitativo:

– Entrevistas semi-estructuradas

– Grupos de discusión

Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023)

México

Estudio cualitativo:

– Observación participante

– Observación de las comunidades en digitales

Theben et al. (2021)

España

Estudio cualitativo: revisión de la literatura y análisis de un inventario de buenas prácticas en países europeos. Para recoger información de las buenas prácticas:

– Análisis documental

– Cuestionario cualitativo

– Entrevistas

Chan et al. (2021)

China, Taiwán y Hong Kong

Estudio cuantitativo: cuestionario

Newman (2019)

No contextualizado

Artículo teórico de tipo ensayo, referencia literatura existente

Gureeva et al. (2022)

Estados Unidos

Método mixto:

– Encuesta

– Análisis de redes sociales

– Entrevistas semi-estructuradas

La Figura 2 muestra un gráfico que resume la distribución gráfica de los documentos revisados por continentes. Los más frecuentes son América (n = 6) y Asia (n = 5). Los artículos clasificados como «no contextualizados» son aquellos artículos teóricos que, por tanto, no relatan experiencias concretas en un contexto específico.

Figura 2. Distribución geográfica de los estudios revisados. Fuente: elaboración propia.

La figura 3 muestra un gráfico que resume los tipos de estudios revisados según su diseño metodológico. Los más frecuentes son cualitativos (n = 7) y mixtos (n = 5).

Figura 3. Tipo de estudio revisado según la metodología. Fuente: elaboración propia.

Tras el proceso de evaluación, se analizaron los documentos para extraer los datos pertinentes. Para ello, se leyeron los documentos y se analizó su contenido mediante una ficha de análisis, elaborada de acuerdo con las subpreguntas de la investigación y los objetivos de esta revisión sistemática. Posteriormente, el equipo procedió a la fase de síntesis del contenido analizado. Se utilizó una tabla para organizar estos resultados y proceder a su discusión, que se presenta en la sección siguiente.

4. Resultados

Con el fin de responder al objetivo y a la pregunta de esta investigación (¿cómo pueden contribuir las redes sociales al desarrollo del capital social en las comunidades de jóvenes?), los resultados se presentan en base a las preguntas de investigación:

– ¿Cómo contribuyen las redes sociales al desarrollo del capital social en las comunidades de jóvenes?

– ¿Qué tipos de capital social se han generado a partir del uso de las redes sociales en las comunidades virtuales de jóvenes? ¿Cuáles son las funcionalidades de las plataformas de redes sociales que facilitan el desarrollo del capital social?

4.1. ¿Cómo contribuyen las redes sociales al desarrollo del capital social en las comunidades de jóvenes?

De los documentos revisados, en primer lugar se han identificado las características generales de las experiencias que relatan. Esto ha sido posible para 15 documentos, ya que se han excluido la revisión sistemática y los dos artículos teóricos, al no informar de resultados sobre una experiencia concreta que se pueda describir. Las experiencias relatadas son de naturaleza variada. Con el fin de proporcionar una visión general de estas experiencias, se han categorizado en la Tabla 2 utilizando las siguientes variables de estudio:

Ámbito. Se refiere al ámbito social y de estudio donde se ha desarrollado la experiencia. Esta variable es crucial porque permite entender en qué contextos específicos (como educación, comunidad, activismo, bienestar, entre otros) se generan las interacciones que potencialmente desarrollan el capital social. Diferentes entornos presentan diferentes dinámicas y necesidades en cuanto al uso de las redes sociales. Las experiencias analizadas abarcan una amplia variedad de entornos, reflejando la diversidad de contextos en los que se generan interacciones que contribuyen al desarrollo del capital social juvenil. Predominan los estudios en ámbitos de desarrollo comunitario (Matenda et al., 2020; Ramos Mancilla y Flores-Fuentes, 2023) y activismo social (Yuen y Tang, 2021; Chan et al., 2021), mientras que otras experiencias se centran en el bienestar psicológico (Bano et al., 2019; Junus et al., 2023), la educación (Kornbluh, 2019; Kaspersky y Blau, 2023) y el voluntariado comunitario (Nursey-Bray et al., 2022). Esto sugiere que las redes sociales tienen el potencial de contribuir al capital social juvenil en contextos muy diversos, facilitando tanto el empoderamiento comunitario como el apoyo psicológico y el acceso a oportunidades educativas (Soler et al. 2017).

Colectivo participante. Se refiere al tipo de jóvenes que han participado en la experiencia, centrándose en qué los une como comunidad. Identificar el tipo de jóvenes que han participado (por ejemplo, estudiantes de secundaria, universitarios, jóvenes vulnerables) es fundamental, ya que las características demográficas y sociales de los participantes pueden influir en cómo se forman y fortalecen las redes de capital social. Este análisis permite determinar si a determinados grupos les resulta más fácil que a otros generar capital social a través de las redes sociales. La mayoría de los estudios se centran en estudiantes de secundaria y universitarios (Kornbluh, 2019; Matenda et al., 2020; Brough et al., 2020), mientras que algunos estudios incluyen grupos específicos como los jóvenes vulnerables (Brough et al., 2020). La diversidad en los grupos participantes indica que las redes sociales no solo son útiles para generar capital social en comunidades homogéneas o con un perfil muy concreto, sino que están presentes en contextos muy dispares.

Coexistencia de grupo presencial. En el caso de que la comunidad virtual sea la digitalización de un grupo que anteriormente sólo existía en persona, se ha categorizado como “sí”; si el grupo sólo existe en el plano virtual, se ha categorizado como “no”. La existencia previa de un grupo presencial puede influir en la calidad e intensidad de las relaciones sociales dentro de la comunidad virtual, afectando a la formación de capital social. En algunos casos, las comunidades virtuales son una continuación de grupos presenciales preexistentes, como los grupos de clase en experiencias educativas (Kornbluh, 2019; Kaspersky y Blau, 2023), o los grupos comunitarios (Ramos Mancilla y Flores-Fuentes, 2023). En estos casos, la existencia de una comunidad presencial previa parece favorecer una mayor cohesión social en el entorno digital. Sin embargo, en la mayoría de los estudios, las comunidades juveniles eran exclusivamente virtuales, lo que podría sugerir que las redes sociales también son capaces de facilitar la creación de nuevas formas de capital social, sin necesidad de una relación presencial previa.

Formalidad de la red. Se refiere al grado de formalidad de la experiencia, siendo formales las intervenciones socioeducativas que implican la creación de una comunidad virtual en RS con una finalidad concreta por parte del adulto responsable de la intervención. Por otro lado, las experiencias informales son aquellas en las que las comunidades virtuales se han formado de forma totalmente natural. Las semiformales son aquellas en las que la iniciativa de crear la comunidad virtual ha sido de los propios jóvenes, por lo que se formaliza y se utiliza, pero sin una finalidad concreta por parte del adulto. Los resultados muestran cómo las RS pueden utilizarse en ambos tipos de contextos; sin embargo, destaca su uso informal. De hecho, en la mayoría de las experiencias, las RS surgen de manera informal, sin un propósito estructurado, lo que refleja su potencial para facilitar interacciones espontáneas entre los jóvenes, que contribuyen al desarrollo del capital social.

Dinamización adulta. Esta variable se refiere a la presencia de adultos que facilitan o guían la comunidad virtual. La participación de un adulto facilitador puede ser crucial en comunidades formales o semiformales, donde se busca un desarrollo específico del capital social. Los adultos pueden desempeñar un papel clave en la moderación, el establecimiento de objetivos y la resolución de conflictos dentro de la comunidad. Es el caso de la relación profesorado-alumnado en el estudio de Kaspersky y Blau (2023) o en intervenciones socioeducativas en entidades del tercer sector (Theben et al., 2021). Sin embargo, en muchas experiencias informales no se observó la participación de adultos, lo que sugiere que los jóvenes también pueden gestionar sus propias comunidades de forma autónoma en entornos virtuales.

Formación asociada. Esta variable considera si se ofrece algún tipo de formación complementaria a los participantes para facilitar el desarrollo del capital social en las comunidades virtuales que se llevan a cabo a nivel formal o semiformal. Algunas experiencias formales incluyen formación complementaria para los participantes, como habilidades de liderazgo (Kornbluh, 2019) o competencias digitales (Theben et al., 2021). La formación puede proporcionar a los jóvenes las herramientas necesarias para interactuar más eficazmente en la comunidad virtual, aumentando así la probabilidad de generar capital social. Sin embargo, la mayoría de las experiencias, al ser informales, no incluyen formación específica. Esto puede reflejar una planificación menos estructurada en este tipo de redes, aunque no es determinante para el desarrollo o no de capital social en las comunidades virtuales de jóvenes.

Tabla 2. Resumen descriptivo de experiencias en el desarrollo del capital social a través
de las redes sociales

Experiencia

Ámbito

Colectivo participante

Coexistencia de grupo presencial

Formalidad de la red

Dinamización adulta

Formación asociada

Kornbluh (2019)

Desarrollo sociopolítico y participación para la mejora de la comunidad

Estudiantes de secundaria

Sí (grupo clase)

Formal (parte de un proyecto de la escuela integrado en horas lectivas)

No consta

Sí (habilidades de liderazgo)

Matenda et al. (2020)

Desarrollo comunitario

Estudiantes de secundaria y universitarios

Algunos, pero no necesariamente

Informal

No

No

Brough et al. (2020)

Desarrollo de comunidades en situación de vulnerabilidad / minorías

Estudiantes de grado pertenecientes a minorías

No

Informal

No

No

Yuen y Tang (2021)

Activismo social juvenil

Estudiantes universitarios

No

Informal

No

No

Bano et al. (2019)

Bienestar psicológico

Estudiantes universitarios

No

Informal

No

No

Kasperski y Blau (2023)

Relaciones entre docente y alumnado

Estudiantes de secundaria

Sí (grupo clase)

Semi-formal (iniciativa propia del alumnado)

Sí (docentes)

No

Brown et al. (2022)

Acceso a estudios postobligatorios

Estudiantes de secundaria

No

Informal

No

No

Tisdall y Cuevas-Parra (2022)

Activismo social juvenil

No aplica porque es un artículo teórico

Junus et al. (2023)

Bienestar psicológico

Jóvenes con historial de trastorno psicológico

No

Informal

No

No

Nursey-Bray et al. (2022)

Voluntariado en la comunidad

Jóvenes miembros de la comunidad

No

Informal

Sí (organización que lidera el voluntariado)

No

Dredge y Schreurs (2020)

Uso cotidiano de las RRSS en jóvenes

No aplica porque es una revisión sistemática

Walby y Gumieny (2020)

Desarrollo comunitario iniciativa de la policía local

Jóvenes miembros de la comunidad

No

Informal

No

No

Tulibaleka y Katunze (2023)

Transición de jóvenes de las áreas rurales a las áreas urbanas

Jóvenes de áreas rurales

No

Informal

No

No

Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023)

Aprendizaje informal para el desarrollo comunitario

Jóvenes de comunidades indígenas

Sí (propia comunidad)

Formal (intervención de las investigadoras)

1 grupo sí; 1 grupo no

1 grupo sí; 1 grupo no

Theben et al. (2021)

Intervenciones socioeducativas en entidades del tercer sector

Jóvenes asociados a estas entidades

Sí (grupo asignado en la entidad)

Formal (intervenciones socioeducativas de la entidad)

Sí (educadores)

Sí (competencia digital)

Chan et al. (2021)

Activismo social juvenil

Estudiantes universitarios

No

Informal

No

No

Newman (2019)

Intervenciones socioeducativas en entidades del tercer sector

No aplica porque es un artículo teórico

Gureeva et al. (2022)

Activismo social juvenil

No se especifica

No

Informal

No

No

Como se observa en la Tabla 2, los ámbitos de experiencias son diversos. Esto se explica por la versatilidad de uso de las RS, así como por la diversidad de espacios y situaciones en las que se puede evidenciar el desarrollo de CS, tanto por parte de los individuos como de las comunidades. Sin embargo, a pesar de la variedad, se identifican ciertas coincidencias. Algunas experiencias se refieren al desarrollo comunitario en general (Kornbluh, 2019; Brough et al., 2020; Walby y Gumieny, 2020; Ramos Mancilla y Flores-Fuentes, 2023), al activismo social juvenil (Yuen y Tang, 2021; Tisdall y Cuevas-Parra, 2022; Chan et al., 2021; Gureeva et al., 2022), a las etapas de transición que caracterizan la etapa vital de los jóvenes donde deben tomar muchas decisiones (Brown et al., 2022; Tulibaleka y Katunze, 2023) y a los vínculos entre los miembros de la comunidad (Kasperski y Blau, 2023; Nursey-Bray et al., 2022), entre otros.

En cuanto al colectivo participante, 8 de los 18 estudios se refieren a estudiantes de secundaria o universitarios. Esto puede explicarse por la accesibilidad de los investigadores a la muestra. Sin embargo, el elemento común entre todos los grupos es que no se trata de jóvenes que forman parte de comunidades físicas, pero sí virtuales.

Por otro lado, para la categoría coexistencia de grupo presencial, formalidad de la red, dinamización adulta y formación asociada, se han calculado las frecuencias de cada subcategoría y los porcentajes correspondientes en la Tabla 3. Lo más frecuente es que no exista un grupo presencial equivalente a la comunidad virtual; que sean experiencias informales; que no estén dinamizadas; y que no tengan formación asociada. Los detalles de la Tabla 2 ayudan a entender la asociación entre estas opciones.

Tabla 3. Cálculo de frecuencias de las categorías descriptivas de experiencias

Coexistencia de grupo presencial

4

27%

No

11

73%

Formalidad de la red

Formal

3

20%

Semi-formal

1

7%

Informal

11

73%

Dinamización adulta

3

20%

No

11

73%

No consta

1

7%

Formación asociada

3

20%

No

12

80%

Los resultados son los siguientes:

Coexistencia de grupo presencial: La mayoría de las comunidades virtuales (73 %) no cuentan con un grupo presencial previo, lo que indica que estas redes suelen formarse directamente en el entorno digital, sin depender de interacciones presenciales previas.

Formalidad de la red: El 73 % de las comunidades analizadas son informales, se forman espontáneamente sin una estructura predefinida. Este predominio de la informalidad sugiere que los jóvenes tienden a organizarse en espacios digitales con flexibilidad y autonomía.

Dinamización adulta: En el 73 % de las experiencias, las comunidades funcionaron sin intervención adulta, lo que demuestra que los jóvenes gestionan sus interacciones en línea de forma autónoma. Sólo en el 20 % de los casos hubo facilitación adulta.

Formación asociada: El 80 % de las experiencias no incluían formación complementaria, lo que sugiere que el capital social en estas comunidades se desarrolla de forma intuitiva o a través de la experiencia directa, sin depender de intervenciones educativas formales.

4.2. ¿Qué tipos de capital social se han generado a partir del uso de las redes sociales en las comunidades virtuales de jóvenes? ¿Cuáles son las funcionalidades de las plataformas de redes sociales que facilitan el desarrollo del capital social?

Como se desprende de la pregunta anterior, los documentos revisados presentan diversas experiencias de uso de las RS en comunidades virtuales de jóvenes. Sin embargo, todos los trabajos tienen un elemento común: los resultados reportan evidencias del desarrollo de SC cuando hay participación e involucramiento en estas redes. Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023) son los únicos autores que, en una de las dos comunidades virtuales de su intervención socioeducativa, no reportan desarrollo de CS. Los autores lo explican debido a las funcionalidades de la plataforma elegida (Google+, tema que se desarrollará con mayor profundidad en el siguiente apartado), así como a la falta de utilidad percibida del uso de esta RS para formar una comunidad por parte de los jóvenes.

En el resto de los casos, los jóvenes participan activamente en comunidades virtuales con un propósito claro, estrechamente relacionado con el ámbito de experiencia. Por ejemplo, en la experiencia de Tulibaleka y Katunze (2023) los jóvenes de zonas rurales utilizan las RS para recibir apoyo en el proceso de transición a la gran ciudad y cubrir todas las necesidades que surgen. En la experiencia de Kornbluh (2019), los jóvenes utilizan las RS para dar a conocer su proyecto de mejora comunitaria a otros institutos, así como para estar informados de sus proyectos y establecer alianzas con jóvenes del territorio a los que no conocen por asistir a institutos diferentes. De esta manera, se observa que el sentido de la red es un elemento común para la participación de los jóvenes y para el desarrollo de CS. El grado de formalidad de la red, la coexistencia de grupos presenciales, la dinamización adulta o la formación asociada no parecen ser elementos determinantes.

4.2.1. Types of generated social capital

Teniendo en cuenta la diversidad de experiencias, se ha utilizado la clasificación de Woolcock y Narayan (2000) de tipos bonding, bridging y linking para informar sobre la evolución del CS, ya que es una clasificación ampliamente utilizada y aceptada en el campo de los estudios sobre el capital social.

Vínculos de bonding

Los lazos de vinculación se refieren a relaciones socialmente cercanas que se generan a partir de puntos de coincidencia heredados o creados como resultado de un contacto personal frecuente. Las redes sociales (SN, por sus siglas en inglés) permiten el desarrollo de estos lazos, ya que refuerzan las relaciones ya existentes, especialmente en contextos de convivencia grupal presencial. Por ejemplo, Kasperski y Blau (2023) explican que la creación de un grupo de Facebook con todos los miembros de una clase permitió mejorar la calidad de las relaciones e incrementar el sentimiento de confianza y pertenencia al grupo. Esto fue posible porque la red social les permitió conocer dimensiones más personales de la vida de sus compañeros y profesores, lo que facilitó descubrir intereses comunes, sensibilidades compartidas, una mayor comprensión, entre otros aspectos. Esto también ocurre con otras plataformas como WhatsApp, en la que Bano et al. (2019) identificaron una asociación positiva significativa entre su uso y la generación de lazos de vinculación en el capital social.

De manera similar, Matenda et al. (2020) destacaron la utilidad de las redes sociales para fomentar la cohesión y el contacto con pares de confianza cuando se requiere apoyo durante la etapa universitaria, gracias a la comunicación iterativa, la confianza y la intimidad que estas plataformas ofrecen. Junus et al. (2023) identifica resultados similares en el apoyo entre pares para la salud mental. Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023) informan que jóvenes indígenas que formaban parte de una comunidad virtual en Facebook fortalecieron las relaciones que ya tenían y desarrollaron aún más la identidad comunitaria al compartir publicaciones relacionadas con la memoria, actividades cotidianas, fiestas y celebraciones, paisajes (del territorio) y reivindicaciones (también vinculadas al territorio). Por último, en relación con el activismo, Yuen y Tang (2021) explican que las redes sociales permitieron que jóvenes que se conocían, pero no tenían una relación cercana crearan lazos colegiados y comunidades intercolegiadas que facilitaron la movilización estudiantil durante las protestas.

En algunos de estos casos, se hace explícito que las redes sociales han dado lugar a la formación de lazos de vinculación porque permiten prolongar las relaciones existentes en el espacio-tiempo. Por ejemplo, en el caso de Kasperski y Blau (2023) y Matenda et al. (2020), se informa que los jóvenes utilizaron las redes sociales para seguir brindando apoyo fuera del aula. En el caso de Tulibaleka y Katunze (2023), se destaca que los jóvenes de áreas rurales usaron las redes sociales para mantenerse en contacto con sus familias tras migrar a la ciudad.

En este caso, las redes sociales sirvieron para fortalecer relaciones ya existentes. Aunque con menor frecuencia, también se ha identificado evidencia de que las redes sociales pueden generar nuevos lazos de vinculación que inicialmente comienzan como lazos de puente. Es decir, las redes sociales pueden aumentar el número de vínculos cercanos. Esto es especialmente relevante para algunas minorías que logran conexiones profundas con personas con quienes se identifican. En este sentido, Brough et al. (2020) señalan que las redes sociales permiten la formación de comunidades y redes basadas en la identidad. Por ejemplo, un joven relata haber usado el hashtag #blackLBGTQ para encontrar amistades similares a él, mientras que otra persona menciona haber conectado con mujeres latinas locales y apoyado mutuamente sus negocios a través de cuentas dedicadas en Instagram. Este fenómeno también resulta relevante para personas que llegan nuevas a instituciones como la universidad (Matenda et al., 2020), para personas tímidas o con dificultades para establecer nuevas relaciones presenciales dentro de un grupo (Kasperski y Blau, 2023), o para fortalecer lazos cercanos entre jóvenes en entidades del tercer sector (Newman, 2019).

Vínculos de bridging

Los vínculos bridging se refieren a relaciones sociales horizontales y semicerradas, vínculos medianamente estrechos basados en puntos de coincidencia adquiridos. Este tipo de vínculo es el más frecuente que generan las RS, ya que permiten a los jóvenes conectar con usuarios u otras realidades pero con ciertos puntos de coincidencia, y que no necesariamente se desarrollarán en relaciones estrechas como las bonding. Aunque las relaciones de vinculación son más frecuentes en las comunidades virtuales con su equivalente en grupo presencial, las relaciones bridging son más frecuentes cuando no existe un grupo presencial.

El uso de RS también permite a los jóvenes obtener referencias que facilitan la inclusión y los empoderan. Por ejemplo, en la experiencia relatada por Matenda et al. (2020), la mayoría de los participantes utilizan las RS para acceder a oportunidades de financiación en estudios, voluntariado y trabajo, ya que los agentes clave las comparten en sus perfiles. Esto es especialmente importante en su caso porque la población procede de una zona en situación de pobreza, por lo que la posibilidad de acceder a oportunidades de financiación es importante. En el estudio de Brown et al. (2022), jóvenes que serán estudiantes de primera generación, mientras exploraban sus opciones de educación postobligatoria, su participación en línea les permitió reconocer nuevas y diversas fuentes de información y apoyo social durante la transición. En este caso, los referentes eran otros estudiantes de su instituto unos años mayores que ellos que acababan de entrar en la universidad y se seguían mutuamente en Instagram. Vieron fotos de la vida universitaria en sus perfiles y pudieron resolver sus dudas, lo que les ayudó a desmitificar la experiencia universitaria y deconstruir las narrativas institucionales, viendo realidades diferentes y viéndose capaces de ir a la universidad aunque sus padres no lo hicieran. Los referentes también fueron clave para los jóvenes rurales que se trasladaron a la ciudad, que vieron otros referentes a través de las historias en las RS de personas con el mismo negocio, que les apoyaron emocionalmente en momentos complicados y de quienes aprendieron a afrontar sus retos (Tulibaleka y Katunze, 2023).

En términos generales, la mayoría de las experiencias reportan que las RS generan lazos que permiten crear vínculos para participar en la comunidad, ya sea una comunidad local o exclusivamente virtual (Dredge y Schreurs, 2020). Este es un punto especialmente clave en el campo del voluntariado (Nursey-Bray et al., 2022; Newman, 2019). Las antiguas organizaciones de voluntariado se convirtieron en organizaciones puente que promueven vínculos de bridging entre los miembros de la comunidad y los jóvenes. Proporcionan un espacio para la coproducción de conocimiento, la construcción de confianza, la creación de sentido común, el aprendizaje, la colaboración vertical y horizontal y la resolución de conflictos, promoviendo oportunidades de aprendizaje social como procesos iterativos de reflexión sobre la comunidad. Del mismo modo, en el caso de Walby y Gumieny (2020), la policía local establece relaciones con la comunidad para generar un sentimiento de confianza y respeto, ya sea creando su propio contenido o interactuando con otras organizaciones comunitarias en Twitter, como centros juveniles y escuelas. Los resultados informan de un impacto significativo en la vida de los jóvenes y en su participación en la comunidad. La creación de vínculos para la participación también es importante en el activismo (Chan et al., 2021). Por último, cabe señalar que en el caso de que exista un grupo presencial o una comunidad local en general, los vínculos de enlace generados en las SN se trasladan al cara a cara (Llena-Berñe et al., 2023).

Vínculos de linking

Los lazos de linking se refieren a relaciones sociales asimétricas y mayoritariamente verticales entre individuos con diferentes espacios de poder. En este sentido, las RS permiten que se den relaciones verticales que existen entre algunos agentes de la comunidad local/grupo presencial y los jóvenes. Es el caso de la policía local en la experiencia de Walby y Gumieny (2020), que las utilizan para ser más accesibles a la comunidad, para que ésta se informe y participe. En la experiencia de Kasperski y Blau (2023), el carácter informal de la comunicación y el acceso a la dimensión más personal que académica que se produce en las redes sociales estrecha las relaciones entre profesores y alumnos. En consecuencia, aumenta la confianza mutua.

En el caso de comunidades que solo existen virtualmente, las RS ayudan a establecer relaciones verticales que serían inaccesibles en un contexto exclusivamente presencial. Por ejemplo, ayudan a conseguir empleo, a conectar con contactos profesionales o a acceder a mentores profesionales (Brough et al., 2020), así como a conectar con agentes clave en posición de poder con capacidad para ofrecer apoyo financiero y acceder a esferas de toma de decisiones, especialmente relevantes en el ámbito del activismo (Yuen y Tang, 2021). Brown et al. (2022) también reportan resultados clave para los jóvenes de minorías que quieren acceder a estudios postobligatorios como estudiantes de primera generación. Una de sus participantes explica que compartió su carta de aceptación en la universidad en Twitter y otras personas jóvenes le aconsejaron que etiquetara a la institución. Miembros del personal se pusieron en contacto con ella y la ayudaron en el proceso de matriculación, e incluso el rector de la universidad le envió un mensaje directo a través de Twitter. Esta interacción probablemente no se habría producido sin la RS, o al menos no de esta forma de comunicación informal o en un espacio de relativa horizontalidad.

4.2.2. Evidencias de desarrollo de capital social

El análisis de la literatura revisada indica que el uso de las redes sociales en las comunidades virtuales de jóvenes ha demostrado ser un factor significativo en el desarrollo del capital social. Este desarrollo se observa principalmente cuando los jóvenes participan activamente en estas comunidades con objetivos claros y compartidos.

Por ejemplo, en el estudio de Kornbluh (2019), los jóvenes utilizan las redes sociales no solo para promover sus proyectos de mejora comunitaria, sino también para conectar con otros institutos, compartir experiencias y establecer colaboraciones. Esta actividad no solo facilita la expansión de sus redes personales, sino que también refuerza su implicación en la comunidad, proporcionando una clara evidencia del desarrollo de capital social a través de estas interacciones.

Otro caso relevante es el de Tulibaleka y Katunze (2023), que documentan cómo los jóvenes que emigran del campo a la ciudad utilizan las redes sociales para recibir apoyo en su adaptación al nuevo entorno urbano. A través de estas plataformas, los jóvenes obtienen información clave y mantienen el contacto con sus comunidades de origen, mostrando cómo el capital social puede desarrollarse y mantenerse en contextos de cambio significativo.

En un contexto diferente, Brough et al. (2020) examinan cómo las redes sociales facilitan la creación de comunidades virtuales basadas en la identidad entre los jóvenes pertenecientes a minorías. Estas plataformas permiten a los jóvenes conectar con otros que comparten experiencias y retos similares, proporcionando un espacio para el apoyo mutuo y el empoderamiento que contribuye al desarrollo del capital social en un entorno virtual.

Por el contrario, Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023) presentan un ejemplo en el que el desarrollo del capital social fue limitado. En su estudio sobre el uso de la plataforma Google+ en una comunidad virtual, los autores no observaron un aumento significativo del capital social entre los jóvenes. Atribuyen esta falta de desarrollo a las limitadas funcionalidades de la plataforma y a la escasa utilidad percibida entre los participantes. Este caso pone de relieve la importancia de elegir la plataforma adecuada para facilitar el desarrollo del capital social.

El análisis también evidenció contrastes y excepciones, por ejemplo, el estudio de Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023) proporciona un ejemplo crucial de cómo las plataformas que no se perciben como útiles o que no se adaptan bien a las necesidades de los usuarios pueden limitar el desarrollo de capital social. La falta de interacción y participación en su estudio sugiere que, aunque las redes sociales tienen el potencial de generar capital social, este desarrollo no es automático y depende de varios factores, entre ellos la usabilidad y relevancia de la plataforma.

Por otro lado, en la mayoría de los estudios revisados, se observa que cuando los jóvenes utilizan plataformas que consideran intuitivas y valiosas, el desarrollo de capital social es un resultado común. Esto pone de relieve la importancia de adaptar las plataformas y las experiencias digitales a las expectativas y los hábitos de los jóvenes para maximizar su impacto en el capital social.

4.2.3. Funcionalidades de las plataformas de redes sociales que facilitan el desarrollo de capital social

Las funcionalidades de las plataformas de redes sociales, desde la creación de grupos hasta la personalización de la privacidad y la organización de eventos, son fundamentales para facilitar el desarrollo del capital social en las comunidades virtuales de jóvenes. La elección de la plataforma y la adecuación de sus características a las necesidades de los usuarios son esenciales para maximizar este impacto positivo. A continuación, se especifican cada una de ellas:

Creación y gestión de grupos

La capacidad de formar y gestionar grupos es fundamental para reunir a personas con intereses comunes en un espacio específico. Facebook es un ejemplo destacado, donde los grupos permiten a los usuarios compartir contenidos y mantener debates, mejorando la cohesión y el sentimiento de pertenencia (Kasperski y Blau, 2023). WhatsApp también facilita la creación de grupos, donde la comunicación continua refuerza el Cs entre los miembros (Bano et al., 2019).

Compartir contenido audiovisual

La posibilidad de compartir fotos, vídeos y enlaces en plataformas como Instagram y YouTube enriquece la interacción, ayudando a los jóvenes a expresar su identidad y a conectar con otras personas que comparten intereses similares. Brough et al. (2020) muestran cómo estas interacciones visuales en Instagram refuerzan el CS al permitir la creación de narrativas compartidas.

Comunicación síncrona y asíncrona

Las funcionalidades de mensajería instantánea y comentarios permiten a los jóvenes comunicarse de forma flexible y continua. Herramientas como los mensajes directos en Instagram y los debates en Facebook facilitan el desarrollo de relaciones personales y la interacción en torno a temas relevantes (Matenda et al., 2020; Gureeva et al., 2022).

Personalización y control de la privacidad

La posibilidad de personalizar la experiencia y controlar la privacidad es crucial para que los jóvenes se sientan cómodos compartiendo y participando en comunidades virtuales. Facebook ofrece opciones avanzadas de privacidad, esenciales para fomentar la participación y el desarrollo de CS, mientras que plataformas menos intuitivas como Google+ han mostrado limitaciones en este sentido (Ramos Mancilla y Flores-Fuentes, 2023).

Herramientas para la mobilización y organización

Las redes sociales facilitan la organización de eventos y la movilización en torno a causas comunes, como es el caso de los eventos en Facebook y el uso de hashtags en Twitter e Instagram. Estas herramientas permiten a los jóvenes coordinar acciones colectivas y reforzar su CS mediante la participación en movimientos sociales (Chan et al., 2021; Yuen y Tang, 2021).

5. Discusión

Los resultados de esta revisión sistemática muestran que las redes sociales desempeñan un papel significativo en el desarrollo del capital social en las comunidades virtuales de jóvenes, aunque la magnitud y la naturaleza de esta contribución dependen de diversos factores contextuales y tecnológicos. Los estudios revisados sugieren que, en la mayoría de los casos, las RS facilitan la creación y el fortalecimiento de los vínculos sociales, permitiendo a los jóvenes generar y mantener relaciones significativas, tanto a nivel cercano (bonding ties) como en conexiones más amplias, pero menos intensas (bridging ties).

Sin embargo, estas conclusiones también plantean varias cuestiones importantes. Por ejemplo, es necesario explorar si el capital social desarrollado en estas comunidades virtuales se mantiene a largo plazo o si tiende a disolverse una vez que cambian las circunstancias. Además, es necesario investigar cómo varía el desarrollo del CS en diferentes contextos culturales y geográficos, teniendo en cuenta que la mayoría de los estudios se centran en contextos occidentales. También se plantea la cuestión de si la intervención de los adultos, aunque no sea esencial, podría ser beneficiosa en situaciones específicas, como en las comunidades más vulnerables.

Variabilidad en la naturaleza de las experiencias

Las experiencias de desarrollo de CS a través de las RS varían ampliamente, no sólo en términos de sus objetivos, sino también en términos de los contextos en los que se llevan a cabo y los grupos de jóvenes involucrados. Si bien esta variabilidad refleja la versatilidad inherente a las RS, también sugiere que no todas las plataformas son igualmente efectivas en todos los contextos. Por ejemplo, las experiencias informales y las comunidades que se forman espontáneamente en RS tienden a tener más éxito en la creación de lazos de bonding y de bridging. Estos resultados indican que los jóvenes tienen una capacidad innata para utilizar eficazmente las RS, incluso en ausencia de facilitadores adultos o de formación específica, aunque estos elementos pueden mejorar los resultados en determinadas circunstancias.

Tipos de capital social generado

En relación con los tipos de capital social identificados, los lazos de bonding son los más reportados, especialmente en las comunidades donde existe una interacción previa cara a cara. Las RS permiten a los jóvenes mantener y reforzar estas relaciones, ampliando su interacción más allá de los límites físicos y temporales. Este hallazgo es coherente con la literatura existente, que señala la capacidad de las RS para facilitar la comunicación continua y el apoyo mutuo entre los miembros de una comunidad existente (Kasperski y Blau, 2023; Matenda et al., 2020).

Por otro lado, los lazos bridging, que permiten la creación de conexiones con nuevas personas y la exposición a diferentes perspectivas, también son comunes en las experiencias revisadas. Estos vínculos son especialmente importantes para los jóvenes que participan en comunidades virtuales en las que no existe un grupo presencial equivalente, ya que las RS les permiten acceder a nuevas oportunidades y ampliar su red social más allá de su círculo inmediato (Gureeva et al., 2022; Brough et al., 2020). Por último, los lazos de linking, aunque menos frecuentes, también se observan en contextos en los que los jóvenes necesitan interactuar con figuras de autoridad o acceder a recursos que requieren una relación vertical (Walby y Gumieny, 2020; Brown et al., 2022). Estos lazos son cruciales en el contexto de la movilización social y el acceso a oportunidades educativas o profesionales.

Funcionalidades de las redes sociales

Las funcionalidades específicas de las plataformas de RS desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de CS. La capacidad de crear y gestionar grupos, compartir contenidos multimedia y facilitar la comunicación sincrónica y asincrónica son aspectos clave que determinan la eficacia de una plataforma para promover el CS. Además, la personalización de la experiencia de usuario y las herramientas para la organización y movilización de eventos son esenciales para atraer y mantener la participación de los jóvenes en estas comunidades virtuales (Kasperski y Blau, 2023; Chan et al., 2021).

Sin embargo, los resultados también indican que no todas las plataformas son igual de eficaces. La percepción de utilidad y la facilidad de uso son determinantes para el éxito de una comunidad virtual en el desarrollo de la SC. Por ejemplo, la falta de funcionalidades intuitivas y relevantes en Google+ limitó significativamente el desarrollo de CS en la experiencia reportada por Ramos Mancilla y Flores-Fuentes (2023), subrayando la importancia de una buena adaptación tecnológica a las necesidades de los usuarios.

Por último, aunque las RS tienen un gran potencial para contribuir al desarrollo de capital social en las comunidades virtuales de jóvenes, su eficacia depende en gran medida de cómo se utilicen estas plataformas, de las características de las comunidades y de la alineación de las funcionalidades de las RS con las necesidades de los usuarios. Las plataformas que ofrecen mayor flexibilidad, opciones de personalización y funcionalidades alineadas con las necesidades de las comunidades virtuales tienen más probabilidades de facilitar un desarrollo sólido de CS. Además, aunque las intervenciones y facilitaciones de los adultos no son esenciales, pueden potenciar los efectos en contextos específicos, lo que sugiere que un enfoque híbrido podría ser el más eficaz en determinados escenarios.

Estos hallazgos proporcionan una base sólida para futuras investigaciones y prácticas en el uso de las RS para el desarrollo de CS, especialmente en comunidades de jóvenes, destacando la necesidad de un diseño consciente y centrado en el usuario para maximizar el impacto positivo de estas tecnologías. Además, es crucial que la investigación futura aborde cuestiones planteadas, como la sostenibilidad a largo plazo del capital social, las diferencias culturales en el desarrollo de CS y el papel que puede desempeñar la intervención de los adultos en las comunidades más vulnerables.

6. Conclusión

Las plataformas de redes sociales ofrecen oportunidades para conectar con amigos, familiares y comunidades. Se han convertido en una parte integral de la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo, de modo que se ha explorado su capacidad para fomentar el desarrollo del capital social. A continuación, se presentan las conclusiones de cómo las interacciones en RS contribuyen al desarrollo del capital social en comunidades virtuales de jóvenes.

Las plataformas de redes sociales en sí mismas no desarrollan capital social, son las interacciones que se dan en la red. Una conclusión clave es que las plataformas de redes sociales en sí mismas no son responsables directas del desarrollo de capital social. Estas plataformas actúan como un medio para facilitar las interacciones sociales, pero es la calidad, la cantidad y el “con quien” de estas interacciones lo que realmente genera capital social. Así pues, las RS posibilitan nuevos vínculos (bridging y linking) y fortalecen los existentes (bonding), pero no lo hacen por sí solas; requieren de la agencia de sus usuarios.

Un elemento clave para el desarrollo de capital social es la motivación, la percepción de necesidad. Las personas tienden a participar más activamente en estas plataformas cuando sienten que tienen una necesidad de conectarse con otros, ya sea para obtener información, apoyo emocional o satisfacer una necesidad de pertenencia. La motivación para interactuar en las redes sociales es esencial para impulsar la generación de capital social, ya que sin ella las personas no estarían dispuestas a participar activamente y compartir recursos sociales. Esto explica que, en todos los casos de éxito revisados, los participantes son conscientes del sentido de su participación en la comunidad virtual.

El desarrollo de capital social se da tanto en experiencias formales como informales. Si bien se puede pensar que las experiencias socioeducativas formales –es decir, las que resultan de una intervención específica mediada por un adulto y habitualmente con objetivos asociados– desarrollan CS por encima de los vínculos que se generan de manera informal entre jóvenes, los resultados demuestran que no es así. De hecho, los resultados muestran que una intervención socioeducativa en forma de comunidad virtual en RS para jóvenes no es garantía de desarrollo de CS si los jóvenes no perciben el sentido de esta comunidad. Estos resultados concuerdan con los hallazgos de Úcar y Llena (2006), quienes identifican que tanto las acciones comunitarias con objetivos explícitamente dirigidos a generar efectos sociales o comunitarios (formales) y las que no (informales) pueden generar estos efectos.

Contribuciones (taxonomía CRediT)

Contribuciones

Autores

Concepción y diseño del trabajo

Autor 1, 2

Búsqueda documental

Autor 1

Recogida de datos

Autor 1

Análisis e interpretación crítica de datos

Autor 1, 2

Revisión y aprobación de versiones

Autor 2, 1

Financiación

La investigación de la que deriva este artículo no contó con fuentes de financiamiento.

Declaración de conflicto de intereses

Las autoras declaran que no existe ningún conflicto de intereses.

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CÓMO CITAR EL ARTÍCULO

Alguacil, L. y Valdivia-Vizarreta, P. (2025). Redes sociales y vínculos: revisión sistemática (PRISMA) sobre el impacto del capital social en comunidades de jóvenes. Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, 46, 209-227. DOI:10.7179/PSRI_2025.46.xx

DIRECCIÓN DE LOS AUTORES

Laia Alguacil MiR. Departamento de Pedagogía Aplicada, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Autónoma de Barcelona. Edificio G6-Despacho 270. Campus de Bellaterra, c.p. 08193, Bellaterra (Cerdanyola del Vallès), Barcelona. E-mail: Laia.Alguacil@uab.cat

Paloma Valdivia-Vizarreta. Departamento de Teorías de la Educación y Pedagogía Social, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Autónoma de Barcelona. Edificio G6-Despacho 171. Campus de Bellaterra, c.p. 08193, Bellaterra (Cerdanyola del Vallès), Barcelona. E-mail: paloma.valdivia@uab.cat

PERFIL ACADÉMICO

LAIA ALGUACIL MIR

https://orcid.org/0009-0006-5562-5093

Graduada en Maestro de Educación Infantil y Maestro de Educación Primaria con Mención en Lenguas Extranjeras por la Universitat de Barcelona (2016-2021). Ha realizado el Máster de Investigación en Educación en la Universitat Autònoma de Barcelona (2022-2023) y, en la actualidad, es investigadora predoctoral en el marco de las Ayudas FPU del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Inició el contacto con la investigación mediante contratos de colaboración, en 2017, en el departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universitat de Barcelona. En 2021 se vinculó al CRiEDO como técnica de apoyo a la investigación, centro de investigación donde continúa desarrollando su actividad científica.

PALOMA VALDIVIA-VIZARRETA

https://orcid.org/0000-0003-1499-5478

Profesora lectora Serra Húnter, en el Departamento de Teorías de la Educación y Pedagogía Social de la Universitat Autònoma de Barcelona. Licenciada en Educación Primaria (Universidad UNIFE-Perú), Magíster en Planificación y Gestión Educativa y Doctora en Ciencias de la Educación. Su docencia e investigación se centran en la pedagogía social, el ocio, el uso educativo y social de las TIC y el desarrollo de redes comunitarias, en el contexto de una educación abierta y flexible a lo largo de la vida, universitaria y comunitaria. Forma parte del grupo de investigación SGR IJASC (Infancia y Juventud: Educación social y acción comunitaria). 15 años de experiencias en centros educativos y 9 en proyectos socioeducativos de innovación social digital.