VIOLENCIA POR CAUSA DE HONOR: ANÁLISIS DE CONCIENCIA SOCIAL EN POBLACIÓN UNIVERSITARIA EN CATALUÑA[1]
Honour-based violence: Analysis of social awareness among university students in Catalonia
RESUMEN
La violencia por causa de honor constituye una forma de violencia contra las mujeres, un concepto paraguas que aglutina diversas prácticas orientadas a preservar o restaurar el honor familiar. Su abordaje institucional exige una mayor concienciación social. Esta investigación analiza el grado de conocimiento sobre esta forma de violencia como concepto general y sobre sus diversas manifestaciones en una muestra de 3005 estudiantes universitarios en Cataluña, evaluando la influencia de variables sociodemográficas y la experiencia de victimización. Los resultados revelan un conocimiento limitado del término general, aunque una familiaridad elevada con algunas de sus expresiones concretas. Variables como el sexo, el tipo de formación, la procedencia y la religiosidad influyen significativamente en el nivel de conocimiento, mientras que el entorno residencial, la estructura familiar y la victimización no resultan predictores relevantes. Se concluye formulando propuestas de incidencia para incrementar la conciencia social sobre esta realidad en población joven.
Palabras clave: Violencia por causa de honor; concepto general; violencia contra las mujeres; conciencia social; estudiantes universitarios.
ABSTRACT
Honour-based violence is a form of violence against women, an umbrella term that encompasses various practices aimed at preserving or restoring family honour. Addressing this issue at an institutional level requires greater social awareness. This research analyses the level of knowledge about this form of violence as a general concept and its various manifestations in a sample of 3,005 university students in Catalonia, assessing the influence of sociodemographic variables and victimisation experience. The results reveal limited knowledge of the general term, although there is a high level of familiarity with some of its specific expressions. Variables such as gender, type of education, origin and religiosity significantly influence the level of knowledge, while the residential environment, family structure and victimisation are not relevant predictors. The study concludes with proposals for action to increase social awareness of this reality among young people.
Keywords: Honour-based violence; general concept; violence against women; social awareness; university students.
I. INTRODUCCIÓN[Subir]
No existe un concepto unívoco de violencia por causa de honor (VCH) u honour based violence o abuse, como se la conoce en inglés. Se considera que la conforman un conjunto de prácticas utilizadas predominantemente para controlar el comportamiento de las mujeres y las niñas dentro de las familias y otros grupos sociales con el fin de proteger supuestas creencias culturales y religiosas, valores y normas sociales en nombre del «honor» (HMIC, 2015). Se han identificado tres elementos comunes a estas diversas manifestaciones de la conducta violenta que permiten caracterizarla (Baker, Gregware y Cassidi, 1999; Thomas et al., 2011; Payton, 2014), que consisten en: a) control o deseo de ejercer control sobre el comportamiento de una mujer; b) sentimiento de vergüenza de un hombre relacionado con su pérdida de control, o con su pérdida de control percibida, sobre la conducta de dicha mujer, y c) implicación comunitaria o familiar en el aumento o tratamiento de la vergüenza.
Constituye un tipo de violencia que se emprende para proteger el honor de la familia o la comunidad (Bhanbhro et al., 2016; Begum et al., 2020; Gregory et al., 2020), de manera que tanto las desigualdades de género como el honor familiar o comunitario constituyen elementos que explican por qué ha devenido un campo de estudio específico dentro del ámbito de la violencia contra las mujeres. Consiste en diversas formas de ejercicio de la violencia (física, social o psicológica) sobre una persona, generalmente una mujer (joven), normalmente por parte de parientes hombres (aunque en ocasiones también mujeres) porque ha traído vergüenza a la familia o a la comunidad debido a la realización de una conducta que comporta deshonor para el grupo familiar (Begikhani et al., 2015; Eisner y Ghuniem, 2013; Gill, 2011). Las manifestaciones que estas formas de violencia pueden presentar tienen diversas intensidades: van desde la producción de atentados contra la vida —homicidios o asesinatos por honor y suicidios forzados— hasta formas de violencia más sutiles. La VCH puede, así, considerarse un concepto paraguas, un continnum atravesado por el recurso a la violencia física no letal y, sobre todo, a la violencia psicológica como hilos conductores (Villacampa y Pinilla, 2025). Partiendo de esta concepción, se han identificado hasta nueve manifestaciones de esta categoría, que son, por orden de intensidad en atención científica: a) matrimonio forzado (MF); b) violencia psicológica (control coercitivo, coacción, amenaza, aislamiento, restricciones de libertad, manipulación y abuso emocional); c) mutilación genital femenina (MGF); d) homicidio o asesinato por honor; e) violencia física no letal (maltrato físico, lesiones); f) coacción reproductiva (coacción gestacional, abortos forzados y preferencia por los hijos varones); g) violencia sexual; h) suicidio por honor, e i) planchado de pecho.
La VCH se explica en parte con base en el concepto colectivo de honor que perdura en ciertas culturas, particularmente las basadas en estructuras colectivistas o «culturas de honor». En estas, de las dos dimensiones que componen el concepto de honor (Pitt-Rivers, 1965; Stewart, 1994), la individual y la colectiva, la predominante es la segunda. Es decir, el honor se entiende como el estatus social obtenido por una familia o comunidad dentro de la sociedad, consolidándose cuando el comportamiento del grupo está alineado con las expectativas culturales y los roles de género establecidos comunitariamente (Couture-Carron, 2020). Estas culturas acostumbran a ser patriarcales. En ellas el estatus de las familias se basa principalmente en la sexualidad de las mujeres del grupo (Ertürk, 2009; Payton, 2014; Rodriguez Mosquera, 2011), específicamente en su castidad o virginidad (Gorar, 2021b; Rodriguez Mosquera et al., 2002b). Es, pues, responsabilidad de las mujeres mantener el honor familiar o grupal, evitando así cualquier situación que pueda avergonzar a su familia o comunidad (Bhanbhro, 2023), al tiempo que el código de honor de los varones les atribuye a ellos la función de garantizar la conducta sexualmente decorosa de las mujeres (Cetin, 2015).
Las culturas de honor han sido localizadas por estudios etnográficos realizados a partir de los años cincuenta, sobre todo en el área mediterránea (Rodriguez Mosquera et al., 2002a, 2022b; Rodriguez Mosquera, 2011), Oriente Medio y sociedades árabes (Baldry et al., 2013; Gul et al., 2021) o en países de América Latina (Vandello y Cohen, 2003; Vandello et al., 2009; Steidel y Contreras, 2003). De ahí que hasta hace unos años los análisis sobre VCH se habían concentrado en áreas geográficas alejadas de Europa occidental (Kogacioglu, 2004; Kulczycki y Windle, 2012; Sev’er y Yurkadul, 2001; Nanes, 2003). Sin embargo, la globalización económica y los grandes flujos migratorios que ha traído consigo han comportado que en el último decenio la atención institucional y académica haya comenzado a centrarse en países del occidente Europeo, analizándose también en el Reino Unido, Holanda, Francia, Alemania o el norte europeo este tipo de conductas (Bates, 2021; Börktomta, 2019; Gill et al., 2012; Gill, 2022; Gorar, 2021a, 2021b; Sanberg y Janssen, 2018; Strid et al., 2021; Villacampa, 2024; Yurkadul y Korteweg, 2020).
Sin desconocer que la cultura puede resultar un factor explicativo relevante para entender cómo se produce la VCH, cuando se trata del diseño de estrategias para afrontarla institucionalmente en los últimos años se ha huido de la aproximación culturalista a esta realidad. Se considera que vincula estas conductas con culturas minoritarias en el mundo occidental (Strid et al., 2021), con prácticas culturales barbáricas que colocan a las mujeres de determinadas culturas minoritarias en posición de ser victimizadas por varones que perpetúan los valores de sociedades patriarcales atribuidos a quienes profesan determinadas religiones y que, por ello, necesitan ser civilizadas y controladas al tiempo que se rescata a sus víctimas (Bredal, 2014; Korteweg y Yurdakul, 2009; Meetoo y Mirza, 2007; Sedem y Ferrer-Wreder, 2015). Se trata de visiones eurocéntricas, orientalistas y estigmatizadoras de determinadas culturas (Abu-Lughod, 2011) que han centrado la atención en la respuesta institucional y jurídica a la violencia de honor no en las víctimas, sino en la cultura. para evitar el efecto culturalmente estigmatizante de dicha aproximación (Lidman y Hong, 2018).
La voluntad de focalizar la atención en la violencia de honor en su condición de atentado a los derechos de las mujeres explica que el discurso académico mayoritario haya basculado hacia la aproximación a esta realidad como una manifestación de la violencia contra las mujeres (Begikhani et al., 2015). Desde esta perspectiva, se entiende que debe evitarse estigmatizar a las mujeres migrantes que sufren violencia de honor como víctimas indefensas, tildando a sus familias y a sus comunidades de intrínsecamente violentas y opresivas. Así se defiende en las obras de las más reputadas especialistas en los países donde se ha ahondado en el estudio de esta realidad: el Reino Unido (Begikhani et al., 2015; Chantler y McCarry, 2020; Gorar, 2021a; Idriss, 2017), Alemania (Yurdakul y Korteweg, 2020), Holanda (Sanberg y Janssen, 2018) o Suecia (Carbin, 2014; Strid et al., 2021), además de en Norteamérica (Gill, 2022; Mucina y Jamal, 2021; Olwan, 2021).
Desde estas posiciones próximas al feminismo postcolonial se considera adecuado superar la aproximación patriarcal a la violencia contra las mujeres en general y la VCH en particular para adoptar una perspectiva interseccional. En su virtud, se entiende que el fundamento de esta violencia y la forma en que debe afrontarse no debe limitarse a atender al binomio sexo-género, sino también a otras variables, como la clase social o la raza, que la explican (Abu Lughod, 2002). Para este sector la respuesta institucional a la violencia contra las mujeres debe ganar en complejidad, actuando en el ámbito preventivo, además de protegiendo a las víctimas, atendiendo también a las singularidades culturales que pueden verse reflejadas en ciertas manifestaciones de esta violencia (Mir-Hosseini, 2011; Tizro, 2012). Por ello, sin dejar de considerar la VCH una manifestación específica de la violencia contra las mujeres, toman en consideración el componente cultural no para estigmatizar a la víctima o al grupo mismo, sino como una forma de meaning-making process (Abji y Korteweg, 2021). Esto es, incluyen las especialidades culturales en la ecuación como facilitadoras de una comprensión culturalmente sensible y apropiada a la VCH y de las respuestas para afrontarla.
Para el diseño de una respuesta institucional holística y victimo-céntrica que atienda también a la prevención de la VCH tiene sentido analizar la percepción social sobre esta realidad, sobre todo en grupos poblacionales que, por edad, pueden potencialmente ser víctimas o victimarios. Esto porque acostumbran a ser conductas normativamente apoyadas en la comunidad, que gozan de respaldo colectivo (Eisner y Ghuneim, 2013; Gorar, 2021a; Rigoni, 2023). Los análisis efectuados hasta el momento sobre percepción de diversas manifestaciones de VCH se han centrado en población joven —estudiantes universitarios o de secundaria— y han analizado las manifestaciones más graves de la VCH, en particular los honour killings (Ashraf et al., 2017; Caffaro et al., 2014; Cihangir, 2012; Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020; Kaya y Turan, 2018; Yeşilçiçek Çalik, 2018), cuando no los MF o la violencia física o sexual (Gill y Harvey, 2016; Khan et al., 2018; Vandello et al., 2009). Se han focalizado sobre todo en muestras poblacionales propias de culturas de honor, en particular de Oriento Medio, sobre todo Turquía (Cihangir, 2012; Caffaro et al., 2014; Eisner y Ghuneim, 2013; Glick et al., 2016; Gul y Schuster, 2020; Huda y Kamal, 2020; Kaya y Turan, 2018; Yeşilçiçek Çalik, 2018), América del Sur (Vandello y Cohen, 2003; et al., 2009) o el área mediterránea (Caffaro et al., 2016; Cihangir, 2012; López-Zafra y Rodríguez-Espartal, 2008; Rodríguez-Espartal y López-Zafra, 2010), empleando muestras poblacionales de europeos o norteamericanos fundamentalmente a modo de contraste.
Dichos estudios han puesto de manifiesto que la variable sociodemográfica más relevante para explicar el apoyo a la VCH es el sexo-género, sobre todo vinculado con la cultura, siendo los varones más indulgentes con tales conductas que las mujeres (Caffaro et al., 2014; Caffaro et al., 2016; Cihangir, 2012; Gill y Harvey, 2016; Glick et al., 2016; Kaya y Turan, 2018; Khan et al., 2018; Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020). Otras variables que favorecen una percepción más indulgente de esta forma de violencia son el bajo nivel de estudios (Cihangir, 2012; Kaya y Turan, 2018; López-Zafra y Rodríguez-Espartal, 2008), una crianza guiada por progenitores con escasa formación —sobre todo de las madres— (Eisner y Ghuneim, 2013; Kaya y Turan, 2018), el apego a roles tradicionales de género (Huda y Kamal, 2020), habitar en zonas rurales (Yeşilçiçek Çalik, 2018), la joven edad en algunos casos (Eisner y Ghuneim, 2013; Yeşilçiçek Çalik, 2018) y, en menor medida, la religiosidad o extremismo (Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020; Ceylan-Batur et al., 2023).
Sin embargo, la investigación existente adolece de diversas carencias. En primer lugar, no se ha centrado todavía suficientemente la atención en analizar la percepción que de estas manifestaciones de la conducta violenta se tiene por parte de muestras poblacionales occidentales, en concreto, europeas. Y este constituye un aspecto en el que resulta adecuado incidir de adoptar un prisma favorable al abordaje institucional de estas conductas como una manifestación de la violencia contra las mujeres más que como expresiones de violencia cultural, máxime atendiendo tanto al carácter cada vez más multicultural de la sociedad occidental contemporánea cuanto al hecho de que la mayor parte de los estudios empíricos publicados en los últimos años sobre VCH han sido realizados en Europa occidental (Villacampa y Pinilla, 2025). En segundo término, los estudios sobre percepción de la VCH existentes se focalizan en las expresiones más graves de esta violencia, sin analizar la forma en que manifestaciones más sutiles y prevalentes de este tipo de violencia son socialmente percibidas. Esto resulta incongruente con el entendimiento de la VCH como concepto paraguas, como el continnum de violencia antes referido.
Para llenar estos vacíos se emprendió la investigación cuantitativa que aquí se presenta. Esta persigue los siguientes objetivos: a) conocer el grado de concienciación existente entre población joven europea occidental acerca de la VCH como categoría general o como concepto paraguas, tomando como caso ejemplo a población residente en Cataluña, y b) conocer el grado de concienciación existente en ese grupo poblacional en relación con las diversas manifestaciones que integran la VCH. Paralelamente, pretende medirse la influencia de determinados factores sociodemográficos y contextuales en las respuestas ofrecidas. Respecto de las variables sociodemográficas, se aspira a medir la incidencia del sexo, el tipo y nivel de formación recibida, el ámbito residencial, la procedencia, la tradicionalidad en la crianza y el grado de religiosidad en dicho conocimiento. Respecto de las contextuales, quiere conocerse la incidencia de la victimización previa por conductas que podrían considerarse constitutivas de VCH en el conocimiento de este fenómeno.
II. METODOLOGÍA[Subir]
1. Muestra[Subir]
Dado que el objetivo de esta investigación es determinar el grado de concienciación acerca de la VCH en población joven europea occidental, se seleccionó una muestra de población universitaria, compuesta por 3005 estudiantes en Cataluña, en el noreste de España, como caso ejemplo. La razón que condujo a seleccionarla estribó en que, pese a ser España un país europeo occidental, la literatura antropológica emitida en la segunda mitad del siglo xx (Pitt-Rivers, 1965; Peristiany, 1965) y los estudios de ella derivados todavía situaban a la española, entre las mediterráneas, como una cultura de honor (Rodriguez Mosquera et al., 2002a). Esto aun cuando la evidencia empírica vaya conduciendo de cada vez en mayor medida a distanciar el código de honor imperante en este país y en otros del sur de Europa, como Italia, del propio de las culturas de honor, aproximándolo al de culturas más claramente individualistas (Caffaro et al., 2014; Caffaro et al., 2016; Rodriguez Mosquera et al., 2002b).
La muestra, que fue mixta, resultó seleccionada en 8 universidades en Cataluña, entre estudiantes de grado, máster y doctorado en diversas disciplinas en las provincias de Barcelona, Lleida, Tarragona y Girona (vid. anexo, tabla 1). Se seleccionó en función de su accesibilidad, cubre todas las capitales de provincia en Cataluña y atiende, además, al objetivo de contraponer población residente en una conurbación con amplia densidad poblacional (Barcelona) y en una zona rural (Lleida).
2. Instrumento[Subir]
Para recabar datos que ofreciesen información cuantitativa sobre los objetivos de la investigación, se desarrolló un cuestionario online integrado por las siguientes dos secciones: a) información sociodemográfica, y b) preguntas orientadas a conocer el grado de familiarización de los encuestados con la VCH como concepto y con sus diversas manifestaciones, así como orientadas a saber si habían sufrido VCH.
En la primera parte del cuestionario, para recabar información relativa a las variables sociodemográficas, además de por el sexo y la edad, se preguntó por el tipo y nivel de formación recibida. Se preguntó a las personas encuestadas si eran estudiantes de grado, máster o doctorado y acerca de la disciplina científica en la que se enmarcaban sus estudios. Para identificar su ámbito residencial, además de por la provincia en la que se cursan estudios, se indagó sobre el lugar de residencia durante la mayor parte de la vida. Para conocer la procedencia de las personas encuestadas, se les preguntó por su lugar de nacimiento, el de su progenitor o progenitores y el de sus abuelos. Para determinar la tradicionalidad en la crianza, se consultó sobre el tipo de estructura familiar nuclear. Al objeto de conocer su grado de religiosidad, se les preguntó con qué religión de las incluidas en un listado abierto se sentían más identificados o bien si no profesaban ninguna religión o no se consideraban religiosos.
En la segunda parte del cuestionario, para recabar información sobre el grado de familiarización de los encuestados con la VCH como concepto y con sus diversas manifestaciones, además de para saber si la habían padecido, se formularon 3 preguntas:
-
—¿Estás familiarizado/a con alguna de estas expresiones: «violencia por honor», «delitos de honor», «crímenes de honor» u «honour-based violence»? (posibles respuestas: (1) Sí; (2) No; (3) No sé/No recuerdo).
-
—¿Cuáles de las siguientes conductas violentas contra las mujeres te parece que están asociadas con el mantenimiento del honor familiar? (posibles respuestas-respuesta múltiple: (1) MGF; (2) MF; (3) aborto forzado; (4) homicidio; (5) suicidio forzado; (6) ataques con ácido; (7) comportamiento controlador; (8) planchado de pecho; (9) prueba de virginidad; (10) reconstrucción de himen; (11) ninguna de las anteriores).
-
—¿En alguna ocasión alguien a quien conoces o tú mismo/a os habéis encontrado en alguna de las siguientes situaciones?: a) vuestros padres o algún familiar os han impedido tener una relación romántica; b) vuestra familia espera que permanezcáis vírgenes hasta el matrimonio; c) os han impedido salir solos de casa por riesgo de que tuvierais alguna relación sexual o sentimental que, aunque vosotros queríais, no era deseada por la familia; d) alguna similar a las anteriores.
3. Procedimiento y análisis estadístico[Subir]
Obtenida autorización del Comité de Ética de la Investigación de la Universitat de Lleida, se elaboró una primera versión del cuestionario online con Microsoft Forms y se efectuó un pretest con diez personas (cinco investigadores y cinco estudiantes universitarios de primer curso de grado). Efectuados los correspondientes ajustes en el instrumento, seleccionada la muestra, los datos se recabaron entre febrero y mayo de 2024. Los datos anonimizados se han almacenado disociados en el servidor de la Universidad de Lleida. Han sido tratados mediante el programa SPSS, versión 30.
Tras llevar a cabo un análisis descriptivo de las variables sociodemográficas y del grado de familiaridad con las manifestaciones de VCH, se aplicaron pruebas de chi-cuadrado de independencia para examinar la asociación entre cada variable y los indicadores de conocimiento sobre VCH: el conocimiento del término general de VCH y el conocimiento de cada una de las concretas manifestaciones. Para cada cruce se reportaron la estadística χ², los grados de libertad y el valor de p, considerando p < .05 como evidencia de asociación significativa.
A continuación, se ajustaron dos modelos de regresión logística binaria para evaluar predictores multivariables del «conocimiento de la VCH». En el primero se quiso conocer qué concretas manifestaciones podían ayudar a explicar un mayor conocimiento de la VCH. Para ello, la variable dependiente fue el conocimiento de los conceptos generales de VCH. Como predictores se incorporaron las respuestas (sí/no) a cada una de las diez manifestaciones individuales seleccionadas (MGF, MF, aborto forzado, homicidio por honor, suicidio inducido, ataques con ácido, control coercitivo, planchado de pechos, prueba de virginidad y reconstrucción del himen). El objetivo fue determinar si conocer alguna manifestación concreta incrementa la probabilidad de reconocer la VCH.
En el segundo modelo, se partió de una nueva variable dependiente definida como la respuesta afirmativa a seis o más de las diez manifestaciones concretas incluidas en el cuestionario. Como variables independientes se introdujeron exclusivamente aquellas características sociodemográficas que en los análisis chi-cuadrado bivariados habían mostrado asociación estadísticamente significativa con el conocimiento de VCH.
Para ambos modelos se reportaron los coeficientes B, sus errores estándar, los estadísticos Wald, los odds ratios (Exp[B]) con sus intervalos de confianza al 95 % y los valores de significación (p), junto con el R² de Nagelkerke y la tabla de clasificación (corte = 0,50) para evaluar el ajuste global.
III. RESULTADOS[Subir]
1. Resultados estadístico-descriptivos[Subir]
Los resultados de la investigación se presentan de acuerdo con los dos objetivos planteados. En relación con el primero, el conocimiento del concepto general o paraguas de VCH, el 31,0 % del estudiantado indicó estar familiarizado/a con alguna de sus expresiones habituales, como «crímenes de honor» o «honour-based violence», mientras que el 50,6 % afirmó no conocerlas y un 18,3 % respondió no estar seguro/a o no recordarlo.
En cuanto al conocimiento sobre las concretas manifestaciones de VCH, los análisis descriptivos indican que las más reconocidas por la muestra fueron el MF (87,8 %), la prueba de virginidad (81,2 %), el aborto forzado y el comportamiento controlador (74,9 %). Estas cifras reflejan un alto grado de conocimiento y consenso entre las personas encuestadas. Un nivel intermedio de reconocimiento se observa en la MGF (63,8 %) y en la reconstrucción del himen (56,5 %). Por el contrario, se registraron niveles significativamente más bajos de familiaridad con manifestaciones como el homicidio (27,5 %), los ataques con ácido (30,3 %), el suicidio forzado (32,2 %) y el planchado de pecho (34,1 %). Finalmente, solo un 7,8 % del estudiantado indicó no reconocer ninguna de las prácticas presentadas.
2. Resultados relacionados con el cruce de variables[Subir]
A fin de explorar la relación entre las distintas variables sociodemográficas y contextual indicadas en el apartado de metodología y las distintas variables dependientes del estudio —el conocimiento del concepto general de VCH y de sus distintas manifestaciones concretas—, se aplicaron pruebas de chi-cuadrado.
En relación con la incidencia de las variables sociodemográficas, se identificó una asociación estadísticamente significativa entre el sexo y el conocimiento general del concepto de VCH (χ²(2, N = 2974) = 31.17, p < .001), siendo las mujeres quienes mostraron mayor familiaridad (32,8 %) en comparación con los hombres (26,9 %). Las mujeres también reportaron un mayor conocimiento en todas las manifestaciones específicas de la VCH analizadas (véase tabla 2). Las diferencias más destacadas se observaron en la prueba de virginidad (V = .18), la mutilación genital femenina (V = .17) y el matrimonio forzado (V = .15), todas con p < .001. Se encontraron diferencias significativas, aunque de menor magnitud, en aborto forzado, control coercitivo, reconstrucción del himen y planchado de pecho. En contraste, no se hallaron diferencias significativas por sexo en el conocimiento del homicidio por honor ni del suicidio forzado.
Tabla 2.
Frecuencias de familiaridad con manifestaciones de VCH según sexo (N = 2974)
| Manifestación | Sexo | No conocen (%) | Conocen (%) | Total |
|---|---|---|---|---|
| Concepto general de VCH[***] | Mujer | 1398 (67,2%) | 681 (32,8%) | 2079 |
| Hombre | 654 (73,1%) | 241 (26,9%) | 895 | |
| MGF[***] | Mujer | 636 (30,6%) | 1443 (69,4%) | 2079 |
| Hombre | 435 (48,6%) | 460 (51,4%) | 895 | |
| MF[***] | Mujer | 182 (8,8%) | 1897 (91,2%) | 2079 |
| Hombre | 172 (19,2%) | 723 (80,8%) | 895 | |
| Aborto forzado[***] | Mujer | 449 (21,6%) | 1630 (78,4%) | 2079 |
| Hombre | 290 (32,4%) | 605 (67,6%) | 895 | |
| Homicidio por honor | Mujer | 1507 (72,5%) | 572 (27,5%) | 2079 |
| Hombre | 648 (72,4%) | 247 (27,6%) | 895 | |
| Suicidio forzado | Mujer | 1404 (67,6%) | 675 (32,4%) | 2079 |
| Hombre | 610 (68,2%) | 285 (31,8%) | 895 | |
| Ataques con ácido[**] | Mujer | 1416 (68,1%) | 663 (31,9%) | 2079 |
| Hombre | 653 (72,9%) | 242 (27,1%) | 895 | |
| Control coercitivo[***] | Mujer | 455 (21,9%) | 1624 (78,1%) | 2079 |
| Hombre | 288 (32,2%) | 607 (67,8%) | 895 | |
| Planchado de pecho[**] | Mujer | 1332 (64,1%) | 747 (35,9%) | 2079 |
| Hombre | 628 (70,2%) | 267 (29,8%) | 895 | |
| Prueba de virginidad[***] | Mujer | 292 (14,0%) | 1787 (86,0%) | 2079 |
| Hombre | 262 (29,3%) | 633 (70,7%) | 895 | |
| Reconstrucción del himen[***] | Mujer | 813 (39,1%) | 1266 (60,9%) | 2079 |
| Hombre | 476 (53,2%) | 419 (46,8%) | 895 |
En segundo lugar, se encontró una asociación estadísticamente significativa entre el nivel de estudios y la familiaridad con la VCH, χ²(2, N = 3005) = 27,79, p < .001, siendo mayor entre estudiantes de máster/doctorado (51,2 %) que entre los de grado (30,2 %) (χ²(2, N = 3005) = 27,79, p < .001). Esta tendencia se replicó en la mayoría de manifestaciones específicas, con excepción de la reconstrucción del himen, que no presentó diferencias significativas.
Las diferencias más marcadas (véase tabla 3) se observaron en el conocimiento de los ataques con ácido (V = .123), del homicidio por honor (V = .113) y del suicidio forzado (V = .094). También, aunque de menor magnitud, se identificaron diferencias estadísticamente significativas en el conocimiento sobre la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado, el aborto forzado, el comportamiento controlador, el planchado de pecho y la prueba de virginidad.
Tabla 3.
Frecuencias de familiaridad con VCH según nivel de estudios (N = 3005)
| Manifestación | Nivel de estudios | No conocen (%) | Conocen (%) | Total |
|---|---|---|---|---|
| Concepto general de VCH[***] | Grado | 2013 (69,4%) | 871 (30,6%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 59 (48,8%) | 62 (51,2%) | 121 | |
| MGF[*] | Grado | 1057 (36,7%) | 1827 (63,3%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 32 (26,4%) | 89 (73,6%) | 121 | |
| MF[*] | Grado | 359 (12,4%) | 2525 (87,6%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 7 (5,8%) | 114 (94,2%) | 121 | |
| Aborto forzado[**] | Grado | 736 (25,5%) | 2148 (74,5%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 17 (14,0%) | 104 (86,0%) | 121 | |
| Homicidio por honor[***] | Grado | 2121 (73,5%) | 763 (26,5%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 58 (47,9%) | 63 (52,1%) | 121 | |
| Suicidio forzado[***] | Grado | 1981 (68,7%) | 903 (31,3%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 56 (46,3%) | 65 (53,7%) | 121 | |
| Ataques con ácido[***] | Grado | 2044 (70,9%) | 840 (29,1%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 51 (42,1%) | 70 (57,9%) | 121 | |
| Control coercitivo[**] | Grado | 735 (25,5%) | 2149 (74,5%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 18 (14,9%) | 103 (85,1%) | 121 | |
| Planchado de pecho[*] | Grado | 1913 (66,3%) | 971 (33,7%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 68 (56,2%) | 53 (43,8%) | 121 | |
| Prueba de virginidad[*] | Grado | 553 (19,2%) | 2331 (80,8%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 12 (9,9%) | 109 (90,1%) | 121 | |
| Reconstrucción del himen | Grado | 1262 (43,8%) | 1622 (56,2%) | 2884 |
| Máster/Doctorado | 44 (36,4%) | 77 (63,6%) | 121 |
En cuanto a la relación de la disciplina científica en la que el estudiantado cursa sus estudios y su familiaridad tanto con el concepto general de VCH como con sus distintas manifestaciones (véase Tabla 4), se observaron asociaciones estadísticamente significativas en todos los casos (p < .05), con excepción del planchado de pecho.
Tabla 4.
Frecuencias cruzadas entre disciplina científica y familiaridad con distintas manifestaciones de violencia por honor (N = 3.005)
| Manifestación | Disciplina con mayor conocimiento | Conoce % | Disciplina con menor conocimiento | Conoce % |
|---|---|---|---|---|
| Concepto general de VCH[***] | Derecho/Criminología | 42,5% | Ingeniería/Arquitectura | 13,8% |
| MGF[***] | Artes y Humanidades | 73,2% | Ingeniería/Arquitectura | 48,0% |
| MF[***] | Artes y Humanidades | 93,8% | Ingeniería/Arquitectura | 80,5% |
| Aborto forzado[*] | Artes y Humanidades | 78,6% | Ingeniería/Arquitectura | 67,0% |
| Homicidio por honor[***] | Ciencias | 40,6% | Derecho/Criminología | 24,0% |
| Suicidio forzado[***] | Ciencias | 48,4% | Derecho/Criminología | 29,7% |
| Planchado de pecho | ||||
| Prueba de virginidad[***] | Artes y Humanidades | 86,6% | Ingeniería/Arquitectura | 67,9% |
| Reconstrucción de himen[***] | Artes y Humanidades | 63,4% | Ingeniería/Arquitectura | 43,8% |
Las diferencias más relevantes se observaron entre quienes cursaban derecho y criminología, donde el 42,5 % indicó conocer el concepto general de VCH, frente al 13,8 % en ingeniería y arquitectura (χ²(10, N = 3005) = 216.67, p < .001, V = .190).
Al analizar cada manifestación de VCH de forma individual, las diferencias entre disciplinas resultaron igualmente notables. Artes y humanidades destacó por los niveles más altos de familiaridad con la MGF, el matrimonio forzado, la prueba de virginidad y la reconstrucción del himen, mientras que ingeniería y arquitectura registró los más bajos. En cambio, ciencias presentó el mayor grado de conocimiento del homicidio por honor y el suicidio forzado, frente a derecho y criminología, que mostró los niveles más bajos en estas manifestaciones.
En tercer lugar, se analizó la incidencia del ámbito residencial en el conocimiento de la VCH y de sus manifestaciones, considerando tanto la provincia de estudio como el entorno de residencia habitual (rural o urbano). Solo cuatro variables mostraron asociaciones estadísticamente significativas con la provincia: el conocimiento general del término VCH (V = .136), el homicidio (V = .078), los ataques con ácido (V = .076) y el aborto forzado (V = .051), todas con efecto de baja magnitud. Girona destacó por presentar sistemáticamente los niveles más bajos de familiaridad en varias manifestaciones, aunque no todas alcanzaron significación estadística, tal como se muestra en la Tabla 5.
Tabla 5.
Provincia con mayor y menor familiaridad con VCH (N = 3005)
| Manifestación | Provincia máx. n (%) | Provincia mín. n (%) |
|---|---|---|
| Concepto general de VCH[***] | Girona: 76 (43,9%) | Lleida: 361 (23,0%) |
| MGF | Tarragona: 122 (65,2%) | Girona: 103 (59,5%) |
| MF | Girona: 155 (89,6%) | Tarragona: 157 (84,0%) |
| Aborto forzado[***] | Barcelona: 836 (77,6%) | Girona: 123 (71,1%) |
| Homicidio por honor[***] | Lleida: 477 (30,4%) | Girona: 31 (17,9%) |
| Suicidio forzado | Lleida: 530 (33,8%) | Girona: 46 (26,6%) |
| Ataques con ácido[***] | Lleida: 521 (33,2%) | Girona: 37 (21,4%) |
| Control coercitivo | Tarragona: 151 (80,7%) | Barcelona: 799 (74,2%) |
| Planchado de pecho | Tarragona: 70 (37,4%) | Girona: 46 (26,6%) |
| Prueba de virginidad | Tarragona: 155 (82,9%) | Girona: 138 (79,8%) |
| Reconstrucción del himen | Barcelona: 640 (59,4%) | Tarragona: 101 (54,0%) |
Al considerar el entorno de residencia habitual, únicamente el conocimiento general sobre la VCH presentó una asociación estadísticamente significativa (χ²(2) = 15,85, p < .001; V = .073), aunque de baja magnitud. El porcentaje de familiaridad fue mayor entre quienes residían en contextos urbanos (33,7 %) que entre quienes vivían principalmente en zonas rurales (27,4 %).
En cuarto lugar, se examinó la asociación entre el lugar de nacimiento de las personas encuestadas (España vs. extranjero) y el grado de familiaridad con el concepto general de VCH y sus distintas manifestaciones. Se identificaron asociaciones significativas entre la procedencia geográfica y el conocimiento de la VCH, si bien su alcance fue limitado. El alumnado nacido fuera de España mostró una mayor familiaridad con el concepto general de VCH (41,0 %) frente a quienes nacieron en España (29,8 %) (χ²(2, N = 2979) = 25,94, p < .001, V = .093), sin diferencias estadísticamente significativas en las manifestaciones concretas.
Siguiendo con la exploración de la procedencia, se analizó la influencia de la nacionalidad de distintos familiares —madre, padre, abuelos maternos y abuelos paternos— en el conocimiento de la VCH. La procedencia extranjera de la madre se asoció con un mayor conocimiento del concepto general de VCH (37,1 % vs. 29,3 %), del suicidio forzado y del planchado de pecho. En el caso del padre, se hallaron asociaciones significativas en el conocimiento del aborto forzado (χ²(1, N = 3005) = 5,99, p = .014) y del planchado de pecho (χ²(1, N = 3005) = 5,69, p = .017), con mayor familiaridad en ambos casos entre quienes tenían padre extranjero.
Atendiendo a la nacionalidad de los abuelos, el único ítem con diferencias fue nuevamente el aborto forzado, tanto en el caso de los abuelos maternos como paternos, con mayor reconocimiento entre quienes tenían al menos un abuelo extranjero. Además, los abuelos maternos también marcaron diferencias en el conocimiento del planchado de senos (χ²(1, N = 3005) = 24,09, p < .001).
Finalmente, quienes tenían al menos un familiar extranjero mostraron mayor familiaridad tanto con el concepto general de VCH (35,6 % vs. 28,3 %) como con el planchado de pecho (χ²(1, N = 3 005) = 4,53, p = .033). No se observaron diferencias relevantes en el resto de las manifestaciones.
En quinto lugar, al objeto de relacionar la tradicionalidad de la crianza con el conocimiento de la VCH, se realizó una tabla cruzada entre el hecho de tener un formato familiar tradicional —familia biparental padre/madre— respecto del resto de estructuras familiares posibles. El contraste chi-cuadrado arrojó una única divergencia significativa: la variable de conocimiento de términos generales de la VCH reveló una diferencia modesta pero estadísticamente sólida (χ²(2, N = 3005) = 9,49, p = .009; V = .056). En efecto, el 36,2 % de los encuestados procedentes de hogares no tradicionales afirmaron reconocer la VCH, frente al 30,2 % de quienes crecieron en familias biparentales tradicionales. Fuera de esa constatación preliminar, ninguna de las manifestaciones concretas mostró variaciones estadísticamente relevantes (todas p > .05).
Para finalizar con las variables sociodemográficas, el grado de religiosidad mostró asociaciones estadísticamente significativas con el conocimiento de la mayoría de las manifestaciones de VCH, incluyendo la MGF, el MF, el aborto como forma de control sexual, el suicidio forzado, el planchado de pecho, la prueba de virginidad y la reconstrucción del himen. En la mayoría de las manifestaciones analizadas, quienes declararon no practicar ninguna religión mostraron los porcentajes más altos de familiaridad con VCH, superando tanto a católicos como a musulmanes (véase tabla 6). La principal excepción fue el conocimiento del concepto general de VCH, más elevado entre participantes musulmanes (35,6 %), seguido de cerca por no religiosos (31,5 %) y superando a los católicos (29,3 %). En cambio, no se observaron diferencias significativas entre grupos religiosos en relación con el homicidio por honor ni con los ataques con ácido.
Tabla 6.
Religión con mayor y menor familiaridad con VCH (N = 3 005)
| Manifestación | Religión máx. n (%) | Religión mín. n (%) |
|---|---|---|
| Concepto general de VCH[***] | Islámica: 42 (35,6%) | Católica: 282 (29,3%) |
| MGF[***] | No practico ninguna religión: 1176 (66,8%) | Católica: 574 (59,5%) |
| MF[***] | No practico ninguna religión: 1578 (89,6%) | Islámica: 94 (79,7%) |
| Aborto forzado[***] | No practico ninguna religión: 1379 (78,3%) | Islámica: 69 (58,5%) |
| Homicidio por honor | Otras: 48 (29,6%) | Católica: 263 (27,3%) |
| Suicidio forzado[**] | No practico ninguna religión: 609 (34,6%) | Islámica: 25 (21,2%) |
| Ataques con ácido | Otras: 55 (34,0%) | Islámica: 32 (27,1%) |
| Control coercitivo[***] | No practico ninguna religión: 1372 (77,9%) | Islámica: 75 (63,6%) |
| Planchado de pecho[**] | No practico ninguna religión: 638 (36,2%) | Islámica: 27 (22,9%) |
| Prueba de virginidad[***] | No practico ninguna religión: 1473 (83,6%) | Católica: 744 (77,2%) |
| Reconstrucción del himen[***] | No practico ninguna religión: 1055 (59,9%) | Católica: 492 (51,0%) |
Al restringir el análisis a quienes se identifican como católicos (n = 964) y musulmanes (n = 118) (N = 1082), se observan diferencias descriptivas en varias manifestaciones de VCH, con mayores niveles de familiaridad entre católicos en la mayoría de los casos. Las únicas excepciones fueron el conocimiento del concepto general de VCH y la prueba de virginidad, más reconocidos entre musulmanes. No obstante, solo dos diferencias alcanzaron significación estadística: el aborto forzado (72,1 % en católicos vs. 58,5 % en musulmanes; φ = .093) y el planchado de pecho (33,0 % vs. 22,9 %; φ = .068).
En cuanto a la incidencia de la variable contextual, se examinó la posible influencia de haber sufrido algún episodio de victimización sobre el grado de familiaridad con el concepto general de VCH y sus manifestaciones, cruzándose la variable «victimización» con cada una de las once variables dependientes. De todas las relaciones evaluadas, solo tres mostraron asociaciones estadísticamente significativas, aunque en todos los casos el tamaño del efecto fue reducido. La primera de ellas fue en relación con el conocimiento general de VCH (χ²(2, N = 3005) = 35,256, p < .001; V = .108); la segunda, respecto al conocimiento de la MGF (χ²(1, N = 3005) = 4,248, p = .039; V = .038); y, la tercera, en relación con el conocimiento de la prueba de virginidad (χ²(1, N = 3005) = 3,748, p = .053; V = .035). En cambio, el resto de las manifestaciones específicas no presentó diferencias significativas según el antecedente de victimización (todos p > .05).
3. RESULTADOS DERIVADOS DE LAS REGRESIONES LOGÍSTICAS[Subir]
En el primer modelo de regresión logística se analizó hasta qué punto el conocimiento de cada manifestación específica de violencia por causa de honor incrementa la probabilidad de reconocer el concepto general de la VCH. Una vez controladas las diez manifestaciones de manera simultánea, resultó que conocer la MGF se asocia con un aumento significativo en las probabilidades (28 %) de identificar la VCH (OR = 1,28, IC 95 % [1,05, 1,57], p = .015). De manera similar, quienes afirmaron conocer la prueba de virginidad tenían un 35 % más de probabilidades de reconocer la VCH en comparación con quienes no la conocían (OR = 1,35, IC 95 % [1,02, 1,78], p = .036). Semejante patrón se observa para la reconstrucción del himen, cuya familiaridad se traduce en un 26 % más de probabilidades de identificar el concepto general de VCH (OR = 1,26, IC 95 % [1,04, 1,53], p = .020). Por el contrario, conocer los ataques con ácido mostró una razón de probabilidades de 1,23, pero no alcanzó significación estadística (IC 95 % [0,97, 1,57], p = .089), y ninguna de las demás prácticas resultó un predictor significativo de reconocimiento de la VCH (todas sus OR quedaron cerca de 1 y los IC incluyeron el valor 1).
El segundo modelo se centró en evaluar el peso predictivo de variables sociodemográficas previamente asociadas al conocimiento sobre VCH, con el fin de estimar su influencia en la probabilidad de conocer seis o más manifestaciones específicas. De las seis variables analizadas (sexo, estudios en derecho/criminología, religiosidad, estudios de postgrado, nacimiento en España y tipo de estructura familiar), solo tres mostraron efectos significativos. Así, la primera de las variables es ser mujer, que se asoció con un aumento significativo del 73 % en las odds de conocer ≥ 6 prácticas, comparado con el sexo masculino (OR = 1,73, IC 95 % [1,47, 2,03], p < .001). La segunda es ser no religioso, que mostró un incremento del 38 % en las odds de «conocer ≥ 6» frente a las personas religiosas (OR = 1,38, IC 95 % [1,18, 1,63], p < .001). Finalmente, realizar estudios de postgrado se asoció con un aumento del 158 % en las odds de reconocimiento (OR = 2,58, IC 95 % [1,70, 4,00], p < .001).
En cambio, estudiar derecho/criminología (OR = 0,90, IC 95 % [0,77, 1,05], p = .159), haber nacido en España (OR = 0,94, IC 95 % [0,72, 1,20], p = .577) o tener una estructura familiar no tradicional (OR = 1,08, IC 95 % [0,88, 1,32], p = .497) no resultaron predictores significativos. En conjunto, el modelo con las tres variables significativas obtuvo χ²(3) = 89,17, p < .001, R² Nagelkerke = .038 y clasificó correctamente el 57,3 % de los casos, lo que implica que estas variables sociodemográficas, consideradas en conjunto, mejoran de forma estadísticamente significativa el ajuste respecto al modelo nulo, pero su poder explicativo y su capacidad de discriminación siguen siendo modestos.
IV. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN[Subir]
Constituían objetivos de esta investigación conocer el grado de concienciación existente entre población joven europea occidental acerca, de un lado, de la VCH como categoría general o como concepto paraguas y, de otro, sobre sus diversas manifestaciones, midiéndose la incidencia de ciertas variables sociodemográficas y contextuales en la referida concienciación. El análisis se realizó a través de población universitaria residente en Cataluña, tomada como caso ejemplo. En las líneas que siguen se efectuarán algunas consideraciones, primero, sobre el grado de conocimiento evidenciado, pasando después a abordar la incidencia de las variables analizadas en dicha concienciación. Finalmente, se expondrán las limitaciones de esta investigación y las futuras posibles direcciones junto a las implicaciones derivadas de los resultados obtenidos.
1. Grado de familiaridad con la vch y sus manifestaciones[Subir]
Los resultados obtenidos muestran que existe una tendencia general al desconocimiento del concepto VCH y de sus diversas acepciones como categoría aglutinadora de determinadas formas de violencia, puesto que solo el 31% de la muestra afirmó ser conocedora del concepto, frente al 50,6 % que no lo era. Sin embargo, esta limitada familiaridad con el concepto general contrasta con el elevado conocimiento observado respecto a algunas de sus manifestaciones específicas, lo que sugiere una disociación entre la conciencia sobre la noción teórica de VCH y la identificación de sus expresiones concretas. En efecto, solo un pequeño porcentaje de la muestra afirmó no conocer ninguna de las manifestaciones de la VCH por las que se preguntó. Además, se evidenció un elevado grado de concienciación sobre algunas de sus manifestaciones —sobre todo el MF, los test de virginidad, el abordo forzado y el comportamiento controlador y en menor medida, la MGF o de la reconstrucción de himen—, que contrasta con el grado de concienciación más baja de conductas como los homicidios por honor, los ataques de ácido, el suicidio forzado o el planchado de pecho.
Si bien estos resultados no pueden confrontarse propiamente con los de investigaciones anteriores, al no haberse testeado el grado de conocimiento con la VCH como concepto aglutinador en previas investigaciones, sí permiten confirmar que incluso en población joven europea occidental con formación universitaria falta conciencia sobre esta realidad como fenómeno, lo que se contrapone a los resultados de estudios que habían empleado jóvenes de dicha procedencia como grupo contraste respecto de muestras poblacionales no occidentales (Caffaro et al., 2014; Caffaro et al., 2016; Cihangir, 2012; Gul y Schuster, 2020; Vandello et al., 2009). Si bien se confirma la familiaridad con aquellas manifestaciones de la VCH que se han hecho más visibles en la academia europea, como el MF (Gill y Harvey, 2016; Khan et al., 2018; Vandello et al., 2009; Villacampa y Pinilla, 2025), quizá porque también se han identificado socialmente y en los medios de comunicación en nuestro continente, no se evidencia en manifestaciones muy graves de VCH que, habiendo sido analizadas, no han ganado tanta presencia en occidente, como los homicidios por honor o el suicidio forzado (Ashraf et al., 2017; Caffaro et al., 2014; Cihangir, 2012; Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020; Kaya y Turan, 2018; Villacampa y Pinilla, 2025; Yeşilçiçek Çalik, 2018). De hecho, es precisamente la conciencia sobre manifestaciones de la VCH con menos presencia en los medios y la academia occidentales —en concreto, la MGF, la prueba de virginidad o la reconstrucción de himen— la que, según la regresión logística realizada, incrementa de modo significativo la probabilidad de que el encuestado identifique el concepto global de VCH, por lo que debe incidirse en darlas a conocer.
2. Influencia de las variables analizadas en el grado de concienciación[Subir]
En cuanto a la influencia que tienen las variables analizadas en relación con el primero de los objetivos planteados, la familiarización con el concepto general de VCH, la mayor parte de las sociodemográficas tienen relevancia explicativa, si bien en distinto grado. Resultan claramente explicativas de la familiarización con el concepto paraguas de la VCH el sexo de las personas encuestadas —las mujeres están más claramente concienciadas que los varones—, el tipo y grado de formación académica recibida —son más conscientes los estudiantes de postgrado que los de grado, los más conocedores los estudiantes de derecho y criminología y los menos los de ingeniería y arquitectura—, la procedencia y el grado de religiosidad. Respecto de la procedencia, ha resultado determinante la de la persona encuestada, observándose mayor conciencia acerca de la VCH de los nacidos en el extranjero en relación con los nacidos en España. También ha tenido relevancia que la madre de la persona encuestada, más que cualquier otro familiar, hubiese nacido fuera de España, y es precisamente ese el elemento que explica que quienes tienen algún familiar nacido en el extranjero tengan mayor conocimiento del concepto que quienes no lo tienen. Respecto del grado de religiosidad, pese a que el hecho de no practicar religión alguna ha sido, como se verá, el factor mayormente asociado con la concienciación sobre todas las manifestaciones concretas de VCH, ha sido precisamente practicar la religión musulmana, por encima de no practicar ninguna religión, y todavía más claramente superando a la práctica de la católica, lo que explica la familiarización con la VCH como concepto.
Las demás variables sociodemográficas analizadas han tenido un efecto más limitado en el conocimiento general. En cuanto al ámbito residencial, que la provincia de estudio tenga una conformación más urbana o rural, con tener significación estadística, tiene una magnitud de asociación baja. Algo más relevante ha resultado ser, sin ser tampoco determinante, que la residencia habitual sea de tipo urbano o rural, favoreciendo la familiarización con el concepto de VCH residir en entornos urbanos. También ha sido modesta la incidencia de la tradicionalidad de la crianza, aunque se evidencia mayor conocimiento del concepto de VCH entre quienes han crecido en estructuras familiares no convencionales que entre quienes lo han hecho en el seno de familias biparentales compuestas por padre y madre.
En relación con el efecto que tienen las variables sociodemográficas analizadas respecto del segundo objetivo, la familiarización con las diversas expresiones de la VCH, de nuevo las variables más explicativas han sido el sexo, el tipo y nivel de formación recibida, la procedencia y el grado de religiosidad. El tipo de ámbito residencial en que se habita o estudia apenas muestra significación estadística para explicar el grado de conocimiento y la tradicionalidad de la crianza directamente carece de ella. Ser mujer explica tener mayor conocimiento de determinadas manifestaciones de la VCH, en particular de expresiones de violencia que están claramente relacionadas con la preservación de la pureza sexual de las mujeres, como los tests de virginidad, la MGF y el MF, y en menor medida el aborto forzado, control coercitivo, reconstrucción de himen y planchado pecho. De nuevo, los estudiantes de postgrado —máster y doctorado— son más conocedores que los de grado de las diversas manifestaciones, en particular las que comportan atentados contra la vida. También aquí los resultados sugieren que las personas que estudian disciplinas de humanidades y ciencias sociales muestran más familiaridad con las manifestaciones de VCH que las que estudian áreas más técnicas (especialmente ingeniería y arquitectura). En cuanto a la procedencia, si bien haber nacido en España o fuera de ella no es aquí relevante, sí lo es para el conocimiento de algunas expresiones de la VCH, como el planchado de pecho, el suicidio o el aborto forzado, tener algún familiar nacido fuera de España. Respecto del grado de religiosidad, precisamente es su ausencia la que explica la mayor familiarización con las diversas expresiones de VCH, sobre todo MGF y MF. Entre personas que practican alguna religión, los católicos superaron a los musulmanes en familiaridad respecto de la mayor parte de expresiones de VCH.
El valor explicativo de las variables antes indicadas —en particular el sexo, la formación recibida y el grado de religiosidad— para conocer la mayoría de expresiones de VCH, pudiendo aprehender el conjunto del fenómeno, y su valor predictivo de dicho conocimiento se refuerza al atender a las variables más significativas para explicar un incremento en la probabilidad de identificar, al menos, seis formas de VCH de las incluidas en el listado. De esta comprobación se deriva que ser mujer, persona no religiosa y realizar estudios de postgrado constituyen predictores significativos, no así el tipo de estudio realizado, la tradicionalidad de la crianza —el tipo de estructura familiar— y la procedencia o lugar de nacimiento.
Aun cuando en esta investigación no se ha medido la incidencia que estas variables tienen en el apoyo de códigos propios de culturas de honor ni, con ello, la valoración que merecen a las personas encuestadas este tipo de conductas, sino el grado de familiarización que existe con esta realidad, los resultados de este estudio confirman en parte los de la investigación existente sobre el apoyo a dichos códigos. Coinciden en señalar el sexo-género como el factor explicativo más relevante, siendo las mujeres más conscientes de esta realidad (Caffaro et al., 2014; Caffaro et al., 2016; Cihangir, 2012; Gill y Harvey, 2016; Glick et al., 2016; Kaya y Turan, 2018; Khan et al., 2018; Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020). También son consistentes en resaltar la relevancia de la formación académica (Cihangir, 2012; Kaya y Turan, 2018; López-Zafra y Rodríguez-Espartal, 2008), pues, aunque en este caso todas las personas encuestadas tienen formación universitaria, son quienes tienen formación de postgrado y en humanidades y ciencias sociales quienes mayor grado de concienciación muestran con esta realidad. Asimismo, resultan consistentes en atender al grado de religiosidad como factor relevante aunque, si bien la literatura existente destaca la fuerte religiosidad como predictor de actitudes indulgentes hacia la VCH (Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020; Ceylan-Batur et al., 2023), lo que resultaría compatible con la mayor conciencia que aquí se evidencia que tienen las personas no religiosas sobre las distintas expresiones de la VCH, no puede obviarse que la familiarización con la VCH como concepto global la tienen precisamente personas que profesan una determinada religión. Este aspecto puede ser aprovechado para incidir en dicha comunidad religiosa, fomentando una percepción negativa hacia este tipo de prácticas que ya conocen. Algo similar cabe decir de la procedencia, pues, si bien la literatura existente sostiene el mayor apoyo hacia códigos de honor patriarcales propios de población originaria de zonas geográficas identificadas como culturas del honor comparadas con muestras de culturas más individualistas (Caffaro et al., 2014; Caffaro et al., 2016; Cihangir, 2012; Gul y Schuster, 2020), aquí se evidencia que precisamente haber nacido fuera de España —país europeo— o tener familiares cercanos que hayan nacido en el extranjero facilita la conciencia sobre la VCH y sus distintas manifestaciones como fenómeno. También aquí puede sacarse partido al mayor conocimiento sobre esta realidad observado en comunidades originarias de terceros países para fomentar una valoración negativa hacia el recurso a la VCH.
Los resultados de esta investigación parecen contradecir los de la literatura existente, que vincula mayor indulgencia con la VCH por parte de quienes han tenido estilos de crianza tradicionales a menudo guiados por madres con escasa formación (Eisner y Ghuneim, 2013; Huda y Kamal, 2020; Kaya y Turan, 2018). Aunque aquí se evidencia relevancia del rol materno en la conciencia sobre la VCH y sus diversas manifestaciones, la variable de tradicionalidad en la crianza no es demasiado relevante para explicar la familiarización con la VCH. Esto puede deberse a que vincular dicha tradicionalidad solo con la estructura familiar quizá sea demasiado reduccionista, aunque también al hecho de que el contexto social en que la crianza se desarrolla —en una sociedad europea occidental— puede tener efecto modulador en los valores y conocimientos transmitidos familiarmente. Tampoco ha tenido gran relevancia, a diferencia de lo que indica cierta literatura (Yeşilçiçek Çalik, 2018), la ruralidad o urbanidad de la residencia, aspecto que puede explicarse por la neutralización de dicho aspecto en una sociedad claramente tecnificada, globalizada e interconectada, física y virtualmente, como la europea occidental, en la que quedan escasas áreas geográficas realmente aisladas.
Finalmente, en relación con la relevancia de la variable contextual —haber padecido alguna forma de VCH en el conocimiento de esta realidad y de sus manifestaciones— los resultados muestran que tal circunstancia resulta relevante para explicar la familiaridad con el concepto paraguas de VCH y con dos de sus concretas manifestaciones —MGF y test de virginidad—, pero con un moderado tamaño del efecto. Si bien resulta en cierta manera sorprendente el escaso efecto que tiene haber padecido un previo proceso victimizador en la capacidad para conceptuarlo y reconocerlo, lo que contradice la literatura existente (Gregory y Howard, 2020; Gill et al., 2012; Begum et al., 2020; Chantler y McCarry, 2020). Tal circunstancia puede explicarse porque las expresiones de la VCH por cuyo padecimiento se preguntaba a las personas encuestadas eran en general sutiles, lo que no constituye obstáculo para sostener que la formación orientada a la prevención y la pronta detección debe dirigirse también contra quienes han padecido esta forma de victimización.
3. Limitaciones, implicaciones y direcciones futuras[Subir]
Se identifican dos limitaciones de la investigación relacionadas con la muestra y una tercera relativa a la metodología de la investigación. La primera tiene que ver con que, al objeto de conocer la percepción de la VCH entre la población joven atendida su mayor propensión a ser victimizada por este tipo de conductas, se acudió a una muestra de población universitaria. Se trata de muestra intencional que no puede considerarse representativa de toda la población joven (Eisner y Ghuneim, 2013; Vandello y Cohen, 2003; Yeşilçiçek Çalik, 2018), máxime cuando además los estudiantes universitarios suelen proceden de familias con mayor estatus socioeconómico y tienen más formación académica que la media. Como sucede con otros estudios con este tipo de muestra (Caffaro et al., 2016; Glick et al., 2016), los resultados tienen que tomarse con cautela, pues, aunque el sesgo económico pueda haberse reducido al seleccionar estudiantado de universidades públicas, el formativo persiste.
La segunda limitación se refiere a que la muestra se ha recogido en una zona del noreste español. Si bien su selección se ha producido en España precisamente por integrar uno de los países mediterráneos a los que se había considerado ejemplo de culturas de honor, puede haber diferencias en la percepción entre esta población y otras de la Europa occidental. Tales diferencias pueden producirse no solo respecto de semejantes grupos poblacionales del centro y norte occidental europeo, que más claramente representan culturas individualistas, sino también en relación con sectores poblacionales del sur español o italiano, en que la cultura del honor podría estar más presente.
Una tercera limitación tiene que ver con el instrumento empleado para recoger datos, no orientado a medir la valoración que la población encuestada hace de la VCH y de sus diversas manifestaciones, limitándose a recabar información sobre el grado de conciencia respecto de estas. De futuro, debería también abundarse en la investigación acerca del efecto que las variables sociodemográficas analizadas tienen en la valoración que hace de la VCH y de las creencias que la sustentan en una muestra poblacional occidental del sur europeo, actualizándose los resultados obtenidos hace más de dos décadas con muestras poblacionales de la Europa mediterránea para confirmar si todavía pueden considerarse culturas de honor (Rodriguez Mosquera et al., 2002a, 2002b).
Pese a esto, cabe derivar implicaciones y futuras líneas de actuación y análisis de esta investigación. De los resultados relacionados con el grado de familiaridad con el concepto de VCH y sus manifestaciones, se deduce la necesidad de concienciar a población joven europea sobre esta forma de violencia contra las mujeres como categoría, incidiendo no solo en sus expresiones ya más visibilizadas, sino, sobre todo, en aquellas que han ganado menos protagonismo en occidente. Dicha concienciación debería abundar en la vinculación de estas prácticas con la violencia contra las mujeres, no con la cultura, evitando la transmisión de mensajes otrizadores de población de origen no europeo, centrando la atención en manifestaciones más sutiles de VCH que no han aflorado tanto, pero cuyo conocimiento es claro predictor de la aprehensión de la VCH como concepto paraguas, como los test de virginidad o incluso la reconstrucción de himen. Que dicho grupo poblacional gane conciencia sobre esta realidad permite prevenirla y detectarla prontamente, facilitando así la implementación de una política holística y victimo-céntrica para afrontarla, conforme se demanda desde instancias institucionales.
De los resultados vinculados con la incidencia de ciertas variables sociodemográficas en el conocimiento de esta realidad pueden derivarse una serie de sugerencias a tener en cuenta en el diseño de campañas formativas y de prevención de la VCH. Para comenzar, conviene insistir en la formación y concienciación de los varones, que están menos sensibilizados que las mujeres, si se quiere a través de acciones en que se aproveche el mayor grado de familiarización que demuestran las mujeres. Además, atendiendo a la relevancia de la formación como factor explicativo del conocimiento, convendría dirigir estas acciones, dentro del colectivo de estudiantes universitarios, a los de aquellas titulaciones con menor familiarización con la cuestión, como las técnicas e ingenierías. Esto sin dejar de abundar en la formación específica, a un nivel más elevado, de los estudiantes que por sus programas académicos pueden tener cierto conocimiento de la VCH. Este tipo de esquemas formativos podrían orientarse también a población joven que no ha llegado todavía a la universidad, bien porque están cursando educación secundaria —en cuyo caso las acciones deberían dirigirse particularmente a chicos de especialidades que no sean ciencias sociales o humanidades como los potencialmente menos familiarizados— o bien porque han abandonado los estudios. Dado que el mayor nivel de conocimiento se evidencia entre quienes no tienen creencias religiosas, resultaría adecuado que las actividades formativas se emprendiesen en entornos educativos laicos o aconfesionales, ajenos a la formación en valores vinculados con la religión, aunque sin desaprovechar la oportunidad de diseñarlas también para ambientes educativos confesionales en los que se evidencie cierta conciencia sobre esta realidad, fomentando el espíritu crítico sobre su uso. Además, la población objetivo para fomentar el conocimiento, por ser la menos familiarizada con la VCH, debe ser la nacida en España y con familias nucleares sin miembros extranjeros, si bien en población extranjera o con familia nuclear de procedencia extranjera, sobre todo extraeuropea, debería aprovecharse la mayor familiarización con esta realidad para emprender acciones conducentes a fomentar la valoración negativa respecto de esta. Finalmente, este tipo de acciones no deberían dejar de dirigirse a personas que puedan haber sufrido algún tipo de proceso victimizador vinculado con la VCH, por leve que sea.
ANEXO[Subir]
Tabla 1.
Características de la muestra (N = 3005)
| Variable | Categoría | n | % |
|---|---|---|---|
| Sexo | Mujer | 2079 | 69,2 |
| Hombre | 895 | 29,8 | |
| No binario / Otro | 31 | 1,0 | |
| Estudios que cursa | Grado | 2884 | 96,0 |
| Máster | 84 | 2,8 | |
| Doctorado | 37 | 1,2 | |
| Disciplina científica | Ciencias | 64 | 2,1 |
| Ciencias de la salud | 385 | 12,8 | |
| Ingeniería y Arquitectura | 333 | 11,1 | |
| Ciencias Sociales | 629 | 20,9 | |
| Derecho y Criminología | 1482 | 49,4 | |
| Artes y Humanidades | 112 | 3,7 | |
| Provincia de estudio | Lleida | 1568 | 52,2 |
| Barcelona | 1077 | 35,8 | |
| Tarragona | 187 | 6,2 | |
| Girona | 173 | 5,8 | |
| País de nacimiento (España) | Sí | 2652 | 88,3 |
| No | 327 | 10,9 | |
| Perdidos | 26 | 0,9 | |
| Lugar de residencia habitual | Entorno urbano | 1762 | 58,6 |
| Entorno rural | 1243 | 41,4 | |
| Lengua habitual en casa | Catalán | 1463 | 48,7 |
| Castellano | 1301 | 43,3 | |
| Otra lengua europea | 70 | 2,3 | |
| Inglés/francés/italiano/alemán | 37 | 1,2 | |
| Gallego | 5 | 0,2 | |
| Euskera | 4 | 0,1 | |
| Otro | 125 | 4,2 | |
| Religión con la que se identifica | No practica ninguna religión | 1761 | 58,6 |
| Católica | 964 | 32,1 | |
| Islámica | 118 | 3,9 | |
| Ortodoxa | 57 | 1,9 | |
| Evangélica/protestante | 40 | 1,3 | |
| Budista | 15 | 0,5 | |
| Judía | 5 | 0,2 | |
| Otro | 45 | 1,5 | |
| Religiosidad (acuerdo con «me considero una persona religiosa») | Muy en desacuerdo | 170 | 5,7 |
| En desacuerdo | 353 | 11,7 | |
| Neutral | 408 | 13,6 | |
| De acuerdo | 194 | 6,5 | |
| Muy de acuerdo | 119 | 4,0 | |
| Perdidos | 1761 | 58,6 | |
| Tiempo de ocio | Compañeros de estudio | 643 | 21,4 |
| Amigos del barrio o zona de residencia | 1610 | 53,6 | |
| Amigos de ocio | 285 | 9,5 | |
| Otros | 467 | 15,5 | |
| Estructura de la familia nuclear | Monoparental - madre | 377 | 12,5 |
| Monoparental - padre | 56 | 1,9 | |
| Biparental - madre y madre | 4 | 0,1 | |
| Biparental - padre y madre | 2568 | 85,5 | |
| País de nacimiento (madre) | España | 2317 | 77,1 |
| Otro | 679 | 22,6 | |
| Perdidos | 9 | 0,3 | |
| Estudios madre | Sin estudios | 80 | 2,7 |
| Estudios primarios | 190 | 6,3 | |
| Primera etapa de secundaria | 476 | 15,8 | |
| Segunda etapa de secundaria | 854 | 28,4 | |
| Enseñanza superior | 1342 | 44,7 | |
| Perdidos | 63 | 2,1 | |
| Situación laboral madre | Empleado | 2378 | 79,1 |
| Desempleado | 106 | 3,5 | |
| Jubilado o pensionista | 136 | 4,5 | |
| Trabajo doméstico no remunerado | 240 | 8,0 | |
| Otros | 34 | 1,1 | |
| Perdidos | 111 | 3,7 | |
| País de nacimiento (abuelos maternos) | España | 2307 | 76,8 |
| Otro | 698 | 23,2 | |
| País de nacimiento (padre) | España | 2121 | 70,6 |
| Otro | 884 | 29,4 | |
| Estudios padre | Sin estudios | 92 | 3,1 |
| Estudios primarios | 282 | 9,4 | |
| Primera etapa de secundaria | 578 | 19,2 | |
| Segunda etapa de secundaria | 701 | 23,3 | |
| Enseñanza superior | 966 | 32,1 | |
| Perdidos | 386 | 12,8 | |
| Situación laboral padre | Empleado | 2272 | 75,6 |
| Desempleado | 61 | 2,0 | |
| Jubilado o pensionista | 193 | 6,4 | |
| Trabajo doméstico no remunerado | 10 | 0,3 | |
| Otros | 86 | 2,9 | |
| Perdidos | 383 | 12,7 | |
| País de nacimiento (abuelos paternos) | España | 2082 | 69,3 |
| Otro | 923 | 30,7 |
Fuente: elaboración propia.