El año 2023 resultó fecundo por lo que a estudios sobre reyes y reinas y la monarquía española se refiere. No han sido pocos los capítulos de libro y los artículos y dosieres publicados en revistas, como Ayer (n.º 132) —con aportaciones importantes de David San Narciso, Alicia Mira Abad, Marga Barral o Alfonso Iglesias Amorín— o La Aventura de la Historia («Los Borbones de España. Tres siglos en el trono», n.º 297). No pretendo ser exhaustivo. Han visto la luz asimismo algunos interesantes libros periodísticos, como el de José García-Abad, Todos lo sabían. Juan Carlos I y el silencio cómplice del poder (La Esfera de los Libros), al lado de otros abiertamente mezquinos y ruines, como el de Jaime Peñafiel, Letizia y yo (Almuzara). Comoquiera que sea, regresando al campo histórico, tres importantes trabajos, distintos en objetivos, planteamientos y cronología, sobresalen con nitidez: Religión, rey y patria. Los orígenes contrarrevolucionarios de la España contemporánea, 1793-‍1840 (Marcial Pons), de Pedro Rújula, una obra renovadora y destinada a convertirse en fundamental sobre los reinados de Carlos IV y Fernando VII; La Corona y la monarquía constitucional en la España liberal, 1834-‍1931 (Sílex Ediciones), de Juan Ignacio Marcuello y Carlos Dardé, un enorme y fino análisis del poder de la Corona en el proceso político en la España contemporánea; y, por último, objeto específico de esta reseña, El rey patriota. Alfonso XIII y la nación (Galaxia Gutenberg), de Javier Moreno Luzón. A pesar de las muchas páginas escritas sobre Alfonso XIII desde los mismos años de su reinado y de algunos textos tan notables como, por ejemplo, Alfonso XIII. El rey polémico (Taurus, 2001), de Javier Tusell y Genoveva Queipo de Llano, Moreno Luzón ha conseguido elaborar y ofrecer a los lectores un producto tan original como bien pensado y ejecutado. Ya había hecho un sugerente intento anterior, aunque en forma de volumen colectivo: Alfonso XIII. Un político en el trono (Marcial Pons, 2003).

El rey patriota. Alfonso XIII y la nación propone una triple fórmula historiográfica para acercarse al monarca, el reinado y su tiempo. Un notable esfuerzo, en primer lugar, para evitar todo anacronismo y, en especial, para renunciar sabiamente a la ventaja como historiador —aunque, con harta frecuencia, acaba convirtiéndose en una trampa y en un inconveniente— de conocer la manera en la que terminan las historias. Ninguna vida ni ningún proceso están determinados de antemano. Como apunta el autor: «Contra lo que han afirmado buena parte de sus estudiosos, el reinado alfonsino no estaba destinado al fracaso desde sus comienzos, ya que atravesó periodos muy diferentes, duró casi tres décadas y adoptó sucesivas soluciones al correr de los años, algunas con bastante éxito.» (p. 28). Insiste en otro pasaje: «En la primavera de 1902 nada estaba escrito, mucho menos el golpe de 1923, y las cosas podían desarrollarse aún de maneras muy diversas» (p. 55). Nada era inevitable y todo podía haber evolucionado de otra forma. El segundo elemento destacable es la naturaleza del estudio. No es exactamente una biografía, pero es también una biografía. La califica Moreno Luzón como biografía externa, que facilita analizar problemas generales a partir de una trayectoria de vida o historia biográfica. Ni los lustros iniciales ni los postreros, en consecuencia, obtienen tratamiento. Cierto es que la educación —teñida de catolicismo y nacionalismo— del futuro rey, un auténtico «joven del Desastre» (p. 43), sí recibe atención, pero quizá hubieran también ayudado algunas consideraciones sobre el delicado momento de su nacimiento en 1886. En cualquier caso, es una opción razonada y razonable. El libro se inscribe, finalmente, en el campo de la historia política y, más en concreto, en el de la historia cultural de la política. Lo ritual y lo escénico —en la época de las llamadas, precisamente, monarquías escénicas— se convierte en central. Algunas de las páginas más brillantes están dedicadas a las ceremonias, fiestas, gestos y viajes regios. Complementar la lectura del libro con otro anterior del autor, Centenariomanía. Conmemoraciones hispánicas y nacionalismo español (Marcial Pons, 2021), no es una mala opción.

El nacionalismo español está en el centro de la aproximación a la figura del monarca. De hecho, la cita con la que se abre el libro procede de una carta de Alfonso XIII al conde de Romanones, de noviembre de 1923, en la que el primero afirmaba que «no me guía más norte que mi acendrado patriotismo». Se trata, como refleja el título de la obra, del rey patriota. Pienso que patriotismo y nacionalismo no son lo mismo, pero esta es una discusión que no me parece aquí pertinente. Regenerar y «salvar» a España, combinando un primigenio sentimiento providencialista y los miedos post-1917, pasaba sobre todo por nacionalizarla en sentido conservador y confesional. El monarca españolista era, asimismo, un soldado-rey (no un rey-soldado, sostiene el autor) que bautizaron como Alfonso el Africano. El balance final de El rey patriota. Alfonso XIII y la nación es mucho más negativo que positivo, con más sombras que luces para el rey y el reinado: «Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena fue, sin duda, un rey español y, a su manera, un rey patriota. Pero contra lo que proclamaba su manifiesto de despedida, no consiguió ser el rey de todos los españoles.» (p. 523). Ultrapasó con intervencionismo en la política sus funciones reales e iba a alejarse del constitucionalismo liberal apostando por una vía autoritaria, que imaginó incluso como propia —«acarició la posibilidad de asumir él mismo todo en el poder» en 1923 (p. 392)— y materializó definitivamente en el apoyo al primorriverismo. Acabó perdiendo el trono. En un par de temas, la interpretación de Moreno Luzón se nos antoja bastante más crítica que la formulada en otros trabajos recientes. Para él, la obra humanitaria de Alfonso XIII durante la Primera Guerra Mundial resultó poco efectiva, algo que contrasta con la visión claramente positiva que se ofrece en la tesis doctoral de Zorann Petrovici y en su colaboración en el volumen La Gran Guerra en la España de Alfonso XIII (Sílex ediciones, 2019). La segunda cuestión es la implicación del rey en el golpe de Primo de Rivera, plenamente evidente para el autor —sabedor y aquiescente, «resultó decisivo» (p. 394) en su triunfo—, pero cuestionada por Roberto Villa en 1923. El golpe de Estado que cambió la historia de España (Espasa, 2023). El rey patriota. Alfonso XIII y la nación no agota, evidentemente, como ocurre siempre en la disciplina histórica, las posibilidades de conocer y comprender al personaje y a su tiempo, pero constituye para siempre un hito ineludible; una obra, en fin de cuentas, seria, original, documentada, inteligente y altamente recomendable.