Aunque la bibliografía sobre el franquismo y la transición es ya muy abundante, incluyendo las valiosas autobiografías de los propios protagonistas políticos, que obviamente pecan de escasa objetividad, queda aún un gran camino por recorrer en el espacio de las biografías. Es en este ámbito en el que Adrián Magaldi nos ofrece esta magnífica obra, fruto de su tesis doctoral leída en la Universidad de Cantabria en 2021 y que en ese mismo año le valió el Premio de Investigación Histórica Javier Tusell, concedido por la Asociación de Historiadores del Presente. El historiador, autor de diversas aportaciones académicas sobre la historia política del franquismo y la transición, se centra en este libro en la figura de un propagandista genuino, seguidor fiel de los postulados de Ángel Herrera Oria: Alfonso Osorio, cuya trayectoria política es una de las más largas y desconocidas del siglo xx y que bien merece ser puesta en valor. A lo largo de su vida fueron numerosos los cargos que este monárquico, de ideología demócrata cristiana, europeísta y evolucionado a reformista, ejerció siempre desde una constante segunda línea.

Es el libro de Magaldi un ejemplo de cómo se debe de realizar una investigación rigurosa sobre un personaje político de la historia reciente de España huyendo de cualquier tipo de visión sesgada y basándose en la imparcialidad interpretativa que solo se puede conseguir utilizando la ingente cantidad de fuentes a las que ha tenido acceso el autor. Llama la atención las numerosas entrevistas realizadas, incluyendo las realizadas al propio protagonista de esta historia, así como la gran cantidad de prensa utilizada y los numerosos archivos consultados, de los que el más importante es el del propio Alfonso Osorio. Y por ello este trabajo permite demostrar que Alfonso Osorio realizó una aportación decisiva a la democratización de la vida política de España.

Esta biografía analiza a lo largo de nueve capítulos, ordenados cronológicamente, la figura de Alfonso Osorio, su actividad empresarial y su trayectoria política. Para ello, el autor, con gran habilidad desmenuza, organiza y relata cada episodio de la vida política del protagonista. Magaldi se cuestiona constantemente cuánto de las decisiones que Osorio tomó a lo largo de su vida se debían a su peculiar posición condicionada por su personalidad y rígido carácter doctrinal fuertemente influenciado por el magisterio herreriano y la idea de que cualquier cambio del sistema político debía de llevarse a cabo desde los mismos cauces que ofrecía el propio sistema, así como cuánto se debía a la evolución política de España.

Por lo tanto, gran importancia tiene en su actuación pública la evolución de su postura reformista. Así, durante el franquismo compatibilizó su actitud colaboracionista con la crítica constructiva al régimen, pasando por un momento de mayor prudencia y cautela ante el debate reformista de principios de los años setenta, para acabar evolucionando durante el primer Gobierno de Arias Navarro hacia posiciones más netamente aperturistas y reformistas.

Durante todo el relato Magaldi sostiene la idea de que Osorio siempre quiso mantenerse en una eterna posición secundaria, sintiéndose más cómodo en las zonas discretas de los ámbitos de acción posiblemente por carecer del carisma y liderazgo que un líder de primera fila hubiera requerido. Durante el franquismo desempeñó puestos menores junto a figuras de primera línea, como López Rodó o Federico Silva, y posteriormente se dedicó a actuar al servicio de personalidades, como Adolfo Suarez, Manuel Fraga o Antonio Hernández Mancha. Colaboró con todos ellos y a todos ellos acabó abandonando. El autor destaca un episodio que le contó el protagonista, ocurrido durante el primer Gobierno de la monarquía, cuando Arias le ofreció a Osorio defender ante las Cortes en junio de 1976 la nueva Ley de Asociaciones y que este rechazó en favor de Suárez. Si esto fue cierto, fue sin duda el momento en que más cerca estuvo de haber desempeñado el papel de su vida en la escena política.

Otra cuestión que queda patente en este libro es el rosario de fracasos que acumuló a lo largo de su vida. Entre ellos, y probablemente los más dolorosos por el gran empeño que puso en ellos, fueron la malograda vertebración de una opción política demócrata cristiana durante la transición, a pesar de haber hecho gala de su humanismo cristiano desde joven y habiendo sido uno de los promotores de UDE, o el abandono de la UCD, en cuyo nacimiento había participado, al alejarse el partido de sus planteamientos iniciales. A pesar de sus fracasos nunca se rindió y como indica Magaldi «[…] perfilarse como un hombre serio, moderado, dialogante, eficiente, bien relacionado, en definitiva, necesario» (p. 509) fueron cualidades que le ayudaron a mantener una muy buena valoración en la esfera política.

En definitiva, estamos ante una obra imprescindible que contribuye a seguir desentrañando diferentes aspectos de la historia de España de la segunda mitad del siglo xx y de sus protagonistas. Su valor se basa en el extenso análisis que Magaldi realiza de un joven de provincias, que comienza haciendo política durante el franquismo desde puestos de segundones con escasa visibilidad para acabar en primera línea durante la transición. La fácil lectura del libro y su orden expositivo contribuyen a que tanto los lectores más versados en historia como los más noveles puedan disfrutar con este libro.