Estudios
CIUDAD Y TERRITORIO
ESTUDIOS TERRITORIALES
ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254
Vol. LVI, Nº 221, otoño 2024
Págs. 837-854
https://doi.org/10.37230/CyTET.2024.221.6
CC BY-NC-ND
Resistencia, lucha y participación ciudadana: el caso de la renovación urbanística de Vallcarca (Barcelona)
Laura Esther Benítez-Pérez (1)
Angela Armenia Castrechini-Trotta (2)
(1) Profesora. Universidad de Guadalajara (México)
(2) Profesora. Universidad de Barcelona (España)
Resumen: En esta investigación se presentan los resultados de un estudio cuyo propósito fue conocer cómo los cambios urbanísticos en el barrio son percibidos y afectan la vida de sus residentes, al tiempo que activan comportamientos de participación frente a la intervención. Para ello se hicieron entrevistas semiestructuradas a los residentes del barrio de Vallcarca además de realizar observaciones participantes. El análisis de los datos recogidos evidenció una sensación de pérdida generalizada en los vecinos tanto de espacios públicos como de redes sociales, lo cual los ha llevado a querer recuperar un poco de esta identidad, aumentando la participación ciudadana en la toma de decisiones. También se comentan las implicaciones desde el punto de vista de las intervenciones urbanísticas, así como de la gestión de la administración pública sobre el espacio público y la participación.
Palabras clave: Renovación urbana; Participación ciudadana; Conflicto social; Empoderamiento.
Citizen struggle and resistance: the case of the urban renovation in Vallcarca (Barcelona)
Abstract: This research presents the results of a study whose purpose was to to understand how changes are perceived and affect the lives of its residents, while activating behaviors of struggle and resistance against intervention. For this, semi-structured interviews were conducted with the residents of the Vallcarca neighborhood and participant observations were made. The analysis of the data collected revealed That neighbors share a feeling of lost, for the public spaces, but also social networks, which impulse them to take actions and try to recover this lost identity by participating. The implications from the point of view of urban interventions and public administration management are discussed.
Keywords: Urban renewal; Citizen participation; Social conflict; Empowerment.
Recibido: 05.04.2023; Revisado: 02.02.2024
Correo electrónico (1): esther.benitez@academicos.udg.mx ; N.º ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1665-9654
Correo electrónico (2): acastrechini@ub.edu; N.º ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3241-5254
Las autoras agradecen los comentarios y sugerencias realizados por las personas evaluadoras anónimas, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original.
También agradecen al Consejo Nacional de humanidades ciencias y tecnologías (CONAHCYT) por su apoyo, y a los integrantes de Prohabit por toda su ayuda en esta investigación.
1. Introducción
La definición de participación como ya apunta Maritza Montero (2004) es difícil, pues al ser una palabra de uso común tiene diferentes significados. En la mayoría de los textos encontrados, la participación está ligada a la palabra ciudadanía y tiene mucho que ver con intervenir en la toma de decisiones sobre asuntos públicos del propio interés (Ohmer, 2007; Oviedo & Abogabir, 2000; Wandersman & Florin, 2000).
A lo largo de las últimas décadas se ha investigado acerca de cómo es que la participación crea comunidades más sanas (Chavis & Wandersman, 1990; Foster-Fishman & al., 2009). Con ello se ha generado evidencia de que la participación es beneficiosa para la población y que está asociada al mejoramiento del entorno, los servicios, las condiciones sociales y la prevención de crímenes (Chavis & Wandersman, 1990).
La participación es un derecho que aparece en varios documentos tanto nacionales como internacionales, y que aumenta en la calidad de vida de las comunidades “con aportes en capital social (activando los vínculos y relaciones entre las personas), capital político (aumentando la legitimidad política de las decisiones) o capital intelectual (aprovechando y desarrollando las capacidades de un mayor número de personas)” (Díaz-García, 2015).
Elementos como: el apego al lugar; el sentido de comunidad; la identidad con el lugar y el capital social, son parte de las transacciones persona-entorno, además de ser elementos psicosociales que han demostrado ser claves en la participación (Manzo & Perkins, 2006).
Históricamente la planificación urbana ha estado diseñada siguiendo el modelo top-down, es decir una gestión planificada y ejecutada desde, y por, la administración pública y las esferas de poder, sin tomar en cuenta la voz de los ciudadanos. Actualmente, a partir del empoderamiento de las comunidades y de su reclamo del derecho a la ciudad (sumado a las ineficiencias demostradas por este modelo), las formas de hacer ciudad han ido cambiando e incorporando el modelo bottom-up, es decir, un modelo de gestión en el que se incluye a los ciudadanos y las comunidades en el proceso de toma de decisiones, apropiándose del proceso de planificación urbana y cambiando la forma tradicional de planear las ciudades (Hernández Araque, 2016; Pak, 2017; Semeraro & al., 2020; Pradel-Miquel, 2021).
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2020) en su agenda de desarrollo para el 2030, el derecho a la ciudad incluye 8 componentes a considerar, para crear ciudades más sostenibles y sanas: ciudades libres de discriminación, en igualdad de género, inclusivas, con mayor participación política, que cumpla sus funciones sociales, con espacios y servicios públicos de calidad, economías diversas y con vínculos urbano-rurales.
Lefebvre (1972), promotor del derecho a la ciudad, plantea precisamente el derecho a la centralidad: el derecho a que los ciudadanos ocupen un lugar central en la toma de decisiones con el objetivo de producir espacios urbanos deseables; lo que implica procesos de apropiación de lo urbano en sus diferentes escalas: la calle, el barrio, la ciudad. La calidad de vida está estrechamente relacionada con la participación y la apropiación de un cierto lugar; puede ser difícil mantener y promover los niveles de participación si los ciudadanos no perciben ningún beneficio ni aumento de su calidad de vida. (Pol & al., 2017).
Por su parte, la apropiación del espacio es un proceso psicosocial que involucra acciones físicas sobre el entorno, pero también construcciones simbólicas que las personas hacen sobre los lugares (Berroeta & Rodríguez, 2010). En palabras de Pol (2002), “tiene que ver con el sentimiento de poseer y gestionar un espacio” (p. 124). Según Proshansky (1976) las personas se apropian de un espacio para ganar control, autoridad y poder sobre él. El proceso de apropiación no solamente se proyecta hacia afuera en los lugares, sino que también se introyecta, es por ello por lo que cualquier cambio en el lugar físico, será producto de cambios internos en las personas que los habitan y viceversa, siendo que no solo las personas se apropian de los espacios, sino que los espacios también se apropian de las personas. (Proshansky, 1976).
Pol (1997) identifica dos fuentes de origen para la simbolización de un espacio: a priori, que proviene de un organismo de poder institucional, y a posteriori que es la que se genera desde la misma comunidad debido al significado que se le atribuye. La diferencia entre estas dos formas de simbolismo es lo que produce un choque entre los dos orígenes y que, por tanto, generan conflicto entre lo que sería el “uso legítimo del espacio” dotado por los organismos de poder y el uso que realmente le da la comunidad, y es aquí cuando aparecen acciones con tonos de protesta por parte de los ciudadanos (Di Masso, 2007).
La acción sobre el espacio lo transforma, y lo carga simbólicamente, lo cual hace que las personas, a su vez, se identifiquen con el lugar (Vidal & Pol, 2005) y generen vínculos afectivos con éstos (Valera, 2014). Este lazo que la persona crea con el lugar, luego impacta en el compromiso que se tiene con dichos lugares (Manzo & Perkins, 2006) y con la participación de las personas, ya que, si no existe la conexión emocional con los lugares, es poco probable que las personas quieran mejorar o involucrarse con su entorno (Berroeta & al., 2017).
1.1. Contextualización
Barcelona es considerada un ejemplo de éxito e innovación en los procesos de desarrollo urbano (Bakici & Almirall & Wareham, 2013). Las constantes crisis han dado lugar a una disputa por la ciudad y las diferentes narrativas que emergen de ella, esto es posible notarlo en sus políticas urbanas (Bernardos & Costa, 2015).
El barrio de Vallcarca, situado en el Distrito de Gracia, se inició como una zona residencial alejada del centro de la ciudad en la que predominaban casas unifamiliares y de autoconstrucción. Vallcarca creció con velocidad al margen de cualquier pauta de ordenación urbanística. Actualmente se caracteriza por ser un barrio muy denso, con casas mayoritariamente antiguas, el 77,2% de las cuales fueron construidas antes de 1980, con gran diversidad en la tipología de viviendas y pocos espacios verdes, tales como plazas o parques para el disfrute de sus residentes.
Vallcarca ha estado sujeto a un proceso de renovación urbana durante un largo periodo de tiempo que ha durado más de 40 años. Varios planes urbanísticos han afectado al barrio: desde el Plan General Metropolitano (PGM) de 1976, el Plan de Mejora Urbana para el Ajuste Viario de 2008, y la modificación del PGM en 2002. Todos estos planes suponían importantes reformas urbanas que implicaban la expropiación y la destrucción de viviendas del barrio para la creación de nuevas infraestructuras, incluyendo nuevas viviendas, ejes viales, así como servicios para los habitantes del barrio. No obstante, debido a factores contextuales como la priorización de otros proyectos a escala de ciudad, y las diferentes crisis económicas acontecidas durante dicho período, Vallcarca se situó en un segundo plano en la agenda política local. La afectación de las zonas por estos planes derivó en un abandono progresivo de las viviendas, así como la degradación y devaluación continua del barrio, lo que contribuyó a la despoblación y destrucción de su tejido social y comercial.
En la última década el proceso de renovación se reactivó, se demolieron algunas zonas de viviendas, generando así espacios vacíos que fueron adquiridos por grandes compañías inmobiliarias con intereses económicos en el barrio. Ante esta situación se activó la movilización de residentes, apareciendo nuevas plataformas vecinales, las cuales exigían ser tenidas en consideración en los procesos de toma de decisiones sobre el futuro del barrio y, en concreto, de los espacios a urbanizar. Esta situación propició en 2013 un proceso de participación vecinal con la realización de jornadas participativas (2014), mesas de concertación (2015) y un concurso de ideas (2017), que generó una nueva modificación del PGM en 2018, el cual incluye los resultados derivados del proceso de participación vecinal.
2. Objetivo
Por tanto, el objetivo de esta investigación comprender cómo se produce la participación ciudadana en un espacio urbano que va a ser transformado, y, en particular, analizar cómo las expectativas sobre los cambios esperados influyen en la activación de la participación colectiva. Para ello se estudiará la relación que las personas tienen con el entorno, de qué manera, los cambios en éste les afectan y, como consecuencia, afectan la forma en que participan en la toma de decisiones del barrio.
Pretendemos ir más a fondo al conocer cómo se organizan estas redes comunitarias que forman los vecinos y vecinas para afrontar los cambios urbanísticos programados y decididos desde la administración pública, y qué es lo que los mantiene comprometidos con los largos procesos que esto implica. Se pretende validar, que la mejor forma de resolver este tipo de conflictos que surgen entre administración y comunidad es la de hacer más partícipes a los vecinos1 en el proceso de cambio y tomar en cuenta sus propuestas.
3. Método
La investigación consistió en un estudio de carácter exploratorio y fundamentado en la epistemología cualitativa, en el que el propósito era estudiar la realidad, explorando las posiciones y miradas desde los diferentes agentes sociales implicados en la experiencia de remodelación urbana y en el proceso participativo.
Se busca comprender y explicar el significado que participar realmente adquiere en situaciones donde el espacio público va a ser transformado. Para poder entender esta complejidad, la metodología cualitativa nos permite acercarnos más a la realidad e ir a profundidad en cuanto a la comprensión del fenómeno (Flick, 2015) también en cuanto a la comprensión de las personas y su subjetividad (Corbetta, 2003).
Fig. 1 / Descripción de los participantes
Fuente: Elaboración propia
Se usó el estudio instrumental de caso (Stake, 1999), en el cual se analizan uno o varios casos para explicar el fenómeno en cuestión, es decir, el de la participación ciudadana en casos de transformación urbana.
3.1. Participantes
En este caso se utilizó un muestreo intencional, apuntando a la variación máxima (Patton, 2002). La selección de las personas participantes en el estudio se fundamentó en dos criterios: 1) Personas residentes del barrio de Vallcarca; 2) Entidades asociativas del territorio implicadas en la gestión vecinal. A continuación, se describen los perfiles de los participantes:
a) Vecinos (actuales o pasadas) de Vallcarca que presenten algunas de las siguientes características: persona residente en zona afectada por la reforma, bien en proceso de expropiación o que ya haya sido expropiada y/o realojada en la nueva edificación; residentes cuya vivienda no está afectada por el proceso de reforma; antiguos y nuevos residentes en el barrio.
b) Agentes activos del barrio pertenecientes a alguna de las asociaciones vecinales presentes o pasadas del barrio: Gracia Nord, Pro-Vallcarca, Riera Viaducte, Assemblea de Vallcarca, Ateneu Popular de Vallcarca, Observatori de Vallcarca.
c) Informantes clave: también se incluyó la perspectiva de un agente social proveniente de la administración pública implicado en la gestión del proceso de remodelación urbanística, contando con la participación de un técnico de barrio y de expertos en el caso (Fig. 1).
Como se puede apreciar, se procuró que las personas participantes fueran heterogéneas entre sí con el fin de enriquecer el caso y tener disponibles diferentes puntos de vista del mismo.
3.2. Técnicas de recogida de información
Las técnicas utilizadas fueron dos: entrevistas semiestructuradas y observación participante. Las entrevistas fueron diseñadas para indagar sobre la experiencia de la vivienda actual, situación previa, imagen del barrio, y opinión sobre el proceso de remodelación.
También se han realizado observaciones participantes del barrio en general en el periodo de tiempo comprendido entre diciembre 2016 hasta febrero 2020, y se ha asistido a algunas asambleas, reuniones de vecinos, jornadas participativas etc. Estas observaciones tenían por objetivo conocer cómo se organizaban los vecinos del barrio para llevar a cabo sus actividades de participación en cuanto a las reformas urbanísticas, y saber de qué forma usaban los espacios públicos. Las observaciones se registraron en un diario de campo para su posterior análisis.
3.3. Procedimiento
Se realizaron 12 entrevistas (algunas de las cuales fueron grupales) a informantes clave del barrio que participan de diferentes maneras y, por tanto, tienen diferentes opiniones sobre el caso de Vallcarca. Las entrevistas se realizaron en un periodo de tiempo entre julio de 2015 y diciembre de 2016, cuando ya se habían realizado los primeros realojos y varios residentes estaban a la espera de ser expropiados de sus viviendas. La duración de las entrevistas fue de aproximadamente una hora, el lugar variaba dependiendo de la disponibilidad de las personas entrevistadas, la mayoría de las entrevistas fueron en catalán, sin embargo para fines prácticos y de espacio en este artículo fueron traducidas al castellano. La técnica para contactar con los entrevistados fue la de bola de nieve (Flick, 2015). Todas las entrevistas fueron grabadas, y luego transcritas para su análisis, con el consentimiento previo de los participantes.
La información obtenida fue explorada siguiendo la técnica del análisis temático (Braun & Clarke, 2006), el proceso fue inductivo, lo que permitió elaborar un sistema de codificación temática a posteriori, es decir, a partir del material procesado, también se usó el análisis temático experiencial (Braun & Clarke, 2013), enfocándonos en cómo las participantes experimentaban y daban sentido a lo que ocurría.
Todas las entrevistas fueron transcritas para facilitar el análisis. Posteriormente, todo el material, tanto entrevistas como notas de campo, reflexiones etc., fueron volcados en el software Atlas Ti versión 8, para proceder con la codificación del mismo, una vez obtenidos los códigos iniciales estos se fueron revisando y reagrupando para formar temas y subtemas, que se organizaron en un árbol temático, con el fin de facilitar su visualización y comprensión.
4. Resultados
El análisis realizado arrojó un árbol con 7 temas principales y 48 subtemas, en donde la participación ciudadana es uno de los tópicos más discutidos, y alrededor de los cuales encontramos diferentes respuestas de los vecinos, tanto de empoderamiento como de desesperanza. Y la importancia que tiene la intención del gobierno de trabajar en conjunto con la comunidad (Fig. 2).
Fig. 2 / Árbol temático
Fuente: Elaboración propia
Como se puede observar en la Fig. 2, la participación ciudadana es uno de los tópicos más discutidos. Se resaltan al menos tres tipos de narrativas alrededor del tema: los beneficios (teóricos e idealizados) asociados con los procesos participativos, la realidad emergente del conflicto entre las diferentes posturas, y, por último, la visión crítica de la efectividad del proceso.
Al mismo tiempo los vecinos comparten la sensación de pérdida: relacionada a los espacios públicos (casas y comercio), las redes sociales (residentes del barrio, tejido social) y los significados simbólicos (la memoria histórica del lugar). Todo ello contribuye de manera substancial al sentimiento de pérdida de identidad. Los vecinos están intentando recuperar mucho de esa pérdida de identidad, y lo hacen a través de recuperar espacios significativos para el barrio, crear espacios de reunión, redes de apoyo y asociaciones con los vecinos del barrio, tomando acciones en beneficio de éste y sobre todo haciéndose partícipes de las decisiones que los afectan.
A continuación, se explorarán más a fondo cada uno de los ejes temáticos resultantes del árbol temático.
4.1. Historia del barrio
Desde el punto de vista de los residentes, el barrio de Vallcarca ha estado sujeto a diferentes reformas urbanísticas que no se han materializado, prevaleciendo la percepción de haber estado relegado como barrio al final de las agendas políticas, ocasionando que cayera en un estado general de degradación y olvido.
Fig. 3 / Espacio de los arabescos
Fuente: Elaboración propia
Cuando se explora la memoria del lugar, los vecinos describen a Vallcarca como un buen lugar para vivir, donde había muchos negocios y comercios, además de buen ambiente de barrio, muy familiar, como una especie de pueblo pequeño. Las viviendas contaban con terrenos o terrazas, que se convertían en espacios de encuentro social, algo que los realojados extrañan de sus antiguas casas.
A nivel del espacio urbano, se logran identificar algunos lugares que son simbólicos en el barrio, que han sido destruidos total o parcialmente con la reforma urbanística como, por ejemplo, “la casita blanca”, el espacio de los arabescos (Fig. 3) o la Masía de Can Carol. Si bien, se trata de propiedades privadas, formaban parte del paisaje urbano, por lo que se convierten en lugares identificativos del barrio y que la comunidad está intentando recuperar o conservar.
Cuando se explora la noción del lugar, destaca que los límites del barrio son difusos para la mayoría y que no existen plazas como es habitual en otros barrios de la ciudad. Debido a la configuración geomorfológica del barrio, se trata de un terreno fragmentado, con zonas de fuerte desnivel y esto, en opinión de algunos expertos, ha limitado el establecimiento de redes entre los vecinos debido a que el territorio ya provoca una división in situ. Así pues, existen barreras naturales que causan división y hacen que el barrio sea percibido de manera muy diferente por algunos, dependiendo de dónde viven; esto también puede causar que los más afectados sean quienes más participen, y que existan diferentes puntos de vista entre ellos.
“Pero claro, en el momento en el que hay un plan urbanístico y tú estás afectado y el otro no, existen muchos afectados y otros que no están afectados, son estos últimos los que se organizan, a mí en el fondo me es igual que derrumben”.
(Expertos).
Durante los primeros años del barrio esta falta de redes entre los vecinos provocó que no hubiera asociaciones vecinales, la primera asociación del barrio de Vallcarca se creó en 1987 con el nombre de “Asociació de Vëins de la riera de Vallcarca”, sin embargo, la asociación solo se dedicaba a hacer fiestas de barrio. Esta ausencia de tejido asociativo hizo que el barrio fuera un punto vulnerable, y que hubiera poca agencialidad desde los propios residentes. Mientras tanto, las asociaciones vecinales de los barrios vecinos eran fuertes e impulsaron y contribuyeron al desarrollo del movimiento vecinal en la ciudad (Stanchieri, 2015).
4.2. De la muerte lenta del barrio al placemaking
La destrucción del barrio ha hecho que se resienta la identidad del mismo al perderse los principales negocios, los lugares simbólicos y de encuentro, así como los propios vecinos. Poco a poco, todo ello ha provocado lo que la comunidad del barrio ha sentido como una muerte lenta, de lo que antes era el casco antiguo del barrio de Vallcarca.
“Y de hecho a partir del 2008, se comenzó a derrumbar... en esta zona los derrumbes que vienen del Plan General Metropolitano del 2002 y los comenzaron en el 2008, y las primeras casas que destruyeron fueron centros sociales ocupados y el bar. Lugares de irrigación social ¿Por qué? Porque eran los únicos que...
J: Sí, sí que se podían de alguna manera juntar
M: Eran lugares de encuentro”
(Persona clave).
Una de las reivindicaciones que los vecinos reclaman es poder recuperar un poco de esa vida de barrio que había antes, sobre todo con los comercios locales y los espacios públicos y de encuentro social entre los vecinos. Ellos han sentido amenazada la identidad del barrio, por lo que han tratado de mantenerla a través de distintas acciones de protesta y creación de redes. Pero también con el placemaking, intentando recuperar espacios públicos en el barrio y creando en ellos lugares simbólicos, de reunión y esparcimiento de los propios vecinos.
El ejemplo más claro de esto es, sin duda, Can Carol (Fig. 4), la cual los vecinos recuperaron y se apropiaron de ella nombrándola la “Plaza de la Farigola”, la única “plaza” o espacio público de esta naturaleza que existe hoy en día en el antiguo casco de Vallcarca. Actualmente el edificio de la antigua masía ha sido restaurado y convertido en un centro cívico para el barrio, gracias a la acción de los vecinos. Pero existen otros ejemplos de lugares simbólicos que han sido apropiados por los vecinos y recuperados, como la “fustería”, en donde normalmente realizan las reuniones vecinales, o los pequeños huertos urbanos autogestionados que existen en el barrio.
Fig. 4 / Plaza de la Farigola y Can Carol reformada como un centro cívico
Fuente: Elaboración propia
4.3. Aspectos afectivos relacionados a las renovaciones
Pero no solo la comunidad de Vallcarca ha percibido que se resiente la identidad del barrio, además se han visto directamente afectados desde el punto de vista emocional. Los procesos de reforma urbana implican una pérdida de los lugares, y con ella, un sentimiento de pérdida de las experiencias vividas en ellos, evidenciando un apego al lugar. Al mismo tiempo, las demoliciones, reubicaciones y modificaciones del espacio privado y público han provocado sentimientos de rabia y tristeza entre sus residentes.
“Porque es más jodido vivir con el no saber, que saber. Si tu... “Escuche, miren esto lo tiramos en febrero de 2016” bueno pues tú te haces una composición y te organizas. Pero de esta manera no sabíamos si lo tiraban, si no lo tiraban. Si echaban adelante, o atrás, si al final donde digo Diego o que pasaba. Claro eso coincidió con el cambio de...
E: De gobierno”
(Vecino).
El paso del tiempo es un factor importante para considerar en este aspecto, Vallcarca ha estado inmersa en este proceso de renovación urbana por un largo período de tiempo. Debido a factores contextuales, la renovación de Vallcarca ha caído en el fondo de las agendas políticas, lo que ha causado un evidente estado de degradación del casco antiguo del barrio. Las personas que se han quedado viviendo en el barrio reconocen que ha sido difícil vivir en un lugar degradado, y tienen la sensación de ser un barrio olvidado de la ciudad.
“Entonces, por un lado, todos estos solares, provoca, son sentimiento ambiguos y contradictorios porque son un poco desesperantes esto de vivir en esta cosa así, pero, por otro lado, si no fuese por estos solares la lucha vecinal que habría ahora mismo en el barrio no existiría tampoco y a veces vas, paseas por Barcelona y ves que todo ya está hecho y dices: mira que bien aquí, los vecinos no tienen que...”
(Persona clave).
Los pocos lugares que han llegado a ser intervenidos han sido para destruirlos, o para crear espacios que a los vecinos les resultan inadecuados como, por ejemplo, el espacio público ubicado en la avenida Vallcarca, cuyo mobiliario es calificado de incómodo y el espacio como poco acogedor y expuesto al tráfico rodado. De hecho, a través de las observaciones que se realizaron del espacio se pudo constatar que es un lugar poco utilizado por los residentes, y no solo eso, sino que algunos de sus elementos han sido vandalizados, dando señales de poca apropiación por parte de los vecinos.
Existen pocos espacios en el barrio que generen encuentro y reunión entre los vecinos, algunos de ellos incluso son percibidos como inadecuados, lo que hace aún más interesante el esfuerzo de los propios vecinos de crear sus propios lugares significativos. Esto pone en evidencia lo que afirma Andres Di Masso & al., (2017) “el espacio público puede ser un depósito simbólico de memoria colectiva, condensando significados y valores que expresan luchas pasadas ocurridas en el espacio y que forman parte de la identidad y del pasado locales” (p.81).
Otro gran ejemplo de un espacio que los vecinos de la comunidad consideran inadecuado es el edificio que se construyó para reubicar a algunos de los vecinos del barrio. Este edificio se ha convertido también en un espacio simbólico para ellos, pero con alta connotación negativa, la comunidad lo llama el “edificio de los nichos” o cementerio, debido a su aspecto, pero también como una metáfora de la destrucción del barrio y de los vecinos que han reubicado ahí, perdiendo la batalla por sus hogares.
“Después hay una cuestión simbólica muy importante, relativa al edificio este como a la cuestión de los derrumbes. Porque es la simbología de la muerte... Para la gente de este edificio recuerdo que en el 2008 cuando quitaron el andamio la gente tiró pintura como protesta, y comenzaron a identificar este edificio como el cementerio de Vallcarca, tanto por la forma...
E: el de los nichos ¿no?
MC: La muerte de una vida de barrio”
(Persona clave).
Las reubicaciones de los vecinos es otro gran tema que ha causado mucho malestar, solo a las personas que cumplían ciertos criterios se les ofreció realojo en el edificio que fue construido para este fin. El resto tuvo que trasladarse a otros lugares de la ciudad, algunos afirman no haber recibido aún lo que les corresponde económicamente, muchos otros siguen a la espera de saber qué pasará con sus hogares. La situación con los realojos ha sido una constante inseguridad y ansiedad, hay vecinos que han muerto esperando ser realojados o que se han enfermado debido a esto:
“Había un señor, así llorando que dijo “yo llevo 30 años viviendo aquí, nunca sé lo que va a pasar con mi vida” es muy interesante, el tema es que esta gente ha sufrido mucho, es gente que tiene la espada encima.”
(Persona clave).
4.4. Gobernanza y política
Todo lo anterior ha hecho que la relación entre los vecinos del barrio y el Ayuntamiento sea muy frágil. Muchas de las personas entrevistadas valoran de manera negativa la gestión realizada por el Ayuntamiento en la renovación urbana. Se argumenta falta de información y transparencia, generando que los residentes se sientan inconformes con la actuación del Ayuntamiento, aumentando así la desconfianza en la administración pública y activando resistencias en los procesos de negociación.
“Los han engañado muchas veces ¿No? Entonces es como que ya se lo conocen y es como vale, vienes a escucharme, pero ya sé que me meterás el palo ¿No? A la que me descuide...”
(Expertos).
La comunidad piensa que los gestores del Ayuntamiento han supeditado sus propios intereses de carácter político o económico a los intereses de la comunidad, que, sumado a los tiempos administrativos y burocráticos, han conducido a un proceso de descuido y falta de atención hacia el barrio y sus habitantes.
Una de las quejas más repetidas es la expresada en relación con la empresa contratada por el Ayuntamiento para hacer la reforma urbanística, y con la cual los vecinos han tenido serios enfrentamientos. El motivo de dichos enfrentamientos se debe a las tareas de expropiación y demolición de las viviendas delegadas a ésta, lo cual involucra de manera directa y tangible la pérdida de los lugares significativos para los residentes.
Al final la comunidad de Vallcarca ha tenido que negociar con el Ayuntamiento. Por su parte, en los últimos años el Ayuntamientos se ha abierto un poco a hacer políticas que incluyan más la participación ciudadana. En estas negociaciones los técnicos de barrio han jugado un papel muy importante como conexión entre la comunidad y el Ayuntamiento.
“Con la perspectiva del tiempo, ahora encuentro más necesario llegar a más acuerdos con el Ayuntamiento, que cosa de hace unos años no lo veía tanto y por eso estaba más detrás de las jornadas y me parecía importante el tema de las jornadas”.
(Persona clave).
4.5. Vivir en la ciudad o vivir de la ciudad
Vallcarca está ubicado en un lugar privilegiado dentro de la ciudad, relativamente cerca del centro, al lado de una de las mayores atracciones turísticas como es el Park Güell, y muy cerca de uno de los barrios más de moda. Todo esto hace de Vallcarca un lugar propicio para especulaciones.
“Bueno, lo que está claro es que la capacidad que tiene Gracia para absorber turismo ya está al máximo, entonces Vallcarca es como el próximo objetivo, poder hacer pisos turísticos y hostales y Entonces tenemos que estar atentos a cómo se aplica el plan de usos y de cuáles son las intenciones reales por si hay que intervenir, porque lo que está claro es que es un barrio muy bien situado como para que no haya interés turístico alrededor ¿no?”
(Persona clave)
Los turistas son vistos muchas veces como un problema, algunos vecinos de la comunidad expresan actitudes negativas y prejuicios hacia ellos (Fig. 5). El barrio constituye una de las vías de acceso hacia el Park Güell, lo que hace que muchos turistas transiten por sus calles, razón por la cual han aumentado los precios de los alquileres, asimismo muchos pisos se vuelven turísticos, y el comercio se centra en los turistas en lugar de la gente del barrio, proliferando tiendas de souvenirs.
“Y tenemos esto que es un poco molesto, un poco complicado, están las miles de personas que van al Park Güell.
– ¿Qué pasan por allí no?
-Son como la horda, el terror, la invasión. Mas que nada que no se les entiende, son turistas, tampoco es que te hagan daño, pero bff pasan para llegar al Park Güell”.
(Vecino).
Actualmente una gran parte del terreno que está proyectado para su renovación es propiedad de inversores privados. El gran temor de la comunidad de Vallcarca es precisamente el hecho de que la ciudad sea vista como mercancía, y que esto implique que a los políticos y las grandes empresas no les importe las personas que habitan ahí y que solo se preocupen por sus ganancias. Barcelona se ha visto en los últimos años en un gran problema de vivienda y de subida de precios, que ha aumentado con el turismo masivo que llega a la ciudad (Camerin, 2022) Sin embargo, esto no es solo un problema que se ve en Barcelona, sino en muchas ciudades alrededor del mundo.
Fig. 5 / Graffiti mural en Vallcarca
Fuente: Elaboración propia
Todo lo anterior ha generado un proceso de gentrificación del barrio, en donde muchos vecinos se han visto obligados a marchar del barrio, además del evidente deterioro de los edificios. Los procesos de gentrificación son un fenómeno muy estudiado recientemente, en el cual los precios de vivienda aumentan, obligando a los habitantes tradicionales del lugar a marcharse, para ser reemplazados por personas de mayor nivel adquisitivo, transformando así los barrios. (López-Gay & al., 2020).
“Nos encontramos en muchos lugares, que cuando se hace una planificación, el que se aprovecha es el que tiene más capacidad económica para adquirir terrenos y promover viviendas”.
(Persona clave).
Actualmente una de las negociaciones principales de la comunidad es precisamente la estabilidad en los precios de alquiler, y la accesibilidad de los mismos, están intentando negociar no solo con el Ayuntamiento sino también con los inversores privados.
4.6. Movimiento okupa
El movimiento okupa se ha vuelto muy popular últimamente en Barcelona. Este movimiento tiene diferentes perfiles, desde los que lo hacen solo por tener un lugar donde vivir, o los que lo hacen como un movimiento político (Tutor, 2020). De cualquier forma, la importancia radica en el hecho de apropiarse de un lugar, mediante formas antisistema y de manera informal (Sevilla-Buitrago, 2023).
Vallcarca es uno de los principales centros okupa en Barcelona, debido a los lugares que quedaron vacíos por los procesos de degradación urbana, pero también de especulación, y gentrificación y en los que muchos vieron la oportunidad de okupar (Stanchieri, 2015).
“La tradición okupa aquí tiene origen. La primera casa okupa es de 1984, en Vallcarca, después a partir del 96 hay todo un movimiento de okupación y sobre todo de okupación con reivindicaciones sociales y política organizada, con dos frentes, libertaria y anarquista e independentista, y eso ha durado hasta ahora, pero ha tenido un confort entre el 2008 y el 2010 que han destruido y derrumbado unas 40 casas okupas”.
(Persona clave).
La figura de los okupas ha sido controversial, ya que por un lado han jugado un rol muy importante para la activación del barrio, para crear comunidad y protestar en contra de lo que está pasando en el barrio, pero, por el otro, tienen una mala imagen entre algunos vecinos, mala imagen que el Ayuntamiento y los medios de comunicación se han encargado de amplificar.
“Bueno, es que los primeros 7 años era complicado porque todo el barrio estaba okupado, entonces había dinámicas muy diferenciadas de los vecinos de toda la vida y la gente que estábamos okupando, que llevábamos estilos de vida un tanto peculiares y hacía que fuera un poco difícil Aunque te saludabas y todo con los vecinos que eran buena gente, pero no...”
(Persona clave).
Sin embargo, hay personas que se identifican en cierto grado con su filosofía y que, por el contrario, opinan que los okupas juegan un rol fundamental a la hora de reclamar sus derechos como comunidad en el barrio y que han servido como puente para generar más redes entre los vecinos.
“Los problemas más grandes son los expropiados, afectados expropiados, expropiables y realojados, estos son el eje del barrio o más que tú que eres okupa y muy idealista, tienes tus derechos. A los otros vecinos les dices: los okupas son vecinos del barrio, y algunos son hijos de vecinos que han venido a okupar aquí, es tan vecino como tú o más, ¿o es que los okupas no son vecinos?... son otra forma de vecino, pero lo son (...) Yo encuentro interesante (...) trabajar, hay momentos que nos interesa ver, pero en la medida que podemos hacer puntos de encuentro y compartir vivencias...”
(Experto).
4.7. Participación ciudadana
Las constantes luchas y el largo tiempo que ha pasado, así como el terreno inconsistente de Vallcarca han hecho que se formen diferentes asociaciones vecinales, y que cada una de ellas busque distintos intereses. Esto ha causado separación dentro de la comunidad y conflicto interno entre los mismos vecinos del barrio.
“Aquí estamos en un lugar que, por su orografía y sus historias, tanto puede ser un punto de nuclearización de colectivos diferentes o un punto de separación, es decir como administración lo que pretendemos, un ideal ¿Qué sería? Que se convierta en un punto de nuclearización o mantener este espacio de separación”.
(Experto).
El factor tiempo dentro de los procesos de renovación urbana en donde hay participación es un punto importante a considerar, ya que los tiempos suelen ser largos y las personas tienden a cansarse y aburrirse, así que terminan por abandonar los procesos en general. Las comunidades piensan que quizás también es una estrategia de los Ayuntamientos, el dejar pasar el tiempo, para que las personas se terminen cansando, dejen de luchar y acepten las medidas que al principio quizás no hubieran aceptado.
“(...) lo hicimos, durante un año, nada no sacamos nada. No vino aquí, ni el alcalde, ni que queríamos ni nada, como si no hubiéramos hecho nada. Las cosas se arreglan solas, por aburrimiento de la gente”.
(Vecino reubicado).
La participación ciudadana no es fácil en muchos sentidos, pues requiere de un gran compromiso y consume tiempo, dinero y energía, elementos que los vecinos no están dispuestos, o no pueden, invertir. Los procesos suelen ser muy largos y cansados, creando la sensación de luchar en contra de un sistema que tiene otra lógica, la lógica del beneficio económico. Con la explotación que las inmobiliarias hacen en el barrio, y los inadecuados manejos administrativos, muchos de los vecinos terminaron sintiéndose desempoderados y cuestionándose sobre los verdaderos límites de la participación, así como sobre lo que realmente significa la democracia.
En muchas ocasiones, en la narrativa de los vecinos, aparece esta sensación de desempoderamiento, de no tener la capacidad de modificar su entorno o dar su opinión; esto en parte provocado por la desinformación y la poca transparencia que se tiene de los procesos. Pero en general hay muchas personas que no son conscientes de la importancia que tiene su opinión o de lo mucho que pueden hacer.
“Habían reuniones, yo iba hacia allá, y claro cuando se van dando a conocer: “yo soy la agrupación de no sé qué, y yo soy no sé qué”, y entonces llegan a mí y digo “Yo no soy nadie”, y se me giran todos y dicen: “Pero señora, pero usted es una a vecina ¿no? Digo: sí, una vecina afectada con un problema, y me dicen: entonces usted es alguien importante (ríen)”.
(Vecino).
Por otro lado, aun siendo conscientes de su poder para intervenir en una decisión como esta, hay mucho cuestionamiento acerca de los verdaderos límites al participar. Muchas veces la comunidad siente que existen demasiadas limitaciones, primero, porque al final la decisión política es la de más peso. En segundo lugar, porque chocan contra un sistema que está estructurado, no para pensar en el bienestar de los que viven en el lugar, sino en el beneficio de otros con mayor capacidad económica. Y por último, porque la participación requiere inversión, por parte de la comunidad, de tiempo, dinero y esfuerzo, lo que causa agotamiento y cansancio.
“(...) de repente podemos decidir el barrio en el que queremos vivir. Lo cual también es una mentira, porque... porque los terrenos que son públicos sí que hay una capacidad, una posibilidad de decisión y en los terrenos que son privados aparentemente no queda nada más que esperar a que Núñez haga lo que él quiera. A no ser que vayamos a juicio, bueno, a lo de siempre, lucha más trabajo, más trabajo, más trabajo”
(Persona clave).
“Por un lado, es estimulante, es como uno piensa que tendría que ser el mundo, ostras yo puedo decidir cómo es el entorno urbanístico y por el otro lado, conseguirlo es agotador, entonces estamos en esa.”
(Persona clave).
Por ejemplo, en Vallcarca organizarse mínimamente requiere gran cantidad de esfuerzo por parte de la Asamblea, que es uno de los grupos de defensa del barrio con más alta participación y mayor intervención. Esta asociación realiza
reuniones semanales, como se puede evidenciar en el siguiente extracto:
“Han sido 5 años desde que la asamblea Vallcarca tiene reuniones todos los martes. Al principio éramos alrededor de 20 personas, hoy en día el número varía como ves hoy somos solo 2, a veces solo somos 2 o 3, se requiere mucho compromiso y dedicación para cumplir con este propósito y es que los resultados no son inmediatos como en otras cuestiones (me ponían de ejemplo los encargados de evitar desahucios) claro es que estar ahí y evitar un desahucio es algo que te da energía, ves el resultado de inmediato, en cambio venir aquí cada martes y a veces conseguir poca cosa es diferente, de hecho a veces consigues cosas pero luego has de pensar claro conseguimos negociar con el Ayuntamiento pero luego bajo qué términos o con que persona, has de pensar en todo y con tantas opiniones diferentes de por medio es difícil a veces escuchar a todos y hacer un balance, a veces las personas que han llegado a participar se van por eso “esto es una carrera de fondo” y hay que saber que algunas batallas se ganan y otras se pierden”.
(Notas de campo).
Con lo anterior, no cabe duda de que los vecinos resultaron verdaderamente afectados a causa de los largos periodos de transformación del barrio. Sin embargo, esto mismo ha motivado a muchos a seguir reclamando su derecho de reconstruir el barrio a su manera, recuperar la memoria histórica, y con ello la identidad perdida. Hoy en día la comunidad está bien organizada y van recuperando espacios, apropiándose de ellos a través de acciones de transformación, como el caso del huerto o la denominada Plaza Farigola.
Gracias a la lucha con objetivos comunes, bien sea de resistencia, protesta, defensa o haciendo llamados a la movilización social, la comunidad ha ido tejiendo relaciones más estrechas. El barrio ha ganado empoderamiento debido al proceso y activamente busca involucrarse en los cambios del barrio y el resto de la ciudad.
Los espacios de reunión y encuentro vinculados a la participación social muestran la importancia del apoyo moral y la gestión de las emociones, generando más cohesión, como se evidencia en el siguiente extracto:
“Hubo un momento en que uno de ellos habló de una reunión a la que fue y de la que estaba fastidiado, se le notaba molesto, habló de sentirse solo porque fue casi el único que fue, y los demás intentaron calmarle, hablarle de su experiencia, animarlo de no perder la paciencia y no tomarse estas cosas de manera personal, no desgastarse en pelear Esta acción quizás haga todo mejor al final del camino, tener apoyo social, saber que cuentas con otros, lo hace mucho mejor y creo que es evidente. También hay momentos en los que hay peleas entre ellos y hoy hubo una, pero al final creo que eso lo gestionan entre ellos y tienen un propósito mucho más grande que los une y que no deja que estas cosas les afecten”.
(Notas de campo, reunión Asamblea).
El Ayuntamiento ha respondido al trabajar con los vecinos e implementar herramientas de procesos participativos. Por ejemplo, las jornadas participativas, o las mesas de trabajo con los vecinos, herramientas que buscan dar respuesta a las necesidades de los habitantes del barrio.
“Se puede hacer un urbanismo diferente, y tenemos una buena prueba aquí, todo y que después Lesseps tiene sus derivados y continuaciones, y no sé si se acabara alguna vez, pero tenemos ejemplos de un urbanismo más participativo...”
(Experto).
4.8. Actualización Vallcarca
Teniendo en cuenta las expropiaciones de las viviendas, el impacto de la pandemia, y la existencia de conflictos entre diferentes colectivos, las obras, en general, están detenidas y, una vez más, el barrio y su reurbanización están en el fondo de las agendas. Actualmente el proceso se reactivó, de nuevo hicieron un proceso participativo, con la esperanza que sea el último, y que la renovación, al menos del parque central, comience en septiembre de este año.
No obstante, la construcción del centro cívico que estaría ubicado en Can Carol continuó con la remodelación de la antigua masía y ya está terminada. El casal abrió sus puertas en el primer trimestre de 2021. Este último es de gestión vecinal, para lo cual cinco entidades del barrio se unieron conformando La Federació d’Entitats Amigues de Can Carol i Consolat (FEACCC), que son las encargadas de gestionar estos espacios, y con eso promover la memoria del barrio así como la participación dentro del mismo.
Por otro lado, continúan las propuestas en la comunidad para hacer proyectos comunitarios y de transformación en el barrio.
5. Discusión
Cuando se planifica un equipamiento o infraestructura asociada a un espacio público como un parque o una plaza surge la pregunta de ¿realmente para quién están planeados? y si ¿el objetivo son los usuarios que ya viven ahí, o el diseñador los está planeando para otro tipo de personas? Diversas investigaciones han demostrado que algunos espacios públicos están realmente diseñados para otro tipo de usuarios y no para las personas que ya viven ahí, aumentando los procesos de gentrificación (Rigolon & Németh, 2018). El derecho a la ciudad resulta algo paradójico, fundamentándose en el derecho a excluir a los más desfavorecidos (Di Masso & Berroeta & Vidal, 2017). En buena medida, se puede afirmar que esto está pasando en Vallcarca, en donde los residentes no han sentido que la planeación urbana esté tomándolos en cuenta, se han sentido excluidos y algunos se han visto forzados a marchar.
No importa si las renovaciones hacia un lugar son monumentales, esto no es suficiente para hacer que las personas se identifiquen con los lugares, a menos que las intervenciones que se hagan en el lugar vengan acompañadas de nuevas interacciones (Berroeta & Rodriguez, 2010), es decir que los Ayuntamientos deben esforzarse más en que las personas que viven en los lugares realmente interaccionen con esos lugares y se logren identificar con ellos.
Han crecido las formas urbanísticas en que las personas buscan apropiarse de los procesos de urbanización, muestra de ello son los movimientos okupas, que buscan reapropiarse de parte de la ciudad (Pak, 2017).
Investigaciones demuestran que aquellos que están más apegados a sus barrios y comunidades, están más dispuestos a invertir tiempo y dinero en ellos, asimismo a crear más vínculos con sus vecinos sin importar lo diferentes que sean (Manzo & Perkins, 2006). Lo anterior se puede demostrar en los vínculos y en el tejido social que actualmente ha formado la comunidad de Vallcarca.
Cuando los residentes de un lugar son capaces de tomar el control de una situación, e identificar intereses y objetivos comunes, es más probable que se sientan empoderados y que tomen acción. En cambio, si sus emociones no son tomadas en cuenta, las personas se pueden llegar a dividir e inmovilizar (Manzo & Perkins, 2006). El empoderamiento es un proceso importante en este sentido, pues impulsa a los vecinos a tomar acción por su barrio. El espacio público entonces solo es público cuando los sectores excluidos lo ocupan, haciendo visibles sus necesidades y usándolo en formas no mediadas por el Estado o el mercado (Di masso & Berroeta & Vidal, 2017).
Para Proshansky (1976) la apropiación de un lugar requiere múltiples apropiaciones para que la eficacia y el valor de ésta, o de sus objetivos, se mantenga. Si bien es cierto que a lo largo del tiempo existen cambios en el entorno, las comunidades intentarán mantener la homeostasis del lugar apropiándose varias veces de él a lo largo del tiempo, con el fin de tener cierto control o autoridad. En lo que dice Proshansky podemos observar cómo influye el factor tiempo, y cómo se aplica en el caso de Vallcarca, en el que sus habitantes han tenido que apropiarse varias veces, y de diferentes formas, del barrio.
Aquellos que sientan que estos lugares son amenazados por renovaciones urbanísticas pueden rechazar los proyectos, aunque sean buenas propuestas, así como desarrollar sentimientos de pérdida (Manzo & Perkins, 2006). Esto genera entonces el conflicto que existe entre comunidades y gobiernos, que se vuelcan en una lucha de poderes, y al final terminan por no escucharse y no cooperar entre ellos.
La creación de políticas públicas puede ser un proceso de aprendizaje mutuo, en donde la planificación urbana se convierta en un proceso de intercambio comunicativo y de cooperación entre grupos distintos (Yinon-Amoyal & Einat & Kallus, 2005; Pradel-Miquel, 2021).
Muchas veces es difícil hacer que los ciudadanos participen por iniciativa propia en los debates y toma de decisiones en el rediseño de las ciudades. En este sentido, los gobiernos buscan promover que las personas se impliquen en los procesos participativos (Afzalan & Muller, 2018). Sobre todo, es difícil mantenerlos comprometidos por el largo tiempo que muchas veces requieren las intervenciones en el medio ambiente, por esto resulta especialmente interesante el caso estudiado, en donde nos pudimos dar cuenta de que este compromiso con el proyecto se sostiene por diversas fuentes, algunas de ellas son:
● El formar comunidad con otros, los lazos que se formaban con sus pares era algo muy importante dentro de los grupos más participativos, que los impulsaba a mantener el compromiso.
● El hecho de generar mayor bienestar para los propios miembros de la comunidad y para sí mismos, los pocos beneficios y logros que tenían eran bastante importantes para mantener ese compromiso, y se convertían en un incentivo para continuar.
● Crear un legado para futuras generaciones, los objetivos que tenían planteados eran algo que perduraría en el tiempo y que no solo beneficiaría a unos cuantos, si no a futuras generaciones. También cuando los y las participantes percibían interés en personas más jóvenes, esto les incentivaba a continuar con su labor.
● El empoderamiento que todo esto traía a las personas participantes era muy poderoso y una gasolina interesante para continuar con el activismo.
● La esperanza de cambio, algo de fondo que se perseguía era cambiar el sistema y cambiar las formas en cómo se llevaba a cabo determinadas cosas que terminaban no funcionando para los ciudadanos, esta lucha también era con el fin de cambiar ese sistema y hacer algo más apegado a sus necesidades.
6. Conclusiones
En esta investigación se ha evidenciado que las personas establecen lazos afectivos con los lugares que habitan, espacios que constituyen el marco de las interacciones sociales, en donde se generan discursos y prácticas sociales que facilitan la construcción de una identidad compartida por los miembros de la comunidad. En este marco, la participación ciudadana se activa a través de y, al mismo tiempo, activa el compromiso y el sentido de comunidad, siendo procesos psicosociales que se retroalimentan de manera compleja e interdependiente.
También hay que destacar que las consecuencias de la degradación que sufren los barrios por el descuido, abandono o las intervenciones realizadas con fines definidos desde otros intereses, diferentes a las necesidades de las personas que los habitan tiene profundos efectos en la ciudadanía, ya que también impacta a las personas, su imagen, sus vivencias, generando fragmentación en las mismas personas, ruptura en sus identidades sociales, históricas y los vínculos comunitarios.
Por tanto, los gestores de lo público, de los diversos espacios urbanos que conforman el entramado de la ciudad, han de tener en consideración a las personas, sus comunidades y la organización social, otorgándoles un rol activo en los procesos de reforma y reconstrucción de los espacios que habitan.
La principal solución abordada es permitir y promover la participación ciudadana y la cooperación, que aun cuando puede resultar costosa en tiempo y recursos, así mismo es beneficiosa para negociar expectativas y crear ciudades bajo la perspectiva de los propios ciudadanos, y con mayor calidad de vida. El caso Vallcarca nos permite explorar resultados en donde la comunidad logra mayor empoderamiento y la obtención de resultados al participar, que genera satisfacción y mayor cohesión social.
Una de las muchas críticas al urbanismo participativo es si verdaderamente hay participación representativa de la comunidad. En muchas ocasiones es muy difícil generar interés de parte de la comunidad a participar en estos procesos. Una de las principales quejas de los modelos de participación ciudadana es que no hay suficiente representación de la población y existe un cierto desánimo de las personas para participar.
Un aspecto que incide de manera fundamental es la desconfianza por parte de las personas hacia los gobernantes y políticos que, en el caso de Vallcarca, ha sido generada por una gestión inadecuada de las administraciones pasadas y actuales frente a los proyectos urbanísticos del barrio.
Debe existir motivación intrínseca por parte de los participantes para que ellos quieran invertir una gran cantidad de recursos, y no sólo se trata de inversiones de tiempo o dinero, sino también de inversiones emocionales, ya que, al final, es probable que el resultado no sea visible tan rápidamente.
En el caso estudiado, todo el tiempo que ha pasado desde que inició el proceso hasta hoy ha implicado para algunos líderes vecinales un gran desgaste y una enorme voluntad de trabajo y compromiso por el bien común, lo que implica donar una gran cantidad de esfuerzo y de tiempo que no todos estarán dispuestos a dar. El proyecto entonces ha de ser algo que la comunidad considere lo suficientemente valioso como para todo el esfuerzo extra que implica. Aunque el Ayuntamiento intentase hacer participar a los vecinos, si no hay un interés y una motivación intrínseca será inútil.
El caso de Vallcarca muestra el interés real de las personas por su propio bienestar a través de empoderarse y apropiarse del espacio público, la participación ciudadana implicada en el barrio genera tejido social y cuidado de los espacios públicos.
Aunque la participación surge muchas veces de manera espontánea, especialmente como reacción frente a la percepción de amenaza que la intervención urbanística representa, con el transcurrir del tiempo, la organización tiende a transformarse y a asumir diferentes estructuras. En el caso estudiado pudimos observar que la organización adquiere un modelo asambleario, el cual se caracteriza por relaciones horizontales, igualitarias y democráticas. Se trata de una estructura conectiva a modo de red que, al mismo tiempo, facilita la progresiva incorporación (o desvinculación) de personas en la lucha.
En un espacio público convergen diversos intereses, y diversos tipos de poderes. En un primer momento lo que existe es lucha porque los intereses son totalmente distintos, posteriormente surge la necesidad de mediar y negociar unos con otros, de lo contrario la lucha podría ser interminable, o lo que es peor, el grupo con mayor poder podría imponer sus intereses. De ahí la importancia de que todas las partes tengan apertura en negociar y llegar a acuerdos (Wang & al., 2021).
En este contexto, no hay que perder de vista que el proceso participativo se convierte en un escenario que posibilita el empoderamiento, en tanto, las personas y las comunidades obtienen una comprensión crítica del entorno, desarrollan capacidades y ganan control, incrementando la satisfacción y la confianza en sí mismos (Zimmerman, 2000) En el plano relacional, se moviliza y motiva a otras personas, se desarrollan habilidades cooperativas y se resuelven conflictos (Ohmer, 2007; Oviedo & Abogabir, 2000; Zimmerman, 2000).
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5. Listado de Acrónimos/Siglas
PGM Plan General Metropolitano
FEACCC Federació d’Entitats Amigues de Can Carol i Consolat
1 Con el fin de facilitar la lectura del texto, en este artículo se emplea el masculino genérico de “vecino” para hacer referencia tanto a los vecinos como a las vecinas entrevistadas.