Estudios
CIUDAD Y TERRITORIO
ESTUDIOS TERRITORIALES
ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254
Vol. LVI, Nº 221, otoño 2024
Págs. 801-816
https://doi.org/10.37230/CyTET.2024.221.4
CC BY-NC-ND
Impacto social del urbanismo de las ciudades emprendedoras: el caso del 22@ Barcelona y sus afectaciones en la vida cotidiana del vecindario
Albert Martín-Gómez (1)
Joan Sales-Favà (2)
(1) Departamento de Sociología. Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)
(2) Departamento de Salud. Generalitat de Catalunya
Resumen: El 22@ de Barcelona se presenta como un proyecto insignia de ciudad global por haber desarrollado la regeneración urbana y económica de un antiguo barrio industrial. Mientras tanto ha permanecido en paralelo una crítica latente del asociacionismo vecinal sobre la cobertura de necesidades sociales del vecindario. Este artículo evalúa mediante un método mixto la percepción ciudadana sobre el impacto social tras 20 años de desarrollo del plan 22@. Los principales resultados sobre el empleo, el comercio, la vivienda y el patrimonio muestran una relación significativa diferenciada en función de: la edad, si son residentes en el barrio o trabajadores; y el tiempo que hace que son vecinos. En términos generales el análisis de la percepción ciudadana muestra como la implementación del plan 22@ hubiera relegado la cobertura de necesidades sociales locales a las económicas globales.
Palabras clave: Ciudad emprendedora; Ciudad global; Renovación urbana; Participación ciudadana; 22@ Barcelona.
Social impact of urban planning in entrepreneur cities: the case of 22@ Barcelona and its effects on the daily life of the neighbourhood
Abstract: 22@ plan has been presented as an emblem of global city strategy for the regeneration of an industrial area of Barcelona. In terms of social impact, the coverage of neighbourhood needs has remained in the background. This article evaluates the social impact after 20 years of the plan’s development using a mixed method. The analysis of the relationship between perception about labour market, commercial sector, housing stock, industrial heritage and different kinds of social and demographic variables has been especially significant. Perceptions differ between the neighbourhood residents and the area workers, according to the moment that citizen arrived at the neighbourhood or according to the age dimensions. In general, the analysis of the citizen perception shows that 22@ plan implementation has set aside basic personal needs and social cohesion.
Keywords: Entrepreneur city; Global city; Urban renewal; Citizen participation. 22@ Barcelona.
Recibido: 14.02.2023; Revisado: 14.04.2023
Correo electrónico (1): a.martinigomez@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4361-1840
Correo electrónico (2): joansales@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2346-9552
Los autores agradecen los comentarios y sugerencias realizados por las personas evaluadoras anónimas, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original.
También agradecen la facilitación de datos brutos por el Ayuntamiento de Barcelona para realizar esta investigación.
1. Introducción
El proyecto 22@, aprobado en el 2000, es un plan de regeneración urbana de las zonas industriales de Barcelona, en el barrio del Poblenou, presentado como una de las referencias internacionales en la generación de clústeres de la economía del conocimiento (Trullén, 2011; Pareja Eastaway & Piqué, 2011). Una referencialidad vinculada a una gobernanza público-privada del proyecto y por llevarse a cabo en el centro del ámbito metropolitano. Según el Ayuntamiento de Barcelona (2000) el 22@ tenía por objetivo convertirse en centro económico revitalizador de Barcelona en su proceso de ascensión y competencia entre las ciudades globales concentrando clústeres de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), audiovisual, energía, salud y diseño.
Los 20 años de implementación del 22@ ha producido una extensa literatura sobre el balance de generación de los clústeres, pero también sobre el impacto en el tejido productivo, urbanístico y patrimonial del barrio del Poblenou. Especialmente a raíz de su paralización con la crisis financiera de 2008 que, como teoriza Erik Swyngedouw (2012), evidenció la relación de dependencia entre el modelo económico y el modelo urbanístico de las ciudades globales. Una relación que se da en la financiarización de las grandes operaciones inmobiliarias y, como concreta Antònia Casellas (2015), se produce de forma destacada en los ámbitos español y catalán. En este contexto re-emergerían las críticas a las Nuevas Políticas Urbanas (NPU) desde una perspectiva más centrada en el desarrollo territorial integrado y en la cohesión social (Moulaert & al., 2014). En esta línea aparecerán las primeras críticas al impacto social del 22@ (Charnock & Ribera Fumaz, 2014) pero sin disponer de evidencias empíricas sobre la percepción directa del vecindario.
El 22@ volvió a situarse en el centro del debate público y académico como referencia de regeneración urbana cuando en 2017 el Ayuntamiento de Barcelona propuso revisarlo mediante el proceso participativo Repensamos el 22@. Este proceso se presentaba con el objetivo de afrontar los retos económicos, sociales y urbanísticos que afectaban al barrio del Poblenou (Ayuntamiento de Barcelona, 2018). Un ciclo de debates y movilizaciones entre actores y posturas opuestas que culminaba con la aprobación en 2022 de la modificación del planeamiento urbano (Ayuntamiento de Barcelona, 2022). Este período mostró una oposición entre diagnósticos que en el ámbito académico se identifican en trabajos recientes sobre las aportaciones de desarrollo e innovación empresarial en el 22@ (Rapetti & al., 2022) y, en contraste, sobre la no correlación entre la transformación urbanística y la atracción de empresas de la economía del conocimiento (Martín Gómez & València, 2022).
Así, el objeto de estudio de esta investigación es analizar el impacto social de la puesta en práctica de un proyecto de transformación urbana de gran envergadura y que implica un extenso tiempo de ejecución. Durante 20 años el 22@ ha transformado el espacio público, ha modificado los usos del suelo construido y ha erigido edificios nuevos. Estas alteraciones físicas han conllevado modificaciones en diferentes dimensiones de la vida, en la percepción de los vecinos sobre las transformaciones urbanísticas y que pueden haber alterado la cohesión social urbana. Este artículo trata de analizar el impacto social percibido por el vecindario sobre sus necesidades cotidianas. En concreto, se centra en dar cuenta de los siguientes objetivos de investigación: (1) percepción del impacto urbano global de los 20 años de 22@; y percepción del impacto según los tres ámbitos considerados para la cohesión social urbana: (2) empleo y comercio, (3) vivienda y (4) patrimonio histórico; en función de la vinculación con el barrio, la edad y el tiempo que llevan viviendo.
A partir de los datos de diagnosis ciudadana del proceso participativo realizado por el Ayuntamiento de Barcelona (2018) se desarrolla un método mixto de análisis cuantitativo y cualitativo de los datos de una encuesta con una muestra estratificada de 809 personas y de las transcripciones de cuatro grupos de debate. Se analizan los resultados estadísticos y los relatos de personas mediante diversas variables sociodemográficas como la edad, la vinculación con el barrio (residentes o no) o el tiempo que hace que son residentes. Unas variables que permiten identificar regularidades y divergencias de percepción sobre el impacto del 22@ en las vidas cotidianas del vecindario en relación al empleo y el comercio, la vivienda y el patrimonio. Este análisis de los impactos sociales del modelo urbanístico 22@ se convierte, en extensión, en el análisis paradigmático de los impactos sociales del urbanismo de las ciudades emprendedoras y con proyección a convertirse en globales.
2. La regeneración urbana en las ciudades globales y sus impactos sociales y locales
Los procesos de globalización económica de las últimas décadas del siglo XX, producto de la crisis del fordismo y el auge de las políticas neoliberales, generaron nuevas geografías de centralidad económica y financiera de las ciudades en substitución de la primacía de la industria y de los Estados (Castells, 1995; Sassen, 2003). Este cambio de paradigma dio pie a la proyección de ciudades globales (Sassen, 1991) como espacios privilegiados de interconexión y competencia para atraer corporaciones internacionales de servicios financieros y tecnológicos (Harvey, 1989; Castells & Hall, 1994). En consecuencia, se produciría una transferencia de poderes y responsabilidades del sector público al privado en el establecimiento de la agenda de prioridades de crecimiento (Borja & Castells, 1997; Rodríguez & al., 2001).
En este contexto se desarrolla una nueva forma de gobernanza urbana caracterizada por incorporar agentes económicos privados en el diseño de las políticas urbanas, por encima de agentes sociales y cívicos (Healey, 1997; Castells, 2001a; Brenner, 2003). Una gobernanza que permitiría el desarrollo de las NPU como estrategia de regeneración urbana dirigida al crecimiento económico (Cox, 1993). Una estrategia basada en la flexibilización normativa en la recalificación urbanística, en la construcción de infraestructuras públicas para atraer la inversión privada y mediante técnicas de marketing urbanístico (Oatley, 1998; Brenner & Theodore, 2002; O’Neill, 2018).
Este modelo de regeneración urbana en las ciudades con proyección global se ha caracterizado por los Grandes Proyectos Urbanísticos (GPU) vinculados a la organización de eventos internacionales (Rodríguez & al., 2001) o a la creación de clústeres de la nueva economía. Con respecto a la generación de clústeres, Michael Porter (1990; 1995) y Richard Florida (2002; 2004) planteaban que la ciudad se convierte en plataforma de interconexión para la economía global en la búsqueda de competitividad y atracción de inversiones. En este sentido, se ha generado una extensa literatura sobre los condicionantes para crear clústeres, parques tecnológicos o tecnopolos (Castells & Hall, 1994). Manuel Castells y Peter Hall (1994) constatan las sinergias que se generan entre actores económicos y las ciudades, pero principalmente cuando se acompañan de estructuras públicas y universitarias. Sin embargo, otras investigaciones advierten que la proximidad geográfica entre las empresas de la economía del conocimiento no resulta significativa por las sinergias multiescalares y espaciales con las que operan (Miao & al., 2015).
Desde una perspectiva crítica, o marxista, se ha identificado este modelo urbano como un modo de gestión de los recursos públicos urbanos emprendedor orientado al crecimiento económico empresarial (Harvey, 1989). El espacio urbano se ha convertido en una fuente de producción de capital en su urbanización, en concreto a partir de la generación de plusvalías con el valor de cambio del suelo y de su obtención de rentas (Lefebvre, 1972; Harvey, 1977). Las nuevas políticas urbanas y el modelo emprendedor se fundamentan en procesos de circulación y acumulación de capital a partir del urbanismo y el sector inmobiliario, produciendo nuevas desigualdades: la expropiación y expulsión del vecindario de rentas bajas de sus viviendas (Harvey, 1977; 2013), la exclusión y la segregación social y espacial en las periferias de las ciudades (Lefebvre, 1969; Sassen, 1991) y la relocalización de la mano de obra en el sector terciario amplificando la dualización del trabajo (Harvey, 1989; Castells, 2001b).
La crisis financiera de 2008 dejó al descubierto la relación entre la financiarización de la inversión inmobiliaria y el modo de regeneración urbana en las ciudades globales (Swyngedouw, 2012). El modelo de regeneración urbana de las ciudades emprendedoras con proyección a convertirse en ciudades globales se basa en los bienes de capital ficticio como instrumentos financieros para invertir en las operaciones inmobiliarias. Esta dependencia del modelo a las operaciones inmobiliarias dejaría a partir de 2008 extensas áreas industriales y residenciales a medio desarrollar. En este contexto, estos espacios se convertirían en polo de atracción de actividades no previstas en el inicio como las terciarias o turísticas (González & al., 2017; Cocola Gant, 2018) y este hecho atrae a los fondos de inversión en la compra de grandes extensiones de solares y vacíos urbanos. Estas consecuencias contribuirían a un proceso de gentrificación mediante la agravación de la sustitución del vecindario de rentas bajas y las actividades económicas de pequeña escala por clases de mayor renta (Atkinson & Bridge, 2005; Lees & al., 2008). Unos efectos y una parálisis de la regeneración urbana que desde la perspectiva neoliberal se ha concebido como consecuencia de la crisis financiera contextual y no como una crisis del propio modelo de crecimiento urbanístico (Oosterlynck & González, 2013; González & al., 2017).
El modelo de las NPU se ha sustentado sobre la base de un crecimiento económico y urbanístico ilimitado a escala global, no obstante es un modelo que dualiza la riqueza, genera exclusión social, desestructura los barrios a escala local (Brenner & Theodore, 2002) y lleva a los recursos naturales y la sostenibilidad ecológica a los límites de su finitud (Sheppard & al., 2013; Brenner & Schmid, 2013). Ante estos impactos y desigualdades sociales, desde una perspectiva crítica, se han replicado las NPU a partir de lo que conceptualizaba Frank Moulaert (2002) como Desarrollo Territorial Integrado. Se trata de un modelo de desarrollo urbano centrado en la satisfacción de las necesidades básicas de las personas (vivienda e infraestructuras urbanas) y en la integración de grupos sociales excluidos del mercado laboral (servicios sociales, y pequeñas y medianas empresas de manufactura y comercio). Un modelo dirigido también a la cohesión de los barrios a escala local (Novy & al., 2012; Moulaert & al., 2014) y desde una perspectiva de innovación social y participación ciudadana en la gobernanza y diseño del propio desarrollo urbano (Moulaert & al., 2005).
Concretamente, el planteamiento de la cohesión social urbana de los barrios en las ciudades emprendedoras o con proyección global se ha enfocado desde cuatro ámbitos: (1) socio-económico, referido a la inclusión en el mercado de trabajo y el cubrimiento de las necesidades materiales y servicios sociales básicos (vivienda, salud, educación y cultura); (2) ecológico, referido a la preservación del entorno, el medio ambiente y la movilidad; (3) cultural, referido a la identidad territorial del barrio, el asociacionismo vecinal y el respeto a la diversidad comunitaria; y (4) política, referido a la participación ciudadana sobre los asuntos colectivos (Novy & al., 2012). Además, desde la concepción de la renovación urbana sensible se ha considerado la pertinencia de preservar la estructura de edificios y viviendas antiguas para mejorarlas en lugar de desalojar y reintegrar al vecindario en nuevas iniciativas de renovación (Haussermann & Simons, 2001).
Desde esta perspectiva, se han considerado como renovaciones urbanas sensibles de zonas industriales los casos de Lowell (1980-90’), Berlín oeste (1980’), o Berlín este (1990`) (Haussermann & Simons, 2001), basándose en la preservación de la estructura industrial para reconvertir sus usos. En cambio, destacan como procesos de gentrificación urbana de antiguas zonas industriales, previa atracción de artistas que revalorizan el entorno, en Chicago Loop y New York (Lower est Manhatan) (1970’), en los centros de las ciudades europeas de Glasgow, Hamburg y Bilbao, y en centros regionales como Bolonya y Montpeller (1980’) (Bianchini & Parkinson, 1993). El caso del 22@Barcelona resulta paradigmático por tratarse de una transformación urbanística que conjuga la regeneración urbana de antiguas zonas industriales, un proceso de gentrificación productiva y artística, y la construcción de un tecnopolo inserido en el centro de la ciudad.
3. Metodología
3.1. Caso de estudio: plan 22@Barcelona en el barrio del Poblenou
El Poblenou, conocido como el Manchester catalán, fue la zona de Barcelona donde desde mediados del siglo XIX se instaló la industria fabril, química y metalúrgica. La industrialización se extendió hasta los años 1930 y, a partir de los 1950-60, en plena expansión “desarrollista” del franquismo, se acabaría de transformar el territorio agrícola en fábricas y polígonos de viviendas de obreros (Arxiu Històric del Poblenou, 2001). A finales de los 1970, con la crisis del sector metalúrgico y la deslocalización industrial, Poblenou se convertiría en una zona sujeta a fuertes intereses especulativos por su ubicación litoral y cercana al centro de la ciudad. Pero no es hasta finales de los 1980, con la designación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, que se iniciarían las grandes transformaciones urbanísticas en Poblenou (Capel, 1996; Camerin, 2019; Sales Favà, 2019) (Fig. 1).
Fig. 1 / Zonificación del triángulo de centralidad de Barcelona, de la afectación del plan 22@; y Vila Olímpica, apertura Diagonal, Diagonal Mar y Front Marítim)
Fuente: Ayuntamiento de Barcelona (2008)
El 27 de julio de 2000, el Ayuntamiento aprobó el plan urbanístico 22@Barcelona con la voluntad de convertir la capital catalana en una ciudad global mediante una regeneración urbana que atrajera clústeres de la economía del conocimiento (Ayuntamiento de Barcelona, 2000). Este plan modificaba el planeamiento del suelo industrial que quedaba en Poblenou (1 160 000 m2). Esta modificación del Plan General Metropolitano (PGM) de 1976, por una parte, implicaba un cambio de usos de actividad económica pasando de industrial (22a) a actividad de sectores terciarios (22@) incorporando un 10% de vivienda social por manzana. Y, por otra parte, aumentaba el coeficiente de edificabilidad del 2,0 (aproximadamente planta baja+2) a un 3,0 (aproximadamente planta baja+7/8). La propuesta del plan 22@ como modelo de gobernanza público-privada surge de un grupo llamado Círculo Digital formado por varios empresarios, arquitectos y urbanistas procedentes del ámbito público, privado y académico (Martí Costa, 2005). Desde una perspectiva neoliberal, sus promotores argumentaban la pertinencia del plan 22@ por su objetivo urbano de convertirse en “polo de la nueva economía de una Barcelona metropolitana” (Barceló & Oliva, 2001; García-Bragado, 2001). Una lógica de transformación urbanística que distintos autores han identificado con el modelo caracterizado como emprendedor (Dot Jutglà, 2015; Casellas, 2016). Un modelo que según ellos es posible identificar en Barcelona, en el que la administración pública transforma su rol de gestor urbano y redistribución social a un rol orientado a la cooperación público-privada y la atracción de inversiones dirigidas a la promoción económica y a las operaciones inmobiliarias.
En la línea de los impulsores del 22@, existe extensa literatura descriptiva del contexto y propósitos del proyecto (Pareja Eastaway & Pradel, 2010; Pareja Eastaway & Piqué, 2011; Trullén, 2011) y también sobre los índices de transformación del “planeamiento” urbanístico (Mur & Clusa, 2011; López & al., 2011; Rapetti & al., 2022). En oposición, se ha producido investigación empírica que ha cuestionado los datos urbanísticos y resultados económicos descritos por los promotores del 22@. Por ejemplo, cuestionando la fortaleza del 22@ para atraer nuevo capital de fuera de Barcelona (Boixader, 2004; Leon, 2008; Paül, 2017) o de la economía del conocimiento (Casellas & Pallares-Barbera, 2009; Viladecans Marsal & Arauzo Carod, 2012; Charnock & al., 2014). En referencia al modelo urbano, poniendo de relieve la orientación neoliberal de las políticas urbanísticas (Capel, 2005; Delgado, 2007; Montaner & al., 2011; Camerin, 2022), analizando casos de gentrificación productiva (Marrero, 2003; Dot Jutglà & al., 2012; Alberich & al., 2014) y artística (Martí Costa & Pradel, 2011; Zarlenga & al., 2013), sobre la falta de compacidad urbana del proyecto (Charnock & Ribera Fumaz, 2011; 2014) y sobre la destrucción del patrimonio industrial (Checa Artasu, 2007; Tatjer, 2008; Dot Jutglà & Pallares Barbera, 2015).
Además, recientemente, estudios empíricos han evidenciado la paralización del plan desde la crisis de 2008 y han concretado en un 25,5% el porcentaje de transformación urbana referido al suelo “transformado y edificado” (Ayuntamiento de Barcelona, 2019, Martín Gómez & València, 2022) (Fig. 2). Cabe tener en cuenta que el total de superficie urbana afectada física y socialmente durante más de 20 años es de 1 160 000 m2 (117 manzanas urbanas) y hasta la fecha todos los informes se ceñían a describir una transformación del planeamiento urbano del 60-70% pero no del “transformado y edificado”. Además, también han mostrado la dependencia del plan a la financiarización de operaciones inmobiliarias de gran magnitud, y la no correlación entre la transformación urbanística y la atracción de empresas de la economía del conocimiento (Martín Gómez & València, 2022).
Charnock y Ribera Fumaz (2014), cuando evalúan el impacto urbano que han tenido las reformas urbanísticas en Poblenou (en el ámbito socioeconómico, ambiental y simbólico), atribuyen al planeamiento 22@ la creación de islas de oficinas desintegradas sin compacidad urbana. El 22@ ha implantado en las nuevas edificaciones actividad económica centrada en las nuevas tecnologías en detrimento de la pequeña industria manufacturera y el comercio de proximidad (Dot Jutglà & al., 2012). Mientras que a fecha de 2017 la cifra de viviendas construidas sumaba 1427 (Ayuntamiento de Barcelona, 2019) de las 4000 previstas inicialmente, otros planes urbanísticos recientes del Poblenou han generado áreas residenciales de promoción privada y de rentas altas, como el Front Marítim, Diagonal Mar o la Vila Olímpica (Camerin, 2019). Este hecho puede haber generado una situación contradictoria, ya que el Poblenou ha generado mucho espacio residencial nuevo, pero éste no ha servido para mejorar las condiciones de vida del vecindario residente. Por el contrario, ha sido un factor más de aislamiento y expulsión a través de la gentrificación de obra nueva y el efecto escalada en el mercado de la vivienda (He, 2012; Sales Favà, 2019). Unos condicionantes a los que se le añade la gestión del patrimonio histórico en tanto que elemento que permite a las personas identificarse con un mismo espacio urbano (Valera, 1997). En este sentido, cuando se abordan las transformaciones urbanísticas, el entorno ambiental se debe comprender como producto social antes que, como realidad física, y la destrucción de éste tiene el mismo impacto en la vida cotidiana que el ámbito socioeconómico y el de la vivienda.
Fig. 2 / Mapa del nivel de transformación urbanística del 22@ en 2020
Nota: En negro hay 25,5% (transformado y edificado); gris oscuro (transformado definitivo no edificado); gris claro (transformado no definitivo); y gris-ocre (no transformado)
Fuente: Martín Gómez & València (2022), elaborado a partir de los datos de Ayuntamiento de Barcelona (2020)
3.2. Datos, método y objetivos de investigación
Esta investigación utiliza como fuente de información empírica los datos brutos recogidos por el Ayuntamiento de Barcelona mediante el proceso participativo Repensemos el 22@ organizado en 2018 (Martín-Gómez, 2020). Se trata de una investigación realizada con independencia de la organización del proceso, pero que ha contado con la disposición de acceso y explotación con fines académicos de las matrices de datos anonimizados de la encuesta ciudadana y de las transcripciones de los cuatro grupos de debate de los recorridos de reconocimiento realizadas por el Ayuntamiento de Barcelona:
3.2.1. Encuesta ciudadana
Se trata de una encuesta de diagnosis de necesidades y problemáticas realizada a 809 personas. La encuesta identifica dos grandes colectivos: las personas que viven en el Poblenou (y algunas también trabajan) y las que no viven (y algunas trabajan). La encuesta recoge diversa información sociodemográfica y la valoración sobre diferentes facetas del proyecto. La participación fue recogida por el Ayuntamiento mediante distintas técnicas de recogida de datos: en stands en la calle (360 encuestados, el 45%), en espacios de participación institucional (121 encuestados, el 15%) y a través de la plataforma digital decidim.Barcelona (328 encuestados, el 40%) (Ayuntamiento de Barcelona, 2018). Aunque la población encuestada tiene una distribución estratificada por sexo y edad equivalente a la del total del Poblenou, carece de técnicas de muestreo aleatorio. Esta situación podría haber generado un sesgo de selección y, por lo tanto, los resultados que se extraen de la parte cuantitativa de esta encuesta se tienen que tomar con cautela.
En la encuesta de diagnosis de necesidades y problemáticas se pregunta sobre diferentes elementos del proyecto urbanístico. De estas preguntas se han elegido algunas de las más relevantes y que coinciden con los objetivos del artículo. Además, se han utilizado variables sociodemográficas para entender determinadas dinámicas y opiniones de la ciudadanía. Las variables analizadas para percibir el impacto social del proyecto 22@ son las siguientes:
- La valoración general del proyecto (expresado con un valor numérico del 0 al 10).
- El éxito del 22@ para satisfacer las necesidades de empleo y comercio de tu barrio (dicotómica, sí o no).
- La presencia de suficiente vivienda en las zonas industriales/22@ (dicotómica, sí o no).
- La necesidad de proteger el patrimonio histórico y fabril (dicotómica, sí o no).
- Tipología de proyecto de vivienda preferido (dicotómica, entre sólo públicas y/o cooperativas e indiferente).
Las variables sociodemográficas y de perfil elegidas son las siguientes:
- Vinculación con el Poblenou/22@ (dicotómica, vecino o no vecino).
- Grupo de edad (16-35, 36-65, más de 65 años).
- Sexo (dicotómica, hombre o mujer).
- Tiempo viviendo o trabajando en el Poblenou/22@ (dicotómica, menos de 15 años o 15 años y más).
3.2.2. Recorridos de reconocimiento – grupos de debate
Se trata de debates grupales mediante entrevista semi-estructurada que se producen durante el transcurso de un itinerario a través de las zonas de afectación del plan 22@. Unos grupos de debate donde se promueven la valoración de aspectos físicos, sociales y funcionales que influyen en la vida cotidiana desde una perspectiva de género. En total participaron 85 personas de diferentes perfiles sociodemográficos y diferentes filiaciones asociativas, empresariales y de la administración municipal en 4 recorridos por diferentes partes del barrio (Ayuntamiento de Barcelona, 2018).
3.2.3. Método y objetivos de investigación
Estos datos nos permiten el planteamiento de preguntas de investigación e hipótesis vinculadas al grado de influencia que tienen las variables (sexo, edad, ser vecino o trabajador y cuánto tiempo llevan viviendo en el barrio) en la valoración del 22@ y la percepción del impacto urbanístico en la cobertura de vivienda, comercio, equipamientos o protección patrimonial. Partiendo de estas fuentes de datos se plantea un diseño mixto basado en una estrategia de análisis secuencial explicativa partiendo de la explotación de los datos cuantitativos siendo complementados por los datos cualitativos. En relación a los datos cuantitativos, según la tipología y las características de las variables analizadas, se han utilizado tres indicadores estadísticos distintos de asociación: la prueba chi cuadrado, el test ANOVA y la T de Student. Y la complementación de los datos cualitativos se ha dirigido al enriquecimiento y la profundización exploratoria o confirmatoria de los interrogantes surgidos de los resultados del análisis cuantitativo (Johnson & Onwuegbuzie, 2004; Creswell, 2009).
4. Resultados: impactos del 22@ en la cohesión social urbana del Poblenou
Un primer análisis descriptivo de los datos cuantitativos señala que el proyecto 22@ parece haber quedado incompleto en algunos aspectos sociales. En concreto, el 83,44% consideran que en las zonas donde se ha desarrollado urbanísticamente no se ha generado suficiente vivienda. El 52,49% consideran que no ha satisfecho de manera correcta las necesidades de empleo y de comercio. Y, casi todos los encuestados apuestan por proteger y potenciar el patrimonio histórico e industrial. Además, los resultados concluyen con una valoración media del 22@ de 5,00 sobre 10, con la participación de 809 personas (Ayuntamiento de Barcelona, 2018).
Profundizando en la percepción del impacto del 22@ en las necesidades sociales de los encuestados, según su perfil sociodemográfico, se observan opiniones dispares en relación a la evaluación de la cohesión social urbana en el plan 22@. A continuación, se presentan los resultados de los objetivos planteados:
4.1. Balance urbano global
Los indicadores generales sobre la valoración del proyecto se muestran en la Fig. 3. La valoración mediana del proyecto 22@ es la nota 5 (en una escala 0-10). Ahora bien, si analizamos los encuestados según diferentes perfiles sociodemográficos aparecen algunas diferencias. En los siguientes párrafos analizaremos la valoración sobre el balance del 22@ según la vinculación con el barrio, el grupo de edad o el tiempo viviendo y/o trabajando en el Poblenou.
Los estadísticos descriptivos muestran que, entre las 809 personas, la vinculación con el barrio (entre vecinos y no vecinos) resulta una de les variables a destacar por la opinión diferente que tienen. Como se observa en la Fig. 4 el vecindario tiene una visión significativamente más negativa del 22@ que las personas que no viven en el barrio. La nota media de los vecinos sobre el plan 22@ es de 4,86. Aunque la mediana es un 5, por encima destaca la cantidad de 6, pero recoge pocas notas excelentes (9 y 10). Por otro lado, vemos un peso considerable de las notas bajas. En cambio, las personas no vecinas, donde un grupo importante son trabajadores de empresas ubicadas en el barrio, valoran de forma más positiva el proyecto (la nota media se sitúa en el 5,75 y la mediana en el 6). La diferente percepción del éxito del proyecto tiene una relación significativa según el vínculo con el barrio. Los vecinos tienden a valorarlo peor que aquellas personas que sólo trabajan o lo visitan.
Fig. 3 / Descriptivos estadísticos a la pregunta del balance del 22@
*Nota: De los 161 encuestados que no son vecinos la gran mayoría trabajan en el barrio (en total 99, el 62%)
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@”(Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
En la justificación sobre la puntuación otorgada, los argumentos son similares entre el vecindario y las personas que no son vecinas. La gente que suspende el 22@ lo hace, en su mayoría, esgrimiendo argumentos como que el proyecto global no responde a los intereses del vecindario y del barrio, sino que responde al del modelo productivo y económico de la ciudad. Por ejemplo, se recogen críticas sobre la expulsión de talleres y trabajadores sin generar alternativas, y provocando la aparición de solares y locales abandonados. En el ámbito residencial también se recogen críticas sobre los procesos de gentrificación, la poca densidad residencial y el deterioro del patrimonio industrial.
Fig. 4 / Valoración del proyecto 22@ (según la vinculación vecinal con el barrio)
Notas: Según la T de Student existen diferencias significativas (t = 3.605, df = 755, p-value = 0,00033) según la vinculación al barrio. El cuadro indica donde se ubican el 50% de los valores (del 25% al 75%), la línea horizontal indica la mediana y el punto es la media. El tamaño del área del violín indica la concentración de valores
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@” (Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
Fig. 5 / Valoración de los vecinos sobre el proyecto 22@ (según edad y tiempo viviendo en el barrio)
Notas: Según el test ANOVA existe una relación significativa entre la variable edad, F (1,751) = 6,914, p-value = 0,00013, y la variable tiempo en el barrio, F (2,751) = 14,454, p-value = 0, 00000, y la variable valoración del proyecto. El cuadro indica donde se ubican el 50% de los valores (del 25% al 75%), la línea oscura indica la mediana y el punto es la media. El tamaño del área del violín indica la concentración de valores
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@” (Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
En cambio, los argumentos que esgrimen los encuestados que aprueban el proyecto urbanístico ponen de relieve dos argumentos. En primer lugar, la necesidad de regenerar urbanísticamente un área de la ciudad que consideran degradada y con usos obsoletos. En segundo lugar, la idoneidad de centrar esfuerzos en potenciar unas actividades especializadas y de alto rendimiento económico. Hay que añadir que una parte considerable de los argumentos para justificar la aprobación del proyecto no hacen referencia a la orientación económica, residencial o patrimonial, sino son en relación a la renovación de la infraestructura urbana (las aceras, el alumbrado y el alcantarillado). Se trata pues de un razonamiento de aprobación que sesga la valoración general positiva del plan, ya que la ciudadanía atribuye al proyecto 22@ las mejoras urbanas que el Ayuntamiento ha llevado a cabo en paralelo. En este mismo sentido, la valoración de la mejora urbana en infraestructuras permite, también, explicar las diferencias según la edad y el tiempo que se lleva viviendo en el barrio.
El grupo de edad y el tiempo viviendo o trabajando en el barrio son las otras dos características que parecen explicar diferencias en la valoración del proyecto urbanístico. Cuando analizamos la valoración del plan según estas variables vemos que existe una relación significativa (Fig. 5). A mayor edad mejor valoración del proyecto. Por otra parte, los vecinos que llevan menos tiempo residiendo en el barrio también valoran de forma más positiva su implementación.
Las personas mayores de 65 años tienden a valorar más positivamente el proyecto, ya que atribuyen al 22@ cambios de mejora urbana realizados de manera paralela al proyecto:
“Hace 40 años Poblenou no tenía nada. Gracias al proyecto 22@ el barrio ha sufrido una mejora continua”.
Encuesta. Vecina, mujer, más de 65 años.
En cambio, la gente joven tiende a valorar de manera más negativa la implementación del 22@. Por un lado, vinculan el 22@ a un modelo específico de ciudad y no a un plan urbanístico que responde a las necesidades del vecindario:
“El 22@ ha comportado unos cambios urbanísticos orientados al negocio privado y la especulación, provocando un encarecimiento de los precios en todos los sentidos (productos del día a día, vivienda...) y una pérdida de elementos patrimoniales y de identidad del Poblenou”.
Encuesta. Vecino, hombre, 26-35 años.
Pero, por otro lado, son quienes justifican más explícitamente en términos identitarios y patrimoniales la crítica al plan 22@. En este sentido, se identifica una tendencia a la idealización del pasado y del patrimonio industrial ahora en desuso. Se trataría de unos paisajes que en muchas ocasiones ya no existen o han sido modificados de forma drástica, y del que recuerdan las vivencias de infancia y juventud.
4.2. Empleo y comercio
Los vecinos que llevan más tiempo viviendo en Poblenou consideran, de manera significativa, que no se ha generado suficiente empleo ni comercio. En cambio, los vecinos que han llegado en los últimos años piensan lo contrario (Fig. 6). Estas diferencias entre el nuevo y el viejo vecindario son significativas. Una divergencia de opinión marcada por la vivencia anterior a la transformación urbanística o no.
Fig. 6 / ¿Consideras que el 22@ ha satisfecho las necesidades de empleo y comercio de tu barrio? (según tiempo viviendo en el barrio)
Notas: Según la prueba chi cuadrado existe una relación significativa entre las dos variables (1, N = 669 = 8,8001, p = 0,00301)
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@” (Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
En este sentido varios participantes de los recorridos de reconocimiento exponían el impacto negativo del 22@ en los pequeños talleres y el comercio de proximidad:
“El desarrollo económico que se ha promovido se ha basado en los servicios terciarios, ha tenido un impacto negativo para los pequeños comercios y pequeños talleres de oficios. Los chapistas, mecánicos, cererías... Además, las licencias han estado paradas mucho tiempo.” Recorrido 1.
Vecina, mujer, mayor de 65 años.
Este es un testimonio con amplio consenso en los grupos de debate de los recorridos. Se trata de una evidencia del cambio en la estructura comercial y laboral del Poblenou que no es percibida como positiva por el vecindario cuando estos valoran su vida cotidiana y la satisfacción de sus necesidades locales. Incluso haciendo hincapié en que la desaparición del comercio de proximidad ha dejado locales cerrados y/o abandonados.
En la misma sección de la encuesta se pregunta sobre cuáles son los sectores económicos que se deberían potenciar en estas áreas todavía por transformar. Los resultados muestran que la población opta por reforzar la economía de proximidad (el 68,85%). Un resultado que se explica porque el Poblenou, a consecuencia de las características socio-urbanísticas, ha tendido a concentrar el comercio en áreas determinadas del barrio. Aquellas donde históricamente hay más densidad poblacional. Por este motivo, las antiguas áreas industriales, donde el proyecto 22@ tiene más implementación, han permanecido alejadas del tejido comercial. Los dos otros sectores económicos con más éxito son la economía social y solidaria y el sector cultural (más del 60% de los encuestados optan, también, por apostar por estos sectores). Pues ambas actividades tienen externalidades sociales que suelen generar sinergias locales y comunitarias.
Por otra parte, destacan dos actividades con especial poco apoyo: la restauración (18,17%) y el sector hotelero (5,19%). Con respecto al análisis cualitativo se trata de un elemento evaluado de manera reiterada en los recorridos de reconocimiento donde también ha sido criticado explícitamente:
“La densidad hotelera es muy elevada en relación al entorno del Poblenou. Este tipo de uso no genera barrio. Tiene efectos negativos en el tipo de comercio. No hay comercios de proximidad.” Recorrido 2. Vecina, mujer, entre 45-65 años.
Y, por último, hay que destacar como el modelo 22@, en el sentido estricto, dirigido a la economía del conocimiento despierta menos interés que otros sectores económicos. En este caso, el 33,37% del vecindario opta por seguir atrayendo empresas de este sector.
4.3. Vivienda
El 85,95% de la población encuestada considera que el 22@ no ha generado suficiente vivienda. Esta valoración también se ha reflejado en los grupos de debate haciendo referencia a la baja densidad de vivienda en las zonas industriales, la falta de oferta residencial y la percepción de inseguridad consiguiente:
“En el 22@ falta diversidad de usos. Sólo hay oficinas, falta vida de barrio. Se reclama mixtura de usos, pero sobre todo faltan personas que vivan. [...] La gente joven tiene muchos problemas para quedarse a vivir en el barrio”. Recorrido 2.
Vecino, hombre, entre 18-30 años.
En este sentido, los encuestados cuando se les pregunta por el modelo de mercado residencial optan de forma mayoritaria por una tipología de vivienda más accesible y menos vinculada al libre mercado. Por este motivo, el 72,19% dicen que se debe generar un parque más amplio impulsado solo por vivienda pública y cooperativa. Para el 24,01% la tipología de promoción priorizada le resulta indiferente. Y el 3,79% de los encuestados optan de manera única por la vivienda de promoción privada. Cuando ponemos en relación la necesidad de vivienda y el tipo de promociones preferidas (Fig. 7) vemos como los que consideran insuficiente la vivienda construida son los que optan de manera más decidida por las opciones más alejadas del mercado libre (las cooperativas y las públicas).
Fig. 7 / ¿Consideras que en las zonas industriales/22@ de tu barrio hay suficiente vivienda? (Según qué tipo de vivienda de promociones se prefieren)
Notas: Según la prueba chi cuadrado existe una relación significativa entre las dos variables
(1, N = 712 = 151,8615, p = 0,0000)
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@” (Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
4.4. Patrimonio histórico
La mayoría de los encuestados consideran que hay que proteger y potenciar el patrimonio histórico e industrial del Poblenou. Pero hay diferencias significativas según la vinculación con el barrio. Como muestra la Fig. 8, el porcentaje de encuestados que consideran que hay que proteger y potenciar el patrimonio es mayor entre las personas que son vecinas que entre las personas que no lo son.
Más allá de un ejercicio de recuperación de la memoria histórica, proteger y potenciar el patrimonio sirve para detener el deterioro físico y social de los espacios urbanos. En este sentido la no preservación del patrimonio tiene afectaciones cotidianas en la vida del vecindario. La mayoría de los entornos urbanos afectados por el plan 22@ están pendientes de las transformaciones de mejora y rehabilitación de edificios o conjuntos emblemáticos. El bajo nivel de desarrollo de la transformación urbanística del 22@ (28%) implica que muchas parcelas contengan fábricas vacías o solares en desuso que deterioran y generan espacios hostiles al uso social.
“[El conjunto patrimonial de Can Ricart, catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), resta abandonado y sin uso desde 2003 en que desalojaron empresas y trabajadores]. Desde entonces el conjunto sigue deteriorándose y condiciona la percepción del barrio, en cuanto a seguridad y salubridad”. Recorrido 2.
Vecino, hombre, 18-25 años.
“Las casas más antiguas del barrio, en la calle Taulat, están calificadas de zona verde y está previsto el derribo. Mientras la transformación urbana no se lleva a cabo, el espacio público está poco cuidado y las pocas intervenciones urbanas que se hacen, no mejoran la vida cotidiana de las vecinas. Pedimos proteger estas casas ya que viven familias y significan una fuerte identidad para el barrio.” Recorrido 1.
Vecina, mujer, 35-50 años.
Fig. 8 / ¿Consideras que hay que proteger/potenciar el patrimonio histórico e industrial? (Según la vinculación vecinal con el barrio)
Notas: Según la prueba chi cuadrado existe una relación significativa entre las dos variables
(1, N = 729 = 23,83369, p = 0,00000)
Fuente: Elaboración propia a partir de la matriz de datos de la Encuesta “Repensem el 22@” (Ayuntamiento de Barcelona, 2018)
Vivir durante muchos años en zonas afectadas por planes de transformación urbana sin ejecutar o cerca de espacios emblemáticos sin rehabilitar genera una situación de inseguridad urbanística y residencial permanente. Esta inseguridad se plasma en el atraso de obras de mejora del espacio público y en la ausencia de iniciativas o inversiones domésticas de mejora de la vivienda. Esta necesidad de bienestar vital urbano para el vecindario no es percibida de la misma forma para las personas que no viven en el barrio. Éstas ven la preservación patrimonial más bien como un lujo y no como una necesidad residencial.
5. Conclusiones
En las últimas décadas del siglo XX las principales capitales europeas han desarrollado planes de regeneración urbana mediante los parámetros neoliberales de las Nuevas Políticas Urbanas. Unas transformaciones urbanas dirigidas a convertir la ciudad en ciudades globales (Sassen, 1991; 2003) y que algunos autores han caracterizado como ciudades emprendedoras (Harvey, 1989) por su modelo de circulación y acumulación de capital a partir del urbanismo y el sector inmobiliario. Estos modos de renovación urbana se han centrado en transformar antiguas zonas industriales para convertirlas en centros financieros o clústeres de las nuevas tecnologías y de la economía del conocimiento. El caso del plan 22@Barcelona es una de las referencias internacionales de aplicación de estos tipos de transformación mediante una estrategia de gobernanza público-privada. Aun así, no existe investigación empírica en torno al impacto social del plan urbanístico sobre la vida cotidiana del vecindario del Poblenou.
El acceso a los datos cuantitativos y cualitativos de la encuesta y grupos de debate de diagnosis ciudadana realizadas por el Ayuntamiento de Barcelona (2018) nos ha permitido desarrollar esta investigación empírica. Aunque, como se ha señalado en el apartado metodológico, los resultados cuantitativos, debido al diseño metodológico de la encuesta, se tienen que tomar con cautela y siempre de forma complementaria a los resultados cualitativos. A partir del análisis de estos datos, la valoración de los residentes tiene una visión más negativa que las personas que no viven en el barrio. La gente que suspende el 22@ lo hace considerando que el proyecto no responde a los intereses del vecindario y del barrio, sino que se dirige a unas necesidades de modelo económico con perspectiva de ciudad. En cambio, los encuestados que aprueban el 22@ destacan la necesidad de regenerar urbanísticamente esta área de la ciudad y la idoneidad de potenciar actividades especializadas y de alto rendimiento económico. Por otra parte, el vecindario de más edad y el que lleva menos tiempo viviendo en el barrio también valoran de forma más positiva la implementación del 22@. Una valoración positiva vinculada a la percepción de la necesidad de renovación urbana y de mejora de infraestructuras de esta zona de la ciudad. En cambio, la gente joven y la que lleva más tiempo viviendo, tiende a valorar más negativamente el 22@ por no responder a las necesidades del barrio ni del vecindario, pero también por el vínculo vital y de comparación con el pasado industrial y paisajístico singular de su infancia y juventud.
Por otra parte, siguiendo los parámetros de la cohesión social urbana (Novy & al., 2012; Moulaert & al., 2014) en la evaluación del impacto de la transformación urbanística del 22@, se identifica una carencia en la cobertura de las necesidades sociales y locales del vecindario del Poblenou en distintos ámbitos. En cuanto al cambio de la estructura comercial y laboral del Poblenou, el vecindario que lleva más tiempo viviendo en el barrio considera que no se ha generado ni empleo ni comercio. Al contrario, considera que se ha producido una expulsión de pequeña industria manufacturera que daba puestos de trabajo a la población local y una pérdida del comercio de proximidad que permitía el abastecimiento de las necesidades cotidianas. Consideran que sería necesario reforzarlo junto con una economía más dirigida al sector cultural y a la economía social y solidaria. En el ámbito de la vivienda, la mayoría del vecindario considera que no se ha construido suficiente vivienda ni para resolver las necesidades residenciales ni para generar una densidad de vida suficiente que acabe con la percepción de inseguridad consiguiente. Del mismo modo, la mayoría del vecindario también considera que la vivienda pública y la cooperativa deberían tener más peso en relación a la vivienda de promoción privada. En cuanto al patrimonio histórico e industrial del Poblenou, la mayoría del vecindario considera relevante la necesidad de protegerlo y potenciarlo como elementos de referencia comunitarios. La percepción vecinal considera que mientras muchas edificaciones industriales quedan en desuso y pendientes de rehabilitación generan de manera indirecta entornos poco seguros o deteriorados para convivir.
A partir del análisis de la percepción del impacto del Plan 22@ sobre las necesidades sociales del vecindario del Poblenou podemos considerar como esta tipología de renovación urbana orientada a la generación de clústeres de oficinas de la economía del conocimiento podría haber perjudicado la vida cotidiana del vecindario desestructurando los tejidos sociales y la cohesión urbana local. El plan 22@ ha centrado su objetivo urbano principal en la atracción de sedes de empresas transnacionales de servicios tecnológicos y financieros. Erigiéndose en un proceso de apropiación de la economía global de un territorio urbano a medida que ha sustituido la economía local y su población como recursos productivos no deseados.
Como resultado del proceso participativo, el Ayuntamiento de Barcelona (2022) aprobaba la modificación del PGM 22@. Frente a este nuevo escenario cabe considerar, para futuras líneas de investigación, la evaluación de las implicaciones de la nueva normativa urbanística, y de si ésta significa una alteración estructural o solo superficial del modelo de desarrollo urbano para las zonas pendientes de transformar y edificar (74,5%). La modificación contempla la desafectación de la vivienda preexistente, el aumento del porcentaje de vivienda del 10% al 30% por cada manzana urbana afectada, pero que mantiene el aumento del coeficiente de edificabilidad del 2,0 (aproximadamente planta baja+2) a un 3,0 (aproximadamente planta baja+7/8) y la manzana urbana como ámbito de transformación. Son unas primeras premisas que apuntan hacia una continuidad del modelo de desarrollo urbanístico que sigue basándose en la necesidad de grandes inversiones inmobiliarias para el desarrollo de cada manzana urbana, tanto en la transformación del planeamiento como en la ejecución del aumento edificatorio, pero que necesitaría de una profundización de su futuro impacto.
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7. Listado de Acrónimos/Siglas
TIC Tecnologías de la Información y Comunicación
NPU Nuevas Políticas Urbanas
GPU Grandes Proyectos Urbanísticos
PGM Plan General Metropolitano
BCIN Bien Cultural de Interés Nacional