Experiencias

Foto de apertura de sección

CIUDAD Y TERRITORIO

ESTUDIOS TERRITORIALES

ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254

Vol. LIV, Nº 213, otoño 2022

Págs. 731-742

https://doi.org/10.37230/CyTET.2022.213.12

CC BY-NC-ND

Logo CC BY-NC-ND

La reforma de la Plaza de España (2016-2022): claroscuros de un proyecto

Ramón López-de Lucio(1)
Javier García-Gutiérrez Mosteiro(2)

(1) Catedrático emérito de Planeamiento Urbanístico

(2) Catedrático y Director del Master de Patrimonio Arquitectónico

(1)(2) Escuela Superior de Arquitectura de Madrid

Resumen: Análisis valorativo de la reforma integral de un importante espacio público madrileño efectuada entre 2016 y 2022, iniciada y concluida por dos consistorios diferentes. La prolongación del primitivo soterramiento de la calle Bailén desde la calle Ferraz a la altura de Ventura Rodriguez hasta poco antes de su cruce con la calle Mayor, ha permitido comunicar directamente para los peatones la Plaza de España con los jardines del Templo de Debod, los jardines de Sabatini y la Plaza de Oriente. La apertura sin restricciones de los jardines de Sabatini, la radical alteración de la sección transversal de la calle Bailén, la desaparición de parte del arbolado maduro y el empleo de materiales nobles en elementos de difícil mantenimiento, son en nuestra opinión los aspectos más discutibles de un proyecto de innegable relevancia urbana.

The reform of Plaza de España (2016-2022): lights and shadows of a project.

Abstract: Analytical appraisal of the reform of an important public space in Madrid, executed between 2016 and 2022 under two different municipal governments. The extension of the former tunnel under Bailén street from Ferraz street, near its encounter with Ventura Rodriguez, until few meters before Mayor street, has allowed the direct union for pedestrians of the square with the Temple of Debod gardens, the Sabatini gardens and Oriente square.

The opening without any type of restriction of Sabatini gardens, the radical alteration of the transversal section of Bailén street, the lose of a number of mature shadow trees and the use of high quality building materials in places not easy to be maintained in proper state, are in our opinion the more debatable aspects of a project whose urban relevance can’t be denied.

Correo electrónico: rl.delucio@telefonica.net ;

Correo electrónico: javier.gmosteiro@upm.es ; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2555-5013

CRÉDITOS DE PROYECTO

NOMBRE

Proyecto de reforma de la Plaza de España y su entorno

LOCALIZACIÓN

Madrid (España)

FUNCIÓN

Mejora del espacio público y reordenación del tráfico rodado

PROMOTOR

Ayuntamiento de Madrid

AUTORES

Fernando Porras, Lorenzo Fernández Ordoñez y Aranzazu Lacasta

FECHA PROYECTO

2016

FECHA DE EJECUCIÓN

2017-2022

SUPERFICIE DE LA ACTUACIÓN

7 Hectáreas (aprox.)

PRESUPUESTO

70 millones de Euros

CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES

Ramón López de Lucio. Javier G.-Gutiérrez Mosteiro. Eduardo de Santiago. Ayuntamiento de Madrid

1. Introducción: contexto urbano y del encargo

Fig. 1/ Proyecto de reforma de la Plaza de España de Fernando Porras y su equipo, 2017-2022 (interpretación gráfica de Ramón López de Lucio en base a información aparecida en El País, 21-11-2021)

Fuente: Dibujo original de Ramón López de Lucio

La Plaza de España se formalizó hacia 1921 coincidiendo con la apertura del tercer tramo de la Gran Vía y su conexión con la calle de la Princesa. Probablemente su época más gloriosa fue a finales de los 50, antes de que el aparcamiento subterráneo en el costado noreste de la plaza, puesto en servicio a comienzos de los 70, se llevara por delante un tercio del arbolado de la plaza (Fig. 2).

Fig. 2/ Vista aérea inicial con el perímetro de árboles desarrollados (1960) y vista después de la construcción del parking subterráneo (1975)

Fuente: http://gestiona.madrid.org/nomecalles, localizada por Rafael Peñuelas, arquitecto

Después de la construcción en 1972 del paso elevado entre Ferraz y Bailén y de la posterior excavación de un túnel que soterra la calle Bailén en todo el tramo de la Plaza de Oriente (1996), se produjo un largo período de progresiva decadencia al resentirse de su uso continuado y unas labores de conservación escasas. Hasta que en 2016 el Ayuntamiento de Manuela Carmena decidió una reforma integral que es la que acaba de inaugurarse a finales de noviembre del 2021.

La primera pregunta que cabe hacerse sobre este complejo y costoso proyecto (70 millones de euros) que ha tenido colapsado un lugar neurálgico del centro de la ciudad durante cuatro años, es si era verdaderamente necesario; si en una urbe con tantos problemas como Madrid, la inversión intensiva en un punto concreto, por muy representativo y simbólico que sea, merecía este esfuerzo. Hay que recordar que la iniciativa, inaugurada por un alcalde del PP, la tomó un Ayuntamiento progresista, teóricamente más implicado con las necesidades y deseos de todos los ciudadanos y, en particular, con los de los barrios periféricos.

El método de selección del proyecto a ejecutar también despertó serios interrogantes ¿Es sistema adecuado una votación ciudadana en base a dos láminas de contenido y significado escasamente diáfano para la mayoría de la población e, incluso, para los expertos? ¿O se trata más bien de una iniciativa de tintes populistas dada la complejidad de los temas a resolver (tráfico, infraestructuras de todo tipo, vinculaciones patrimoniales, etc.)?

En todo caso en las dos fases del concurso solo participaron 212.000 personas, menos del 8% del censo electoral con derecho a voto (2,70 millones de ciudadanos).

A la vista de determinadas decisiones de carácter polémico tomadas por el equipo ganador, por ejemplo, el tratamiento del arbolado existente o la apertura indiscriminada de los jardines de Sabatini, ¿no hubiera sido prudente someter el proyecto seleccionado a debates cualificados entre los miembros del equipo, técnicos municipales, representantes de los colegios profesionales, de la universidad y de instituciones culturales de prestigio?

2. Objetivos y desarrollo del proyecto

Entremos ya a presentar y discutir el proyecto, pese a ser conscientes de la escasa repercusión práctica que tendrán nuestras objeciones cuando la obra está ya prácticamente finalizada.

La reordenación del tráfico es uno de los temas más relevantes dado que la Plaza de España es una rótula crucial en el sistema viario arterial de toda la mitad occidental del centro urbano. Ahí confluyen las antiguas rondas y bulevares que circunscriben el casco antiguo, el gran eje transversal que forman la calle de la Princesa y Gran Vía, los accesos al centro desde la A-5 y el tramo occidental de la M-30.

En lo esencial la propuesta no cuestiona el esquema básico de movilidad anterior. El objetivo de reducir el tráfico y la contaminación atmosférica en el centro es algo que no se puede conseguir con la reforma de un punto concreto mediante una propuesta desligada de una estrategia general de movilidad; menos en un momento en que el programa Madrid Central se había puesto en cuestión al cambiar el gobierno municipal.

Lo que se ha hecho es prolongar el túnel que une la calle Ferraz / Paseo de Rosales con Bailén. Con lo que indudablemente se consigue facilitar las relaciones peatonales entre la plaza y las zonas verdes próximas: los jardines del templo de Debod, el parque del Oeste, los jardines de Sabatini y la plaza de Oriente. Este es el mayor logro de la reforma que amplia significativamente la superficie continua de espacios ajardinados y los conecta con los de su entorno, eliminando así el carácter de fondo de saco que tenía la Plaza en su mitad suroccidental.

La antigua Plaza de España pasa de ser un recinto rectangular de 3,40 hectáreas, limitado en todos sus costados por vías de tráfico (tres de ellas de fuerte intensidad), a ser en un espacio de siete hectáreas que acoge a los peatones que bajan desde Gran Vía, la calle de la Princesa o la de los Reyes, prolongándose por zonas verdes que abarcan buena parte de la cornisa occidental de la ciudad.

El rediseño de la Plaza (Fig. 3) modifica drásticamente su aspecto anterior del que solo subsiste el emplazamiento central del monumento a Cervantes. Como en tantas otras plazas urbanas en su configuración inicial se optó por una envolvente de árboles de sombra, plátanos en dobles y triples alineaciones a lo largo de sus cuatro costados rodeando un amplio espacio central rectangular en cuyo centro se situó el grupo escultórico. La construcción del aparcamiento subterráneo rompió este esquema quedando la parte noreste mucho menos arbolada, inconveniente que se trató de paliar colocando una fuente rodeada de parterres de escaso interés.

El equipo de Fernando Porras opta por reconstruir el esquema del espacio central vacío, dándole una forma circular de unos 70 m de diámetro, desplazado hacia el noreste (Fig. 4); reservando la zona suroeste, la mejor arbolada, como ámbito de paseo, descanso e instalaciones de ocio y contemplando reconstruir una corona de parterres de nuevo arbolado en torno a la mitad noreste del ámbito central.

Fig. 3/ Dibujo original de los proyectistas de la operación de reforma de la Plaza de España y su entorno

Fuente: Ayuntamiento de Madrid

Fig. 4/ La nueva Plaza de España: el espacio central circular peatonal en la mitad noreste de la plaza

Fuente: Foto original de Ramón López de Lucio

La diferencia esencial estriba en que trocea el espacio arbolado en una serie de formas cuadrangulares o triangulares separadas por senderos transversales y diagonales que intentan dar la máxima accesibilidad desde las calles del entorno y producir un efecto de complejidad y diversidad.

3. Valoración, luces y sombras del proyecto

En el pasivo de este diseño habría que señalar lo siguiente:

Fig. 7/ Sendero descendente desde el costado noreste de la plaza a la parte de parterres y paseos transversales entrecruzados. Bancadas de granito y alcorques diminutos para árboles maduros

Fuente: Foto original de Ramón López de Lucio

El lado positivo del proyecto, desde luego encomiable, es el intento de conectar Bailén con el paseo de Rosales, resolviendo —aunque sea parcialmente— las dos heridas producidas por los sucesivos túneles (Figs. 8 y 9). El de la Plaza de España se llevó por delante una de las mejores perspectivas de Madrid, la de la Cuesta de San Vicente; en particular en el sentido de entrada a la ciudad (en que la fachada del Edificio España se mostraba en su verdadero valor escenográfico) (Fig. 9). Prestemos además atención al modo en que se pretende resolver la gran diferencia de cota entre la Plaza y la Cuesta de San Vicente.

Del túnel de Bailén —el que promovió el arquitecto Oriol junto con el diario ABC— solo se ha restañado ahora el impacto que producía la rampa junto a los jardines de Sabatini, pero el otro extremo, próximo a la calle Mayor, permanece. No obstante, el logro de esa conexión recuperada, cabe preguntarse por las aparatosas nuevas embocaduras de los túneles, que inventan, con inopinados montículos, una nueva topografía urbana (Fig. 8).

Fig. 8/ Embocadura de la entrada al túnel Ferraz-Bailén a la altura de la calle Ventura Rodriguez

Fuente: Foto original de Javier García-Gutiérrez Mosteiro

Fig. 9/ Cuesta de San Vicente, escalera de acceso a la Plaza de España y túnel de tráfico rodado con dirección a Gran Vía y Princesa

Fuente: Foto original de Javier García.-Gutiérrez Mosteiro

La conexión con la Plaza de Oriente y los Jardines de Sabatini es, a nuestro parecer, el aspecto más discutible del proyecto. Desde la Gran Vía un amplio paseo diagonal atraviesa el espacio circular, deja a su izquierda el monumento a Cervantes y descendiendo suavemente se dirige a la antigua entrada a los jardines de Sabatini, de la que solo quedan las grandes puertas de hierro. A los Jardines se accede a nivel y de hecho quedan incorporados al sistema de espacios verdes de la plaza. Anteriormente eran accesibles en horario diurno, pero ahora ese delicado sistema de gusto clasicista de parterres y terrazas descendentes, diseñado por García Mercadal después del derribo de las Caballerizas Reales, se convierte en un espacio sin restricción alguna de acceso (Fig. 10).

Fig. 10/ Objetos perdidos: las antiguas puertas de los Jardines de Sabatini y la nueva lámina de agua que les hace compañía

Fuente: Foto original de Ramón López de Lucio

Incluso afirman los proyectistas su voluntad de unirlos al Campo del Moro (el valiosísimo parque real a los pies del Palacio) para poder alcanzar directamente —y no como en la actualidad recorriendo la Cuesta de San Vicente— Madrid Río y la Casa de Campo. Entendemos la voluntad del equipo de ofrecer a los ciudadanos un itinerario sugerente desde la Gran Vía al gran parque forestal de Madrid, pero albergamos serias dudas sobre su procedencia. Los frondosos jardines del Campo del Moro, con su diseño paisajista y su carácter recoleto, son lo más opuesto a un itinerario de paso masivo. Si finalmente, como estamos convencidos que sucederá, los gestores del Patrimonio Nacional deciden mantener cerrado en horarios vespertinos y nocturnos el Campo del Moro, los jardines e Sabatini se convertirán en un fondo de saco, mucho más difícil de vigilar y mantener que el costado suroccidental de la Plaza de España. Evitar esa situación era -hay que recordarlo- el objetivo primordial del costoso proyecto de reforma de ese espacio y su entorno.

El conseguir llegar a la Plaza de Oriente, situada aproximadamente a la misma cota que la Plaza de España, bajando antes al nivel de los Jardines de Sabatini, ha trastocado, junto con el descubrimiento de las ruinas del palacio de Godoy, toda la solución en planta y la sección transversal del tramo de la calle Bailén entre las Plazas de España y de Oriente. La acera de los edificios, portales y locales comerciales queda descolgada del itinerario principal, muy reducida de tamaño y acompañada por la dudosa localización de un carril ciclista (Fig. 11), despeñándose ambos por el pronunciado talud que rompe la antigua unidad espacial de la calle Bailén y su noble encuadre del Palacio Real.

No acabamos de comprender cómo se ha autorizado la destrucción de una parte substancial de la valla que cerraba los jardines de Sabatini, que ahora queda abruptamente interrumpida (Figs. 12 y 13), en paralelo al triste papel de adorno que les toca jugar a las monumentales puertas que les daban acceso.

El tratamiento de los materiales empleados plantea algunas cuestiones de interés. La idea del banco corrido de piedra granítica, por ejemplo, nos hace reparar en dos aspectos no menores: si atendemos al tratamiento estereotómico sorprende que junto al alarde de piezas de grandes dimensiones— y con formas de complicada irregularidad— se establezcan uniones y sintaxis mal resueltas; así mismo cabe preguntarse si en algo tan exageradamente costoso se ha tenido en cuenta la acción devastadora del grafitero (algún pionero ya ha dejado su sello de propiedad en la obra apenas inaugurada) (Fig. 14).

Fig. 11/ La nueva sección de la calle Bailén escindida entre la acera elevada de acceso a los edificios, el carril ciclista, el paseo ascendente hacia la Plaza de Oriente y el paseo inferior a la cota de los jardines de Sabatini

Fuente: Foto original de Eduardo De Santiago

Figs. 12 y 13/ La ruptura del cerramiento de los Jardines de Sabatini; relación con la fachada Norte de palacio y detalle del corte

Fuente: Fotos originales de Ramón López de Lucio

Fig. 14/ Grafitis aparecidos a las pocas semanas de inauguración de la Plaza sobre costeros de granito sin pulimentar situados delante del edificio del Senado

Fuente: Foto original de Ramón López de Lucio

Los particulares constructivos de la valla de los jardines de Sabatini con la nueva obra también reclaman nuestra atención. ¿Cómo no reparar en el contraste entre el refinado dibujo y labra de lo que queda de la obra de García Mercadal con los nuevos costeros de granito sin labrar, más propios de un entorno rústico que del de Palacio? ¿Cómo no advertir el detalle del agujero en el vuelo con la pretensión de salvar —aquí sí— un arbolillo?

Está también la sobrevenida cuestión de los traslados. Da la impresión que no se sabía muy bien qué hacer con la gran fuente que se situaba en la explanada frente al edificio España. Y ha terminado por mal acomodarse en un rincón frente a la fachada de la iglesia de los Carmelitas. Aún más discutible conceptualmente es el traslado de parte de la cimentación del Cuartel de San Gil: como estorbaban al nuevo proyecto de viario subterráneo se ha optado por erradicarlos de su lugar y trasladarlos al lateral del montículo que oculta la entrada al túnel de la calle Ferraz. ¿Qué hacen ahí esos restos? Algún paseante poco versado en la historia de Madrid —pero no sin sentido común— se ha preguntado si acaso corresponden a las ruinas del antiguo Cuartel de la Montaña (Fig. 15)

Fig. 15/ Las trasplantadas ruinas del Cuartel de San Gil próximas al también trasplantado Templo de Debod

Fuente: Foto original de Javier García-Gutiérrez Mosteiro

El problema de fondo es que la arquitectura viaja mal y cuando lo hace deja por el camino no pocos de sus valores patrimoniales.

4. Algunas consideraciones finales

Cerremos esta revisión crítica de la operación Plaza de España con algunas conclusiones que intentan reflexionar sobre este tipo de actuaciones.

En primer lugar, conviene subrayar lo necesario que a nuestro entender resulta equilibrar, en términos presupuestarios y de esfuerzo público, la mejora de los lugares centrales, con toda su carga representativa y simbólica, prestando a la vez la necesaria atención al conjunto de la ciudad, en particular a sus barrios y distritos periféricos.

La intervención en un espacio urbano histórico, como es sin duda la Plaza de España, debe ajustarse más al estudio atento de las realidades preexistentes y a una ponderada valoración de sus dimensiones patrimoniales, que a una idea de “proyecto” más o menos ocurrente. La actuación contemporánea en un espacio histórico no es tanto la datación formal (o formalista), con lenguajes contemporáneos claramente identificables, como la aplicación del método que permite el estado actual de la cultura de la preservación, en sus técnicas y sus procedimientos.

En algunos proyectos urbanos de nuestra ciudad (la propia Plaza de España o Madrid Río) asistimos a una peculiar aplicación de las técnicas de la prestidigitación: los problemas —el tráfico o la contaminación— no se resuelven a la escala y con las estrategias que requieren, sino que se esconden. Los coches se entierran, pero no se soluciona lo fundamental: el patrón de movilidad en la ciudad.

Sobre estas plataformas ideales se cae en la tentación de cubrir todas las demandas y actividades posibles (comercio, ocio, juegos, deportes, sociabilidad, paseo), a costa de relegar las funciones básicas como son el descanso y el paseo.

Fig. 16/ Croquis de la zona. La Plaza de España coloniza los jardines de Sabatini (trazos color rosa) y amenaza con prolongarse hasta la Casa de Campo a través del Campo del Moro

Fuente: Dibujo original de Ramón López de Lucio

Por si esto fuera poco, lo que podemos denominar como “populismo ingenuo” pretende creer que los ciudadanos son, por definición y sin necesidad de medidas cautelares y restricciones prudentes, respetuosos y atentos al cuidado de los elementos naturales o artificiales de valor (Fig. 16).

Esta actitud intelectual confunde la interconexión razonable de los espacios verdes sucumbiendo a la tentación de la apertura y continuidad total de todos ellos. No se distingue entre la continuidad de calles, avenidas, plazas y pequeños jardines o parques de distrito sin valores patrimoniales singulares, y la muy aconsejable política de proteger con cierres perimetrales y horarios específicos de apertura los jardines históricos, como son los de Jardines Sabatini y el Campo del Moro.

En este caso la imprudente decisión de mantener abiertas las 24 horas del día las tres terrazas de los Jardines, sin restricción de acceso alguna, puede generar un problema que no existía y desplazar las características de degradación y marginalidad que sufría el costado suroccidental de la plaza a este nuevo fondo de saco, mucho más extenso, fragmentado, y difícil de vigilar.

Muy relacionada con lo anterior aparece la necesidad de compaginar los atractivos del diseño y la elección de materiales nobles con los requisitos de durabilidad y resiliencia que deben atender los espacios públicos muy frecuentados. Los signos de vandalización (grafitis, etc.) a las pocas semanas de inaugurarse la plaza son una preocupante llamada de atención. Finalmente quisiéramos señalar que la nueva planta de la plaza es sobre todo un dibujo en el que la principal preocupación parece ser la materialización de todos los itinerarios posibles desde todas las calles concluyentes, construyendo esa no-plaza a la que recientemente aludía Eduardo Mangada.